La mujer amada del cántico superlativo
“Eres del todo hermosa, oh compañera mía, y no hay defecto en ti.”—Cant. 4:7.
1. ¿Qué amor puede superar al que un hombre le tiene a una mujer; y cuánto amó Cristo al grupo que formó alrededor suyo?
EL AMOR que se le tiene a una mujer puede ser superado por el amor a una organización de hombres y mujeres. A su vez, el amor de una organización a un hombre o a su líder puede ser tan fuerte que nada en el mundo pueda vencerlo. El hombre más sobresaliente que ha estado en la tierra, el líder a quien más de 800,000,000 de creyentes de alrededor del mundo afirman seguir, fué Jesucristo, que nació en Belén en el Medio Oriente hace más de 1,900 años y que sufrió muerte de mártir en el año 33 de la era cristiana. ¿Se enamoró él alguna vez de una mujer y la tomó por esposa? No; murió soltero y sin hijos, a la edad de 33 años y medio. Sin embargo, formó alrededor de sí una organización de hombres y mujeres y a éstos los amó tiernamente como miembros de la organización. De hecho, entregó su vida por esos hombres y mujeres y por los hombres y mujeres que aún hayan de llegar a ser miembros de la organización.
2. ¿Con qué dichos reconoció Jesús al que le dió la organización de seguidores?
2 José el carpintero de Nazaret, que actuó como padre terrestre de Jesús, no le dió esta organización de seguidores. Fué Dios su Padre celestial quien le dió la organización. Jesús mismo reconoció este hecho. Dijo: “Ningún hombre puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga.” (Juan 6:44) “Lo que mi Padre me ha dado es algo mayor que todas las otras cosas, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre.” (Juan 10:29) A su Padre celestial Jesús dijo en oración: “He hecho tu nombre manifiesto a los hombres que del mundo me diste. Ellos eran tuyos, y me los diste a mí.” (Juan17:6) El Padre celestial se los dió a su Hijo Jesús en la relación de una muchacha prometida en matrimonio al que será su esposo.
3. ¿Con qué hablar figurado se expresaron Juan el Bautista y Pablo acerca de esta organización de seguidores?
3 Así que se hizo referencia a la organización o congregación de hombres y mujeres como su novia, una “mujer” que en realidad era una organización y que había de casarse con él o unirse inseparablemente a él en lo futuro en el hogar de su Padre celestial. Su primo Juan, el hijo del sacerdote Zacarías, habló de ello así, diciendo: “El que tiene la novia es el novio. Sin embargo, el amigo del novio, cuando está allí y lo oye, tiene mucho gozo a causa de la voz del novio. Esto, verdaderamente, se ha cumplido como mi gozo.” (Juan 3:29) El apóstol cristiano Pablo, que consiguió que muchos se hicieran seguidores de Jesucristo, usó un lenguaje como el de Juan y habló como el amigo del Novio a estos seguidores, diciendo: “Estoy celoso de ustedes con un celo piadoso, porque yo personalmente los prometí en matrimonio a un solo esposo para presentarlos como una virgen casta al Cristo.” (2 Cor. 11:2) El apóstol Pablo los instó a ser fieles en su amor y devoción a su Novio, Cristo.
4. (a) ¿A qué grado se ha demostrado el amor de Cristo a la organización? (b) ¿Hasta cuándo tiene que demostrar el amor que le tiene a Cristo la congregación, y en contraste con qué organización?
4 El amor que Cristo Jesús le tiene a la organización o congregación que su Padre celestial le da como esposa ha sido demostrado por su propia muerte. Pablo dice: “Cristo también es cabeza de la congregación, siendo él el salvador de este cuerpo. . . . Cristo también amó a la congregación y se entregó por causa de ella, para santificarla, limpiándola con el baño de agua por medio de la palabra, para presentarse a sí mismo la congregación en su esplendor, sin que tuviera una mancha o arruga o alguna de tales cosas, sino que fuera santa y sin tacha.” (Efe. 5:23, 25-27) No obstante, el amor que la congregación le tiene a Cristo el Novio tiene que demostrarse hasta que el último de estos 144,000 miembros de la congregación haya pasado todas las pruebas. Hay muchas organizaciones religiosas que dicen ser cristianas y que afirman amar a Cristo. En sólo los Estados Unidos de América del Norte han sido alistadas 265 de tales sectas religiosas; en la Unión Sudafricana hay más de mil de ellas. Pero por sus obras demuestran que aman a este mundo más bien que a Jesucristo y al reino para el cual su Padre celestial, Jehová Dios, lo ha ungido y entronizado para ser Rey. Estas sectas religiosas cortejan la buena voluntad de este mundo inmoral. El discípulo Santiago les pregunta a todos los cristianos que tienen tal amor dividido: “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.”—Sant. 4:4.
5. ¿Cuántas congregaciones están desposadas verdaderamente con Cristo, y cómo demostrarán su devoción amorosa los que quedan de los desposados?
5 Pero hay solamente una congregación que está realmente desposada o comprometida para casarse con Jesucristo en los cielos reales, y a los componentes de ésta Jesús dijo: “Si el mundo los odia a ustedes, ustedes saben que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría cariño a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, por esta causa el mundo los odia.” (Juan 15:18, 19) La verdadera congregación de 144,000 fieles no ama a este mundo corrupto que va pasando. Ella da a Jehová Dios, el Padre celestial, devoción exclusiva y a su Hijo Jesucristo el amor pleno que se le debe a su Novio celestial. Durante los pasados 1,900 años el Padre celestial ha estado engendrando por medio de su espíritu santo a creyentes verdaderamente dedicados y de esta manera los ha estado relacionando en esponsales con su Hijo amado. Hoy, cuando todas las evidencias indican que él entronizó a su Hijo, el Novio, en el reino celestial en el año 1914, sólo queda un resto de la congregación nupcial sobre la tierra. Mientras dure este viejo mundo, que ahora se halla en su turbulento “tiempo del fin,” los del resto aún tienen que demostrar la medida completa de su devoción amorosa a Cristo su Novio celestial. Lo harán a causa del amor ardiente e inextinguible que le tienen. El hermoso libro de la Biblia conocido como El Cantar de los Cantares asegura esto.
EL CANTAR DE LOS CANTARES
6. ¿Es el Cantar de Cantares parte de la Escritura inspirada, y qué evidencia tenemos en cuanto al asunto?
6 En los días de Jesús sobre la tierra la congregación judía aceptaba El Cantar de los Cantares como parte de los escritos inspirados y éste estaba incluído en el catálogo de sus manuscritos hebreos sagrados. De la misma manera lo aceptaba la congregación cristiana primitiva como parte genuina de las Santas Escrituras. Este libro, correctamente entendido, nos proporciona un estudio provechoso. El apóstol Pablo incluyó el Cantar de los Cantares cuando dijo: “Toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16, 17) El rabino judío Akiba, que vivió en el primer siglo de la era cristiana, expresó su aprecio del libro, diciendo: “El mundo entero no era digno del día en el cual este Cántico sublime fué dado a Israel; pues todas las Escrituras son santas, pero este Cántico sublime es santísimo.”—Mishnah, en la Sexta División bajo “Yadaim”, sección 3, §5.
