El origen divino del matrimonio
“Por lo tanto, lo que Dios ha unido que ningún hombre lo separe.”—Mat. l9:6, NM.
1. (a) ¿Qué es el matrimonio? (b) ¿Quién es su parte principal, quién o qué puede ser la parte menor, y quién fué el primero que pensó en el matrimonio?
EL MATRIMONIO es una unión íntima entre dos partes. La parte principal del matrimonio se llama el esposo. La otra parte o la parte menor de él se llama la esposa. La parte menor o esposa puede ser una sola persona o individuo o también puede ser una organización compuesta de dos o más personas. Pero la organización, a causa de componerse de varias personas, no forma varias esposas; sólo es una esposa en forma de organización, porque todos los miembros de la organización se hallan en una unión con el único esposo. La idea maravillosa de estar casado con una esposa, ya sea como una persona sola o como una organización, no la concibió ni la proyectó el hombre ni alguno de los animales inferiores al hombre y que existieron antes del hombre. El Creador fué el primero que pensó en el matrimonio y él fué quien lo estableció, el Hacedor del hombre y de los animales y plantas que se aparean. Ese Creador o Hacedor es Dios, el productor de todo el universo visible e invisible.
2, 3. (a) ¿Con qué palabras reconoce fielmente Dios las obligaciones matrimoniales? (b) ¿A quién fueron dirigidas realmente estas palabras?
2 El Creador fielmente confiesa una relación de matrimonio. Él mismo se nombra como una parte en un matrimonio. Hace que haya un registro de ello, poniéndolo por escrito. Jura efectuar las obligaciones apropiadas del matrimonio y hacerlo fructífero con hijos. Este asombroso registro dice: “Marido [boel, o dueño] tuyo es tu Hacedor, Jehová de los Ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el Santo de Israel: Dios de toda la tierra será llamado. Porque Jehová te ha vuelto a llamar como a una mujer dejada, y afligida de espíritu; y como a una mujer, casada joven, cuando haya sido desechada, dice tu Dios. . . . Pues esto para mí es semejante a las aguas de Noé: porque de la manera que he jurado que las aguas de Noé no hayan más de pasar sobre la tierra, asimismo he jurado que no me airaré más contigo, ni te reprenderé. Porque las montañas se alejarán, y los collados serán removidos; pero mi compasión no se alejará de ti, ni será removido mi pacto de paz, dice Jehová que se compadece de ti. . . . Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y grande será la paz de tus hijos.”—Isa. 54:5-13.
3 Estas palabras fueron dichas por boca del profeta Isaías o escritas por su mano en la antigua ciudad de Jerusalén o cerca de ella. Pero las palabras fueron inspiradas o espiradas en el profeta por Jehová Dios desde el cielo y realmente fueron dirigidas a una persona semejante a esposa o a alguna organización semejante a esposa en el cielo. Las palabras fueron dichas no sólo para provecho de esta esposa, sino también para provecho de sus hijos sobre la tierra. ¿Quién o qué es esta esposa? Uno de sus hijos, el profeta cristiano Pablo, escribe a otros hijos cristianos de ella y dice: “La Jerusalén de hoy día . . . está en esclavitud con sus hijos. Pero la Jerusalén que está arriba es libre, y ella es nuestra madre.” Entonces cita de las propias palabras de Dios dirigidas a ella en el mismísimo capítulo de la profecía de Isaías. Al fin Pablo termina dando su prueba de que ellos son hijos de la esposa o “mujer” celestial de Dios al decir: “Por lo tanto, hermanos, somos hijos, no de una sierva, sino de la mujer libre. Para tal libertad Cristo nos libertó. Por lo tanto manténganse firmes, y no se dejen restringir otra vez en el yugo de esclavitud.”—Gál. 4:25 a 5:1, NM.
4. ¿Qué fué la Jerusalén o Sión terrestre, y de qué se compone la Jerusalén celestial?
4 La Jerusalén terrestre de la cual escribió Pablo hace diecinueve siglos fué destruída más tarde, pero era una ciudad con más de un millón de personas en ella cuando fué destruída. Fué una organización de ciudad. La ‘Jerusalén libre que está arriba’ también es una organización. La Jerusalén terrestre esclavizada también solía llamarse Sión, por el nombre de una de sus colinas. La “Jerusalén que está arriba” también se llama Sión en la propia Palabra de Dios, la Santa Biblia. La Sión celestial jamás será destruída, porque Jehová ha jurado que su bondad amorosa hacia ella jamás se apartará, ni su pacto de paz será removido. Su esposa o mujer celestial, la “Jerusalén que está arriba,” es la organización celestial, invisible, que está por todo el universo, su organización universal. Él es el Hacedor de su esposa o mujer, y por eso su organización universal se compone de todas sus criaturas celestiales que están en ella. Están sujetas a él, su Creador, y están unidas a él como organización en una unión santa que jamás terminará.
