La madurez esencial para el aumento
1. ¿En qué respectos particulares es necesario el progreso hacia la madurez?
CUANDO discutimos en nuestro estudio anterior (§9) las diferentes maneras en que podemos progresar hacia la madurez, usted recordará que dijimos que había “otro medio que todavía ha de mencionarse”. ¿Cuál es ése? El servicio sagrado. El lograr progreso en casi cualquier actividad implica tanto la teoría como la práctica. Ahora deseamos darle énfasis a la última, la práctica, y especialmente a la necesidad que hay de aumentar en la calidad de nuestro servicio. En otras palabras, aumentar en crecimiento; porque es posible aumentar y sin embargo no crecer. Algunos aspectos de nuestro tema susodicho aplican a la organización en conjunto, o a cada compañía del pueblo del Señor colectivamente. Pero a todo tiempo tenemos presente la aplicación y el llamamiento a usted individualmente, sea usted un lector antiguo y regular de La Atalaya o uno muy reciente. Sí, a usted, que tiene en las manos y está leyendo esta revista, queremos hablarle como a un amigo, cara a cara.
2. ¿Bajo qué tres ilustraciones se considera el tema?
2 Al investigar la Palabra de Dios encontramos que este tema se abarca bajo tres ilustraciones o figuras de dicción principales, a saber: (1) un edificio, ya sea ciudad o templo, (2) el cuerpo humano, y (3) el crecimiento natural desde una semilla hasta una planta o árbol, produciendo fruto. No nos proponemos tratar con éstas separadamente en turno, sino más bien ver cómo hay ciertos factores comunes que reciben énfasis en cada una y ver cuáles son de importancia vital.
PRIMER FACTOR
3. ¿Con la mira puesta en qué propósito edifica Dios su templo y ciudad?
3 El primero de estos factores comunes es el de propósito. ¿Por qué hace Dios que un templo, o una ciudad, se edifique? El apóstol Pedro nos contesta esta pregunta. Después de mencionar el templo edificado de piedras vivas, y de hacer también una cita concerniente a la ciudad santa, Sión, él sigue e identifica a los creyentes verdaderos que tienen ‘la estimación preciosa’ en cuanto al porqué han sido introducidos en la ciudad de Dios y el templo de Dios, a saber, para ser “‘un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó fuera de la oscuridad a su luz maravillosa”. No pase por alto el propósito de Dios tocante a usted. Aunque usted sea el más joven de la familia de los que se han dedicado a Jehová para hacer su voluntad, queremos verlo como un ‘infante recién nacido’ “crecer a la salvación”, lograr la madurez, la totalidad de crecimiento y desarrollo. El principal requisito de dos lados para tal crecimiento aplica al corazón y la boca, y se expresa muy claramente de este modo: “Con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.”—1 Ped. 2:2, 7, 9; Rom. 10:10, NM.
4. ¿Cómo se ilustra por la vid el propósito de Dios para con su pueblo?
4 De nuevo, ¿por qué hace Dios que la semilla se siembre, o que una vid o árboles se planten? La respuesta es la misma en cada caso—para obtener fruto para su alabanza. (Isa. 61:3) Ese es el propósito. Las palabras de Jesús son directas al caso, usando la ilustración de la vid: “Toda rama en mí que no produce fruto él la quita, y toda la que produce fruto él la limpia, para que produzca más fruto.” ¡No se equivoque! El Padre celestial, como dueño y cultivador, busca y espera fruto, luego más fruto; porque, dijo Jesús, “Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan produciendo mucho fruto y [así] muestren ser mis discípulos.” (Juan 15:2, 8, NM) Es decir, aumento continuo como resultado de crecimiento maduro. Esto no es esperar algo irrazonable, porque el Padre benignamente hace toda provisión por medio de su Palabra, y por medio de su organización, y mediante la ayuda de su espíritu, para que esto se efectúe. No se llene de terror porque usted apenas ha llegado a un conocimiento de estas cosas. Dios no es impaciente. Él es como el agricultor que “se mantiene en espera del precioso fruto de la tierra, ejerciendo paciencia en cuanto a ello . . . Ustedes, también, ejerzan paciencia; hagan firme su corazón”.—Sant. 5:7, 8, NM.
