Preguntas de los lectores
● Estaré esperando la respuesta a mi carta en “Preguntas de los lectores” en La Atalaya.—Sin firmar.
El que tengamos en esta revista una sección intitulada “Preguntas de los lectores” da testimonio del hecho de que regularmente recibimos preguntas de los lectores de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower. Algunos inquieren acerca de asuntos doctrinales o cosas que leen en la literatura de la Sociedad. Otros buscan consejo bíblico sobre problemas que tienen personalmente.
Aunque no tenemos facilidades para correspondencia ilimitada, por lo general podemos ayudar si alguien necesita una respuesta bíblica a una pregunta y no puede obtenerla localmente. Cuando recibimos una pregunta, contestamos privadamente por medio de una carta. Pero no todas las preguntas que recibimos se reproducen también en esta sección de La Atalaya. A veces la correspondencia es de índole personal y no sería de interés para nuestros lectores en general. Otras respuestas no se publican debido a que el asunto se ha considerado recientemente en la literatura de la Sociedad. En tales casos con frecuencia damos referencias al inquiridor para que pueda consultar lo que la Sociedad ya ha publicado sobre el tema.
Sin embargo, no contestamos cartas que no estén firmadas ni cartas que solo estén firmadas con iniciales. Y obviamente no podemos contestar a un individuo si no suministra su dirección. Si alguien verdaderamente quiere ayuda sobre un asunto, debe ponerse en posición de recibirla suministrando su nombre y dirección. Las cartas que no se pueden contestar porque los escritores no han dado esta información no se presentan en “Preguntas de los lectores.”
● ¿Indica Job 1:4 que los hijos de Job celebraban sus cumpleaños?—F. D., Inglaterra.
No, ese versículo no aplica a cumpleaños. Un examen breve del asunto mostrará esto. El versículo dice: “Y sus hijos [de Job] iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno en su propio día; y mandaban a invitar a sus tres hermanas a comer y beber con ellos.”
En la Biblia en español aparece la palabra “cumpleaños” en Génesis 40:20, donde leemos acerca de la celebración del cumpleaños del Faraón pagano de Egipto. Consultando la Exhaustive Concordance of the Bible de Strong, uno ve que “cumpleaños” es una palabra compuesta de dos palabras hebreas yowm (que significa día [como las horas calurosas], ya sea literal o figuradamente) y hullédeth, de yalad (que significa dar a luz hijos). Sin embargo, en las Escrituras Hebreas la palabra “día” (yowm) con frecuencia se utiliza sola, refiriéndose simplemente a algún día. Esta distinción entre “día” y “cumpleaños” se puede notar en Génesis 40:20, donde aparecen ambas expresiones: “Ahora bien, al tercer día [yowm] resultó que era el “cumpleaños” de Faraón [literalmente, ‘el día (yowm) del nacimiento (hullédeth) de Faraón’].”
En Job 1:4 no aparece hullédeth; solo se utiliza yowm en el texto hebreo. De modo que habla en cuanto a que los hijos de Job hacían algo “cada uno en su propio día,” no ‘cada uno en su propio cumpleaños.’
La Biblia no entra en detalle en cuanto a qué ocasionaba los banquetes. Pudo haber sido que en una época en particular, como en la cosecha, los siete hijos celebraban una reunión familiar, y porque los banquetes duraban toda la semana, cada hijo era anfitrión del banquete en su casa “en su propio día.” O quizás las fiestas eran de la índole de reuniones familiares celebradas en ocasiones diferentes del año. Este cuadro de una reunión familiar amorosa y feliz, en contraste con las celebraciones desenfrenadas caracterizadas por la disipación y el comer y beber con exceso de parte de los que no respetan a Dios, se indica además por el hecho de que los hijos, consideradamente, invitaban a sus hermanas.
● Si una mujer que ha cometido adulterio se arrepiente y demuestra esto confesando su mal al comité judicial de la congregación cristiana con la que está asociada, ¿es preciso que ella confiese el error a su esposo?—M. A., EE. UU.
Sí, ése es un derrotero tanto necesario como prudente, sea que su esposo sea cristiano o no.
Los cristianos saben bien que Dios condena el adulterio. (Deu. 5:18; 1 Cor. 6:9, 10) Los que optan por participar en ello no son tolerados por la congregación pura del pueblo de Jehová. La Biblia indica que tales personas moralmente corrompidas deben ser expulsadas de la congregación cristiana, tanto para protección de los que están en ella como para que el espíritu de Dios continúe operando en la congregación sin restricción.—1 Cor. 5:5, 9-13.
