“Deberían ser maestros”
“Porque, en verdad, aunque deberían ser maestros en vista del tiempo, necesitan ustedes de nuevo alguien que les enseñe desde el comienzo los principios elementales de las declaraciones formales sagradas de Dios.”—Heb. 5:12.
1. (a) ¿Qué clase de instructor necesitan los hombres hoy día? (b) ¿Dónde pueden hallar tal instructor, y por qué es Él el mejor capacitado?
¿QUIÉN puede indicar el camino que sin falta lleva al buen éxito? ¿Qué maestro conoce el secreto de la vida misma? Ningún hombre puede desempeñar ese papel; no obstante, nunca antes les ha hecho tanta falta a los hombres un instructor de esa clase. Ningún hombre puede jactarse con certeza de que sabe lo que encierra el mañana. (Pro. 27:1) Nadie entre los hombres posee el secreto de la vida, de modo que pueda detener la mano de la muerte. Para conseguir las respuestas a estas cosas es tanto razonable como apremiante el que nos dirijamos a Aquel que hizo al hombre, y quien por lo tanto conoce lo que el hombre necesita para vivir y para tener buen éxito. Tal como dijo acertadamente Eliú, el compañero fiel del atribulado Job: “¡Mire! Dios mismo obra sublimemente con su poder; ¿quién es instructor como él?” (Job 36:22) Él es el que sabe lo que el futuro encierra. “Yo soy Dios . . . y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio, y desde la antigüedad cosas aun no hechas, que digo: Mi consejo quedará firme, y haré todo mi placer.” (Isa. 46:9, 10, Mod) Dado que es la Fuente de la vida, él conoce los secretos de la vida. En su “mano está el alma de todo el que está vivo y el espíritu de toda carne del hombre.”—Job 12:10.
2. ¿Cómo afecta a los cristianos hoy día la fórmula que se da en Josué 1:8 para el buen éxito?
2 Puesto que su Palabra puede iluminar la senda de los hombres e indicar el camino que deben tomar, los que han de hallar buen éxito tienen que amoldarse a la instrucción divina registrada en Josué 1:8: “Este libro de la ley no debería apartarse de tu boca y debes leerlo en tono de voz bajo día y noche a fin de que cuides de hacer de acuerdo con todo lo que está escrito en él, porque entonces harás próspero tu camino y entonces actuarás sabiamente.” Ese “libro de la ley” que a Josué se le mandó que diera atención proveyó modelos proféticos de cosas más grandiosas por venir y fué escrito para nuestra instrucción. Al meditar en esos tipos proféticos y al mirar atentamente a Jesucristo, aquel a quien ellos señalaron, hallamos claramente puesto delante de nosotros el camino que conduce al favor de Jehová, el camino que es próspero.—Gál. 3:24; Heb. 12:2.
3. ¿Dónde buscan instrucción muchos, y por qué no es prudente que la busquen allí?
3 La mayoría de los hombres no ha prestado atención al consejo que da la Biblia. Algunos se sienten desesperanzados porque no ven ninguna solución a los problemas del género humano. Otros son del mismo ánimo que Bildad, sabio según el mundo y un seudoconsolador de Job, que confiaba en las filosofías de los hombres. “Pregunta, por favor, a la generación anterior y dirige [tu atención] a las cosas que sus padres investigaron. ¿No te instruirán ellos mismos, no te dirán, y de su corazón no producirán palabras?” (Job 8:8, 10) Ellos ponen a un lado la Palabra de Dios, prefiriendo más bien las tradiciones humanas. Puesto que se complacen sólo en los maestros que engañosamente les regalan los oídos, Jehová dice: “‘Haré que la sabiduría de los sabios perezca, y echaré a un lado la inteligencia del intelectual.’ Pues ya que, en la sabiduría de Dios, el mundo por su propia sabiduría no llegó a conocer a Dios, le agradó a Dios por la insensatez de lo que es predicado salvar a los que creen.”—1 Cor. 1:19, 21; Mar. 7:8; 2 Tim. 4:3, 4.
4, 5. Para que nosotros seamos enseñados por Jehová, ¿qué actitud tenemos que desplegar?
4 Para recibir instrucción de Jehová Dios tenemos que venir a él como un hijo va a su padre a quien ama y respeta profundamente. Jesús nos enseñó que nos dirigiéramos a Dios de esa manera. “Nuestro Padre en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mat. 6:9) Se nos invita a buscar su instrucción. “Si alguno de ustedes carece de sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reproche, y se le dará. Pero que siga pidiendo en fe, absolutamente sin dudar, porque el que duda es como una ola del mar impelida por el viento y echada de un lado a otro. De hecho, que no piense ese hombre que recibirá algo de Jehová; él es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.” (Sant. 1:5-8) Los que pueden dejar atrás el escepticismo del viejo mundo y que recuerdan que no les atañe a los hombres poner en tela de juicio los caminos de Dios recibirán la instrucción que buscan. Los que dudan o se mofan o son escépticos no recibirán nada de Jehová, ni sabiduría ni vida en su nuevo mundo.
