Dedicación a Dios y consagración
“Entonces dije: He aquí yo vengo; (en el rollo del libro está escrito de mí); me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón.”—Sal. 40:7, 8.
1-3. ¿Quiénes están siendo marcados hoy, y dónde, y en cumplimiento de qué profecías?
USTED está siendo marcado hoy en la frente o en la mano derecha. No importa que sea hombre o mujer, muchacho o muchacha, blanco o negro, no está exceptuado. Es su marca de destino, y su oportunidad para la vida en el nuevo mundo limpio y justo depende de ella. Estamos viviendo en los días cuando se están cumpliendo profecías extrañas, y es este hecho lo que hace apropiado que se hable de una marca simbólica en la frente o en la mano.
2 El anciano que estaba desterrado en la isla-prisión de Patmos vió a 144,000 personas agrupadas alrededor de su Rey encima del monte de Sión, todas con el nombre de su Padre escrito en la frente. Debido a este hecho se dice: “gobernarán como reyes para siempre jamás.” (Apo. 14:1, 3; 22:4, 5, NW) Este mismo desterrado vió en su serie de visiones la formación de una “imagen de la bestia salvaje” en estos años posbélicos y cómo la gente por dondequiera sería puesta bajo compulsión a adorarla y así recibir una “marca en su mano derecha o sobre su frente, y para que nadie pueda comprar o vender aparte de la persona que tenga la marca, el nombre de la bestia salvaje o el número de su nombre”. ¡Ay de los que tienen tal marca! Están destinados a beber “del vino de la ira de Dios que ha sido echado sin diluir en la copa de su ira”.—Apo. 13:15-17; 14:9, 10, NW.
3 Siete siglos antes de esto, otro desterrado, un profeta hebreo en Babilonia, vió los prototipos de las cosas detestables que hoy se están haciendo en la cristiandad y que la destinan, a ella y a sus adoradores, a la destrucción. Sin embargo, un escriba vestido de lino salvó la situación para unos cuantos hombres, mujeres y niños. Salió adelante y les puso una marca en la frente para que fueran perdonados por los seis ejecutores que llevaban armas de destrucción y que le seguían de cerca con órdenes divinas de exterminar a toda persona no marcada, anciano, joven, doncella, niñito y mujer, que estuviera frente a su templo o en cualquier otro lugar de la ciudad. (Eze. 9:1-7) Hoy usted, sí, usted, sin falta está dentro del alcance de una o la otra de estas profecías. Por eso, ¿cómo está usted siendo marcado, para la vida o para la muerte? Cuide de que sea para la vida.
4. Hasta el tiempo presente ¿cómo son distinguidos ciertos individuos por marcas literales, y qué marca significa destrucción, y cuál vida?
4 Hasta este tiempo presente se ponen marcas sectarias en la frente, los brazos y otras partes del cuerpo entre los hindúes y otros beatos de la India. Mediante esta marca se muestra claramente quién es seguidor del dios Vichnú, quién de Siva, quién de Brahma, y quién de algún otro de la multitud de dioses. Es una vieja costumbre entre los adoradores de determinados ídolos el tener la marca de su ídolo en una parte del cuerpo, plenamente visible. En tiempos bíblicos también se acostumbraba poner marcas en los siervos y esclavos, para distinguirlos de otros. Ahora, puede que usted no se marque ni se someta a ser marcado con tal marca literal en su persona, pero, a pesar de eso, usted no puede escaparse de ser marcado en sentido bíblico a cierto destino seguro. Para Dios, el Juez de su destino, esta marca es tan claramente visible y descifrable como lo fué la marca que puso sobre Caín o prescribió para él de modo que nadie tomara la ley en sus propias manos y lo matara como asesino de Abel. (Gén. 4:15) Porque la marca que usted ahora lleva es popular y encuentra favor con los poderosos de este mundo que están en autoridad es posible que usted se sienta orgulloso de ella. Quizás le gane aprobación, privilegios y progreso en este mundo, pero quizás lo destine a la destrucción a la vista del Supremo que determina el destino de las naciones y gobiernos de este mundo. El estar marcado del modo que él aprueba significa la vida para usted. Abre el camino para sobrevivir la venidera catástrofe del Armagedón y entrar al nuevo mundo.
5. ¿Cómo podemos ser marcados para un destino de vida en el nuevo mundo?
5 ¿Cómo puede usted y el resto de nosotros ser marcados a un destino de vida próspera en el justo nuevo mundo? Es mediante el ser los esclavos, los siervos devotos, del Dios del nuevo mundo. Es mediante el tener la marca de identificación que inequívocamente manifiesta a todos los que encontramos que pertenecemos al Altísimo Dios, único cuyo nombre es Jehová. (Sal. 83:18, AV) El gran adversario de Jehová es el “dios de este sistema de cosas”, cuyo nombre es Satanás el Diablo, de modo que si usted está sirviendo la causa de este viejo mundo egoísta y corrupto usted está sirviendo a su dios. (2 Cor. 4:4, NW; Juan 12:31) Nuestra selección tiene que hacerse de entre estos dos dioses que se oponen entre sí, el poderoso dios de este viejo mundo y el Todopoderoso Dios del nuevo mundo eterno. ¿El servicio de quién conllevará el mejor salario y proporcionará la recompensa que vale la pena? Naturalmente, el del Dios vivo y verdadero, Jehová, quien destruirá al dios adversario y su viejo mundo y permanentemente establecerá el nuevo. Ya que nos hemos decidido a ser marcados para vida en ese nuevo mundo, es urgente ahora que nos dediquemos a Jehová Dios y le pertenezcamos a él. ¿Cómo? Dedicándonos a él por medio de su Hijo y Sumo Sacerdote, Jesucristo. No hay ningún otro modo ahora de acercarnos a Dios y ser introducidos a su servicio.
