“Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segara”
“No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:7, 8.
1, 2. (a) ¿Cómo resulta veraz el principio que se expresa en Gálatas 6:7 en cuanto al sembrar literal? (b) ¿Cómo aplica Pablo el principio al cristiano?
¡CUÁN bien sabe el agricultor la veracidad de este principio, “cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará,” en lo que aplica al sembrar y segar literales! Después de haber sembrado avena en sus campos, cuando llega el tiempo para que comiencen a brotar las nuevas plantas es demasiado tarde para que piense que hubiera sido mejor haber plantado trigo. No importa cuán arduamente lo desee, esto no cambiará su siembra a otra cosa. ¡No! El agricultor de seguro segará lo que ha sembrado. Está en acción una inmutable ley de la naturaleza, ley que tiene como origen al Creador de toda cosa viviente. Como nos dice el inspirado relato de la creación: “Y pasó Dios a decir: ‘Haga brotar la tierra hierba, vegetación que dé semilla, árboles frutales que lleven fruto según sus géneros, cuya semilla esté en él, sobre la tierra.’” (Gén. 1:11) En el resultado que deriva de esta ley natural, “de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.”—Gál. 6:7.
2 El hecho de que es inevitable esta ley natural pone de relieve la fuerza de las palabras de Pablo en el versículo ocho de este capítulo de su carta a los Gálatas: “Porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.” Sí, lo que sembramos en el terreno de nuestra vida de seguro también tendrá fruto ‘según su género,’ según la semilla que sembramos, si es buena o mala, teniendo en mira el espíritu o teniendo en mira la carne. Puesto que “de Dios uno no se puede mofar” tampoco tocante a esto, vale la pena que atendamos bien la manera en que sembramos ahora.
3. En cuanto a nuestra vida personal, ¿qué se puede decir tocante a la semilla que podemos sembrar y tocante a nuestro motivo al sembrar?
3 Tocante a nuestra vida personal, el propósito con el cual sembramos es tan importante como la semilla misma. Podemos tener buena “semilla” que sembrar, pero un motivo incorrecto, “sembrando teniendo en mira [la] carne.” Esto puede corromper la semilla y producir fruto corrompido. La salud, las fuerzas, el tiempo, la facultad del habla, el oído, el poder leer, las habilidades naturales, las oportunidades de estar con otros, la responsabilidad para con otros... cada una de estas cosas y todas las demás semejantes se pueden usar para lo bueno o para lo malo, para la satisfacción egoísta de la carne o para la edificación de la vida espiritual de nosotros mismos y de otros.
4. ¿Cuál es una manera de ‘sembrar teniendo en mira la carne’?
4 Tomando en cuenta el hecho de que el sembrar teniendo en mira la carne significa segar corrupción, de seguro usted querrá evitar el sembrar así. ¿Cómo es que uno ‘siembra teniendo en mira la carne’? Rápidamente recordarnos varias cosas que se incluyen correctamente en esta clase de sembrar. La búsqueda de posesiones materiales como un fin en sí no es la menor de éstas. ¿Se halla usted descontento con lo que tiene? ¿Siente envidia de lo que otros poseen? ¿Está usted dejándose atrapar en la lucha frenética por mantenerse al mismo nivel que los demás? Si éste es el caso, es hora de considerar honradamente la manera en que usted está sembrando. Bien pudiera ser que esté sembrando teniendo en mira la carne.
5. ¿Cómo podemos sembrar teniendo en mira el espíritu aun en relación con cosas materiales?
5 Esto no quiere decir que sea incorrecto interesarse algo en las cosas materiales. El hombre que tiene una familia tiene que considerar hasta cierto grado el proveer las cosas materiales que se necesitan en la vida: alimento, ropa y abrigo adecuado para su esposa e hijos. En cuanto al cristiano que no hace tal provisión se dice que ha “repudiado la fe” y que es “peor que una persona sin fe.” (1 Tim. 5:8) Pero el cristiano no quiere tener como meta en la vida el ‘ir con empeño tras’ la satisfacción de sus necesidades materiales, como sucede con los pueblos de las naciones en conjunto. (Mat. 6:32) Jesús mandó: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Mat. 6:33) De modo que es asunto de mantener las cosas en el lugar correcto, no “sembrando teniendo en mira [la] carne” por medio de hacer de las cosas materiales nuestra meta en la vida, sino utilizando nuestras posesiones materiales como un medio para aumentar nuestra alabanza y servicio al Dios verdadero, Jehová. Así estaremos sembrando para beneficiar nuestra vida espiritual, y estaremos teniendo en cuenta la voluntad de Jehová, el Gran Espíritu, a medida que se nos aclara ésta por medio de la operación de su santo espíritu o fuerza activa y por medio de su Palabra de verdad.
