‘Complaciéndome en la casa de mi Dios’
“No debemos descuidar la casa de nuestro Dios.”—Neh. 10:39.
1. Describa la estructura para adoración verdadera que erigieron originalmente los israelitas en el desierto.
HACE más de treinta y cuatro siglos, en el desierto inhospitalario de la península de Sinaí, se erigió una magnífica tienda. Solo medía un poco más de 4,5 metros de ancho, 4,5 metros de alto y 13,5 metros de largo. No obstante, junto con su patio y todo su mobiliario, costó más de dos millones de dólares. (Éxo. 38:29-31, notas b, c al pie de la página, edición en inglés de 1953) Este fue el maravilloso tabernáculo que los israelitas erigieron por mandato de Dios en 1512 a. de la E.C., después de ser liberados por Jehová de esclavitud a Egipto. (Éxo. 36:2-38:20) Esta magnífica tienda sirvió como centro de la adoración verdadera de Israel por unos 485 años.
2, 3. (a) ¿Qué estructura para alabanza de Jehová inauguró Salomón en 1027 a. de la E.C.? (b) Mencione los puntos principales de la historia posterior del templo de Jerusalén.
2 En 1027 a. de la E.C. Salomón, hijo de David y rey de Israel, inauguró en Jerusalén otra estructura para alabanza de Jehová, un templo para el cual su padre había recibido el plano arquitectónico por inspiración divina. (1 Cró. 28:11-19) Adentro, su santuario del templo medía unos 9 metros de ancho, 27 metros de largo y 13,5 metros de alto. (1 Rey. 6:2) Construido principalmente de piedra caliza y madera de cedro, el templo estaba decorado con oro y piedras preciosas y sin duda fue uno de los edificios más hermosos y costosos que jamás se ha construido. Más de cinco mil millones de dólares en oro y plata se habían contribuido para su construcción. El Dios Todopoderoso ciertamente se complació en él, porque después de la conmovedora oración de Salomón al tiempo de dedicarlo, “el fuego mismo bajó de los cielos y procedió a consumir la ofrenda quemada y los sacrificios, y la gloria misma de Jehová llenó la casa.”—2 Cró. 6:12-7:3.
3 El templo que Salomón construyó fue destruido por los babilonios en 607 a. de la E.C. y luego los judíos fueron llevados al destierro. (2 Rey. 25:8-12) Al ser libertados de Babilonia siete décadas después por el rey persa Ciro, regresaron a Jerusalén, y con el tiempo el templo fue reedificado bajo la superintendencia de Zorobabel. (Esd. 1:1-4; 3:8-11; 6:14, 15) Siglos después, Herodes el Grande reconstruyó gradualmente este templo, y esa estructura posterior estaba en pie cuando Jesucristo estuvo en la Tierra. Sin embargo, debido a la infidelidad de los judíos para con Jehová y como predijo Jesús, ese templo fue arrasado cuando los romanos destruyeron a Jerusalén en 70 E.C.—Mat. 24:1, 2.
4. ¿Qué ha reemplazado al tabernáculo y los templos materiales posteriores? Sírvase describirlo.
4 Se hablaba apropiadamente del templo como el “templo de Jehová,” la “casa del Dios verdadero” y la “casa de Jehová.” Jesús también lo llamó “la casa de mi Padre.” (2 Cró. 26:16; Esd. 3:8; Juan 2:16) El tabernáculo que Israel tuvo al principio y los templos materiales posteriores ya no existen, pero un templo espiritual aun más glorioso los ha reemplazado. En cuanto a éste el apóstol cristiano Pablo dijo a compañeros creyentes de Éfeso: “Ciertamente, por lo tanto, ustedes ya no son extraños y residentes forasteros, sino que son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios, y han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular de fundamento. En unión con él el edificio entero, unido armoniosamente, va creciendo para ser templo santo para Jehová. En unión con él ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por espíritu.” (Efe. 2:19-22) El espíritu de Dios mora en las personas que componen este templo, y son “piedras vivas” que están siendo edificadas como “casa espiritual.” (1 Ped. 2:4, 5; 1 Cor. 3:16) Los que componen el templo espiritual solo ascienden a 144.000, de los cuales solo un resto pequeño queda todavía vivo en la Tierra. —Rev. 7:4-8; 14:1-5.
