Usando agradecidamente el “denario”
“Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.”—Mat. 20:9, Val; Dy.
1. ¿Quiénes desde 1919 han usado agradecidamente el “denario,” y de acuerdo con qué regla profética ha sucedido esto?
¿QUIÉNES son los que han usado agradecidamente este valioso “denario”? ¡Son los “últimos” en la Tierra en que pensarían los caudillos religiosos de primera clase de la cristiandad! Registros confiables desde el año 1919 indican esto. Aunque esto fue en contra de la expectativa general, estuvo completamente de acuerdo con la regla que se dio proféticamente hace mucho tiempo: “De esta manera los últimos serán primeros, y los primeros últimos.”—Mat. 20:16.
2. ¿Dónde tenemos un modelo de lo que ha tenido lugar, y cómo nos ayuda, el que examinemos este modelo, a entender cómo se aplicó la regla en nuestro día?
2 Lo que tuvo lugar hace mil novecientos años es realmente un modelo de lo que ha tenido lugar en nuestro tiempo. Lo que sucedió en aquel entonces cumplió esta regla acerca de invertir las posiciones de los primeros y los últimos. También, ese cumplimiento fue una ilustración de lo que habría de tener lugar en nuestros tiempos como cumplimiento doble de esta regla profética. Naturalmente, si examinamos la manera en que se llevó a cabo la regla la primera vez que se aplicó, nos ayuda a entender lo que ha sucedido en la aplicación de esta regla durante nuestro día de sucesos extraños y sorpresas. Así estamos capacitados para discernir quiénes son aquellos cuya posición es invertida, según la regla. Por eso, retrocedamos las páginas de la historia.
3, 4. (a) ¿Qué problema tenía el joven gobernante rico que corrió adonde estaba Jesús allá en Perea? (b) ¿Qué dijo Jesús en cuanto a benignidad, y qué mandamientos le dijo al joven que guardara?
3 Se acercaba la pascua judía del año 33 E.C. El gran Predicador del reino de Dios, Jesucristo, se hallaba en camino a aquel festival en Jerusalén, pero en ese tiempo estaba en el lado oriental del río Jordán en la región que se llamaba Perea. Un joven vino corriendo adonde estaba él. Era un hombre rico, y también un gobernante entre los judíos. Como tal, se hallaba entre los primeros o principales de su pueblo, especialmente por ser tan concienzudo guardador de la Ley del pacto de Dios con la nación de Israel. ¿Qué problema tenía? Este, como lo revelan sus palabras dichas a Jesús: “Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?” En respuesta, Jesús demostró que Dios realmente es la personificación de la benignidad, de la generosidad. Le dijo al joven gobernante: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo que es bueno? Uno solo hay que es bueno.” Jesús se estaba refiriendo a Jehová Dios.
4 Después de recordarle al joven gobernante rico quién es el Bueno, Jesús procedió a decir: “Sin embargo, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos continuamente.” El joven gobernante rico le preguntó a Jesús: “¿Cuáles?” Ahora Jesús aludió a los Diez Mandamientos dados a la nación de Israel por medio del profeta Moisés. Dijo: “Pues: No debes asesinar, No debes cometer adulterio, No debes hurtar, No debes dar falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre, y, Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.”
5. Como expresó Jesús, ¿cómo podía llegar a ser perfecto el joven?
5 El joven gobernante rico contestó: “Todos éstos los he guardado; ¿qué me falta aún?” Jesús le sugirió que todos sus buenos esfuerzos por guardar la Ley no le habían producido perfección humana, al contestar: “Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor.” Así distribuiría el dinero a los pobres que no podrían pagarle y luego vendría y sería discípulo de Jesús. En vez de continuar siendo un rico sumamente respetado, una de las primeras personas entre los judíos, modificaría su situación y llegaría a ser un seguidor materialmente pobre del Jesús generalmente despreciado.
6. Ante la reacción del joven a esto, ¿qué dijo Jesús acerca de los ricos?
6 Ese era un precio demasiado alto para conseguir la perfección de la cual habló Jesús. “Al oír el joven este dicho, se fue contristado, porque tenía en su posesión muchos bienes. Mas Jesús dijo a sus discípulos: ‘En verdad les digo que será cosa difícil el que un rico entre en el reino de los cielos. Otra vez les digo: Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios.’”
7. Ante esto, ¿qué pregunta hicieron los discípulos, y qué respondió Jesús acerca de la posibilidad de entrar en el reino de Dios?
