Viviendo ahora para un nuevo mundo
1. ¿Qué se propone tener Dios, y qué escribió Pedro en cuanto a ello?
ES EL propósito de Dios tener un nuevo mundo en el cual la justicia habrá de morar. Fue la esperanza de tal nuevo mundo la que estimuló a los cristianos primitivos en los días de los apóstoles; en realidad, hizo que cambiaran su entero modo de vivir. En vez de vivir para las cosas que ofrecía el mundo de las naciones a su alrededor, empezaron a vivir para ese nuevo mundo. El apóstol Pedro escribió: “Siendo que todas estas cosas [las cosas del viejo mundo a su alrededor] así serán disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y obras de devoción piadosa . . .! Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.”—2 Ped. 3:11-13.
2. ¿Cuál fue el resultado de la rebelión del hombre en Edén? ¿Significa esto que Dios ha abandonado su propósito de tener un mundo justo?
2 Mucho antes de los días de Pedro, Jehová, el Creador del universo, había dado a conocer su propósito de tener tal nuevo mundo. Mediante el profeta Isaías él dijo: “Pues aquí estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra, y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.” (Isa. 65:17) Fue su propósito desde el principio tener tal mundo justo, y fue únicamente debido a la rebelión del hombre en el Edén que esta tierra llegó a ser un lugar donde la iniquidad y la injusticia llegaron a florecer, donde el pecado ha resultado en sufrimiento y muerte para los habitantes de la tierra en vez de que la tierra sea un paraíso de paz y felicidad con vida eterna para los que vivieran en él. Pero Dios no ha abandonado este conmovedor propósito suyo, pues él promete que los justos “poseerán la tierra, y morarán para siempre sobre ella.”—Sal. 37:29.
3. ¿Qué significará el que ‘la justicia more en la tierra’?
3 La palabra “justo” significa ser “recto, probo, virtuoso, observante de la ley.” Entonces es el propósito declarado de Dios tener una tierra purificada, restaurada a una condición de belleza paradisíaca como el Edén original, en la cual “la justicia habrá de morar.” habrá de ser un mundo en el cual la justicia, verdad y rectitud florecerán, donde todos los habitantes de la tierra serán observantes de la ley es decir, observantes de la ley divina, haciendo la voluntad divina. Es para tales condiciones sobre la tierra que Jesús nos enseñó a orar en su oración modelo: ‘Venga tu reino. Cúmplase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:9, 10.
4, 5. (a) ¿Por qué trajo Dios el Diluvio sobre la tierra? (b) ¿De qué fue un cuadro el Diluvio, y cómo son las condiciones en la tierra hoy semejantes a las que existían precisamente antes del Diluvio?
4 Hoy no vivimos en tal mundo. Los habitantes de este mundo no viven juntos en paz, ni se tratan con justicia entre sí la mayoría. La virtud es algo que fácilmente se echa a un lado. Se le tiene menos respeto a guardar las leyes apropiadas, aun las leyes de los hombres, pues los informes claramente indican que está aumentando todo lo que es contrario a ley. Pero lo que más perturba a las personas sinceras es el hecho de que este mundo muestra poco o ningún respeto a la ley divina de Dios. Condiciones semejantes existieron en la tierra en los días de Noé, cuando “la maldad del hombre se había hecho grande en la tierra y toda inclinación de los pensamientos de su corazón siempre era solamente mala.” (Gén. 6:5) Debido a su maldad Dios destruyó a aquella sociedad inicua de hombres mediante un diluvio, permitiendo que sólo Noé y su familia escaparan. La Biblia habla de ello como la destrucción de una “tierra.” No queriendo decir que la tierra literal fue destruida; lo que fue destruido fue la Sociedad de personas que vivían en la tierra, las que vivían sólo para sus propias ideas mundanas degradadas y que se habían olvidado de Dios.—2 Ped. 3:5,6.