5 El salmista David expresó bien la actitud de los que aprenden del Gran Instructor Jehová Dios: “El hará que los mansos anden en [su] fallo judicial y enseñará a los mansos su camino. ¿Quién, ahora, es el hombre temeroso de Jehová? Él lo instruirá en el camino [que] él escoja.” (Sal. 25:9, 12) Su deseo es el que se expresa en el Salmo 143:10: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; guíeme éste en la tierra de rectitud.” Ellos son mansos y enseñables; ellos tienen fe; ellos lo reconocen como Dios; ellos confían en que Su camino es recto. Ya que tienen dicho punto de vista correcto, están en camino a aprender de él.
INSTRUCCIÓN POR MEDIO DE LOS SIERVOS DE DIOS
6. ¿Cómo sirvieron Adán y Noé en el arreglo de Jehová para instruir a su pueblo?
6 Desde los tiempos más antiguos Jehová usó un conducto docente por medio del cual se proveyó instrucción. Adán fué el primer profeta humano de Dios y fué usado para transmitir a su esposa Eva las comunicaciones que recibía de Jehová Dios. Noé fué otro hombre a quien Dios usó como maestro. Aparentemente Noé había tenido gran cuidado de inculcar en sus hijos desde su juventud la fe y el temor de Dios, con el resultado de que tanto ellos como sus esposas fueron aceptables a Dios. Unos cincuenta años antes del Diluvio Jehová Dios específicamente mencionó que ellos también se hallaban en camino a ser preservados. No sólo le dijo Jehová a Noé que el mundo iba a terminar, sino que le dió instrucciones específicas en cuanto a qué pasos dar para sobrevivir a aquella destrucción mundial. Noé no dejó sin la misma instrucción específica a sus hijos. El que ellos lo aceptaran como aquel a quien Dios usaba y le obedecieran y siguieran dentro del arca resultó en su preservación cuando el mundo impío fué destruído.—Gén. 6:13-7:7.
7. ¿Cuáles son algunas de las cosas que hicieron particularmente eficaz la enseñanza de Moisés?
7 Cuando Moisés fué enviado para conducir a los israelitas de la esclavitud egipcia a la adoración libre de Dios, Jehová le dijo: “Te enseñaré lo que debes decir.” (Éxo. 4:12) Como persona enseñada por Dios, Moisés sabía que ciertas cosas harían que la instrucción causara una impresión profunda. Por esa razón no dejó de mostrar el valor de la información que él presentaba: “Y ahora, oh Israel, escucha los reglamentos y los fallos judiciales que les estoy enseñando a hacer, a fin de que vivan y de veras entren y tomen posesión de la tierra que Jehová el Dios de sus antepasados les está dando.” (Deu. 4:1) Continuó diciéndoles que obedecieran a Jehová y contrastó los beneficios de dicho derrotero correcto con la destrucción que se acarrearon los que se entregaron a la adoración de Baal de Peor, práctica vergonzosa y que deshonraba a Dios. El hizo más que decir al pueblo la ley de Dios. La explicó, ilustró el valor de ella y para dar énfasis repitió los asuntos de importancia especial.
8. ¿Qué grupo enseñaba regularmente a los israelitas la ley de Jehová, y cómo desempeñaba esta obra?
8 El privilegio de enseñar la Palabra de Dios no estuvo limitado a Moisés. En sus instrucciones de despedida a la nación antes de morir él pronunció una bendición especial sobre los levitas, diciendo: “Instruyan ellos a Jacob en tus fallos judiciales y a Israel en tu ley.” (Deu. 33:10) Años más tarde todavía cumplían fielmente esa asignación. “Y comenzaron a enseñar en Judá y con ellos estaba el libro de la ley de Jehová, y ellos continuaron recorriendo todas las ciudades de Judá y enseñando entre la gente.” (2 Cró. 17:9) Ellos no dejaron de usar las Sagradas Escrituras disponibles en su tiempo como base para su enseñanza, y a ellos no les parecía que habían cumplido su asignación con simplemente decirle a la gente lo que las Escrituras decían o con leer porciones de ellas. Aun después de su regreso del cautiverio años después se dijo acerca de su manera de instruir que, junto con la lectura que ellos hacían, se le ponía “significado [a ella], y continuaron haciendo explicaciones en la lectura.” Ellos eran maestros.—Neh. 8:8.
