Tormentos del hombre rico
EN NUESTRO número anterior consideramos la parábola del Hombre rico y Lázaro hasta la primera parte de Lucas 16:22. Se ofreció prueba bíblica para manifestar que el hombre rico favorecido y el mendigo Lázaro simbolizaron dos clases: el hombre rico al clero religioso altamente favorecido entre el pueblo profeso de Dios, y el mendigo Lázaro a la gente despreciada y abandonada que reconoce su necesidad espiritual y que tiene hambre y sed por la verdad y la justicia de Dios. La parábola aplicó primeramente a los judíos o israelitas a quienes Jesús habló la parábola. Entre ellos la clase del “hombre rico” incluía a los principales sacerdotes, los escribas, los fariseos y saduceos, y a otros guías religiosos, que se oponían a Jesús y que se mofaban de sus enseñanzas. Porque Jesús y sus discípulos predicaron las buenas nuevas del Reino a los pobres y afligidos que escuchaban con gusto, esto enriqueció a los tales con la verdad de Dios y con privilegios de servirle correctamente. Quiso decir la muerte de su condición espiritual mendicante y enferma. Los libró para que no tuvieran que depender de la clase del “hombre rico” para la instrucción religiosa que ellos recibían. Los llevó al favor de Jehová Dios, quién fué representado por Abrahán, donde podían banquetear espiritualmente hasta saciarse en la “mesa de Jehová”. Así sucedió que, como dice la parábola, “el mendigo murió y fué llevado por los ángeles a la posición del seno de Abrahán.”
1. ¿Qué le sucedió al hombre rico al morir? ¿Qué representó su muerte?
LO QUE ahora sucede al “hombre rico” es lo contrario al favor recibido por Lázaro. Lucas 16:22, 23 nos dice: “También murió el hombre rico y fué enterrado. Y en Hades él levantó sus ojos, existiendo en tormentos, y vió de lejos a Abrahán y a Lázaro en la posición del seno con él.” (NM) La muerte del “hombre rico” no quiso decir la muerte física de ningún miembro de esa clase. Representó su muerte en cuanto a la posición privilegiada y ventajosa que ellos habían gozado hasta ese entonces y en la cual habían tratado a la clase de Lázaro como si éstos fuesen mendigos enfermos y despreciados. Entonces ¿cuándo y cómo murió y fué enterrada la clase del “hombre rico”?
2, 3. (a) ¿Cuándo murió la clase del “hombre rico”? (b) ¿Cómo les quitó Jesús su lino y púrpura y arruinó su mesa?
2 Fué al mismo tiempo que experimentó su cambio de condición o mejoramiento la clase de Lázaro. Lo que obró para remover la condición desventajosa de la clase pobre también obró para causar la muerte de la clase del “hombre rico” en cuanto a sus privilegios especiales supuestamente en el favor de Dios. Esto sucedió cuando vino Juan el Bautista predicando el arrepentimiento porque se había acercado el reino de Dios. Él dirigió a la gente hacia Jesús como el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, el Ungido, el Cristo. Juan expuso su justificación de sí mismos y los llamó “descendientes de víboras” y les manifestó que estaban en peligro de ser bautizados con destrucción en la ardiente ira venidera de Dios contra Israel. Ellos necesitaban arrepentimiento del mismo modo que lo necesitaba la pobre gente pecaminosa que estaba condenada por la ley de Moisés. No deberían pensar que ellos eran la prometida “simiente de Abrahán” debido a su descendencia natural de ese fiel hebreo.—Mat. 3:7-12, NM.
3 Pero Jesús mismo fué todavía más mortífero para con la clase del “hombre rico” vestida en su lino y ropa púrpura y en su mesa suntuosa. Declarándose ser justos, en un tiempo parecían elevados a la vista de la clase de Lázaro, pero de hecho eran repugnantes a la vista de Dios. Jesús los expuso como tales delante de la clase de Lázaro. (Luc. 16:15, NM) Así él les quitó su lino de justicia propia. Los desnudó de sus pretensiones purpúreas de realeza en el reino de Dios cuando declaró que las rameras, los pecadores y los recaudadores de impuestos de la clase mendicante iban por delante de ellos al Reino. Concluyó esto con el terrible juicio: “El reino de Dios será quitado de ustedes y dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43, NM) Echó a perder su mesa religiosa cuando se apartó de ellos y encomendó los misterios del Reino y el privilegio de predicar el Reino a los pobres de la clase de Lázaro y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los niños. . . . Vengan a mí, todos ustedes que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es bondadoso y mi carga liviana.” (Mat. 11:25-30 y Luc. 10:21-24, NM) Cuando la clase del “hombre rico” lo rechazó voluntariamente y procuró su muerte, esto selló su muerte en cuanto a ser personas privilegiadas espiritualmente. Su mesa religiosa llegó a ser para ellos una trampa y su banquete un lazo.—Rom. 11:7-9.
