¿Es posible que cambien los homosexuales?
ES CIERTO que la Biblia muestra claramente que la homosexualidad es incorrecta. Pero Jehová, el Dios de la Biblia, toma en consideración las debilidades de la humanidad. Es un Dios de amor. De modo que no desecha como totalmente irredimible a ninguna persona... mientras ese individuo se esfuerce diligentemente por amoldarse a Su voluntad.
Las Escrituras muestran que el homosexual, para ganar la aprobación de Dios, tiene que efectuar un cambio. Pero la Biblia también revela que tal cambio es posible. El apóstol Pablo se refiere a algunas personas que habían sido homosexuales y luego dice, en 1 Corintios 6:11 “Y sin embargo eso es lo que algunos de ustedes eran. Mas ustedes han sido lavados.” ¡Habían cambiado!
Sin embargo, muchos homosexuales arguyen que no pueden cambiar. De hecho, están diciendo que la Biblia está equivocada. Algunos aseveran: “No puedo evitarlo; nací homosexual.” O, quizás digan que la homosexualidad es el resultado de su crianza. Sin duda, hay muchos factores sociales y emocionales envueltos cuando una persona se vuelve de relaciones heterosexuales a homosexuales, y es posible que no se conozcan las causas básicas de la homosexualidad. Pero nadie debe argüir de modo fatalista que ‘No puedo evitarlo.’ ¿Por qué?
Porque la mayor parte de la información disponible concuerda con la Biblia: Los homosexuales PUEDEN cambiar. Nada salvo la persona misma obliga a un individuo a permanecer homosexual. ¿Le parece a usted que esa declaración es demasiado fuerte? Bueno, considere la evidencia.
POR QUÉ NO CAMBIAN
Al leer uno material sobre el tema o hablar con homosexuales, uno queda impresionado con este hecho: Los homosexuales quieren ser homosexuales. Un artículo que simpatiza en gran parte con el movimiento homosexual se publicó en el Tribune de Minneápolis el 14 de mayo de 1972. Note las observaciones del escritor:
“Detrás de todo esto, uno percibe el temor no hablado de que pudiera hallarse algún factor en la investigación que hiciera parecer posible el cambiar a un individuo invertido en normal. No querrían esto. Son felices siendo invertidos. No quieren ser normales.
“Lena Hardin, que es coordinador con Mike McConnell de la junta parlante de la Casa de los Invertidos, lo expresó de esta manera: ‘La única ventaja de ser normal es que uno ya no sería diferente. Los conceptos y consideraciones que tienen otras personas en cuanto a uno serían alterados. Y, para decirle la verdad, eso no es tan importante. Todavía quiero ser lo que soy.’”
Note, no se dice nada de haber ‘nacido homosexual’ ni se culpa a los ‘antecedentes de familia.’ Los individuos envueltos claramente dicen: “Todavía quiero ser lo que soy.’”
MODO DE PENSAR TRANSFORMADO
Puesto que una persona opta por ser homosexual, es su modo de pensar lo que ha sido afectado, instándolo a formar esa preferencia sexual. Razonablemente, la Biblia concuerda en que esto se encuentra en la raíz del problema. Pablo escribe en cuanto a los homosexuales, que “Dios los entregó a un estado mental desaprobado, para que hiciesen las cosas que no son apropiadas.” (Rom. 1:26-28) Tales individuos han llegado a razonar desde el corazón de manera incorrecta, desarrollando deseos pervertidos.—Mat. 15:18-20.
Lo que la Biblia dice en este respecto está de acuerdo con los hechos que revelan los homosexuales. De consiguiente, un norteamericano explica el proceso por el cual su razonamiento fue influido al grado que adoptó el punto de vista homosexual: “La homosexualidad es el producto de acondicionamiento muy complicado a través de un período de tiempo prolongado . . . [Los homosexuales] deliberadamente pasan por una experiencia de lavado de cerebro... ‘Soy invertido y estoy orgulloso. Soy hermoso.’ Esta es terapia contraria.”
Este modo de pensar se encuentra en el fondo del problema de los homosexuales. Una persona podría dejar de ser homosexual solo si ya no pensara como homosexual y ya no tuviera los deseos de ellos. La Biblia, en 1 Corintios 6:11, muestra que es posible efectuar tal cambio en el modo de pensar. Entonces, ¿por qué es que más de ellos no cambian?
