¿Deberías tomar bebidas alcohólicas?
Hechos útiles que desean saber los jóvenes
CADA vez son más los jóvenes que se enfrentan a esta pregunta hoy día. ¿Qué hechos te serán de verdadera ayuda para saber cómo considerar sensatamente este asunto, para tu propio bien duradero?
Con la expresión “bebidas alcohólicas” se abarca un campo extenso. Algunas tienen un contenido de alcohol bastante bajo, como la cerveza. El contenido de alcohol de otras es moderadamente mayor, como sucede en el caso de la mayoría de los vinos de mesa. Luego hay lo que se llama “licores espirituosos destilados,” que tienen un alto contenido de alcohol, como el brandy, el whiskey, la ginebra, el vodka, el tequila latinoamericano o ouzo griego.
Las actitudes y costumbres regionales también varían extensamente. En algunos países —Francia, Italia, España, Grecia, Chile y otros países— se usa el vino como una bebida común a la mesa familiar. Esto quizás se deba a que es un problema obtener abastecimiento de buenas aguas o quizás solo se deba a costumbre. Pero hasta en estos países la actitud en cuanto al uso de las bebidas alcohólicas varía de familia en familia.
No solo eso, sino que los resultados de usar bebidas alcohólicas también varían de país en país, de familia en familia y de persona en persona. Es necesario que tengas presente esto para que desarrolles un punto de vista sensato con relación a esas bebidas.
Pues bien, en vista de toda esta variedad, ¿hay algunas norma estable, consistente, que te sirva de guía en este asunto? Sí, la Biblia nos la suministra. Su consejo inspirado suministra un punto de vista muy equilibrado sobre el uso de bebidas alcohólicas.
EL PUNTO DE VISTA EQUILIBRADO DE LA BIBLIA
La Biblia muestra que desde tiempos antiguos el vino era una bebida común en las comidas; lo usaron personas como el rey-sacerdote Melquisedec, Abrahán, Isaac y muchos otros. (Gén. 14:18, 19; 27:25; 1 Sam. 16:20; Ecl. 9:7) Jesús proveyó vino para una fiesta de bodas, y el apóstol Pablo aconsejó al joven Timoteo: “Usa un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes casos de enfermedad.”—1 Tim. 5:23; Juan 2:1-10.
Correctamente la Biblia alista al vino entre las provisiones y bendiciones que Dios dio al hombre para que éste disfrutara de ellas. (Deu. 11:13, 14; Sal. 104:15; Joel 2:19) También muestra que el pueblo de Dios usaba otras bebidas alcohólicas.—Deu. 14:26.
¿Significa esto que no hay necesidad de que ejerzas precaución en cuanto a tomar bebidas alcohólicas? De ninguna manera. Pues la Biblia muestra el ‘reverso de la moneda’ también. Hay muchas cosas en la vida que no son incorrectas en sí mismas, pero que pueden acarrear consecuencias serias si se abusa de ellas o se usan demasiado pronto. Dios le dio al hombre facultades de procreación, pero éstas solo han de usarse en matrimonio honorable y su uso puede traer fuerte responsabilidad de atender una familia. El fuego, el vapor, la electricidad y diversas herramientas también pueden ser muy útiles a los hombres y las mujeres en su trabajo, pero, usados sin la precaución debida, también pueden ser muy perjudiciales. Considera ahora exactamente cuál es el efecto del alcohol en el sistema humano.
A diferencia de otras sustancias, el alcohol no necesita digestión. Comienza a ser absorbido en la corriente sanguínea tan pronto como entra en el estómago, aunque la mayor parte de la absorción acontece en el intestino delgado. Rápidamente es transportado al cerebro, el hígado y otras partes del cuerpo. Puesto que el alcohol contiene calorías, ahora el cuerpo lo somete a metabolismo, es decir, transforma al alcohol en una forma química que el cuerpo puede, de hecho, quemar como combustible. El hígado efectúa la mayor parte de este trabajo. Los pulmones y los riñones aligeran parte de la carga al desechar parte del alcohol por el aliento y la orina.
Una vez que está en la corriente sanguínea, ¿qué efecto tiene el alcohol en la persona? Al tomarse, en la cantidad que sea, no estimula las células del cuerpo, sino que obra para deprimirlas. En cantidades pequeñas, el efecto es de sedación, relajamiento o tranquilidad moderados. En cantidades mayores, el efecto que tiene de deprimir o suprimir los ‘controles del cuadro de distribución’ del cerebro puede, por lo menos en algunas personas, hacer que se pongan muy locuaces, excesivamente activas y hasta agresivas.