7. ¿Qué es el llamado Cantar de Cantares, cuándo fué escrito, y cuál es su tema?
7 Sin embargo, el escritor del cántico, el rey Salomón de Jerusalén, dice en el versículo de apertura de su poema: “El cántico superlativo, el cual es de Salomón.” Según el texto hebreo, palabra por palabra, es “el cantar de cantares”, es decir, el cántico más hermoso, el más excelente. No es una colección de cánticos, sino un solo cántico, aunque por lo general se divide en ocho capítulos. Fué escrito por el rey Salomón después de haber edificado el maravilloso templo a Jehová Dios en Jerusalén y después de haberse casado. De manera que la fecha del Cántico fué alrededor del año 1010 antes de la era cristiana. Tiene un solo tema de principio a fin, el amor de una campesina de la aldea de Sunem o Sulem a un muchacho pastor. El rey Salomón se enamoró de la misma muchacha, pero el amor que ella le tenía a su amado, el pastor, quedó inalterado y el rey salió perdiendo. Podría por lo tanto llamarse correctamente “El cántico del amor frustrado de Salomón.”
8. ¿Qué significado le atribuían los antiguos hebreos al Cántico, pero qué muestra la historia concerniente a la exactitud de esto?
8 Los hebreos de la antigüedad le atribuían un significado simbólico al libro. Entendían que la muchacha representaba a la iglesia judía desde los días del profeta Moisés en adelante. El objeto del cariño de esa iglesia era Jehová Dios, quien en conformidad era representado por el pastor que la amaba. Pero un examen de la iglesia judía durante los pasados 1,900 años apoya el hecho triste de que ella ha demostrado ser infiel en su amor a Jehová como su Dios; hace mucho que dejó de ser la iglesia de testigos de Jehová Dios. Su propia historia, tal como se halla escrita en las Escrituras Hebreas, testifica al hecho de que los judíos rechazaron a los profetas que él les envió en Su nombre; y las Escrituras Cristianas Griegas muestran que alcanzaron la culminación en su práctica de rechazar a los voceros de Dios cuando rechazaron a Jesucristo, quien vino y les predicó en el nombre de Jehová, y finalmente lo hicieron morir horriblemente en un madero de tormento. Esto no desplegó ningún amor verdadero e inquebrantable a Jehová, el gran Pastor de su manada.
9. ¿Qué amonestación escrita llama a nuestra atención Pablo, y por eso en conexión con quién se cumple el Cántico?
9 Escribiendo a la congregación cristiana en el primer siglo, el apóstol Pablo hace mención de varias ocasiones en que los israelitas se apartaron del amor a Jehová Dios, y luego comenta: “Ahora estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos y se escribieron como una amonestación.” ¿Una amonestación para quiénes? “Para nosotros a quienes los fines cabales de los sistemas de cosas han llegado.” (1 Cor. 10:11) Entonces, el Cantar de Cantares debe cumplirse en conexión con la congregación cristiana de la cual el apóstol Pablo era miembro en aquel siglo en que el sistema judío de cosas ya no era un sistema al que Dios mirara con favor y que terminó, habiendo Jehová Dios ahora transferido su bondad amorosa a la congregación cristiana que él desposó o prometió en matrimonio a su Hijo-Novio, Jesucristo.
10. ¿A quién representa la muchacha amada del Cántico, y a quién su amante pastor, y el ejemplo de quién tiene que imitar el resto hoy?
10 De modo que la muchacha amada del Cántico debe ser la verdadera congregación cristiana de 144,000 miembros desposados; y su pastor amado debe ser el Señor Jesucristo ahora glorificado en el cielo por causa del amor ardiente que le tiene a su Padre celestial. Al tercer día después de haber sido muerto en el madero de tormento el Dios Todopoderoso lo levantó de entre los muertos, un Hijo espiritual otra vez, pero ahora inmortal, sumamente exaltado por encima de la carne humana que tuvo en otro tiempo. Después de cuarenta días Jehová Dios lo hizo ascender a los cielos donde él tiene su trono. Lo hizo sentarse a su propia diestra para esperar, entre otras cosas, el matrimonio en los cielos con su congregación nupcial al debido tiempo de su Padre celestial. Desde la ascensión de él al cielo los miembros de su congregación nupcial han sido desposados a él en fe. A éstos el apóstol Pedro escribió: “Aunque ustedes nunca lo vieron, ustedes lo aman. Aunque no lo contemplan por ahora, no obstante ejercen fe en él y se regocijan grandemente con un gozo inefable y glorificado, mientras reciben el fin cabal de su fe, la salvación de sus almas.” (1 Ped. 1:8, 9) Esto mismo aplica al resto pequeño de su congregación hoy, el cual tiene que demostrar el amor que le tiene al Cristo invisible como la muchacha sulamita se lo demostró al muchacho que la amaba.
11. ¿Qué llegó a saber Salomón por experimento concerniente al hombre en contraste con la mujer, y a quién tiene que imitar la congregación en la cualidad de fidelidad de su amor?
11 Hablando en el libro de Eclesiastés de lo que llegó a saber por experiencia, el rey Salomón, como el congregador de su pueblo, escribió: “‘¡Ve! Esto he hallado,’ dijo el congregador, ‘una cosa [tomada] tras la otra, para averiguar el resumen, el cual mi alma ha buscado continuamente, pero que no he hallado. Un hombre entre mil he hallado, pero una mujer entre todas éstas no he hallado.’” (Ecl. 7:27, 28) Sin embargo, si en el Cántico el rey Salomón describe su propio esfuerzo infructuoso por conseguir el amor de la muchacha sulamita, entonces para gran desilusión suya realmente encontró en ella una mujer de integridad en el amor que le tenía a un hombre que a la vista no era tan atractivo como Salomón. Si hubiera vivido en el primer siglo de la era cristiana el rey Salomón hubiera tenido que confesar que en Cristo Jesús él había hallado el “un hombre entre mil”, sí, sobresalientemente el hombre de todos los hombres que han estado en la tierra. La congregación desposada o prometida en matrimonio a Cristo Jesús tiene que imitarlo a él. En la fiel cualidad de su amor a él ella tiene que demostrar que es una sobresaliente mujer de integridad, una rareza entre las mujeres, la única organización nupcial entre todos los sistemas religiosos de la cristiandad que permanece leal y conserva su castidad en este mundo para que se le juzgue digna del matrimonio celestial con Cristo.
LOS PAPELES Y EL ARGUMENTO
12. ¿Quiénes son los personajes que se mencionan o que desempeñan papeles al hablar en el Cántico?
