El tiempo es corto
LAS sirenas de la policía solo pausaron momentáneamente para dar este mensaje de advertencia por medio del altavoz: “¡Este es un aviso de un tornado! ¡Este aviso es de verdad! ¡Den todos los pasos de emergencia!” Los ciudadanos prudentes cogieron unas cuantas cosas esenciales y se apresuraron a los refugios. Los ciudadanos imprudentes se entretuvieron, jugando con el pensamiento de que, después de todo, quizás solo fuera una falsa alarma. Pero súbitamente se hallaron envueltos en la furia de la tormenta cuando vientos violentos y objetos llevados por éstos destrozaron los edificios más grandes como si estuvieran hechos de madera para fósforos y levantaron veintenas de edificios más pequeños a gran altura en el aire.
La gente que hoy vive por todas partes de la Tierra haría bien en meditar en la lección que enseña tal situación. A menudo los sobrevivientes salen de los refugios y ven escenas de aterradora desolación, ¡pero por lo menos están vivos! Por lo general las víctimas son las personas que no prestaron atención a la advertencia. ¿Qué hay si a veces resulta ser una falsa alarma? ¿No sería mucho más prudente el tomar precauciones y protegerse la vida? Cuando todas las señales indican inequívocamente que se acerca el tornado, ¡qué tontería es pasar por alto las advertencias!
No obstante, hoy una inmensa multitud de los habitantes de la Tierra actúa y vive como si el horizonte ennegrecido de nuestros tiempos no indicara una tormenta mundial de proporciones sin precedentes. Sí, hoy todas las señales indican lo cerca que está la gran guerra de Dios contra todos los reinos de toda la tierra habitada, la guerra del Armagedón, que tiene que despejar el camino para un nuevo orden de paz y justicia. (Rev. 16:14, 16; Dan. 2:44) ¿Cuál es la actitud de usted? ¿Prestará atención a la advertencia y dará pasos para sobrevivir, o se unirá usted a los burlones que no prestan atención y que dicen: “Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”?—2 Ped. 3:4.
EN LA SENDA DE LA TORMENTA
Por casi cincuenta años ya los testigos de Jehová han estado dando la advertencia. No hay duda acerca de la realidad de esta gran tormenta mundial que está alcanzando a un mundo entero de hombres desobedientes. Jesucristo advirtió: “Aquellos días serán días de una tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo.” (Mar. 13:19) ¡Figúrese! La matanza atroz del sinnúmero de guerras que se han librado en la Tierra, todos los terremotos y hambres de la historia que han arrastrado a millones a sus sepulcros, epidemias cuyas víctimas han llegado a miles de millones, sí, aun las fuerzas destructoras desatadas durante dos guerras mundiales... ¡Jesús consideró todo esto de poca consecuencia en comparación con la gran tribulación o tiempo de dificultad que predijo!
Y Jeremías, el profeta de Dios, predijo que nuestro entero globo terráqueo estaría en la senda de esta tempestad sin paralelo. Bajo inspiración escribió: “¡Miren! Una calamidad está saliendo de nación en nación, y una gran tormenta misma será levantada desde las partes más remotas de la tierra. Y los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra.”—Jer. 25:32, 33.
Tal como el tornado destroza todo lo que está en su senda, sin perdonar ni a los ricos ni a los influyentes, así la advertencia de la gran tormenta mundial venidera declara: “Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.”—Sof. 1:18.
NO HAY TIEMPO QUE PERDER
Pero, ¿cómo sabemos que la predicha tormenta mundial no vino ya en el pasado? Porque, desde el gran diluvio del tiempo de Noé, ninguna calamidad mundial ha alcanzado la intensidad de esta calamidad. Considere, por ejemplo, estas palabras adicionales del profeta Jeremías: “No serán plañidos [las víctimas], ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la superficie del suelo.” (Jer. 25:33) Nada tan completamente consumidor y destructivo ha sucedido todavía. Aún es futuro.
Pero, ¿cuán lejos en el futuro? No muy lejos, porque todas las evidencias que nos rodean señalan a este tiempo en el que vivimos como los “últimos días” acerca de los que hablaron tantos escritores inspirados de Dios. Uno solo tiene que echar un vistazo a este intranquilo mundo de hombres y comparar lo que ve con la profecía del apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:1-4; y con las palabras del apóstol Pedro en 2 Pedro 3:3, 4; y con las propias palabras de Jesús registradas en Lucas 21:25, 26. Note la ola ascendente de violencia y crimen sin sentido, el burlarse de cosas que son sagradas y verdaderas por parte de hombres desprovistos de fe en la existencia de Dios, el temor angustiado de los que perciben la inminente catástrofe pero que no ven la salida. ¡Sí, nos estamos enfrentando a la mayor crisis de todos los tiempos!
