Manteniendo el punto de vista de Dios tocante a lo sexual
NUESTRO amoroso Padre celestial creó a nuestros primeros padres con el maravilloso don de poder tener relaciones sexuales. Puso en ellos un deseo tan intenso de casarse y de participar en las relaciones que acompañan al matrimonio que aseguró la continuación de la existencia de la familia humana. Ciertamente, cuando pensamos en este arreglo y el alto grado de placer y felicidad que puede proporcionar a los humanos, nos sentimos movidos a alabar a nuestro Gran Dios por haber concebido esta maravillosa manera de poblar la Tierra. (Génesis 1:27, 28.)
No es de extrañar que cuando Satanás el Diablo se rebeló contra Dios, se propusiera corromper este excelente arreglo mediante el cual había de venir a la existencia la entera raza humana. Por medio de influir en la mente de los seres humanos que ahora nacen en la imperfección, ha podido pervertir la actitud de ellos tocante al uso apropiado de las facultades sexuales que Dios les ha dado. La Biblia muestra que para el tiempo del Diluvio ‘la inclinación del corazón del hombre había llegado a ser mala desde su juventud’ (Génesis 6:5, 6; 8:21). A medida que la familia humana se sumió en el derrotero de la inmoralidad, los ángeles del cielo miraban.
Participación de los ángeles
Dios no creó a los ángeles con el deseo de tener relaciones sexuales con los humanos. Sin embargo es patente que Satanás logró hacer que algunos de ellos pensaran impropiamente tocante a tales asuntos. Así se desarrolló en ciertos ángeles el deseo de tener algo que Dios había propuesto solamente para el disfrute de los humanos dentro de los límites apropiados del matrimonio. Aquellos angelicales “hijos del Dios verdadero” hicieron algo inicuo al dejar sus posiciones respectivas en el cielo para venir a la Tierra y casarse con mujeres (Génesis 6:2). Tal acción resultó del cultivar un deseo malo, no de un deseo natural que Dios hubiera puesto en ellos. Puesto que los ángeles pueden desarrollar tales deseos sexuales contranaturales, no debería sorprendernos el que los humanos puedan desarrollarlos también. Al escribir bajo inspiración, el discípulo Judas estableció un paralelo entre los ángeles que desearon a las hijas de los hombres y ciertos humanos que se vieron apasionadamente envueltos con personas de su propio sexo. Escribió:
“Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera que los anteriores hubieron cometido fornicación excesivamente e ido en pos de la carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno”. (Judas 6, 7.)
Perversiones sexuales: En el pasado y el presente
Como estudiantes de la Biblia sabemos lo que ocurrió en la antigua Sodoma... como los hombres y los jovencitos de la ciudad, enloquecidos por lo sexual, exigían tener relaciones sexuales con los que para ellos eran meramente huéspedes varones de Lot (Génesis 19:4-11). Aquello ocurrió solo unos 450 años después del Diluvio. En aquellos días de la antigüedad también llegó a ser común entre los humanos tener relaciones sexuales con animales. Por eso, unos 400 años después, en cuatro lugares diferentes, la Ley que Dios dio a la nación de Israel condenaba tal práctica, so pena de muerte para los que la violaran (Éxodo 22:19; Levítico 18:23; 20:15, 16; Deuteronomio 27:21). Además, la Ley que Dios dio a Israel declaraba que las relaciones sexuales con personas del mismo sexo eran una ofensa capital... los violadores eran sentenciados a muerte. (Levítico 18:22; 20:13.)
No obstante, en los siglos subsiguientes, las naciones que vivían alrededor de los israelitas participaban a tal grado en prácticas homosexuales que los israelitas mismos vez tras vez se vieron envueltos en la homosexualidad (1 Reyes 14:24; 15:12; 22:46). En cierta ocasión un levita era huésped en la ciudad benjamita de Gabaa, y los hombres de la ciudad rodearon la casa y gritaron: “Saca al hombre que entró en tu casa, para que tengamos ayuntamiento con él” (Jueces 19:22). Prácticamente toda la tribu de Benjamín fue eliminada por orden de Jehová debido a ese asunto.