6. ¿A quién se tenía presente en el Salmo 40:7, 8, y a quiénes hizo el pacto de la ley sacerdotes para la nación de Israel?
6 Era al Hijo y Sumo Sacerdote de Dios a quien se tenía presente cuando el espíritu de profecía movió al salmista David a escribir las palabras que se citan en el encabezamiento de este artículo. David, de la tribu de Judá y rey de Jerusalén; estaba hablando ahí, no de venir él mismo para hacer la voluntad de Dios, sino de su descendiente que sería Sumo Sacerdote así también como Rey y por eso sería Señor de David, a saber, Jesucristo. El rey David y todo Israel necesitaban que tal Sumo Sacerdote viniera. Vivían bajo el antiguo pacto que Jehová hizo con la nación de Israel por medio del profeta Moisés. Ese pacto asignó a los miembros masculinos de la familia de Aarón, el hermano de Moisés, a ser sacerdotes de la nación. Los demás hombres de la tribu de Leví eran oficialmente llamados levitas y se les asignó a servir al sacerdocio aarónico. Regularmente ofrecían sacrificios animales y la sangre de novillos y cabras por los pecados de la nación de Israel para mantenerlos dentro del pacto de la ley con Dios.
7. ¿Por qué fueron insatisfactorios los sacerdotes judíos, y cómo fué levantado el sumo sacerdote adecuado?
7 Ninguno de esos sumos sacerdotes judíos podía ofrecer a Dios un sacrificio humano perfecto capaz de cancelar la deuda de la humanidad con Dios, porque todos los sacerdotes judíos eran pecaminosos e imperfectos por ser descendientes de los primeros pecadores humanos, Adán y Eva. Sólo el que ofreciera tal sacrificio perfecto podría ser el verdadero Sumo Sacerdote de Dios. Sólo un milagro podría efectuar lo humanamente imposible. Por eso Dios envió a su Hijo en forma humana a este mundo. Él no provino de la tribu de Leví y de la familia de Aarón, sino de Judá, la tribu real de David. Puesto que el viejo pacto de la ley no proporcionó un sumo sacerdote satisfactorio de la familia de Aarón el levita, Dios levantó su Sumo Sacerdote aceptable de la línea real de David, para que presentara su propio cuerpo humano perfecto como sacrificio a Dios. Por medio de este sacrificio apropiado su Sumo Sacerdote podría obrar como mediador entre Dios y los hombres para establecer un nuevo pacto, usando su propia sangre como el medio por el cual poner en vigor el nuevo pacto y darle poder para efectuar el perdón permanente y verdadero de los pecados humanos. Explicando cómo el nuevo Sumo Sacerdote Jesucristo emprendió esta obra salvadora de vidas, el apóstol Pablo cita del salmo de David y sigue diciendo:
8. ¿Qué tiene que decir acerca de su venida Hebreos 10:4-10?
8 “No es posible que la sangre de novillos y de machos cabríos quite los pecados. Por esto cuando entra al mundo él dice: ‘“Tú no deseaste sacrificio y ofrendas, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos enteros y ofrendas por los pecados.” Entonces dije yo, “¡Mira! Yo he venido (en el rollo del libro está escrito acerca de mí) para hacer tu voluntad oh Dios.”’ Después de decir primeramente, ‘Tú no deseaste ni tampoco aprobaste los sacrificios y ofrendas y holocaustos enteros y ofrendas por los pecados’—sacrificios que se ofrecen de acuerdo con la Ley—entonces dice él realmente, ‘¡Mira! Yo he venido para hacer tu voluntad.’ Él quita lo que es primero para poder establecer lo que es segundo. Mediante dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.”—Heb. 10:4-10, NW; Sal. 40:6-8, LXX.
EL PROCEDER QUE DEBEMOS IMITAR
9. ¿Cómo era ya santo Jesús al tiempo de tal venida, y por eso cómo debemos llamar al paso que dió entonces para hacer la voluntad de Dios?
9 Ahora bien, ¿cómo llamaremos al paso que Jesús dió allí al venir para hacer la voluntad de Dios con el cuerpo que Dios había preparado para que él lo usara en la tierra? Pues bien, por nacer como judío Jesús ya pertenecía a una nación santa para Dios, el pueblo escogido de Dios, los descendientes de su antiguo amigo Abrahán. También como bebé de cuarenta días Jesús fué presentado a Jehová Dios en su templo, porque él fué el hijo primogénito de María. El registro de esto dice: “También cuando se cumplieron los días para purificarlos de acuerdo con la ley de Moisés, lo trajeron a Jerusalén para presentarlo a Jehová, así como está escrito en la ley de Jehová, ‘Todo varón que abre el vientre será llamado santo a Jehová,’ y para ofrecer sacrificio de acuerdo con lo que dice en la ley de Jehová, ‘Un par de tórtolas o dos palominos.’” (Luc. 2:22-24, NW) Tocante a su mismo nacimiento el ángel que se lo anunció a María dijo: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te sombreará. Por esa razón también lo que nace será llamado santo, el Hijo de Dios.” (Luc. 1:35, NW) Jesús fué santo y dedicado a Dios por virtud de todas estas cosas. Por eso ¿qué podríamos llamar al paso que dió ahora para hacer la voluntad de Dios como se hallaba escrita en el rollo del libro, las inspiradas Escrituras hebreas? Fué la presentación de sí mismo para servicio divino, y requería determinación de su parte. Por eso fué la dedicación de sí mismo para hacer lo que manifestara ser la voluntad de Dios de allí en adelante.
10, 11. ¿Cómo acostumbrábamos hablar de este paso que dió Jesús, y qué lugar ocupa esa palabra o término en las Escrituras cristianas?
