Cristianismo genuino... ¿se puede hallar?
HAY extensa aversión al cristianismo entre la gente de las naciones no cristianas. Entre las razones que hay para esto está el hecho de que muchas veces los misioneros de las religiones de la cristiandad han preparado el camino para la explotación comercial y política de estas naciones. En una isla hay este dicho: ‘Los misioneros nos enseñaron a orar en acción de gracias, y mientras teníamos la cabeza inclinada nos robaron la tierra.’
Hasta en las llamadas naciones cristianas muchas personas le han perdido el respeto al cristianismo debido a que el clero, como clase, ha causado oprobio a Dios y a la Biblia al no practicar lo que predica. Además, la gente ha averiguado que muchas veces lo que el clero enseña es contrario al buen sentido, la justicia y la rectitud.
En consecuencia, muchas personas tienen serias dudas de que haya cristianismo genuino. Preguntan: ¿Se puede hallar cristianismo genuino? Si se puede hallar, ¿dónde y cómo?
BASE PARA IDENTIFICARLO
Jesucristo, cuando estuvo en la Tierra, practicó la justicia y dirigió a la gente a la adoración pura de Dios. (Juan 4:23, 24) Señaló cómo se puede identificar la adoración verdadera. Dijo, cuando habló acerca de falsos maestros que se levantarían:
“Por sus frutos los reconocerán. Nunca se recogen uvas de espinos o higos de cardos, ¿verdad? Así mismo todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible; un árbol bueno no puede dar fruto inservible, tampoco puede un árbol podrido producir fruto excelente. Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser cortado y echado al fuego. Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres.”—Mat. 7:15-20.
El juicio de Dios de veras les vendrá a los hipócritas enseñadores de falsedad que difaman su nombre. Pero si vemos buen fruto, entonces sabemos que la fuente es buena. Podemos reconocer la adoración verdadera.
Una profecía bíblica que se dio hace muchos años ilustra que en este mismísimo tiempo en el cual vivimos millares de personas identificarían al cristianismo verdadero y llegarían a estar en una relación aprobada con Dios. Llegarían a ser su pueblo verdadero, con la esperanza de vivir en la Tierra bajo un gobierno justo, el reino de Dios. Esta es una profecía que se dio acerca de la antigua ciudad de Jerusalén después que un resto pequeño de unos 50.000 judíos había sido repatriado del exilio en Babilonia. Por setenta años antes de ese tiempo, Jerusalén había yacido desolada. Ahora su población era pequeña en comparación con lo que había sido en otro tiempo, pero Dios dijo, animadoramente:
“Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Todavía será que los pueblos y los habitantes de muchas ciudades vendrán; y los habitantes de una ciudad ciertamente irán a los de otra, diciendo: ‘Vamos encarecidamente a ablandar el rostro de Jehová y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo mismo ciertamente iré también.’ Y muchos pueblos y poderosas naciones realmente vendrán a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén y a ablandar el rostro de Jehová.’”—Zac. 8:20-22.
Es cierto que Jerusalén sí floreció y todavía fue una ciudad importante por más de quinientos años después de aquello. Pero el cumplimiento más significativo de la profecía llega en nuestro tiempo, porque, como dice el apóstol Pablo, las cosas que le acontecieron a Israel fueron ejemplos para “nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.” (1 Cor. 10:11) Y el mismo apóstol nos dice: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”—Rom. 15:4.
Además, el último libro de la Biblia, Revelación, describe a “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” que se presentarían en el tiempo del fin de este mundo, y que adorarían a Dios sinceramente como personas que creerían en el “Cordero de Dios,” Jesucristo.—Rev. 7:9, 10; Juan 1:29.
DIEZ VIENEN A UNIRSE A UNO
En armonía con ello, se puede esperar que hoy hallemos a personas que vivan en consonancia con el cristianismo verdadero, que estén produciendo buenos frutos de rectitud, justicia, amor y paz. El profeta Zacarías pasa a decir: “Será en aquellos días que diez hombres de todos los lenguajes de las naciones asirán, sí, realmente asirán la falda de un hombre que sea judío, diciendo: ‘Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes.’”—Zac. 8:23.
¿Quién es el “hombre que [es] judío”? Con relación a esto, estas palabras del apóstol Pablo son interesantes: “No es judío el que lo es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Mas es judío el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espíritu.”—Rom. 2:28, 29.
Ahora bien, cuando miramos a nuestro alrededor hoy día, ¿quiénes en realidad están haciendo un esfuerzo por predicar la verdad bíblica y practicar el modo de vivir cristiano verdadero? ¿Quiénes, como grupo, están esforzándose arduamente por ayudar a otros a entender la provisión de Dios de una vida más limpia y más feliz ahora y de vida eterna en la Tierra bajo su gobierno del Reino por Cristo? ¿A quiénes se han unido unos figurativos “diez hombres,” es decir, quiénes han tenido hasta literalmente un aumento décuplo en el número de los que los acompañan porque ‘ven que Dios está con ellos’? Ciertamente las religiones organizadas de la cristiandad no ven ese aumento décuplo. Ahora hay más de 900 millones de individuos que afirman ser cristianos que pertenecen a las iglesias de la cristiandad. Si una afluencia décupla como la mencionada entrara en sus filas, equivaldría a más del doble de la población de la Tierra.