4. ¿Describe la parábola que Lázaro fué enterrado a su muerte y que fué al infierno? ¿Por qué?
4 Ya hemos observado que la parábola no dice que Lázaro fué enterrado y que fué al infierno, Hades o Sheol. Pero sí dice que “murió el hombre rico y fué enterrado” y que se encontró “en Hades”. Su muerte fué certificada abiertamente aquel día de Pentecostés diez días después que Jesús ascendió al cielo para presentarse en la presencia de Dios con el valor de su sacrificio humano. Entonces el espíritu santo fué derramado sobre los primeros miembros de la clase de Lázaro. El espíritu fué evidencia de que Dios los había aceptado y que la justicia de Cristo se había imputado a ellos y que habían llegado a ser herederos del reino de Dios. Ese día de Pentecostés el alimento espiritual que recibió la pobre gente concerniente a su reino por medio de Cristo no cayó de la mesa del “hombre rico”. No; vino por medio de los discípulos que habían sido llevados a la “posición del seno de Abrahán”. Allí Pedro, y no la clase del “hombre rico”, empezó a usar las “llaves del reino de los cielos”. Unos 3,000 judíos se dirigieron a la mesa del Abrahán Mayor y fueron bautizados y recibieron el espíritu derramado. Así los de la clase de Lázaro empezaron a ser levantados de su inercia en transgresiones y a sentarse “juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús”. (Hech. 2:1-42; Mat. 16:19; Efe. 2:1-6, NM) Entonces, ¿cómo podría la parábola describir a Lázaro como estando en Hades, Sheol, infierno, o en la sepultura común de la humanidad? No podía hacerlo.
5. ¿De qué manera estaba muerta la clase del “hombre rico” y todavía viviendo?
5 Pero en cuanto a la clase del “hombre rico”: Por haber rehusado a Jesús y por haberse apegado testarudamente a las obras de la Ley para justificarse para vida, ellos se probaron ser maldecidos por la Ley. De manera que murieron al privilegio de estar asociados con Jesucristo como la Simiente prometida de Abrahán. Hasta que llegó su muerte física ellos siguieron viviendo en la carne, así como las mujeres callejeras de quienes escribió el apóstol: “La que se entrega a la gratificación sensual está muerta aunque esté viviendo.” (1 Tim. 5:6, NM) La Ley a la cual ellos se apegaron probó ser muerte para ellos, porque los condenó a la muerte como pecadores malditos. (Rom. 7:9-11) Siguiendo su vida en la carne, aunque a los ojos de Dios estaban muertos, ellos podían ver lo que sucedía con la clase de Lázaro y debido a eso podían ser afligidos.a
6. ¿Cuándo fué enterrada la clase del “hombre rico” en aquel entonces?
6 En cuanto a lo que concierne a los judíos, el “hombre rico” fué enterrado tres años y medio después de Pentecostés. ¿Por qué en ese entonces a más tardar? Porque entonces se predicaron las buenas nuevas del reino de Dios por primera vez a los gentiles incircuncisos despreciados, en la casa del centurión italiano Cornelio. La clase del “hombre rico” entre los judíos no fué quien hizo la predicación. No; ellos no fueron quienes dieron prueba de ser una bendición a todas las naciones de la tierra en armonía con la promesa de Jehová a Abrahán. El que predicó a Cornelio fué un miembro de la despreciada clase de Lázaro, el apóstol Pedro que estaba equipado con las “llaves del reino”. (Hech. 10:1 a 11:18) La clase del “hombre rico” no tenía ningún mensaje dador de vida y estaba inactiva en el servicio de Dios, y por esto estaba como muerta y enterrada.