10 Por muchos años ha sido la costumbre hablar de esto como la consagración que Jesús hizo de sí mismo a Dios. De acuerdo con el amplio sentido general en que las palabras “consagración” y “consagrar” se usan en español hoy, esta expresión pudiera considerarse aceptable. Pero confunde cosas de la Biblia, porque la Biblia no habla de ello de este modo. El usar así esta expresión esconde y resta de aquello que la Biblia más específicamente llama consagrar o consagración. En las Escrituras cristianas griegas de la Biblia, de acuerdo con la King James Version, la palabra “consagrar” es una palabra rara que aparece sólo dos veces, como sigue: “Porque la ley constituye sumos sacerdotes a hombres sujetos a enfermedad; pero la palabra del juramento, que fué desde la ley, constituye al Hijo, quien es consagrado para siempre.” (Heb. 7:28) “Por un camino nuevo y vivo, que él ha consagrado para nosotros, a través del velo, es decir, la carne suya.”—Heb. 10:20 (Vea la Versión Valera).
11 La New World Translation of the Christian Greek Scriptures no contiene la palabra “consagrar” ni una vez en su texto principal, y por lo tanto la palabra no se usa para describir algo que Jesús o alguno de sus discípulos hicieron. En los versículos mencionados dice: “Porque la Ley ordena como sumos sacerdotes a hombres que tienen debilidades, pero la palabra de juramento que vino después de la Ley ordena a un Hijo, que es perfeccionado para siempre.” (Heb. 7:28, NW) “El cual inauguró [ha abierto, Moderna] para nosotros como un camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne.” (Heb. 10:20, NW) Aun la Douay Version católica no usa la palabra “consagrar” al traducir las Escrituras cristianas griegas; y la American Standard Version la usa sólo en las lecturas marginales de Juan 10:36 y 17:17, 19, como sigue: “¿Decís vosotros de él, a quien el Padre consagró y envió al mundo, Tú blasfemas; porque yo dije, Soy Hijo de Dios?” “Conságralos en la verdad: tu palabra es la verdad. Y por su causa yo me consagro, para que ellos mismos también sean santificados en la verdad.” (Vea también la Moderna.) De modo que ahora la Revised Standard Version de 1946 dice “consagrar” y “consagración” donde la anterior American Standard Version decía “santificar” y “santificación”. Sin embargo, estas dos versiones modernas todavía usan la palabra “santos” en vez de “consagrados”. De todo esto podemos ver que en todas las versiones de la Biblia la palabra “consagrar” se guarda para algo aparte del paso inicial que damos para hacer la voluntad de Dios.
NO CONSAGRADO POR SÍ MISMO
12. ¿Se hizo Jesús por sí mismo sumo sacerdote, y por qué no ejerció él presunción en este asunto?
12 En prueba de esto ahora preguntamos, ¿Se hizo Jesús por sí mismo el Sumo Sacerdote de Dios para ofrecer sacrificio como Aarón hizo y para gobernar como el antiguo sacerdote Melquisedec, el rey de Salem, gobernó? Las Escrituras mismas contestan No. Ese no fué el privilegio de Jesús, aun cuando era el Hijo santo de Dios. Hebreos 5:1-6 (NW) declara: “Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es asignado, en el interés de los hombres, sobre las cosas pertenecientes a Dios, para que él ofrezca dones y sacrificios por los pecados. . . . Además un hombre toma este honor, no por iniciativa propia, sino sólo cuando es llamado por Dios, así también como Aarón lo fué. Del mismo modo, tampoco el Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que fué glorificado por aquel que habló con referencia a él: ‘Tú eres mi Hijo; hoy he venido a ser tu Padre.’ Tal como él dice también en otro lugar: ‘Tú eres un sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.’” Antes del tiempo de Jesús los hombres que trataron de consagrarse u ordenarse ellos mismos al sacerdocio de Israel recibieron de Dios el debido castigo por su presunción. Recuerde los casos del levita Coré y el rey Saúl y el rey Uzías. (Núm. 16:1-35; 1 Sam. 13:1-14; 2 Cró. 26:16-21) Jesús no fué de la tribu de Leví ni de la familia sacerdotal de Aarón. Por eso no presumió instalarse en el sacerdocio real semejante al de Melquisedec y dictar así a Dios cuál debería ser su voluntad hacia Jesús con la mira de satisfacer algunas ambiciones personales.
13. De acuerdo con las Escrituras ¿cómo vinieron Aarón y sus hijos a ser sacerdotes, y quién los consagró?
13 Examinemos el registro acerca de Aarón y sus hijos y determinemos si ellos mismos se escogieron para el sacerdocio o se instalaron en ese oficio. Cuando Jehová envió a Moisés delante de Faraón de Egipto, “Jehová pues dijo a Moisés: Mira que te he constituído dios para Faraón, y Aarón tu hermano será tu profeta.” Después Jehová permitió que Aarón acompañara a Moisés al monte prohibido del Sinaí, y precisamente antes de inaugurar el pacto de la ley con Israel permitió que Aarón y dos de sus hijos y setenta ancianos pasaran adentro de los límites sagrados del monte. (Éxo. 7:1; 19:23, 24; 24:1, 2, 9-14) Luego cuando se hallaba en conferencia privada con Moisés en la cima del Sinaí, Jehová específicamente designó a Aarón para que fuera el sumo sacerdote de Israel y a sus cuatro hijos para que fueran subsacerdotes, y ordenó que se les hicieran indumentarias sacerdotales: “Y harás vestir con estas cosas a Aarón tu hermano y a sus hijos; y los ungirás, y los consagrarás, y los santificarás, para que sean mis sacerdotes.” (Éxo. 27:21 a 28:41) De esto vemos que estos hombres no fueron autorizados para tomar posesión del sacerdocio del pacto de la ley de Dios por propia iniciativa. No, sino que primero tuvieron que ser llamados y escogidos, y luego fué Dios quien los consagró a su oficio por medio de su agente o siervo visible, Moisés.
