¡Se puede predecir el futuro!
¿Qué significó eso para la antigua Babilonia?
¿Qué significa para usted?
¿QUIERE saber usted lo que el futuro encierra? La mayoría de las personas desean saberlo... pero ¿cómo es posible?
Hay quienes, en su deseo de saberlo, recurren a la astrología, un sistema de adivinación basado en las estrellas que se remonta hasta la antigua Babilonia. Se calcula que tan solo en los Estados Unidos hay unos 200.000 astrólogos cuyo negocio anual asciende a 100 millones de dólares. Las encuestas indican que la tendencia a consultar a los astrólogos es tan grande entre las personas que asisten a las iglesias como entre las que no asisten.
¿Qué hay de usted? ¿De dónde consigue usted su información acerca del futuro?
Un ejemplo irónico
Es una de las ironías de la historia el que cuando la antigua ciudad de Babilonia fue conquistada en 539 a. de la E.C. sus astrólogos de fama mundial no pudieron predecir su caída, ni evitarla.
¡Pero hubo alguien que sí predijo aquella trascendental conquista de Babilonia... con casi 200 años de anticipación! Es asombroso, pero se predijo el nombre mismo del conquistador mucho antes de que éste naciera. Esa misma fuente declara lo que el futuro encierra para esta generación, y lo que le sucedió a Babilonia está relacionado con ello. ¿Le interesa esto?
Debería interesarle, porque las fuerzas que contribuyeron al derribo de Babilonia siguen muy activas en el mundo actual. Ideas e instituciones que florecen en el siglo veinte tienen sus raíces en la Babilonia antigua. La caída de aquella gran ciudad tiene significado para nosotros.
Se identifica a los conquistadores
La Biblia es la fuente de muchas profecías infalibles acerca de Babilonia. En el libro bíblico de Isaías hay predicciones acerca de la caída de Babilonia que fueron escritas por lo menos 193 años antes de que se realizara ese acontecimiento. Pero, ¿quiénes resultarían ser los conquistadores? La Biblia lo explicó claramente:
“La declaración formal contra Babilonia . . . ‘Aquí estoy despertando contra ellos a los medos, que consideran la plata misma como nada y que, respecto al oro, no se deleitan en él.’”—Isa. 13:1, 17.
En el día de Isaías los medos eran un grupo de tribus divididas que vivían en las afueras del poderoso Imperio Asirio. (El término “medos” frecuentemente se usaba tanto con referencia a los medos como a sus parientes los persas.) En los años que siguieron a la profecía de Isaías el poder de los medos fue aumentando constantemente. ¡En armonía con la Biblia, la rica Babilonia no pudo librarse de ellos por medio de comprarlos con oro!
La Biblia reveló adicionalmente el mismísimo nombre del líder de los medos y los persas que conquistaría a Babilonia:
“Esto es lo que ha dicho Jehová . . . ‘Por amor de [Israel] ciertamente enviaré a Babilonia y haré que desciendan las barras de las prisiones,’ . . . ‘Aquel que dice de Ciro: “Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo”’ . . . Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones.”—Isa. 43:14; 44:28; 45:1.
Doscientos años después, aquel mismísimo Ciro conquistó a Babilonia y cumplió aquella profecía. Piense en lo que eso quiere decir: Probablemente usted tenga en su posesión un libro que, según ha quedado probado por la historia, es el libro que contiene las profecías más exactas que se han escrito en tiempo alguno. Este libro también es una fuente valiosa de información acerca de nuestro futuro.
Por supuesto, hay hombres que se deleitan en desdeñar la Biblia y jactarse de las predicciones que ellos mismos hacen... pero ¿debería sorprendernos esto? La historia indica que los “sabios” de Babilonia se portaron de la misma manera hace 2.500 años. No obstante, aquellas predicciones bíblicas empezaron a cumplirse cuando Ciro llegó a ser rey de los medos y los persas... y se cumplieron con cada vez mayor rapidez a medida que él avanzó hacia Babilonia. Considere:
Babilonia sitiada
Aproximadamente al tiempo de la siega de 539 a. de la E.C. Ciro, el conquistador predicho desde tanto tiempo antes, llegó ante las murallas de Babilonia. Tal como había predicho el profeta Jeremías, Ciro sitió la ciudad.—Jer. 51:11, 12.