‘Pero ¿por qué hacer surgir dichos aspectos tan desagradables de la historia bíblica?’, quizás piensen algunos. Porque hoy vivimos en una sociedad que se ha sumido en la inmoralidad más profundamente que la sociedad de aquel entonces, y el pueblo de Dios del día moderno también está en peligro. Considere brevemente a qué grado se ha extendido la homosexualidad y su influencia:
“Como el 30% de la población [de San Francisco] consiste en homosexuales”, declara el Medical Tribune del 23 de septiembre de 1981.
“La cuestión de los años 80 es la creciente influencia de la cultura homosexual en la vida de los heterosexuales y —más importante aún— en los valores de los heterosexuales. [...] La aceptación general de la cultura homosexual es señal de que nuestras creencias fundamentales han estado cambiando”, informa la revista Maclean’s del 18 de febrero de 1980.
“La extensa concentración de homosexuales en los campos del entretenimiento y los medios de comunicación coloca a los homosexuales en una posición en la que pueden moldear los valores y las opiniones”, hace notar un profesor de la Universidad de Sydney, Australia.
Definitivamente se está moldeando la actitud de la gente para que acepte la homosexualidad como algo normal, y hasta apropiado. El periódico The Toronto Star del 24 de agosto de 1980 dice: “Miembros jóvenes de la Iglesia Unida [...] aceptan la idea de tener ministros homosexuales”. El número del 5 de junio de 1980 del Daily Mail, de Londres, dice: “El que alguien sea homosexual no debería ser obstáculo para que ocupe un puesto en la Iglesia Metodista, recomienda un informe revisado”. Y cuando una señora escribió para decir que había quedado escandalizada al enterarse de que su nieto de 23 años de edad era homosexual, el columnista de cierto periódico contestó: “Dios no escribió la Biblia. La homosexualidad es tan antigua como la humanidad [...] Lo que usted debe hacer ahora es aprender a aceptarlo tal como él es. Sigue siendo un joven excelente”.
Punto de vista bíblico tocante a las perversiones sexuales
Debido a la influencia de la propaganda mundana hasta algunos de entre el pueblo de Dios han llegado a considerar la homosexualidad y las perversiones sexuales de esta índole como algo que ‘no es tan malo’. Sin embargo, ¡la Ley que Dios dio a Israel decía que a los homosexuales se les debía dar muerte! Además, las Escrituras Griegas Cristianas dicen lo siguiente en 1 Corintios 6:9, 10, según las palabras de la Biblia de Jerusalén: “¡No os engañéis! Ni los impuros, [...] ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales [...] heredarán el Reino de Dios”. Y, en la Versión Popular, Romanos 1:26, 27 se vierte como sigue: “Hasta sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza; de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones vergonzosas”. El versículo Rom. 1:32 continúa diciendo: “Quienes hacen estas cosas merecen la muerte”.
Es sorprendente, pero a algunas personas que han participado en conducta inmoral, como la bestialidad, no les ha parecido que lo que han hecho haya sido realmente tan malo. No obstante, el tener contacto sexual con un animal es incorrecto. Es base para ser expulsado de la congregación cristiana. También, algunos han dado a entender que no saben en qué consisten las prácticas homosexuales. Por lo tanto ¿qué es la homosexualidad?
¿Qué es la homosexualidad?
Para tener una idea clara al respecto, considere cómo varios diccionarios definen la homosexualidad:
Diccionario Enciclopédico Espasa: “Relación erótica entre individuos del mismo sexo”.
Gran Enciclopedia Larousse: “Homosexual: Dícese de la persona que siente atracción sexual por individuos de su mismo sexo. Homosexualidad: Inclinación sexual dirigida hacia el propio sexo”.
Diccionario Enciclopédico Quillet: “Atracción sexual hacia personas del mismo sexo”.