5 Lo que sucedió en aquel entonces fue un modelo en pequeña escala de cómo Dios habrá de destruir a este presente mundo malo. Jesús mismo advirtió esto y dijo: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37) Se predijo acertadamente que precisamente antes del fin de este mundo inicuo las condiciones sobre la tierra serían semejantes a las que precedieron al Diluvio. Note usted cuán perfectamente armonizan los hechos con estas palabras inspiradas: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos y difíciles de manejar. Porque los hombres serán amantes de sí mismos, amantes del dinero, presuntuosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a sus padres, sin gratitud, sin bondad amorosa, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin dominio de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, porfiados, hinchados de estimación propia, amantes de placeres más bien que amantes de Dios.” (2 Tim. 3:1-4) Un estudio cuidadoso de otras profecías de la Biblia hace certísimo el que ahora vivimos en estos últimos días, y esto significa que el fin de este presente mundo malo habrá de experimentarse en nuestro tiempo.
RECOGIENDO A LAS OVEJAS EN UNA SOCIEDAD DEL NUEVO MUNDO
6, 7. (a) ¿A qué clase de gente está mostrando ahora misericordia Jehová? (b) ¿Cómo habla Jesús de recoger a los amantes de la justicia hoy día?
6 La destrucción de este mundo malo forzosamente envolverá la vida de un gran número de personas. Pero en su bondad amorosa y misericordia es el propósito de Dios, antes de llegar este mundo a su fin, recoger de entre las naciones a los que aman lo que es correcto, que desean ver florecer la justicia, que muestran fe en la Palabra de Dios la Biblia y en la promesa del nuevo mundo, cuya fe es tal que están preparados a volver la espalda a este viejo mundo y sus caminos malos y, en cambio, amoldarse a los principios de la justicia que por siempre habrán de gobernar el nuevo mundo hecho por Dios.
7 Que tal recogimiento de personas que aman la justicia se efectuaría en nuestro día lo aclaran las Escrituras. Jesús mismo dio la parábola de las “ovejas y las cabras” para ilustrar esta mismísima cosa. El relato de esta parábola en Mateo 25:31-46 indica que éste sería un recogimiento de individuos de todas las naciones y una separación de ellos de entre el mundo de tal manera que podrían identificarse como un pueblo separado y recogido. Jesús mostró además que habría tal recogimiento de individuos semejantes a ovejas para formar un pueblo identificable en estos últimos días cuando dijo: “Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a ésas también tengo que traer, y escucharan mi voz, y llegarán a ser una sola manada, un solo pastor.” (Juan 10:16) Estos son los que responden a la llamada de Sofonías 2:3 (Mod): “Buscad a Jehová, todos los mansos de la tierra, los que habéis obrado lo que es justo; buscad la justicia, buscad la mansedumbre; puede ser que os pongáis a cubierto en el día de la ira de Jehová.”—Vea también Isaías 2:1-3.
8. ¿A qué selección se encaran todas las personas que ahora viven?
8 Así sucede que todas las personas que viven hoy día tienen la oportunidad de aprender la verdad y luego hacer una decisión en cuanto a su propio destino. Hay que escoger: ¿Continuará usted viviendo como este presente mundo malo, ocupándose en sus prácticas incorrectas, siendo parte de él y muriendo con él? O ¿aprenderá usted en cuanto al nuevo mundo, deseará su justicia, estará vivamente despierto a él y vivirá en él para siempre? ¿Abandonará usted este mundo de injusticia y vivirá ahora para el nuevo mundo?
9, 10. (a) ¿Por qué no debe uno demorarse en hacer su decisión? (b) ¿Qué decisión harán los amantes de la justicia en consonancia con Romanos 12:2?
9 El escoger entre los dos no es algo que pueda aplazarse indefinidamente. Uno no puede decir con sabiduría: “Bueno, cuando venga ese nuevo mundo cambiaré. Por supuesto estaré anuente entonces a amoldarme a lo que Dios quiera que hagamos en ese nuevo mundo.” ¡No! Ahora es el tiempo de comenzar a vivir para el nuevo mundo, dando evidencia de que uno es un adorador genuino de Dios en espíritu y verdad, semejante a oveja, una persona que ama lo que es correcto, porque “el Padre está buscando que tal clase le adore.”—Juan 4:23.