7. Si el infierno es el sepulcro, ¿cómo es que se representa como hablando allí?
7 Pero, preguntará usted, ¿cómo es que se representa al hombre rico como hablando en el infierno si nada más es la sepultura común de la humanidad? Porque ésta es una parábola. Por esto la muerte, el ser enterrado y el estar en el infierno se usan sólo de una manera simbólica. Este hecho manifiesta que es una parábola, porque si la clase del “hombre rico” realmente estuviera en el infierno de la Biblia, no pudiera hablar ni ver cosa alguna. “Sean avergonzados los inicuos, y estén callados en el sepulcro [Sheol (margen)]”—” Estén silenciosos en el sepulcro” (VA)—” sean conducidos al infierno” (Scío). Así dice el Salmo 31:17. (Sal. 30:18, Scío) Y en Eclesiastés 9:5, 10 leemos: “Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben ya, . . . Todo cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus fuerzas; porque no hay obra, ni empresa, ni ciencia, ni sabiduría en el sepulcro [Sheol (margen)—en el infierno (Dy)] adonde vas.” Si uno está en la condición como Sheol, el infierno o el sepulcro, no está activo en el servicio de Dios ni está aprendiendo algo de la verdad. Así se encuentra la clase del “hombre rico” y puede ver el cambio que experimenta la clase de Lázaro y puede hablar y rezongar. Es como cuando el salmista dijo de sí mismo con desaliento: “Mi vida se va llegando a la sepultura. Soy contado con los que descienden al hoyo; soy como hombre sin fuerza: ¡postrado entre los muertos, como los pasados a cuchillo que duermen en el sepulcro; de quienes no te acuerdas ya, y que son cortados por tu mano! ¡Me has puesto en un hoyo profundo; en tinieblas, en honduras! ¡Sobre mí ha descendido tu ira!”—Sal. 88:3-7.
COMO EN TORMENTOS
8. ¿No prueba el hecho de que estaba “existiendo en tormentos” que hay fuego y tormento de almas conscientes en el infierno? ¿Por qué?
8 Pero si el Hades, Sheol o infierno es el sepulcro común de la humanidad, donde no hay sensación, conocimiento ni actividad, ¿cómo es que la parábola dice del hombre rico en el Hades que estaba “existiendo en tormentos”? En el siguiente versículo él dice que esto se debe a un “fuego ardiente”. ¿No manifiesta esto que hay fuego y tormento ardiente de almas humanas conscientes en el Hades, Sheol o el infierno? De ninguna manera. Esta es una parábola, y Sheol o Hades se usan para representar la condición de la clase del “hombre rico” mientras que todavía está entre nosotros aquí sobre la tierra. De manera que esta clase puede representarse como estando en Sheol o Hades o en el infierno y al mismo tiempo como existiendo en tormentos debido a un fuego ardiente. No se podía representar al hombre rico como estando en el Gehena, porque entonces no podría representarse como hablando, puesto que el Gehena o “lago de fuego que arde con azufre” simboliza la “muerte segunda”, la completa destrucción de la cual no hay resurrección.—Apo. 19:20; 20:14. Véase la nota al pie de la página.b
ABRAHÁN VISTO DE LEJOS
9. ¿Qué vió el hombre rico de lejos? ¿Qué quiso decir esto para él?
9 Los de la clase del “hombre rico”, aunque estaban viviendo en su reino religioso, estaban muertos para con Dios y estaban como enterrados en Hades o en el infierno en lo que concierne a su servicio activo. Por esta razón podían representarse como estando muertos y enterrados en Hades o en el sepulcro y sin embargo estar vivos y poder levantar los ojos y ver de lejos y también sentir tormento. Lo que el hombre rico vió contribuyó a su tormento: “vió de lejos a Abrahán y a Lázaro en la posición del seno con él.” Eso quiere decir que los de la clase del “hombre rico” vieron que ellos no estaban recibiendo la bendición como la simiente natural de Abrahán. Vieron al Abrahán Mayor, a Jehová Dios, lejos de ellos y que su favor se estaba dando al resto judío y a los gentiles que creían en Jesús y que le seguían. Lejos de ser la simiente prometida de Abrahán para proveer una bendición a todas las familias y naciones de la tierra, ellos eran más bien una maldición. Dijo Pablo: “Ellos no están agradando a Dios, sino que están en contra de los intereses de todos los hombres, puesto que tratan de impedir que hablemos a las naciones para que éstas puedan ser salvadas, con el resultado de que ellos siempre están colmando la medida de sus pecados.” (1 Tes. 2:15, 16, NM) Tanto Pablo como Bernabé dijeron a éstos: “Fué necesario que la palabra de Dios se hablara primeramente a ustedes. Siendo que la están empujando lejos de ustedes y no se juzgan dignos de vida eterna, ¡miren! nos dirigimos a las naciones. De hecho, Jehová nos ha impuesto el mandato con estas palabras, ‘Te he designado como luz de las naciones, para que seas una salvación hasta la parte más distante de la tierra.’”—Hech. 13:46, 47, NM.