Es interesante que, de acuerdo con las definiciones de los diccionarios, la homosexualidad incluye la atracción o el DESEO sexual para con otras personas de su propio sexo. Pero la Biblia hace una distinción entre el practicar lo que es malo y el tener tendencias o deseos pecaminosos. Tales deseos pudieran estar presentes a pesar de que uno esté resuelto a esforzarse por erradicarlos de la mente y el cuerpo. Debido al ambiente en que vivieron anteriormente y quizás debido a otros factores también, puede ser que haya entre nosotros hermanos y hermanas cristianos que de cuando en cuando sientan el deseo de tener relaciones sexuales con personas de su propio sexo. Pero combaten ese deseo contranatural inspirado por Satanás... y no ceden a él. De modo que no son personas que practican la homosexualidad. Controlan sus pensamientos, pues saben que si permiten que el deseo incorrecto se haga fecundo, éste seguramente se expresará mediante actos incorrectos. (Santiago 1:14, 15; Colosenses 3:5-10.)
Lo que Dios condena en la Biblia, y que es una ofensa que puede llevar a la expulsión, es la actividad erótica o el comportamiento de índole sexual dirigido hacia otra persona del mismo sexo. Tal actividad, o comportamiento, no tiene que ser necesariamente sodomía para que sea homosexualidad. Toda actividad que envuelva los genitales de por lo menos una de dichas personas, tal como besar, acariciar, frotar las partes sexuales contra las de otro, o cualquier comportamiento de esta índole en el que se participe con el fin de obtener placer sexual con otra persona de su propio sexo, es homosexualidad. Y aunque la mayor parte de las personas relacionan la homosexualidad con los varones, el término aplica igualmente a mujeres que llevan a cabo tales prácticas, aunque a ellas generalmente se las llama lesbianas.
Cómo evitar la conducta sexual incorrecta
Las personas que tal vez tengan deseos homosexuales tienen que combatirlos enérgicamente. A la misma vez, debemos tener cuidado de no llegar a ser víctimas de alguien que esté dominado por sus deseos incorrectos. A veces los actos homosexuales han sido provocados por algo que en sí no es incorrecto, tal como el friccionar o lavarle la espalda a alguien en la ducha o dejarse hacer esto uno mismo. O a veces hay quienes luchan a manera de juego, y se les enardece el deseo sexual. Es necesario tener cautela. Tenga presente que tales actividades pueden conducir, y a veces han conducido, a actos homosexuales, hasta entre cristianos.
¿Por qué es que algunos se han visto envueltos en ofensas sexuales... la homosexualidad, la bestialidad, el fisgoneo lascivo, y así por el estilo? Se ha descubierto que los ofensores habían estado pensando muchísimo en lo sexual. En ciertos casos, eran lectores ávidos de literatura pornográfica. Prácticamente sin excepción eran personas que acostumbraban masturbarse. Puesto que el asunto de la masturbación ha surgido repetidas veces en relación con las perversiones sexuales, examinemos esta práctica a la luz de la Palabra de Dios. ¿Qué dice la Biblia acerca de la masturbación?
El punto de vista bíblico sobre la masturbación
Hay quienes han dicho que la Biblia describe la masturbación en el capítulo 38 de Génesis, y que Onán fue sentenciado a muerte por dicha ofensa. Pero esto no es cierto. La Biblia dice que cuando Onán “sí tuvo relaciones con la esposa de su hermano desperdició su semen en la tierra” (Génesis 38:9). De modo que parece que Onán interrumpió las relaciones sexuales con Tamar, y derramó su semen en el suelo más bien que dárselo a Tamar. Hizo aquello porque no quería engendrar hijos en el nombre de su difunto hermano. Y fue debido a que no quiso realizar el “matrimonio de cuñado” que Onán fue sentenciado a muerte.
En literatura que trata el punto de vista bíblico de la masturbación se consideran otros dos relatos de las Escrituras Hebreas. El primero, Deuteronomio 23:10 y 11, tiene que ver con la situación de los israelitas cuando estaban en un campamento militar. La Biblia al Día dice: “Cualquiera que quede ceremonialmente impuro por causa de una emisión seminal nocturna, debe abandonar el campamento y permanecer fuera hasta la noche. Entonces se bañará y regresará a la puesta de sol”. Pero este relato no está considerando el asunto de la masturbación. La masturbación se define como: “Provocación del orgasmo, en ambos sexos, por lo general con estímulos manuales, y a veces con otros estímulos artificiales aplicados a los genitales” (Diccionario de Psicología, 1979). Jehová Dios creó a los varones de tal modo que, si no tienen relaciones sexuales, de cuando en cuando emiten espontáneamente el semen mientras duermen. Esta emisión a menudo va acompañada de un sueño erótico. Debido a que la emisión ocurre generalmente de noche, se conoce como una “emisión seminal nocturna”.
