¡Sálgase de debajo de ese “bello” árbol!
1. ¿De qué manera han envidiado las naciones semejantes a árboles al “cedro del Líbano”?
A SEMEJANZA del “cedro del Líbano” que Jehová describió en la profecía del capítulo treinta y uno de Ezequiel 31, la estructura política de este sistema de cosas de hechura humana parece más bella que toda otra cosa. Como Jehová dijo, en Ezequiel 31:8, 9, “ningún otro árbol del jardín de Dios se le parecía en su belleza. Bello es como lo hice [al cedro literal que se usó como ilustración] en la abundancia de su follaje, y todos los otros árboles de Edén que estaban en el jardín del Dios verdadero seguían envidiándolo.” Este sistema de cosas político mundial ha producido muchas ramas mayores para cargar su abundancia de follaje que suministra sombra, para cubrir y proteger las necesidades políticas de todas las naciones mundanas. A cada nación semejante a árbol le gustaría ser potencia mundial para dominar todo lo demás, llegando a ser así una organización envidiable.
2. ¿Cómo muestra el mundo de la humanidad que considera al “cedro del Líbano” más bello que toda otra cosa?
2 Todas las personas que creen que el hombre puede gobernarse a sí mismo sin depender de Jehová Dios admiran ese simbólico “cedro del Líbano,” pues piensan que es el pináculo de la belleza. Para apreciar este hecho, le basta a la persona de mente sobria notar el furor mundial por el nacionalismo y las soberanías nacionales. Se une a esto la gran lucha por el poder entre los grandes grupos políticos de naciones que buscan la dominación mundial. Adoración del Estado es lo que está aconteciendo en escala mundial. Se está exigiendo de todos los habitantes de la Tierra. Esta forma de admiración envidiosa del simbólico “cedro del Líbano” es comparable a la admiración llena de adoración que se predice en el último libro de la Biblia, en Revelación 13:3, 4, 15, donde leemos:
3. ¿Cómo se representó en Revelación 13:3, 4, 15 la adoración del Estado político?
3 “Toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración. Y adoraron al dragón porque le dio la autoridad a la bestia salvaje, y adoraron a la bestia salvaje con las palabras: ‘¿Quién es semejante a la bestia salvaje, y quién puede combatir con ella?’ Y se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia salvaje, para que la imagen de la bestia salvaje hable y también haga que se les dé muerte a todos los que no adoran de manera alguna a la imagen de la bestia salvaje.”
4. ¿Por qué no podrían participar en tal adoración los adoradores del único Dios vivo y verdadero?
4 En esa descripción profética de las cosas que habían de venir, notamos lo extensa que habría de llegar a ser la adoración obligatoria, por toda la Tierra, y el extremo al cual llegaría la adoración, a adorar la humanidad, no a Dios Jehová, sino a una creación o criatura terrestre y a su “imagen” idolátrica. Por eso, ¿qué hay de ello? ¿Podrían los adoradores del único Dios vivo y verdadero, el Creador, que exige devoción exclusiva para sí, participar en esa adoración de criaturas? ¡No! (Éxo. 20:1-6) Expresando su propio sentir, este Creador dice, según las palabras de la Versión Moderna de la Biblia: “Yo soy Jehová; éste es mi nombre, mi gloria no la daré a otro, ni mi alabanza a las esculturas.”—Isa. 42:8.
5. Tocante a esas palabras divinas, ¿quién es el hombre cuyo ejemplo podemos seguir con seguridad hoy día? ¿Por qué?
5 En el mundo de pensamiento nacionalista de la actualidad, ¿vamos a tomar en serio personalmente esas palabras, aunque se hayan expresado hace más de 2.700 años? Tocante a esto hay un hombre cuyo ejemplo sobre todo podemos seguir con seguridad, y ése es Jesucristo. Cuando Satanás el Diablo, el Dragón simbólico, le ofreció gobernación mundial a cambio de un solo acto de adoración al Diablo, Jesús contestó: “Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado.”—Mat. 4:8-10.
6. ¿Cómo considera Dios al “cedro del Líbano” y, por lo tanto, entre qué derroteros tenemos que escoger sin demora?