5, 6. (a) ¿Qué clase de fruto espera y exige Jehová? (b) ¿Se revela otro aspecto adicional con relación a fruto en la Escritura?
5 Pero, quizás usted pregunte, ¿qué clase de fruto espera y exige Jehová? Muchas sectas religiosas, tanto cristianas como no cristianas, enseñan que la buena vida y el desarrollo de carácter, evidenciados por paciencia, bondad, etc., son el fruto de la devoción piadosa. No se engañe. Veamos cómo Jesús mismo contestó la pregunta. Después de hablar de la vid, él explicó a sus discípulos (y a nosotros) cómo los había introducido en una relación muy íntima como amigos y los había asignado para ‘seguir produciendo fruto’. Finalmente él define exactamente lo que quiere decir por dar o producir fruto: “Ustedes, en cambio [después de recibir el espíritu], han de dar testimonio.” Después él confirmó esto cuando dijo: “Serán testigos míos . . . hasta la parte más lejana de la tierra.” Hoy eso significa el testimonio concerniente al Rey entronizado y su reino, como Jesús lo predijo.—Juan 15:16, 27; Hech. 1:8; Mat. 24:14, NM.
6 Adicional e inseparablemente unido con el dar testimonio se halla el resultado, a saber, el aumento en el número de los que responden y también vienen a ser discípulos. Todo eso es parte del fruto, el recogimiento de los creyentes a la organización, así como los creyentes establecidos fueron el fruto de los trabajos del apóstol.—2 Cor. 3:1-3. También compare Hechos 1:8 y Mateo 28:19, NM.
SEGUNDO FACTOR
7. ¿Cómo hace resaltar el Salmo 122 la importancia de la unidad y la cooperación?
7 El segundo de estos factores comunes es el de unidad y cooperación bajo la cabeza. Esto es muy enfático. Considere el cuadro de la ciudad de Dios, Sión o Jerusalén, y vea lo que dice el Salmo 122 tocante a esto. Es una “ciudad que está bien unida consigo misma”, “una verdadera ciudad totalmente unida en uno.” (Ro) Porque la casa de Jehová, el templo, está en ella, es el centro de adoración unida. También es el centro gobernante de toda la nación, con su trono de juicio y del Rey reinante. No es una ciudad silenciosa; resuena con alabanza y acciones de gracias. El pueblo de Jehová se congrega a ella con ese mismo propósito. Este es el vínculo fuerte que une a todos los israelitas verdaderos, tanto a los “hermanos” (la casa espiritual) como a sus “compañeros”, sus “amigos” (BC), obligando a todos a buscar y orar continuamente por su paz y prosperidad, sabiendo que ‘¡gozarán de paz los que te aman!’
8. ¿De qué manera da este Salmo orientación en asuntos personales en la vida de la compañía?
8 ¡Cuán grandioso cuadro presenta el Salmo 122 de la organización del reino de Jehová bajo su rey reinante y juez y sacerdote, Cristo Jesús, y del pueblo de Jehová sirviendo bajo su dirección! ¿Se ve usted mismo en ese cuadro? ¿Le afecta a usted de la misma manera que a David y tiene usted el mismo punto de vista que tuvo David de esa ciudad amada en cuanto a la compañía de testigos de Jehová con quien usted está asociado? ¿Está usted esforzándose para desempeñar su parte en publicar el nombre de Jehová con el espíritu de agradecimiento, nunca haciendo nada para estropear la paz y unidad de la compañía, sino siempre buscando su prosperidad y aumento? O ¿sucede que usted, aunque ha estado en la verdad suficiente tiempo para saber que no debe portarse así, mantiene un rencor imperecedero contra alguien en la compañía quien, en el pasado antiguo, le causó algún daño, el cual nunca ha sido reparado (quizás por el orgullo herido de ambas partes)? Sin embargo, si esa persona continúa siendo miembro de la compañía, concurriendo a las reuniones y participando en la obra de dar testimonio, entonces, por causa de la paz y unidad en esa compañía, usted debe aceptar sinceramente a esa persona como compañero. Deje su juicio al Señor. No le estamos pidiendo que haga usted un amigo especial de esa persona, sino decimos que usted no debe adoptar una actitud de expulsión perpetua de su propia parte, a menos que la compañía en conjunto lo haga. ¿No es usted mismo un recipiente inmerecedor de misericordia y longanimidad? Su propia prosperidad y crecimiento a la madurez en el servicio y favor de Jehová dependen de su amor hacia él y su organización y de que todos se mantengan dentro de sus límites.—Sal. 122:6; Heb. 12:15; 1 Juan 4:7, 20, 21, NM.