10. ¿Qué quiso decir para la clase de Lázaro el estar en la posición del seno? ¿Qué quiso decir para la clase del “hombre rico” el no estar allí?
10 De manera que ven a la clase de Lázaro en la posición del seno de Abrahán, y por esto en una comida o banquete con Abrahán, junto con él en el lecho principal, dando a entender que gozan de su amor y favor especiales. (Juan 13:23, 25; Deu. 13:6; 28:54, 56; 2 Sam. 12:3, 8; Miq. 7:5) Esto significa que ellos gozan el favor íntimo del Abrahán Mayor, Jehová Dios, y que tienen compañerismo con él. Han sido adoptados como hijos de Dios para estar asociados con Jesucristo, la verdadera Simiente de Abrahán, y por esto están banqueteando a la “mesa de Jehová” participando de los misterios y las verdades del Reino y de la adoración pura y servicio de Dios. (1 Juan 1:3, 7; Juan 4:34; Sant. 1:27) Pero la clase del “hombre rico” está fuera de todo este favor, lejos de él. La clase de Lázaro es parecida a Isaac, el hijo de Abrahán por su esposa amada Sara, el hijo que fué hecho el heredero de Abrahán. Tal como dijo Jehová Dios: “Es en Isaac que será llamada tu simiente.” (Rom. 9:7; Gál. 4:28, NM) Pero la clase del “hombre rico” se parece a Ismael, el hijo de Abrahán por su esclava Agar. Dios rechazó a Ismael como la simiente y por esto fué desechado y despedido para que no amenazara la vida de Isaac. Por esto, aunque los de la clase del “hombre rico” eran los descendientes naturales de Abrahán, fueron desechados del favor de Dios. De manera que persiguen a la clase de Lázaro con envidia y para vengarse, así como hizo Ismael.—Gál. 4:22-30, NM.
11, 12. ¿Cómo estaban en tormentos en el día de Jesús? ¿Cómo en los días apostólicos?
11 Con razón está en tormentos la clase del “hombre rico”. En el día de Jesús fueron atormentados por su mensaje. Después que expuso sus tradiciones y preceptos religiosos como contrarios a la Palabra y mandamientos de Dios, los discípulos le dijeron: “¿Sabe usted que los fariseos tropezaron al oír lo que usted dijo?” Cuando él pronunció ayes contra ellos debido a su hipocresía religiosa y justificación de sí mismos, uno de ellos dijo: “Maestro, al decir estas cosas usted también nos insulta a nosotros.” Esto no silenció a Jesús, sino que siguió adelante y les dijo que ellos habían quitado de la gente la llave de conocimiento. Atormentados por el informe de que Jesús estaba enseñando en el templo, ellos despacharon a unos oficiales para arrestarlo, pero los oficiales rehusaron hacerlo y regresaron con esta confesión atormentadora: “Jamás ha hablado otro hombre como éste.” Cuando contó su parábola de la viña y ellos se dieron cuenta de que los asesinos en ella se referían a ellos, trataron de apoderarse de él en su angustia mental, pero no lo hicieron, porque temían a la gente que estaba allí.—Mat. 15:12-14; Luc. 11:45; Juan 7:32, 45, 46; Mat. 21:45, 46, NM.