6. ¿Cómo manifestaron muchos de los judíos que seguían a Jesús un punto de vista incorrecto hacia el ministerio de él?
6 Muchos de los judíos que siguieron a Jesús por un tiempo mostraron que lo hacían “teniendo en mira [la] carne” y no teniendo en mira las cosas espirituales. En una ocasión una muchedumbre de judíos siguió a Jesús desde la costa oriental del mar de Galilea hasta Capernaum. Cuando finalmente alcanzaron a Jesús, les dijo: “Muy verdaderamente les digo: Ustedes me buscan, no porque vieron señales, sino porque comieron de los panes y quedaron satisfechos. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna.” (Juan 6:26, 27) Habiendo acabado de participar del sobreabundante alimento que se proveyó milagrosamente para los 5.000, decidieron que el seguir a Jesús era una manera fácil de satisfacer su apetito egoísta. No pensaron en el significado de los milagros que habían contemplado, que eran, en realidad, señales que demostraban que Jesús era el Mesías prometido por largo tiempo, el mismísimo “pan de la vida.”—Juan 6:41-48.
7. ¿Qué oportunidades y peligros acompañan la posesión de riquezas materiales, con qué consecuencias posibles?
7 Posiblemente sea cierto que el poseer riquezas materiales traiga cierta cantidad de placer. El cristiano que posee riquezas, de hecho, puede efectuar mucho bien a favor de otros, y particularmente para adelantar los intereses del reino de Dios. El hacerlo resulta en placer y satisfacción genuinos. Pero muy a menudo la posesión de riquezas resulta en buscar placer egoísta, en ‘sembrar teniendo en mira la carne.’ El dinero abre la puerta a oportunidades de tener placeres mundanos que hasta entonces habían estado negados, y es fuerte la tentación de disfrutar de ellos mientras está abierta la puerta. Si se apodera de uno “el poder engañoso de las riquezas,” éste ahoga el amor de la verdad y, en poco tiempo, hace que uno sea ‘infructífero’ respecto de cosas espirituales. (Mat. 13:22, y nota al pie de la página de la edición en inglés de 1950) Sí, “los que están determinados a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales.” (1 Tim. 6:9, 10) En este respecto, entonces, usted no querrá ser extraviado. Si usted siembra teniendo en mira la carne debido al amor al dinero, de seguro segará corrupción, sí, destrucción y ruina. Porque “de Dios uno no se puede mofar” en cuanto al resultado que deriva de esta ley de la vida tampoco.
DESEO SEXUAL INCORRECTO
8-10. (a) ¿De qué manera se pueden sembrar en la mente las semillas del deseo sexual incorrecto? (b) Si no se refrena, ¿en qué resulta inevitablemente tal deseo?
8 El abrigar deseos sexuales incorrectos así mismo es ‘sembrar teniendo en mira la carne,’ lo cual, si no se refrena, de seguro produce con el tiempo el fruto de la corrupción. En Gálatas 5:19 el apóstol Pablo alista en primer lugar entre “las obras de la carne” los frutos de los deseos sexuales incorrectos, a saber, “fornicación, inmundicia, conducta relajada.”
9 En conexión con esto pudiéramos pensar de nuevo por un instante en la ilustración del agricultor que siembra semilla en sus campos. Realmente las semillas que siembra son muy pequeñas, y cuando caen en el suelo se hacen casi invisibles. Así mismo sucede en cuanto a los deseos sexuales incorrectos. La semilla puede ser pequeña y sembrarse casi sin que otros la disciernan, posiblemente sin discernirla nosotros mismos. Hoy, de toda dirección se amontonan sobre nosotros, y especialmente sobre los adolescentes, las tentaciones que llevan a tener deseos sexuales incorrectos. Las novelas “románticas,” y particularmente las revistas baratas de la clase de relatos ilustrados, revisten de encanto la fornicación y el adulterio bajo el disfraz de “amor verdadero,” donde el “muchacho” rescata a la “muchacha” de un “matrimonio desdichado,” y cosas semejantes. Hoy pocas películas pueden esperar tener éxito sin que en alguna parte del guión se suministre satisfacción al gusto moral pervertido de la mayoría de los que asisten con frecuencia al cine. Los niños de edad escolar, especialmente los de las secundarias, están expuestos al habla de sus condiscípulos, que a menudo tiende hacia el sexo y hacia las “aventuras” con los del sexo opuesto, verdaderas o imaginarias.