9. ¿Qué puntos concernientes a Sión reciben énfasis en el Salmo 48:12-14?
9 Observe cuidadosamente a Sión. Note cómo opera, satúrese de su espíritu, aprecie su fortaleza; primero, para su propio beneficio como una ayuda a la madurez en calidad de servicio, también para que se entusiasme y esté equipado para contárselo “a la siguiente generación”.—Sal. 48:12-14, UTA.
10. (a) ¿Cómo se ilustra aptamente la organización en Efesios 4:11-16? (b) En su aplicación, ¿qué es digno de observación especial?
10 De nuevo, considere el cuadro del cuerpo humano, la base de las observaciones que hace Pablo en Efesios 4:11-16 (NM). Habla de la organización que empezó en la infancia en su día y que ahora está llegando a su madurez, ensanchada pero con el mismo núcleo compuesto de aquellos cristianos ungidos con el espíritu de Dios. ¡Cuán maravilloso cuadro de unidad y cooperación armoniosa!, de lo cual se ha comentado antes en estas columnas, pero que es digno de repetición. Considere el hecho sencillo de comer. El ojo ve un manjar exquisito sobre la mesa. ¡Ahí va el brazo, guiando la mano inequívocamente, los dedos se apoderan con delicadeza de ese manjar, sin dañarlo, ahí está el antebrazo como una grúa finamente equilibrada que se maneja desde el codo, y luego, exactamente en el momento preciso, la boca se abre y es tiro perfecto cada vez! Así es cómo trabaja la organización en conjunto. ¿Es así cómo trabaja su compañía? ¿Cuál es el secreto? El apóstol contesta: “Todo el cuerpo, mediante el estar trabado armoniosamente y hecho para cooperar por medio de cada coyuntura que suministra lo que se necesita, de acuerdo con el funcionamiento de cada miembro respectivo, . . . contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.” (Efe. 4:16, NM) No se preocupe en cuanto a cómo otras partes del cuerpo están trabadas y qué direcciones se les dan. Eso es asunto de la cabeza. La responsabilidad de usted es apreciar su propia posición, su propia asignación en la compañía local, o casa Betel, o casa misionera. Aun los que están físicamente aislados o detrás de alguna “cortina de hierro” todavía son parte de la organización unidos por “coyunturas y ligamentos” invisibles, o quizás secretos.—Col. 2:19, NM.
11. ¿Sobre qué aspectos prácticos debemos interrogarnos, basándonos en esta ilustración?
11 No importa si es una “coyuntura” pequeña en el “cuerpo” local, tal como un siervo asignado o jefe de grupo (sar, principal o “príncipe”), o si no tiene ninguna responsabilidad especial, no obstante “cada miembro respectivo” tiene su función. En el cuerpo humano, todo miembro, toda célula, tiene su parte que desempeñar en el trabajo y crecimiento uniforme del cuerpo, no sólo la de recibir alimento y dirección, sino también transmitir y proporcionar algo para provecho de sus compañeros. ¿Cuál es su condición en ese respecto? ¿Está usted recibiendo constantemente, pero nunca transmitiendo? ¿Siempre necesitando que le ayuden a salir en la obra de testificación, y nunca progresando lo suficiente para ayudar a algún otro mostrándole cómo hacerla? (Heb. 5:12, NM) ¿Ha caído usted en una rutina estática de concurrir regularmente a las reuniones, pero de nunca abrir la boca, aunque está bien capacitado para hacerlo? O ¿es usted un miembro vivo, siempre esforzándose por progresar por medio de hacer por lo menos algo para ayudar al progreso y crecimiento constante de aquellos con quienes usted está asociado? Eso significa caminar ordenadamente en la rutina progresiva prescrita para el cuerpo bajo la dirección de su cabeza, Cristo Jesús, apoyando todas sus actividades regulares.