10 Antes de llegar la destrucción de este mundo en la batalla que la Biblia llama Armagedón, Jehová Dios está dando a la gente de las naciones la oportunidad de aprender la verdad, amoldarse a ella, y luego demostrar su fe buscando el camino de la justicia, dando evidencia de que es la clase de gente que viviría de modo justo en el perfecto nuevo mundo de Dios si se le diese la oportunidad. Si es el deseo sincero de usted recibir la aprobación de Dios y conseguir vida de él en ese nuevo mundo, entonces usted responderá gustosamente a las palabras: “Dejen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.”—Rom. 12:2.
11. ¿Qué es lo que hace a los testigos de Jehová tan notablemente diferentes?
11 Los testigos de Jehová como un cuerpo cristiano de personas, están esforzándose por seguir este mandamiento bíblico. Son un pueblo recogido de entre todas las naciones. Creen en la promesa bíblica del nuevo mundo y han comenzado a vivir para él ahora. Por esa razón son en realidad una sociedad del nuevo mundo. Es este hecho sencillo el que los hace tan notablemente diferentes. Su fe en el nuevo mundo no es una cosa negativa, sino positiva. Es una fe viva y los impele a apoyar activamente lo que creen. Por eso los halla usted visitando los hogares de la gente para hablar con ella acerca de la esperanza que tienen. Al hacer esto tienen el privilegio de cumplir una de las profecías para nuestro día: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.” (Mat. 24:14) Pero saben que el vivir para el nuevo mundo abarca más que sólo predicar en cuanto a él. El vivir para el nuevo mundo significa vivir en consonancia con los principios justos del Hacedor de él en todo lo que uno hace, y estos principios tienen que gobernar todos los hechos de uno como padre o hijo, como patrón o empleado, en el trabajo y en la diversión.
12. ¿Cómo considera el mundo a los que efectúan el cambio para el vivir del nuevo mundo, pero qué debemos recordar?
12 Para los que emprenden tal derrotero significará un cambio grande, pero ciertamente un cambio hacia condiciones mejores. A menudo tal cambio es tomado en sentido erróneo. Este mundo está gobernado por un conjunto de principios e ideas; el nuevo mundo está gobernado por otros—por principios y propósitos divinos. Cuando nos amoldamos a estos últimos, el mundo tal vez piense que es extraño; ya no nos amoldamos a su manera de pensar y obrar. Quizás hasta resulte en antagonismo y oposición de personas que previamente creíamos que eran amigas nuestras. ¿No experimentó esto Jesús? Y ¿no escribió el apóstol Pedro: “Porque ustedes no siguen corriendo con ellos . . . , ellos están perplejos y siguen hablando abusivamente de ustedes”? (1 Ped. 4:4) Pero el propósito del cristiano al vivir es principalmente agradar a Dios, y por eso la cosa importante que se debe saber es “cómo deben andar y agradar a Dios,” no simplemente a los hombres.—1 Tes. 4:1; Col. 1:10; 1 Tes. 2:4.
13. ¿Cómo se encaró la gente a un punto en cuestión semejante en los días primitivos del cristianismo?
13 Si es su deseo sincero hallar la vida a manos de Dios en su nuevo mundo de justicia, entonces le conviene el considerar cuidadosamente algunos de los principios fundamentales de la conducta que Dios requiere de las personas que él hoy día está recogiendo a su lado de favor y bendición y congregando en un solo rebaño como una sociedad del nuevo mundo. Las decisiones que usted tiene que hacer son semejantes a aquellas a las que se encararon los individuos que vivieron en los días de los principios del cristianismo, cuando por primera vez fueron confrontados con la verdad predicada por los apóstoles y discernieron que les tocaba escoger entre continuar en el camino en que habían ido previamente en consonancia con la manera de hacer las cosas de las naciones que los rodeaban y hacer el cambio que se necesitaba si querían entrar en una relación favorable con su Creador.
