¿Qué selección hará usted?
TODOS nos enfrentamos a una selección. Podemos elegir poner nuestra confianza en los planes de hombres y sistemas políticos para impedir lo que en la actualidad es una posibilidad real... el suicidio mundial. Podemos esperar en ellos y confiar en que harán la vida más pacífica y segura en la Tierra.
O, podemos elegir poner nuestra confianza en Jehová Dios y su gobierno del reino para traer —no simplemente una paz parcial con la continuación de muchos problemas importunos y perjudiciales— sino una paz total. Podemos mostrar confianza en su Palabra y en la evidencia que ésta suministra de que su “Día” para enderezar las cosas en la Tierra está a la mano.
¿Cuál derrotero escogerá usted? ¿Cuál le parece a usted más apegado a la realidad? ¿Cuál ha demostrado ser el más confiable... la palabra, las promesas y predicciones de los políticos y otros guías mundiales, o la palabra, las promesas y las profecías que están expuestas en la Palabra de Dios, la Biblia?
Un caso que sirve de ejemplo
El pueblo de Jerusalén y Judea se enfrentó a una situación similar en el primer siglo de nuestra era común. El resultado suministra un caso vital que sirve de ejemplo para ayudarnos a hacer la decisión correcta hoy día.
Cristo Jesús predijo con maravillosa precisión lo que le iba a suceder a Jerusalén. La gente que vivía allí y por toda Judea había seguido a sus guías, tanto políticos como religiosos, y había rechazado el mensaje de Jesús acerca del reino de Dios. Entonces Cristo Jesús dio esta advertencia a sus seguidores:
“Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; porque éstos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.”—Luc. 21:20-22.
Por tres décadas después de la muerte de Jesús Jerusalén siguió siendo parte del Imperio Romano. Entonces, en el año 66 E.C., los judíos se rebelaron en contra del yugo romano. Roma envió a sus fuerzas imperiales bajo Cestio Galo en contra de Jerusalén, y la ciudad pareció estar condenada a caer. Pero, inexplicablemente, el comandante romano “súbitamente llamó a sus hombres de allí . . . y yendo contra todo lo razonable se retiró de la Ciudad,” según testifica el historiador judío Josefo. (Josefo, The Jewish War, The Penguin Classics, pág. 163) Los que creyeron las profecías de Jesús ahora huyeron de la ciudad. Pero la gran mayoría permaneció en ella.
Tres años más tarde, a pesar de los avances romanos a través del país, Jerusalén todavía estaba en pie. Cuando llegó la primavera del año 70 E.C. con su época de la Pascua, miles de judíos de muchos lugares se aglomeraron dentro de Jerusalén para la celebración... al parecer en paz y seguridad. Confiaban en que ‘Dios estaba con ellos’ mientras participaban en su festividad religiosa.
Ahora, sin embargo, las tropas romanas bajo el general Tito marcharon a la atestada ciudad, rodeándola rápidamente y poniéndole sitio. Los que estaban adentro quedaron atrapados. En el breve lapso de cinco meses —durante los cuales el hambre, la enfermedad y las luchas fraticidas causaron la pérdida de muchas vidas dentro de la ciudad— Jerusalén cayó y la espada ahora reclamó miles de víctimas más. El historiador Josefo fija en 1.100.000 el número de vidas perdidas. La destrucción repentina les había sobrevenido.
Un paralelo moderno
¿Qué tiene eso que ver con nosotros? Lo siguiente:
Jehová Dios declara: “Yo soy Jehová; no he cambiado.” (Mal. 3:6) Sus normas son las mismas hoy que en el primer siglo. Hoy día, la cristiandad ha adoptado un derrotero paralelo al de la Jerusalén infiel. Ha rechazado el reino del Hijo de Dios a favor de los reinos políticos de esta Tierra. Las religiones de la cristiandad han compartido la suerte de los guías mundiales y han depositado su confianza en ellos, no en Dios. La mayoría de la gente los ha seguido en este derrotero.
¿Vemos esto? Entonces tenemos que hacer caso de la advertencia que Cristo Jesús dio después de describir las mismas condiciones que ahora observamos en la Tierra. Él dijo:
“Mas presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.”—Luc. 21:34-36.