12. ¿Mediante qué modelo y espíritu crece la organización, y cómo debe afectarnos esto?
12 Note, también, el espíritu con que esto ha de hacerse. “Crezcamos mediante el amor en todas las cosas,” con devoción altruísta y adhesión inquebrantable a la organización, porque es del Señor. No es una organización humana. Es espiritual, ‘un cuerpo y un espíritu,’ y así es como usted debe considerar todo el arreglo y a los que están en él. No considere a sus hermanos “según la carne”. Sólo resulta en dificultades. Usted será parcial, limitando su compañerismo a los que le simpatizan, y pasando por alto y estando listo para criticar a los demás. Por causa de la unidad del cuerpo, subordine el punto de vista personal al de la organización, con espíritu de profunda apreciación, reconociendo el gran privilegio que es tener compañerismo en ella. De modo que ensanche el corazón y logre más amplitud en su amistad con sus hermanos, como Pablo tuvo que decir a los corintios que hicieran.—Efe. 4:3, 4, 15; 2 Cor. 5:16; 6:11-13, NM.
13. En las ilustraciones mencionadas ¿qué necesidad particular resalta?
13 ¿Quiere usted crecer a la madurez y lograr adelanto en la calidad de su servicio? Estamos seguros que ése es su deseo. ¿No puede usted ver, entonces, de estas dos ilustraciones bíblicas de la ciudad y el cuerpo humano, cuán vitalmente importante es apreciar la organización del Señor, lo que significa y cómo trabaja? ¿Y apreciarlo no sólo en teoría, sino en práctica, viviendo en conformidad con sus normas y participando en sus actividades? El Rey y Cabeza, Cristo Jesús, proporciona toda la ayuda necesaria para nuestro crecimiento a la madurez en el servicio del Reino, pero sólo podemos sacar provecho de esa ayuda necesaria si nos mantenemos en unión estrecha con la organización teocrática edificada bajo él.
14, 15. (a) ¿Hay un ministerio especial además del de dar testimonio, y cómo puede cumplirse? (b) ¿Qué significa esto en la práctica?
14 El año pasado se le prestó mucha atención a la necesidad de crecer a la madurez en el servicio sagrado, el “entrenamiento de los santos para la obra ministerial”, en provecho de los jóvenes en la verdad, también de otros mucho más viejos en la verdad quienes todavía de un modo u otro necesitan mucha ayuda, además de los muchos que apenas empiezan a demostrar interés. Es un gran privilegio participar en la obra de testificación, todavía más el participar en la obra ministerial de ayudar a entrenar a otros. Por lo tanto, aprovéchese plenamente de todo arreglo hecho por la Sociedad, el instrumento visible usado por la organización, en todas las diferentes clases de reuniones provistas, así como de sus diversas publicaciones, además de la mano auxiliadora de sus muchos siervos asignados para asistir de modo práctico en el mismo servicio del campo. De ese modo, no sólo llegará a estar firmemente establecido como publicador regular y celoso del mensaje del Reino, sino que, como la organización misma, usted logrará progreso continuo hacia la plenitud de crecimiento que pertenece a la madurez.—Efe. 4:12, NM.
15 Eso significa, en práctica, no sólo aumentar la cantidad de tiempo que dedica a la obra de testificación, trabajando más horas, sino hacer que esas horas rindan más en el sentido de mejor calidad de servicio. Significa dar un testimonio más efectivo, más eficaz, de acuerdo con las necesidades variables de cada individuo. Esto requiere madurez de discernimiento por parte del testigo individual, pero es más agradable a la vista de Jehová y de mucho mayor ayuda al oyente, posiblemente una de las “otras ovejas”. Además, usted hallará el trabajo más interesante y fructífero, y usted llegará a ser de los que están “firmes, inmóviles, siempre con mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo no es en vano en relación al Señor”.—1 Cor. 15:58, NM.
