Descuidando la casa del Creador del cielo y la Tierra
1. ¿Con qué realidad tiene que ver esta “casa”?
ESTA “casa” tiene que ver con la más grande realidad de toda la existencia. ¿Cuál es ésa? El gran Creador de todas las cosas creadas, visibles e invisibles para nosotros. Aun el universo conocido, que ha sido traído dentro de nuestro alcance de la visión mediante el telescopio y el microscopio, sin mencionar la radio, es demasiado grande para que nosotros no tomemos en cuenta a su Creador.
2. (a) ¿Qué comparación hay entre un “cuasar” descubierto recientemente y una estrella? (b) Para los astrónomos, ¿qué sugiere la expansión del universo en cuanto a cómo llegó a existir?
2 En cuanto a grandeza, ¿sabe usted qué es un “cuasar”? Recientemente los astrónomos han descubierto lo que han llamado Fuentes de Radio Cuasiestelares, o, cuasares, para abreviar. Estos son objetos astronómicos que despiden una enorme cantidad de energía en forma de luz y en ondas de radio. Asemejándose a una estrella, un cuasar “es aparentemente millones de veces más grande y miles de millones de veces más brillante. Algunos cuasares pulsan rítmicamente.” Se conocen unos cuarenta cuasares; el descubrimiento del más lejano se anunció el 17 de mayo de 1965, y se conoce como 3C–9.a Se declara que este objeto celestial está tan lejano que parece estar cerca del principio del tiempo universal. “La luz está tan lejana que la luz de él comenzó a viajar a la Tierra poco después del nacimiento postulado del universo.” La vida de esos cuasares probablemente terminó durante los miles de millones de años que se necesitaron para que su luz llegara a nuestra Tierra. Dice el informe: “La velocidad observada a la cual el universo se está extendiendo sugiere que éste nació en un solo punto hace unos trece mil millones de años-aproximadamente tres veces la edad de la Tierra.”—El Times de Nueva York del 18 de mayo de 1965, páginas una y dos.
3, 4. (a) Por esto, ¿qué concluimos en cuanto a que Dios ocupe una casa en la Tierra? (b) ¿Qué enseña la cristiandad en cuanto a hacerse pequeño Dios, pero qué dijo Pablo a los atenienses paganos?
3 A causa del descubrimiento supracitado, ¿qué concluimos razonablemente? Esto: Que Dios el Creador de cosas tan tremendamente grandes es demasiado grande para ocupar una casa aquí en la Tierra. El decir que tal Dios ocupa una casa hecha por el hombre en nuestra menuda Tierra parece ridículo, y correctamente les parece así a los científicos del siglo veinte. ¿Cómo podría hacerse tal Dios tan pequeño? No obstante, el clero de la cristiandad dice que Dios se hizo tan menudo como para ocupar la diminuta célula–huevo en la matriz de una muchacha judía virgen, María. La Santa Biblia misma no enseña tal cosa. Lo que sí enseña es que Dios el Creador transfirió la vida de su Hijo unigénito del cielo a la matriz de esta virgen judía para que llegara ser el hombre Jesús, que más tarde llegó a ser llamado Cristo. De acuerdo con lo que el ángel Gabriel le anunció a la virgen judía María, su hijo primogénito fue, no Dios mismo, sino el Hijo de Dios. Ella fue, no la Madre de Dios, sino la madre del Hijo de Dios. (Vea Lucas 1:26-33.) Pero tocante a Dios el Creador mismo, el apóstol cristiano Pablo dijo a griegos paganos:
4 “Varones de Atenas, contemplo que en todas las cosas ustedes parecen estar más entregados que otros al temor de las deidades. . . El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, siendo, como es Este, Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos de manos, ni es atendido por manos humanas como si necesitase algo, porque él mismo da a todos vida y aliento y todas las cosas. E hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera superficie de la tierra . . . Visto, pues, que somos la progenie de Dios, no debemos imaginarnos que el Ser Divino sea semejante a oro, o plata, o piedra, semejante a algo esculpido por el arte e ingenio del hombre.”—Hech. 17:22-29.