9. ¿Qué clase de maestro fué Jesús, y qué cambio instituyó él en el arreglo docente entre el pueblo de Dios?
9 En el otoño de 29 d. de J.C. otro maestro apareció en la escena en Palestina. Él no era levita; era de la tribu real de Judá. Él siguió el modelo de los siervos que Dios había tenido en el pasado y salió a la gente, en vez de exigir que la gente viniera a él. “Iba alrededor a las aldeas en un circuito, enseñando.” (Mar. 6:6) Los hombres que lo oían, aun sus contrarios, decían que jamás había hablado otro hombre como él. Nicodemo, un gobernante de los judíos, admitió: “Rabí, sabemos que como maestro usted ha venido de Dios; porque nadie puede ejecutar estas señales que usted ejecuta a menos que Dios esté con él.” (Juan 3:2) Y Jesús mismo hizo claro que él no hablaba de su propia originalidad. Él era el que Dios estaba usando para instruir a Su pueblo. Con Jesús se inició algo nuevo en el campo de la enseñanza. Ya no estaba limitado el privilegio de enseñar a la tribu de Leví o a otras personas especialmente nombradas. Aun pescadores y recaudadores de impuestos fueron llamados por Jesús e instruídos para esta vocación. Habían de ser maestros. De modo que viajaron por todos lados con Jesús para aprender de él. (Luc. 8:1; Juan 14:10) Como instructores públicos tendrían que aprender a tratar con el público, a presentar el mensaje claramente y a contestar las preguntas de investigadores sinceros. Ellos tuvieron la oportunidad maravillosa de aprender del más grande maestro que ha andado sobre la tierra.
ALCANCE DE LA OBRA DOCENTE
10. ¿En qué sentido harían mayores obras los discípulos de Jesús que él?
10 Aunque nunca antes había habido en la tierra un maestro como Jesús, él dijo: “El que ejerce fe en mí, ése también hará las obras que yo hago, y hará obras mayores que éstas, porque yo prosigo mi camino hacia el Padre.” (Juan 14:12) Esto sería cierto porque, como Jesús dijo: “Yo prosigo mi camino hacia el Padre.” Su trabajo en la tierra estaba por terminarse. Pero sus discípulos podrían continuar el trabajo para el cual habían sido entrenados durante un período de muchos años y podrían hacerlo en un campo más extenso.
11. ¿Cómo ha sido cumplida la profecía en Hechos 1:8?
11 Él les dijo: “Ustedes recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos míos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” (Hech. 1:8) Cuando el espíritu santo fué derramado sobre ellos, ungiéndolos, ellos comenzaron su ministerio en Jerusalén como Jesús había dicho. Gente de muchas naciones que estaba congregada allí tuvo la oportunidad de oír las buenas nuevas en su propia lengua. No mucho tiempo después, cuando Esteban fué muerto a pedradas, “gran persecución se levantó contra la congregación que estaba en Jerusalén; todos salvo los apóstoles fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria. Sin embargo, los que habían sido esparcidos fueron por toda la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.” (Hech. 8:1, 4) En 36 (d. de J.C.) se efectuó una más amplia expansión de la obra cuando el Señor Dios envió a Pedro al gentil Cornelio y a su familia para enseñarles la verdad. Después de eso, durante un período de más de veinte años, se usó al apóstol Pablo para abrir más el camino en las naciones que circundaban el mar Mediterráneo. Hoy, en 175 tierras, “hasta la parte más lejana de la tierra,” las buenas nuevas del Reino están siendo predicadas en obediencia al mandato de Jesús.
12. ¿Por medio de qué conducto se provee educación teocrática hoy día, y cómo muestran esto las Escrituras?
12 En nuestro tiempo, no menos que en siglos pasados, Jehová ha estado usando a hombres aquí en la tierra que forman su organización para enseñar a las personas de buena voluntad. Él ha hecho arreglos para que “mediante la congregación la grandemente diversificada sabiduría de Dios” se dé a conocer. (Efe. 3:10) Son estos miembros de la congregación de Dios ungida por el espíritu los que “como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para servir el propósito de un sacerdocio santo.” (1 Ped. 2:5) Los hombres de buena voluntad en todas las naciones están llegando a reconocer esto como la provisión de Dios para instruirlos en sus requisitos para la vida. Por eso en números crecientes ellos dicen: “¡Venid, y subamos al monte de Jehová, a la Casa del Dios de Jacob! y él nos enseñará en cuanto a sus caminos, y nosotros andaremos en sus senderos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.” (Isa. 2:3, Mod) Aquí se les enseña a seguir el ejemplo de Cristo Jesús, a obedecer sus mandatos. Ellos aprenden que el mandato que Jesús dió a su pueblo los incluye a ellos cuando dice: “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la consumación del sistema de cosas.” (Mat. 28:19, 20) Sí, ellos aprenden que ahora, en esta consumación del sistema de cosas, ellos deben ser maestros de las cosas que Jesús les mandó enseñar.