Este consejo es vital, salvador de vidas. El “día de Jehová,” su tiempo para ejecutar juicio, tiene que venir inesperadamente, como dijo el apóstol inspirado, como un “ladrón en la noche.” Es cierto que muchas personas hoy día pueden ver el constante deterioro en la estructura de la sociedad humana, en la esencia misma de la vida cotidiana. Muchos ven la amenaza de graves crisis debido a la contaminación por todo el mundo, debido al aumento de la población humana y debido a la creciente brecha entre la gente que “tiene” y la que “no tiene.” Muchos hasta perciben una significativa mengua de las iglesias. Sin embargo a pesar de todos estos siniestros factores, cuando el “día de Jehová” irrumpa en la escena mundial no será esperado. Las condiciones todavía permitirán a las personas que prefieren las normas de este mundo el pensar que “ahora las cosas van a mejorar,” sí, hasta expresar la confianza de que está en camino un futuro más brillante. En cumplimiento de la profecía, la acción de Dios en expresar su juicio tiene que cercarlos con la velocidad de un resorte, instantáneamente, como una trampa.
Lugar de seguridad
¿Dónde está el lugar de seguridad? Ciertamente no está dentro de las religiones de la cristiandad. Tampoco está dentro de las otras religiones del mundo. Ellas han seguido un derrotero como el de la cristiandad y, con ella, componen la simbólica mujer Babilonia la Grande. Como una simbólica ramera han estado ‘cabalgando altaneramente’ sobre las espaldas de los poderes políticos, incluso su Organización de las Naciones Unidas, simbolizada en la Biblia por una bestia de siete cabezas con diez cuernos sobre la cual cabalga Babilonia la Grande. Pero la Palabra de Dios predice un súbito cambio completo para el imperio mundial de religión falsa. Muestra que los poderes políticos, la bestia simbólica con los diez cuernos, “odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego.”—Rev. 17:16-18.
Por esa razón Dios dice: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia.” (Rev. 18:4, 5) La destrucción del imperio mundial de la religión falsa será rápida, como si fuera en “una sola hora.”—Rev. 18:19, 21.
¿Es suficiente el retirarse de estos sistemas religiosos condenados a la destrucción? No, porque la palabra profética de Dios muestra que los bestiales sistemas políticos también serán destruidos después de eso en lo que se llama la guerra de Dios del Armagedón. (Rev. 16:14, 16; 19:11-21) Por lo tanto el único lugar de seguridad está del lado del reino de Dios por su Hijo. Solo poniéndose firmemente de parte de éste puede uno librarse de la enorme deuda de culpa de sangre por la cual las naciones tendrán que rendir cuentas dentro de poco.
¿Desea usted ayuda en aprender cómo hacer esto de la Palabra de Dios la Biblia? Escriba a los editores de la revista ¡Despertad! y ellos tendrán gusto en enviarle un ministro capacitado, un testigo de Jehová, para que le visite y conteste sus preguntas bíblicas, y le ofrezca un estudio regular de la Biblia en la intimidad de su propio hogar. El único costo para usted será algo de su tiempo y esfuerzo, durante aproximadamente una hora por semana.
No se deje engañar
No espere hasta que le sobrevenga la acción del juicio de Jehová a este mundo y se apodere de él como “el dolor de angustia a la mujer encinta.” A los que posponen la acción, les aplican las palabras del apóstol: “No escaparán de ninguna manera.”—1 Tes. 5:3.
Tampoco deje que los hombres, sean los estadistas del mundo o altos funcionarios eclesiásticos o simplemente la gente de su vecindario, lo adormezcan a un estado de complacencia con apaciguadoras palabras de confianza en el futuro de este mundo guerrero. La admonición de Cristo Jesús y su apóstol es:
“Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.” “No sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio.”—Luc. 21:36; 1 Tes. 5:6.
El Dios vivo está completamente despierto y alerta a lo que está sucediendo. Su Rey, Cristo Jesús, y sus poderosos ejércitos en los cielos están alerta y en posición de ‘atención,’ preparados para la acción. El “día de Jehová” se acerca. Muestre que usted tiene fe en él por su acción ahora y no dejará que el engaño lo prive de su vida. ¡Escoja ahora vida eterna en una paz sin fin en el nuevo orden de Dios!
[Ilustración de la página 21]
Los que hicieron caso de la advertencia de Jesús huyeron de Jerusalén y así evitaron la destrucción repentina de 70 E.C. Su ejemplo nos puede beneficiar hoy día