7 Bien, ahora, si un observante de la ley como este joven gobernante rico, uno de los primeros de la tierra, no podría entrar en el reino de Dios, ¿quién más pudiera entrar, especialmente de los que eran considerados comunes, ordinarios, como los doce apóstoles de Jesús, tal como Simón Pedro el ex pescador? ¡Con razón hubo sorpresa! “Al oír esto los discípulos, expresaron sorpresa muy grande, diciendo: ‘¿Quién realmente puede ser salvo?’ Mirándolos al rostro, Jesús les dijo: ‘Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todas las cosas son posibles.’” Este fue el caso, no solo porque Dios es todopoderoso, sino también porque él es el Bueno, generoso y amoroso.
8. Tocante a los que habían dejado todo para seguir a Jesús, ¿qué dijo él que tendría, y entonces qué regla declaró?
8 El joven gobernante rico había rehusado dejar atrás todas las cosas materiales y seguir a Jesús como uno de sus discípulos, pero Simón Pedro y los otros once apóstoles lo habían hecho, y ya habían tenido algunas experiencias con Jesús. Pero, ¿cuál sería el resultado final? Simón Pedro estaba ansioso por saberlo. “Entonces Pedro le dijo en respuesta: ‘¡Mira! Nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido; ¿qué habrá para nosotros realmente?” Jesús les dijo: ‘En verdad les digo: En la re-creación, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por causa de mi nombre, recibirá muchas veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos que son primeros serán últimos y los últimos primeros.’”—Mat. 19:16-30; Mar. 10:17-31; Luc. 18:18-30.
9, 10. (a) ¿Cómo aplicó esa regla al joven gobernante rico? (b) ¿Cómo aplicaría esa regla tocante a los discípulos de Jesús?
9 Allí tiene usted la regla profética aplicada desde este punto de vista. El joven gobernante rico se hallaba entre las primeras personas entre los judíos. Además, era muy fiel observador de los mandamientos de Dios comprendidos en el pacto de la Ley en el cual la nación de Israel había entrado con Dios. Por lo tanto, el joven prometía bastante; mucho había de esperarse tocante a él.
10 Pero al observar la Ley trataba de justificarse, de labrar mérito para sí mismo como judío justo. También era materialista. Bajo tales circunstancias era mucho más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja de coser a que él entrara en el reino de Dios y se sentara en un trono con Jesucristo, juzgando las doce tribus de Israel. A la inversa de esto, Pedro y sus condiscípulos eran los últimos en los que pensaría un judío farisaico que ganarían un trono en el reino de Dios. No obstante los discípulos de Jesucristo, que pertenecían a la gente de la tierra, los ‘am ha-arets, como los llamaban los superiores fariseos judíos, obtendrían una posición principal, a saber, un trono en el reino de Dios. Eso sería en el venidero sistema de cosas. Además de eso, en el período de tiempo presente obtendrían un céntuplo más de lo que habían dejado, junto con persecuciones, por supuesto. (Mar. 10:29, 30; Luc. 18:29, 30) ¡Qué inversión de las cosas fue esto!
11. ¿Qué enlazó Jesús con la regla declarada, y por qué finalmente repitió la regla?
11 Ahora bien, ¿fue esto lo que quiso decir Jesús cuando dijo: “Muchos que son primeros serán últimos y los últimos primeros”? Sí, porque inmediatamente pasó a ilustrar esta regla profética con una parábola. Enlazó esta parábola con la regla declarada al comenzar la mismísima siguiente parábola con la conjunción “porque.” Dijo: “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, un amo de casa, que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña. Cuando hubo convenido con los obreros en un denario [el denario romano] al día, los envió a su viña.” (Mat. 19:30 a 20:2) El hecho de que se tuvo el propósito de que la parábola ilustrara la regla profética se prueba además por cuanto Jesús terminó la parábola agregando las palabras: “Así, pues, los últimos serán los primeros, y los primeros últimos.”—Mat. 20:16, Ediciones Paulinas.
12. ¿Por qué llegó a significar algo esa parábola para los discípulos?
12 En vista de que la parábola de la viña fue originada por las circunstancias y experiencias de Jesucristo en aquel tiempo, es evidente que la parábola tuvo un cumplimiento en los días de los doce apóstoles a quienes Jesús declaró e ilustró la regla. De otra manera, no habría significado nada para ellos, y no habría surtido efecto realmente la regla en su propio caso personal. ¿Cómo, entonces, surtió efecto según la parábola de Jesucristo?