El otro pasaje que considera este asunto es Levítico 15:16, 17, que dice: “En caso de que le salga a un hombre emisión de semen, entonces tiene que bañar toda su carne en agua y ser inmundo hasta el atardecer. Y cualquier prenda de vestir y cualquier piel sobre la cual llegue a estar la emisión de semen tiene que ser lavada con agua y ser inmunda hasta el atardecer”. Evidentemente este pasaje no tiene que ver con la masturbación. Está claro que se refiere a la susodicha “emisión seminal nocturna”. Aunque la Biblia menciona cierta ‘inmundicia’ en conexión con la emisión de semen, se refiere a una inmundicia en sentido ceremonial, no moral. Esto se hace patente cuando vemos en el versículo siguiente Lev 15:18 que un israelita y su esposa incurrían en la misma clase de inmundicia al tener relaciones sexuales maritales, las cuales Dios aprueba.
Entonces, pues, ¿dicen las Escrituras Griegas Cristianas algo acerca de la masturbación? No, no consideran el asunto. Pero ¿significa esto que las Escrituras Griegas Cristianas no suministren dirección alguna para desarrollar una actitud apropiada tocante a la masturbación? No, no significa eso. Considere lo que dice Colosenses 3:5: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia”. Y 1 Tesalonicenses 4:4, 5 dice: “Cada uno [...] sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual tal como también tienen las naciones que no conocen a Dios”. Este consejo aplica tanto a cristianos casados como a solteros, pero las personas solteras tienen que ejercer aun más dominio de sí mismas, puesto que el aliviar la pasión mediante las relaciones sexuales se limita solo a los que están casados.
¿Puede usted darse cuenta de que la masturbación es una práctica que viola el mandamiento de amortiguar el “apetito sexual”? Es cierto que Jehová creó a los humanos con apetito, o deseo, por lo sexual, tal como nos creó con apetito por el alimento y la bebida. De modo que la Biblia no dice que el tener apetito sexual sea incorrecto, tal como no condena el tener un apetito natural y apropiado por el alimento y la bebida. Pero sabemos que debido a nuestra condición imperfecta los apetitos pueden descontrolarse. Alguien puede llegar a tener un deseo excesivo de comer alimentos o tomar bebidas alcohólicas y convertirse en glotón o borracho. De manera similar, las relaciones sexuales pueden convertirse en la parte principal o prominente de la vida de alguien, y así puede llegar a ser como la gente de las naciones que tienen un “codicioso apetito sexual”.
La persona que se masturba está dando importancia incorrecta a lo sexual. Alimenta y estimula su deseo sexual de manera incorrecta. Además, no solo los varones practican esto; ha habido un aumento en la cantidad de casos de masturbación entre las mujeres. Sin embargo, Dios ha provisto a los humanos el don de las relaciones sexuales para que se usen dentro del arreglo matrimonial. En cambio la persona que se masturba se vale de lo sexual fuera del arreglo matrimonial para satisfacerse a sí misma. Tal persona tiene que amortiguar su apetito sexual para agradar a Dios. Tiene que cultivar gobierno de sí mismo, el cual es necesario para dejar de dar la importancia indebida a lo sexual en su vida y dejar que sus órganos sexuales se ajusten a cualesquier presiones de manera normal.
Jesús enseñó: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). En muchos casos, el que se masturba tiene tales pensamientos de pasión y crea fantasías de que está teniendo relaciones sexuales. Dicha persona ciertamente no está viviendo de acuerdo con la enseñanza de Jesús. No cabe duda de que las personas que alimentan su apetito sexual por medio de masturbarse están violando las instrucciones de Dios de AMORTIGUAR su apetito sexual.