5. ¿Qué dice la Biblia acerca de la existencia de Jehová?
5 Antes de que Jehová comenzara a crear su organización universal estaba completamente solo en el espacio infinito. Antes de que esta organización celestial existiera él era Dios, un Ser eterno, por consiguiente sin comienzo así como será sin fin, siempre bendito. Sin exageración David el rey de Israel pudo orar: “¡Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad!” (Sal. 41:13, AN) El profeta Moisés, que escribió el relato de la creación de la tierra, pudo decir a Jehová Dios: “¡Antes que naciesen las montañas, o tú produjeras la tierra y el mundo, y desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios!”—Sal. 90:2.
6. (a) ¿Por qué no sintió Dios la necesidad de un a esposa? (b) Entonces, ¿por qué creó?
6 ¿Necesitó él alguna vez una esposa o una organización viva que estuviera en unión santa con él? ¡No! ¿Sintió alguna vez la necesidad de tener tal esposa? ¡No! ¿Era bueno que él estuviera solo? Sí. Todo lo que le proporcionaba placer y felicidad estaba en él mismo; no sentía ninguna necesidad de ninguna clase, y el estar enteramente solo jamás le hizo daño o lo llenó de soledad. El estar solo desde la eternidad jamás lo echó a perder, jamás lo hizo egocéntrico o introverso y jamás lo puso de tal modo que no pudiera comenzar a disfrutar de la compañía de criaturas. No necesitaba una esposa que le ayudara a producir hijos. La fuerza creativa completa estaba toda en él. Ninguna esposa exigió tener prole por medio de él o lo obligó a darle prole. ¿Por qué, entonces, después de estar solo desde la eternidad comenzó a crear? Porque él es amor. Vió la manera de expresar su amor y dejar que las criaturas disfrutaran de Su amor. Y por eso, no siendo inducido por nada exterior, sino siendo movido por su propio amor perfecto, él mismo se determinó a crear. Sus criaturas celestiales saben este hecho ahora, porque le dicen: “Tú eres digno, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y debido a tu voluntad existieron y fueron creadas.”—Apo. 4:11, NM; Delitzsch.
CREANDO UNA ESPOSA
7, 8. (a) ¿Quién fué el primero en ser creado por Dios, y de qué maneras fué él el primero y el último? (b) ¿Cuál fué la relación de éste con Dios, y por qué?
7 El primero en ser creado por el Todopoderoso Dios Jehová habla por sí mismo, identificándosenos, de modo que no hay ningún misterio. Él es aquel que una vez estuvo aquí sobre la tierra hace mil novecientos años y que ahora es conocido como Jesucristo. Hablando desde el cielo en una visión a su apóstol amado Juan, quien estaba sobre la tierra, él dijo: “Yo soy el Primero [el Primogénito, Manuscrito Alejandrino] y el Último, y el viviente; y llegué a estar muerto, pero ¡mira! yo vivo para siempre jamás, . . . Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios.” (Apo. 1:17, 18; 3:14, NM) ¿“El Primero y el Último,” y “el principio de la creación por Dios”? Sí. Él fué el “Primero” a quien el solo Dios Jehová creó por sí mismo, sin ayuda. Él también fué el “Último” a quien Jehová Dios creó sin usar a nadie más para ello. De esta manera él fué el principio de la creación de Dios, no el principiador de la creación de Dios. Esta primera criatura de Dios llegó a ser un hombre y murió como sacrificio humano y fué levantado de entre los muertos y volvió al cielo. De modo que también fué el primero que fué levantado por el poder directo de Dios y sin ayuda y es el último que ha de ser levantado así, porque Dios ahora usa a éste para resucitar a todos los otros muertos que están en los sepulcros. De este modo él fué el principio de una “nueva creación” de Dios.—2 Cor. 5:17, margen.