14. ¿Cómo emplean los términos “consagrar” y “consagración” el Éxodo, capítulo 29, y Levítico, capítulo 8?
14 En el Éxodo, capítulo 29, así como en el Levítico, capítulo 8, Moisés registró la ceremonia de consagración mediante la cual Aarón y sus hijos habían de ser instalados en su puesto. A uno de los carneros que entonces había de ser sacrificado se le llamó el “carnero de consagraciones”, lo cual no quiso decir que era un carnero consagrado sino uno que se usó para consagrar a Aarón y sus hijos. El canasto que contenía el pan que se usó junto con este carnero se llamó el “canasto de las consagraciones”. De modo que, después de vestir a Aarón con su gloriosa indumentaria sacerdotal y luego ungirlo como sumo sacerdote, y después de vestir a los hijos de Aarón con indumentaria sacerdotal, Moisés tuvo que proceder con la ceremonia de instalación: “Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.” Concerniente a los sucesores de Aarón, Dios le dijo a Moisés: “Y las vestiduras santas que son de Aarón serán para sus hijos después de él, para ser ungidos en ellas, y para ser consagrados en ellas. Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que ha de ser sumo sacerdote después de él, el cual ha de entrar dentro del Tabernáculo de Reunión, para ministrar en el Santuario.” (Éxo. 29:9, 22, 34, 29, 30; Lev. 8:22, 28-31) De acuerdo con esto la palabra “consagrar” tenía un significado que se limitaba a la instalación de hombres al sacerdocio; y Jehová Dios efectuó la instalación de sus sacerdotes a su modo.a
15. ¿Cuál es la expresión hebrea original aquí, cómo se traduce por diferentes traductores y traducciones, y qué significa?
15 Nuestra palabra española “consagrar” realmente traduce un grupo de palabras hebreas que literalmente significan “llenar la mano”, es decir, poner autoridad plena en la mano de los que han de servir en cierta capacidad. En ilustración de esto se dió muerte y dividió en pedazos al carnero de consagraciones, Moisés puso partes de él junto con ciertas cosas horneadas del canasto de las consagraciones en las manos de Aarón y sus hijos y todo esto se meció delante de Jehová. Después de eso se quemaron las cosas mecidas “en el altar, encima del holocausto: era sacrificio de consagraciones [una ofrenda de instalación, AT], de olor grato; era ofrenda encendida a Jehová”. (Éxo. 29:19-25; Lev. 8:22-28) La traducción griega de la Versión de los Setenta literalmente vierte la expresión hebrea, “llenar (o completar) la mano”; pero traductores modernos o traducciones recientes, como Móffatt, An American Translation, Crampon y Byington, tienden a vertirla “instalar”. La Vulgata latina, la Douay Version católica y Young la vierten “consagrar la mano”. Cuando Dios nos escoge y nos llama para su servicio y luego llena nuestras manos anuentes y coloca autoridad en ellas, facultándonos así para acción, verdaderamente tenemos autoridad de la fuente correcta y podemos obrar confiadamente, porque Dios nos apoya.
16. ¿Cuánto tiempo duró la ceremonia de instalación típica?
16 La ceremonia típica de instalación en ese tiempo duró siete días. A Moisés se le dijo: “Harás pues con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado; por siete días los consagrarás. Y ofrecerás de día en día un novillo como ofrenda por el pecado, para expiación; y purificarás del pecado al altar al hacer la expiación por él; luego lo ungirás para santificarlo. Por siete días harás la expiación del altar, y lo santificarás, y será el altar cosa sacratísima; todo lo que tocare al altar será santificado.”—Éxo. 29:35-37.
17. ¿Cuándo y cómo fué efectuada la ceremonia de instalación, y qué evidencia se dió de la aceptación divina del sacerdocio?
17 La instalación de Aarón y sus hijos se efectuó en los primeros siete días del primer año después que los israelitas salieron de Egipto. En el primer día de la ceremonia Moisés les dijo a los candidatos sacerdotales en el patio alrededor del sagrado tabernáculo o tienda: “Y de la entrada del Tabernáculo de Reunión no saldréis por siete días; hasta el día que se cumplieren los días de vuestra consagración; porque siete días durará el rito de vuestra consagración. De acuerdo con lo que se ha hecho hoy, ha mandado Jehová que se haga los demás días, para hacer expiación por vosotros. Y a la entrada del Tabernáculo de Reunión os quedaréis día y noche; por siete días habéis de guardar el precepto de Jehová, para que no muráis; porque así fuí mandado.” Ellos cumplieron con este requisito, de modo que tomó siete días completos instalarlos en el sacerdocio. Al octavo día estos sacerdotes mismos podrían ofrecer sacrificios sin la ayuda de Moisés. Después que Aarón había terminado de ofrecer los sacrificios y bendecir al pueblo, entonces, leemos, “Moisés y Aarón entraron en el Tabernáculo de Reunión; después salieron y bendijeron al pueblo. Y apareció la gloria de Jehová a todo el pueblo; y de la presencia de Jehová salió fuego que consumió de sobre el altar el holocausto y los sebos. Y como lo viese todo el pueblo, levantaron el grito, y cayeron sobre sus rostros.” (Lev. 8:33 a 9:24) Esta milagrosa demostración del cielo fué prueba visible de que la instalación o consagración del sacerdocio aarónico había sido completada con buen éxito y que Jehová Dios lo había aceptado a él y a su servicio.
ANTERIOR USO SUELTO DE PALABRAS
18. ¿De qué fué profética toda esa ocasión?