6 La reprensión de Jesús a Satanás demostró que a Jesús el simbólico “cedro del Líbano” no le parecía “bello.” Tampoco les ha parecido tentadoramente ‘bella’ ni digna de adoración a los discípulos verdaderos de Cristo hasta este día esa estructura política de hechura humana de este sistema de cosas. Cierto, Jehová Dios describe la “belleza” del simbólico “cedro del Líbano” desde el punto de vista del mundo, pero a Él lo que fue simbolizado por aquel “cedro del Líbano” (Faraón el rey de Egipto y su muchedumbre) no le parece “bello.” Es inicuo; y por esa razón él dice: “Según su iniquidad ciertamente lo expulsaré.” (Eze. 31:11) ¿Vemos hoy día al “cedro” simbólico como lo considera Jehová Dios, y creemos que infaliblemente acontecerá dentro de poco el cumplimiento final de Sus palabras? Nuestra convicción en este asunto decidirá para nosotros la cuestión: ¿Vamos a acompañar a las naciones en su manera de pensar y a morar bajo el “cedro” simbólico, o vamos a salir de debajo de él sin demora?
LA CAÍDA DEL “ÁRBOL” ES SEGURA
7, 8. Es necesario que tomemos acción urgentemente debido a ¿qué determinación de Jehová tocante al “cedro del Líbano”?
7 Hay verdadera urgencia en cuanto a tomar la decisión correcta en este asunto. La caída estrepitosa del “cedro” simbólico (lo que hoy corresponde a Faraón y su muchedumbre) es segura. Es la determinación divina el que este acontecimiento de importancia mundial haya de tener lugar. Después de describir la envidiable “belleza” del simbólico “cedro del Líbano,” la profecía dada por medio de Ezequiel pasa a decir:
8 “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Debido a que te elevaste en estatura, de modo que colocó su punta aun entre las nubes y su corazón llegó a estar ensalzado debido a su altura, yo también lo daré en mano del déspota de las naciones. Sin falta actuará contra él. Según su iniquidad ciertamente lo expulsaré. Y extraños, los tiranos de las naciones, lo cortarán, y la gente lo abandonará sobre las montañas; y en todos los valles su follaje ciertamente caerá, y sus ramas serán quebradas entre todos los cauces de los arroyos de la tierra. Y de su sombra todos los pueblos de la tierra bajarán [de la montaña] y lo abandonarán. Sobre su tronco caído todas las criaturas volátiles de los cielos residirán, y sobre sus ramas ciertamente llegarán a estar todas las bestias salvajes del campo; para que ninguno de los árboles regados se haga alto en su estatura, o ponga su punta aun entre las nubes, y para que ninguno que bebe agua se ponga de pie contra ellos en su altura, porque ciertamente todos ellos serán dados a la muerte, a la tierra allá abajo, en medio de los hijos de la humanidad, a los que van bajando al hoyo.’”—Eze. 31:10-14.
9. ¿Cómo designa Jehová a los que cortarán el “cedro del Líbano”? ¿Debería haber afectado a las naciones que se abrigan debajo de él la mención de ellos?
9 El “cedro del Líbano” semejante a un rascacielos en lo alto de la ladera de la montaña habría de ser cortado por un grupo de leñadores. ‘¡Imposible!’ pudieran decir las “naciones populosas” que moraran a su sombra, pero Jehová Dios se encargaría de que Sus palabras se llevaran a cabo. Enviaría contra este “árbol” simbólico lo que llama el “déspota de las naciones.” Este “déspota” compuesto estaría formado de naciones extranjeras que no estuvieran morando debajo del “cedro” simbólico, a saber, “extraños, los tiranos de las naciones.” El conjunto de las “naciones populosas” que estuvieran morando bajo el “cedro” no podría impedir que estos terrores internacionales cortaran la estructura abrigadora que estaría elevándose sobre ellas. Puesto que se dice que los derribadores de árboles son el “déspota de las naciones,” “los tiranos de las naciones,” la simple mención de ellos debería haber infundido terror en el corazón de los que estuvieran morando debajo del “cedro” alto de ramas largas.
10. ¿Quién fue el “déspota de las naciones” usado por Jehová como su hacha ejecutora, y finalmente qué amenaza cesó de ofrecer el “cedro”?