5. (a) ¿Ocupa Dios un edificio como un ídolo ocupa un templo? (b) ¿Qué puede hacer Dios con un edificio donde se lleva a cabo su adoración, como en el caso del templo de Salomón?
5 De modo que el Dios acerca de quien enseña la Santa Biblia no ocupa un edificio material terrestre de la manera que alguna estatua de oro, plata o piedra ocupa un templo, pagoda o wat de una de las religiones idolátricas de este mundo. Sin embargo, el Dios verdadero del cielo y de la Tierra puede santificar un tabernáculo o templo que haya sido edificado en obediencia a sus mandatos. También puede poner su nombre sobre tal edificio que haya santificado o hecho santo así. A tal templo, por lo tanto, se le puede mencionar como “la casa de Dios,” no una casa en la que él more literalmente en persona, sino una casa donde puede llevarse a cabo su adoración pura. Esto fue cierto en cuanto al templo que el rey Salomón completó en Jerusalén en el año 1027 antes de nuestra era común. En respuesta a la oración del rey Salomón, Dios le dijo: “He oído tu oración y tu petición de favor con que pediste favor delante de mí. He santificado esta casa que tú has edificado por medio de poner mi nombre allí hasta tiempo indefinido; y mis ojos y mi corazón ciertamente resultarán estar allí siempre.”—1 Rey. 9:3.
6. ¿Qué oró Salomón que hiciera Dios concerniente al templo que Salomón había edificado?
6 Cuando el rey Salomón, el edificador del templo, estaba dedicando este magnífico edificio religioso en el monte Moría en Jerusalén, claramente dijo que no esperaba que el poderoso Creador del cielo y de la Tierra ocupara este templo de manera literal. En su oración de dedicación el rey Salomón dijo: “Pero, ¿verdaderamente habitará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que he construido! Y debes dirigirte hacia la oración de tu siervo y a su petición de favor, oh Jehová Dios mío, para escuchar el clamor suplicante y la oración con la cual tu siervo está orando delante de ti hoy; para que tus ojos resulten estar abiertos hacia esta casa noche y día, hacia el lugar del cual dijiste: ‘Mi nombre resultará estar allí,’ para escuchar la oración con la cual tu siervo ora hacia este lugar.”—1 Rey. 8:27-29.
7, 8. (a) ¿Cómo se representó la presencia de Dios en el templo de Salomón? (b) ¿Cómo está de acuerdo esto con los Diez Mandamientos y la grandeza de Dios?
7 El rey Salomón fue razonable. Nosotros también debemos ser razonables, así como la Santa Biblia lo es, en la manera en que pensamos en cuanto a la casa de Dios. El templo que el rey Salomón edificó no alojó ninguna estatua hecha por el hombre para representar a Dios. La presencia de Jehová Dios en este templo fue simbolizada por lo que se ha llamado la luz Shekinah, una luz que iluminaba milagrosamente el compartimiento recóndito del templo, el Santísimo. Cuando el sumo sacerdote entraba allí cada año el Día de Expiación para rociar la sangre de sacrificio de la expiación delante del arca sagrada del pacto, el sumo sacerdote tenía el privilegio de contemplar esa luz milagrosa.—Lev. 16:11-17.
8 Aparte de eso, no había estatua ni imagen alguna en el templo de Jehová que lo representara. De hecho, el primero y el segundo de sus Diez Mandamientos prohibían absolutamente el hacer e idolatrar imágenes o estatuas hechas por el hombre (Exo. 20:1-6) Esto está de acuerdo con el hecho de que el Dios vivo y verdadero quiere adoración directa de sus criaturas y él es demasiado grande para ser alojado en algún templo hecho por el hombre.
9. ¿Qué dijo Dios al amonestar a Salomón en cuanto al templo?