12 En el Cántico Salomón se presenta y desempeña el papel del rey de Jerusalén, la ciudad que también se llamaba Sión por causa de su fortaleza o ciudadela que llevaba ese nombre. El papel principal en el Cántico es el que desempeña la campesina de Sunem o Sulem, cuyo nombre no se da, y a la cual el rey Salomón llama la sulamita. (Cant. 6:13) La aldea de Sunem, que hoy se llama Sôlem, estaba en la frontera sudoeste del territorio de la tribu de Isacar, a unos veinticinco kilómetros al sudoeste del mar de Galilea, o a unos noventa kilómetros al norte de Jerusalén. A la hermosa muchacha llamada Abisag la encontraron en Sunem y la llevaron al palacio del padre de Salomón, el rey David, para que le sirviera de enfermera en su vejez. (1 Rey. 1:1-4; 2:17-22) Era en Sunem que la prominente mujer sin hijos que era esposa de un anciano le proveía alojamiento en un pequeño aposento alto al profeta Elías siempre que pasaba por allí. (2 Rey. 4:8-10) La madre de la sulamita vivía en Sunem. Se hace mención de ella en el Cántico, pero no del padre de la sulamita. La muchacha tiene varios hermanos que desempeñan su parte en el Cántico dramático. Otro papel prominente es el que desempeña el pastor amado. Otros que desempeñan papeles en que hablan en el Cántico son las damas de la corte de Salomón, llamadas las “hijas de Jerusalén,” y también mujeres residentes de la ciudad, a quienes se llama las “hijas de Sión.” (Cant. 1:5; 2:7; 3:5, 10, 11) Se identifican los papeles del Cántico por lo que dicen los que los desempeñan o por lo que se les dice a ellos.
13. ¿Dónde conoció el pastor a la sulamita, y con qué reacciones?
13 ¿Cómo conoció la sulamita al pastor? Ella se lo recuerda, diciendo: “Debajo del manzano te desperté. Allí tu madre estuvo con dolores de parto para darte a luz. Allí la que te estaba dando a luz sufrió dolores de parto.” (Cant. 8:5) Un árbol era lo que le recordaría al pastor su humilde nacimiento, afuera en el campo, lejos de las comodidades y conveniencias del hogar. Pero su madre era fuerte y lo crió de tal modo que llegó a ser el apuesto joven que era. Al conocer a la sulamita en el lugar en que él nació el joven pastor descubrió lo que era amable en la sulamita, y ella descubrió lo que era del todo encantador en el pastor.
14. ¿Cuál era la actitud de los hermanos de la sulamita para con ella, y por qué se enojaron con ella una vez?
14 Pero, con sentimientos como los del apóstol Pablo en cuanto a la congregación cristiana, los hermanos de la sulamita celaban mucho a su hermana. Estaban ansiosos de resguardar la virginidad de su hermana, acerca de cuya firmeza no estaban muy seguros. Trataron de protegerla de la tentación. Una vez pensaron que habían tenido razón en enojarse con ella. Evidentemente fué cuando el pastor corrió junto a ella y le sugirió que salieran juntos a pasear para gozar de las bellezas de la primavera temprana. Citamos las palabras de ella a las mujeres de la corte del rey Salomón: “¡El sonido de mi amado! ¡Miren! éste viene, trepando por las montañas, saltando por las colinas. Mi amado está pareciéndose a un gacel o al cervatillo. ¡Miren! éste está parado detrás de nuestro muro, atisbando por las ventanas, dando miradas por las celosías. Mi amado ha respondido y me ha dicho: ‘Levántate, compañera mía, mi hermosa, y vente. Pues, ¡mira! la estación lluviosa misma ha pasado, el aguacero mismo ha terminado, se ha ido por su camino. Las flores mismas han aparecido en la tierra, el mismísimo tiempo de la poda de las vides ha llegado y la voz de la tórtola misma se ha oído en nuestra tierra. En cuanto a la higuera, ha obtenido color maduro, considerando sus brevas; y las vides están en flor, han dado [su] fragancia. Levántate, ven, oh compañera mía, mi hermosa, y vente. Oh mi paloma en los retiros del risco, en el escondrijo del camino escarpado, muéstrame tu forma, déjame oír tu voz, pues tu voz es placentera y tu forma es garbosa.’”—Cant. 2:8-14.
15. ¿Qué hicieron los hermanos de ella para impedirle su paseo privado con el pastor?
15 Los hermanos de la sulamita se enojan porque ella desea responder a la invitación que le ha hecho él. Para impedir que ella y el pastor salgan a pasear juntos solos y entren en tentación, ahora se dan cuenta de la necesidad urgente de tener guardias estacionados en sus viñedos para cuidarlos de las zorras pequeñas que causan daño a las vides cavando agujeros debajo de ellas. De modo que los hermanos claman: “Agarren, sí, las zorras por nosotros, las zorras pequeñas que están arruinando los viñedos, ahora que nuestros viñedos están en flor.”—Cant. 2:15.
16. ¿Qué efecto tuvo en ella su trabajo de guardar los viñedos, según se lo declaró a las “hijas de Jerusalén”?
16 Aprovechándose de la urgencia de la estación, los hermanos exigen de su hermana que se quede en los viñedos, montando guardia contra las pequeñas zorras perniciosas. Como ella misma se lo cuenta a las “hijas de Jerusalén” que están en la corte del rey Salomón: “Los hijos de mi propia madre se enojaron conmigo; me asignaron guardiana de los viñedos, [aunque] mi viñedo, uno que era mío, no guardé.” (Cant. 1:6) Esto explica por qué ella perdió la blancura de su piel: “Una negra soy, pero hermosa, oh hijas de Jerusalén, como las tiendas [de pelo negro] de Cedar, [no obstante] como las [bellas] cortinas de tienda de Salomón. No me miren porque sea morena, porque de pronto el sol me ha visto.” (Cant. 1:5, 6) El trabajo de guardar los viñedos la había expuesto a los rayos del sol.
17. Sin embargo, ¿en qué otro peligro entró la sulamita en conexión con el campamento del rey Salomón?
17 Pero esta medida de seguridad que sus hermanos idearon, aunque la alejó del pastor que la amaba en la primavera, resultó en que se hallara en camino de otro peligro. El mismo rey Salomón vino a la vecindad de Sunem, o Sulem, y armó sus tiendas con sus hermosas cortinas no lejos de la casa de ella y de los viñedos. Un día la sulamita estuvo cerca del campamento del rey Salomón. No había ido allí para exhibir sus encantos o para hacer alarde de su belleza ante el rey Salomón ni ante los sesenta hombres poderosos de Israel, todos los cuales eran guerreros entrenados que estaban armados con espadas sobre el muslo, ni ante los que conducían los carros. (Cant. 3:7) No había olvidado frívolamente al pastor que la amaba ni que sus encantos le pertenecían solamente a él. Más bien, como ella misma más tarde se lo explicó al rey Salomón: “Al huerto de los nogales había descendido, para ver los brotes nuevos en el valle del torrente, para ver si la vid había brotado, si los granados habían florecido. No sabía [qué, pero] mi propia alma me había puesto ante los carros de mi pueblo dispuesto de buena gana.” (Cant. 6:11, 12) Al salir a un encargo relacionado con el servicio que rendía, había llegado involuntariamente al campamento del rey de Israel.
