El nombre en que todas las naciones están escogiendo andar
“Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre.”—Miq. 4:5.
1. Aunque la gente de una nación esté dividida religiosamente, idolatra y adora a ¿qué dios unificador?
LAS Naciones Unidas, como organización para la paz y seguridad mundiales, ahora tiene 132 naciones miembros. Hay otras naciones afuera. Cada una de las naciones políticas tiene un ideal que mantiene unido a su pueblo bajo un solo gobierno. De modo que cada nación anda o va en el nombre de ese ideal; es decir, va como adherente o seguidor de ese ideal común. En poco tiempo la gente se pone a idolatrar a ese ideal. Para ellos llega a ser un dios que adoran y consideran que está sobre todos los intereses privados, personales. Así la gente puede estar dividida religiosamente, y sin embargo adorar a ese ideal nacional como un dios unificante.
2. ¿Cómo se contradicen en realidad millones de personas que alegan no creer en Dios?
2 Millones de personas alegan no creer en Dios, ser ateas, no comprometidas con ningún dios. Pero se contradicen al adorar un dios nacional. Desde la Revolución Americana (1775-1783) hemos oído mucho en cuanto a “la diosa de la Libertad.” O, el dios o la diosa puede ser esta cosa que se llama democracia, gobierno por el pueblo. O, puede ser el enemigo enconado de la democracia, a saber, el comunismo internacional. La gente se adhiere a estos principios políticos con una tenacidad que equivale a devoción religiosa fanática. Además, cada una de las naciones guarda con celo lo que considera su “soberanía nacional,” como si fuese un dios que no debe ser violado ni perdido. En algunas naciones muchas personas idolatran un fuerte establecimiento militar que le da a la nación una posición de fuerza desde la cual tratar con otras naciones. Respecto al moderno “rey del norte,” se predijo hace mucho: “Al dios de las plazas fuertes, en su posición dará gloria.”—Dan. 11:38.
3. ¿Cómo justiprecia correctamente Miqueas 4:5 la situación en cuanto al andar de las naciones, y cómo es el Salmo 96:5 una estimación apropiada del valor de esos dioses populares?
3 El escritor inspirado de la antigüedad justipreció correctamente el derrotero de las naciones modernas al decir: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios.” (Miq. 4:5) Cada uno de estos dioses es muy popular en su propia localidad. Es por eso que, si un individuo que realmente sabe de lo que se trata rehúsa acompañar a la muchedumbre, se resienten mucho en contra de ese individuo. Sienten indignación casi al grado de obrar violentamente en contra del ofensor. Pero la pregunta es: ¿De qué valor son esos “dioses” idolátricos? ¿A qué están conduciendo a los pueblos de las naciones? A estas preguntas la presente situación mundial debe dar la respuesta más convincente, especialmente tomando en cuenta la corriente inalterable de los asuntos y condiciones mundiales. Estamos obligados a convenir en que el escritor de la antigüedad hizo una estimación apropiada de las deidades populares cuando dijo: “Todos los dioses de los pueblos son dioses que nada valen.”—Sal. 96:5.
4. Los individuos hoy día tienen que escoger entre ¿cuáles derroteros, y quiénes están haciendo hoy la selección que trae seguridad?
4 Es hora de que los pueblos despierten en cuanto al valor de sus dioses populares. Los “dioses” que los han metido en el presente embrollo no pueden sacarlos de él y no se puede depender de ellos para que los saquen de él. Si “los pueblos” no despiertan, entonces, por lo menos, individuos deben hacerlo, antes que el remolino de los acontecimientos mundiales que suceden rápidamente los arrastre, los absorba en destrucción. El que se nos saque de este desastroso vórtice para estar donde hay seguridad solo puede resultar de hacer la selección correcta, de escoger el Dios que debemos escoger y andar en el nombre de ese Dios. O continuamos yendo en el nombre de algún dios popular, o escogemos ir en otra dirección, andando en el nombre de un Dios que es mejor que todos los dioses populares de los pueblos de las naciones. El escoger este último derrotero, el derrotero correcto, todavía es posible para los que aman la vida y la felicidad. En años recientes se ha hecho que centenares de miles de individuos alrededor de todo el globo terráqueo despierten al significado de los acontecimientos mundiales y éstos han hecho la selección feliz. Todavía no es demasiado tarde para que otros procedan de igual manera.
5. ¿Fue la sinceridad lo único que tuvo que ver con el que emprendieran este derrotero valeroso, y por qué es el derrotero correcto?