5. ¿De qué manera muestran los alabadores de Jehová que tienen esperanzas terrestres que aprecian toda comunicación que pueden tener con la clase del templo?
5 El templo espiritual puede estar representado en una congregación local de los testigos de Jehová por la presencia allí de uno o más seguidores ungidos de Jesucristo. Sin embargo, debido al número pequeño de ésos que todavía viven en la Tierra, las congregaciones de los siervos de Dios en algunas secciones solo se componen de alabadores dedicados de Jehová que tienen esperanzas terrestres, una “grande muchedumbre,” representada en Revelación de pie delante del trono de Dios y ‘rindiéndole servicio sagrado día y noche en su templo.’ (Rev. 7:9, 15) Estas personas aprecian en todo lo que vale cualquier comunicación que pueden tener con la clase del templo y muestran esto al cooperar plenamente con el “esclavo fiel y discreto,” que se compone de todos los cristianos ungidos en la Tierra como clase. (Mat. 24:45-47) Por hacer ellos cosas buenas a los “hermanos” de Cristo, sus seguidores ungidos, serán remunerados con vida eterna.—Mat. 25:34-40, 46.
HONRANDO A JEHOVÁ CON COSAS VALIOSAS
6, 7. (a) ¿Cómo respondieron los israelitas cuando tuvieron el privilegio de contribuir para la construcción del tabernáculo y del templo? (b) ¿De qué manera responden ahora los siervos de Jehová a las oportunidades de apoyar la adoración verdadera? (c) ¿Resulta en pobreza este dar?
6 Los israelitas tuvieron el privilegio de contribuir oro, plata, cobre, lana, lino y otras cosas para la construcción del tabernáculo. Gozosamente, individuos de corazón dispuesto dieron esta “contribución para Jehová,” dando tanto, en realidad, que hubo que detener las donaciones porque el material contribuido “resultó ser suficiente para toda la obra que había de hacerse, y más que suficiente.” (Éxo. 35:4-9, 20-29; 36:4-7) Siglos después, el anciano David se complació tanto en el templo en perspectiva que se habría de construir en Jerusalén que hizo grandes contribuciones para su construcción, dando cosas como oro, plata, cobre, hierro, piedrecitas mosaicas y piedras preciosas. Pero David dijo: “Puesto que me estoy complaciendo en la casa de mi Dios, todavía hay una propiedad especial mía, oro y plata; la doy en efecto a la casa de mi Dios además de todo lo que he preparado para la casa santa.” Dio oro y plata adicionales en grandes cantidades. Invitados a participar en dar así, sus compañeros israelitas contribuyeron liberalmente, y “el pueblo se entregó al regocijo por haber hecho ofrendas voluntarias, porque fue con corazón completo que le hicieron ofrendas voluntarias a Jehová; y aun David el rey mismo se regocijó con gran gozo.”—1 Cró. 29:1-9.
7 Los siervos de Jehová responden de manera semejante en la actualidad cuando alguna estructura para la adoración verdadera está por ser construida. Les da gusto apoyar materialmente tal proyecto, sea para extender las instalaciones en la central de la Sociedad Watch Tower o en una de sus oficinas de sucursal, o para construir un nuevo Salón del Reino localmente. En cuanto a eso, a menudo ayudan personalmente, empleando tiempo y energía cuando construyen un Salón del Reino. Jehová los hace prosperar, haciendo posible generosidad cristiana de diversas clases. (2 Cor. 9:8-12) El apoyar la adoración verdadera por medio de hacer contribuciones para adelantar los intereses del reino de Dios conforme puede uno no resulta en pobreza, pues Proverbios 3:9, 10 declara: “Honra a Jehová con tus cosas valiosas y con las primicias de todos tus productos. Entonces tus almacenes de abastecimientos estarán llenos de abundancia; y tus propias tinas de lagar rebosarán de vino nuevo.”