Un entrevistador para la Prensa de Long Island (Nueva York) hizo esta misma pregunta a un homosexual convertido. En respuesta, el hombre dijo:
“En primer lugar, hay la creencia diseminada de que es imposible. En segundo lugar, millares de homosexuales infelices no tienen recursos para recibir terapia costosa. En tercer lugar, el temor de ser puestos de manifiesto inhibe a muchos hombres.”
Aunque muchos psiquiatras y otros han dado la impresión de que una persona no puede cambiar, la experiencia de este hombre muestra lo contrario. Él dice francamente que conoce a otros seis hombres que también han cambiado.
Se reconoce que no es fácil hacer tales ajustes. ¿Por qué? Porque no solo el modo de pensar de uno se ha desarrollado de cierta manera, sino que el cuerpo de uno ha llegado a anhelar algo anormal. Tal como el modelo de razonamiento de una persona se vuelve a ajustar a lo que es enteramente natural, también tiene que ajustarse su entero modo de vivir. Lentamente, los modos de obrar antiguos se tienen que reemplazar con nuevos modos de obrar.
CÓMO CAMBIÓ UN HOMOSEXUAL
Un varón homosexual, actor, que con el tiempo se estableció en la ciudad de Nueva York, relata cómo efectuó el cambio. Este hombre era totalmente homosexual. Dejemos que explique el cambio de conducta que ha efectuado y el esfuerzo de su parte que esto ha significado:
“Había sido yo homosexual desde los ocho años de edad; para cuando llegué a tener veintitrés años de edad llegué a estar en absoluta e indiscutible servidumbre a mi carne. Como muchos homosexuales trataba de aliviar mi conciencia y la seriedad de mi inmoralidad diciendo, como dicen muchos sofisticados de este mundo, que yo era ‘invertido.’ Pero la verdad sencilla del asunto es que yo era un pervertido. Todavía puedo acordarme de por lo menos 150 varones con quienes repetidas veces me entregué a toda clase de perversión sexual. No digo esto para tratar de excitar o ‘encender’ a nadie que tenga tendencias homosexuales sino para ilustrar al nivel al cual había caído. Realmente, por las normas del mundo de los invertidos, pudiera haber sido considerado solo un homosexual moderado puesto que me entregaba a inmoralidad con menos de tres diferentes hombres diariamente.
“Secretamente sabía que mi homosexualidad era incorrecta. Y cuando, hace unos años, fui invitado a una reunión de los testigos de Jehová, empecé a reforzar esta convicción en cuanto al error del derrotero homosexual. Además, me gustaba lo que oía de parte de los Testigos. La idea de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca realmente me atraía. Era tan agradable, tan confortante. Siempre me había preguntado por qué el mundo es como es, con tanto odio, codicia y egoísmo en él. Me preguntaba qué esperanza había para el futuro. Los testigos de Jehová me dieron las respuestas. Pero aun así no cambié inmediatamente mi modo de vivir homosexual; sabía que sería difícil, pues disfrutaba mucho de ello. Además, continuaba con mi carrera de actor, incluyendo la grabación de mis programas de TV. Estaba ganado mucho dinero y de eso, también, no me sería fácil desprenderme.
“Sin embargo, en 1969 estaba yo trabajando en la ciudad de Nueva York y fui a la Asamblea ‘Paz en la Tierra’ de los testigos de Jehová en el Estadio Yanqui. Durante los comentarios de conclusión fui puesto realmente cara a cara con la realidad. El orador dirigió sus comentarios a los que no eran testigos de Jehová, diciendo: ‘Usted sabe que quiere estar en el nuevo orden de Dios. Por eso ¿por qué no viene con nosotros, y gana la vida en ese nuevo orden?’ La verdad sencilla de esas palabras dio en el blanco. Yo sí quería la vida. Yo sí amaba al pueblo de Jehová. Desde ese instante en adelante empecé a efectuar cambios en mi vida. Se trataba de servir a Jehová y vivir, o seguir siendo ‘invertido’ y morir.
“El decir que desde entonces en adelante jamás tuve nuevamente una experiencia homosexual realmente sonaría bien. Pero, por desgracia, sería una mentira. Sí me deslicé después de eso. Pero no me di por vencido. Detestaba lo que había hecho y resolvía más firmemente que no volvería a repetir la inmoralidad. Es probable que pocas personas puedan apreciar jamás la lucha que tuve... la terrible agonía, día y noche, a medida que la ‘carne’ clamaba por satisfacción sexual. Con el tiempo gané la lucha, pero no con mis propias fuerzas. Continuamente me dirigía a Dios en oración y le pedía su ayuda, y sí me ayudaba. Sin embargo, yo obraba en armonía con mis oraciones.