9 Después de haber sido dedicado el primer templo en Jerusalén, Dios dijo en amonestación al rey Salomón su edificador y a sus sucesores reales: “Si ustedes mismos y su hijos definitivamente se volvieran atrás de seguirme y no guardaran mis mandamientos y mis estatutos que he puesto delante de ustedes, y realmente van y sirven a otros dioses y se inclinan a ellos, también cortaré a Israel de sobre la superficie del suelo que les he dado; y la casa que he santificado a mi nombre la desecharé de delante de mí, e Israel de veras llegará a ser un dicho proverbial y un escarnio entre todos los pueblos. Y esta casa misma llegará a ser montones de ruinas. Todo el que pase junto a ella clavará la vista con asombro y ciertamente silbará y dirá: ‘¿Por qué razón obró así Jehová para con esta tierra y esta casa?’”—1 Rey. 9:6-8.
10, 11. (a) ¿Qué muestra si esta advertencia de Dios fue una amenaza vana o no? (b) ¿Podemos desechar a la ligera este hecho histórico, y qué tiene que decir el apóstol Pablo tocante a esto?
10 Aquello de que se advirtió aquí realmente le sucedió al templo edificado por el rey Salomón. Esto se debió a que los reyes de Israel, con pocas excepciones, contaminaron y profanaron la casa o templo de Jehová. En el verano del año 607 a. de la E. C. los ejércitos babilónicos bajo el rey Nabucodonosor hicieron que quedara en ruinas. Si Israel hubiera tratado la casa de Dios con debido respeto, esto no habría sucedido. Pero los israelitas no respetaban la casa sobre la que Dios había puesto su nombre Jehová, y por eso su advertencia no resultó ser simple amenaza vana. Durante setenta años de 607 a 537 a. de la E.C., yació en ruinas mientras los israelitas deportados estuvieron desterrados en el país lejano de Babilonia. ¿Podemos nosotros, los de la actualidad, desechar a la ligera este hecho histórico como si no tuviera significado alguno para nosotros ahora? No; porque el comentador analítico sobre la historia israelita, el apóstol cristiano Pablo, nos advierte:
11 “Ahora bien, estas cosas llegaron a ser nuestros ejemplos, para que nosotros no seamos personas que desean cosas perjudiciales, tal como ellos las desearon. Ni nos hagamos idólatras, como algunos de ellos se hicieron; . . . Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, . . . Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de ellos lo pusieron a prueba, . . . Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor. Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado. En consecuencia, el que piensa que está en pie, cuídese que no caiga.”—1 Cor. 10:6-12.
DESCUIDANDO LA CASA REEDIFICADA
12. ¿Como qué generación de judíos no queremos ser, pero, por qué queremos ser como el gobernador Nehemías de Judá?
12 Las generaciones futuras están propensas a repetir los errores de las generaciones previas, a menos que tomen a pechos las lecciones que enseña la historia pasada, especialmente la historia bíblica. Por lo tanto, como personas del pasado, sufren las mismas o semejantes consecuencias malas por la misma conducta mala hacia la casa de Dios. Nosotros los de la generación actual deberíamos desear ser como Nehemías, gobernador de la provincia de Judá en el quinto siglo a. de la E.C. Él dio pasos vigorosos para detener el abandono o descuido de la casa de Dios entre Su pueblo escogido. Esta no era el templo de Salomón, que había sido destruido en el séptimo siglo a. de la E.C., sino que era el templo que había sido reedificado en el sexto siglo a. de la E.C. después que el resto de judíos devotos regresó del país de Babilonia a Jerusalén. Después de caer la poderosa Babilonia a los medos y persas en 539 a. de la E.C., la tierra de Judá llegó a ser una provincia persa bajo Ciro el Grande. En 455 a. de la E.C. el rey Artajerjes de Persia nombró a Nehemías para gobernar la provincia de Judá y Jerusalén. Nehemías no pasó por alto la historia judía hasta entonces. No quería que los judíos restaurados de su generación sufrieran calamidad por errores como los de sus antepasados. Con ese fin usó el poder de su dignidad de gobernador.