ENTRENADOS PARA SER MAESTROS
13. ¿Cómo mostró el apóstol Pablo que las filas de los maestros serían ensanchadas, y quién está haciendo un trabajo de esa clase hoy día?
13 No basta con decirles a las personas que deben enseñar a otros; para ser competentes para la obra estas personas tienen que ser instruídas apropiadamente. Pablo le proveyó esa clase de entrenamiento a Timoteo llevándolo consigo mismo en la obra misional. Más tarde él escribió al fiel Timoteo y lo estimuló a que continuara su desarrollo cristiano y a que diera atención en particular a entrenar a otros para el trabajo docente que tenía que hacerse. “Tú, por lo tanto, hijo mío, sigue adquiriendo poder en la bondad inmerecida que hay en conexión con Cristo Jesús, y las cosas que oíste de mí con el apoyo de muchos testigos, estas cosas encomiéndalas a hombres fieles quienes a su vez estarán adecuadamente capacitados para enseñar a otros.” (2 Tim. 2:1, 2) Hoy la Sociedad, que hace un trabajo semejante al de Timoteo, ha continuado haciendo provisión para entrenar a otros a fin de que sean maestros de la verdad.
14, 15. ¿Cuáles son algunas de las provisiones que la Sociedad ha hecho para equipar a todos para ser maestros, y cómo contribuye a ese objetivo cada provisión?
14 Despierta al consejo de que “deberían ser maestros en vista del tiempo,” la Sociedad hace arreglos para ayudar a todos a progresar a ese nivel de madurez cristiana. (Heb. 5:12) Puesto que los superintendentes locales desempeñan un papel fundamental en este programa, uno de los requisitos bíblicos para todo superintendente es que esté “capacitado para enseñar.” (1 Tim. 3:2) En 17,878 congregaciones a través del mundo la Sociedad ha hecho arreglos para un estudio regular del material que se halla en la revista La Atalaya, junto con la Biblia. Mantiene a todos al día en cuanto a la obra docente que ha de hacerse. No sólo se considera la materia, sino que a los concurrentes se les da la oportunidad de expresarla ellos mismos y oír a otros comentar acerca de ella, y esto los equipa para enseñar a otros. De poder evitarlo, ninguna persona dedicada u otra persona de buena voluntad que aprecia en realidad el conducto de Jehová para instruir a su pueblo quisiera perderse siquiera una sola de estas reuniones.—Heb.10:25.
15 Luego hay la escuela de ministerio semanal. Los maestros son oradores, sea que hablen a una persona o a muchas a la vez. También tienen que poder encontrar información en los libros de consulta. Ellos aprenden a hacer bien estas cosas en la escuela de ministerio. La reunión de servicio provee consejo en cuanto al uso en aplicación del conocimiento adquirido, y tras esto viene entrenamiento práctico dado por ministros maduros en el servicio del campo. Los Testigos también concurren gustosamente a las conferencias bíblicas instructivas que se arreglan para el público, y son edificados por puntos en ellas que llaman a su atención la relación de la profecía bíblica con los sucesos mundiales actuales y la aplicación de principios cristianos a los problemas de la vida del día moderno. Ellos tienen que saber al dedillo tal información a fin de poder enseñar a “hombres de toda clase.” El estudio de libro de congregación semanal se conduce siguiendo el modelo del estudio de La Atalaya, pero puesto que generalmente es un grupo mucho más pequeño y no se ha designado una cantidad establecida de material que deba abarcarse, proporciona la oportunidad de considerar más cabalmente los puntos que se están tratando. Agregue a esto las asambleas de circuito y de distrito, así como las nacionales e internacionales. Considere el extenso abarcamiento de material para leer en casa que se provee regularmente en la revista ¡Despertad! ¿Ha tomado a pecho la organización teocrática el consejo bíblico de ayudar a los del pueblo de Dios a llegar a ser maestros capacitados? Definitivamente, ¡sí!
EDUCACIÓN EN EL HOGAR
16, 17. ¿Qué papel desempeña la familia en la educación teocrática, y cómo se les subrayó a los israelitas lo necesario que es esto?