LA “VIÑA”
13, 14. (a) ¿Quién fue el “amo de casa” de la parábola, y qué era la viña? (b) En cuanto a la identidad de la viña, ¿qué profecía de Isaías pudo haber tenido presente Jesús?
13 El “amo de casa” de la parábola de la viña es Jehová Dios, el Dueño de la gran viña simbólica. La viña es la nación de Israel, que estaba entonces en un contrato nacional con Jehová Dios por medio del pacto de la Ley que el profeta Moisés había mediado en el monte Sinaí en el año 1513 a. de la E.C.
14 Cuando habló de esta viña simbólica, sin duda Jesús tenía presentes las palabras de Isaías 5:1-4, 7, donde Jehová Dios dice: “Déjeseme cantarle a mi amado, por favor, una canción de mi amado concerniente a su viña. Había una viña que mi amado llegó a tener en una ladera fértil. Y procedió a cavarla y a limpiarla de piedras y a plantarla de una vid roja selecta, y a edificar una torre en medio de ella. Y también hubo un lagar que él labró en ella. Y siguió esperando que produjera uvas, . . . Y ahora, oh habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, sírvanse juzgar entre mí y mi viña. ¿Qué hay que hacerle todavía a mi viña que yo no haya hecho ya en ella? . . . Porque la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son la plantación con el cual él estaba encariñado.”
15. (a) ¿Dónde plantó Jehová la vid que sacó de Egipto? (b) ¿Cómo llegó a circular allí el “denario” romano, y qué valor tenía entonces?
15 Jesús también pudo haber tenido presente el Salmo 80:8-11, en el cual el salmista Asaf se dirige a Jehová Dios, que libró a la nación de Israel de esclavitud en Egipto, y dice: “Procediste a hacer partir de Egipto una vid. Seguiste expulsando las naciones, para que la pudieses plantar [en Palestina]. Hiciste un sitio libre delante de ella, para que se arraigara y llenara la tierra. Las montañas fueron cubiertas con su sombra, y los cedros de Dios con sus ramas mayores. Gradualmente envió sus ramas mayores hasta el mar, y hasta el Río [Éufrates] sus ramitas.” En el día de Jesús los judíos todavía ocupaban su tierra dada por Dios, pero sujetos al Imperio Romano. De modo que el “denario” romano comenzó a circular por todo el país, este denario equivaliendo a unos ocho peniques y dos cuartos de penique en dinero inglés en los días del rey Jaime I de Inglaterra o 17 centavos en dinero norteamericano. En el día de Jesús esta cantidad de dinero tenía tal valor que se pagaba como salario por el trabajo de un día de doce horas o jornada laboral. En consecuencia, en el cumplimiento de la ilustración de Jesús el “denario” representa una cantidad de no poco valor.
16. ¿Cuál habría de ser el galardón por servir ellos como la viña fértil de Jehová Dios?
16 Jehová Dios introdujo obreros en su viña para trabajar allí al introducirlos en el pacto de la Ley que medió el profeta Moisés y al asignar a varios sus deberes. ¿Cuál habría de ser la paga o galardón por servir como viña fértil del Altísimo Dios? Jehová Dios mencionó esto al tiempo que propuso este pacto de la Ley a los antepasados de los judíos del día de Jesús, pues dijo Dios: “Ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” (Éxo. 19:5, 6) Así, por medio de guardar el pacto de la Ley los judíos no solo conseguirían vida eterna como criaturas humanas sino que también llegarían a ser un “reino de sacerdotes” para que Dios lo usara en bendecir a todo el resto de la humanidad.
17. (a) ¿Qué relación tuvo Jesús con el pacto de la Ley, y cómo fue señalado por ella? (b) ¿Por qué fue adecuado que Jesús hablara de su Padre celestial como Cultivador de Vides?