“Renuncié a todo compromiso teatral, aunque quiso decir sacrificar muchas comodidades materiales y mucha presentación ante el público como actor. Me di cuenta de que el ambiente en el campo teatral simplemente no conduce a practicar cristianismo verdadero ni a ninguna moralidad decente. Con el tiempo dejé completamente todas las prácticas homosexuales y fui aceptado por los testigos de Jehová para el bautismo.
“En el ínterin me he casado con una excelente cristiana, y disfrutamos de felicidad y contentamiento verdaderos en el maravilloso arreglo marital de Jehová. También, soy siervo ministerial en una de las congregaciones de los testigos de Jehová. Pero en particular lo que me produce placer es que ahora tengo una conciencia limpia, y sé que estoy llevando una vida que le agrada al Dios Todopoderoso.”
ACEPTE EL DESAFÍO DE CAMBIAR
Este varón aceptó el desafío de cambiar. Con el tiempo, dio el paso que recomienda la Biblia como apropiado para los que carecen de autorregulación sexual, a saber, el matrimonio honorable. (1 Cor. 7:1, 2, 9) Sin embargo, ningún homosexual debe pensar que el matrimonio en sí resolverá su problema. Hay muchos llamados “bisexuales” que, aunque están casados, también tienen amoríos secretos con personas del mismo sexo. Un “bisexual” todavía es homosexual y necesita efectuar cambios.
De modo similar, a veces hombres casados o solteros les dicen a los consejeros que ya no son homosexuales puesto que han dejado de tener contacto físico efectivo con otros. Pero deben examinarse honrada e imparcialmente. The New Encyclopædia Britannica define a un homosexual como “una persona que en fantasía o realidad habitualmente prefiere las relaciones sexuales con una persona del mismo sexo.” Por lo tanto, el varón que con regularidad abriga deseos de otros varones todavía es homosexual en su corazón. (Compare con Mateo 5:27, 28.) Eso es lo que realmente quiere. Todavía tiene que trabajar para elevar su modo de pensar.—Fili. 4:8, 9.
Pero, como se nota en la experiencia que se relató antes, nadie debe pensar que puede efectuar un cambio completo a un modo de vivir cristiano en sus propias fuerzas. Tiene que acudir a Jehová Dios por ayuda. Jehová ha dado las congregaciones cristianas de sus Testigos para ayudar a cualquier persona que genuinamente desee llevar una vida moralmente recta. Gratuitamente enseñarán a cualquier persona sincera lo que la Biblia dice y suministrarán la ayuda personal que necesiten éstos para efectuar ajustes.
Dios también ha dado su espíritu santo para los que quieren limpiar su vida. Aun cuando una persona ocasionalmente tenga un retroceso temporal en su lucha por vencer una práctica habitualmente impregnada como la homosexualidad, tenemos la seguridad de Dios de que Su espíritu lo sustentará si honradamente sigue tratando de hacer lo que es correcto. Igual al pecador David, que fue rey de Israel, el individuo que se halla en dicha situación puede orar, confiado de que Jehová lo escucha: “Quieras purificarme del pecado con hisopo, para que sea limpio; quieras lavarme para que quede más blanco aun que la nieve. Oculta tu rostro de mis pecados, y borra aun todos mis errores. Crea en mí aun un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante. No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites.”—Sal. 51:7, 9-11.
A medida que una persona trabaja para cambiar su modo de pensar, querrá mostrar buen juicio y efectuar ciertos ajustes prácticos en su modo de vivir. Por ejemplo, dependiendo de su caso, puede escoger diferente empleo, o una nueva localidad en la cual vivir. Es posible que también le sea provechoso ajustar su modo de vestir y su peinado así como la manera en que actúa, habla y camina.—Sal. 119:66.
En algunos casos, debido a la naturaleza del pasado de una persona, se comprende que los efectos emocionales, físicos y sociales totales de la homosexualidad no serán borrados por muchos años, quizás nunca en este presente sistema de cosas. Pero una persona jamás debe darse por vencida en su lucha. Si a veces el progreso parece lento, persista y confíe en el espíritu de Jehová; esto con el tiempo producirá buenos resultados.
Por lo tanto, la verdadera pregunta delante de los que confrontan el problema de la homosexualidad no es: ‘¿Es razonable el punto de vista bíblico?’ El punto de vista bíblico de veras es muy razonable. Más bien, la pregunta importante delante de ellos es: ¿Realmente quiero cambiar y aceptaré el desafío de cambiar?