10 Quizás un cristiano joven se sienta muy inclinado a decir que puede escuchar tales conversaciones sin recibir daño. “Simplemente entran por un oído y salen por el otro,” quizás diga. Pero, ¡tenga cuidado! Al entrar la información por un oído y salir por el otro pasa por la mente, y, en su camino, se pueden arraigar semillitas de pensamientos inmundos y más tarde germinar en deseo sexual incorrecto. Ciertamente si uno emplea tiempo leyendo libros que estimulan al erotismo y deja que la mente juegue con lo que lee o ve tocante a películas que estimulan al erotismo, de seguro el resultado habrá de ser pensamientos inmundos junto con el deseo sexual incorrecto. Y tal ‘sembrar teniendo en mira la carne,’ aunque sea en lo privado de la mente de uno, al debido tiempo resulta en esas obras de la carne: “fornicación, inmundicia, conducta relajada.” “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar,” porque si uno siembra de esta manera de veras segará de manera semejante, junto con ‘corrupción de su carne.’
11. (a) ¿A qué corrupción todavía mayor conduce la conducta sexual relajada? (b) ¿Qué exhortación, por lo tanto, es apropiada?
11 Aunque es verdad que con la mayor frecuencia la conducta sexual relajada resulta en la corrupción literal de la carne en forma de sífilis, gonorrea y otras enfermedades sociales, ‘el sembrar teniendo en mira la carne’ resulta en la mayor corrupción que significa la pérdida de toda vida procedente de Dios, pérdida de la esperanza de vivir eternamente. Escribió Pablo a los romanos: “El tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz; porque el tener la mente puesta en la carne significa enemistad con Dios, . . . los que están en armonía con la carne no pueden agradar a Dios.” (Rom. 8:6-8) Sí, el tiempo para tal ‘sembrar teniendo en mira la carne’ tiene que estar en el pasado para los que han venido a la luz de la verdad. Ya no quieren estar segando el fruto de la oscuridad, sino que quieren segar el fruto de la luz. “Porque en un tiempo ustedes eran oscuridad,” escribió el apóstol, “mas ahora son luz con relación al Señor. Sigan andando como hijos de luz, porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y justicia y verdad. . .. . Así es que vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos.”—Efe. 5:8-16.
EL MOTIVO CORRECTO
12. ¿Qué efecto tiene el motivo incorrecto en la vida espiritual del cristiano?
12 Pero hay otras maneras de ‘sembrar teniendo en mira la carne’ que quizás no sean tan obvias y no obstante también pueden afectar grandemente nuestro crecimiento espiritual como cristianos y hasta pueden ser desastrosas para nosotros. Hasta podemos estar haciendo cosas que son correctas y buenas en sí, pero, si el motivo es incorrecto, si nuestras acciones son para autojustificación, autoalabanza o procedentes de un espíritu de celos o rivalidad, nuestras buenas obras no tendrían valor alguno y veríamos la corrupción de nuestra vida espiritual.—Rom. 10:3; Pro. 14:30.
13. ¿Por qué no condujo la Ley a la mayoría de los judíos a aceptar a Cristo?
13 Esta mismísima actitud corrompió a la nación de Israel. Jehová Dios, por medio del mediador Moisés, dio a aquella nación un conjunto de leyes, “la Ley.” En su carta a los Gálatas, Pablo explica que la Ley “fue añadida para poner de manifiesto las transgresiones,” para recordar a los judíos que eran pecadores que necesitaban la clase de sacrificio que verdaderamente podía quitar los pecados y librarlos de la condenación de la muerte. Realmente estaban siendo “guardados bajo ley, entregados juntos en custodia,” lo cual debería haber resultado en que estuvieran “esperando la fe que estaba destinada a ser revelada.” De modo que la Ley habría sido para ellos un ‘tutor que los condujera a Cristo.’ (Gál. 3:19, 23, 24) Pero los judíos como nación no quisieron que fuera así. Es verdad que guardaron muchas de las cosas de la Ley, pero no alcanzaron la meta a la que estaba conduciendo la Ley. “Israel, aunque seguía tras una ley de justicia, no logró alcanzar la ley. ¿Por qué razón? Porque siguió tras ella, no por fe, sino como por obras.” Los judíos querían presentar “una apariencia agradable en la carne” y querían que otros se circuncidaran y guardaran la Ley para poder tener “motivo para jactarse en la carne” de otros.—Rom. 9:31, 32; Gál. 6:12, 13.
