¿Da usted a Dios devoción exclusiva?
“A VECES entro en una iglesia para una especie de meditación pacífica cuando vengo de regreso del almuerzo. Después de todo, no voy nunca a la iglesia los domingos—hay demasiado que hacer—y unos pocos minutos de quietud parecen ayudar de alguna manera.” Con estas palabras un empleado de oficina de Londres, Inglaterra, comentó acerca del reciente auge de asistencia a la hora del almuerzo los días de semana a iglesias de la ciudad de Londres, donde se está dando énfasis a ensayos de coro, grupos de discusión y servicios cortos. Al hacer esto, él seguramente delineó lo que hacen hoy muchos que tratan de intercalar a Dios en sus vidas—vidas en que hallan que hay demasiado que hacer, vidas en las cuales tantas cosas compiten por el primer lugar que Dios al final termina con simples residuos de adoración, amor y devoción. ¿Es cierto esto acerca de la vida suya? ¿Cómo puede usted servir a Dios en estos días? ¿De qué manera puede usted ampliar y profundizar su amor y devoción hacia él? Estas no son preguntas insensatas, especulativas, porque todo el futuro de usted depende de que dé a Dios devoción exclusiva.
LA LLAMADA A LA DEVOCIÓN EXCLUSIVA
La Santa Biblia es clara y especifica al exponer las normas y los requisitos para la adoración aceptable de Dios. Considere las palabras del segundo mandamiento dado por Jehová Dios mismo a Moisés. El registro en Éxodo 20:5 dice, según la Versión Autorizada (en inglés): “Yo el Señor tu Dios soy un Dios celoso.” Ciertamente sería incorrecto imaginar que el Creador se describiría a sí mismo como teniendo los celos mundanos mencionados por Pablo como una de las “obras de la carne.” (Gál. 5:20) Éxodo 34:14 dice: “Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.” Muy interesantemente, el diccionario de Webster alista como su primera definición: “Que exige devoción exclusiva,” y como secundarias las ideas más comunes de aprensión respecto a motivos, fidelidad y amor. El monseñor Knox al traducir Éxodo 20:5 dice que Dios es ‘celoso en su amor.’ Cuando se usa en la Biblia en relación con Dios la palabra celoso incorpora la idea de exigir devoción exclusiva, locución que se usa consistentemente en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. ¡El Creador por lo tanto inequívocamente demanda devoción exclusiva!
¿Qué quiere decir el dar a Dios devoción exclusiva? El verbo excluir proviene del verbo latín claudere, que significa cerrar, con el prefijo ex, que significa fuera; de manera que la palabra completa significa cerrar fuera. Esto es, por supuesto, exactamente lo contrario de incluir, que significa cerrar dentro. La devoción exclusiva a Dios, por lo tanto, tiene que ser devoción que sea única; cierra dejando fuera o excluye de esta devoción a toda otra persona o cosa. Jesús destacó esta idea en su famoso resumen de los mandamientos, registrado en Mateo 22:37-39, al decir: “ ‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ ” Con estas pocas palabras incisivas, Jesús delineó una clara línea de demarcación entre el amor y devoción exclusivos que se le deben a Dios, y el amor al prójimo que también es necesario que el cristiano manifieste para estar cabalmente completo en su servicio a su Creador.
DIRIGIENDO NUESTRA DEVOCIÓN
El cristiano apropiadamente tiene amor a su prójimo. Los cónyuges se deben amor y devoción el uno al otro, y los padres correctamente expresan gran amor hacia sus hijos. Sin embargo, la devoción que Dios requiere es más que la que se expresa para con cualquiera de éstos, porque implica adoración, y esa es cosa que ninguna otra criatura puede reclamar; es exclusiva. Nuestros deberes para con Dios son por eso superiores a los que tenemos hacia nuestros congéneres. Los justos requisitos de Dios dominan nuestras vidas, dictando cómo cumplir nosotros obligaciones que surgen de otras relaciones. Nuestra devoción exclusiva a Dios asegura la obediencia implícita de sus leyes. Al verse obligado a escoger aun entre sus parientes más cercanos y la adoración de Jehová Dios, el que da devoción exclusiva a Dios escogerá a favor de la adoración verdadera. Cuando este mundo inicuo demanda el transigir en cuanto a principios piadosos, el cristiano correctamente rechaza tales esfuerzos por usurpar el campo de devoción que está reservado para Dios. De ese modo él se niega a adorar o dar servicio a los intereses del dios falso de este sistema de cosas. La clase de devoción que él rinde a Dios no se comparte con ningún otro objeto de amor.
A pesar de la claridad de las Escrituras, desde tiempos primitivos los hombres han tratado de socavar y anular la llamada a la devoción exclusiva hecha por Dios. ¿Cómo? De muchas maneras. Por medio de elevar para adulación a líderes e ideología mundanos como supuestos salvadores del género humano; por medio de gobiernos opresivos que hacen que sea peligroso mantener la devoción exclusiva a Dios en desafío al estado, para mencionar solo dos maneras. Y sin embargo, entre todos éstos, el egoísmo, que tiende a hacer que la persona se detenga de dar cosa alguna a Dios, es seguramente el factor aislado más poderoso que impide que Dios reciba la devoción exclusiva del hombre.