18 Toda esa ocasión fué profética de la consagración del verdadero sacerdocio de Dios durante esta era cristiana que algunos todavía tienden a llamar “la Edad del Evangelio”. El ungido Jesús es la Cabeza o el Principal en ese sacerdocio. Sus seguidores ungidos son sus subsacerdotes, y para éstos está escrito: “En consecuencia, hermanos santos, participantes en la vocación celestial, consideren al apóstol y sumo sacerdote a quien nosotros confesamos—Jesús.”—Heb. 3:1, NW.
19. ¿Cómo habló la Zion’s Watch Tower, en su primer año de publicación, de esta consagración de los sacerdotes de Israel por siete días?
19 En su primer año de publicación la Zion’s Watch Tower discutió el significado de esta ceremonia de instalación y el hecho de que duró siete días. En su número de marzo de 1880, página 1 (§3), dijo: “La consagración del sacerdocio incluye a todos los miembros de su cuerpo [el cuerpo o congregación de Cristo de 144,000], y necesita toda la Edad del Evangelio para completarse.” Un mes antes, en el número de febrero de 1880, la Zion’s Watch Tower discutió Levítico, capítulo 8; y en los dos últimos párrafos, bajo el subtítulo “Consagrando a los sacerdotes” (página 2), dijo: “Los siete días de consagración . . . manifiestan de nuevo que estamos consagrados al servicio de Dios, no sólo parte de nuestro tiempo, sino todo el tiempo, porque siete es el número completo de la escritura y significa todo o la totalidad de cualquier cosa a la que se aplica. . . . El Le 8 versículo 36 muestra la consumación de la obra de consagración. . . . Y si no estamos entre los sacerdotes ahora durante el tiempo de consagración, no podemos esperar ser uno con ellos cuando empiecen su servicio para la gente en las ‘edades venideras’—cuando a estos mismos sacerdotes (ahora despreciados de los hombres pero para con Dios un ‘olor grato’) se les añada el título de rey, y con su cabeza—Jesús, gobiernen y bendigan a todas las naciones. . . . Si tal es el caso, esté plenamente consagrado ahora, porque [AV] ‘Si sufrimos con él también reinaremos con él.’—2 Tim. ii. 12.”
20. ¿Cómo llegó a adoptarse la práctica de hablar de consagrarnos nosotros mismos? ¿Qué ejemplo de esto dió la Zion’s Watch Tower en 1882?
20 Sin embargo, debido a no recordar que es Dios quien consagra, instala o autoriza, la práctica creció y todavía persiste de hablar de consagrarnos nosotros mismos a Dios por medio de Jesucristo. Por ejemplo, considere esta declaración que se publicó hace setenta años: “La palabra de Dios es, que quienquiera que [se consagra] viene a Dios mediante Jesús es aceptado. (Heb. 7:25) Entonces, la primera pregunta que usted ha de hacerse es, ¿Me consagré yo plenamente a Dios—mi vida, mi tiempo, talentos, influencia,—todo? Si usted puede cándidamente responder delante de Dios—Sí, me di completamente a él; entonces le aseguro por la autoridad, no de sus propios sentimientos, sino de la Palabra de Dios que, diferente a sus sentimientos, es inalterable, que usted en ese mismo instante llegó a ser un hijo de Dios—un miembro, una rama de la vid verdadera. (Juan 15:1) Esta es una evidencia de que usted se ha unido a la iglesia verdadera, que es el cuerpo de Cristo. . . . Las aflicciones y dificultades sobrevienen al mundo así como a los santos del Señor, pero no son marcas que los identifiquen como hijos salvo en el caso de los que se han consagrado plenamente a su servicio. . . . El ser de esta clase requiere una consagración plena; y éstos son los vencedores que son juzgados dignos de ser coherederos con Jesucristo su Señor, cuyas pisadas siguen así.”—Zion’s Watch Tower de julio de 1882, página 6, §§ 3, 4.
21. ¿Cómo definió “consagrar” la Zion’s Watch Tower en 1888?
21 Otro ejemplo dice: “Por eso vemos que sólo los que después de creer en el único nombre, el Salvador, siguieron adelante y se consagraron, tomaron la cruz y sufrimientos de Cristo y los compartieron,—sólo los tales aceptaron de la libertad para llegar a ser Hijos. . . . Pero ¿no están todos los creyentes bajo los ropajes de Cristo? ¿aun los que no se consagran? No; sólo los consagrados. . . . Hay muchos que se han consagrado (es decir, han decidido estar completamente sumisos a la voluntad de Cristo a cualquier costo) y quienes no cumplen su consagración, . . .”—Zion’s Watch Tower de febrero de 1888, página 5, bajo el subtítulo “Sólo los consagrados son hijos”.
22. ¿Cómo no pugna el Éxodo 32:29 con el hecho de que es Dios quien consagra a las personas a su servicio especial?
22 Puesto que es el Señor Dios quien autoriza o consagra a una persona para su servicio especial, ¿qué haremos con tal texto como el de Éxodo 32:29? Dice así: “Porque les había dicho Moisés: Consagraos hoy a Jehová, aunque sea cada cual en su mismo hijo, o en su hermano; para que él os dé hoy su bendición.” Sírvase notar que esto se les dijo a los hijos de Leví o levitas después que todo Israel había sido introducido en el pacto de la ley en el monte Sinaí y después que Jehová Dios había designado al levita Aarón y sus hijos para que fueran consagrados al sacerdocio. Por lo tanto los del resto de la tribu de Leví iban a ser siervos de esos sacerdotes aarónicos en el templo. Por eso cuando Moisés clamó, ‘¿Quién está de parte de Jehová?’ y los hijos de Leví se pusieron de parte de Moisés, Moisés les dijo que usaran las espadas que tenían en la mano y dieran una expresión de estar consagrados a Jehová Dios matando a los israelitas apóstatas que se habían vuelto a la adoración del becerro de oro. Por eso Móffatt traduce el Éxodo 32:29 así: “Entonces dijo Moisés, ‘Sean instalados como sacerdotes del Eterno este día, porque la mano de todo hombre ha estado contra su propio hijo y su propio pariente—para que el Eterno otorgue la bendición del sacerdocio sobre ustedes este día.’” Meses después, durante la primera semana del año siguiente, el sacerdocio aarónico fué consagrado e instalado.
