La propagación de la homosexualidad
ENTRE las cosas que hacen que estos días sean críticos y difíciles de manejar está la propagación de la homosexualidad. Leemos que “quizás hasta 12 millones de hombres y mujeres norteamericanos” son homosexuales. (Time, 24 de octubre de 1969) En Holanda la homosexualidad se ha propagado tanto que al país se le ha llamado la “meca de los homosexuales.” Y hoy los temas y las insinuaciones de homosexualidad se dejan ver en piezas teatrales, en películas y hasta en la pantalla de televisión.
Algo que contribuye a la propagación de la homosexualidad es la tendencia hacia la legalización de ella. Hace unos años Inglaterra legalizó los actos homosexuales entre adultos consintientes. El Canadá y Alemania Occidental, durante el año pasado, han hecho lo mismo. Y dos estados de los Estados Unidos de Norteamérica han adoptado legislación semejante.
La actitud de una cantidad cada vez mayor de clérigos no es factor pequeño en la propagación de la homosexualidad. Hace unos cuantos años quedó constancia de que noventa clérigos episcopales defendieron los actos homosexuales entre adultos consintientes diciendo que no eran malos en sí. La actitud atemperante del clero para con la homosexualidad también se indica por el resultado de una encuesta que envolvió a 3.000 clérigos protestantes. Publicada en la revista McCall’s de febrero de 1968, la encuesta dijo:
“El seguir un solo hilo a través de 3.000 cartas no es fácil; pero un hilo de esa clase fue tan claro que fue inolvidable... la sorprendente compasión que se extiende al homosexual.”—Pág. 147.
En algunas zonas los homosexuales casi viven en un mundo suyo. Así sucede que un comerciante de Los Ángeles, California, que es dueño de dos casas de 60.000 dólares se jacte de lo siguiente: “Vivo en un mundo completamente homosexual. Mi abogado es homosexual, mi doctor es homosexual, mi dentista es homosexual.”
¿QUÉ ES?
Parece haber alguna vaguedad de parte de muchos tocante a exactamente qué es homosexualidad. La impresión común es que solo la sodomía es homosexualidad, es decir, el que varones tengan coito unos con otros. La sodomía es homosexualidad, pero no toda homosexualidad es sodomía. Según el Webster’s Third New International Dictionary homosexualidad es “actividad erótica con un miembro del propio sexo de uno. . . . se busca satisfacción libidinosa [sexual, lasciva] con miembros del propio sexo de uno.”
Por lo tanto cualquier actividad como el besar, acariciar, que tiene el propósito de despertar las pasiones de otro del mismo sexo es homosexualidad. Y aunque la mayoría de las personas al pensar en los homosexuales piense en varones, el término aplica igualmente a las mujeres que llevan a cabo las mismas prácticas. Sin embargo, hay otra palabra que está circunscrita a la homosexualidad femenina, a saber, lesbianismo.
¿EL LEGALIZARLA HACE QUE ESTÉ BIEN?
Aunque un gobierno tras otro legalice la homosexualidad entre adultos consintientes, ¿hace esto que esté bien? El que los gobiernos la consideren asunto particular o crimen público es algo por lo cual tienen que llevar su responsabilidad. Pero cada individuo tiene que decidir por sí mismo su propia actitud para con la homosexualidad. Los que aman a Dios, la verdad y la justicia adoptan la posición del apóstol Pablo: “Sea Dios hallado veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso.”—Rom. 3:4.
La Biblia, la Palabra de Jehová Dios, cita el ejemplo amonestador de los moradores de Sodoma y Gomorra que vivieron hace más de 3.800 años. Igual a muchos homosexuales de las prisiones modernas, ellos deseaban satisfacer su lujuria violando a hombres, en este caso a dos huéspedes angélicos que vinieron a visitar al patriarca Lot, sobrino de Abrahán. Concerniente a Sodoma y Gomorra el discípulo Judas nos dice que debido a que ellas habían “ido en pos de carne para uso contranatural, [ellas] son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.”—Jud. 7; Gén. 19:1-29.
En sus leyes a la nación de Israel, Jehová Dios claramente condenó la homosexualidad como algo detestable y hasta prescribió la pena de muerte por ella: “No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable.” “Donde un hombre se acuesta con un varón igual a como uno se acuesta con una mujer, ambos han hecho una cosa detestable. Deben ser muertos sin falta. Su propia sangre está sobre ellos.”—Lev. 18:22; 20:13.
Las Escrituras Griegas Cristianas son igualmente explícitas en cuanto a lo detestable que es la homosexualidad a la vista de Jehová Dios: “Por eso es que Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error . . . los que practican tales cosas son merecedores de muerte.” De modo semejante el mismo apóstol (Pablo) nos dice muy explícitamente que “ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, . . . heredarán el reino de Dios.”—Rom. 1:26, 27, 32; 1 Cor. 6:9, 10; 1 Tim. 1:9, 10.