PRINCIPIOS DEL VIVIR DEL NUEVO MUNDO
14, 15. ¿De qué derrotero dijo Pablo a los cristianos de Éfeso que deberían apartarse?
14 Alrededor del año 60 ó 61 (d. de J.C.) el apóstol Pablo escribió a los cristianos de Éfeso. Antes de haber oído la verdad que se les predicó los miembros de esa congregación primitiva habían estado viviendo exactamente como los otros pueblos de las naciones. Pero esa clase de vida no era la clase que agradaba a Dios. Por eso Pablo les escribió: “Ya no sigan andando así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, mientras que mentalmente están en tinieblas, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avaricia.”—Efe. 4:17-19.
15 ¿Fue ésa la clase de ejemplo de vivir que Cristo Jesús les había dado para que lo siguieran? ¡Muy ciertamente que no! “Pero ustedes no aprendieron que el Cristo fuera así, si, en verdad, le oyeron y fueron enseñados por medio de él, así como la verdad está en Jesús, que deben despojarse de la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que está corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que deben ser renovados en la fuerza que impulsa su mente, y deben revestirse de la nueva personalidad que fue creada de acuerdo con la voluntad de Dios en verdadera justicia y bondad amorosa.”—Efe. 4:20-24.
16. ¿De qué principio básico trata Pablo en Efesios 4:25?
16 Luego el apóstol sigue y menciona por nombre algunas de las cosas malas que las naciones practican que los cristianos ya no podían practicar. Lo que dice es igualmente importante para nosotros que ahora vivimos durante el tiempo del fin de este sistema de cosas si queremos seguir el ejemplo de los cristianos primitivos y aprender a vivir de la manera que agrada a Dios y recibe su aprobación. Primero, note que el versículo 25 del capítulo 4 de Efesios nos dice que habiendo echado a un lado la falsedad “hable verdad cada uno ... con su prójimo.” Este mismo principio fue declarado por Jehová muchos centenares de años antes mediante su profeta Zacarías (capítulo 8, versículos 16, 17, Mod): “Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad cada cual verdad con su prójimo, juzgad según la verdad y lo conducente a la paz, dentro de vuestras puertas: y no maquinéis el mal uno contra otro en vuestros corazones, ni améis el juramento falso; porque todas éstas son cosas que aborrezco, dice Jehová.”
17, 18. (a) ¿Cómo considera la gente de este viejo mundo la improbidad? (b) ¿Cuáles son algunas de las razones por las que la gente dice mentiras?
17 La improbidad, que incluye tales cosas como mentir, engañar, robar y defraudar, es demasiado común en este mundo, ¿no es verdad? La encontramos en toda clase social, entre gente de todas las edades. No sólo los niños mienten para que no se les descubra en algún agravio que hayan cometido, sino que los adultos muestran improbidad en sus tratos unos con otros, en los negocios, al tratar de evadir la responsabilidad por alguna deuda u obligación, o para encubrir algún agravio. A causa de esto, la gente ha comenzado a perderse la confianza entre sí. Algunos quizás hasta aleguen que debido a que otra gente es ímproba está bien que ellos también lo sean. Pero si queremos hacer lo que está bien ya no podemos andar “así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente.”