12 Con el fin de reducir su tormento, ellos por fin causaron su muerte. Pero sus tormentos sólo fueron renovados por medio de la clase de Lázaro desde el Pentecostés en adelante. Por ejemplo, los sacerdotes, los capitanes del templo y los saduceos fueron molestados cuando Pedro y Juan instruyeron a la gente en el templo acerca de Jesús y su resurrección. Pero los arrestos y el encarcelamiento no asustaron ni silenciaron a los apóstoles. Ellos se hicieron más denodados y la predicación en Jerusalén fué intensificada, exasperando a los caudillos religiosos aun más. El testimonio que dió Esteban delante de ellos hizo que sintieran su herida hasta el corazón. Crujiendo los dientes y chillando se tiraron sobre él en masa, lo echaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. Saulo de Tarso, quien presenció todo esto, impulsó una persecución rabiosa contra los cristianos de la clase de Lázaro. Estando extremadamente enojado contra ellos, él respiró amenazas y muerte contra ellos. Pero para él fué como el rebelarse un buey contra la aguijada y recibir aguijonazos profundos. Cuando Saulo cambió y llegó a ser el apóstol Pablo y él y Bernabé predicaron a grandes multitudes de personas, los guías religiosos se llenaron de celos y blasfemamente contradecían lo que éstos declaraban a la gente, y luego los persiguieron porque se dirigieron con el mensaje a los que no eran judíos. Son muchos y repetidos los informes de alborotos que éstos incitaron contra Pablo y sus compañeros misioneros. ¡En qué tormentos se hallaban! ¡Cómo les ardía y chamuscaba el calor del mensaje ardiente de denuncia y exposición!c
CONTRAPARTE MODERNA
13, 14. ¿Quiénes se han portado como la contraparte moderna del hombre rico?
13 Los oficiales y guías religiosos de los judíos que formaban la clase del “hombre rico” en aquel primer siglo encuentran su contraparte moderna en el clero y guías religiosos y en los sostenedores de la cristiandad de este día. Estos representan a los sistemas que se han atrincherado entre la sociedad humana, sistemas muy antiguos y que tienen tradiciones muy viejas. De manera que con su riqueza e influencia para con los gobernantes de este mundo, ellos se han arrogado un lugar de mucha prominencia, respeto, influencia y poder sobre la gente. Por fuera han dado a los hombres la apariencia de ser muy justos y sacrosantos, de manera que toda crítica de ellos ha parecido ser sacrilegio, blasfemia e irreligiosidad. Ellos se han gloriado en el favor de los ricos y de los gobernantes y han ejercido gran influencia política. Se han apropiado para sí mismos las promesas del Reino mencionadas en la Palabra de Dios y se han imaginado que son los primeros en el favor de Dios, el Abrahán Mayor, y que por medio de ellos se habrá de establecer el reino de Dios sobre la tierra. Se han esforzado por obtener ventajas educativas, sociales y políticas y han despreciado a la gente común como siendo el laico, sin letras y enteramente dependiente del clero educado con sus títulos y de sus sistemas religiosos para información bíblica.
14 Han dado a la gente muy poco de la Palabra y servicio de Dios y la han engañado con sus tradiciones sectarias y sus filosofías paganas, abandonándola en su hambre espiritual y enfermedad ulcerosa. Han quitado la llave del conocimiento que abre el entendimiento de la Palabra de Dios. Han apartado a la gente lejos del reino de Dios como el único remedio para la humanidad y la han dirigido hacia los proyectos políticos e ideas de los gobernantes mundanos y han bendecido su participación en los combates sanguinarios de las naciones. En este fin del mundo ellos no tienen un mensaje salvador para la gente afligida, sino que la dejan espiritualmente pobre, hambrienta y enferma con sólo una triste y desamparada Sociedad de las Naciones u organización de Naciones Unidas como su mejor y única esperanza para la paz, estabilidad y prosperidad del mundo.
15. ¿Cómo se manifiesta que están muertos y enterrados?
15 Espiritualmente estos religiosos ahora están en un estado muerto semejante al “hombre rico” de la parábola. Ciertamente no están vivos o despiertos al hecho de que los “tiempos señalados de las naciones” terminaron en 1914 (d. de J.C.) y que el reino de Dios entonces fué puesto en poder sobre la tierra con la Simiente prometida de Abrahán, Cristo Jesús, en el trono. Menosprecian al resto de la clase de Lázaro, los testigos modernos de Jehová, porque éstos predican ese mensaje. Debido a la señal que marca la consumación de este sistema de cosas y la presencia o parusía de Jesucristo en el poder del Reino, ellos deberían haber creído el mensaje, por lo menos a fines de la Guerra Mundial I en 1918. Sin embargo no despertaron a la vida y actividad para aceptar ese mensaje del Reino y proclamarlo a la humanidad. El resto de la clase de Lázaro hizo esto después que se recobró de las opresiones causadas por sus enemigos durante esa guerra mundial. Ellos se reorganizaron en 1919 y vivamente se hicieron más y más activos en predicar “estas buenas nuevas del Reino” a todas las naciones para un testimonio antes que llegue el fin de este mundo en el Armagedón. Pero la clase religiosa del “hombre rico” desdeñaron el significado de los acontecimientos mundiales. Rechazaron el mensaje llevado por la clase moderna de “Lázaro” y buscaron refugio en un substituto humano por el Reino, en esa cosa inútil llamada la Sociedad de las Naciones. De modo que no manifestaron ninguna actividad para proclamar o adelantar el Reino. Manifestaron que estaban muertos y enterrados para con Dios; y el juicio de él, escrito en su Palabra de antemano, declara que están en esa condición.