10 Dios Todopoderoso, que no miente, cumplió en aquel cedro simbólico de tiempos antiguos su profecía. Envió contra “Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre” a la potencia mundial que acababa de surgir, el Imperio Babilónico. Este “déspota de las naciones” no era amigo de Faraón ni de su muchedumbre, sino que se componía de “extraños” para ellos. Estos individuos hostiles tomaron medidas contra el “cedro” egipcio como “los tiranos de las naciones.” Aspiraban a dominar al mundo, de modo tiránico, y Jehová los utilizó como el hacha ejecutora en Su mano. Cuando Faraón el rey de Egipto y su muchedumbre militar trataron de acudir en auxilio de la Jerusalén sitiada por petición del rey Sedequías, fueron rechazados por los tiránicos babilonios. De modo que en el año 607 a. de la E.C. Faraón y sus fuerzas presenciaron la destrucción de Jerusalén y su templo sagrado. Unos dieciséis años después Jehová dio al rey Nabucodonosor la tierra de Egipto como compensación por su servicio de ejecutor en las manos divinas. (Eze. 29:17-20) Entonces en realidad fueron quebrados irreparablemente los fuertes brazos de Faraón y nunca jamás ofrecieron la amenaza de dominación mundial.—Eze. 30:20-26.
11, 12. ¿Qué grupo político de naciones que inspira temor viene a la mente, pero por qué no es el moderno “déspota de las naciones” que Dios utiliza?
11 Sin embargo, todo eso es historia de hace más de dos milenios y medio. Lo que nos interesa hoy es: ¿Quién es el moderno “déspota de las naciones,” y quiénes son los “extraños, los tiranos de las naciones”? Son el grupo político inspirador de temor que está compuesto de las naciones comunistas, ¿no es verdad?
12 A esto contestamos rotundamente: ¡No! Pues las naciones comunistas moran bajo las extendidas ramas mayores del simbólico “cedro del Líbano” tanto como lo hacen las naciones democráticas, liberales. Forman parte de este mundo y funcionan de acuerdo con la estructura política de hechura humana de este sistema de cosas. Son nacionalistas y adoran al Estado político y están empeñadas en dominar toda la tierra con su ideología y métodos políticos. Por lo tanto, no podríamos esperar que cortaran al simbólico “cedro del Líbano,” la correspondencia moderna del antiguo Faraón de Egipto y su muchedumbre. ¡Ellas nunca van a eliminarse a sí mismas! Daniel 11:40 a 12:1 indica que serán atrapadas con todas las demás en el “tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo.”
13. ¿Por qué no serán los testigos cristianos de Jehová a quienes él usará para efectuar una obra como la del “déspota,” o los “tiranos,” de las naciones?
13 En vista de eso, pues, para cortar al simbólico “cedro del Líbano” que todavía domina a la tierra, ¿quién será el instrumento de Jehová que hará un trabajo como el del “déspota de las naciones,” o los “extraños, los tiranos de las naciones,” allá en el día del profeta Ezequiel? No serán los testigos cristianos de Jehová, que hoy ascienden a solo unos dos millones de individuos esparcidos en 210 países alrededor del globo terráqueo. Ellos no son despóticos, no son tiránicos y no infunden terror en el corazón de la gente, por lo cual reciben persecución franca como minoría impotente, indefensa. Jehová no usará un instrumento terrestre endeble, sino un poderoso instrumento celestial.
14, 15. ¿A quiénes, entonces, utilizará Jehová, como lo indicó Jesús en Mateo 24:29-31?
14 El instrumento de Jehová es el glorificado Jesucristo y sus ejércitos de ángeles celestiales. Los políticos sagaces de la actualidad quizás se rían ante tal idea. Pero el antiguo rey Senaquerib de Asiria también pudo haberse reído ante la idea de que en una sola noche el ángel de Jehová hubiera de matar a 185.000 de sus soldados de primer orden. (2 Rey. 19:35, 36) Por eso, en su profecía sobre la “conclusión del sistema de cosas,” Jesucristo dijo:
15 “Los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con un gran sonido de trompeta.”—Mat. 24:29-31.
16. ¿En las manos de quiénes ha dado Dios al “cedro” y a todos los que se abrigan debajo de él, y qué tenemos que hacer para no perecer con él?