8 Después de dar existencia a esta primera criatura, el Todopoderoso Dios lo habilitó y lo usó para dar existencia a todas las otras criaturas. (Juan 1:2, 3; Col. 1:15-18) Bien, entonces ¿fué esta primera criatura la esposa celestial de Dios porque Dios lo usó como su agente o instrumento para crear todas las otras cosas? ¡No! Él era el Hijo de Dios, y lo fué de una manera no compartida por ninguna otra criatura. Él fué el “Hijo unigénito” de Dios porque fué el primero y el único a quien Dios dió vida directamente, no usando ningún conducto. (Juan 3:16; 5:26; 6:57) Como Hijo y colaborador era uno con Dios, jamás actuaba de modo contrario a Dios. Por eso él dijo una vez: “Yo y el Padre somos uno.” (Juan 10:30) A causa de ser uno con su Padre celestial él siempre estuvo sujeto a él y jamás se rebeló contra la voluntad de su Padre.
9. ¿Cómo vino a la existencia la organización de Dios, y en qué sentido se casó Dios con ella?
9 Por tiempo desconocido el Padre y su Hijo unigénito estuvieron juntos, hallando pleno placer en su compañerismo. Entonces su Padre Jehová determinó usarlo para crear otras criaturas en el cielo. De acuerdo con esto esta obra creativa unida prosiguió y a medida que transcurrió el tiempo fué creada una gran hueste de ángeles, todos ellos hijos de Dios porque de él brotó el poder de la vida, de modo que con él está la “fuente de la vida.” (Sal. 36:10, NC) Jehová Dios se dirigió a todos éstos por medio de su Hijo unigénito, haciéndolo así “la Palabra de Dios” o vocero de Dios para todos los otros hijos. Llegaron a ser la familia celestial de Dios y Dios los organizó a todos ellos bajo su Hijo unigénito, para que todos juntos pudieran hacer la voluntad del gran Creador, cada uno haciendo su parte asignada, colaborando sin fricción con los demás y colaborando con el Creador, su Padre espiritual. De esa manera, después de crear a todos estos hijos espirituales, Dios los hizo una organización, su organización celestial universal, porque ella vive y funciona a través del universo. Él casó a esta organización celestial universal con él mismo, enlazándola a él mismo en unión inquebrantable como su colaboradora y ayudadora. Con su fiel Hijo unigénito como el principal en esta organización, Dios estaba seguro de que esta organización esposa se mantendría en unidad con él con devoción y sumisión amorosas. Jehová como Hacedor era su Cabeza y Dios. El llegar a ser ella su organización esposa no la hizo una diosa, una “Reina del Cielo” que más tarde mereciera ser adorada por hombres y mujeres aquí sobre la tierra.—Jer. 44:17-19, 25; 7:18.
10. ¿Cuándo, dónde, y cómo dió existencia Dios a la división de los sexos antes de la creación del hombre, y con qué propósitos?
10 Al debido tiempo la organización esposa de Jehová tuvo el grato privilegio de ver puesto en acción este principio del matrimonio de una manera nueva, en un lugar nuevo—aquí sobre la tierra. Cuando el Creador por medio de su Hijo unigénito puso los cimientos de esta tierra para sus buenos propósitos, todos estos otros hijos de Dios gritaron en aclamación. En el tercer día creativo de preparar esta tierra les fué intensamente interesante ver la sabiduría de Dios al aparear él ciertas formas de vida vegetal, aun haciendo que algunas plantas se unieran con el fin de reproducir su clase. En el quinto día vieron que Dios creó innumerables clases de peces y animales marinos que fueron apareados con el fin de que reprodujeran sus hijuelos, y luego también muchos géneros de criaturas volátiles y pájaros. La aplicación del principio del matrimonio progresó todavía más en el sexto día creativo cuando Dios hizo que la tierra produjera animales terrestres, silvestres y domésticos y reptantes, “cada uno con su compañera.” (Gén. 1:11-13, 20-25; Isa. 34:15, 16) En estas uniones de vida vegetal y animal se veía el arreglo de macho y hembra trabajando juntos con un propósito común; las facultades de atracción del sexo funcionaban para juntarlos. La palabra “sexo” significa la división de los diversos géneros de criaturas vivientes en formas masculinas y femeninas, y realmente se deriva de la palabra latina que significa “cortar o dividir.” Sin embargo, el propósito de esta división sexual no es el producir una desunión, sino más bien es producir una unión, una combinación de fuerzas para producir un resultado combinado, pues ningún sexo está completo sin el otro, cada sexo está construído de tal manera como para atraer al otro y efectuar cierta función. Algunas formas de vida son asexuales, sin embargo se reproducen.