BUSCANDO LA TEOCRACIA
16. ¿Cuándo llega a su culminación Lucas 13:27-30? ¿Quiénes son los que vienen?
16 Por toda la era cristiana la profecía de Lucas 13:27-30 ha estado progresando hacia su culminación ahora. En esa profecía Jesús habló del tiempo cuando la puerta sería cerrada en la cara de personas que en un tiempo habían gozado de privilegios religiosos y dijo: “Él hablará y les dirá: ‘No sé de donde son ustedes. ¡Apártense de mí, todos ustedes obradores de injusticia!’ Allí es donde será su lloro y el crujir de sus dientes, cuando vean a Abrahán y a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes mismos echados fuera. Además, vendrán personas de las partes orientales y occidentales, y del norte y del sur, y se reclinarán en la mesa en el reino de Dios. Y, ¡miren! hay aquellos últimos que serán primeros, y hay aquellos primeros que serán últimos.” (NM) Después de que Jerusalén fué destruída por los ejércitos imperiales de Roma en 70 d. de J.C., los que vinieron del oriente, occidente, norte y sur por la mayor parte no fueron judíos sino gentiles de todas las naciones alcanzadas por las buenas nuevas.
17. ¿Qué quiere decir ver a Abrahán, Isaac, Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios?
17 En nuestro número anterior de La Atalaya nos dimos cuenta de como Abrahán, cuyo nombre significa “Padre de una multitud”, representó a Jehová Dios, el Padre de la Simiente prometida de Abrahán. El hijo de Abrahán, Isaac, que fué ofrecido en sacrificio, representó al Hijo de Dios, Jesucristo, que cumple principalmente el papel de la Simiente de Abrahán para la bendición de toda la humanidad. Jacob, el hijo de Isaac y nieto de Abrahán, representó a la congregación de los seguidores de Cristo, porque Dios los adopta como sus hijos espirituales y los hace parte de la simiente prometida de Abrahán. El nombre de Jacob fué cambiado a Israel; y ellos son israelitas espirituales, “el Israel de Dios.” (Gál. 4:28; 3:26-29; 6:16, NM) La expresión “todos los profetas” también representa a la congregación del Israel espiritual, los miembros del “cuerpo de Cristo”. En las profecías esos profetas antiguos se usaron para prefigurar a estos cristianos engendrados del espíritu y para pronosticar el papel que desempeñarían o sea el curso de acción que éstos seguirían. De modo que todos juntos, Abrahán, Isaac, Jacob y todos los profetas representan al Gobierno Teocrático. Ver a éstos “en el reino de Dios” quiere decir que vemos con el ojo del entendimiento que Jehová, Jesucristo y su congregación de seguidores engendrados del espíritu forman el reino de Dios y que son los que están en ese reino celestial.
18. Por esto ¿qué quiere decir venir y reclinarse con ellos en el Reino?
18 Por esto cuando vienen personas de todas las direcciones y se reclinan a la mesa en ese reino, quiere decir que estos creyentes son tomados dentro de la clase de los coherederos del Reino y que están participando de las verdades y privilegios del Reino en la “mesa de Jehová”. De modo que no es necesario esperar hasta que Abrahán, Isaac, Jacob y todos los profetas sean resucitados de entre los muertos para que nosotros veamos esta profecía cumplida.