16 Jehová ha dado en manos de su Hijo, Jesucristo, el “Señor de señores y Rey de reyes,” el entero “sistema de cosas,” junto con todas las naciones mundanas que se han refugiado debajo de él. Él, con sus ángeles celestiales, cortará el “cedro del Líbano” de bella apariencia. (Rev. 11:15; 17:14; 19:11-16) Como recordatorio de su victoria en Har-Magedón en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” en el suelo yacerá el “tronco caído” del simbólico “cedro del Líbano,” las correspondencias modernas de “Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre.” (Rev. 16:13-16) Éstos serán como los que descienden en la muerte a “la tierra allá abajo,” sí, “al hoyo” de entierro (Eze. 31:14) La pregunta es: ¿Queremos nosotros, los que vivimos en medio de este “sistema de cosas,” descender allá abajo con ellos? Ciertamente si no queremos que eso suceda, ¡tendremos que salir de todo lugar de abrigo y refugio debajo de ese “árbol” destinado a la destrucción! ¡Que su caída no signifique también nuestra destrucción!
LAMENTO POR LA CAÍDA DEL “ÁRBOL”
17, 18. Según Ezequiel 31:15-17, ¿por qué habrá duelo mundial en breve?
17 En breve va a haber un día de duelo mundial. El duelo se deberá a la caída de algo más significativo que un bello “cedro del Líbano” que se hubiera ganado la admiración de un mundo de turistas. Se deberá a la caída del sistema de cosas mundial y sus operadores, “Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre” del día actual. No debe haber incertidumbre de parte nuestra acerca de esto, pues la profecía divina pasa a decir:
18 “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘En el día de bajar él al Seol ciertamente haré que haya duelo. Por causa de él ciertamente cubriré la profundidad acuosa [el abismo, LXX], para detener sus arroyos y para que las muchas aguas sean restringidas; y por causa de él oscureceré al Líbano, y por causa de él todos los árboles del campo desfallecerán. Al sonido de su caída ciertamente haré que se mezan naciones cuando lo haga bajar al Seol con los que van bajando al hoyo, y en la tierra allá abajo todos los árboles de Edén, los más selectos y mejores del Líbano, todos los [árboles] que beben agua, serán consolados. Con él ellos mismos también han bajado al Seol, a los que fueron muertos violentamente a espada, y los que como su descendencia han morado en su sombra en medio de naciones.’”—Eze. 31:15-17.
19. ¿Qué dijo Jesús que harían todas las tribus de la Tierra al ver la “señal” de su venida, y qué hecho los sacude entonces?
19 En el espíritu de esas palabras de Jehová Dios, el Señor Jesucristo estuvo en lo correcto al decir que ante la “señal” en el cielo de su venida como instrumento de Jehová para ejecutar venganza divina sobre los inicuos, todas las tribus de la Tierra se golpearían en lamento. (Mat. 24:30) Por indicaciones que hablarán más fuertemente que la predicación mundial por los testigos cristianos de Jehová, todas las tribus terrestres discernirán que este sistema de cosas está destinado a destrucción temprana. Al fin se convencerán de que, a pesar de todos sus esfuerzos por mantener en marcha a este sistema, no pueden impedir su caída. Sufrirán una sacudida al darse cuenta de que la destrucción proviene de la mano del Creador del cielo y de la Tierra. Se afligirán ante la inminente destrucción de aquello que han admirado como tan “bello” en su estructura majestuosa. La pérdida inminente de ello les duele penosamente.
20. ¿Cómo ha sido el “cedro” simbólico un gran ‘bebedor de agua’?
20 Las tribus, los pueblos de las naciones, han sido como aguas para el simbólico “cedro del Líbano,” como una “profundidad acuosa” o un abismo, cuyas aguas han sido encauzadas a las raíces de este sistema de cosas mundial. Las raíces de este sistema de cosas se han aprovechado extensamente de lo que la gente puede contribuir para mantener floreciente al sistema. Tocante a esto este simbólico “cedro del Líbano” ha sido un gran ‘bebedor de agua.’ Se asemeja al imperio mundial de la religión falsa, Babilonia la Grande, del que se dice que “se sienta sobre muchas aguas.” No aguas literales, sino “las aguas que [tú, el apóstol cristiano Juan,] viste, donde está sentada la ramera, significan pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas.” (Rev. 17:1, 15) Hoy los pueblos, la población mundial, se han ensanchado hasta alcanzar la cantidad de más de cuatro mil millones de personas. De modo que el simbólico “cedro del Líbano” tiene una tremenda “profundidad acuosa” de la cual sacar lo que lo sostiene.
21. ¿Cómo detendrá Jehová las corrientes simbólicas y restringirá del “cedro” simbólico las muchas aguas?