23. ¿Qué hay, ahora, de 1 Crónicas 29:5 tocante a consagración?
23 Pero ¿qué hay de 1 Crónicas 29:5? Aquí el rey David preguntó: “¿Quién pues está anuente a consagrar su servicio este día al Señor?” (AV) O: “¿Quién pues ofrece voluntariamente consagrarse este día a Jehová”? (AS) O: “¿Quién ahora está anuente a consagrar su mano este día al SEÑOR?” (Léeser) Esto se le dijo, no a paganos incircuncisos, sino a una asamblea de israelitas que ya eran el pueblo escogido de Dios bajo su pacto de la ley mediante Moisés. En ese entonces fueron confrontados con hacer contribuciones para la edificación de un templo suntuoso para su Dios en Jerusalén. Por eso aquí sólo se hacía un llamado al pueblo circunciso de Dios para que llenara sus manos con una contribución para la causa de él y la ofreciera en expresión de devoción a él.
24. También, ¿qué hay de 2 Crónicas 29:31? Y por eso, ¿a qué conclusión nos lleva nuestro examen?
24 Siglos después ese templo edificado por Salomón fué contaminado con mucha basura y el rey Ezequías ordenó que los sacerdotes aarónicos y los levitas limpiaran ese edificio sagrado y lo santificaran. Luego la gente se reunió allí para ofrecer los sacrificios y alabanzas propias a Dios en su templo purificado. “En seguida tomó Ezequías la palabra, y dijo: Ahora, ya que os habéis consagrado a Jehová, acercaos y traed sacrificios y ofrendas en acciones de gracias a la Casa de Jehová. En efecto, la Asamblea trajo sacrificios y ofrendas en acciones de gracias; y todos los de corazón espontáneo trajeron holocaustos.” (2 Cró. 29:31) De modo que esta consagración de sí mismos no la hicieron extranjeros incircuncisos que no estaban en el pacto de la ley. Se trataba de poner manos judías a la obra de mantener limpia la casa de Jehová y de renovar allí los sacrificios y la adoración de acuerdo con las obligaciones de su pacto. En la visión que se le dió a Ezequiel del templo restaurado, leemos: “Siete días limpiarán el altar y lo purificarán; y se consagrarán a sí mismos.” (Eze. 43:26, AV) Pero las traducciones modernas dicen: “Siete días harán expiación por el altar y lo limpiarán; así lo consagrarán.” (Moderna; Léeser; Mo; AT; Ro; BC; NC) De todo este examen vemos que consagración no se aplica bíblicamente al primer paso que da una persona para ser siervo de Dios, dándose a Dios por medio de Cristo.
NO UN “PACTO POR SACRIFICIO”
25. ¿Había entre los israelitas pacto individual mediante el cual una persona se consagrara ella misma, y qué clase de pacto tenían?
25 Todas las consagraciones que se consideraron en los párrafos anteriores fueron de personas que estaban bajo el pacto de la ley. Moisés el mediador había inaugurado este pacto en el monte Sinaí entre Jehová Dios y los israelitas, sobre la sangre de sacrificios animales. Concerniente a esto leemos: “Por lo cual ni aun el primer pacto fué ratificado [dedicado, margen] sin sangre.” O, citando la New World Translation: “En consecuencia ni el pacto anterior fué inaugurado sin sangre.” (Heb. 9:18; Éxo. 24:1-8) En conformidad con este pacto inaugurado en el Sinaí, ciertas consagraciones se efectuaron; Dios mismo consagró o instaló su sacerdocio. No había ningún pacto individual con Dios mediante el cual la persona se consagrara ella misma, sino que el pacto fué hecho con toda la nación de Israel por medio de un mediador individual, Moisés. Fué el pacto de Dios, propuesto y ofrecido por él, y él habla de éste como “el pacto que hice con sus antepasados en el día que los tomé de la mano para guiarlos fuera de la tierra de Egipto”. Por eso él se refiere a toda la nación como su esposa y a sí mismo como el esposo en virtud de este pacto de la ley.—Heb. 8:8, 9, NW; Jer. 31:32.
26. Además de “consagración”, ¿qué otra cosa se llamaba al paso de darse uno a Dios, y qué se decía de esto?
26 Ya notamos que antes acostumbraban referirse al paso de darse uno a Dios como a la consagración de uno mismo. Correspondientemente, por lo menos hasta 1946b, se acostumbraba decir que esto era un pacto por sacrificio con Dios, porque se entendía que el que se daba a Dios había de ser sacrificado con Jesús; de modo que estaba sacrificando todas las cosas terrestres por su así llamada “consagración propia”. Este se aplicaría a sí mismo de modo personal el Salmo 50:5: “Juntadme mis santos en torno de mí; los que han hecho un pacto conmigo por sacrificio.” (AV) Se entendía que el sacrificio mencionado aquí era el sacrificio de cada persona que hacía una consagración de sí misma. Se creía que este pacto por sacrificio daba a entender la acción de un individuo, algo distinto del antiguo pacto de la ley y del nuevo pacto que Dios prometió hacer por medio de Jesucristo como Mediador. Por ejemplo, allá en el número de noviembre de 1880, hubo un artículo intitulado “Más allá del velo” que trataba del tabernáculo y sus velos o cortinas. Y en el párrafo 5 dijo: “Los que pasan a través de este primer ‘velo’ al ‘lugar santo’ son los que cumplen su ‘pacto por sacrificio’, y son llamados santos. Todos los creyentes que vienen a través de la ‘cortina’ son ‘llamados a ser santos,’ pero sólo los que obedecen la llamada y se dan como sacrificio hacen ‘segura su vocación y elección’.” Por eso sucedió que cada creyente hablaba acerca de hacer un pacto con Dios al tiempo de consagrarse. Esto ha causado confusión en la mente.c
27. ¿Qué quiso decir Jehová por un “pacto conmigo por sacrificio”?