18. ¿Cómo entró la sulamita en el campamento de Salomón, y cómo la afectó esto a ella?
18 Entonces o el rey Salomón la vió directamente o se la recomendaron sus siervos del campamento que la vieron. Entonces Salomón la quitó de su madre y de sus hermanos y de sus viñedos y la trajo a su majestuoso campamento. Allí en medio de la portentosa dignidad y esplendor del campamento real, el cual uno pudiera esperar que deslumbrara y asustara por su magnificencia a la modesta campesina, el glorioso rey Salomón le expresó su admiración y le propuso que volviera con él a Jerusalén y fuera una de sus esposas. Sin dejarse impresionar por la riqueza regia que la rodeaba, sintiéndose extraña y fuera de lugar en medio de ella, la joven no siente ninguna atracción por el rey. Anhelando su único amor ella habla como si estuviera dirigiéndose a él allí:
19. ¿Qué dice ella al dirigirse al ausente pastor que la ama?
19 “Béseme él con los besos de su boca, porque tus expresiones de cariño son mejores que el vino. Buenos son tus aceites para fragancia. Tu nombre es como aceite que se derrama. Por eso las doncellas mismas te han amado. Atráeme contigo; corramos. ¡El rey me ha traído a sus aposentos interiores! Alegrémonos, sí, y regocijémonos en ti. Sí, mencionemos tus expresiones de cariño más que el vino. Merecidamente te han amado. Dime, sí, oh tú a quien ha amado mi alma, dónde pastoreas, dónde haces recostar la manada al mediodía. ¿Exactamente por qué debería yo llegar a ser como mujer envuelta en luto entre los hatos de tus socios?”—Cant. 1:2-4, 7.
20. ¿Cómo le contestan las “hijas de Jerusalén,” y cómo reacciona ella ante los requerimientos amorosos de Salomón?
20 A esta pregunta las damas de la corte, las “hijas de Jerusalén,” responden: “Si no lo sabes por ti misma, oh tú hermosísima entre las mujeres, sal tú misma y anda en las huellas de la manada y apacienta tus cabritos junto a los tabernáculos de los pastores.” Sabían que ella tendría que salir del campamento de Salomón e ir al lugar donde el que la amaba apacentaba sus ovejas. Pero Salomón no quería dejarla ir. Comenzó a expresar la admiración que le tenía y a hacerle promesas de cómo la adornaría en el palacio de la ciudad. Le dijo: “Te he comparado a una yegua mía en los carros de Faraón, oh compañera mía. Bellas son tus mejillas entre las trenzas de cabello, tu cuello en un collar de cuentas. Círculos de oro te haremos, junto con tachones de plata.” Pero la sulamita resiste los requerimientos amorosos de Salomón y le hace saber que el único amor que puede sentir es para otro. Dice: “Mientras el rey está a su mesa redonda mi propio nardo ha exhalado su fragancia. Bolsa de mirra es para mí mi amado; entre mis pechos pasará la noche. Ramillete de alheña es para mí mi amado, entre los viñedos de En-gadí.” (Cant. 1:8-14) La sulamita anhela vivamente tener abrazado al pastor que la ama.
ATRACCIONES MATERIALES
21. En vista de lo que sucedió en 1914, ¿qué tiene que hacer el resto ahora en lo que concierne a su cariño?
21 En todo esto, ¿qué podemos ver que se parezca al fiel resto de la congregación nupcial de Cristo hoy día? Jehová Dios entronizó a su Hijo Jesucristo en los cielos en 1914, pero Cristo aún no ha unido el resto a él mismo. De modo que estos desposados están ausentes de él. Se encuentran en el mundo, pero no se atreven a hacerse parte de este mundo, volviendo al mundo del cual fueron sacados y atraídos a Cristo. Tienen que permanecer como vírgenes castas, sin mancha de este mundo. Correspondiendo con la gloria externa de Salomón como rey, este mundo tiene mucho que es atractivo a la vista. Por medio de esto trata de conquistarse el afecto del resto desposado con Cristo. Pero el resto obedece el mandamiento de no amar las cosas del mundo, “el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno.” (1 Juan 2:15, 16) En el día de Pablo la idea de reinar entonces como reyes, como Salomón, sin esperar que el Rey reinante, Jesucristo, los exaltara a un asiento en su trono al fin de su carrera terrestre sedujo a algunos cristianos. “Ustedes ya están ricos, ¿no es así? Ustedes han comenzado a reinar como reyes sin nosotros, ¿no es así?” pregunta Pablo.—1 Cor. 4:8.
22. ¿Cómo muestra el resto ahora su preferencia por el Pastor más bien que por la dignidad real?
22 Pero el resto hoy día sabe que no se nos ha llamado para reinar en esta tierra durante este presente mundo inicuo. Se nos ha llamado para que sigamos en las pisadas del Pastor Propio de Jehová, el Amo Jesucristo, que encontró a las ovejas perdidas y las alimentó y las protegió y hasta entregó su vida terrenal por ellas. El resto no cede al materialismo de este mundo, ni a la gloria externa de los arreglos gubernamentales políticos de este mundo. No sigue a los reyes de este mundo, sino al Pastor Propio de Jehová, imitándolo al hacer obra pastoral como la que él hizo en la tierra, recogiendo a sus ovejas, alimentando a sus ovejas porque ellas lo aman, manteniendo a las ovejas juntas en paz y unidad y protegiéndolas de los hombres egoístas y lobunos de este mundo los cuales quisieran oprimir a las ovejas y sacar ganancia de ellas. (Juan 21:15-17) El resto fija su mente en las cosas de arriba, no en las cosas de la tierra, y así continúa buscando las cosas de arriba, buscando primero el reino de Dios y la justicia que viene de él por medio de Cristo. El amor sincero que le tiene el resto a su Novio celestial lo hace rechazar los requerimientos amorosos seductores que con su materialismo le hace este mundo.
23. ¿Cómo es el resto semejante a la sulamita en cuanto a las expresiones de amor del pastor, y cómo demuestra ella lo que siente en cuanto al campamento de Salomón?
23 El resto es como la sulamita al buscar las expresiones amorosas de su Pastor, Jesucristo. Esto compensa el odio de este mundo. Los del resto se llenan de alegría debido a la evidencia que tienen de que él está con ellos, aunque no lo ven, tal como cuando el pastor que amaba a la sulamita logró entrar en el campamento de Salomón y se comunicó con ella y le expuso su amor con estas palabras: “¡Mira! eres hermosa, oh compañera mía. ¡Mira! eres hermosa. Tus ojos son [los de] palomas.” La sulamita prefiere estar cerca de su amado, prefiere la unidad con él afuera en los campos y bosques, bajo los cedros y los enebros. El espléndido campamento del rey Salomón no se le hizo atractivo a ella. Demostrando que ella no se siente halagada ni impresionada por estar en el campamento real de tal gloria material exterior, ella le dice al pastor: “¡Mira! eres hermoso, mi amado, y grato también. Nuestro diván es también uno de follaje. Las vigas de nuestra casa magnífica son cedros, nuestros cabrios son enebros.”—Cant. 1:15-17.