No, las sectas religiosas de la cristiandad no están disfrutando de prosperidad espiritual. Pero considere al resto ungido de judíos espirituales. Ellos hacen todo esfuerzo por ayudar a tantas personas como sea posible a aprender la verdad de la Biblia. Más importante que la cantidad de personas que se asocian con ellos es el hecho de que esas personas han limpiado su vida y han efectuado grandes cambios para vivir en armonía con los principios cristianos. Este hecho es muy extensamente reconocido. En los últimos años el resto también ha disfrutado de mucho más que una añadidura décupla a sus filas.
Los que le dicen al resto ungido de judíos espirituales: “Ciertamente iremos con ustedes,” lo hacen ¿por qué razón? Porque, como le dicen al resto: “Hemos oído que Dios está con ustedes.” (Zac. 8:23) Han oído —de amigos, vecinos, compañeros de trabajo— acerca de la felicidad de la clase del “judío” espiritual, de las familias unificadas de los que acompañan a esa clase y de su conocimiento de la Biblia con sus respuestas a los problemas de la vida. Además, han observado en particular uno de los “frutos” que Jesús dijo que caracterizarían a sus seguidores. Él les dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.”—Juan 13:35.
Este amor no es posesión inherente de los que por largo tiempo han servido de testigos cristianos de Jehová. Los judíos espirituales, como los “diez hombres” que ahora se asocian con ellos, primero necesitaron ayuda de personas que llegaron a ser judíos espirituales antes que ellos, tal como en el siglo primero en Jerusalén los cristianos recién convertidos “continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles.” (Hech. 2:42) Esos cristianos ungidos del primer siglo sabían que tenían que estudiar la Biblia para acercarse más a Dios, para establecer una relación con él. Tenían que ‘rehacer su mente’ y ‘vestirse de la nueva personalidad’ que describe la Biblia.—Rom. 12:2; Efe. 4:22-24.
De modo que hoy los figurativos “diez hombres de todos los lenguajes de las naciones” ahora ‘van con’ los ‘judíos’ espirituales de Dios porque están esforzándose por entrar en relaciones favorables con Dios. ‘Van con’ estos ungidos al darles apoyo de todo corazón. ¿Se ha cumplido en realidad la profecía en cuanto a un número décuplo de éstos que estén siendo añadidos al resto espiritual? Sí. En el año 1918 había unos miles de Estudiantes de la Biblia dedicados que proclamaban activamente las buenas nuevas del Reino, mundialmente. En 1947 informaron actividad 207.552 testigos de Jehová... muchas veces aquella cantidad. Y en 1974 hubo más de dos millones de la clase internacional de los “diez hombres” que estaban diciendo: “Iremos con ustedes.” Este último aumento décuplo se efectuó en solo veintisiete años.
“HEMOS OÍDO QUE DIOS ESTÁ CON USTEDES”
Un ejemplo de la actitud de estos figurativos “diez hombres” y de lo que los atrae a ‘asir la falda de un hombre que sea judío’ espiritual se ve en la experiencia de una joven del estado de Virginia, Estados Unidos de América.
Esta joven quedó impresionada por una consideración de la Biblia que tuvo con una testigo de Jehová. Aunque se sentía culpable debido a que llevaba un modo de vivir incorrecto en ese tiempo, las cosas que había aprendido y la paciencia de la Testigo que la estaba ayudando la movieron a continuar aquellas consideraciones. Fue presentada a otros testigos de Jehová que anteriormente habían experimentado dudas y sentimientos de culpa similares. El amor y paciencia de éstos al ayudarla la convencieron de que Dios de veras estaba con estas personas. Los cambios que efectuó en su vida atrajeron a otros, como ella relata:
El hombre para el cual trabajo está físicamente incapacitado. Era un ‘tipo intratable’ que había desarrollado una actitud de independencia en su juventud. Había descubierto hipocresía en su religión. El cambio en mi personalidad se le hizo tan patente que empezó a escuchar lo que yo le decía acerca de la Biblia a una muchacha compañera de trabajo. Le contesté muchas de las preguntas que él tenía. Finalmente asistió a una reunión de los Testigos. Adquirió suficiente conocimiento y aprecio como para tratar de cambiar lo que pensó que era incorrecto, incluso el hábito de fumar. Se convirtió en un hombre de genio más apacible. Ahora él y su esposa están estudiando la Biblia, asistiendo a las reuniones de los Testigos y tratando de restaurar la armonía en la familia.
Estas personas han hallado e identificado el cristianismo verdadero en un mundo en el cual a menudo se hace la pregunta: ¿Puede hallarse cristianismo genuino? Si usted busca principios rectos y “promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir” —una vida mejor en una Tierra paradisíaca pacífica— entonces busque las marcas de identificación de los discípulos de Cristo y, habiéndolas hallado, diga: “Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes.”—1 Tim. 4:8; Zac. 8:23.