Recalcando más lo corto que es el tiempo que queda, Jesús profetizó acerca de una generación que presenciaría el cumplimiento de la “señal” de muchos rasgos que marcaría la conclusión de este sistema de cosas, como guerras mundiales, seguidas de escaseces de alimento, terremotos, y por la proclamación de las buenas nuevas del reino de Dios en todo el mundo. Dijo él: “De ningún modo pasará esta generación [que presencia estos sucesos] hasta que sucedan todas estas cosas.”—Mat. 24:34.
Usted pertenece a una generación que ha visto esos desenvolvimientos mundiales o a una a la cual sus padres le han hablado acerca de ellos. Usted se ha enterado acerca de la proclamación del mensaje del Reino por los testigos de Jehová a través de la Tierra, una obra en la cual ahora participan más de un millón de Testigos en 197 países, una obra que comenzó hace casi cincuenta años y continuamente ha aumentado en intensidad. ¡Es prueba, todo esto, de que la “generación” que mencionó Jesús ahora está próxima a pasar! ¡El tiempo verdaderamente es corto!
¿QUÉ POSICIÓN TOMA USTED?
En vista de todo esto, ¿qué posición toma usted? ¿Ha vivido su vida hasta ahora solo pensando en sus propias ambiciones y placeres? ¿Ha dedicado todo su tiempo y dado toda su atención a buscar ‘todas las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño’? (Mat. 6:32) ¿De qué valor duradero son todas estas cosas cuando todas las cosas del mundo, sí, el mundo mismo de la humanidad incrédula, habrán de pasar en el transcurso de la vida de la generación que vio la I Guerra Mundial?—1 Juan 2:15-17; 2 Ped. 3:10.
Quizás usted haya observado a los testigos de Jehová y haya leído algunas de las ayudas bíblicas que distribuyen. Pero, ¿qué posición tiene usted ante Dios ahora mismo? ¿Ha hecho usted algo que merezca su aprobación, algo más, es decir, de lo que ha hecho la gente de las religiones paganas? Sí, usted probablemente ha sido caritativo y ha tratado de obrar justamente para con sus semejantes. Pero, ¿no han hecho eso mismo personas de naciones llamadas “paganas”?
La pregunta vital es: En vista de lo corto del tiempo antes de que le sobrevenga la calamidad irreparable a este inicuo sistema de cosas en la Tierra, ¿qué posición tiene usted con relación al gran Dios que puede conceder la vida o quitarla? (Sal. 36:9) Si usted virtualmente lo ha pasado por alto hasta ahora y ha vivido su vida según usted ha deseado, ¡ciertamente es tiempo de que le muestre respeto apropiado prestando atención al mensaje que él ha provisto para todos los hombres en la Biblia, y especialmente para estos tiempos críticos!—2 Tes. 1:7-9.
QUÉ HACER AHORA
Dios hizo que su profeta Sofonías mostrara el camino para los que desean refugio y protección durante la tormenta de su ira sobre todas las naciones. “Busquen justicia, busquen mansedumbre,” fue su mensaje. “Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.” (Sof. 2:2, 3) De modo que es urgente llegar a conocer, no el punto de vista humano, sino el punto de vista de Dios sobre la “justicia” y la “mansedumbre.” La Biblia contiene la respuesta, y ése es el Libro que tiene que llegar a ser la base de su estudio para que usted sepa cuál es la voluntad de Dios para usted.
El Dios amoroso también ha provisto una organización de adoradores verdaderos de quienes usted puede obtener ayuda para estudiar la Biblia y aprender también cómo aplicar en su vida las cosas que aprenda. Se le invita a asistir con regularidad a cualquier Salón del Reino de los testigos de Jehová. Allí puede aprender no solo a ayudarse usted mismo sino también a extender ayuda a otros... a su propia familia, sus parientes y amigos. Es necesario que se den cuenta del peligro en que se hallan en vista de la venidera tempestad de la ira de Jehová sobre las naciones. Quizás todavía haya tiempo para que usted los ayude.
Este no es tiempo para complacencia. No es el tiempo para titubear entre dos opiniones. Es a Dios a quien usted tiene que agradar, no a los hombres, a fin de conseguir vida eterna y felicidad. Usted no puede demorarse sin peligro. Advirtió Jesús: “Así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. Mas el día en que Lot salió de Sodoma llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 17:28-30) Lot y sus hijas escaparon. ¿Escapará usted?