Claro está que los babilonios no estaban prestando ninguna atención a la realización de las palabras inequívocas que habían pronunciado Jeremías e Isaías, profetas de Jehová. No estaban interesados en la Biblia de sus esclavos hebreos. Sus famosos adivinadores no vieron que la ciudad pronto caería. Al contrario, ‘dieron poca importancia al sitio,’ por confiar “en la creencia de que tenían suficientes provisiones para más de veinte años.”—Cyropœdia de Jenofonte, versión en inglés, VII, v. 13.
El hecho de que los babilonios consideraran inexpugnables sus defensas no debería causar sorpresa. ¿Acaso a Babilonia no se le conocía también como “Suanna,” que significa “la de altas murallas”? El antiguo historiador Herodoto informa que las murallas de la ciudad tenían más de 90 metros de altura, aunque este detalle no puede verificarse hoy día. De todos modos, se nos dice que Ciro se sintió desanimado ante las defensas de la ciudad y, según informes, dijo a los oficiales de su estado mayor: “Estoy seguro de que no puedo ver cómo persona alguna pudiera tomar por asalto murallas tan macizas y tan altas.”—Cyropœdia, VII, v. 7.
“Secaré todos tus ríos”
¿Cómo sería posible tomar la ciudad? Significativamente, la Biblia no se limitó a mencionar a Ciro como conquistador de Babilonia sin incluir los detalles de su conquista. Más bien, en la profecía bíblica que mencionó a Ciro por nombre se había aludido a la estrategia misma de que él se valió para tomar a Babilonia:
“Esto es lo que ha dicho Jehová . . . ‘Aquel que dice a la profundidad acuosa: “Evapórate; y secaré todos tus ríos”; Aquel que dice de Ciro: “Es mi pastor.”’”—Isa. 44:24, 27, 28.
¡Ajá! Babilonia estaba cercada por una red de canales y fosos así como por murallas. De hecho, el río Éufrates fluía por en medio de la ciudad. Pero, ¿qué hay si se pudiera suprimir la protección que aquellas aguas proveían, si se les pudiera ‘secar’? Primero, Ciro cavó zanjas para desviar el río.
“Entonces, cuando se enteró de que había llegado el tiempo para cierta fiesta en Babilonia, durante la cual toda Babilonia acostumbraba pasar la noche entera bebiendo y gozando, Ciro tomó un grupo grande de hombres y, tan pronto como hubo oscurecido, abrió las cabeceras de las zanjas en el río. . . . y el lecho del río, donde atravesaba la ciudad, se hizo transitable para hombres.”—Cyropœdia, VII, vss. 15, 16.
Aun en este pequeño detalle —el de que la caída de Babilonia ocurriría durante un festín en el que se bebería con desenfreno— la profecía resultó exacta:
“Emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores y a sus gobernantes diputados y a sus hombres poderosos, y ellos tendrán que dormir un sueño indefinidamente duradero, del cual no despertarán.”—Jer. 51:57.
‘Los poderosos cesan de pelear’
Los hombres de Ciro ya estaban dentro de la ciudad, pero de ninguna manera estaban libres de peligro a medida que avanzaban lenta y silenciosamente por el lecho del río. Murallas altas flanqueaban el río. Centinelas alertos de Babilonia podían cerrar las puertas de bronce de aquellas murallas, y los persas se hallarían atrapados y sometidos a una lluvia de proyectiles que descendería sobre ellos desde arriba. ¡Pero los babilonios, distraídos por su fiesta, no habían asegurado aquellas importantes puertas! De nuevo, sucedió como había predicho la Biblia:
“Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra . . . para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas.”—Isa. 45:1.
Al entrar los invasores por las puertas del río, encontraron muy poca resistencia de los atónitos babilonios. La ciudad fue tomada casi sin pelear. ¡Esto, también, se había predicho!
“Los hombres poderosos de Babilonia han cesado de pelear. Se han quedado sentados en los lugares fuertes. Su poderío se ha agotado. Se han vuelto mujeres.”—Jer. 51:30.
¿Dónde estaba el rey? La profecía bíblica indicaba que él estaría esperando en su palacio, en un estado de impotencia, recibiendo más noticias malas con la llegada de cada mensajero desde afuera:
“Corre un correo al encuentro de otro correo, y un informante al encuentro de otro informante, para informarle al rey de Babilonia que su ciudad ha sido tomada en todo extremo.”—Jer. 51:31.
En perfecto acuerdo con esto, la historia registra que al rey se le halló y mató en su propio palacio, junto con su guardia de corps. ¡“De repente, en un solo día,” la orgullosa Babilonia había caído!—Isa. 47:9.
