El avestruz... la mayor ave de la Tierra
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Sudáfrica
“¡ESCUCHE!” El resonante sonido repercutió de nuevo por la estepa.
“¿Es un león?”
“No, es un avestruz macho haciendo gala a su cónyuge.”
El granjero de la estepa africana y su amigo abandonaron el vehículo y avanzaron lenta y cuidadosamente. Pronto pudieron ver la pareja galante en un claro del bosque. ¡Qué aves tan grandes! El avestruz es por mucho el ave más grande de la Tierra. ¡Pero con qué garbo baila!
Danza de galanteo
Es fascinante observar el baile de galanteo del ave macho. Este sobresaliente despliegue coloca al avestruz entre los principales ejecutantes del reino de las aves y del reino animal. Por lo general durante la época de reproducción, el plumaje del macho adquiere sus más brillantes colores... negro en el cuerpo y las alas, con cañones blancos en las alas, plumas parduscas en la cola y un collar blanco alrededor de la piel del pescuezo. El plumaje de la hembra es de un color gris claro y la piel es de un color gris oscuro. En la época de reproducción la piel del macho maduro es de color plomizo azulado, escarlata brillante sobre el pico, la frente y los ojos, así como en el frente de las patas y pezuñas.
El macho comienza su danza con unos movimientos espectaculares de “vals” haciendo círculos elegantes, y como si bailara en puntillas, con las alas elevadas, desplegando su hermoso plumaje. Suavemente se acerca a su compañera, cayendo ante ella sobre las rodillas, o ancas. Pacientemente, la corteja con las alas levemente elevadas, moviéndose con un vaivén. Da topetazos con la cabeza alternando uno hacia el arco derecho y otro hacia el arco izquierdo de la espalda, produciendo así un ruido sordo.
Para mostrar aprecio la hembra entonces eleva las alas en una posición horizontal, aleteando las puntas suavemente. Hace esto casi tímidamente, manteniendo agachada la cabeza, a la vez que abre y cierra el pico como si estuviera masticando aire. Después de un rato, se agazapa para dejar que el macho efectúe el acto de apareamiento.
Un ave fascinante
No solo es fascinante el baile del avestruz, sino también lo es la propia apariencia del ave. Es la mayor de todas las aves, pues alcanza unos dos metros y medio de altura, tiene cabeza pequeña, ojos grandes y largas pestañas. Su globo ocular es muy grande, aproximadamente de cinco centímetros de diámetro. Las pestañas sirven para proteger los delicados ojos del polvo de las regiones áridas y de las tempestades de arena del desierto.
El avestruz tiene un pescuezo estrecho, pelado, de aproximadamente un metro de largo. Puesto que sus alas son pequeñas y su cuerpo es tan pesado, con un promedio de unos 109 kilos, el avestruz no puede volar. Sin embargo, aumenta el respeto por el ave a medida que uno observa sus musculosos muslos y fuertes patas. Estas le permiten correr a velocidades de 72 kilómetros por hora, más rápido que un caballo. No es sin buena razón, pues, que la Biblia dice que el avestruz “se ríe del caballo y de su jinete.”—Job 39:18.
El plumaje del avestruz es la atracción principal. Las hermosas plumas de sus alas y cola alcanzan hasta 76 centímetros de largo y 38 centímetros de ancho. Las honraron los antiguos egipcios, las llevaron los caballeros medievales y la realeza europea, y se usaron por siglos para adornar los jefes y guerreros africanos. Aun hoy día, las mujeres desde Hong Kong a Rio de Janeiro, así como los bailarines en el escenario, estiman mucho este plumaje elegante.
Cuando el instinto los impulsa a aparearse, el macho inmediatamente da atención a la edificación del “nido,” si es que se le puede llamar así. Es algo tosco. El macho elige un lugar en el cual se pueda ver bien en todo el derredor y frenéticamente afloja el terreno con sus poderosos pies. Entonces, cava con el pecho una depresión llana, ¡y ese es el nido!
¿Qué hay de sus modales?
Los avestruces tienen modales truculentos, especialmente en su hábitat natural. Los machos pelean unos con otros por la menor provocación, especialmente durante la época de reproducción. La fuerza de su coz es tremenda. Si los irrita alguien, y tienen la oportunidad, la pezuña del avestruz puede desgarrar el pecho y el estómago de un hombre de un solo tajo.