21 ¿Podrá la población más grande de la Tierra mantener en marcha al “sistema de cosas” semejante a cedro por la pura fuerza de los números? ¿Por llamada gobernación “proletaria,” por gobernación por las masas? Jehová, cuya soberanía está sobre todo el cielo y la Tierra, dice: ¡No! Dice que ‘detendrá sus arroyos’ y que las “muchas aguas” serán “restringidas.” (Eze. 31:15) ¿Cómo será eso? Por medio de hacer él que el simbólico “cedro del Líbano” sea cortado a pesar de toda la protesta popular.
22. ¿De qué beneficio le será la “profundidad acuosa” allá abajo al tronco caído?
22 No obstante, cuando se corta un árbol, ¿de qué le sirve al “tronco caído” el que haya una “profundidad acuosa” debajo de él? Las corrientes de ésta no pueden llegar al tronco postrado que ha sido separado de su sistema de raíces. Se restringe a las muchas aguas de llegar al gigante arbóreo caído. ¡Prevalece la voluntad de Jehová, no la voluntad del pueblo! El dicho romano: Vox populi, vox Dei (Voz del pueblo, voz de Dios) no es cierto.
23. ¿Por qué causará consternación a todas las estructuras menores construidas como parte del sistema de cosas el que Jehová corte al “cedro”?
23 La caída estrepitosa de este “presente inicuo sistema de cosas” porque lo corta o derriba el instrumento que Jehová usa producirá consternación mundial, porque todas las naciones, pueblos y tribus y lenguas estarán envueltos en el asunto. ¿Y por qué no? Cuando el entero sistema descienda bajo el golpe mortal que le aseste Dios, ¿cómo podría esperar continuar, subsistir, alguna estructura menor que haya sido construida como parte del sistema mundial? (Gál. 1:4) Si al árbol más grande y más bello de todos no se le permite subsistir y dominar toda la tierra, ¿cómo podrían todos los demás árboles contar con subsistir, sin la protección del sistema semejante a cedro? “Desfallecerán,” perderán el juicio, sufrirán de insuficiencia cardíaca. Lo que se puede esperar de ellos lo describen muy bien estas palabras de Jehová: “Por causa de él todos los árboles del campo desfallecerán.”—Eze. 31:15.
24. ¿Qué significará respecto a las naciones la mecedura que experimentarán cuando el “cedro del Líbano” caiga?
24 Teniendo presente que el “cedro del Líbano” representa a “Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre,” Jehová pasa a decir: “Al sonido de su caída ciertamente haré que se mezan naciones cuando lo haga bajar al Seol con los que van bajando al hoyo.” (Eze. 31:16) Por decirlo así, la caída del simbólico “cedro del Líbano” produce tan grande retumbo que la Tierra se estremece y las ondas del impacto llegan a todas las naciones. La mecedura de las naciones que han preferido la soberanía del “presente inicuo sistema de cosas” significará su caída también, el que se les derribe hasta quedar en ruinas y se les remueva. Así serían eliminadas las reclamaciones territoriales. Desaparecerían las soberanías nacionales. (Heb. 12:26, 27; Ageo 2:6, 7) De este modo se abandonará por la fuerza al pretencioso “cedro del Líbano.”—Eze. 31:12.
25. ¿Cuándo sucederá este abandono del “cedro del Líbano” por las naciones?
25 ¿Cuándo sucederá esto? Durante un tiempo de guerra, no una tercera guerra mundial con armas nucleares entre grupos políticos de naciones militarizadas rivales, sino “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en el campo de batalla de Har-Magedón. La “espada” simboliza guerra. Al simbólico “cedro del Líbano” se le hará compartir el mismo lecho con las naciones y potencias mundiales que han perecido por la espada. La siguiente declaración de Jehová llama esto a nuestra atención: “Y en la tierra allá abajo todos los árboles de Edén, los más selectos y mejores del Líbano, todos los [árboles] que beben agua, serán consolados. Con él [el cedro simbólico] ellos mismos también han bajado al Seol, a los que fueron muertos violentamente a espada, y los que como su descendencia han morado en su sombra en medio de naciones.”—Eze. 31:16, 17, NM; versión de los Setenta (LXX) griega; versión Siríaca; Rotherham.
26. ¿En qué sentido se puede llamar a las naciones que han morado bajo la sombra del “cedro del Líbano” la “descendencia” de éste?