5 ¿Requiere valor ese derrotero? ¡Sí, en verdad! El emprender este derrotero valeroso ciertamente exige sinceridad. La sinceridad de ellos al emprender este derrotero no se pone en tela de juicio ni por un instante, pero ¿puede decirse que la mera sinceridad patentizada al emprender este derrotero hace que éste sea el derrotero correcto? ¡No! Por consiguiente, el derrotero valeroso no se está adoptando únicamente con sinceridad de por sí, sino sobre la base de información confiable, conocimiento correcto. Y esto bajo guía digna de confianza, mejor que la guía de “dioses que nada valen.” Lo correcto del derrotero queda probado por el hecho de que se predijo en una profecía que no ha resultado ser mentira sino la verdad. Todos los rasgos de esta profecía son ciertos, porque proviene de un Dios a quien nadie puede acusar de haber dicho una mentira, porque él no miente. Después de más de cuatro mil años de tratar con la humanidad todavía pudo escribirse acerca de Él: “Es imposible que Dios mienta.” (Heb. 6:18; Tito 1:2) Éste es el Dios en cuyo nombre cada vez más personas están escogiendo andar hoy día.
6. ¿De qué clase de localidad proviene esta profecía, y cuándo fue presentada por el profeta?
6 De modo que la profecía que predijo correctamente este notable acontecimiento de nuestro día no provino de ningún lugar de origen mítico. Este lugar es histórico —una tierra que se conoce mundialmente hoy día, pues aparece mucho en las noticias— Israel. El que habló la profecía inspirada por Dios fue un hombre llamado Miqueas, que se identificó con la población de Moreset en el territorio de la tribu de Judá y a unos treinta y cinco kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Vivió durante el reinado de tres reyes históricos, a saber, “Jotán, Acaz, Ezequías, reyes de Judá.” (Miq. 1:1) Eso sitúa a Miqueas en el octavo siglo antes de nuestra era común, y por eso su profetizar debe haber terminado antes de 716 a. de la E.C.
7. ¿Qué hay acerca de Miqueas que fortalece nuestra confianza en su profecía, y qué profeta posterior se refiere a esto?
7 Sin embargo, lo que debe fortalecer nuestra confianza de que Miqueas fue un profeta verdadero de un Dios vivo y verdadero no solo es su historicidad, sino también su valor, valor que demostró al decir su mensaje aunque arriesgó su vida al hacerlo. En su día los reyes tenían poder casi absoluto, poder sobre la vida o muerte de sus súbditos. (Pro. 16:14) Se llama a nuestra atención este carácter personal del profeta Miqueas en la ocasión posterior en que el profeta Jeremías en Jerusalén fue amenazado con la muerte por líderes judíos que se oponían a habla que les parecía antipatriótica y subversiva. Leamos el propio relato de Jeremías en cuanto a esto:
8. ¿Cómo introduce Jeremías 26:16-19 esta referencia a la profecía valerosa de Miqueas?
8 “Entonces los príncipes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: ‘No hay juicio de muerte que le corresponda a este hombre, porque fue en el nombre de Jehová nuestro Dios que nos habló.’ Además, ciertos hombres de los de más edad del país se levantaron y empezaron a decirle a toda la congregación del pueblo: ‘Miqueas de Moreset mismo se hallaba profetizando en los días de Ezequías el rey de Judá y pasó a decirle a todo el pueblo de Judá: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Sion misma será arada como un mero campo, y Jerusalén misma llegará a ser meros montones de ruinas, y la montaña de la Casa servirá para lugares altos de un bosque.’” ¿Acaso Ezequías el rey de Judá y todos los de Judá le dieron muerte de manera alguna? ¿No temió él a Jehová y procedió a ablandar el rostro de Jehová, de modo que Jehová se puso a sentir pesar por la calamidad que había hablado contra ellos? Así estamos desarrollando una gran calamidad contra nuestras almas.’”—Jer. 26:16-19.
9. (a) ¿Cómo cumplió Miqueas los tres requisitos básicos de un profeta verdadero? (b) ¿Qué significa el nombre Miqueas, y qué dice Isaías 26:4 que es la manera correcta de responder a esa pregunta desafiante?