Cuando está en una disposición agresiva, el macho puede ser muy temerario. Considere este relato de un macho que vio un tren bajando por una colina a plena velocidad. Se puso en la vía ferroviaria y avanzó a luchar contra el enemigo. A medida que la locomotora se acercaba, tiró una coz. Pero, ¡ay! fue la última que tiró.
Aunque estas aves son tan belicosas, hay una cosa que hace que el avestruz se detenga al embestir... una rama espinosa. El temor a que sus ojos grandes y delicados sean arañados por los espinos largos y puntiagudos lo hacen detenerse y mantenerse a distancia. Los que crían avestruces a menudo usan ramas espinosas para controlar sus aves.
Cuando comienzan a poner huevos, el macho y la hembra (o hembras, pues a menudo es polígamo, especialmente en estado natural) se turnan para sentarse sobre los huevos. Las hembras, con su plumaje más opaco que se mezcla bien con el terreno circundante, toman la “tanda diurna.” Por otra parte, los machos, con su plumaje negro trabajan la “tanda de la noche.” ¡Qué excelente camuflaje ha provisto el Creador para estas aves!
Si aparecen enemigos, las aves adultas tienen una habilidad innata de fingir o la muerte o una lesión a fin de apartar al enemigo del nido. Un avestruz quizás pretenda que tiene una pata lesionada y puede tropezar patéticamente a medida que anda, o puede permanecer tan inmóvil en un estado como de muerte que engaña a su enemigo. Si un predator se acerca cuando el ave está en el nido, ésta coloca la cabeza en el terreno de modo que su cuerpo redondo se asemeje a un hormiguero en forma de montículo. Un criador de avestruces escribió: “Se cree que la idea falsa de que el avestruz entierra la cabeza en la arena se deriva de este hábito.”
Crianza de avestruces
En Sudáfrica, la crianza de avestruces se efectúa principalmente en Little Karroo, con su centro en el pueblo de Oudtshoorn. La industria se desarrolló bien desde alrededor de 1880 hasta 1914, pues las plumas de avestruz estaban entonces en la cumbre del apogeo de la moda entre las mujeres. Se hicieron fortunas, y todavía pueden verse grandes mansiones en Oudtshoorn que dan testimonio de aquella era. Pero con la venida de la I Guerra Mundial hubo una terrible decaída, que duró hasta después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, hoy día la industria de nuevo está bien establecida.
La mentalidad relativamente baja del avestruz a menudo presenta dificultades en la crianza. Por ejemplo: Un macho quizás tome a cuatro o cinco hembras con él, y aparte una porción de la estepa. Sin embargo, con tantas hembras, aproximadamente de 35 a 40 huevos yacerán esparcidos por el nido, algunos dentro, otros fuera. Durante el día, cada hembra escoge unos pocos y los “cubre.” Al anochecer, es probable que el macho elija sólo la posición central del nido y cubra esos huevos. Por tanto, muchos huevos nunca empollan.
Para empeorar el problema, el macho y la hembra abandonan el nido tres o cuatro días después que los primeros polluelos han incubado, prescindiendo de la cantidad de huevos que aún no hayan incubado. No sorprende que la Biblia indique que “Dios la ha hecho [al avestruz] olvidar la sabiduría, y no le ha dado parte en el entendimiento.” (Job 39:17) Por éstas y otras razones, a fin de asegurar un grado razonable de éxito, se usan incubadoras para empollar los huevos, en vez de confiar en progenitores tan irresponsables como éstos.
Aun entonces hay que ejercer cuidado. Una vez por la mañana y otra por la noche, hay que dar vuelta a los huevos manualmente para simular lo que el avestruz hace a fin de dar movimiento al vitelo germinativo y evitar que éste se asiente y se adhiera a la membrana del cascarón. En el nido las aves progenitoras dan vuelta a los huevos con regularidad.
Recolección de los huevos
Con propósitos de incubar, hay que recolectar los huevos, y para los que no tienen experiencia esto puede ser peligroso. Es preciso tomar los huevos de los nidos, los cuales las aves casi siempre vigilan. Los peones de granja entran entre las aves montados a caballo y ponen los huevos en sacos llenos de paja. Los huevos son pesados, cada uno de aproximadamente 1,6 kilos y tienen más o menos 15 centímetros de largo, y poseen un cascarón blanco, poroso. Se cuartean o rompen fácilmente si chocan unos con otros. Sin embargo, es sorprendente el hecho de que sin romperse pueden soportar el peso de un hombre que se pare sobre ellos.