26 “Su descendencia,” los que han morado bajo la sombra del “cedro del Líbano” en medio de las naciones, representaría a las organizaciones nacionales políticas y militares que se desarrollaron del “presente inicuo sistema de cosas,” como prole o posteridad de él. Naturalmente han crecido o se han edificado bajo el patrocinio del sistema de cosas mundano. Muchas de estas organizaciones nacionales ya han perecido, han bajado en la muerte a la tierra allá abajo, la región de los muertos, y se han extinguido.
27. ¿Por qué se sentirán consoladas las organizaciones nacionales que ya estén en la tierra allá abajo por la caída del “cedro del Líbano”?
27 De modo que han cesado de ser como árboles simbólicos, aunque el sistema de cosas general prosigue, y se va acercando cada vez más a su propia destrucción. Cuando él mismo sea cortado y sufra su caída permanente, esto será un gran consuelo para todos los demás árboles simbólicos en la tierra allá abajo, el “hoyo” general, Seol o la región de los muertos. Todos sabemos que “la desdicha busca compañía,” y estos “árboles” simbólicos que ya han sido cortados por la “espada” de la violencia se alegrarán mucho de tener la compañía del magnífico “cedro del Líbano” con ellos en la condición de la muerte. Les confortará el ver que este sistema de cosas de dominación mundial resulta tan débil como ellos lo fueron ante la “espada” de ejecución de Jehová.—Compare con Isaías 14:9-12.
28. Así, no se permitirá que el “cedro del Líbano” eclipse ¿qué futuro “jardín de Dios”?
28 De modo que el sistema de cosas no resultará más fuerte que sus apoyadores que se refugian bajo su sombra protectora. Jehová no quiere que este simbólico “cedro del Líbano” eclipse a su verdadero y literal “jardín de Dios,” que será restaurado a la Tierra después de Su lucha en Har-Magedón y de haberse atado y abismado a Satanás el Diablo, “el dios de este sistema de cosas.”—2 Cor. 4:4.
NO LO SALVA EL SER “BELLO” A OJOS HUMANOS
29, 30. ¿Dónde informa Jehová que estará al fin este “inicuo sistema de cosas,” aunque se asemeja al cedro más bello del Líbano?
29 Los seres humanos tienden a idolatrar criaturas. Han cedido a la adoración del “bello” árbol simbólico, el figurativo “cedro del Líbano.” A sus propios ojos este sistema de cosas mundano parece más bello y más deseable que el reino de Dios en las manos de su Mesías, Jesús el Hijo de Dios. Ah sí, a los ojos humanos, este “presente inicuo sistema de cosas” se asemeja en belleza al descollante “cedro del Líbano.” Sin embargo, ¿qué le importa esto al Plantador de los cedros literales del Líbano? Dice él a este sistema de cosas de extensión mundial:
30 “‘¿A quién te has llegado a parecer así en gloria y grandeza entre los árboles de Edén? [A pesar de eso, ¿qué?] Pero a ti ciertamente se te hará bajar con los árboles de Edén a la tierra allá abajo. En medio de los incircuncisos yacerás con los que fueron muertos violentamente a espada. Este es Faraón y toda su muchedumbre,’ es la expresión del Señor Soberano Jehová.”—Eze. 31:18.
31. ¿Valdría ante Dios el que “Faraón y toda su muchedumbre” se creyeran justos? Por eso, ¿el destino de quiénes compartirían también?
31 En tiempos antiguos “Faraón y toda su muchedumbre” quizás hayan practicado la circuncisión y por lo tanto puede ser que hayan creído que eran un pueblo limpio y justo, tanto como los israelitas, los descendientes de Abrahán el hebreo. “Faraón y toda su muchedumbre” quizás hayan pensado que jamás compartirían el destino con las naciones y potencias mundiales incircuncisas de la Tierra y serían enterrados con ellas. Pero el creerse justos por parte de ellos no valió ante Jehová Dios. Por eso, al debido tiempo cesaría la gobernación camítica de la tierra del Nilo, el Egipto de la antigüedad. Así, pues, ni la circuncisión de “Faraón y toda su muchedumbre” ni la belleza mundana de su organización hecha por el hombre los salvaría del destino de todas las demás organizaciones menores.
32. ¿Cómo tendrá este “bello” sistema de cosas una experiencia semejante a la de “Faraón y toda su muchedumbre,” y por qué?