17 Jesús, el Hijo de Dios del cielo, nació en la nación judía y bajo el pacto de la Ley. Él fue el único judío que la guardó perfectamente. Por lo tanto, no fue condenado por la Ley de ese pacto como lo fueron todos los demás judíos, sino que fue señalado por esa Ley cual hombre perfecto, absolutamente libre de pecado, uno que no había perdido el derecho a la vida eterna. Por guardar perfectamente ese pacto de la Ley, merecía ser rey y sacerdote de manera terrenal. Debido a que, por nacimiento, pertenecía a la “viña” judía plantada por Jehová Dios, fue muy apropiado que Jesús comparara su Padre celestial, Jehová Dios, a un cultivador de vides, diciendo a sus apóstoles: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el cultivador. Todo sarmiento en mí que no lleva fruto él lo quita, y todo el que lleva fruto él lo limpia, para que lleve más fruto. Yo soy la vid, ustedes son los sarmientos.” (Juan 15:1, 2, 5) Sin embargo, distinto a los judíos imperfectos que estaban bajo el pacto de la Ley, Jesús y sus “sarmientos” son una vid espiritual, que no deja de llevar mucho fruto al gran Cultivador Jehová Dios, para que sea glorificado.
18-20. (a) Los contratados primero en la “viña” ¿vivieron en el día de Moisés o en los días de quién? (b) ¿Quiénes específicamente fueron los contratados primero, y qué palabras de Jesús muestran que ellos mismos se consideraban ser tales “primeros”?
18 Los judíos del día de Jesús fueron introducidos en el pacto de la Ley por descendencia de sus antepasados, a quienes Jehová Dios sacó de Egipto y plantó en la tierra de Palestina. Puesto que la parábola de Jesús de la viña tuvo su primer cumplimiento en los días de los doce apóstoles de Jesús, no pudo aplicar a aquellos antepasados antiguos con quienes se hizo personalmente el pacto de la Ley mediante Moisés. En consecuencia, aquellos a quienes contrató el gran Amo de casa “muy de mañana” para trabajar doce horas en su “viña” no pudieron ser aquellos antepasados judíos del siglo dieciséis a. de la E.C. De modo que los obreros que fueron contratados al amanecer o aproximadamente a las seis de la mañana representaron a los judíos que vivieron en los días de los apóstoles.
19 El ser obreros de doce horas al día significaría que eran obreros de dedicación completa en las cosas de Dios, distintos de los apóstoles Pedro, Andrés, Santiago y Juan, que habían sido pescadores hasta la primavera del año 30 E.C. Esos obreros de todo el día representarían por lo tanto a los caudillos religiosos de la nación de Israel, como los sumos sacerdotes Anás y Caifás, y los subsacerdotes, también los levitas del templo, los escribas oficiales, los de las sectas de los fariseos y los saduceos, y los versados en la Ley de Moisés. Debido a estar ocupados continuamente en el servicio religioso judío en Israel, serían los primeros en ser contratados. También serían las personas principales o de primera categoría de la nación. Que ellos se consideraban así se indica por las palabras de Jesús:
20 “Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. Les gusta el lugar más prominente en las cenas y los asientos delanteros en las sinagogas, y los saludos en las plazas de mercado y el ser llamados por los hombres Rabí.”—Mat. 23:2, 6, 7.
21, 22. (a) ¿Quiénes, entonces, fueron los obreros de dedicación parcial? (b) ¿Cómo mostró la parábola de Jesús que la paga que recibirían los obreros de dedicación parcial era incierta?
21 Esperaban paga completa por el trabajo de todo un día, y sobre esta base convinieron en servir en la viña de Jehová de la nación de Israel. Todos los demás que fueron introducidos en el servicio de Jehová Dios después de ellos, o en una categoría inferior a la de los obreros de dedicación completa, simplemente serían obreros de dedicación parcial. Por consiguiente, la probabilidad de que éstos recibieran el galardón completo no se aseguró. Es por eso que la parábola de Jesús de la viña dice en cuanto al Amo de casa:
22 “Saliendo también cerca de la hora tercera, vio a otros que estaban de pie desocupados en la plaza del mercado; y a éstos dijo: ‘Ustedes también, vayan a la viña, y les daré lo que sea justo.’ De modo que se fueron. Volvió a salir cerca de la hora sexta y de la nona e hizo lo mismo. Finalmente, salió cerca de la hora undécima y halló a otros de pie, y les dijo: ‘¿Por qué han estado de pie aquí desocupados todo el día?‘ Le dijeron: ‘Porque nadie nos ha contratado.’ Él les dijo: ‘Ustedes también vayan a la viña.’”—Mat. 20:3-7.
LOS ÚLTIMOS U OBREROS “DE LA HORA UNDÉCIMA”
23. ¿Quiénes fueron los obreros de la hora undécima, y por qué no los había contratado nadie antes de esa hora?