8. Porque no desean descuidar la casa de Dios, ¿qué han efectuado los siervos de Jehová?
8 Los israelitas tuvieron el privilegio de apoyar el tabernáculo y los templos posteriores, así como los servicios sacerdotales y levíticos de ellos. En el día de Nehemías, por ejemplo, los judíos resolvieron guardar la ley de Dios y hacer contribuciones para mantener la adoración pura en el santuario de Jehová, comprendiendo que no debían descuidar la casa de Dios. (Neh. 10:32-39) Los testigos de Jehová del día presente no son culpables de descuidar la casa de Dios. Entre otras cosas, contribuyen, conforme pueden, para el mantenimiento de sus Salones del Reino y para adelantar la obra de predicar las buenas nuevas del Reino. (Mat. 24:14; Mar. 13:10) Esto lo hacen alegremente, mostrando así que se complacen en la casa de su Dios, mientras obran en armonía con estas palabras de Pablo: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.”—2 Cor. 9:7.
9. Tomando en cuenta los ejemplos en que figura el templo, ¿qué debe hacerse cuando el Salón del Reino necesita reparaciones?
9 Con el transcurso del tiempo el templo que Salomón edificó necesitaba algunas reparaciones, como en los días del rey Joás de Judá, por ejemplo. Los responsables no obraron entonces sin demora, pero con el tiempo el santuario quedó reparado. (2 Rey. 12:4-15) Más tarde, el rey Josías de Judá se interesó también en reparar la “casa de Jehová.” (2 Rey. 22:3-7) Siervos de Dios de la actualidad muestran que se complacen en la casa de su Dios al encargarse del mantenimiento del Salón del Reino local, al no ser morosos cuando se requieren reparaciones y al esforzarse entonces por emplear los servicios de trabajadores diligentes y honrados.
10. ¿Qué punto de vista deben tener los cristianos acerca de la propiedad del Salón del Reino?
10 A veces el templo fue saqueado, como cuando otro Joás, rey de Israel, atacó a Jerusalén en los días del rey Amasías de Judá y “tomó todo el oro y la plata y todos los objetos que se hallaban en la casa de Jehová y en los tesoros de la casa del rey y los rehenes y entonces se volvió a Samaria.” (2 Rey. 14:11-14) Este suceso bien podría hacer que hoy el siervo de Jehová ejerza cuidado al usar mobiliario y otros artículos del Salón del Reino. Jamás querría llegar a ser culpable de apropiarse incorrectamente para sí personalmente cualesquier artículos que pertenezcan a la congregación en general. Debe considerarse con respeto la propiedad del Salón del Reino, como posesión de Jehová primero y luego de la congregación cristiana que utilice ese lugar de adoración. Recuerde, también, que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, despojó al templo de Jehová de sus artículos valiosos e hizo que aquel glorioso edificio fuera destruido. (2 Rey. 25:8-17) ¡Jamás, querrían los cristianos, por usar incorrectamente el Salón del Reino o los artículos que estén disponibles allí, ser como ese monarca pagano, ni aun al grado más pequeño!
SE PRECISA LIMPIEZA
11, 12. (a) ¿Qué requisitos en cuanto a limpieza tuvieron que satisfacer el pueblo y los sacerdotes de Israel? (b) ¿Por qué fue preciso que los judíos libertados del cautiverio babilónico fueran limpios? (c) ¿Aplica de alguna manera Isaías 52:11 a los cristianos?
11 El que uno haga su parte en limpiar el Salón del Reino y mantenerlo en buenas condiciones también es un privilegio. Además, la limpieza física y espiritual son esenciales para los que desean servir a Jehová. Los israelitas daban atención a la limpieza corporal y religiosa, pues el lavar prendas de vestir y el bañarse era obligatorio para ellos, por ejemplo, en conexión con inmundicia en que se incurriera a causa de ciertas descargas corporales. (Lev., capítulo 15) La limpieza corporal y la limpieza ceremonial no eran la misma cosa, pero una limpieza podía implicar la otra, como se acaba de notar. Se adoptaban medidas sanitarias en cuanto a deshacerse de los desperdicios humanos. (Deu. 23:12-14) En el tabernáculo y más tarde en el templo se proveyeron palanganas grandes para que contuvieran agua para el uso de los sacerdotes al lavarse. Así, habrían de ser limpios tanto física como espiritualmente cuando sirvieran en el santuario de Jehová. (Éxo. 30:17-21; 2 Cró. 4:6) Antes de que los judíos fueran librados del cautiverio babilónico (en 537 a. de la E.C.) Isaías fue inspirado a decirles: “Apártense, apártense, sálganse de allí, no toquen nada inmundo; sálganse de en medio de ella, manténganse limpios, ustedes los que llevan los utensilios de Jehová.” (Isa. 52:11) ¡Imagínese! Tendrían el privilegio de llevar de vuelta a Jerusalén los utensilios sagrados que Nabucodonosor se había llevado del templo de Jehová años antes. Esos utensilios santos ciertamente deberían ser llevados únicamente por adoradores limpios de Jehová, porque Dios no usa a personas inmundas en su servicio.