11. (a) ¿Cuál fué el rasgo coronador de la creación terrestre de Dios y cuándo fué creado éste? (b) ¿Por qué podía él tener en sujeción a los animales inferiores?
11 Por miles de años, desde el tercer día creativo hasta el sexto día creativo, el arreglo del sexo desempeñó una gran parte en hacer que continuara existiendo sobre esta tierra la vida vegetal y animal. Dios vió que todo esto era bueno, pero no era el fin de su propósito tocante a la tierra. Realmente fué preparatorio, y conducía a un rasgo coronador. Los siete mil años del sexto día creativo se estaban acercando a su fin cuando Jehová Dios habló a su Hijo unigénito, a su colaborador en esta obra creativa terrestre. “Y Dios prosiguió y dijo: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, de acuerdo con nuestra semejanza, y que tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal reptante que se arrastra sobre la tierra.’” (Gén. 1:26, NM) Esta criatura llamada “hombre” o Adán había de ser superior a todas las formas precedentes de vida consciente. Lo que hizo al hombre mejor y capaz de tener a estas criaturas inferiores en sujeción era que él fué hecho a la imagen y semejanza de Dios y de su Hijo unigénito, este Hijo mismo siendo “la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación.” (Col. 1:15) Esto fué nuevo para la tierra.
12. ¿Qué clase de lugar preparó Dios para el hombre, y cómo fué creado el hombre?
12 Primero Dios preparó un hogar para esta creación hombre. Como ningún otro cultivador, Dios lo hizo un paraíso, un parque o jardín de buen tamaño, un mejoramiento aun sobre el resto de la tierra fuera de él, donde los animales inferiores vagaban y reproducían su género antes de morir. En una creación separada de ellos, Dios entonces produjo al primer hombre o Adán. “Entonces Jehová Dios procedió a formar al hombre [adam] del polvo de la tierra [adamá] y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente.”—Gén. 2:7, 8, NM.
13. ¿Qué privilegios y obligaciones recibió Adán, y en qué respecto vital fué diferente de los animales inferiores?
13 Desde lo invisible el Creador habló al hombre y le dijo que él había sido creado y colocado en el jardín del Edén “para que lo cultivara y lo cuidara.” Esto sin duda quiso decir el cuidar del “árbol del conocimiento del bien y del mal,” pero al hombre o Adán se le mandó que no comiera de él. El comer de él sería desobedecer a Dios. De modo que sería pecado, y el castigo por tal pecado sería éste: “En el día que comas de él positivamente morirás.” (Gén. 2:15-17, NM) Entonces Dios familiarizó al hombre o Adán con las criaturas volátiles y animales silvestres que él había de tener en sujeción a él, y Dios dejó que él nombrara a cada uno, y el nombre de cada uno se le quedó puesto. Adán inspeccionó con interés a estas criaturas. Él vió que eran de una carne diferente a la suya. Vió cómo se apareaban y tenían relación sexual y cómo producían sus hijuelos, también cómo vivían su duración máxima de vida y morían, dejando tras de ellos su prole, que preservaba su clase. Pero no era necesario que Adán muriera; no era necesario que él produjera prole para mantener en existencia su género, el género humano. Si continuaba adorando fielmente a su Creador como Dios y obedecía todos sus mandamientos, incluyendo aquel que le prohibía comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, podía vivir para siempre y ser el guardián del paraíso y tener siempre en sujeción los animales inferiores.—Gén. 2:19, 20.
MATRIMONIO HUMANO COMIENZA EN PARAÍSO
14-16. (a) ¿Qué falta observó Adán, y qué pudo haber hecho Dios para satisfacer la necesidad de Adán? (b) ¿Cómo suministró Dios lo que le faltaba a Adán, y con qué otro propósito?
14 Adán no sentía ningún deseo de sexo. Como hombre perfecto estaba equilibrado y no dividido en cuanto a sexo. Pero, ¿tendría compañeros semejantes a él? ¿Cómo los conseguiría? Eso estaba abarcado por el propósito de Dios y no le atañía al hombre tratar de aconsejar o dictar a Dios. Pero Dios mismo ni siquiera se había dejado sin criaturas a su propia imagen y semejanza, primero su Hijo unigénito y luego sus otros hijos celestiales, todos los cuales juntos componían su organización esposa. ¿Era su propósito dejar que Adán fuera el único de su género?