18 Hay muchas razones por las cuales la gente no es honrada entre sí y por qué recurre a la mentira y al engaño. Como se mencionó antes, una razón es para evitar el castigo por alguna maldad. El temor ciertamente es una influencia poderosa en la vida de muchos y es una de las razones básicas del mentir. En algunos países la gente es criada con un temor a los “espíritus” de los antepasados muertos, y desde la juventud se le enseña que hay que engañar a estos “espíritus” para evitar daño. Los que tienen esta creencia a menudo llegan a pensar que no es malo mentir y engañar con ese propósito; pero tales ideas ciertamente dañarán la conciencia de uno y debilitarán la habilidad de uno para hablar la verdad en vez de la falsedad en los tratos de uno con su prójimo. Algunos adoptan la actitud de que el mentir es incorrecto sólo si se le descubre a uno, pero que si uno tiene buen éxito en sus mentiras, entonces es “listo” y ha hecho algo que merece admiración. Esto de veras es un punto de vista pervertido de lo que es correcto y de lo que es incorrecto. Aún otros mienten por orgullo. En realidad, es veraz el decir que algunas personas viven toda su vida como una mentira, pretendiendo ser algo que no son, y teniendo que inventar historias falsas de sus hazañas para apoyar sus pretensiones. Todavía otros mienten voluntariosamente para engañar, para desviar a fin de obtener alguna ventaja sobre otros para su propia ganancia egoísta.
19. ¿Por qué no puede haber lugar en la sociedad del nuevo mundo para la mentira y el engaño?
19 Cuando uno aprende la verdad de la Palabra de Dios, discierne que necesita despojarse de toda práctica de improbidad. El temor es reemplazado por el amor; amor a Jehová, a sus principios y a los hermanos cristianos de uno. Al aprender que los antepasados están verdaderamente muertos en los sepulcros y no vivos en alguna parte como “espíritus,” los que previamente tenían esta creencia ya no les temerían ni sentirían la necesidad de engañarlos. El cristiano sabe que no puede engañar a Dios, y aunque tratara de engañar o mentir a otras criaturas humanas, Jehová, que puede ver los mismísimos pensamientos recónditos del corazón, no sería engañado, y Su desaprobación podría llevar a resultados desastrosos. El orgullo, otra causa del mentir, es algo que Dios odia, pero él aprueba la humildad. Por eso no hay lugar en la creciente sociedad del nuevo mundo de Dios para tales cosas como engaño, mentira y otras formas de improbidad.—1 Cor. 4:5; 1 Tes. 2:4; Hech. 5:3-5; Miq. 6:8; 1 Juan 4:18; Mat. 22:37-39; Pro. 16:5.
HONRADEZ EN VARIAS RELACIONES
20. Aunque hay confianza entre los testigos de Jehová, ¿contra qué es correcto que ellos estén alerta?
20 Por lo tanto entre los que ahora están siendo recogidos de entre las naciones del mundo al un solo “rebaño” de ovejas de Jehová la desconfianza y las sospechas de la sociedad del viejo mundo se reemplazan con confianza. Sí, aun ahora los principios de la Palabra de Dios están cambiando la vida de la gente de modo que puedan disfrutar de compañerismo cristiano sin los temores que afectan a la asociación de los que están en el viejo mundo. Eso no significa que los testigos de Jehová son, por ejemplo, un pueblo crédulo, fácilmente embaucado, que confía en todos a primera vista, por decirlo así. Ejercen precaución sensata y están alerta para habérselas con cualquier persona inicuamente artera que tratara de introducirse en su compañerismo por razones de ganancia personal, para aprovecharse de la bondad y confianza que se ejercen en la sociedad del nuevo mundo. Tales individuos malintencionados rápidamente muestran por sus obras que no son amantes de la verdad y la justicia de corazón, y los cristianos maduros pronto penetran el disfraz hipócrita de ellos y se dan cuenta de sus intenciones.—Mat. 7:20.
21. ¿Cómo aplicaría el principio de la honradez a un cristiano que maneja un negocio?
21 ¿Qué hay del individuo que es dueño de un negocio y lo maneja? ¿Puede él como cristiano usar correctamente medios engañosos para ir al mismo paso con la competencia de otros y aumentar su ganancia? El siguiente principio bíblico va directamente al grano al contestar esa pregunta: “No deben cometer injusticia al juzgar, al medir, al pesar... Debe resultar que tengan balanzas exactas, pesas exactas.” Así que el comerciante cristiano no defraudaría a sus clientes vendiéndoles medida incompleta por su dinero ni mercancía defectuosa a fin de obtener ganancia ímproba. Igualmente trataría justa y honradamente con sus empleados.—Lev. 19:35, 36; Col. 4:1.