El género humano es inherentemente egoísta; no obstante, Jesús dijo: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir,” y esto es ciertamente verdad cuando se trata del dar a Dios devoción exclusiva. (Hech. 20:35) Sí, aun si las cosas materiales, tales como el dinero y las posesiones, o aun la ambición insaciable toman la precedencia en nuestras vidas hasta el punto de ser todo-importantes, entonces nuestra devoción a Dios tendrá que sufrir a consecuencia de nuestro servicio a nosotros mismos. El egoísmo y la devoción exclusiva no pueden mezclarse. Es del todo imposible pagar las cosas de Dios a César, o retenerlas del todo de Dios, y al mismo tiempo mantener una posición favorable para con el Creador. La devoción exclusiva tiene que pagarse a Dios.—Mar. 12:17.
DETERMINANDO LA MANERA
Para hacer esto, algunas personas piensan que es necesario aislarse del mundo en monasterios y conventos. De esta manera, estando completamente libres de atracciones mundanas, piensan que pueden dedicar sus vidas exclusivamente a Dios. Algunos se obligan bajo votos de pobreza para ayudarse en este asunto, mientras que otros se especializan en tal llamadas obras benéficas y caritativas. Superficialmente, tal vez parezca que ésta sea una manera ideal de dar a Dios devoción exclusiva, pero, en toda realidad, ¿soluciona esto el problema?
Si eso fuese la solución a la situación, entonces ¿no se hubiera hecho recluso Jesús? ¿No se hubieran encerrado recluidos sus discípulos para no contaminarse con el corrupto sistema judío de cosas que prevalecía antes de la destrucción de Jerusalén en 70 d. de J.C.? En vez de eso, Jesús se hizo evangelizador militante y también envió a sus seguidores en calidad de lo mismo. Ellos, a su vez, ‘llenaron a Jerusalén de su enseñanza.’ El apóstol Pablo declara que los cristianos no pueden dejar por completo de mezclarse con personas inmundas; de otro modo, dice él, “ustedes realmente tendrían que salirse del mundo,” lo cual constituye indicio claro de que la devoción exclusiva aceptable de los cristianos se le da a Dios luchando contra cualquier presión adversa que el mundo inicuo actual pueda traer. De esta manera, semejantes a Jesús, vencen al mundo.—Hech. 5:28; 1 Cor. 5:10.
Para ayudarnos en esta lucha que tiene que librarse, Jehová ha hecho registrar para nosotros la Santa Biblia. ¡Qué ayuda espléndida es ésta! ¡Qué fuente grande de aliento! A medida que leemos a través de sus páginas se despliegan delante de nosotros tantos ejemplos de la vida real de fieles siervos de Dios que en tiempos pasados le han dado devoción exclusiva a él; personas cuya mismísima vida estaba dedicada a Dios y quienes resaltan como habiendo recibido la sonrisa de su aprobación. Noé, quien anduvo con Dios; Abrahán, quien era el amigo de Jehová; David, hombre que agradaba el corazón de Jehová; Pedro y los otros apóstoles quienes escogieron obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres, y, por supuesto, Jesús, quien vino para hacer la voluntad de Aquel que le envió. A ninguno de éstos le fue cosa fácil el dar a Dios adoración y servicio indivisos, amor y devoción.—Gén. 6:9; Sant. 2:23; Hech. 13:22; 5:29; Juan 5:30.
El fiel profeta Jeremías fue arrojado a una cisterna cenagosa a causa de su integridad a Dios al proclamar el mensaje que le fue dado. La tradición nos relata que Isaías fue “aserrado” por el rey Manasés por su fidelidad al profetizar. A los cristianos del primer siglo se les azotó y aborreció y fueron víctima de abusos. Pablo, el apóstol, a menudo fue flagelado y apedreado y por poco muerto. Sin embargo, él sabía que solamente por medio de mantener la integridad y de dar a Jehová continuada devoción exclusiva estaba reservada para él una corona de justicia. Esos fieles siervos de Dios tenían confianza en la integridad y el poder de su Dios para recompensarles en el sistema de cosas venidero. ¿La tiene usted?—Jer. 38:6; Heb. 11:37; Hech. 5:40; 2 Cor. 11:23-27; 2 Tim. 4:8.
EL UN SOLO DERROTERO A LA VIDA
¿Hay en su corazón un deseo sincero de poner a Dios primero en su vida, de darle la devoción exclusiva y amor que él legítimamente demanda? Entonces estudie las Santas Escrituras, para que pueda usted probar para sí mismo la buena y aceptable y completa voluntad de Dios. El hacer esto es la salvaguardia de usted, porque de esta manera puede estar seguro de que se esfuerza por cumplir los requisitos fijados por Dios y evitar las normas falsas fijadas por los hombres que podrían conducirle a transigir en su devoción exclusiva a Dios.—Rom. 12:2.
Con el tiempo el proceder correcto le conducirá a dedicar su vida a servir a Dios y a simbolizar su decisión por medio del bautismo en agua, según mandó Jesús. (Mat. 28:19, 20) Le conducirá a asociarse con personas de la misma disposición mental, las que son de la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová, quienes están resueltas a poner a Dios primero en sus vidas y que le ayudarán a usted de toda manera posible. El que usted haga esto ahora, en medio de la presente generación egoísta y decadente, le traerá paz mental y felicidad y la perspectiva brillante de la vida eterna en el nuevo mundo de Dios, que está tan cerca. Estas son las recompensas para los que mantienen su integridad y dan a Jehová devoción exclusiva. Verdaderamente, un proceder de sabiduría, un camino a la vida.