Una mirada al proceso de incubación
Si usted desea cocer bien un huevo —y los huevos de avestruz proveen excelente nutrición— eso le tomará 42 minutos. Pero si lo que desea es presenciar una de las piezas más maravillosamente intrincadas de maquinaria natural entrar en acción por 42 días, siga al granjero mientras él prepara su incubadora. Él empaca los huevos de avestruz en bandejas y los coloca en el calor ventilado a aproximadamente 37 grados centígrados. Esta sencilla aplicación de calor al germen de la vida del huevo pone en acción un proceso que debe hacer humilde al más sabio de los hombres.
Al final del período de gestación hallamos que el polluelo no nacido ha llenado completamente el cascarón y está listo para salir de él. Pero, ¿cómo se rompe el grueso cascarón? El polluelo mismo lo hace. ¿Con el pico? No, con la uña del mayor de sus dos dedos. Hay que ver el empaque de esta maravilla de la creación para creerlo. ¡Pues, el dedo grande está próximo a la cabeza y pico del polluelo! El dedo rompe el cascarón y el polluelo comienza a respirar a través de las ventanas de la nariz. Mientras más respira más vigorosa se pone su coz, hasta que al fin se rompe el cascarón y el polluelo queda libre. La envoltura del interior del cascarón es una membrana (o, cáscara interior) de capas múltiples de apariencia de material plástico que aloja todas las intrincadas conexiones que pasan a través de la trompa del ombligo. A medida que la membrana se seca mientras el polluelo está saliendo, también se seca la trompa. En verdad una función sumamente excitante y delicada.
El granjero ejerce mucho cuidado de no apresurar demasiado estos movimientos críticos y romper una excesiva cantidad de cascarón en un esfuerzo por ayudar al polluelo a salir. El hacer eso pondría al descubierto demasiado de la membrana, la haría secarse demasiado rápidamente, y por esto, a medida que se contrae, sofocaría al polluelo.
Pasan varios días antes que el nuevo polluelo ingiera alimento y agua. Durante este período, se sostiene con el vitelo, que, poco después de incubar, se coló a través del ombligo del polluelo. La primera comida de la criaturita es muy extraña... ¡las deyecciones de su madre! Es evidente que esto le proporciona cierta clase de estabilidad al estómago, el cual es sumamente delicado en esta etapa y ocasiona gran preocupación al granjero. Muchos polluelos mueren debido a la clase incorrecta de alimentación temprana. Pero en un período posterior el avestruz satisface vorazmente su apetito casi insaciable, tragándose casi cualquier cosa que pueda. Puesto que no hace distinción alguna al comer, el avestruz se incluyó entre las aves inmundas que se alistan en la ley mosaica. (Lev. 11:13, 16) Debido a que carece de dientes, el avestruz traga pequeños guijarros que se combinan con los movimientos musculares del estómago superior para majar su alimento.
Es una práctica estándar el introducir a una pareja durante la época de la cría polluelos de tres a cuatro días de edad que han sido empollados en una incubadora. Los padres adoptivos aceptan de buena gana a los polluelos y los crían como suyos. Una vez que los polluelos se han dejado en el cercado y la hembra los ve, va inmediatamente a donde ellos y excreta las deyecciones vitales. Los polluelos sólo comen de ellas una vez. Se pueden introducir muchos polluelos nuevos a los mismos padres adoptivos, de modo que por fin una pareja puede encargarse de hasta 100 polluelos.
Piel y carne
La piel del avestruz produce un cuero firme, pero suave, que demandan mucho los fabricantes de zapatos, bolsas de mano, guantes y otros artículos. Es de un color parduzco claro y se puede reconocer fácilmente por sus nódulos uniformemente espaciados.
La carne seca, cruda, o cecina (tasajo), que se obtiene del avestruz es de buena calidad y muchos sudafricanos la consideran como una golosina. Solían matarlos rompiéndoles el pescuezo, pero la cecina resultante era de inferior calidad. Recientemente, los mataderos han estado sangrando las aves, lo cual ha resultado en una mejora señalada de la calidad y durabilidad de la cecina. Los granjeros de la localidad quedaron tanto deleitados como sorprendidos. Pero este procedimiento es especialmente deseable debido al requisito de Dios de que los cristianos “sigan absteniéndose de sangre.”—Hech. 15:28, 29; Deu. 12:23-25.
Fiero. Tonto. Incapaz de volar. Fascinante. Todas éstas son descripciones que aplican a este insólito “gigante” del mundo de las aves. De apariencia pintoresca, y extraño en algunos de sus modos, el avestruz ciertamente magnifica la sabiduría y variedad que se manifiesta en la obra de las manos de su Hacedor.