Ante eso, ¿qué podían decir los altaneros adivinos babilonios? ¿Cómo podrían refutar las palabras que se habían escrito acerca de ellos casi 200 años antes y que se cumplieron en aquella misma hora:
“Te has fatigado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan de pie, ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que divulgan conocimiento en las lunas nuevas respecto a las cosas que vendrán sobre ti. ¡Mira! Se han hecho como rastrojo.”—Isa. 47:13, 14.
En comparación con las profecías bíblicas que se habían escrito muchos años antes, ¿cuán exactas resultaron ser las profecías de los astrólogos babilonios? ¿Cuánto entendimiento demostraron tener ellos? ¡Demostraron de hecho ser incapaces de leer la ‘escritura en la pared’ en la mismísima noche en que la ciudad fue tomada!—Dan. 5:8.
“Babilonia la Grande”
Tal vez alguien diga: “Admito que las profecías bíblicas se cumplieron en el pasado, pero ¿qué tiene que ver eso con la actualidad?”
Entre otras cosas, todavía hay muchas cosas del mundo actual que tuvieron su origen en la antigua Babilonia. Considere, por ejemplo, la astrología:
“La astrología estaba basada en dos ideas babilónicas: el zodíaco, y la divinidad de los cuerpos celestes. . . . Los babilonios atribuían a los planetas la influencia que se esperaría que ejercieran sus deidades respectivas.”—Great Cities of the Ancient World (Grandes ciudades del mundo antiguo), L. Sprague De Camp, pág. 150.
¿Se da cuenta el lector de que ideas “modernas” como las del matrimonio de prueba y el divorcio fácil eran bien conocidas en Babilonia? En la esfera de la política, se ha determinado que el concepto del derecho divino de los reyes empezó en ella. “Escasamente pudiera ser casualidad el que los monarcas británicos actualmente tengan ceremonias de coronación que tan definitivamente evoquen las de Mesopotamia.”—Cradle of Civilization, (Cuna de la civilización), pág. 160.
Pero Babilonia fue ante todo un imperio religioso. En las ruinas que quedan de ella se han hallado los restos de más de 50 templos religiosos. Fue grande la influencia que ella ejerció en el resto del mundo antiguo, y, consecuentemente, en el mundo moderno.
“Mesopotamia se convirtió en centro cultural desde el cual se propagaron conceptos cosmológicos, mitológicos y científicos.”—Ancient Semitic Civilizations (Antiguas civilizaciones semíticas), pág. 57.
Entre los conceptos religiosos que tuvieron su principio en Babilonia está la idea de una trinidad de dioses, que se basa en la “suprema tríada” babilonia de Anú, Enlil y Enki. La idea del alma inmortal se difundió desde Babilonia. Muchos ritos religiosos del día moderno empezaron allá, al igual que ritos políticos como el de la coronación británica.
Si usted es persona religiosa, tal vez le sorprenda saber que mucho de lo que las iglesias modernas enseñan y hacen ha provenido de la antigua Babilonia. Aunque usted no sea religioso, puede hallarse envuelto en asuntos políticos en los cuales Babilonia ha ejercido influencia, o en prácticas exportadas de Babilonia como la astrología. ¿Debería causarle preocupación esto?
Sí, porque la hostilidad de Jehová Dios para con la filosofía y religión babilónicas no terminó con la destrucción de la ciudad de Babilonia. Esa es la razón por la cual el libro bíblico de Revelación habla de un sistema religioso de extensión mundial fundado sobre las ideas de la antigua Babilonia, y llamado simbólicamente “Babilonia la Grande.” (Rev. 17:3-6; 18:21-24) El libro bíblico de Revelación incluye profecías acerca de la destrucción de Babilonia la Grande que se cumplirán con la misma seguridad con que se cumplieron las profecías bíblicas respecto a la antigua ciudad de Babilonia. El consejo que la Biblia da es: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.” (Rev. 18:4) ¡Urge seguir ese consejo sin demora!
Los testigos de Jehová tendrán gusto en ayudarle, gratuitamente, a aprender a aplicar ese consejo. Al ir aprendiendo, usted conseguirá información verdaderamente fidedigna acerca del futuro, de la mejor fuente posible, la Biblia.
[Ilustraciones en la página 19]
Lo que sucedió a Babilonia tiene significado para nosotros