23 Los que fueron contratados en la hora undécima, o aproximadamente a las cinco de la tarde (una hora antes de la puesta del sol), fueron los últimos en ser contratados. Los representados por los obreros de la hora undécima eran considerados, por los caudillos religiosos de la nación de Israel, los últimos que Dios utilizaría en su servicio. Serían los que tendrían menos probabilidad de ser llamados al servicio de Dios. De modo que, hasta esa hora undécima, en lo que tocaba a los caudillos religiosos de Israel, ‘nadie los había contratado.’ La actitud despreciativa de los caudillos religiosos para con aquellas personas humildes se reveló al decir ellos: “Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él [Jesús], ¿verdad? Mas esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos.” (Juan 7:48, 49) Estaban dispuestos a trabajar en el servicio de Dios, pero debido a los caudillos religiosos cegados no se les dijo las cosas correctas que hacer ni se les puso a trabajar en ellas. Después de malgastar casi todo el día, tuvieron que esperar que alguien viniera y que discerniera la manera en que pudieran ser usados en el servicio de Dios y que los asignara a algún servicio en la “viña” religiosa de Dios.
24, 25. (a) ¿Cuándo y cómo llamó el gran Amo de casa a los obreros de la hora undécima al servicio? (b) ¿Cómo fue usado el Mayordomo de Dios para enviar obreros a la “viña,” y por cuánto tiempo trabajaron en ella?
24 El día de trabajar o jornada laboral en la viña de Israel bajo las estipulaciones del pacto de la Ley mosaica se acercaba a su fin. Jehová Dios el gran Amo de casa y Dueño de la Viña sabía eso, y por medio de representantes que envió a Israel llamó a esos obreros de la hora undécima a servir en su “viña.” En la primavera de 29 E.C. envió a Juan el Bautista a “alistar para Jehová un pueblo preparado.” (Luc. 1:13-17) Unos seis meses después el gran Amo de casa envió a su propio Hijo Jesús, que llegó a ser semejante a un mayordomo, sobrestante o “encargado” con referencia a la “viña” de Dios.
25 Jesús recibió a los discípulos que congregó Juan el Bautista y también recogió a más discípulos, a quienes envió a trabajar en la “viña” israelita. Por ejemplo, además de los doce apóstoles, Jesucristo también envió a setenta evangelizadores a trabajar en la “viña.” Mandó a todos que fueran predicando el reino celestial de Dios, diciéndole a la gente: “El reino de Dios se ha acercado a ustedes.” (Luc. 9:1-6; 10:1-11) Aun mujeres acompañaron a Jesús y a sus apóstoles en su obra de predicación y ofrecían ayuda ‘sirviéndoles de sus bienes.’ (Luc. 8:1-3) Así emplearon algún tiempo en el servicio del Reino de Jehová mientras la nación del Israel natural, circunciso, todavía era la “viña” de Jehová Dios. Fueron los últimos obreros de la viña que habrían de ser empleados por el Dueño, y trabajaron en Israel hasta la muerte de Jesús en el año 33 E.C.
26. (a) Al terminarse la jornada laboral, ¿para qué llegó el tiempo, según la Ley de Dios? (b) En todo caso, ¿qué obtendrían los obreros de dedicación parcial?
26 El trabajo bajo el pacto de la Ley en la “viña” del Israel natural terminó, semejante a la jornada de doce horas. Entonces llegó el tiempo de pagar a los obreros. Debido a las urgentes necesidades cotidianas de la gente común, la ley de Dios bajo el antiguo pacto mosaico era que a los obreros se les debía pagar al terminarse la jornada laboral, no al fin de la semana ni al fin del mes. (Lev. 19:13; Deu. 24:15) Los que habían dedicado todo el tiempo, trabajando en la “viña” durante las doce horas del día, estaban seguros de recibir un “denario” según el acuerdo hecho con el Amo de casa. ¿Qué obtendrían los obreros posteriores, los de dedicación parcial? Cualquier cosa que fuera, sería “lo que sea justo,” según lo que el Amo de casa dijo a aquellos a quienes contrató para trabajar a la hora tercera de la jornada laboral. Comúnmente, los obreros empleados solo para la hora duodécima del día podían esperar recibir muy poca paga.
27. ¿En qué orden se pagó a los obreros de la parábola, cuánto, y con qué reacciones de algunos?