Sin embargo, esto no significa que todos los que afirman ser cristianos verdaderos se amoldan perfectamente a los requisitos justos de Dios a todo tiempo. Quizás uno quiera hacer eso, pero aún comete un pecado serio debido a falta de buen juicio o debilidad de la carne. (Rom. 7:21-23) Por ejemplo, si una mujer de la congregación cediera a la tentación y cometiera adulterio, debería sentirse herida en el corazón a causa de este pecado atroz. Pero, ¿qué tiene que hacer para conseguir perdón y ayuda?
Es de suma importancia que consiga perdón de Dios por medio de arrepentimiento, como dijo el apóstol Pedro a los judíos en su día: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados sus pecados.” (Hech. 3:19) Debe resolverse a nunca repetir tal pecado, y debe resolverse a evitar cualquier cosa que pudiera resultar en una repetición. También es necesario que confiese el pecado a Dios en oración. Animadoramente, aprendemos que Jehová perdona si un cristiano sinceramente confiesa y se arrepiente.—1 Juan 1:9.
Además de confesar lo hecho a Dios, la Biblia también aconseja a la persona que ha pecado seriamente que dé otro paso. Este se manifiesta en Santiago 5:13-16, que dice: “Que mande llamar a los hombres de mayor edad de la congregación, y que ellos oren sobre él . . . También, si hubiere cometido pecados, se le perdonará. Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados.” Hoy en cada congregación de los testigos de Jehová hay un comité de tres de tales cristianos maduros que están encargados de la responsabilidad de ayudar sinceramente a los pecadores arrepentidos, o de actuar para expulsar a cualquiera que sea una amenaza a la pureza moral de la congregación por medio de practicar pecados y no obtener el perdón de Dios por no demostrar arrepentimiento.
Pero, ¿es eso todo lo que ésta debería hacer... dirigirse a Dios y a los representantes de la congregación? No, en este ejemplo hay otro paso que debería darse aun antes de dirigirse a los hermanos que espiritualmente son de mayor edad y que obrarán a favor de la congregación. El pecado de adulterio envuelve al esposo de la mujer. Ella ha hecho un voto de fidelidad a él. Solo él tiene el derecho de tener relaciones sexuales con ella, y se ha abusado de su derecho. Asemejando el débito conyugal a agua del pozo de uno, Proverbios 5:15, 18 indica que una persona casada tiene el privilegio del débito sexual puro de parte de su cónyuge. Esa “agua” no debe ser contaminada por el adulterio, y si lo ha sido, entonces al cónyuge inocente se le debe informar en cuanto a ello. Además, si un cónyuge ha cometido adulterio, entonces el lecho conyugal honorable ha sido contaminado.—Heb. 13:4.
El cónyuge culpable quizás titubee en cuanto a confesar, al preocuparse sobre cuál será la reacción de su esposo y si éste mostrará perdón o no. Pero eso es algo que ella debería haber pensado antes de meterse en la situación que resultó en adulterio.
Si ella trata de profesar arrepentimiento delante del comité judicial de congregación, éste buscará evidencia de arrepentimiento. Por ejemplo, si ella estuviese verdaderamente arrepentida no protegería a aquel con quien pecó. Si aquél fuese parte de la congregación, entonces el comité podría examinar los asuntos en esa dirección también, para mantener la buena posición de la congregación con Dios. Pero en esta situación, otra evidencia del arrepentimiento sincero de parte de la mujer sería confesar el error al cónyuge inocente, buscando su perdón y ayuda. Si la culpable no está dispuesta a mostrar humildad de esta manera y asumir responsabilidad por su pecado, ¿puede decirse realmente que ella esté arrepentida? ¡Ni pensarlo!
Ahora bien, si una cristiana dedicada se permitiera entrar en una situación que resultara en adulterio, ha dado prueba de que necesita ayuda y vigilancia. Los siervos maduros de la congregación suministrarán ayuda espiritual para ella, trabajando para fortalecer su espiritualidad y fortalecer su vida como cristiana. (Gál. 6:1) Pero su esposo es una carne con ella, y como el que vive más cerca de ella, él es la persona apropiada para suministrar ayuda, estímulo y la vigilancia estrecha que obviamente ella necesita, y él posiblemente la ayude a evitar el asociarse con la persona con quien pecó. (Gén. 2:24) Aun si él no es creyente, probablemente él pueda ayudarla a resistir tentaciones adicionales y evitar situaciones que pudieran resultar en una repetición del error.
De modo que el derrotero prudente y de arrepentimiento es buscar el perdón y la ayuda del cónyuge de uno, y eso se busca sea la esposa o el esposo quien haya pecado. También, éste es un paso necesario a fin de quedar uno mismo bien con Dios y con la congregación cristiana.