27 El “pacto conmigo por sacrificio” no es un pacto personal que cada creyente hace, sino que es un pacto de organización. Mediante esta expresión Jehová se refirió a su nuevo pacto con su nueva nación del Israel espiritual y para el cual Jesucristo es el Mediador, el Mayor Moisés. Citando la traducción de Rótherham del Salmo 50:5: “Congregaos a mí—mis hombres de bondad amorosa, que han solemnizado mi pacto sobre sacrificio.” No es sobre el sacrificio de cada santo o persona de bondad amorosa que este pacto es solemnizado, sino que es sobre el único sacrificio del Mediador Jesucristo, y el pacto es un pacto nacional. Es el nuevo pacto hecho con la nueva organización teocrática, la congregación cristiana. En el Sl 50 versículo 16 del salmo, Dios habla del pacto como pacto de él, diciendo a los hipócritas y apóstatas inicuos: “¿Qué parte tienes tú en declarar mis estatutos, o cómo tomas mi pacto en tu boca?”
28. ¿Cómo entra la persona en este pacto por sacrificio con Dios?
28 Pero a aquellos que se han apartado de por sí para Dios él los engendra con su espíritu y así los hace sus hijos espirituales y un pueblo para su nombre. A estos santos o sagrados, a este pueblo de bondad amorosa, Jehová Dios lo introduce en el nuevo pacto por medio del Mediador Jesús. Les perdona sus pecados por medio del sacrificio de Jesús, y los consagra o instala en su servicio como sacerdotes, subsacerdotes cuyo Sumo Sacerdote es Cristo Jesús. Él los unge con su espíritu para que sean tales sacerdotes consagrados.d De ahí en adelante están obligados a ofrecer los sacrificios de alabanza y servicio obediente a Dios todos sus días en la carne sobre la tierra, “siete días,” por decirlo así.
29. Entonces, ¿cómo debemos llamar a la venida de Jesús para hacer la voluntad de Dios, y por qué?
29 Volviendo ahora a la pregunta suscitada en el párrafo 9, en cuanto a cómo debemos llamar al paso que Jesús dió cuando vino para hacer la voluntad de Dios, la Zion’s Watch Tower en un tiempo declaró: “Al nacer de una virgen, Jesús había recibido ‘la simiente de Abrahán’ y así continuó hasta que tuvo 30 años de edad cuando, en el bautismo, él consagró su ser a Dios como un sacrificio vivo. Él fué aceptado, y desde ese momento, engendrado del espíritu y sellado como una nueva criatura, es participante de la naturaleza divina; la naturaleza humana (la simiente abrahámica) fué la cosa sacrificada.” (Mayo de 1881, página 2, bajo “Alguna cosa mejor para nosotros”, § 2) Pero ahora apreciamos con más claridad que Jesús, al tiempo de presentarse a Juan para ser bautizado en el río Jordán, no se consagró al sacerdocio ni se instaló por sí mismo en el oficio sacrificatorio. Fué Dios quien lo glorificó constituyéndolo Sumo Sacerdote real. Dios hizo esto por el juramento que proféticamente había dado en el Salmo 110:4: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: ¡Tú eres sacerdote para siempre según la manera de Melquisedec!” (AS, lectura marginal; Heb. 5:4-6; 7:15-17, 20-22) Puesto que Jesús milagrosamente nació como uno del pueblo escogido de Dios y luego fué presentado a Dios en la niñez por María como su hijo primogénito, podemos evitar confusión si llamamos la venida de Jesús para hacer la voluntad de Dios la dedicación de sí mismo a Dios.
30. ¿Qué evidencia recibió Jesús de que su dedicación fué aceptada y de haber sido consagrado a la voluntad especial de Dios?
30 Inmediatamente después que simbolizó esta dedicación mediante el ser bautizado en la corriente del Jordán, Jesús recibió la evidencia de que Dios había aceptado su dedicación y que ahora lo estaba consagrando a su servicio espiritual como Sumo Sacerdote. ¿De qué manera? Igual como Moisés en el primer día de la ceremonia de consagración atavió a su hermano Aarón con gloriosos ropajes sacerdotales y lo ungió con el aceite de la unción para ser el sumo sacerdote, así Dios ungió a Jesús con el espíritu santo (simbolizado por una paloma que descendió sobre él) y dejó que su voz se oyera desde el cielo diciendo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:13-17, NW) El dedicarse no fué algo que María había hecho por él en su infancia antes de que tuviera conocimiento y entendimiento para apreciarlo. No, sino que ahora a los treinta años de edad fué algo que Jesús voluntariamente hizo de sí mismo. Mediante ello se colocó a la disposición de Dios para todo lo que Dios le revelara de acuerdo con lo que estaba escrito en el rollo del libro.—Luc. 3:21-23; 4:14-21.
31. ¿A qué, finalmente, condujo la dedicación de Jesús, y por eso qué clase de camino es la dedicación de nosotros a Dios?