16. El hecho de que hay una sola “simiente”, un solo cuerpo, una sola vid, una sola ciudad, ¿da importancia a qué amonestación vital?
16 “Que ningún hombre les prive” desviando su atención y devoción y servicio de la única organización. Pablo tuvo que amonestar severamente acerca de eso en su día. (1 Cor. 1:10-13, NM) Como él sostiene en Gálatas 3:16, 29 (NM), hay una sola ‘simiente, que es Cristo’, incluyendo a los que están bajo él, quienes “pertenecen a Cristo”, participando de la misma esperanza celestial; y los miembros de esa clase hoy forman el cuerpo gobernante visible de los testigos de Jehová. Sí, sólo hay un “cuerpo” espiritual de Cristo, sólo una vid verdadera, sólo un monte, Sión, captando y reflejando la gloria de Jehová. Eso significa que sólo hay una “compañía” que publica aceptablemente la palabra dada por el Señor, como se predijo en el Salmo 68:11. Estos también se regocijan al ver cumplida la palabra inspirada del versículo 6 de ese Salmo: “Dios trae a casa al desolado; conduce los presos a prosperidad; sólo el rebelde habita en tierra abrasada.” (UTA; vea también BC, 67:7) Por lo tanto, ejercite discernimiento maduro y no se deje engañar por ningún individuo “hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal”. Más bien, mediante el cooperar gustosa y gozosamente con su cuerpo de gente dedicada, siga “creciendo con el crecimiento que Dios da”, “teniéndose firmemente de la cabeza,” porque “separados de mí”, dice Jesús, “ustedes no pueden hacer [producir] nada.”—Col. 2:18, 19; Juan 15:5, NM.
TERCER FACTOR
17, 18. ¿De qué manera da la profecía de Isaías prominencia al aumento de Sión y nos estimula con ello?
17 El tercer y final factor común que entra en la discusión es el de aumento y crecimiento, ya considerado hasta cierto grado. El aumento es uno de los grandiosos temas de la Biblia, desde el Génesis, capítulo uno, hacia adelante. Veámoslo por un momento desde el aspecto de Sión.
18 Empezamos con la profecía de Isaías que declara que desde el tiempo que la carga del gobierno del Nuevo Mundo se coloca sobre el hombro del Príncipe de Paz, entronizado en la Sión celestial en 1914 (d. de J. C.), “del aumento de su dominio [gobierno, UTA] y de su paz no habrá fin.” Además la entera nación del pueblo de Jehová participa de ese aumento: “Tú, oh Señor, has aumentado la nación, has hecho grande su gozo.” También predice que cuando Sión es restaurada al favor de Dios él hace un pacto prometiendo proporcionar a esa organización del reino todo el equipo vital que necesite: “¡Mi espíritu que está sobre ti, y mis palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán . . . desde ahora en adelante y para siempre!” ¿Con qué resultado? La gloria de Jehová se ve sobre su organización como los rayos del sol al amanecer reflejados brillantemente desde esa ciudad en la cima. Esto atrae la atención de todos los amadores de la justicia y, como ahora lo estamos experimentando, ellos vienen en grandes números como una nube de palomas que vienen a su palomar. Se le dice a Sión: “¡Alza tus ojos, mira al rededor y ve! todos estos se reunen y vienen a ti . . . Entonces tú lo verás, y rebosarás de gozo; y pasmaráse tu corazón y se ensanchará.”—Isa. 9:3, 6, 7; 59:21; 60:1, 4, 5, 8.
19, 20. ¿Qué características se notan en el aumento de la iglesia primitiva, y cómo debe afectarnos esto?