En concentraciones aún mayores, el cerebro queda severamente deprimido, el sistema nervioso central se afecta, y al individuo empieza a hacérsele difícil coordinar sus movimientos. Es por eso que se le hace difícil andar, ver y hablar claramente, y se desorienta y enturbia en su pensar. (Compara con el Salmo 107:27.) El problema se empeora por el efecto peculiar del alcohol de hacer que la persona piense que sus sentidos realmente están funcionando mejor que de costumbre. Por eso, por lo general ella es la última que se da cuenta de que ha tomado en demasía. Y una vez que llega al punto de la embriaguez solo el tiempo puede traer alivio alguno.
La Biblia nos suministra un cuadro muy exacto de los peligros y la incomodidad que vienen con el abuso de las bebidas alcohólicas. En Proverbios 23:29-35, leemos: “¿Quién tiene el ¡ay!? ¿Quién tiene desasosiego? ¿Quién tiene contiendas? ¿Quién tiene preocupación? ¿Quién tiene heridas sin causa? ¿Quién tiene deslustre de ojos? Los que se quedan largo tiempo con el vino, los que entran en busca de vino mezclado. . . . Tus propios ojos verán cosas extrañas, y tu propio corazón hablará cosas perversas. Y ciertamente llegarás a ser como uno que está acostado en el corazón del mar [que experimenta confusión y desamparo como los de una persona que se está ahogando], aun como uno que está acostado en el tope de un mástil [donde la mecedura de un barco se siente más vivamente, lo cual hace muy probable una caída]. ‘Me han pegado, pero no enfermé; me han golpeado, pero yo no lo supe [pues la persona borracha está insensible en cuanto a lo que sucede y a menudo no se da cuenta de sus heridas sino cuando ha recobrado la sobriedad].’”
UN PROBLEMA CRECIENTE PARA LOS JÓVENES
Pero, ¿están los jóvenes en peligro verdadero alguno de experimentar embriaguez o hasta hacerse alcohólicos? Sí, lo están. La revista Newsweek del 5 de marzo de 1973 muestra que entre los adolescentes hay una tendencia creciente hacia el alcohol, a menudo en lugar de las drogas. Y muchos están bebiendo hasta el grado de la embriaguez.
En un suburbio de Boston, por ejemplo, se informó que uno de cada tres estudiantes del último año de primaria había experimentado embriaguez por lo menos una vez. En California meridional, un adolescente de cada veinte es un “bebedor problema,” y, según el Concilio Nacional sobre los Alcohólicos, la edad de los alcohólicos más jóvenes de los Estados Unidos ha disminuido de 14 a 12 años. Francia por largo tiempo se ha enfrentado a un serio problema de alcoholismo entre los niños, y algunos han mostrado señales de cirrosis del hígado a una edad temprana. En Hungría (un país que tiene una de las más altas proporciones de suicidios), en los últimos años los centros médicos han estado tratando por embriaguez a millares de niños anualmente.
¿Por qué se meten en este problema los jóvenes? En muchos casos hay alguien en su familia que ya es un bebedor inmoderado. En muchos otros casos, se debe a que empiezan a beber a instancias de otros jóvenes. A veces otros muchachos de su edad ejercen presión en un muchacho para que ‘demuestre que es hombre’ tomando una fuerte cantidad de alguna bebida alcohólica, o a una muchacha se le hace pensar que es socialmente atrasada si no bebe.
¿Realmente prueba algo en cuanto a la clase de persona que eres el que tomes una bebida alcohólica? Es obvio que no, puesto que hasta a los animales se les puede inducir a tomarla. En realidad, ¿qué desean las personas que quieren ejercer presión en ti para que bebas? ¿Están buscando tu bien, algo que te haya de beneficiar? ¿O están en lugar de eso tratando de ponerte en la misma clase en que ellos se encuentran, quizás esperando tener la ‘diversión’ de ver que pierdes el control y no actúas como un hombre crecido o una mujer crecida, sino como un niñito que no puede andar, hablar ni ver claramente y que hace y dice cosas tontas?
Nota lo que dijo de los alcohólicos una autoridad, el Dr. Giorgio Lolli, según se le citó: “El alcohólico está retrocediendo del mundo de los adultos a la infancia, física y psicológicamente. Sus percepciones mentales y sensaciones corporales se hacen indistinguibles. Como el infante, se convierte en desvalido y requiere el cuidado de un bebé.” Además, la persona que busca inmoralidad sexual también puede estimular a uno a beber de modo que uno pierda dominio de sí mismo.