27 Bueno, el tiempo de pagar resultó ser un tiempo de sorpresas, y la regla extraordinaria que pronunció Jesús fue puesta en vigor. Note este hecho, a medida que la parábola de Jesús pasa a decir: “Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros primeros.”—Mat. 20:8-16, Val, edición de 1960; Dy.a
EL ANOCHECER Y TIEMPO DE PAGO
28. En el primer cumplimiento de la parábola, ¿cuándo llegó el “anochecer,” para terminar la jornada laboral?
28 En el primer cumplimiento de la parábola vino la noche y se terminó la jornada laboral cuando Jesucristo fue arrestado la noche de la Pascua del año 33 E.C. y murió en el madero de tormento en el Calvario la siguiente tarde. Jesús había indicado proféticamente esto cuando, unos seis meses antes de su muerte, dijo a sus apóstoles: “Fue para que las obras de Dios se pusiesen de manifiesto en su caso. Tenemos que obrar las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo.” (Juan 9:3-5) Cuando Jesús estuvo muerto por partes de tres días (14 al 16 de Nisán de 33 E.C.), no pudo trabajar como varón en la “viña” de Dios de Israel. (Ecl. 9:5, 10) Tampoco pudieron trabajar sus once apóstoles fieles, porque fueron dispersados como ovejas sin pastor. Cuando se reunían, lo hacían a puerta cerrada, por temor de los judíos hostiles. (Juan 16:32; Mat. 26:31; Mar. 14:27; Zac. 13:7; Juan 20:19, 26) No reanudaron ningún trabajo público hasta que negó el Pentecostés.
29. (a) Al morir Jesús el Israel natural cesó de ser ¿qué, y por qué? (b) A pesar del favor extendido a Israel por tres años y medio después, ¿qué tenía entonces el gran Dueño de la Viña?
29 Jesucristo fue muerto a instigación de los caudillos religiosos judíos, los “primeros” de la nación. Entonces la nación de Israel cesó de ser la “viña” de Dios. La muerte de Jesús en el madero fue el medio de Dios para ponerle fin al pacto de la Ley con la nación de Israel. Por medio de su muerte como sacrificio de rescate se abolió la “Ley de mandamientos que consistía en decretos.” Se borró “el documento manuscrito contra nosotros, que consistía en decretos”; fue quitado del camino al ser clavado, por decirlo así, al madero de tormento de Cristo, cancelándolo. (Efe. 2:15; Col. 2:14) Es verdad, por tres años y medio después de eso, Jehová Dios continuó favoreciendo especialmente al Israel natural, dándole las primeras oportunidades para el Reino, pero la nación cesó de ser Su “viña.” Dios había comenzado ahora una “viña”’ espiritual, en la cual su Hijo Jesucristo era la Vid y sus discípulos eran los sarmientos. (Juan 15:1-8) Efectivamente, entonces, la jornada de doce horas en la viña de Dios del Israel natural terminó al morir Jesús en el Calvario.
30. ¿Cuándo llegó el tiempo de pagar, y cómo usó Dios a su Mayordomo para tratar con la paga?
30 Siendo éste el caso, ¿cuándo llegó el tiempo para pagar? ¿Al ser resucitado Jesús de entre los muertos al tercer día, el 16 de Nisán de 33 E.C.? No, aunque Jesús ciertamente se apareció exclusivamente a sus discípulos durante cuarenta días después, haciéndolos exclusivamente testigos de su resurrección. (Hech. 1:1-8; 10:40-42) Pero no hubo despliegue público de estos discípulos favorecidos de Jesús, aun durante diez días después de haber ascendido al cielo. Luego llegó el día de fiesta del Pentecostés de 33 E.C., y con él el tiempo de pagar. Fue entonces cuando el señor o amo de la viña, a saber, Jehová Dios, le dijo a su mayordomo, sobrestante o “encargado,” que pagara a los obreros. Dios usó al glorificado Jesucristo en el cielo como su mayordomo o “encargado,” pues Dios lo usó para derramar el espíritu santo sobre los obreros en el día del Pentecostés. (Juan 1:32-34; 14:16, 17; 15:26; 16:7; Luc. 24:49; Hech. 1:4-8; 2:32, 33) Al pagar a los obreros su salario, Jesucristo en el cielo siguió la regla extraordinaria que había declarado aquí en la Tierra.
31. En el Pentecostés, ¿quiénes fueron los primeros a quienes se les pagó, y cómo habían sido clasificados hasta entonces?