24. (a) ¿Cómo se considera la sulamita a sí misma, pero cómo la considera el que la ama? (b) ¿Cómo lo considera ella a él, y por eso qué encomienda estricta da ella a las “hijas de Jerusalén”?
24 En la sulamita hallamos a una mujer humilde, que no aspira a ninguna grandeza en esta tierra. Ella dice: “Un simple azafrán de la llanura de la costa soy, un lirio de los valles.” ¡Simplemente una flor del campo que crece sin cultivo! El pastor que la ama la considera incomparable, diciendo: “Como el lirio entre espinosas malas hierbas, así es mi compañera entre las hijas.” La sulamita muestra que lo estima más que a todos los demás, comparándolo a un árbol fructífero, frondoso, airoso entre los árboles que generalmente se hallan en el bosque: “Como un manzano entre los árboles del bosque, así es mi amado entre los hijos. He deseado apasionadamente su sombra y allí me he sentado, y su fruto ha sido dulce a mi paladar. Me introdujo en la casa del vino, y su bandera sobre mí fué amor. Refrésquenme ustedes, sí, con tortas de pasas, susténtenme con manzanas, porque estoy herida de amor. Su mano izquierda está debajo de mi cabeza y su propia mano derecha me abraza.” Sintiendo un amor como éste por su querido pastor, ¿cómo podría ella frívolamente transferir su amor a otro? De modo que ella da estricta encomienda a las mujeres de la corte del rey Salomón: “Las he puesto bajo juramento, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas o por las ciervas del campo, de que no traten de despertar o excitar amor [en mí] hasta que se sienta inclinado.” (Cant. 2:1-7) De modo que por todo lo que es hermoso y agraciado, ella solemnemente obliga a las mujeres de la corte a no tratar de despertar en ella amor al rey Salomón, a no hacer que ella sea infiel a su primer amor, su amor al pastor.
25. ¿De qué tienen los del resto un buen ejemplo en la constancia del amor de la sulamita, y cómo hacen frente a los esfuerzos persuasivos de personas materialistas?
25 En la constancia del amor que la sulamita le tenía al pastor los del resto hoy tienen un excelente ejemplo de cuán inmutable, cuán inmovible debería ser su amor a Cristo, el Pastor Propio de Jehová Dios. Nada en este mundo o sobre esta tierra debería poder disminuir o desviar de Cristo el amor que le tienen. Todo intento de personas materialistas por persuadirlos debe resultar infructuoso, no deben poder despertar amor o deseo egoísta por cosa alguna que no sea el Pastor Propio y sus amadas ovejas. Se nos debería hallar recordándoles a esas personas que usan persuasión mundana que nuestro cariño está cifrado en Cristo el Pastor Propio, el Novio, y lo seguiremos a él y no a este mundo de materialismo y gloria externa.
26. ¿Cómo tiene que ser el resto un fiel guardia de los viñedos como lo fué la sulamita, y cómo debe tener un informe como el de ella afuera?
26 La sulamita era una obrera de confianza, que vigilaba como guardia los viñedos de la familia. Al grupo que desempeña el papel correspondiente al de ella hoy día, el resto desposado o prometido, se le encarga de la misma manera que more en la vid, Jesucristo, y sirva como ramas que producen mucho fruto para la gloria del gran Cultivador, Jehová Dios. Esto es para seguridad del resto. (Juan 15:1-8) La sulamita tenía un buen informe de los de fuera de su familia. Las “hijas de Jerusalén” de la corte del rey la llamaron la “hermosísima entre las mujeres.” Aun el rey Salomón dijo que ella era hermosa, “como Ciudad Placentera, garbosa como Jerusalén, imponente como compañías reunidas en torno de banderas.” Las mujeres de la ciudad, las reinas y las concubinas comentaron que se parecía a “la aurora, hermosa como la luna llena, pura como el sol relumbrante.” (Cant. 1:8; 6:1, 4, 9, 10) No menos deben los del resto desposado “tener un testimonio favorable de personas de afuera.” Ellos deben estar “andando decentemente en lo que respecta a la gente de afuera”, de modo que no proporcionen ningún motivo para que se lance crítica contra la verdad, sino, más bien, la recomienden por su manera de vivir.—1 Tim. 3:7; 1 Tes. 4:12.
27. A pesar de que el Novio ha comenzado a reinar, ¿por qué tiene que continuar andando por fe el resto desposado, y la grande muchedumbre de sus compañeros junto con el resto?
27 El reino del Novio-Rey es un reino celestial invisible. Está a la diestra de su Padre celestial. Está muy por encima de los ángeles espíritus y de todos los demás niveles de arreglos gubernamentales, “ángeles y autoridades y potestades [estando] sujetados a él.” (1 Ped. 3:22) Por lo tanto tenemos que continuar andando por la fe, aunque las evidencias de que él reina en la Sión celestial desde 1914 hacen que sean muy reales para nosotros su presencia en el trono y la acción de él de esgrimir el cetro de poder. (Sal. 110:1, 2) Gozosamente lo aclamamos como Rey reinante, y la gran multitud de compañeros del resto desposado ondea ramas de palma, por decirlo así, en leal reconocimiento público de él. Pero todavía existe una separación entre los del resto desposado y su Novio-Pastor, como una gran montaña entre ellos y él, porque los del resto todavía están en la carne y aún no han resucitado de entre los muertos con gloriosos cuerpos espirituales.—1 Cor. 15:42-44; 2 Cor. 5:1-8.
28. ¿Cómo siente el resto lo mismo que sintió la sulamita al expresar ella su deseo para con el pastor que la ama?
28 Por esta razón los del resto desposado todavía tienen que seguir anhelando que el Novio venga y por medio de una resurrección celestial los lleve adonde él está, terminando así su separación de él. Sienten lo mismo que la sulamita sintió cuando dijo: “Mi amado es mío y yo soy suya. Está pastoreando entre los lirios. Hasta que el día respire y las sombras hayan huido, vuélvete, oh mi amado, sé cual el gacel o cual el cervatillo por las montañas de la separación.” (Cant. 2:16, 17) Tal como expresa el anhelo el apóstol Juan en el mismísimo final de la Biblia: “¡Amén! Ven, Señor Jesús.”—Apo. 22:20.
29. En estos días de su segunda presencia, ¿dónde podemos hallarlo, y dónde podemos tener compañerismo con él?
29 En estos días de su segunda presencia desde el año 1914, podemos buscar a Cristo donde querramos, pero no lo hallaremos en ninguna parte sobre la tierra. Está presente en su trono celestial y ha extendido la ‘vara de su fortaleza’ hacia esta tierra, haciendo sentir su poder aquí en la tierra entre sus enemigos. Sin embargo, podemos hallar compañerismo con él saliendo a encontrarnos con sus seguidores en las reuniones, pues él dijo: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mat. 18:20) Puede que esto frecuentemente requiera que salgamos de noche para concurrir a las reuniones de sus seguidores y también para visitar a las “otras ovejas” que él ahora está recogiendo, para llevar a cabo un estudio de la Biblia con ellas, a fin de que sean alimentadas en el nombre del Pastor Propio.—Juan 10:16.