19 El cumplimiento inicial y en miniatura de muchas de esas profecías en los días de la iglesia primitiva es un estimulante conmovedor a la fe y la expectativa para estos días del cumplimiento mayor y final. Note el salto repentino a vida y actividad que experimentó esa compañía pequeña de unas 120 personas en Jerusalén, después de recibir el equipo vital del espíritu santo el día del Pentecostés. ¡Tres mil personas el primer día! Poco después, el “número de los hombres llegó a ser aproximadamente cinco mil”. Un poco después: “Creyentes en el Señor continuaron siendo añadidos, multitudes de hombres y mujeres.” ¡Cómo debe habérseles henchido el corazón de gratitud! Todavía mejor: “La palabra de Dios siguió creciendo [aumento de equipo], y el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén, y [¡qué le parece!] una gran muchedumbre de sacerdotes empezó a ser obediente a la fe.” ¡Cómo debe haber palpitado su corazón de emoción! Pues, ¿no pasaría lo mismo con usted si viera una fila de sacerdotes sentados en la parte trasera de su Salón del Reino, reaccionando favorablemente a la verdad? Ellos no midieron su crecimiento mediante informes mensuales, pero: “Las congregaciones continuaban siendo hechas firmes en la fe [creciendo a la madurez] y aumentando en número de día en día.”—Hech. 2:41; 4:4; 5:14; 6:7; 16:5, NM.
20 Sabemos, como lo manifiesta Hechos, capítulo 8, que la persecución sólo sirvió para producir aumento en una escala todavía más grande; pero eso no justifica la opinión que a veces se expresa, como a manera de excusa, de que la oposición violenta es indispensable para aumentar. Lea para usted mismo el registro en Hechos 9:31, NM.
21. ¿Hay una distinción digna de atención entre crecimiento y aumento?
21 De ningún modo hemos agotado el tema; pero, a medida que nos acercamos a la conclusión de esta serie de artículos, hay algunos puntos finales que deseamos exponer. Como se acaba de ver, el cuadro delineado por la profecía concerniente a Sión bien ilustra el aumento en números. La ilustración del cuerpo humano, sin embargo, es un cuadro de crecimiento a la madurez en vez de aumento numérico. El hombre completamente desarrollado sólo tiene diez dedos en las manos y diez en los pies, igual que un infante. Han crecido, o se han desarrollado; eso es todo. Pero es en este crecimiento a la madurez que tenemos fija la mente, porque nos parece que es lo que más se necesita ahora mismo al considerar la situación mundialmente. ¿En qué respectos? (Lector individual: ¿está usted tomando nota de estos puntos para ver cómo aplican a usted mismo?)
22. ¿Qué necesidad particular se advierte hoy tocante a (1) estudio, (2) reuniones y (3) la obra de testificación?
22 Nos parece que hay muchas personas, demasiadas, que aparentemente están satisfechas con sólo estar en la verdad, regocijándose con el consuelo y la esperanza que ésta les da y con el compañerismo de la sociedad del Nuevo Mundo. Sí, verdaderamente es como vivir en otro mundo. A todos los tales les decimos que se necesitan tres cosas: (1) No sólo el leer ésta y otras publicaciones de la Sociedad, sino el dedicarse a un estudio diligente de las Escrituras con su ayuda. Después de todo, éste es su propósito principal, especialmente el propósito de esta revista. (2) No sólo el concurrir a las reuniones regularmente (y los informes demuestran que algunos no hacen esto, aun cuando es fácilmente posible), sino el preguntarse usted mismo: ¿Qué contribución práctica estoy haciendo en esas reuniones para ayudarme a mí mismo y a otros a edificarnos con conocimiento y entendimiento y para despertar aprecio hasta el punto de obrar y ayudar en el entrenamiento para la obra ministerial? (3) No sólo participar en la obra de testificación suficientemente para ser reconocido como publicador del Reino, un testigo silencioso quizás, con revistas u hojas sueltas; sino preguntarse usted mismo: ¿Estoy ayudándome a mí mismo y a otros a progresar en la obra del Señor? No simplemente diciendo, cuando los resultados son defectuosos: Pues, he hecho lo mejor que he podido; sino preguntándose: ¿Cómo puedo mejorar la calidad de mi servicio? ¿Estoy tan fuerte en la fe y tan animado con aprecio que estoy determinado a perseverar en la obra por toda suerte de experiencias, y “dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios”?—Hech. 20:24, NM. Vea también 1 Corintios 9:24-27 y 1 Timoteo 4:16, NM.