13. ¿Qué le sucedió al templo de Dios en 70 E.C., y qué muestra si Nehemías tuvo la culpa?
13 No fue culpa de Nehemías que este templo reedificado en Jerusalén sufriera destrucción por las legiones romanas bajo el general Tito en el año 70 de nuestra era común. El templo de Jehová que entonces fue destruido jamás ha sido reedificado, y hoy en día encontramos sobre su ubicación anterior una estructura diferente conocida como la Cúpula de la Roca, dedicada al Alá de los musulmanes o mahometanos. Una investigación de las causas de esto revela que esto resultó de usar incorrectamente o abusar del templo reedificado de Jehová. Verdaderamente Nehemías había estado preocupado justamente y no había considerado las cosas con seriedad exagerada. Hacemos bien en examinar las medidas que adoptó.
14. ¿De qué trabajo de edificación se encargó primero Nehemías, y el 24 de Tishri después de eso cómo se comportaron los celebrantes israelitas?
14 Primero, Nehemías alistó los esfuerzos de los judíos restaurados para reedificar los muros protectores de Jerusalén, en cincuenta y dos días. Luego dirigió más su atención a las cosas del templo y a la condición espiritual del pueblo de Judá. (Neh. 6:15 a 7:5; 8:1-9) En el mes lunar después de terminar los muros de Jerusalén, a saber, en el día veinticuatro del mes Tishri, la gente que acababa de terminar de celebrar el festival de las cabañas en Jerusalén se reunió de modo más serio, “con ayuno y con cilicio y tierra sobre ellos mismos.”—Neh. 9:1.
15, 16. (a) ¿Qué se leyó en aquella ocasión, y de qué hubo una confesión? (b) ¿Con qué referencia a esclavitud y a un “arreglo confiable” terminó la oración que se ofreció entonces?
15 Para ese tiempo se había terminado la escritura de todas las Escrituras Hebreas inspiradas (39 libros), con excepción de los libros de Nehemías y Malaquías. Sin embargo, en esa ocasión solemne hubo una lectura de solo el “libro de la ley” (los cinco libros de Moisés) durante una cuarta parte del período de la luz del día (tres horas), después de lo cual confesaron los pecados tanto de ellos mismos como de sus antepasados, y también se inclinaron en adoración delante de Jehová su Dios. Entonces algunos levitas ministeriales que estaban de pie sobre una plataforma elevada ofrecieron oración por todo el pueblo. La oración terminó con esta declaración, como se registra en Nehemías 9:36-38:
16 “¡Mira! Hoy somos esclavos; y en cuanto a la tierra que diste a nuestros antepasados para comer su fruto y sus cosas buenas, ¡mira! somos esclavos en ella, y su producto está abundando para los reyes que has puesto sobre nosotros a causa de nuestros pecados, y sobre nuestros cuerpos están gobernando y sobre nuestros animales domésticos, según su gusto, y nos hallamos en gran angustia. Por eso, en vista de todo esto estamos contrayendo un arreglo confiable, tanto por escrito como atestiguado por el sello de nuestros príncipes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.”
17. ¿Quiénes participaron en sellar este arreglo escrito, y cómo apoyó la gente a los que lo sellaron?
17 Nehemías mismo fue uno de los príncipes o cabezas del pueblo que atestiguó mediante sello al poder obligatorio de este arreglo confiable por escrito. Todo el resto del pueblo, vestido como estaba de cilicio y con tierra sobre sí, apoyó a sus príncipes, sus sacerdotes y levitas representantes, y se puso bajo juramento y el riesgo de una maldición tocante a este arreglo confiable, estando resueltos todos a ponerse en armonía con las leyes y requisitos de Dios.—Neh. 10:1-29.
18. ¿Qué se determinó con referencia a matrimonio, los sábados, sostén financiero de la casa de Dios, y madera para el altar?