[Notas]
a La Biblia católica por Torres Amat lee: “Murió también el rico, y fué sepultado en el infierno.” La Vulgata Latina y la traducción de la Confraternidad Católica Romana (en inglés) de 1941 leen de una manera parecida. La Versión Católica en inglés por el monseñor R. A. Knox lee: “El hombre rico murió también, y halló su sepultura en el infierno.” (Luc. 16:22) Estas lecturas, que declaran que el hombre encuentra su sepulcro en el infierno, prueban lo que manifiesta todo el resto de la Biblia, a saber, que el infierno de la Biblia es el sepulcro común de la humanidad, la sepultura, la región de los muertos, no de los vi vos. Esto se corrobora por el Apocalipsis 20:13, 14: “Y la muerte y el infierno entregaron los muertos que tenían dentro, . . . Entonces el infierno y la muerte fueran lanzados en el estanque de fuego. Esta es la muerte segunda, y eterna.” (Apo. 20:13, 14, TA; Va) En este lugar la traducción católica de 1947 por Eloíno Nácar y Rvdo. Alberto Colunga, lee: “Y asimismo la muerte y el infierno entregaron los que tenían, . . . La muerte y el infierno fueron arrojados al estanque de fuego: ésta es la segunda muerte, el estanque de fuego.” Mediante esta comparación de las mismas autoridades católicas queda probado que el infierno de la Biblia es el sepulcro común de la humanidad, sin tener nosotros que ofrecer ningún argumento sobre el tema.
Una comparación más extensa hecha por cualquier persona honrada y valiente le manifestará que donde la Versión Torres Amat lee “infierno” en las Escrituras hebreas, la versión Moderna lee “sepulcro”. La Versión Normal Americana manifiesta que en todos estos lugares la palabra hebrea original es “Sheol”, entre tanto que la Versión Griega de los Setenta usa la palabra “Hades”. Ningún chillador de un infierno ardiente puede confutar esto. Ahora podrá usted entender por qué dice Amós 9:2: “Cavaren hasta adentro del infierno.”
b Nadie puede citar el Salmo 114:3 (TA) como prueba de que hay tormento de almas en Sheol, Hades o en el infierno, aunque éste lee: “Cercáronme mortales angustias, me embistieron los horrores del infierno, o sepulcro. Me hallé en medio de la tribulación y del dolor.” En este lugar otras versiones de la Biblia leen: “angustias de Sheol” (Sal. 116:3, margen); “tormentos de Sheol” (UTA); “peligros de infierno” (Sal. 114:3, Scío); y la traducción por Nácar-Colunga lee: “ansiedades del sepulcro.” (Sal. 116:3, NC) Las angustias, los tormentos, no estaban en Sheol o en el infierno mismo; sino que el salmista estaba en peligro y en terror de ir al Sheol, infierno o sepulcro. El salmista aquí prefiguró a Jesucristo en su agonía en el jardín de Getsemaní la noche que fué traicionado. ¿Estaba Jesús en peligro de angustias o tormentos en el infierno? No; él era el principal de los santos o leales de Dios, y merecía la bondad misericordiosa de Dios. (Sal. 15:10, Scío; 2 Sam. 22:6, Va) Jesús fué al infierno, pero no a un tormento eterno en fuego y azufre literales en el centro de la tierra. Su alma o vida no fué dejada en el infierno, sino que fué resucitada del infierno al tercer día después de su muerte.
Eso explica por qué el profético salmo 116 continúa diciendo: “E invoqué el nombre de Jehová, diciendo: ¡Ruégote, oh Jehová, que libres mi alma! ¡Vuelve a tu descanso, oh alma mía, porque Jehová se ha portado bondadosamente contigo! Pues tú, oh Señor, has librado mi alma de la muerte [no, del tormento eterno], mis ojos de las lágrimas, y mis pies de la caída. Preciosa a los ojos de Jehová es la muerte de sus santos.” (Sal. 116:4, 7, 8, 15) Así como Jonás salió del “infierno”, las entrañas del pez, al tercer día, asimismo Jesús salió del infierno literal de la Biblia. Jonás, en las entrañas del pez, no prefiguró a Jesús en algún tormento en el infierno. (Jonás 2:1-3) La “señal de Jonás” que Jesús dijo se daría a los israelitas, incluyendo a la clase del “hombre rico”, fué la propia resurrección de Jesús de la muerte y del infierno al tercer día. Mat. 12:38-41; 16:1-4.
La verdad armoniosa de la Biblia por lo tanto permanece sin contradicción, inmovible, que Sheol, Hades, o el infierno, es el sepulcro común de la humanidad y que no hay tormento ardiente de almas humanas en él.
c Hech. 4:1-3; 5:17, 18, 24, 25; 7:54-58; 26:9-14; 13:45, 50; 17:5, 6, 13; 18:12,13; 21:27-32, 35; 22:22, 23; 1 Tes. 2:15, 16.