22. ¿Con qué propósito se presenta la información en este artículo?
22 Esto no significa que el cristiano tiene derecho de andar diciendo a otros cómo dirigir su negocio, como si fuese él el juez de tales asuntos. Lo que está escrito aquí no tiene como propósito tratar de decirle a la gente del mundo cómo dirigir su vida. Lo que aquí se presenta simplemente son los principios que gobiernan el vivir cristiano, para que los que deseen dejar de vivir de la manera que viven las naciones y vivir en consonancia con la justicia del nuevo mundo sean ayudados a hacerlo.
23. ¿Cómo pudiera ser una persona ímproba en cuanto a su trabajo, y por qué importantísima razón debe ser el cristiano un trabajador diligente?
23 El mismo principio de honradez aplica igualmente a las personas empleadas en relación con sus patrones. Cuando una persona entra en un acuerdo para trabajar para alguien a un salario convenido, entonces ese acuerdo debe ser respetado. Si una persona debido a pereza no hace el trabajo asignado, eso realmente sería una forma de improbidad, ¿no es verdad? Igualmente sería ímprobo el que una persona usara el tiempo que ha convenido trabajar para un patrón y por lo cual se le está pagando un sueldo, para llevar a cabo algún otro propósito, aunque crea que la otra cosa que está haciendo es más interesante o aun más provechosa para él mismo y para otros. El usar el tiempo de su patrón de esta manera sin su conocimiento y permiso es ser infiel al acuerdo de uno. El trabajador honrado y diligente se gana respeto y una reputación honorable. (1 Tes. 4:11, 12) El empleado o siervo cristiano hace bien su trabajo, no simplemente para agradar a los hombres ni para conseguir la aprobación de los hombres, sino porque es correcto hacerlo, es ser honrado, y él aprecia que tal manera de proceder agrada a Jehová y resulta en que él dé un galardón. En Efesios 6:5-8 Pablo escribe: “Ustedes, esclavos, sean obedientes a los que son sus amos en un sentido carnal, con temor y temblor en la sinceridad de su corazón, como al Cristo, no a manera de servicio al ojo como complacedores de hombres, sino como esclavos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios de todo corazón. Sean esclavos con buenas inclinaciones, como a Jehová, y no a los hombres, porque ustedes saben que cada uno, cualquier bien que haga, recibirá esto de vuelta de Jehová.”—Compare con Colosenses 3:22-25.
24. ¿Qué otro principio del vivir del nuevo mundo se declara en Efesios 4:28?
24 Continuando en el capítulo 4 de Efesios (versículo 28), el apóstol declara otra regla del vivir del nuevo mundo: “Que el que roba no robe más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien en necesidad.” El robar significa llevarse algo a lo que uno no tiene derecho, secretamente, sin ser visto. Es fácil entender que el forzar una casa por la noche cuando el dueño no está allí y luego llevarse dinero u otros efectos, tales como ropa, es robar. Pero, ¿qué hay cuando uno tiene que manejar alimento o materiales o equipo en el empleo de uno como siervo doméstico o en alguna oficina de negocios o fábrica? ¿Está uno libre para tomar para uno mismo tales cosas?
25. ¿Qué preguntas pudieran hacerse para guardarse del robar?