16 Sin embargo, la congregación no ha reemplazado al hogar en lo que concierne a educación en la sociedad del nuevo mundo. No se puede prescindir de ninguno de los dos centros educativos; ambos son partes importantes del sistema educativo del nuevo mundo. Los padres son los instructores de todo el día de sus hijos; y cuando ellos llevan a cabo un programa bien arreglado de entrenamiento cristiano en el hogar, de los efectos provechosos disfrutan tanto los miembros de la familia como todos los que tienen la ocasión de participar de su compañerismo.
17 La responsabilidad de los padres de enseñar a sus hijos fué grabada profundamente en la mente de los israelitas antes de que ellos cruzaran el río Jordán y entraran en la tierra prometida. En Deuteronomio 4:9, 10 se halla el consejo: “Sólo ten cuidado contigo mismo y cuida bien tu alma, que no olvides las cosas que tus ojos han visto y que no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida, y debes darlas a conocer a tus hijos y a tus nietos, el día que estuviste de pie ante Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que le deje oír mis palabras, para que aprendan a temerme todos los días que estén vivos sobre el suelo y para que enseñen a sus hijos.’” Otra vez en el capítulo seis se les recordó: “Debes inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” Y en el capítulo once se les dice otra vez: “También deben enseñarlas a sus hijos.” Moisés declaró el asunto varias veces a causa de su importancia.
18. ¿Qué programa regular de educación cristiana hay en los hogares cristianos bien ordenados?
18 Parte del programa de instrucción casera que se lleva a cabo en los hogares cristianos bien organizados a través del mundo es la consideración regular y diaria del texto provisto en el Yearbook en inglés y que se halla en La Atalaya en otros idiomas, como el español. Es mejor que el padre conduzca a toda la familia en esta consideración, dando a cada miembro de la familia oportunidad de contribuir algo a la discusión. Pero aun si el padre o la madre no está en la verdad y no se interesa en participar en la consideración, el creyente haría bien en ver que los hijos se valgan de esta provisión y saquen provecho de ella cada día. Además, demuestra profundo interés en las necesidades espirituales de los hijos el que los padres aparten una hora o más a la semana para conducir un estudio bíblico regular en el hogar con ellos. Se toma tiempo para ir a los hogares de otros a enseñarles a ellos y a sus familias la Biblia; entonces, ¿por qué no proveer ese mismo servicio para la propia familia de uno? Es tan importante como otras actividades del ministerio del campo, y dicho estudio regular conducido con los propios hijos de uno que todavía no están dedicados puede ser informado a la congregación como un estudio bíblico de casa.
19. ¿Qué rasgos deben esforzarse por cultivar en sus hijos los padres como maestros, y con qué provecho?
19 Naturalmente, al ir creciendo los hijos hay muchas otras cosas que se les tiene que enseñar. Por ejemplo, el respetar a otros. Si se exige respeto del hijo en el hogar, será natural que lo muestre fuera del hogar. Si los padres mismos lo muestran como cosa de costumbre, los hijos tendrán un buen ejemplo que imitar. (Efe. 6:1-3; 1 Tim. 5:17) La confiabilidad es importante. No aprenden los hijos cuyos padres se pasan la vida recogiendo cosas después que los hijos las han usado o terminando tareas que se les encomendaron a los hijos. Los resultados son mucho más alegradores cuando los padres enseñan a los hijos a aceptar responsabilidades. (Mat. 25:14-30) Es bueno enseñar a los hijos a pensar con confianza y a hacer decisiones correctas. Razone las cosas con ellos, grabando en su mente los principios cristianos que guían el comportamiento correcto, el daño que le acarrea a uno la maldad, y las bendiciones que resultan de seguir el derrotero correcto. (Jer. 10:23; Pro. 3:5, 6) El simplemente mandarlos: “¡Hagan esto!” o “¡No hagan eso!” no logrará esa meta. El desarrollo apropiado de éstos y muchos otros rasgos es por lo menos tan importante como el crecimiento apropiado del cuerpo. A los padres se les confía esta importante asignación docente.
20. ¿Quiénes en la sociedad del nuevo mundo “deberían ser maestros”?
20 Todos los que están en la sociedad del nuevo mundo acuden a Jehová Dios y a Cristo Jesús como sus grandes instructores, como a aquellos que pueden guiarlos a la vida eterna y al buen éxito. Toman a pecho el consejo inspirado que originó con estos instructores y que les dice: “Deberían ser maestros.” Sean padres o hijos, sea que dediquen todo su tiempo o parte de éste al ministerio, sean superintendentes o no, saben que hay trabajo docente en el cual pueden participar, y ahora es el tiempo para hacerlo.