¿Pero cómo puede alguien amortiguar su apetito sexual y evitar la masturbación? Es cierto que a las personas que han practicado la masturbación puede hacérseles verdaderamente difícil descontinuarla. ¡Pero uno no debe darse por vencido! Con la ayuda de Jehová, la persona puede tener éxito. Primero debe desarrollar odio por tal práctica (Salmo 97:10). Entonces es vital que se resuelva con firmeza de mente y corazón a dejar la masturbación. Tiene que incluir continuamente este asunto en sus oraciones; entonces es necesario que se esfuerce por obrar en conformidad con sus oraciones. No puede, por decirlo así, alimentar las llamas de la pasión mediante leer o mirar cosas que estimulan su apetito sexual. Tampoco debe hablar de asuntos que alimentan su tendencia a masturbarse. Más bien, tiene que mantenerse ocupado en asuntos teocráticos, asistir a las reuniones, participar en el servicio del campo, volver a visitar a personas que se interesan en la verdad, conducir estudios bíblicos y ayudar espiritualmente a otras personas, y recibirá la fuerza para controlar su apetito sexual. Si el problema continúa, no debe vacilar en procurar la ayuda de algún anciano de su congregación. Si una hermana tiene dicho problema pudiera buscar la ayuda y el apoyo de una hermana de mayor edad de la congregación.
Una cosa es segura... el mantener la integridad a Jehová requiere que se luche tenazmente. ¡Pero vale la pena! Si luchamos ahora contra nuestra carne inclinada al pecado, Jehová nos concederá una victoria total en su justo y limpio Nuevo Orden. ¡Imagínese! Entonces veremos cumplirse el glorioso propósito de Jehová... una Tierra paradisíaca llena de gente que habrá llegado a la existencia como resultado del maravilloso don de lo sexual, con el cual Dios nos creó.
[Comentario en la página 24]
La Ley de Dios prohibía todo contacto sexual entre humanos y animales
[Comentario en la página 26]
¿Por qué participan algunas personas en prácticas sexuales ofensivas?
[Recuadro en la página 25]
La homosexualidad... ¿es normal?
Una película norteamericana reciente intitulada Making Love (Haciendo el amor) es un buen ejemplo de la propaganda astuta y calculada que utilizan los medios de entretenimiento para hacer creer al público que la homosexualidad es normal.
“Los homosexuales que se presentan en la película podrían ser el doctor de usted, su propio hermano o el niño que vive en la casa del lado”, observa un escritor de la revista Sunday News Magazine de Nueva York. Esta apariencia de normalidad no es accidental. “Espero que la película —dice el guionista— de algún modo altere las ideas de la gente tocante a la homosexualidad. Así podrían salir del cine con la idea de que el que un hombre sienta atracción por otros hombres no lo hace un inadaptado ni un degenerado”. (Cursivas nuestras.)
¿Logra la película ‘alterar las ideas de la gente tocante a la homosexualidad’? Parece haber tenido dicho efecto en una de las estrellas, la actriz Kate Jackson. “Hay una intensa atracción física entre los hombres [de la película], y es sorprendente”, dijo ella a alguien que la entrevistó. “Cuando vi las partes preliminares, sabía lo que iba a venir, y aún así pasé por tres etapas. Primero me sentí sorprendida, entonces me hallé diciendo que entendía aquello, y finalmente pasé a la tercera etapa, en la que llegué al punto de aceptarlo.”
Aunque tal propaganda esté alterando “las ideas de la gente tocante a la homosexualidad”, ésta sigue siendo tan detestable a la vista del Creador del cuerpo humano como siempre lo ha sido. La Ley de Dios exigía que los homosexuales del antiguo Israel fueran “muertos sin falta” (Levítico 20:13). Y la ley que Dios ha dado a los cristianos muestra que él no ha cambiado de parecer en cuanto a este asunto. La Biblia dice claramente que “los homosexuales” están clasificados entre los que “no heredarán el Reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, 10, Biblia de Jerusalén.)