31 ¿Quiénes, entonces, fueron los primeros a quienes se les pagó en el Pentecostés? El derramamiento del espíritu santo sobre los que estuvieron allí en Jerusalén en aquel día del Pentecostés de las primicias de la cosecha del trigo reveló esto. Fueron los “últimos” que habían sido enviados a la viña del Israel natural, y que habían trabajado con el “encargado,” el Mayordomo Jesucristo. Estos también fueron los “últimos” que los caudillos religiosos de la nación de Israel esperarían que recibieran el salario de todo un día, un “denario” simbólico, del gran Amo de casa y Amo de la viña, Jehová Dios.
32. ¿Cómo se dio a conocer la prueba de quiénes habían sido los primeros obreros a los cuales se les había pagado, y quiénes se reunieron para presenciar esto?
32 Al contrario de las expectativas judías, los primeros a quienes se les pagó fueron los despreciados doce apóstoles de Jesucristo y el resto de la congregación de 120 discípulos que estaban reunidos tranquilamente en un aposento de arriba, apartados de la multitud de judíos y prosélitos que estaban celebrando el Pentecostés en el templo de Jerusalén. No obstante, la prueba en cuanto a quiénes se les pagó primero de los obreros de la “viña” de Dios se dio a conocer por un milagro. Sucedió en unión con el derramamiento del espíritu santo sobre los 120 discípulos, y más de tres mil judíos y prosélitos vinieron al lugar a presenciar este extraño espectáculo.—Hech. 1:5; 2:1-13, 41.
33. ¿Cómo explicó Pedro lo que estaban contemplando que sucedía, y cuántos se esforzaron por aprovecharse del don del espíritu?
33 Bueno, “otros se reían de ellos y decían: ‘Están llenos de vino dulce.’” De modo que el apóstol Pedro fue el primero en ponerse de pie y explicar que los discípulos de Cristo, llenos de espíritu, no estaban borrachos sino que esto era el cumplimiento de la profecía de Joel (2:28, 29). También, que el resucitado Jesucristo, ensalzado a la diestra de Dios en los cielos, había recibido el prometido espíritu santo y lo había derramado sobre sus discípulos en la Tierra en cumplimiento de Joel 2:28, 29. Entonces todos los doce apóstoles explicaron que este don prometido del espíritu santo también estaba disponible para el resto de los judíos, si se arrepentían y se bautizaban en el nombre de Jesucristo y llegaban a ser sus discípulos. Unos tres mil observadores y oyentes lo hicieron y llegaron a formar parte de la congregación del Israel espiritual, la nueva “viña” de Dios.—Hech. 2:37-42.
34. ¿Qué, entonces, fue el “denario,” y cuándo y dónde lo habrían de usar los recipientes?
34 Por lo tanto, el “denario” simbólico no fue el don del espíritu santo en sí. Fue el privilegio concomitante al recibir el espíritu santo, a saber, el privilegio de ser miembro del Israel espiritual, autorizado para profetizar en cumplimiento de Joel 2:28, 29, ungido para predicar las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios. Así serían sarmientos llevadores de fruto en la vid espiritual de Jehová, el Señor Jesucristo. Fueron admitidos en el nuevo pacto, que Jesucristo medió entre Jehová Dios y la congregación de estos sarmientos simbólicos. (Jer. 31:31-34; 1 Tim. 2:5, 6; Heb. 8:6 a 9:15) Por lo tanto, el “denario” simbólico fue algo que quiso decir su subsistencia, su vida eterna en el nuevo orden de Dios. Fue algo para que lo usaran aquí en la Tierra, no en el cielo.
35. ¿Qué oyeron y vieron los que fueron contratados “muy de mañana,” y cómo estuvo disponible también para ellos el “denario”?
35 ¿Qué hay de los que fueron contratados primero, “muy de mañana,” por decirlo así, para trabajar en la viña de Dios del Israel natural? Estos “primeros,” los sumos sacerdotes, subsacerdotes, levitas, escribas, abogados versados en la ley mosaica, todos judíos, pronto oyeron y observaron que a los discípulos de Jesús se les había pagado por su trabajo tardío en la viña de Dios del Israel natural. Los vieron usando el “denario” simbólico. El salario de todo el día también estaba disponible para ellos, particularmente en vista de que Jehová Dios continuó tratando exclusivamente con la nación de Israel por unos tres años y medio después de eso.
36. (a) Sin embargo, ¿por medio de quién tendrían que aceptar el “denario”? (b) El aceptarlo así ¿qué cosas les costaría de las que habían disfrutado hasta entonces?