9 Fuera de duda, Miqueas resultó ser un profeta verdadero del único Dios verdadero, pues cumplió los tres requisitos básicos. Es decir: (1) Habló en el nombre del Dios verdadero. (2) Sus profecías se cumplieron. (3) Sus profecías tendieron a dirigir y resultaron en dirigir a las personas honradas al único Dios verdadero. (Deu. 13:1-5; 18:20-22) Sin el menor asomo de duda, Miqueas anduvo en el nombre de su Dios. Su mismo nombre es un desafío a todos nosotros para que comparemos a su Dios con todos los “dioses que nada valen” que los pueblos de las naciones están adorando, pues su nombre hebreo, Miqueas, significa “¿Quién Es Como Jah?” La manera correcta en que debemos responder a esa pregunta desafiante fue aconsejada por un profeta que fue contemporáneo de Miqueas, a saber, Isaías, cuando escribió: “Confíen en Jehová para siempre, porque en Jah Jehová está la Roca de tiempos indefinidos.”—Isa. 26:4; 12:2.
UN PUNTO DE VIRAJE EN LA HISTORIA
10. (a) Verdaderamente, ¿cuál tiene que ser nuestra respuesta a la pregunta que se hace surgir en el nombre de Miqueas? (b) ¿Qué pregunta surge acerca de que contestemos de esta manera, y a qué punto de viraje en la historia se refirió Miqueas para guía nuestra en este asunto?
10 Si queremos contestar la pregunta desafiante que se manifiesta en el nombre de Miqueas, los hechos nos obligarían a responder: “¡No hay ninguno como Jah Jehová!” Siendo así el caso, la pregunta que afrontamos ahora es: ¿Qué vamos a hacer acerca de todo esto? El que hagamos lo correcto acerca de ello marcaría un punto de viraje en nuestra vida, aun en la vida de muchas personas que afirman ser cristianas. Este cambio estaría en armonía con lo que predijo el profeta Miqueas. En sus profecías señaló hacia el futuro al punto de viraje en la historia humana. No, aquí no queremos decir la profecía de Miqueas de que el Mesías o Cristo prometido nacería como hombre en la pequeña población de Belén en la tierra de Judá. (Miq. 5:2) El tiempo del cumplimiento de esa profecía se usa como el principio de lo que la cristiandad llama “la era cristiana,” aunque no está muy segura de la fecha exacta del nacimiento de Cristo. (Mat. 2:1-6; Luc. 2:4-17) Eso fue hace poco menos de dos mil años. Pero el punto de viraje en toda la historia humana al cual nos referimos es aquel que se alcanzó dentro de nuestra propia generación. ¡El profeta Miqueas señaló hacia el futuro a éste!
11. ¿A qué se refirió Miqueas al introducir esta gloriosa profecía, y por qué debemos esperar ver su cumplimiento en nuestra propia generación?
11 Miqueas predijo lo que sucedería en este punto de viraje. ¿Vemos hoy que está sucediendo? Debemos verlo, puesto que estamos en el debido período de la historia. Cuando Miqueas describió proféticamente lo que podemos ver que está sucediendo hoy, lo introdujo prediciendo lo que resultó ser un punto de viraje en la historia de su propia nación. Esta profecía se cumplió en el siglo después de Miqueas, de modo que él no vivió para ver que lo que predijo se cumplió. Así escapó de una calamidad nacional. Pero esta calamidad sobre su propia nación ha tenido un paralelo dentro de nuestra generación moderna, razón por la cual merece nuestra consideración. Por eso leamos lo que escribió Miqueas y veamos cuán bien introduce una profecía gloriosa que se cumple en este mismísimo siglo veinte:
12. En Miqueas 3:9-4:1, ¿qué mala condición religiosa describió el profeta, y qué cambios predijo acerca de “la montaña de la casa de Jehová”?
12 “Oigan, por favor, esto, ustedes los cabezas de la casa de Jacob y ustedes los comandantes de la casa de Israel, los que detestan la justicia y los que hacen aun torcido todo lo que es derecho; edificando a Sion con actos de derramamiento de sangre y a Jerusalén con injusticia. Sus propios cabezas juzgan meramente por un soborno, y sus propios sacerdotes instruyen solo por precio, y sus propios profetas practican adivinación sencillamente por dinero; sin embargo sobre Jehová siguen apoyándose, diciendo: ‘¿No está Jehová en medio de nosotros? No vendrá sobre nosotros ninguna calamidad.’ Por lo tanto, a causa de ustedes Sion será arada como un simple campo, y Jerusalén misma llegará a ser simples montones de ruinas, y la montaña de la casa será como los lugares altos de un bosque. Y tiene que suceder en la parte final de los días, que la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella pueblos tendrán que afluir.”—Miq. 3:9 a 4:1.
13. ¿Cuándo tuvo lugar ese punto de viraje en la antigüedad?