30. ¿Cómo describe la sulamita la manera en que el resto logra disfrutar de compañerismo especial con su Pastor en un sentido de congregación?
30 Así el resto desposado disfruta de un compañerismo especial con su Pastor-Rey en un sentido de congregación, dentro de la organización de su madre espiritual, la Sión celestial, la “Jerusalén que está arriba.” La sulamita, detenida en el campamento del rey Salomón, lo describe de esta manera: “En mi cama durante las noches he buscado al que mi alma ha amado. Lo busqué pero no lo hallé. Déjenme levantarme, por favor, y recorrer la ciudad; en las calles y en las plazas públicas déjenme buscar al que mi alma ha amado. Lo busqué pero no lo hallé. Los guardias que rondaban por la ciudad me hallaron: ‘¿Han visto ustedes al que mi alma ha amado?’ Apenas había pasado más allá de ellos hasta que hallé al que mi alma ha amado. Me así de él y no quise soltarlo, hasta que lo hube introducido en la casa de mi madre y en el aposento interior de la que había estado preñada para darme a luz. Las he puesto bajo juramento, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas y por las ciervas del campo, de que no traten de despertar o excitar amor [en mí] hasta que se sienta inclinado.” (Cant. 3:1-5) Todo el compañerismo que tenemos con Cristo de manera espiritual, a costa de esfuerzo, nos fortalece en nuestra determinación de no dejar que ningún otro amor en la tierra reemplace nuestro amor de toda el alma a él.
LA PRUEBA EN LA CIUDAD DE JERUSALÉN
31. ¿Adónde llevan a la sulamita para otra prueba, y cómo se describe la procesión hacia ese lugar?
31 La prueba a que sometieron a la sulamita en el campamento del rey Salomón cerca de la aldea de Sunem fracasó; tal era la intensidad del amor que le tenía al simple pastor. ¿Cómo la afectarían las proposiciones atractivas que el Rey le hiciera en medio del palacio regio en la ciudad capital de Jerusalén? Cuando su campamento regresó a Jerusalén a unos noventa kilómetros al sur, el rey Salomón hizo llevar a la sulamita consigo. Las mujeres de la ciudad capital, las “hijas de Sión” ven la procesión que se acerca a la ciudad. Una dice: “¿Qué es esto que viene subiendo desde el desierto como columnas de humo, estando perfumado con mirra e incienso, aun con toda clase de polvo aromático de mercader?” Otra responde: “¡Mira! es su canapé, el que pertenece a Salomón. Sesenta hombres poderosos están a su alrededor, de entre los hombres poderosos de Israel, todos ellos poseyendo espada, instruídos en el guerrear, cada uno con su espada sobre su muslo a causa del pavor durante las noches.” Todavía otra exclama: “Es la litera que el rey Salomón se ha hecho de los árboles del Líbano. Ha hecho sus pilares de plata, sus soportes de oro. Su asiento es de lana teñida de púrpura rojiza, su interior ha sido arreglado amorosamente por las hijas de Jerusalén.” Otra mujer de la ciudad exclama: “Salgan y miren, oh hijas de Sión, al rey Salomón con la guirnalda que su madre le tejió en el día de su boda y en el día del regocijo de su corazón.” (Cant. 3:6-11) ¡La sulamita se enfrenta a una prueba final!
32. ¿Cómo está preparado el resto para resistir las ofertas tentadoras de este mundo, y cómo se demuestra esto ahora en el caso de la sulamita?
32 En este “tiempo del fin” la prueba aumenta a causa del materialismo de este mundo. Nuestro Pastor nos prepara y nos fortalece para resistir las ofertas tentadoras de este viejo mundo llamativo asegurándonos su continuo amor a nosotros y expresando su admiración por nuestras obras cristianas de la clase correcta. Esto es exactamente lo que hizo el pastor amante al seguir el cortejo de Salomón hasta Jerusalén y al comunicarse allí con la sulamita, ahora velada, para decirle: “¡Mira! eres hermosa, oh compañera mía. ¡Mira! eres hermosa. Tus ojos son [los de] palomas, detrás de tu velo. Tu cabello es como un hato de cabras que ha bajado brincando desde la región montañosa de Galaad. Tus dientes son como un hato de [ovejas] recién esquiladas que ha subido del lavado, todas las cuales están pariendo mellizos, ninguna de entre ellas habiendo perdido sus hijuelos. Tus labios son exactamente como un hilo escarlata, y tu hablar es agradable. Como una rebanada de granada son tus sienes detrás de tu velo. Tu cuello es como la torre de David, edificada en series de piedras, sobre las cuales están colgados mil escudos, todos los escudos circulares de los hombres poderosos. Tus dos pechos son como dos corzos, mellizos de una gacela, que se están alimentando entre los lirios.” La sulamita le dice a su pastor que quiere ser librada y salir de la ciudad: “Hasta que el día respire y las sombras hayan huido, me iré por mi camino a la montaña de mirra y a la colina de incienso.”—Cant. 4:1-6.
33. ¿Cómo puede el Pastor decir al resto que sus labios son como un hilo de color escarlata y que su conversación es agradable, y como qué cosa le es toda esta forma de expresión?
33 En medio de las tentaciones mundanas del materialismo hoy en día, ¿puede el Pastor Propio decirle a su resto desposado: “Tus labios son exactamente como un hilo escarlata, y tu hablar es agradable”? Sí; porque con la boca el resto está haciendo declaración pública al nombre de Jehová, el derrotero que conduce a la salvación y a la unión con su Novio. (Rom. 10:8-10) Sus labios son hermosos con las alabanzas de Jehová, cuya gloria se ha levantado sobre ellos y se refleja desde ellos a este mundo tenebroso. Son testigos de Jehová. (Isa. 43:10, 12, Mod) Su conversación es sumamente agradable al Pastor Propio, porque están hablando en cumplimiento del mandamiento profético que él mismo les dió: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.” (Mat. 24:14) Para el Novio celestial esto es como expresiones de cariño, como una fragancia deleitable, como la dulzura de la miel. En las palabras del pastor a la sulamita él dice: “Eres del todo hermosa, oh compañera mía, y no hay defecto en ti. . . . ¡Cuán hermosas son tus expresiones de cariño, oh hermana mía, novia mía! ¡Cuánto mejores son tus expresiones de cariño que el vino y la fragancia de tus aceites que toda suerte de perfume! Tus labios continúan goteando miel de los panales, oh novia [mía]. Leche y miel hay debajo de tu lengua, y la fragancia de tus vestiduras es como la fragancia del Líbano.”—Cant. 4:3, 7-11.