32 Jehová el Señor Soberano decretó que “Faraón y toda su muchedumbre” deberían ser ejecutados por el instrumento o agencia que él usa y deberían ocupar su lugar con todos los demás muertos humanos inmundos. Su organización política era mala, y, dijo Jehová, “según su iniquidad ciertamente lo expulsaré.” (Eze. 31:11) Sucede igualmente con los que son “Faraón y toda su muchedumbre” en tiempos modernos. El sistema de cosas que representaban Faraón y su muchedumbre tenía la desaprobación de Jehová Dios. Él detecta la iniquidad que hay en éste prescindiendo de lo “bello” que le parezca al mundo de la humanidad que lo considera adorable. Merecía que se le tratara como al “cedro del Líbano” sobresalientemente bello, a saber, que se le cortara por la “espada” de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón. (Rev. 16:13-16) Al tiempo de su caída todas las naciones de la Tierra se mecerán, sabiendo que no pueden existir más de lo que puede existir todo el “sistema de cosas” mundial. Por estorbar obstinadamente al reino mesiánico de Dios será cortado.
¡URGENTE LA ACCIÓN CORRECTA AHORA!
33. ¿En qué sentido está ahora el hacha ‘yaciendo a la raíz’ del bello “cedro del Líbano”?
33 Tal como Juan el Bautista dijo sobre el sistema de cosas judío de su día: “Ya el hacha yace a la raíz de los árboles; todo árbol, pues, que no produce fruto excelente ha de ser cortado,” así sucede con el simbólico “cedro del Líbano.” (Mat. 3:10) Se ha acercado el tiempo de Jehová en el cual los “extraños, los tiranos de las naciones,” han de usar el hacha sobre el “presente inicuo sistema de cosas.” La caída de éste se acerca cada vez más. A pesar de toda la “belleza” que tiene a los ojos de este mundo de la humanidad, no fue plantado por Jehová y no forma parte de la organización de Jehová. Es la parte visible de la organización de Satanás el Diablo. “Según su iniquidad ciertamente lo expulsaré,” dice Jehová.—Eze. 31:11, 12.
34. ¿De quién son “descendencia” los funcionarios de este “presente inicuo sistema de cosas”?
34 En este sistema de cosas inicuo las correspondencias modernas de “Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre” han funcionado ya por más de cuatro mil años desde la fundación de la Babilonia antigua del día de Nemrod. El Señor Soberano Jehová no ha colocado en el poder a estos elementos gobernantes mundanos. No son la “descendencia” o prole del Padre celestial; no son la “descendencia” de la “mujer” de Dios, acerca de la cual Él hizo una promesa inspiradora de esperanza en el “jardín de Edén” original. En vez de eso, son la “descendencia” de la Gran Serpiente, es decir, la Descendencia de Satanás el Diablo. (Gén. 3:15) Esto pudiera parecer lenguaje duro, pero está enteramente en armonía con las palabras de Jesús dirigidas a hombres opositores de su día: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él.” (Juan 8:44) Esta “descendencia” del gran Adversario de Dios en la actualidad no está sirviendo a Dios más de lo que le sirvieron Faraón y su muchedumbre de la antigüedad. Como un “Egipto” espiritual, se asemeja a ellos.—Rev. 11:8.
35. A la luz de los hechos ya revelados, ¿qué debemos hacer en este tiempo en que amenaza un mal, y cómo podemos hacerlo?
35 A la luz de estos hechos revelados y ante el cumplimiento inminente de la profecía de Ezequiel acerca del “cedro del Líbano,” ¿qué nos incumbe hacer? ¿El hacer qué será de provecho para nosotros? ¿Qué debemos hacer en este tiempo en que amenaza un mal? Esto: Salir de debajo de ese “árbol” simbólico. No queremos sufrir eternamente a causa de su caída estrepitosa. De modo que tenemos que abandonar el “presente inicuo sistema de cosas,” los antitípicos “Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre.” Tenemos que ponernos de parte de la organización de Jehová. Hemos estado sin vida para con esa organización mientras hayamos formado parte de este mundo de pecadores. Hemos estado “muertos en [nuestras] ofensas y pecados, en los cuales [nosotros] en un tiempo [anduvimos] conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante [Satanás el Diablo] de la autoridad del aire.” (Efe. 2:1, 2) Debemos cesar de andar “conforme al sistema de cosas de este mundo.” Tenemos que descontinuar el morar bajo la sombra protectora de lo que fue prefigurado por “Faraón y toda su muchedumbre.”