15 De todos los animales que Adán nombró no pudo llamar a ninguno de ellos su semejante o Ish (hebreo). Halló que era el único de su género; él tenía que hacer su trabajo completamente solo. No podía conversar con nadie salvo con su Dios o el representante celestial de Dios en la región invisible—una experiencia que para Adán era maravillosa, que satisfacía el alma y era insuperable. Por creación Adán era un “hijo de Dios,” hijo humano. (Luc. 3:38) ¿Estaba satisfecho Dios con sólo un hijo humano de Dios sobre la tierra? Así como Dios había previsto y tenido presciencia de ello, él vió y conoció el estado de cosas que ahora era un hecho verdadero: “para el hombre no se halló un ayudante como complemento de él.” Adán se destacaba como diferente de todos los animales inferiores; él no tenía compañera con la cual reproducir su género. Dios pudo haber producido otros hombres exactamente como él del polvo de la tierra, cada uno separado y distinto de Adán, cada uno siendo una creación inmediata de Dios. Pero eso no se habría asemejado al modelo de vida que se hallaba en otros géneros de criaturas terrestres. Para armonizar con los modelos de vida de esas formas de vida terrestre y para cumplir el propósito de Dios concerniente al hombre no era lo mejor que él permaneciera solo. “Y Jehová Dios prosiguió y dijo: ‘No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacer un ayudante para él, como complemento de él.’” (Gén. 2:18-20, NM) ¿Cómo lo hizo Jehová Dios?
16 Él hizo lo que pudiera llamarse la primera operación de cirugía sin dolor. “Por lo tanto Jehová Dios hizo que cayera un sueño profundo sobre el hombre y, mientras dormía, tomó una de sus costillas y luego cerró la carne sobre su lugar. Y Jehová Dios procedió a construir de la costilla que él había tomado del hombre una mujer y a traerla al hombre.” El hombre se enajenó de alegría al recibirla y aceptarla de la mano de su Padre celestial, y le dió nombre para mostrar que era parte de él mismo. “Entonces el hombre dijo: ‘Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Varona [o Ishshá], porque del varón [o Ish] fué tomada ésta.’” (Gén. 2:21-23, NM) Ahora Dios había separado de Adán las características femeninas y las había puesto en esta mujer o Ishshá y así produjo los sexos humanos. En la bendición paternal que ahora les dió como matrimonio puso delante de ellos el trabajo que les autorizaba a llevar a cabo juntos. Como está escrito: “Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Además, Dios los bendijo y Dios les dijo: ‘Sean fecundos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción a los peces del mar y a las criaturas volátiles de los cielos y a toda criatura viviente que se arrastra sobre la tierra.’” “Este es el libro de la historia de Adán. En el día que Dios creó a Adán lo hizo a la semejanza de Dios. Varón y hembra los creó. Después de eso él los bendijo y los llamó Hombre en el día que fueron creados.” (Gén. 1:27, 28; 5:1, 2, NM) Por lo tanto el matrimonio humano es un arreglo divino y debe considerarse como santo.
17. ¿Por qué no estaba haciendo Dios un cuadro profético de Cristo y su novia por la manera en que creó a Eva?
17 Cuando Jehová Dios hizo que Adán durmiera profundamente y removió una de sus costillas y la usó como base con la cual construir la esposa de Adán, ¿estaba prefigurando algo futuro, algo que sucedería cuatro mil años después? No. Él no estaba prefigurando que su Hijo Jesucristo llegaría a ser el único otro Adán, “el último Adán,” y dormiría en la muerte como sacrificio humano por su “novia,” la congregación de sus 144,000 seguidores, y que el Todopoderoso Dios lo levantaría de ese profundo sueño de la muerte y después le presentaría a él su “novia” espiritual, su congregación fiel, en la gloria celestial. (1 Cor. 15:45, NC; Efe. 5:25-27; Apo. 21:2, 9) Si Dios hubiera hecho esto, eso habría significado que él había atisbado en el futuro de Adán, que él se permitió prever que Adán pecaría por medio de comer del árbol prohibido del conocimiento del bien y del mal. Así Dios habría predestinado que Adán quebrantara Su ley y que se le impusiera la sentencia de muerte y que Jesucristo muriera como rescate correspondiente para salvar a sus 144,000 seguidores de entre los descendientes de Adán para que éstos llegaran a ser una organización novia, una esposa de Jesucristo en el cielo. El haber predestinado que Adán pecara hubiera hecho a Jehová Dios responsable de su pecado, cuando el caso es que Dios no es responsable de pecado y no está obligado a hacer una expiación sacrificatoria por él.