34. Por medio de testificar así a favor del Reino, ¿a hacer qué invita el resto a su Pastor, y al dar qué estimulo imitan las personas amigables a las mujeres de Jerusalén?
34 Por medio de dar testimonio amoroso y valeroso a favor del reino del Hijo amado de Dios los del resto invitan a su amado Pastor-Novio a venir y comer de los frutos del Reino que ellos ofrecen. Él viene y disfruta de estas expresiones públicas de cariño a él, diciendo: “He comido mi panal junto con mi miel; he bebido mi vino junto con mi leche.” Igual que las mujeres de Jerusalén, muchas personas amigables que disciernen la expresión pública que el resto hace de su devoción a su Novio celestial animan al resto a seguir adelante en su obra amorosa de reunir a las “otras ovejas” del Pastor, para que el resto y el Novio continúen disfrutando de su mutuo amor. Ellas dicen: “¡Coman, oh compañeros! ¡Beban y embriáguense con expresiones de cariño!”—Cant. 4:16; 5:1.
35. Por ser lento en responder durante la I Guerra Mundial, ¿cómo se enfrentó el resto a experiencias penosas como las de la sulamita en su sueño angustioso?
35 En una ocasión desde que el Novio se hizo presente en el reino de su Padre en 1914 el resto no respondió con suficiente prontitud a la invitación que el Novio le hizo de asociarse con él en el recogimiento de sus ovejas; fué debido a la inconveniencia de la tenebrosidad del momento. Fué en el tiempo del punto culminante de la I Guerra Mundial, especialmente en 1918. La experiencia ahora es como el sueño angustioso que la sulamita relató a las mujeres de la corte del palacio de Salomón: “Estoy dormida, pero mi corazón está despierto. ¡Ahí está el sonido de mi amado tocando!” En el sueño lo oye suplicar tras la puerta: “¡Ábreme, oh hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía! Pues mi cabeza está llena de rocío, las guedejas de mi cabello con las gotas de la noche.” Ella contesta que está en cama: “Me he quitado la bata. ¿Cómo puedo volvérmela a poner? Me he lavado los pies. ¿Cómo puedo ensuciarlos?” Cuando por fin se levantó para abrirle él había desaparecido en la noche. Entonces, según sus palabras: “Lo busqué pero no lo hallé. Lo llamé pero no me respondió. Los guardias que iban por la ciudad me encontraron. Me golpearon, me hirieron. Los guardias de los muros [impúdicamente] levantaron de mí mi ancha envoltura.” Igual que la sulamita, el resto se sintió angustiado cuando la esperanza que tenía de unirse en el reino celestial no se realizó y, en vez de eso, se encontró con persecución a manos de los guardias de la cristiandad.—Cant. 5:2, 3, 6, 7.
36. ¿Cómo ha dado evidencia pública el resto de que está herido de amor por su Novio celestial, y qué pregunta suscita esto en las personas de buena voluntad?
36 Después de esa experiencia que pareció una pesadilla, el resto, igual que la sulamita en su sueño, ha dado evidencia pública sin avergonzarse de que está herido de amor por su Novio celestial. Al salir, en obediencia al mandato de su Pastor, a predicar las buenas nuevas del Reino en toda la tierra habitada para dar un testimonio, ha dado a saber, especialmente a la cristiandad, que ama al Pastor-Novio: “Las he puesto bajo juramento, oh hijas de Jerusalén, de que, si hallan a mi amado, le digan que estoy herida de amor.” Quiere reunir las ovejas de él, para que tales ovejas recogidas sean como “cartas de recomendación” escritas dando testimonio del amor imperecedero que le tiene a él. (2 Cor. 3:1-3) Las personas de buena voluntad desean saber y preguntan por qué el resto quiere que ellas busquen a Cristo y muestren en ellas mismas el resultado de la obra amorosa del resto de dar testimonio: “¿Cómo es tu amado más que cualquier otro amado, para que nos hayas puesto bajo tal juramento como éste?”—Cant. 5:8, 9.
37. ¿Por qué el resto no teme confesar a Cristo delante de los hombres, y qué razón da para amarlo?
37 A los del resto se les ha amonestado que no se avergüencen de confesar a Cristo delante de los hombres. Dado que lo aman, no tienen temor de confesarlo. A las personas de disposición de oveja que quieren buscar a Cristo junto con ellos lo describen como el Pastor y como el Rey ungido de Dios que ahora reina en el cielo desde 1914. Dan la razón por la cual lo aman, describiéndolo de la manera más atractiva. Según las palabras de la sulamita:
38. ¿Cómo describió la sulamita al que la amaba a las “hijas de Jerusalén”?
38 “Mi amado es deslumbrante y colorado, el más conspicuo entre diez mil. Su cabeza es oro, oro refinado. Las guedejas de su cabello son racimos de dátiles. Su [cabello] negro es como el cuervo. Sus ojos son como palomas junto a los canales de agua, que están bañándose en leche, sentadas dentro de los bordes. Sus mejillas son como un plantío de especias, torres de hierbas olorosas. Sus labios son lirios; destilan mirra líquida. Sus manos son cilindros de oro, llenas de crisólito. Su abdomen es un plato de marfil cubierto de zafiros. Sus piernas son pilares de mármol fundados en pedestales con hueco para encaje de oro refinado. Su apariencia es como el Líbano, selecta como los cedros. Su paladar es pura dulzura, y todo acerca de él es del todo deseable. Este es mi amado y éste es mi compañero, oh hijas de Jerusalén. . . . Yo soy de mi amado y mi amado es mío. Está pastoreando entre los lirios.”—Cant. 5:10-16; 6:2, 3.
39. (a) ¿Cómo le es provechoso al resto el hacer tal declaración pública de Cristo? (b) ¿Qué prueba final le sobreviene ahora a la sulamita en Jerusalén, y qué pregunta hace ella?
39 Cuando los del resto declaran de tal manera públicamente a Jesucristo, que ahora está recogiendo a sus “otras ovejas,” esto resulta en que lo tengan presente a él y su desposorio con él. Los fortalece para resistir las seducciones de la gloria terrenal y los placeres de las riquezas mundanas. Tal prueba de amor al pastor y a su obra de recogimiento le ha sobrevenido al resto en este día de materialismo, tal como le sobrevino a la sulamita detenida en Jerusalén por el rey Salomón. En aquel tiempo Salomón ya estaba casado a reinas y concubinas. Su amor a la sulamita no sería su primer amor ni un amor indiviso. Quería tenerla como otra de sus esposas secundarias, no como la mujer única de su afecto marital. No podía ofrecerle lo que el pastor que la amaba le ofrecía. Después de decirles a las damas de la corte que ella pertenecía solamente al pastor que la amaba y que sólo a él lo hallaba “del todo deseable,” el rey Salomón se acerca a ella. Expresa su admiración por ella, encontrándola excepcionalmente hermosa, más hermosa que sesenta reinas y ochenta concubinas. Le daría a ella el primer lugar en sus afectos. Tales expresiones del mundialmente famoso rey Salomón pudieran haber trastornado a muchas muchachas comunes, pero no a la sulamita. Ella le dice que ella no había tratado de buscar la compañía de él, y se aleja. “¡Vuelve, vuelve, oh sulamita! ¡Vuelve, vuelve, para contemplarte!” clama Salomón. ¡La sulamita entonces pregunta qué ven él y su pueblo en una muchacha de aldea de Sunem como ella!—Cant. 6:4-13.
