Estimulando a nuestros hermanos por nuestro propio celo
¿Cuáles son algunos ejemplos excelentes de celo piadoso?
El mayor ejemplo de celo piadoso es el que da Jehová Dios mismo. Su celo da la certeza de que todo lo que ha prometido también lo llevará a cabo.—Isa. 9:7.
Jesucristo manifestó celo piadoso por la casa de su Padre, como cuando echó de ella a los que la habían hecho una cueva de ladrones. (Juan 2:13-17) Después del Pentecostés sus apóstoles exhibieron celo tan ardiente que se les acusó de trastornar la tierra habitada. (Hech. 17:6) Y a los cristianos corintios Pablo pudo escribir: “El celo de ustedes ha estimulado a la mayoría de ellos.”—2 Cor. 9:2.a
Para estimular a nuestros hermanos, ¿qué clase de celo debemos tener?
El celo se define de varias maneras, a saber, como ardor apasionado por una causa o persona; como una intensa ansiedad por promover algún fin. También se hace referencia a él como ahínco, entusiasmo, devoción y fervor. Para estimular a nuestros hermanos cristianos a ser celosos por Jehová, debemos tener celo de esa clase. Este es un celo genuino, que es un sincero interés afectuoso por la gloria de Dios y el bienestar espiritual de la humanidad. Sin tal celo no puede haber triunfo, ni personalidades cristianas perfeccionadas, ni galardón duradero ni hechos de fe cristiana.
Útil también para que estimulemos a nuestros hermanos a celo es el que ejerzamos cuidado para ver los valores espirituales como son en realidad, sin confundirlos con sustitutos engañosos. Tampoco ha de pasarse por alto el excelente ejemplo del servicio de tiempo cabal, como precursor general o especial, como misionero o miembro de la familia Betel, como una ayuda para estimular a nuestros hermanos a servicio celoso.—Mat. 6:33; Mar. 10:28-30.
¿Qué nos ayudará a sostener nuestro celo cristiano?
El celo genuino exige mucha energía. Esta energía o fuerza vital se sostiene por medio de adquirir la verdad de la Palabra de Dios, porque ésta es viva y ejerce poder. (Heb. 4:12) Por lo tanto existe la necesidad de estudiar la Palabra de Dios diariamente y meditar en ella para que, como sucedió en el caso de Jeremías, ésta llegue a ser “como un fuego ardiente encerrado en [nuestros] huesos.”—Jer. 20:9; Rom. 15:4.
Para sostener nuestro celo cristiano también debemos tener cuidado de no asociarnos con aquellos cuyos hábitos malos pueden enfriar nuestro celo y robarle su fuego. Los cristianos que solo hacen la obra cuando hace buen tiempo fácilmente pueden desanimarnos del servicio celoso debido a días calurosos, fríos o lluviosos.—1 Cor. 15:33.
Siga cultivando buen discernimiento espiritual, la percepción que siempre puede distinguir entre la verdad y el error, entre lo correcto y lo incorrecto. Para sostener nuestro celo también debemos tener presente la presencia del día de Jehová. Sí, el estar conscientes de la proximidad del Armagedón también nos servirá de advertencia y nos ayudará a sostener nuestro ardiente celo cristiano, a la vez que estimulamos a nuestros hermanos.
[Nota]
a Para los detalles vea La Atalaya del 15 de diciembre de 1968.