23. ¿Es el crecimiento espiritual automático en sentido alguno, o puede ser forzado?
23 Entienda esto claramente. El crecimiento espiritual no es automático. No puede darse por supuesto que el aumento de conocimiento dará como resultado el aumento de celo y habilidad en el servicio sagrado. Hay demasiadas influencias adversas tanto de adentro de la carne imperfecta como de afuera. No se compara con el crecimiento físico, que casi se efectúa sin esfuerzo consciente. Ni podemos nosotros hacer que usted crezca a la madurez. Ni siquiera usted puede hacerse crecer. Es Jehová Dios quien ‘sigue haciéndolo crecer’, y, viéndonos a nosotros mismos, nos sentimos obligados a admitir, ‘precisamente cómo, no lo sabemos.’ (1 Cor. 3:5-9; Mar. 4:27, NM) Ciertamente no se debe a algo por lo cual nosotros podemos pedir crédito. Esto no quiere decir que nosotros no tenemos parte alguna en ello. Sí la tenemos, y es una parte vital, como lo hemos estado discutiendo. Necesitamos paciencia, determinación y ánimo. Y en caso de que alguien sienta que este apremio continuo para aumentar y progresar no es del todo justificado e indica una incansable actitud de nunca estar satisfechos, consideremos nuestra ilustración final. Se basa en las Escrituras.
“CUYA SIMIENTE ESTÉ EN ÉL”
24, 25. (a) En el registro de la creación ¿cómo se hace prominente el aumento? (b) ¿Qué características sobresalientes distinguimos en la provisión hecha para el aumento?
24 Diríjase al Génesis, capítulo uno. Leemos en el versículo 11 que en el tercer día creativo Dios dijo: “Produzca la tierra hierba,” y otras formas de vegetación, plantas y árboles; pero note la expresión: “Cuya simiente esté en él.” Luego el capítulo habla de la creación de formas superiores de vida, y finalmente del acto coronante de hacer al hombre a la imagen de Dios, y en estos casos leemos: “Y los bendijo Dios; y les dijo Dios: Sed fecundos y multiplicaos [producid abundantemente] y henchid la tierra.” “Y vió Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno.”—Gén. 1:11, 20, 22, 28, 31.
25 ¡Qué deleite y placer ha de ser realmente crear algo! (Muy superior a los esfuerzos del hombre de hacer mejoras en algún diseño o modelo anterior y llamarlo una “creación”.) Por supuesto, Dios podía haberse reservado el derecho y privilegio de crear directamente toda cosa viviente. Pero, en vez de eso, él originó ese arreglo sumamente ingenioso y maravilloso de dividir cada especie en varón y hembra, arreglo por medio del cual las criaturas mismas podrían tener el gozo inefable de reproducirse según su género, en obediencia a las leyes de operación formuladas por su Creador. Leyes, infinitas en variedad, pero en conformidad con principios generales fijos, aun hasta en la vida vegetal. (Seguramente éste es uno de los argumentos más sencillos y completos contra la teoría de la evolución, porque ¿cómo podría acreditarse la concepción de tal plan y provisión a alguien aparte de a una mente maestra de genio diseñador inteligente?) ¿Cuál fué el secreto del arreglo? Se encuentra en esa expresión: “Cuya simiente esté en él.” En consecuencia está el deseo agudo, más aún, el incansable apremio, divinamente implantado en la criatura de aumentar y multiplicarse. Dios sólo dió el principio, hizo una sola siembra, en cada caso, luego dió el mandato de ser fructíferos y multiplicarse y producir abundantemente. ¿Abundantemente? “Prolíficamente” parecería ser la mejor palabra, considerando la provisión hecha en casi todo caso.
26. En alguna área específica, ¿cómo puede determinarse de cuál centro o comunidad puede decirse correctamente ‘Cuya simiente está en él’?