18. ¿De qué fué una copia terrestre la creación de Eva?
18 En vez de prefigurar y predestinar algo por la manera en que creó a Eva, Jehová Dios estaba copiando en un nivel terrestre un gran modelo celestial suyo. Como Eva fué tomada de Adán y realmente fué hueso de sus huesos y carne de su carne, así la organización universal de Jehová, su organización esposa celestial, fué tomada de él mismo. Fué una creación que emanó de él mismo sin dolor y que comenzó con su Palabra, su Hijo unigénito, y finalmente abarcó a todos sus santos ángeles del cielo. Esta santa organización de todos ellos se la presentó a sí mismo como “mujer” suya, su “esposa,” de quien jamás se divorciará, porque ella jamás se alejará de él, aun cuando se presentara un Diablo.
19. (a) ¿Qué hechos y textos bíblicos muestran la estrecha relación que existe entre esposo y esposa? (b) Y, por lo tanto, ¿dónde está el lugar legítimo del esposo?
19 A causa de que la primera mujer fué tomada del primer hombre en vez de ser hecha una creación distinta, no sólo fué ella una carne con él, sino que también toda la familia humana que provino de ellos es una sola carne. Este hecho hizo de ella el pariente más cercano del hombre sobre la tierra. Por esta razón él debía adherirse a ella. Dios pronunció que este lazo de esposo y esposa es la relación más estrecha de dos humanos sobre la tierra, más estrecha que la de un hijo con padre y madre, y por consiguiente el esposo debía permanecer con aquella con quien él tenía la relación más estrecha, su esposa. En el Edén, después de unir al hombre y a la mujer en matrimonio, Dios dijo: “Por eso es que el hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que venir a ser una carne.” (Gén. 2:24, NM) Miles de años después ciertas personas sabias a sus propios ojos echaron a un lado este relato genuino del matrimonio humano ideal en el paraíso del Edén y el Hijo de Dios les dijo: “¿No han leído que el que los creó en el principio los hizo varón y hembra y dijo: ‘Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una carne’? De modo que ellos ya no son dos, sino una carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido que ningún hombre lo separe.” (Mat. 19:4-6, NM) El apóstol cristiano Pablo dió su medida de apoyo a la veracidad de este relato del matrimonio al citar de él en su argumento y decir: “Porque, ‘Los dos,’ dice él, ‘serán una carne.’” (1 Cor. 6:16, NM) Por lo tanto, el lugar de un hombre casado no había de ser con su papá y su mamá, ni con sus amigos, su asociación de hombres o su club social, sino con su compañera más cercana o íntima, su esposa. Había de adherirse a su esposa, no enviarla de regreso a la casa de su padre que se la dió a él. No había de permitir que nadie se interpusiera.
20. (a) ¿Qué no se propuso Dios, y qué resultado se propuso al crear a Eva? (b) ¿Por qué no resultaría el matrimonio de Adán y Eva en hijos deformes o desequilibrados?
20 Cuando Dios tomó las características o cualidades masculinas y femeninas que estaban combinadas en equilibrio en el Adán original y las dividió entre los sexos él no se propuso comenzar alguna batalla de los sexos en el paraíso del Edén. Él no se propuso comenzar alguna coexistencia competidora entre los sexos. Aunque las propiedades femeninas fueron separadas del hombre Adán y fueron incorporadas en su esposa, él todavía fué dejado perfecto; todavía era a la imagen y semejanza de Dios. Eva, con las características femeninas gobernando en ella, igualmente era perfecta, pero ella era una carne con Adán. Una carne no se perjudica a sí misma; no lucha contra sí misma. Las células vivas de la carne se combinan juntas, se mantienen juntas en diversos órganos y tejidos, de acuerdo con la ley del gran Organizador, Jehová Dios. Así había de ser con los dos sexos, porque en realidad son sólo una carne. Habían de complementarse uno al otro, el uno proporcionando al otro lo que a éste le parecía que le faltaba, y viceversa. Dios organizó los dos sexos de tal manera que ellos hallaban su mayor felicidad y contentamiento cooperando juntos para hacer la voluntad perfecta de su Padre celestial. El matrimonio de una mujer de su mismísimo hueso y carne con Adán no resultaría en hijos raros, inclinados más en una dirección que en otra debido a preponderancias, mostrando peculiaridades excepcionales o deformidades. Tanto el hombre como la mujer eran perfectos. Perfección unida con perfección produce—perfección. Un hijo perfecto de Adán y Eva casado con una hija perfecta de ellos no podía menos que producir un hijo perfecto.