40. ¿Cómo contesta su pregunta Salomón, y qué ejemplo da la sulamita al resto hoy para enfrentarse a tal atracción?
40 Aprovechándose de esta pregunta inocente, el rey Salomón cuenta cuán hermosa es ella a su parecer desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza: “¡Qué hermosa eres y qué amable eres, oh amada, entre deleites exquisitos!” Quiere tenerla como posesión suya para su placer. (Cant. 7:1-9) ¡Esto le proporcionaría a ella la gran oportunidad de disfrutar de lujos en la ciudad principal, con honor y gloria y posición como una esposa del mismo rey! ¡Qué bien representa esto la atracción del materialismo hoy! De modo que, ¿qué ejemplo da la sulamita al resto desposado para enfrentarse a esta atracción?
TRIUNFO POR LA “LLAMA DE JAH”
41. En respuesta a los galanteos de Salomón, ¿qué hace la sulamita, y entonces qué hace Salomón?
41 En el momento supremo de su vida la sulamita rechaza los galanteos del principal dignatario del país. “Yo soy de mi amado y a mí tienden sus anhelos”, responde ella denodadamente. Apartándose del glorioso rey ante ella, prorrumpe en una llamada dirigida al pastor que la ama para que él venga y se la lleve. ¡Oh si él fuera como el propio hermano de ella que había mamado de los pechos de su madre! Besándolo sin temor de la burla pública, lo traería a la casa de su madre, que solía enseñarle los principios de la integridad y la fidelidad. Ha hecho su decisión, y pide a las damas de la corte que no se unan al rey Salomón en tratar de despertar o excitar amor por Salomón cuando éste no se siente inclinado a brotar espontáneamente. (Cant. 7:10 a 8:4) El poderoso rey Salomón ha perdido. Es inútil seguir tratando de conquistarla. La deja irse a casa.
42. Cuando sus hermanos la vieron acercarse a Sunem, ¿qué pregunta pasó rápidamente por su mente que en otro tiempo habían hecho concerniente a ella, junto con qué determinación en cuanto a la manera de tratar con ella?
42 Sus hermanos en Sunem la ven acercarse, pero no sola. Preguntan: “¿Quién es esta mujer que sube del desierto, apoyándose en su amado?” No se habían dado cuenta de que tuviese tal integridad y constancia en el amor su hermana que en otro tiempo había sido pequeña. En años pasados un hermano había dicho de ella: “Tenemos una hermanita que no tiene pechos. ¿Qué haremos por nuestra hermana en el día en que sea pedida [en matrimonio]?” A esta pregunta otro hermano replicó: “Si ella fuera un muro, edificaremos sobre ella un almenaje de plata, pero si ella fuera una puerta, la atrancaremos con un tablón de cedro.” (Cant. 8:5, 8, 9) La experiencia que ella tuvo con el rey Salomón fué una prueba escudriñadora para asegurar si ella era inconstante en el amor y en la virtud, como una puerta que gira sobre sus goznes y que hay que atrancar con un fuerte tablón de cedro para impedir que se abra sin esfuerzo a alguien indeseable, nocivo.
43. Sin ninguna admiración propia, ¿qué podía decir ella concerniente a sí misma, obligando así a sus hermanos a actuar apropiadamente?
43 Habiendo triunfado sobre todas las seducciones de un rey glorioso, habiendo permanecido como un muro contra todas las atracciones de las cosas materiales artificiales de este mundo, ha demostrado su estatura, que es una mujer completamente madura con pechos, y firme en los principios virtuosos que su madre le ha enseñado. Sin ninguna admiración propia podía correctamente decir: “Soy un muro, y mis pechos son como torres [en el muro]. En este caso he llegado a ser a los ojos de él como la que está hallando paz.” (Cant. 8:10) Entonces, que ahora sus hermanos edifiquen sobre ella un almenaje de plata, en reconocimiento de su integridad. Que consientan en su matrimonio con el pastor que la ama.
44. (a) El resto tiene que hacer frente a la prueba de amor a Cristo hasta ¿qué acontecimiento? (b) ¿Cómo podrá el resto triunfar en la prueba, según las expresiones de la sulamita?
44 Hasta que la batalla del Armagedón destruya el materialismo de este viejo mundo el resto desposado con Cristo el Pastor tiene que seguir haciendo frente a la prueba de su amor inquebrantable a él. ¿Cómo triunfará en esta prueba escudriñadora? Teniéndole a él un amor como el que la sulamita le tenía a su pastor amado. Que se quede el rey Salomón con sus mil viñedos; esas posesiones materiales no la tientan. Ella está contenta con su propio viñedo. (Cant. 8:11, 12) ¿Por qué? Porque ama a alguien a quien realmente tiene cariño, y tal amor no puede comprarse con cosas materiales de valor. “Colócame”, ella le dice, “como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo; porque el amor es tan fuerte como la muerte, la insistencia en la devoción exclusiva es tan inexorable como Sheol. Sus llamaradas son las llamaradas de un fuego, la llama de Jah. Las muchas aguas mismas no pueden extinguir el amor, ni los ríos mismos pueden arrastrarlo con ellos. Si un hombre [aun el rey Salomón] diera todas las cosas valiosas de su casa por el amor, la gente positivamente las despreciaría.”—Cant. 8:6, 7.
45. ¿Qué quiere oír ahora el pastor que ama, y qué deseo hacia él expresa ella?
45 Tal amor invencible le aseguró a ella el amor del pastor a ella. Él quiere escuchar su voz que es la expresión de un corazón fiel: “Oh tú que habitas en los jardines, los socios están prestando atención a tu voz. Déjame oírla.” Al oír esta invitación ella expresa el deseo de que él venga saltando, cruzando las montañas que los separan, y transformándolas en fragantes montañas de las gloriosas alturas de la unión con él: “Huye, amado mío, y hazte como un gacel o como un cervatillo sobre las montañas de especias.”—Cant. 8:13, 14.
46. Por permanecer fiel al que la amaba, ¿con qué fué coronada la sulamita, y a causa de qué será coronado igualmente el resto, y quiénes participarán en la experiencia de coronación de éstos?
46 Coronada de gozo está la amada mujer sulamita de este cántico superlativo del rey Salomón. Coronado de gozo estará el resto desposado también al resistir el materialismo mundano y permanecer fiel a su Pastor-Novio. Todas las “otras ovejas,” igual que las “vírgenes de su séquito como compañeras de ella,” participarán en el gozo del resto fiel. Gracias a Jehová Dios por este Cántico inspirado que nos anima a todos a ser íntegros en el amor que le tenemos a su Pastor Propio, Jesucristo.