26 Vea cómo esto aplica como adecuada ilustración para nuestro estímulo. La gran mayoría de nuestros lectores están asociados con alguna compañía de testigos de Jehová. Usted tiene su lugar de reunión en el Salón del Reino o casa misionera o casa particular y generalmente se tiene colgado en algún lugar un mapa del área por la cual su compañía es responsable. Imagínese vívidamente esa área, ya sea territorio urbano, o rural, o combinado. Quizás sea en un país donde casi toda casa tiene una Biblia, y casi seguramente habrá varios edificios religiosos en los que se hallará la Biblia u otros escritos sagrados. Pero ¿puede decirse de alguno de ellos: ‘Cuya simiente está en él’? Usted sabe perfectamente bien que el poseer la Biblia en sí mismo de ningún modo indica que la semilla de la verdad, el mensaje dador de vida, se haya introducido en buen terreno y haya germinado y brotado en esa casa o comunidad religiosa. Enfrentándose a los hechos, y sin ninguna presunción, usted tiene que darse cuenta de que en toda esa área, semejante al registro del Génesis, sólo existe una sola siembra de la organización de Jehová, la cual se representa en su compañía de testigos de Jehová, sin importar cuán pequeña sea. ¡Qué privilegio inapreciable el estar identificado con esa compañía, la única en todo ese territorio de que puede decirse verazmente: ‘Cuya simiente está en él’!
27. ¿Cómo nos hace reconocer esta ilustración nuestra grande y gozosa responsabilidad?
27 Por supuesto, Dios, quien conoce el corazón de los que se inclinan a lo justo, fácilmente podría reservarse el derecho y privilegio de crear directamente, o despertar, todo el interés de las personas de buena voluntad, revelándoles el conocimiento de la verdad y conduciéndolas a su organización. Pero, en vez de eso, él ha dado a ustedes, colectiva e individualmente (sí, depende de usted, quien tiene en las manos y está leyendo esta revista), la responsabilidad y gozo inefable de ponerse a trabajar y recorrer ese territorio vez tras vez, buscando corazones donde la “semilla” pueda sembrarse. Luego, hay que volver repetidas veces y regar un poco, quizás cultivar la tierra, espantar los pájaros ladrones, ayudar a arrancar las hierbas malas sin dañar la preciada planta, y finalmente el deleite conmovedor de tener un amigo y compañero recién hallado que verdaderamente aprecia la verdad y la sociedad del Nuevo Mundo. Esto no es para crédito de nosotros mismos, recuerde, y todo tiene que hacerse en obediencia a las leyes de operación formuladas por el Creador de la organización.—Isa. 43:1.
28, 29. (a) Si el apremio para mantenerse ocupado en la obra falta, ¿qué indica eso? (b) ¿Cómo puede remediarse esto, y con qué resultado?
28 Si usted posee un “corazón recto y bueno”, en el que la semilla de la verdad ha brotado, entonces usted también verdaderamente experimentará ese deseo vehemente y apremio constante de salir y trabajar y mantenerse ocupado en todas las diversas actividades de la obra del Señor que se han hecho accesibles a usted, esforzándose siempre por mejorar la calidad de su servicio a fin de que usted pueda ser usado más eficazmente por el “Señor de la cosecha”.—Luc. 8:15; Mat. 9:38, NM.
29 Continúe orando por el espíritu de Jehová, siempre esforzándose para honrar su Palabra, y adhiérase estrechamente a su organización, Sión. En cada caso cuando Dios expidió el mandato, “Sed fecundos y multiplicaos,” estas palabras benignas fueron agregadas: “Y los bendijo Dios.” Que ésa sea su porción rica y feliz, también, a medida que participa en el glorioso aumento para la alabanza de Jehová. “Pasemos adelante a la madurez,” y él “les suplirá y les multiplicará la semilla para que siembren y él aumentará los productos de la justicia de ustedes”. (2 Cor. 9:10, NM) “¡Bendígate Jehová desde Sión!”—Sal. 128:5.