18 De esta manera reconocieron otra vez que estaban obligados a evitar todo matrimonio mixto con los vecinos paganos dentro de la tierra y a la redonda. También insistirían en observar el sábado semanal y el año sabático cada séptimo año con su cancelación de todas las deudas que les debían sus hermanos israelitas. Y en cuanto a la “casa de nuestro Dios,” el templo reedificado de sesenta y un años de Jerusalén, se impusieron un impuesto por persona de un tercio de siclo (aproximadamente 20c de dólar en plata) cada año para los gastos del templo, para mantener los servicios que se rendían allí. También, se necesitaba que se proveyera mucha madera para el fuego del altar sobre el cual se ofrecían los muchos sacrificios cada día; y el proveer las cantidades que se necesitaban con regularidad se distribuyó entre el pueblo.
19, 20. (a) ¿Qué otras presentaciones habían de hacerse de acuerdo con la ley de Dios además del diezmo? (b) ¿En pago de cuáles servicios se rendía todo ese sostén material?
19 Además de eso, había las primicias que la ley de Dios mandaba que los israelitas presentaran, las primicias de sus campos y de sus huertos, y las primicias de sus rebaños y sus vacadas y también de la matriz humana, sus hijos primogénitos.
20 Estas ofrendas se daban además de la décima parte o diezmo de su producción cada año, para sostener a los sacerdotes y los levitas ministeriales que servían con regularidad en la “casa de nuestro Dios.” Aun los levitas que servían en el templo estaban bajo la ley de ofrecer un diezmo o décima parte de lo que recibían, lo cual se destinaba a los sacerdotes, de modo que así los levitas del templo participaban en el arreglo de diezmos y hacían su contribución apropiada en apoyo de la casa de Dios. (Núm. 18:26-32) En el templo era donde estaban los “utensilios del santuario” y también los sacerdotes que usaban éstos, además de los porteros y los cantantes. Todos éstos necesitaban sostén material, en pago de sus servicios espirituales.
21. ¿Qué significaría el que por descuido no se rindieran todas esas cosas, y por qué los israelitas no querrían ser culpables de tal descuido entonces?
21 El descuidar el rendir todas estas cosas necesarias para sostener a los siervos del templo y para mantener las operaciones del templo sería descuidar la casa o templo de Jehová Dios. Especialmente ahora, ante el atestiguado “arreglo confiable” por escrito y el juramento y el riesgo de una maldición de Dios que emprendieron ahora los israelitas, no deberían llegar a ser otra vez culpables de tal descuido. Nehemías el gobernador de Judá se incluyó bajo la obligación cuando dijo: “No debemos [no: no deben] descuidar la casa de nuestro Dios.”—Neh. 10:30-39.
DIGNA DE RECORDAR Y OBSERVAR
22. ¿Qué interés muestra la revisita de Nehemías a Jerusalén, pero qué propensión de la carne caída halló él de parte de los judíos?
22 ¡Qué poderosa declaración digna de recordarse y observarse es la declaración de Nehemías a los judíos que estaban dedicados como nación a Jehová y que afirmaban ser sus adoradores! ¡Cuán propensa es la carne humana caída a ceder al materialismo y a pasar por alto los intereses y beneficios espirituales y así caer en un descuido de la casa de Dios! El gobernador Nehemías descubrió eso. Después de servir como gobernador por doce años regresó al palacio real del rey persa, a saber, “en el trigésimo segundo año de Artajerjes el rey de Babilonia [conquistada].” (Neh. 13:6) Luego, después de una ausencia de Jerusalén, la duración de la cual no dice, regresó a Judá y Jerusalén con permiso del rey persa. Él mismo no había perdido interés en la casa de Dios, pero tristemente descubrió que el pueblo de Judá había perdido el interés.
23. ¿A quién había admitido el sumo sacerdote Eliasib para toma de posesión en el templo, y qué hizo Nehemías en cuanto a esto?