12 Explayándose en el significado de Isaías 52:11 y aplicando ese texto a los cristianos, el apóstol Pablo escribió: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos templo de un Dios vivo; así como dijo Dios: ‘Yo residiré entre ellos y andaré entre ellos, y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.’ ‘“Por lo tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,” dice Jehová, “y dejen de tocar la cosa inmunda.”’” (2 Cor. 6:14-17) El fiel resto judío libertado de la antigüedad salió de Babilonia y de su religión falsa idólatra, para estar libre de contaminación con la inmundicia de ella y estar limpio de corazón. De manera semejante, los cristianos han salido de Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa, y no están contaminados con la inmundicia de ella. (Rev. 18:1-8) Al complacerse en la casa de su Dios, Jehová, lo adoran con espíritu y con verdad.—Juan 4:23, 24.
13. ¿Por qué razón instó Pablo en una ocasión a los cristianos corintios a expulsar de la congregación a un hombre inmoral?
13 Todos los cristianos dedicados deben estar conscientes de la necesidad de limpieza moral y espiritual. La congregación cristiana de Corinto de la antigüedad una vez toleró a un hombre inmoral en medio de ella, de modo que Pablo tuvo que instar a sus compañeros creyentes allí a echar a aquel inicuo, entregándolo “a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvado en el día del Señor.” Pablo sabía que se tenía que obrar contra el malhechor debido a que “un poco de levadura hace fermentar toda la masa.” (1 Cor. 5:1-6) Fue preciso expulsarlo de la congregación para que se pudiera salvar el espíritu de la congregación que se basa en la Palabra escrita de Dios.
14. (a) ¿Por qué tiene que mantener conducta excelente el cristiano? (b) ¿Por qué cualidad se identifican los discípulos de Jesús, y cómo la define Pablo?
14 Es importante que el cristiano mantenga conducta excelente (1 Ped. 2:12), porque lo que hace puede afectar la congregación con la cual se asocia. También hace bien en recordar estas palabras del salmista: “Oh Jehová, ¿quién será un huésped en tu tienda? ¿Quién residirá en tu santa montaña? El que está andando sin tacha y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón.” (Sal. 15:1, 2) El deseo de Pablo era que los cristianos filipenses estuviesen “llenos de fruto justo, que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.” (Fili. 1:9-11) Instó a compañeros creyentes romanos que no debieran a nadie nada salvo el amor (Rom. 13:8), y fue inspirado a dar un epítome genuino de esa espléndida cualidad al escribir a los cristianos de Corinto. Mostró que el amor es sufrido, bondadoso y no celoso. No se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado, no lleva cuenta del daño, no se regocija por la injusticia. Se regocija con la verdad y todas las cosas las soporta, las cree, las espera y las aguanta. “El amor nunca falla.” (1 Cor. 13:4-8) Los discípulos de Jesucristo se identifican por el amor que prevalece entre ellos. (Juan 13:34, 35) Y, por su conducta piadosa en general, el cristiano muestra que se complace en la casa espiritual de Dios, que aprecia su relación con ella y con Jehová Dios.
“VAMOS A LA CASA DE JEHOVÁ”
15. ¿Para qué fiestas anuales se reunían los israelitas en el santuario de Jehová? ¿Qué beneficios obtenían por estar presentes?