Sí, aunque se legalice la homosexualidad, aunque llegue a ser muy popular, aunque todo el mundo se haga como Sodoma y Gomorra, no obstante, para los cristianos todavía subsiste la verdad de la Palabra de Dios... la homosexualidad es algo detestable, tanto para Jehová Dios como para el hombre moral.
FRUSTRA Y ES CONTRANATURAL
Puesto que las leyes de Jehová Dios son para los mejores intereses del hombre, no les sorprende a los cristianos encontrar a tantos entre la profesión médica y otras profesiones curativas que hablan francamente contra esta práctica. A menudo hablan de la frustración del homosexual. Y el Dr. D. J. West, una autoridad eminente de Londres, que, incidentalmente, cree en tolerar actos homosexuales entre adultos consintientes, declara: “Ningún doctor debe aconsejarle a un joven que quede contento con una orientación homosexual sin primero advertirle seriamente acerca de la frustración y tragedia que tan a menudo acompañan a este modo de vivir.”
El hecho de que éste no es únicamente el punto de vista heterosexual se hace patente en un libro reciente por dos homosexuales. Después de decir que hay una jerarquía de respetabilidad en cuanto a lugares donde llegan a conocerse, el bar ‘homosexual’ siendo el más respetable y la calle el menos respetable, los autores pasan a decir:
“El entablar relaciones en las calles es aun más impersonal que los otros modos de conocerse; la conversación es más breve, se malgasta menos tiempo, uno llega al grano con rapidez tosca y brutal que aun los participantes desearían que pudiera prolongarse de alguna manera.
“Se encuentran, tienen su relación sexual, y no se conocen de nombre. Estaban solos antes, y están más solos después, asidos de desaliento y de desilusión en sí mismos. . . . Caminan sin rumbo en la noche, . . . quizás buscando . . . en el lugar más desacreditado, precisamente porque tienen un concepto tan bajo de sí mismos y de la clase de vida sexual que llevan.”—The Homosexual and His Society, por D. W. Cory and J. P. LeRoy.
Esto no quiere decir que esto sea lo que les suceda a todos los homosexuales. Pero bien puede ser lo que le suceda a la gran mayoría. Como lo expresó el Dr. West, “la frustración y la tragedia que tan a menudo acompañan a este modo de vivir.”
Subraya las palabras del Dr. West la siguiente declaración de un homosexual practicante que confesó: “Mi vida es un lío completo. Pero no vayan a creer que soy feliz. No lo soy. Me siento desdichado y busco una salida. . . . Estoy infeliz, frustrado y atormentado.”
¿Sorprende algo que la práctica de la homosexualidad frustre tan a menudo? El Creador hizo los dos sexos para complementarse uno al otro, ambos con el propósito de ‘llenar la tierra’ y traer satisfacción y felicidad uno al otro. El que el hombre y la mujer fueron hechos uno para el otro se indica por la mismísima estructura de los órganos sexuales. Las intimidades maritales, llevadas a cabo con consideración mutua, fortalecen el vínculo del matrimonio así como la personalidad de cada uno. Sí, donde tanto el esposo como la esposa desempeñan el papel apropiado según la norma de Dios, el matrimonio es hermoso y edificante.—1 Cor. 7:3-6; Efe. 5:22-33.
¿No es cierto que la mismísima solidez de la posición heterosexual de la Biblia inmediatamente subraya la falta de solidez de la posición homosexual? En la relación homosexual uno de los dos a menudo finge o desempeña el papel del sexo opuesto, física, mental y emocionalmente, de modo que se basa en una mentira. Como dijo el libro Homosexuality, cuyos autores fueron el Comité de Investigación de la Sociedad de Psicoanalistas Médicos: “Es irracional el tratar de hallar cualidades femeninas en un compañero sexual masculino.”
La propagación de la homosexualidad significa que muchas personas están emprendiendo un modo de vivir que muy a menudo produce frustración y desdicha. Es algo detestable y repugnante a la vista de Dios y de los amadores de la justicia. El que nosotros sepamos qué hacer para evitar un resultado tan infeliz, desaprobado por Dios, es el modo sabio de proceder. El siguiente artículo considera las causas y la prevención de la homosexualidad.
[Ilustración de la página 600]
Los titulares dicen: “¿Es inicua la homosexualidad? Sacerdotes episcopales dicen que no”; “Se defiende el modo de vivir homosexual”; “Pieza teatral homosexual y 8 del reparto llegan a formar parte del servicio eclesiástico”; “Boda de homosexuales”
Algo que contribuye a la propagación de la homosexualidad es la actitud consentidora de una cantidad cada vez mayor de clérigos