14, 15. (a) ¿Cómo ilustró Jesús la actitud de pagados de su propia rectitud de los fariseos? (b) ¿Cómo pueden los cristianos en la actualidad caer en esta misma trampa de ser pagados de su propia rectitud?
14 Viendo que los caudillos judíos de su día tenían este espíritu, Jesús “habló esta ilustración también a algunos que confiaban en sí mismos de que eran justos y que consideraban como nada a los demás: ‘Dos hombres subieron al templo a orar, el uno fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo se puso en pie y oraba para sí estas cosas: “Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, dados a extorsión, injustos, adúlteros, ni aun como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero.” Mas el recaudador de impuestos, estando de pie a la distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos hacia el cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Oh Dios, sé benévolo para conmigo, pecador.” Les digo: Este hombre bajó a su casa probado más justo que aquél; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.’”—Luc. 18:9-14.
15 Aunque hoy los cristianos no están bajo la Ley que fue dada por medio de Moisés a Israel, no obstante, siendo imperfectos y estando sujetos al pecado, pueden caer en la misma trampa de ser pagados de su propia rectitud, haciendo “distinciones por parcialidad” sobre la base de las obras de la carne, siguiendo en pos de la justicia “no por fe, sino como por obras.” (Sant. 3:17; Rom. 9:32) Por lo tanto, siempre recordemos que cualquier relación que tengamos con Dios tocante a justicia solo es como resultado de la bondad inmerecida de Dios sobre la base del sacrificio de rescate de su Hijo amado, Jesús.
16. ¿Por qué llevan registro los testigos de Jehová de la obra que efectúan en el ministerio, y cuál es el propósito de establecer metas en el ministerio?
16 Los testigos de Jehová son personas activas. Tienen “mucho que hacer en la obra del Señor,” y confían en que, mientras mantengan puro su motivo por su servicio y sobre la base del amor, su “labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.” (1 Cor. 15:58) Invitan a otros de todas las naciones a participar con ellos en su excelente obra de declarar las buenas nuevas del reino de Dios, reconociendo que “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) Estando interesados en el progreso de esta obra del Reino, llevan un registro de su actividad, de las horas que emplean en predicar y de los resultados que se obtienen. Además de suministrar estímulo a medida que se nota el progreso, esto también ayuda a las congregaciones a ver fácilmente en qué se puede lograr mejoramiento y cómo se puede llevar a cabo el ministerio más eficazmente. Tales registros también proveen la base para rendir amorosa ayuda personal a los nuevos ministros y a los que hallan difícil el progresar en el ministerio. Para suministrar alguna base para considerar el progreso de la congregación en conjunto, se han ofrecido metas de promedio sugeridas como medio para estimular a que se efectúe un ministerio equilibrado, para que se preste atención a trabajar regularmente todo el territorio por medio de visitas de casa en casa así como por medio de volver a hacer visitas y conducir estudios bíblicos de casa con las personas que muestran interés.
17. ¿Qué no debería constituirse en base para juzgar la integridad de los compañeros cristianos, y por qué?
17 Pero tales metas sugeridas jamás se pueden usar como base para medir la integridad del cristiano. Las obras de uno en el ministerio tampoco deben llegar a ser base para hacer comparaciones con otros cristianos de modo que resulte en vanagloria por la rectitud propia y en jactancia. Los muchos años de predicación de tiempo cabal o de servir en algún puesto prominente en la organización de Jehová no suministran base alguna para hacer distinciones por parcialidad o para llegar a ser como aquellos para quienes Jesús dio la ilustración a que ya se ha hecho referencia, los “que confiaban en sí mismos de que eran justos y que consideraban como nada a los demás.” (Luc. 18:9) No toda persona se halla en la misma etapa de crecimiento hacia la madurez cristiana. También, las circunstancias y las habilidades naturales determinan a cierto grado lo que alguien puede hacer o no puede hacer tocante a actividad cristiana, tal como pueden determinar lo que uno puede hacer tocante a apoyar financieramente la obra de Dios, como Jesús ilustró en sus comentarios acerca de la contribución que la viuda necesitada hizo para el templo.—Luc. 21:1-4.
18. ¿Qué actitud correcta querrá asumir el cristiano para con su ministerio?