15 ¡Qué placer era reunirse con otros en el santuario de Jehová en la antigüedad! Los israelitas tenían el privilegio de hacerlo tres veces al año. . . para celebrar la fiesta de las tortas no fermentadas, la fiesta de la cosecha y la fiesta de la recolección. (Éxo. 23:14-17) Cuando estaba en pie el templo en Jerusalén, aumentaba la emoción a medida que las multitudes se acercaban a esa ciudad. Teniendo una altura de unos 790 metros, de veras era ‘bella por su encumbramiento, el alborozo de toda la tierra.’ (Sal. 48:1, 2) Allí en el templo uno podía oír la lectura de la Palabra de Jehová, observar a los sacerdotes en acción y oír los muchos instrumentos musicales y voces de los levitas combinados en cánticos de alabanza a Jehová. Los servicios en el tabernáculo más temprano fueron sumamente provechosos espiritualmente, también, y por eso fue con razón que David exclamó: “Me regocijé cuando estuvieron diciéndome: ‘Vamos a la casa de Jehová.’”—Sal. 122:1.
16. ¿Qué beneficios se obtienen cuando los cristianos se reúnen para recibir instrucción de la Palabra de Dios?
16 Hoy los cristianos no se reúnen tres veces al año en un tabernáculo o templo en particular, aunque se reúnen semanalmente para estudiar y considerar la Biblia en sus Salones del Reino y también se reúnen en asambleas de vez en cuando. Cuando se reúnen para recibir instrucción de la Palabra de Dios, se incitan unos a otros al amor y a las obras excelentes. (Heb. 10:24, 25) En esas reuniones reciben estímulo, así como lo recibían los cristianos de Antioquía hace diecinueve siglos, según informa Lucas: “Judas y Silas, puesto que ellos mismos también eran profetas, animaron a los hermanos con muchos discursos y los fortalecieron.” (Hech. 15:30-32) La asociación con compañeros creyentes también los aguza espiritualmente, pues las Escrituras declaran: “Con hierro, el hierro mismo se aguza. Así un hombre aguza el rostro de otro.”—Pro. 27:17.
17. ¿Qué consejo se da en cuanto a contestar preguntas y escuchar en las reuniones cristianas?
17 Para obtener el mayor provecho de las reuniones cristianas, piense escrutadoramente cuando el siervo que conduzca la reunión plantee preguntas. Al comentar sobre una pregunta, esmérese por expresar en sus propias palabras la idea, porque rara vez basta con el meramente leer una respuesta de una publicación cristiana. El comprender lo que se da a entender en ella es importante. El eunuco etíope a quien Felipe predicó pudo haber contestado algunas preguntas acerca de la profecía de Isaías, porque estaba leyéndola. Podía leer lo que ésta decía. Pero no podía comprender lo que se daba a entender en una de sus profecías mesiánicas. El significado más profundo quedó oscuro para él hasta que Felipe, comenzando con el texto en particular, “le declaró las buenas nuevas acerca de Jesús.” (Hech. 8:26-39) De manera semejante hoy, la persona que piensa profundamente y escucha cuidadosamente las expresiones de otros en las reuniones cristianas puede llegar a entender un asunto bíblico difícil. Por lo tanto, cuán prudente es razonar activamente sobre la información que se suministra en tal reunión, sea por un discurso bíblico, una demostración u otra presentación.
18, 19. ¿Qué estímulo hay para los que son tímidos y a quienes se les hace difícil expresarse verbalmente en las reuniones cristianas?
18 No obstante, a algunas personas les es difícil dar comentarios, expresarse. Son tímidas y prefieren quedarse calladas, dejando que otros hablen. Sin embargo, esos individuos pueden obtener estímulo del hecho de que otros que se sienten igual han efectuado progreso espiritual. Pablo amorosamente le dijo a Timoteo: “Dios no nos dio espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio. Por lo tanto, no te avergüences del testimonio acerca de nuestro Señor.” (2 Tim. 1:7, 8) Ciertamente, Jehová, “que diariamente nos lleva la carga” y a quien “no le es posible permitir que tu pie tambalee,” le ayudará a usted a expresar su fe verbalmente en las reuniones cristianas y en otros partes.—Sal. 68:19; 121:3.