Ciertamente el ceder a cualquiera de estas presiones mostraría —no que uno tiene fuerzas o está completamente desarrollado— sino que es débil y carece de valor moral. Con buena razón Proverbios 20:1 advierte que el vino puede llegar a ser “burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se extravía por él no es sabio.” Tú no tienes que experimentar la borrachera para saber cuán indeseable es... así como no tienes que romperte una pierna para saber lo doloroso que puede ser eso.
No es simplemente el peligro de llegar a ser un “bebedor problema” o alcohólico lo que requiere precaución. Una sola experiencia mala con el alcohol puede acarrear daño duradero: un serio accidente automovilístico, posiblemente con pérdida de vida a de una extremidad... tuya o de alguna persona inocente; o un acto de inmoralidad que manche toda tu vida y que pueda acarrear complicaciones dolorosas; o quizás alguna conducta violenta que te pese por largo tiempo. ¿Por qué arriesgarse innecesariamente?
La posibilidad de que se produzcan esos resultados trágicos se desprende claramente del hecho de que, de las 50.000 personas que mueren cada año en las carreteras de los Estados Unidos, más de la mitad de las muertes ocurren en accidentes que tienen causas relacionadas con el alcohol. Y un informe del Times de Nueva York del 18 de julio de 1972 dice que “más del 80 por ciento de los homicidios y los asaltos acompañados de agresión los cometen personas embriagadas.”
CONSIDERANDO EL ASUNTO CON SABIDURÍA
Al considerar el asunto, recuerda que las bebidas alcohólicas no son una de las cosas esenciales de la vida como lo son el aire, el alimento y el agua. Puedes pasarla sin ellas, y muchos prefieren hacerlo así. Recuerda, también, que la persona que quiere tener la aprobación de Jehová Dios, el Dador de Vida, tiene que servirle con ‘todo su corazón, alma, mente y fuerzas.’ (Luc. 10:27) El abuso del alcohol no solo puede robarle a uno la claridad y viveza mentales y las fuerzas físicas, sino que también afecta su corazón, llevando a desarrollar motivos malos.—Isa. 28:7, 8; 1 Tes. 5:6-8; Ose. 4:11.
Es cierto que la Biblia habla con aprobación del uso moderado de bebidas como el vino. Pero ¿qué hay si uno acude a esas bebidas alcohólicas como una manera de escapar de la realidad de la vida o del aburrimiento alcanzando un brillo artificial de felicidad y una sensación sintética de camaradería? ¿O como una medicina para la personalidad para ‘fortalecerse los nervios’ y vencer la timidez o el temor? Quizás descubra que el remedio es peor que la enfermedad. ¿De qué sirve el dinero si resulta falso? ¿Y de qué sirve una sensación de felicidad o valor si resulta únicamente artificial?
Un informe esclarecedor del Instituto Nacional de Salud Mental (publicado por el Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los EE. UU.) muestra que los peligros del abuso del alcohol tenían la menor probabilidad de aparecer donde prevalecían las siguientes circunstancias:
(1) Donde el contacto más temprano del individuo con las bebidas alcohólicas se produjo dentro de un grupo familiar o religioso fuerte y donde las bebidas por lo general tenían bajo contenido alcohólico (como vinos de mesa o cerveza) y por lo general se tomaban en las comidas como simplemente parte de la comida. (2) Donde el uso de estas bebidas no se consideraba ni como virtud ni como pecado, de modo que no se considerara el beber como medida alguna de ser adulto o ser uno un “verdadero hombre.” (3) Donde a nadie se obligaba por presión a beber y donde el rechazar una bebida no se criticaba más que el rechazar un pedazo de pan. (4) Donde el beber en exceso se desaprobaba fuertemente, y no se le consideraba ni ‘estar a la moda’ ni cómico ni nada que hubiera de tolerarse. Y, quizás más importante, (5) donde había acuerdo unido y consistente sobre lo que es correcto e incorrecto en lo que toca al uso de esas bebidas, y los padres presentaban un buen ejemplo de moderación.
Por supuesto, tu guía más buena y más segura es la Palabra de Dios. Como hemos visto, suministra ejemplos del uso apropiado de las bebidas alcohólicas y fuertes advertencias contra su abuso. Aconseja a los jóvenes: “Sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo.” (Efe. 6:1) Respeta tú el criterio de tus padres, que se basa en la Palabra de Dios, en cuanto a si debes tomar bebidas alcohólicas o no o bajo qué circunstancias puedes hacerlo. Eres sabio si evitas el gustar de ellas cuando todos los que participan son jóvenes y no hay padres o parientes presentes que suministren una influencia controladora.—Pro. 1:7-9; 6:20-22; 22:15.
Ante todo, para tu felicidad duradera, ‘sea que estés comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, haz todas las cosas para la gloria de Dios.’—1 Cor. 10:31.