36. Una vez que hayamos salido de debajo de la organización visible de Satanás, ¿cómo debemos prestar atención al consejo de Isaías 31:1?
36 Una vez que nos hayamos salido de debajo de la organización visible del gran Adversario de Dios, no debemos recurrir de nuevo a ella por ayuda y protección. Mostramos sentido común y sabiduría divina cuando seguimos el proceder de prestar atención a estas palabras inspiradas: “Ay de los que bajan a Egipto por ayuda, los que se apoyan en meros caballos, y que cifran su confianza en carros de guerra, porque son numerosos, y en corceles, porque son muy poderosos, pero que no han mirado al Santo de Israel y no han buscado a Jehová mismo.”—Isa. 31:1.
37, 38. ¿Qué ejemplo amonestador de esto tenemos en el resto de judíos que quedó atrás después de la desolación de Jerusalén?
37 Tenemos un ejemplo amonestador contra el recurrir así a Egipto por ayuda a pesar de que esté destinado a la destrucción. La profecía de Ezequiel se dio en el undécimo año del cautiverio de éste, el mes tercero, el día primero. (Eze. 31:1) En el día nueve del cuarto mes (9 de Tamuz de 607 a. de la E.C.) el “déspota de las naciones” babilónico capturó a Jerusalén. Al mes siguiente la destruyeron, y deportaron a Babilonia a la mayoría de los sobrevivientes. En el séptimo mes (Tisri de 607 a. de la E.C.) el gobernador que había sido puesto sobre estos que quedaron atrás fue asesinado.
38 Por temor de lo que los babilonios pudieran hacer ahora, este resto de judíos decidió abandonar la tierra de Judá y bajar huyendo a Egipto para refugiarse bajo el simbólico “cedro del Líbano.” El profeta Jeremías aconsejó contra esto. Advirtió que el rey de Babilonia vencería a Egipto y así los colocaría bajo su poder de todos modos. Desatendiendo la advertencia de Jeremías, el resto judío huyó a Egipto, llevándose consigo al profeta de Jehová. Pero Egipto les falló, pues unos años después el rey de Babilonia ciertamente anexó a su imperio la tierra de Egipto. De nuevo, como en el pasado, Egipto les falló a los judíos sin fe, pero la Palabra de Dios no falló.—2 Rey. 25:1-26; Eze. 29:17-20; Jer. 40:7 a 43:13 inclusive.
39. Entonces, ¿qué esperanza tiene la humanidad, y por qué?
39 Ahora el sistema de cosas mundano se encuentra en sus últimos días. Como el Egipto de la antigüedad, que les falló a los que buscaron abrigo bajo las largas ramas de aquel simbólico “cedro del Líbano,” éste les fallará a los que siguen cifrando su confianza en él y bajan a él para que los ayude con sus recursos militares y económicos. Su dominio de los asuntos de la Tierra tiene que ser cortado. El reino entrante de Jehová lo cortará por medio de Su Hijo real Jesucristo. La esperanza de la humanidad está en ese reino de Dios, pues éste introducirá un sistema de cosas nuevo y justo que realmente será “bello.” Restablecerá en la Tierra el “jardín de Dios,” un paraíso edénico literal, y vestirá a toda la Tierra con su gloria y belleza.
40. ¿Por qué no es para nosotros el consorcio con este mundo, pero qué significará para nosotros el ser como Jesús y sus apóstoles?
40 El consorcio con este mundo de personas impías destinado a la destrucción y su sistema de cosas no es la cosa de la cual asirnos en este desesperado estado de los asuntos mundiales. Si deseamos participar de las bendiciones eternas que el Rey Jesucristo tiene para otorgarlas a sus súbditos, tenemos que ser tal como él dijo que él y sus apóstoles eran: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:14, 16) Estando así separados de este “mundo de gente impía,” no compartiremos su destrucción. (2 Ped. 2:5; 3:6) Se nos preservará para disfrutar de una morada eterna bajo el justo nuevo sistema de cosas, en el cual, no Faraón y su muchedumbre, sino Jesucristo y sus coherederos glorificados servirán de reyes y sacerdotes de Dios para la bendición de la humanidad.—Rev. 20:4, 6.