21. ¿De qué maneras había de ser la mujer un ayudante y un complemento, y por qué se veía equilibrado ahora Adán?
21 Que ésta era la voluntad de Dios al dividir a Adán y producir los sexos masculino y femenino Dios lo declaró al tiempo que dió pasos para producir una esposa para Adán. Dios dijo: “Voy a hacer un ayudante para él, como complemento de él.” Dios no dijo que iba a darle a Adán un patrón, una cabeza. Adán ya tenía una cabeza. Su Dios Creador era su Cabeza. No necesitaba otra. Un complemento no es una cabeza. En el hebreo o el idioma del relato de la creación de Dios la palabra para “complemento” significa aquello que está enfrente de uno, a la vista de uno como si estuviera de frente. No es algo opuesto, sino que es algo correspondiente, algo que casa con cierta persona, algo que se ve o va adecuada y apropiadamente con uno, haciendo un equilibrio exacto. La mujer, y ninguna hembra animal inferior, era una compañera satisfactoria para Adán y por eso fué un complemento para él, especialmente porque ella tenía los órganos corporales por medio de los cuales ella podía llegar a ser la madre de los hijos de él. (Lev. 18:23) Ella podía producir los óvulos que proporcionarían los cuerpos de los hijos de él, pero sólo él como cabeza del matrimonio podía transmitir el semen vivificante que comenzaría la vida en los óvulos de ella. Él fué el primero que tuvo vida humana y su esposa recibió la vida al ser hecha de la costilla de él, y fué apropiado que él continuara siendo quien transmitiera la vida a sus hijos. El hombre tenía su función, la mujer tenía su función, subordinada a él y dependiente de él. Por eso de acuerdo con la voluntad de Dios la mujer había de ser el “ayudante” de su esposo, y un ayudante no es un patrón, dictador o comandante. Un ayudante recibe órdenes y trabaja con la persona que adquiere esta ayuda. La mujer ahora podía proporcionarle una ayuda necesaria a Adán a fin de llevar a cabo el mandato que Dios les había dado de llegar a ser muchos y llenar toda la tierra de una familia humana perfecta. Estando junto al león imperioso y su leona o junto a cualquier pareja apareada de animales en el Edén, Adán ya no parecía unilateral, incompleto, porque ahora su compañera perfecta, su esposa como complemento y ayudante, estaba a su lado. Todo casaba. La vista era hermosa. Era buena a los ojos del Creador.
22. (a) ¿Cuándo tuvo por primera vez relaciones Adán con su esposa, y qué muestra esto en cuanto a cuándo se consumó el primer matrimonio? (b) En su perfección, ¿cuál era la actitud de ellos el uno hacia el otro?
22 Cuando Jehová Dios trajo esta mujer perfecta al hombre despertado en el Edén y pronunció su bendición sobre ellos y puso delante de ellos sus deberes conjuntos se consumó el matrimonio de ellos. No se requirió ninguna unión sexual física entre ellos primero para consumar su matrimonio. Si esa relación sexual fuera necesaria primero para hacer el matrimonio real, válido, obligatorio, entonces Adán y su mujer nunca fueron casados en el Edén. Es por primera vez después que esta pareja se halló fuera del Edén, algún tiempo más tarde, que, como leemos: “Ahora Adán tuvo trato con Eva su esposa y ella llegó a estar preñada. Con el tiempo ella dió a luz a Caín.” (Gén. 4:1, NM) Adán y Eva sabían que el propósito de la relación sexual era producir hijos. De modo que, estando en su perfección y con perfecto gobierno de sí mismos y sin vergüenza por su desnudez y sin sentir pasión al verse uno al otro el cuerpo sin ropa, se abstuvieron de tener unión sexual y concebir hijos mientras estuvieron en el Edén. Sin embargo, estaban plenamente casados y estaban obligados a adherirse uno al otro amorosamente en fidelidad. Jehová Dios, el divino hacedor del matrimonio, los había unido. Ninguna criatura podía separarlos en justicia.