19 Si una persona no es orador con facilidad de palabra, se parece a Moisés. Cuando Jehová resolvió usarlo para efectuar la liberación de Israel de Egipto, Moisés dijo: “Dispénsame, Jehová, pero no soy persona que hable con fluidez, ni desde ayer ni desde antes de eso ni desde que hablaste con tu siervo, porque soy lento de boca y lento de lengua.” Pero Jehová enderezó las cosas y entonces le dijo a Moisés: “Yo mismo resultaré estar con tu boca y ciertamente te enseñaré lo que debes decir.” Luego Dios hizo arreglos para que el hermano de Moisés, Aarón, lo acompañara, y le aseguró a Moisés: “Yo mismo resultaré estar con tu boca y con su boca, y yo realmente les enseñaré lo que han de hacer.” (Éxo. 4:10-17) Es verdad, Aarón le sirvió de vocero a Moisés, pero Moisés mismo habló mucho personalmente, también. Por ejemplo, el libro de Deuteronomio consta de discursos que Moisés dio a los israelitas después que murió Aarón y poco antes de su propia muerte. (Núm. 20:22-29; 33:37, 38; Deu. 10:6; 34:1-8) Por eso, acuda a Jehová por ayuda y haga expresión verbal de su fe en las reuniones cristianas. Esta es una manera de mostrar que usted se complace en la casa de Dios. David dijo: “Ciertamente declararé tu nombre [el de Dios] a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.” (Sal. 22:22) Si eso expresa el sentimiento de usted, muéstrelo en las reuniones cristianas participando en ellas en toda oportunidad que tenga.
BENDIGA A JEHOVÁ TODO EL DÍA
20. ¿Qué clase de sacrificios ofrecen a Jehová ahora los que se deleitan en la casa de Dios? ¿Por qué?
20 Hace siglos David exclamó acerca de Jehová: “Todo el día te bendeciré, sí, y ciertamente alabaré tu nombre hasta tiempo indefinido, aun para siempre.” (Sal. 145:2) ¿Se siente usted así? En tal caso, usted querrá bendecir a Jehová y alabar su nombre constantemente. Cuando los israelitas se complacían en la casa de Dios, fielmente ofrecían sacrificios adecuados a Jehová, tanto de animales como de frutos de la cosecha. Los que se deleitan en la casa de Dios en la actualidad ofrecen sacrificios aceptables de una clase diferente, haciéndolo porque desean bendecir a Jehová y alabar su nombre. Hace mucho, se instó al Israel descarriado: “Vuelve, sí, oh Israel, a Jehová tu Dios, porque has tropezado en tu error. Tomen con ustedes palabras y vuelvan a Jehová. Díganle todos: ‘Dígnate perdonar el error; y acepta lo que es bueno, y ciertamente ofreceremos en cambio los toros jóvenes de nuestros labios.’” (Ose. 14:1, 2) Ahora los siervos de Jehová ofrecen los ‘toros jóvenes de sus labios’ y prestan atención a la exhortación: “Por medio de [Jesucristo] ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.” (Heb. 13:15) Sí, gozosamente alaban a Jehová verbalmente, como en la obra de predicación y la obra docente del Reino. Muestre su deleite en la casa de Dios ofreciendo con regularidad tal alabanza a Jehová.
21. ¿De qué maneras, pues, puede uno mostrar que se complace en la casa de Dios?
21 Aunque ya no hay en pie un magnífico tabernáculo o templo material de Jehová en algún sitio terrestre, muestre que usted se complace en el templo espiritual, que es más glorioso. Coopere plenamente con la clase del templo espiritual. Continúe manifestando su placer en la casa de Dios por medio de obras como el honrar a Jehová con sus cosas valiosas, mantener limpieza espiritual, asistir y participar en las reuniones cristianas y por medio de alabar gozosamente a Jehová todo el día. Que su actitud para con Jehová, para con su adoración y para con la casa de Dios, sea como la de David, que declaró: “Una cosa he pedido a Jehová... es lo que buscaré, que pueda morar en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la agradabilidad de Jehová y para mirar con aprecio a su templo.”—Sal. 27:4.
[Ilustración de la página 563]
El pueblo de Dios se complace en asistir a reuniones para incitarse mutuamente al amor y a las obras excelentes; esto los aguza espiritualmente