23 Eliasib el sumo sacerdote había admitido en el templo a un amonita enemigo, Tobías, que se había opuesto a la reedificación de los muros de Jerusalén. También había llegado a ser pariente de Tobías y había asignado para su uso personal uno de los comedores del patio del templo, donde anteriormente solían almacenarse abastecimientos para el sostén de los siervos del templo. Esto era contrario al mandato de Dios en Deuteronomio 23:3-6. Lo que le parecía bien al sumo sacerdote del templo lo toleraba el pueblo. ¡Pero Nehemías no! Él nos dice: “Esto me pareció muy mal. De modo que eché todos los muebles de la casa de Tobías fuera del comedor. Después de eso dije qué hacer y limpiaron los comedores; y procedí a poner de vuelta allí los utensilios de la casa del Dios verdadero, con la ofrenda de grano y el incienso.”—Neh. 13:4-9.
24. ¿Qué no había hecho el sumo sacerdote Eliasib a favor de los levitas del templo, y con qué resultados?
24 No solo había admitido el sumo sacerdote Eliasib al comedor del templo a un amonita enemigo indeseable, sino que no dio ningún paso para mantener a los levitas legítimos en sus puestos de servicio dados por Dios en el templo. Dejó que las contribuciones de las décimas partes o diezmos de los israelitas decayeran, de modo que los levitas ministeriales no recibían el apoyo material necesario. Muchos de éstos se sintieron obligados a dejar la obra del templo y regresar a casa a sus ciudades levitas y trabajar sus plantíos a la redonda para abastecimientos alimenticios para ellos mismos y sus familias. Por eso, ¿qué hizo Nehemías?
25. ¿Qué informó Nehemías que hizo en cuanto a esto?
25 Él informa: “Llegué a enterarme de que las mismísimas porciones de los levitas no se les habían dado, de modo que los levitas y los cantantes que hacían la obra se fugaron, cada uno a su propio campo. Y empecé a censurar a los gobernantes diputados y a decir: ‘¿Por qué se ha descuidado la casa del Dios verdadero?’ En consecuencia, los junté y los aposté en su sitio fijo.” Ya no esperó acción de parte de los gobernantes diputados sino que hizo arreglos para que todos los habitantes de Judá trajeran las décimas partes a los almacenes del templo.—Neh. 13:10-12; Núm. 35:1-8.
26. En conexión con esto, ¿qué nombramientos de servicio hizo Nehemías a favor de los siervos del templo?
26 Además de esto, Nehemías no esperó al delincuente sumo sacerdote Eliasib, sino que, como él dice: “Puse a Selemías el sacerdote y a Sadoc el copista y a Pedaya de los levitas a cargo de los almacenes, y bajo su control estaba Hanán hijo de Zacur hijo de Matanías, porque se les consideraba fieles; y sobre ellos recayó el hacer la distribución a sus hermanos.” (Neh. 13:13) ¡De modo que ahora los levitas ministeriales no tenían razón alguna para correr a casa!
27, 28. (a) ¿Sobre la base de qué hechos oró Nehemías que fuese recordado para bien? (b) ¿Por qué obró contra un nieto del sumo sacerdote, y cómo?
27 Después de eso, cuando Nehemías oró a Jehová Dios que lo recordara para bien, ¿a qué se refirió Nehemías como base para tal súplica? ¿Mencionó que él había dejado su posición como copero del rey de Persia y había hecho el largo viaje a Jerusalén y había reedificado su muro en cincuenta y dos días a pesar de amenazas del enemigo? ¡No! Sino que habló de lo que había hecho a favor de la casa de Dios. Oró: “Acuérdate de mí, oh Dios mío, concerniente a esto, y no borres mis hechos de bondad amorosa que he ejecutado en conexión con la casa de mi Dios y la custodia de ella.” Insistió en que siervos limpios ministraran en la casa de Dios; pero el sumo sacerdote Eliasib no hizo tal cosa, porque había permitido que un nieto suyo entrara en un matrimonio mixto y se casara con la hija del enemigo samaritano, Sambalat el horonita. Tocante a esto, dice Nehemías:
28 “Y uno de los hijos de Joiada hijo de Eliasib sumo sacerdote, era yerno de Sambalat el horonita. De modo que lo ahuyenté de mí.”—Neh. 13:14, 28.
