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La mano en las EscriturasLa Atalaya 1963 | 1 de marzo
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vano de desembarazarse de esta responsabilidad por medio de literalmente lavarse las manos.—Isa. 1:15; Mat. 27:24.
Todos los que aprecian los dones de Dios, incluyendo las manos, harán caso del consejo: “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismísimo poder.” Sí, cualquier actividad en que participemos ha de hacerse con nuestro mismísimo poder, es decir, de toda alma.—Ecl. 9:10; Col. 3:23.
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El celibato clerical—pesado en las balanzasLa Atalaya 1963 | 1 de marzo
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El celibato clerical—pesado en las balanzas
“OBISPO POLACO DEGRADADO.” Así rezaba el titular de un despacho procedente de Varsovia, Polonia, en el Times de Nueva York del 21 de diciembre de 1961. Estaba implicado cierto obispo Rode, quien, “a pesar de la ley del celibato por la cual estaba obligado, osó contraer matrimonio, incurriendo de ese modo la pena de excomunión de acuerdo con el derecho canónigo,” dijo el informe. Rode había disentido antes con la Iglesia Católica Romana de Polonia, había rehusado dar lealtad al Vaticano y le había desafiado por medio de cooperar con los comunistas. Pero no fue por estas cosas que fue excomulgado; fue a causa de haber contraído matrimonio.
Dando la misma clase de énfasis al celibato clerical, el papa actual, Juan XXIII, a principios de 1960, expresó pesar “de que algunas personas hablasen excesivamente acerca de la posibilidad o hasta de la conveniencia, de que la Iglesia Católica renunciara lo que ha sido durante siglos, y todavía sigue siendo, una de las glorias más nobles y más puras de su sacerdocio.”
¿Tiene base bíblica este énfasis en el celibato clerical obligatorio? ¿Cuál es su origen? ¿Cuál ha sido su historia? Al pesarlo en las balanzas, ¿qué efecto se ha visto que ha causado tanto en los sacerdotes como en los legos este énfasis en el celibato clerical obligatorio?
El celibato clerical no tiene apoyo alguno en las Escrituras. Hombres fieles de la antigüedad a quienes se menciona en las Escrituras se casaron. Los sacerdotes levitas tenían que casarse para mantener intacta la línea de sacerdotes. En cuanto a los profetas, tan solo a Jeremías se le mandó que no se casara.—Lev. 21:1, 7, 13, 14; Jer. 16:2.
Llegando hasta el tiempo de Cristo, parece que el matrimonio era general entre los apóstoles, por cuanto Pablo escribió: “Tenemos autoridad para llevar con nosotros a una hermana como esposa, así como los demás de los apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas, ¿no es así?” El también declaró que los superintendentes y ayudantes ministeriales deberían ser, no personas obligadas por votos de celibato, sino monógamos, esposos “de una sola mujer.” En realidad, las autoridades católicas romanas están de acuerdo en que la ley de celibato clerical obligatorio es una ley eclesiástica, no una ley bíblica.—1 Cor. 9:5; 1 Tim. 3:2, 12; Tito 1:6.
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