25 Es la costumbre en algunas comunidades aldeanas de algunos países que el viajero que pase por la aldea se sirva algo de alimento, para poder proseguir su viaje refrescado. Esta es una costumbre considerada y muestra hospitalidad digna de encomio. Toda la gente de la comunidad entiende esta costumbre donde se practica, y de ninguna manera se considera como robar, aunque el viajero use el alimento no estando el dueño. Esta costumbre nos hace recordar la provisión hecha para el extranjero, el viajero o la persona pobre bajo la ley judía. (Vea Levítico 19:9, 10.) Pero las costumbres cambian, y, aunque todavía se practica esta costumbre en algunas comunidades rurales, no se practica comúnmente en ciudades grandes bajo las condiciones de la civilización moderna. Por eso hay que adaptarse a la situación donde uno está. Una guía segura en cuanto a qué es robar y qué no es robar es preguntarse uno mismo: “¿Tengo derecho de tomar esto?” Es decir: “¿Tengo yo el permiso del dueño de este alimento o de este material para usarlo o llevármelo?” Si es algo que es propiedad del patrón de uno, uno se podría preguntar: “¿Me llevaría esto si mi patrón estuviera presente y me pudiera ver llevándomelo?” Si usted halla que la respuesta es “No” para cualquiera de estas preguntas, entonces usted sabe que sería robar el llevarse la cosa de que se trata.
26. ¿Qué puede hacer el trabajador honrado y diligente?
26 En consonancia con el consejo del apóstol, el cristiano debe ser un trabajador muy asiduo, haciendo con las manos lo que es bueno, no malo; siendo honrado y diligente, no necesitando robar a fin de tener suficiente para comer. En vez de eso, no sólo proveerá para sus propias necesidades y las necesidades de su esposa e hijos, si es casado, sino que estará en posición de ayudar a cualquiera de sus compañeros cristianos de la congregación que quizás no sean tan afortunados, que quizás hayan sufrido alguna perdida o desastre inesperado. Y, también, estará en posición de contribuir algo a los fondos de la congregación local para ayudar a sufragar los gastos necesarios y adelantar la obra de predicar las buenas nuevas del reino de Dios en su comunidad.
27, 28. (a) ¿Cómo son ímprobas las personas a menudo cuando piden dinero prestado? (b) ¿Cómo habla la Biblia de los que rehusan pagar lo que piden prestado? (c) ¿Qué buenas cualidades debe cultivar el cristiano, y de qué malas cualidades debe despojarse?
27 Este viejo sistema de cosas está lleno de egoísmo. La gente muestra esto en su actitud para con la vida, buscando tanto como pueda conseguir mientras da tan poco como puede en cambio. Los líderes políticos y religiosos apelan a este egoísmo a fin de tratar de conseguir apoyo para sus organizaciones en particular. Se ve en la manera que la gente está pronta a pedir dinero prestado de quien pueda, pero es lenta en cuanto a pagar, y a menudo el que pide prestado no tiene ninguna intención de pagar. Algunos hasta tratarán de justificar esto diciendo que el pedirle prestado a un rico y no pagarle en realidad no es muy incorrecto, puesto que el rico no necesita el dinero para él mismo. ¡Cuán a menudo sucede que reyertas y peleas provienen como resultado de no pagar las deudas! Por eso el Salmo 37:21 dice que es “el inicuo [quien] está pidiendo prestado y no devuelve.
28 Jehová no bendice a los inicuos. No bendice a los que son egoístas, codiciosos, que se interesan sólo en lo que pueden conseguir de la vida mientras hacen tan poco como es posible para otros en cambio. Los que desean la vida en el nuevo mundo necesitan cultivar el amor más bien que el egoísmo, el espíritu de dar en vez de la codicia. En vez de adquirir deudas a fin de aumentar las posesiones materiales, el cristiano aprende a estar contento con las cosas necesarias, trabajando diligentemente para ganar tales cosas con trabajo honrado. El apóstol Pablo tuvo cuidado de no poner ninguna carga innecesaria sobre sus hermanos. Simplemente porque era apóstol él no usó su puesto para conseguir ganancia material de sus compañeros cristianos. No codició ni “la plata ni el oro” de ellos. Como apóstol de tiempo cabal apreció la ayuda de las congregaciones para poder dedicar todo su tiempo al ministerio, pero donde esta ayuda voluntaria no se le hacía disponible estaba listo para trabajar con sus propias manos haciendo tiendas de campaña para cuidar de sus necesidades materiales.—Hech. 20:33, 34; 18:3; 1 Tes. 2:9.