29. De acuerdo con sus palabras de conclusión, ¿qué hizo Nehemías tocante a la contaminación del sacerdocio y el pacto de los siervos del templo?
29 El informe de esta acción para provecho de la casa de Dios lo sigue Nehemías diciendo al fin del libro que lleva su nombre: “Acuérdate de ellos, oh Dios mío, a causa de la contaminación del sacerdocio y el pacto del sacerdocio y de los levitas. Y los purifiqué de todo lo extraño y procedí a asignar deberes a los sacerdotes y a los levitas, cada uno en su propio trabajo, aun para el abastecimiento de la madera en los tiempos señalados y para los primeros frutos maduros. Acuérdate de mí, oh Dios mío, para bien.”—Neh. 13:29-31.
RECORDADO POR NO DESCUIDAR
30, 31. (a) ¿Contestará Dios la oración de Nehemías, y qué regla según se da en Hebreos 6:10 aplica en este respecto? (b) ¿Qué palabras apropiadas escribió el profeta Malaquías en cuanto a los que temen a Jehová?
30 ¿Responderá Jehová Dios a esa oración de Nehemías de hace veinticuatro siglos? Sí; para el bien eterno de Nehemías. Jehová Dios no es injusto de modo que se haya olvidado y deje sin galardón todo el bien que hizo el gobernador Nehemías por la casa de Dios en Jerusalén. Ha guardado la oración de Nehemías para recuerdo en registro permanente al haberla hecho parte de las Santas Escrituras inspiradas. A los seguidores hebreos de Jesucristo, quien ha hecho aun mayor servicio a favor de la verdadera “casa de nuestro Dios,” está escrito: “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, en que han servido a los santos y continúan sirviendo.” (Heb. 6:10) Así también sucede con Nehemías. Él verdaderamente temió a Jehová Dios; y en los escritos de Malaquías, que evidentemente fue contemporáneo de Nehemías en la ciudad reedificada de Jerusalén, encontramos incluidas estas palabras apropiadas:
31 “En aquel tiempo los que temían a Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compañero, y Jehová continuó poniendo atención y escuchando. Y delante de él comenzó a escribirse un libro de memoria para los que temen a Jehová y para los que piensan en su nombre.”—Mal. 3:16.
32. (a) ¿Cómo será recompensado Nehemías, y qué aprenderá entonces? (b) ¿De qué será él un ejemplo sobresaliente?
32 Nehemías todavía duerme en la muerte en el Seol o Hades, el sepulcro común de la humanidad muerta. Pero durante el reinado de mil años de “Mesías el Caudillo,” Nehemías será recompensado con una resurrección de entre los muertos. (Dan. 9:24-27) Entonces ya no hallará un templo material de Jehová Dios en el monte Moría en Jerusalén. Aprenderá lo que le sucedió al último de los templos judíos allí en el año 70 de nuestra era común, como predijo Jesucristo el Hijo de Dios. (Mat. 23:37 a 24:2; Luc. 19:36-44; 21:5, 6) Aprenderá en cuanto al templo espiritual de Dios, el que fue prefigurado por aquel templo material sobre el monte Moría en Jerusalén. Aprenderá cómo se impidió que el templo espiritual fuera descuidado por los seguidores del gran Sumo Sacerdote de este templo. Nehemías mismo se unirá a otros fieles sobre la Tierra en adorar a Jehová Dios por medio de este templo espiritual ensalzado. Será un ejemplo sobresaliente de cómo las personas que no descuidan la casa de Dios son plenamente recompensadas sin falta.
En su sermón del monte, Jesucristo dijo categóricamente: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre . . .?’ Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obreros del desafuero.”—Mat. 7:21-23.
[Nota]
a El símbolo 3C-9 se refiere a la fuente de radio núm. 9 en el tercer Catálogo de Fuentes de Radio de la Universidad de Cambridge.
[Ilustración de la página 105]
Trayendo apoyo material para los siervos del templo