31 Por tres años y medio Jesús sirvió en la tierra desempeñando el papel de Sumo Sacerdote al cual Dios lo había consagrado. Luego entregó su sacrificio humano en la muerte. Pero ése no era el fin cabal al que la dedicación de Jesús a Dios condujo. Para que pudiera continuar sirviendo como Sumo Sacerdote en el cielo Dios lo resucitó de la muerte a la vida celestial como una criatura espiritual inmortal. Como tal, este glorificado Sumo Sacerdote entró al lugar santo, el cielo mismo, a la presencia de Dios, presentó el valor redentor de su sacrificio humano y procedió a mediar el nuevo pacto para sus fieles seguidores en la tierra. A ellos está escrito: “Por lo tanto, hermanos, puesto que por la sangre de Jesús tenemos denuedo en lo que toca al camino para entrar al lugar santo, el cual inauguró para nosotros como un camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazones sinceros en plena seguridad de fe.” (Heb. 10:19-22, NW) De modo que ahora es por medio de este Sumo Sacerdote que podemos imitarlo y dedicarnos a Dios sinceramente y con fe. Como en el caso de Jesús, así también en el nuestro éste es un camino vivo, el camino para conseguir la vida.
32. ¿A qué vida es éste el camino para los que están consagrados como subsacerdotes, y a qué vida para los de la “grande muchedumbre” que hoy vienen a Dios?
32 A las personas dedicadas a quienes Dios escoge consagrar y hacer subsacerdotes para servir con Jesús y reinar mil años con él, Dios las marca en la frente con su nombre. Eso quiere decir que le pertenecen como el “pueblo para su nombre” y que él ‘los ha comprado de entre la humanidad como primicias para Dios y el Cordero’. (Apo. 14:1-5; 22:3-5, NW) Esto los señala para vida en el cielo mediante una resurrección espiritual. Pero hoy día, además de estos 144,000 subsacerdotes consagrados, hay cientos de miles de personas que tienen a la vista el privilegio de dedicarse a Dios por medio de su Sumo Sacerdote, de colocarse a la disposición de Dios para que él haga con ellos lo que quiera. Para éstos este camino de dedicación a Dios es un camino vivo, también, pero no para la vida inmortal en el cielo. Dios no desea consagrarlos y ungirlos para el sacerdocio con Cristo de acuerdo con el nuevo pacto. Los asigna a vivir sobre la tierra en el nuevo mundo. De modo que ellos permanecerán en la tierra, donde el paraíso será restaurado. En vista de esto Dios aun llevará una “grande muchedumbre” innumerable de ellos a salvo a través de la venidera guerra universal del Armagedón, para que la humanidad continúe en la tierra con una existencia no interrumpida desde el comienzo y para siempre jamás. Para poder tener alguna posibilidad de sobrevivir al Armagedón y entrar al nuevo mundo sin fin, es necesario que cada uno dé el paso inicial de dedicarse a Dios por medio de Cristo. Al obrar así usted obtendrá la marca para la vida.
[Notas]
a Note, también, que otras personas consagraban a sus sacerdotes. En Jueces 17:5, 12 leemos acerca del apóstata Mica que consagró primero a un hijo y luego a un levita infiel para el sacerdocio de una casa de ídolos que él construyó. Y en 1 Reyes 13:33 y 2 Crónicas 13:9 leemos acerca del rey apóstata Jeroboam, que levantó dos becerros de oro para adoración idólatra y “a cualquiera que quería, le consagraba para que fuese uno de los sacerdotes de los altos”.
b Vea La Atalaya del 15 de noviembre de 1946, el artículo “Vindicado sobre el pacto por sacrificio”.
c Debido a que la mayor parte de nuestros lectores no tiene los primeros números de la Zion’s Watch Tower, publicamos aquí el extracto del número de julio y agosto de 1885, página 11 (§§ 2, 3), sobre “La ‘manada pequeña’ y la ‘gran compañía’”, como sigue: “Todos éstos empiezan en el mismo camino angosto, y al estar plenamente consagrados a Dios, son engendrados del Espíritu por medio de la palabra de verdad. Por eso todos son ‘criaturas nuevas’—espirituales—y su vieja naturaleza (la humana) queda condenada a destrucción segura por su propio libre albedrío y pacto. . . . Sólo una minoría de todos los que de buena fe hacen la consagración camina con paciencia hasta el fin—en total sólo una ‘manada pequeña’. Para con muchos, el valor empieza a faltar, y necesitan ser estimulados hacia adelante por la vara de corrección de aquel que ha llegado a ser nuestra seguridad (Heb. 7:22) para garantizar que cumplamos nuestro pacto, aunque nuestros propios esfuerzos fallen; de otro modo, el fin de los tales tendrá que ser la muerte. Por lo tanto, se envían amorosamente aflicciones especiales sobre los consagrados, cuando se necesitan, para alejar de ellos los afectos a las cosas terrestres, y para atraer el corazón de nuevo a simpatía y comunión más estrechas con Dios en cumplimiento de su pacto por sacrificio. Sólo unos cuantos caminan pacientemente en el camino de sacrificio, regocijándose por el privilegio de ganar tan grande premio con el costo tan pequeño comparativamente.”
d Además de traducir la expresión hebrea “llenar la mano” con la palabra “consagrar”, la King James Version también traduce otra palabra hebrea, qahdash, con la palabra “consagrar”, en Éxodo 30:30; 28:3; 2 Crónicas 26:18; 31:6; y Esdras 3:5. En la mayoría de los otros versículos la palabra hebrea se traduce “santificar”, y la traducción de Young vierte la palabra como “santificar” en los versículos que se citan aquí.
La King James Version traduce todavía otra palabra hebrea, nahzar, con la palabra “consagrar”, en Números 6:11, 12. Pero de nuevo la traducción de Young muestra una distinción y vierte nahzar como “separar”.