13 ¿Parece indicar esa cita de Miqueas un abrupto viraje en los acontecimientos de una nación? No puede haber duda de que la grandiosa parte final de esta profecía tiene que cumplirse, pues las palabras proféticas que la introducen certísimamente se cumplieron. Allí está la historia registrada para mostrarlo. En el año 607 a. de la E.C., cerca del principio de lo que sería nuestro mes de octubre, la ciudad allá en el Oriente Medio que poéticamente se llama “Sion” sí yacía como un mero campo que había sido arado. Sí, a la capital nacional Jerusalén se le dejó yacer como meros montones de ruinas.
14. (a) ¿A qué comenzó a parecerse “la montaña de la casa de Jehová” entonces? (b) ¿Debido a qué prácticas judiciales y religiosas había querido Jehová que esto tuviera lugar?
14 ¿Y qué hay de la montaña de 762 metros de altura sobre la cual la casa de adoración de Jehová edificada por el rey Salomón se destacaba antes con belleza imponente? Esa montaña sagrada empezó a parecerse a “los lugares altos de un bosque.” Quedó desierta como una cumbre de colina arbolada. ¿Fue eso una desgracia para Jehová Dios? Parece que sí. Y sin embargo era la voluntad de él que fuera así, porque inspiró a su profeta Miqueas a que fuera el primero en predecir semejante calamidad religiosa. Tenía toda razón para hacerlo, especialmente dado que Jerusalén se estaba llenando de injusticia y se estaba contaminando por actos injustificados de derramamiento de sangre. ¿Qué más podía esperarse de una ciudad cuando sus cabezas dejaban que se les cegaran los ojos a la justicia aceptando sobornos, cuando los sacerdotes del templo llevaban a cabo instrucción religiosa por un precio fijo y cuando los profetas de imitación llevaban a cabo adivinación demoníaca para ganar dinero de la gente crédula? ¡Y sin embargo aquellos hipócritas religiosos creían que estaban andando en el nombre de Jehová, o que Jehová continuaría estando en medio de ellos en Su templo, para protegerlos de calamidad! Con razón la profecía de Miqueas, aunque era tan alarmante y desagradable, se cumplió.
15. (a) ¿Qué medios usó Jehová para hacer que la predicha calamidad nacional ocurriera, y cuándo? (b) ¿Qué les sucedió a las cosas gubernamentales y religiosas en Jerusalén, y qué le sucedió a la clasificación de Jehová como un dios?
15 La religión no es defensa para los hipócritas. Los hipócritas religiosos quedaron desilusionados, pues estaban equivocados en lo que esperaban de Jehová, a pesar de lo que Miqueas fue usado para predecir. Bueno, ¿qué medio empleó Jehová para hacer que les ocurriera una calamidad nacional en 607 a. de la E.C.? Lo hizo por medio de los babilonios bajo el rey Nabucodonosor. Después de unos dieciocho meses de sitiar a Jerusalén, el ejército babilónico irrumpió en la ciudad, la saqueó y saqueó su templo, se llevó cautivos a los desdichados sobrevivientes e incendió la ciudad santa. El trono real, “el trono de Jehová,” como se le llamaba, sobre el cual se sentaba la línea de reyes de la familia real de David, desapareció, así como también el “arca del pacto” que había estado situada en el compartimiento más recóndito, “el Santísimo,” del templo. Así el reino de David, que para entonces había estado 463 años en Jerusalén, fue destruido. También, la adoración en grande escala de Jehová en su templo fue interrumpida. La clasificación de Jehová como un dios bajó bruscamente entre las naciones paganas. La adoración de Él de repente descendió a un nivel sumamente bajo en la estimación de las naciones mundanas. Su nombre santo parecía profanado.
16. ¿Qué llegaron a creer las naciones paganas que observaban acerca de levantarse de nuevo la adoración de Jehová en Jerusalén, y por qué?
16 ¿Se levantaría de nuevo alguna vez la adoración de Jehová? Sin duda esa fue la pregunta que se les ocurría a muchos paganos interesados. Si hubieran conocido y creído en las profecías de Miqueas, Isaías y Jeremías y otros profetas de Jehová habrían sabido que la respuesta era ¡Sí! Pero los paganos incrédulos y los que despreciaban la adoración del Dios de Abrahán, Isaac y Jacob creían que no. Año tras año pasaba lentamente, hasta el año septuagésimo, y no hubo ninguna restauración de la adoración de Jehová en la ciudad santa Jerusalén continuaba siendo un montón de ruinas; Sion continuaba siendo como un mero campo todo escabroso como si hubiese sido arado. La montaña del templo era como un montículo desierto en una selva. En vez de salir de allí música instrumental y canciones del templo, se alzaban los reclamos severos, desentonados de aves y animales silvestres. Los paganos que observaban a su alrededor parecían tener razón al creer que, con el pueblo de Jehová en destierro principalmente en Babilonia, se acabaría Su adoración.
