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Notas de estudio de Romanos. Capítulo 3La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo (edición de estudio)
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¡Claro que no! Traducción de una frase griega que Pablo usa 10 veces en su carta a los romanos (Ro 3:4, 6, 31; 6:2, 15; 7:7, 13; 9:14; 11:1, 11). Se podría traducir más literalmente como “¡Jamás suceda eso!” o “¡Que no sea así!”. Es una forma enfática de contestar con una negación a preguntas que suelen ser retóricas y de las que no se espera respuesta. Expresa un fuerte rechazo por la idea que se menciona. Es como si se dijera: “¡Ni pensarlo!” o “¡De ningún modo!”.
Dios será veraz. Al principio de este versículo, Pablo exclama: “¡Claro que no!”. Con estas palabras responde a la pregunta que planteó en el versículo anterior: “Si a algunos les faltó fe, ¿acaso su falta de fe anulará la fidelidad de Dios?”. La mayoría de los judíos de aquel tiempo demostraron falta de fe, sobre todo al rechazar las profecías de las Escrituras Hebreas que indicaban que Jesús era el Mesías (Ro 3:21). Al adoptar esta postura, estos judíos, que formaban parte del pueblo al que Dios le había confiado las “declaraciones sagradas” (Ro 3:2), daban a entender que Jehová no había sido fiel y no había cumplido sus promesas. Sin embargo, él había cumplido fielmente mediante Cristo todas sus declaraciones. Para probar que Jehová era confiable, Pablo citó de la Septuaginta (Sl 51:4 [50:6, LXX]) lo que el rey David le dijo a Dios: “Para que tus palabras demuestren que eres justo”. En ese versículo, David reconoce que cometió un error y que Dios es justo y verdadero. No trató de justificarse ni de desacreditar a Dios. Pablo usó las palabras de David para demostrar que Dios siempre es fiel y veraz, sin importar quiénes digan lo contrario ni cuántos sean.
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