36 Sin embargo, tales caudillos religiosos tenían que aceptar la paga de todo el día, el “denario,” por medio del Mayordomo de Dios, a saber, el glorificado Jesucristo. Pero el hacer esto significaría el hacer lo que el Señor Jesucristo había dicho que hiciera el rico gobernante joven. (Mat. 19:21) Significaría renunciar a sus lugares de honor, importancia, poder e ingresos materiales en el templo de Jerusalén, en las sinagogas y en los sanedrines, el sentarse en la “cátedra de Moisés,” el ser llamados Rabí, y el tener un lugar y posición que fueran reconocidos y permitidos por el gobierno romano. Tales cosas les habían estado llegando como buena paga por sus servicios en la “viña” de Dios de Israel hasta el Pentecostés de 33 E.C. Es verdad, habían convenido con el gran Amo de casa, el Dueño de la “viña,” por el don del espíritu santo en cumplimiento de Joel 2:28, 29. Pero ahora, el renunciar a todas sus ventajas religiosas que habían tenido hasta entonces en Israel y recibir el espíritu santo derramado por Jesucristo y ser ungidos así para efectuar la obra de discípulos de Jesucristo junto con sus apóstoles, gente de la “última” categoría, obreros de la hora undécima, todo esto les costaría demasiado.
37. Por eso, ¿estuvieron satisfechos con recibir únicamente el “denario,” y cómo se expresó su actitud para con los “últimos” obreros?
37 En su paga de parte de Dios querían más que el espíritu santo y sus dones milagrosos y sus asociados privilegios del Reino. De modo que querían más que el “denario” simbólico. Por consiguiente, estos “primeros” obreros murmuraron contra el Dueño de la “viña” y estuvieron poco dispuestos a aceptar únicamente el “denario,” sin duda como lo hizo el rico gobernante joven en contraste con el apóstol Pedro. Sus murmuraciones y objeciones asumieron la forma de perseguir a los discípulos de Cristo, los “últimos” obreros que fueron contratados en la “viña.”—Mat. 20:10-12.
38. ¿Qué muestra si todos aquellos “primeros” obreros rehusaron o no el “denario,” y en qué prefirieron algunos seguir trabajando?
38 Por supuesto, hubo algunos levitas del templo, como José Bernabé de Chipre, que aceptaron el “denario.” (Hech. 4:36, 37) Y aun después que los doce apóstoles fueron encarcelados y enjuiciados por el Sanedrín de Jerusalén por usar el “denario” en el servicio de Dios, el informe de Hechos 6:7 nos dice, “la palabra de Dios siguió creciendo, y el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén; y una gran muchedumbre de sacerdotes empezó a ser obediente a la fe.” Aun Saulo de Tarso, un amigo personal del sumo sacerdote judío, aceptó el “denario,” aunque había sido fariseo. (Hech. 9:1-22; Fili. 3:4-6) Pero la mayor parte de estos “primeros” obreros, estos caudillos religiosos del judaísmo, siguieron trabajando como antes en sus privilegios religiosos en el Israel natural y obteniendo su paga regular por eso como concedía la Ley de Moisés, rehusando el “denario.”
39. ¿Por cuánto tiempo siguieron en este tipo de servicio religioso, pero qué siguieron usando los discípulos de Jesús?
39 Continuaron con este tipo de servicio religioso hasta el año 70 E.C. Entonces les fue quitado su templo en Jerusalén. Perdieron su trabajo allí y los romanos vinieron y quitaron tanto su lugar como su nación, no a causa de aceptar a Jesucristo, sino a causa de rechazarlo y rehusar el “denario.” (Juan 11:47, 48) Su ojo era inicuo debido a que Jehová Dios fue bueno para con los discípulos de Jesucristo. En cuanto a estos discípulos, incluso el apóstol Juan, continuaron usando su “denario” para efectuar el servicio del Reino de Dios y para conseguir su propia vida eterna, a pesar de la persecución.—Mar. 10:29, 30; Rev. 1:9.
[Nota]
a Las palabras “porque muchos son llamados, mas pocos escogidos,” que se hallan en Mateo 20:16 de la Versión Valera, edición de 1960, y la Versión Douay, no se encuentran en los manuscritos bíblicos Sinaítico ni Vaticano núm. 1209 del cuarto siglo y por lo tanto versiones modernas de la Biblia las omiten.
[Ilustración de la página 364]
Un denario
[Ilustración de la página 365]
“Ustedes también vayan a la viña”
[Ilustración de la página 368]
“Recibieron cada uno un denario”