17. ¿Qué viraje tomó el asunto tocante a Babilonia, y cómo asumió el poder mundial otra rama de la familia humana?
17 Sin embargo, ¡que nadie piense jamás que la adoración del Dios verdadero puede ser exterminada! Poco se daban cuenta los que sacaban la satisfacción de la decadencia calamitosa de la adoración de Jehová que se acercaba el momento en que el asunto tomaría un viraje. Sucedió de manera asombrosa. Al fin de sesenta y ocho años de yacer Jerusalén desolada sin hombre o bestia doméstica, cayó la poderosa Tercera Potencia Mundial de la historia bíblica. Como predijeron los profetas del Dios que nunca miente, Jehová, cayó el imperio de Babilonia. Babilonia con sus ejércitos aterradores había destruido el templo de Jehová en Jerusalén por permiso de él, pero ella no quedó sin castigo por aquel acto presuntuoso de insulto al único Dios vivo y verdadero. Cesó el poder mundial por gobernantes semíticos. Por un cambio trascendental, empezó el poder mundial por gobernantes arios o jaféticos, para continuar hasta nuestro propio día. El conquistador persa, Ciro el Grande, llegó a ser rey de Babilonia y de la Cuarta Potencia Mundial de la historia bíblica. Entonces la religión babilónica dio una voltereta. Su dios principal, Merodac o Marduk, de repente cayó desacreditado.
18. (a) ¿Qué profecía de Jeremías acerca del dios de Babilonia y su tierra habría de comenzar a cumplirse entonces? (b) ¿Qué comparación hay entre la desolación de Babilonia y la que ella le causó a Jerusalén?
18 Llegó el tiempo para que se cumplieran las palabras del profeta Jeremías: “Anúncienlo entre las naciones y publíquenlo. Y alcen una seña; publíquenlo. No escondan nada. Digan: ‘Babilonia ha sido tomada. Bel [El Señor] ha quedado avergonzado. Merodac se ha aterrorizado. . . . Porque contra ella ha subido una nación desde el norte. Es la que hace de su tierra un objeto de pasmo, de manera que resulta que nadie mora en ella. Tanto el hombre como el animal doméstico han huido. Se han ido.’” (Jer. 50:2, 3) Esta profecía tiene significado para nosotros hoy día. ¿Dónde, podemos preguntar, está Babilonia sobre el río Éufrates en lo que hoy día es la tierra de Irak? No es más que una ruina desolada, pues le sobrevino un destino como el que ella había descargado contra Jerusalén de la antigüedad, solo que su desolación ha continuado por siglos más de mil años, mientras que la desolación de Jerusalén solo duró setenta años.
JEHOVÁ ASUME EL ASCENDIENTE COMO DIOS
19. Después que Persia conquistó a Babilonia, ¿qué dios asumió el ascendiente, y a quién usó este dios para la restauración de su templo?
19 Ante el revés sorprendente de Babilonia en 539 a. de la E.C., ¿qué dios ascendió a importancia internacional? ¿El dios nacional de los persas victoriosos, o el dios de los desterrados en Babilonia, Jehová? La profecía de Miqueas, junto con las profecías de otros hombres inspirados de Dios, indicaban que Jehová asumiría el ascendiente. Lo hizo, probando que sus profecías son infalibles. Dijo Miqueas bajo inspiración: “Y en los días futuros la montaña de la casa de Jehová será establecida a la cabeza de las montañas, elevada por encima de las colinas, y pueblos afluirán a ella.” (Miq. 4:1, traducción de Byington) A fin de efectuar un cumplimiento primario o típico de esa profecía desafiante, Jehová Dios usó como instrumento al rey Ciro el Grande, un adorador del dios principal de la Persia victoriosa. Jehová, en Su superioridad, hizo que el adorador de un dios falso trabajara para Él a fin de restaurar el templo de Jerusalén.
20. ¿En cumplimiento de qué profecía acerca del conquistador persa tuvo lugar esto, y cuándo y cómo?