18 El ministro cristiano jamás querrá hacerse esclavo de las cifras; de estar dedicando tiempo a la predicación solo para alcanzar cierta cuota de horas, o para edificar algún registro de servicio ante su congregación o ante la Sociedad Watch Tower. Aunque es digno de encomio el que un ministro se esfuerce por alcanzar o exceder las metas sugeridas para un ministerio equilibrado, en realidad sería imprudente el hacer de éstas un fin en sí mismas. Siempre, el ministro cristiano querrá mantener vivos en su corazón y mente los motivos correctos para su servicio, de hecho, para todo lo que haga con relación a la congregación. “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová que recibirán el debido galardón de la herencia.”—Col. 3:23, 24.
19, 20. ¿Por qué es apropiada y provechosa la oración antes de salir a predicar?
19 Es por eso que es sumamente apropiado el que cada uno de los testigos dedicados de Jehová emplee algún tiempo en oración antes de cada ocasión en que participe en el ministerio. Siempre que los testigos de Jehová se reúnen antes de participar en la actividad de predicar en grupo se ofrece una oración para pedir la bendición de Jehová sobre su actividad. Entre otras cosas, esto les ayuda a recordar el propósito de su predicación. Preeminentemente, éste es declarar el gran nombre y propósito de Jehová. Además, provee la oportunidad de ayudar a las personas inclinadas a la justicia a encontrar el camino que lleva a la salvación y vida, y, a la vez, de dar la advertencia de los juicios de Jehová que habrán de venir sobre este presente e inicuo sistema de cosas. También, el ministerio nos provee a cada uno de nosotros la oportunidad de demostrar nuestra lealtad e integridad al Dios Todopoderoso.
20 El predicar teniendo presentes esos pensamientos siempre resulta en satisfacción gozosa, sin importar cómo reaccione la gente al mensaje. Verdaderamente, esto es sembrar teniendo en mira el espíritu.
21. ¿Por qué puede hacérseles gravoso a algunos el ministerio cristiano, y entonces qué peligro se presenta?
21 Quizás usted sea una persona que haya participado en el ministerio cristiano por varios años pero ahora ha descubierto que falta este sentimiento de satisfacción gozosa. Quizás la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios se haya hecho para usted una cosa tan gravosa que usted esté a punto de cesar del todo en esta obra bendita, o quizás ya haya cesado. ¿Por qué debería pasar esto? En un tiempo usted tenía gozo en el servicio de Dios, ¿no es verdad? Sí, en otro tiempo usted estuvo lleno de entusiasmo y de celo. Podía decir que tenía el “espíritu” del servicio cristiano. Usted había comenzado a sembrar teniendo en mira el espíritu. Pero en algún punto a lo largo del camino quizás usted cambió sus hábitos de sembrar. ¿Pudiera ser que usted se permitió adquirir el hábito de considerar las cosas de manera carnal, viendo simplemente las cuotas, las cifras, trabajando solo por causa del trabajo sin tener presente la verdadera meta y dejando de mantener viva su fe por medio de alimentarse de la Palabra de Dios? Después de empezar a sembrar bien teniendo en mira el espíritu, es posible que ahora se halle usted en peligro de fallar totalmente y no alcanzar la entereza de la madurez espiritual, algo que nunca se puede alcanzar sembrando para la carne.—Gál. 3:2, 3.
22. (a) ¿Qué estímulo hay para que nosotros sembremos “teniendo en mira el espíritu”? (b) ¿Qué fruto han de segar ahora los que siembran en armonía con el espíritu de Dios?
22 Sinceramente considere la pregunta: ¿Cómo está usted sembrando? ¿Teniendo en mira la carne o teniendo en mira el espíritu? Sin duda su deseo es sembrar teniendo en mira el espíritu. De otro modo, ¿por qué estaría usted leyendo esta revista? Esté seguro de esto: tal como el que está “sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción,” así tan seguramente el que esté “sembrando teniendo en mira el espíritu” segará algo. ¿Qué? ¡Vida eterna! (Gál. 6:8) ¡Qué estímulo para atender bien la manera en que estamos sembrando, para aprender a sembrar en armonía con el espíritu de Dios para los intereses eternos de nuestra vida espiritual! Aun ahora hay fruto abundante que podemos segar a medida que sembremos teniendo en mira el espíritu. Sin falta, entonces, “sigan andando por espíritu . . . el fruto del espíritu [aun ahora] es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. . . . Si estamos viviendo por espíritu, sigamos andando ordenadamente también por espíritu.”—Gál. 5:16, 22-25.