20 ¿De qué manera? Bueno, Jehová se refirió a sí mismo como “Aquel que dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’; aun en mi decir de Jerusalén: ‘Será reedificada,’ y del templo: ‘Te será colocado tu fundamento.’” (Isa. 44:27, 28) El rey Ciro llevó a cabo completamente aquello en que Jehová se deleitaba, aunque esto era contrario a lo que le hubiera deleitado al dios nacional de Persia ver efectuado. En el año 537 a. de la E.C., el año septuagésimo de la desolación de Jerusalén y su templo, Jehová despertó el espíritu de Ciro para que decretara que el templo fuera reedificado en Jerusalén. Con ese fin Ciro decretó que los desterrados en Babilonia que se ofrecieran voluntariamente para este trabajo del templo fueran librados de Babilonia para que regresaran a “la montaña de la casa de Jehová.” (2 Cró. 36:20-23; Esd. 1:1-4) Para fines de aquel año septuagésimo de la desolación de Jerusalén un fiel resto que se ofreció voluntariamente para el trabajo del templo estaba de vuelta en la tierra de Judá, poniéndole fin a su desolación. En la primavera del año siguiente (536 a. de la E.C.) se puso el fundamento del segundo templo de Jerusalén.—Esd. 3:8-12.
21. ¿A pesar de qué fue terminado el segundo templo de Jehová, y cuándo?
21 Esto no fue del agrado de los paganos opuestos a la adoración de Jehová. Pero su oposición no podía triunfar contra el Dios Todopoderoso. Por eso, después de años de oposición activa de parte de estos paganos porfiados, el resto fiel completó el segundo templo de Jehová en Jerusalén durante el invierno, en el tercer día del mes lunar de Adar en el año 515 a. de la E.C.—Esd. 6:15.
22. ¿Cómo llegó a estar “la montaña de la casa de Jehová” “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas,” tanto en lo que toca al resto restaurado como a las naciones y pueblos paganos?
22 A fin de ser usado para hacer esto, el resto restaurado tenía que elevar la adoración de Jehová por encima de todas las otras cosas en su vida, y poner abajo la adoración de los dioses falsos que sus antepasados habían adoptado infielmente. La adoración de Jehová, representada por “la montaña de la casa de Jehová,” se elevó por encima de la altura encumbrada que las naciones paganas daban a sus dioses demoníacos, a los cuales solían adorar en muchos casos en lugares altos naturales como las cumbres de las colinas y de las montañas. En sentido figurativo, la montaña de la casa de adoración de Jehová estaba “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas” y estaba “alzada por encima de las colinas.” El respeto a la adoración de Jehová asumió la posición suprema, no solo entre su pueblo escogido sino también entre muchos individuos de las naciones y pueblos paganos. Sin duda muchos de estos individuos subieron a Jerusalén a adorar al Dios verdadero, así como lo hacían los prosélitos religiosos en los días de los apóstoles cristianos y como lo hizo el eunuco real de Etiopía, a quien el evangelizador Felipe fue comisionado a convertir al cristianismo.—Hech. 2:5-10; 8:26-39; Juan 12:20, 21.
23. (a) ¿En el nombre de quién comenzaron a andar los individuos de aquellas naciones y pueblos? (b) ¿Qué clase de cumplimiento de la profecía fue eso, y, desde la venida del Mesías, qué pregunta surge en cuanto a andar en el nombre?
23 En vez de andar en el nombre de sus dioses anteriores, los individuos de todas aquellas diversas naciones y pueblos anduvieron en el nombre del Dios cuya adoración era sumamente ensalzada, Jehová. Verdaderamente eso fue un cumplimiento de la profecía de Miqueas. Pero solo un cumplimiento parcial, en miniatura o típico. El cumplimiento pleno, completo no tuvo lugar allá antes que Jehová Dios enviara su Mesías a la Tierra. El cumplimiento final, culminante de la gloriosa profecía de Miqueas fue sincronizado para que ocurriera en nuestro siglo veinte. ¿Cómo está sucediendo? ¿Se debe a que vivimos en el siglo cuando la cristiandad ha crecido a su mayor grado, o a un cálculo de más de novecientos millones de miembros entre las naciones por todo el globo terráqueo? ¿Y no ha hecho esto que se produzca un cambio? Desde la venida del Mesías o Cristo, ¿no es lo apropiado el que andemos en el nombre del Mesías, Jesús, en vez de en el nombre de Jehová? ¿Son las iglesias de la cristiandad el cumplimiento de la profecía de Miqueas? Esto merece que lo examinemos... ¡aquí!