Victoria sobre el mundo sin conflicto armado
“En el mundo tendréis dificultad. ¡Pero cobrad ánimo! La victoria es mía; yo he vencido al mundo.”—Juan 16:33, The New English Bible.
1. (a) ¿Por qué sería un logro grande obtener una victoria mundial sin conflicto armado? (b) ¿Qué esperan algunos intérpretes de la Biblia en cuanto a una dictadura mundial? ¿Habrá algo de esa índole?
OBTENER victoria sobre el mundo entero de la humanidad sin un conflicto armado ciertamente sería un logro notable. Parece imposible... especialmente cuando se considera que el mundo es un campamento armado, como lo es hoy. Una victoria mundial sin conflicto militar no es la idea de las naciones políticas de la actualidad. No creen que haya nación ni hombre particular que pueda, por pura diplomacia política pacífica, obtener una victoria mundial y de entonces en adelante dominar el mundo. Los gobiernos políticos que por tanto tiempo han existido tienen demasiada perspicacia en lo relativo a lo delicado de la diplomacia internacional para que nadie les haga creer tal cosa. Unos cuantos líderes religiosos de la cristiandad que tratan de interpretar las profecías de la Santa Biblia predicen una dictadura mundial en el futuro cercano. ¿Por quién? Por el que llaman “el Anticristo,” de quien también entienden que es “el hombre de pecado,” “el hijo de perdición.” (2 Tes. 2:3-10, Versión Valera; 1 Juan 2:18) No obstante, contrario a esa creencia, no habrá ningún anticristo individual que haya de obtener victoria sobre el mundo sin conflicto armado.
2, 3. (a) Según las Escrituras Sagradas, ¿quiénes hoy pueden ganar una victoria mundial de ese tipo, y qué galardón se da por ella? (b) ¿Qué ejemplo histórico tenemos que muestra la posibilidad de ésta, y qué palabras triunfales tenemos de ése?
2 Las Escrituras Sagradas inspiradas se expresan muy claramente sobre el asunto de quién sale victorioso sobre el mundo sin tomar las armas violentas del guerrear sanguinario. Según estas Escrituras Sagradas procedentes de Dios, nosotros mismos como personas que tememos a Dios podemos obtener una victoria de esa índole. El galardón de una victoria de ese tipo es el don de la vida eterna en un feliz y justo nuevo orden de cosas, en el cual no tendremos que contender con el mundo inicuo actual. Una victoria con un galardón como ése vale la pena ganarla, ¿verdad? Todos deberíamos desear obtener una victoria que tuviera tan incomparable recompensa, ¿no es cierto? Puede parecer estupendo, pero se puede lograr. Tenemos un ejemplo histórico que prueba que se puede lograr. Este ejemplo animador es el de un hombre que logró eso hace mil novecientos años, un hombre cuyo nombre no le es desconocido al mundo.entero de la humanidad. Ese hombre fue Jesucristo. En su último día como hombre en la Tierra, él dijo, con tono de triunfo en la voz:
3 “Os he dicho todo esto para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis aflicción. Pero seguid animosos: Mía es la victoria sobre el mundo.”—Juan 16:33, The New Testament in Modern Speech, por R. F. Weymouth (1902).
4. ¿En vista de qué desenvolvimientos que se produjeron poco después de la declaración de Jesús en la cual alegó victoria preguntamos de qué manera había ganado la victoria?
4 Hemos llegado al año 1974 de nuestra era común, y todavía no se ha logrado traer al mundo a la creencia en Jesucristo. Por eso, ¿de qué manera fue de Jesucristo la victoria sobre el mundo? Cuando murió como criminal maldito precisamente unas horas después de declararse victorioso sobre el mundo, él no había logrado traer a su propia nación, el pueblo judío, a una aceptación de él como el Mesías prometido de ellos, como el Ungido de Dios. Cincuenta y un días después de su ignominiosa muerte, había solo unos ciento veinte de los judíos que estaban en Jerusalén que se apegaban a él como el Mesías que cumplía la profecía bíblica. (Hech. 1:15) Entonces, ¿de qué manera estaba Jesucristo justificado al decir que era suya la victoria sobre el mundo? ¿De qué manera, posiblemente, pudiera beneficiarnos hoy la victoria que él declaró suya? Veamos.
5. (a) La manera en que Jesús fue ejecutado indicaba que lo que sentían los romanos y judíos para con él era ¿qué? (b) Jesús dijo a sus discípulos que el odio vendría de ¿cuántos?
5 Mírelo allí aquel viernes 14 de Nisán, del año 33 E.C., clavado a un madero de la manera que los romanos paganos fijaban en maderos a los esclavos condenados, sí, ¡y colgando allí entre dos malhechores de notoria mala fama! Aquella situación lo estigmatizaba como hombre odiado, odiado tanto por los romanos como por los judíos que lo habían entregado a los romanos para que fuera ejecutado de la manera más ignominiosa. Hasta horas antes de su ejecución allí en Calvario fuera de la ciudad de Jerusalén, Jesucristo admitió que era un hombre odiado. Es cosa suficientemente mala el que otro individuo odie a uno injustamente, pero ¿cuántos odiaban a Jesucristo? A los once fieles que quedaron de sus doce apóstoles originales, Jesucristo dijo: “Si el mundo los odia, saben que me ha odiado a mí antes que los odiara a ustedes. Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia.”—Juan 15:18, 19.
6. ¿Qué se veían obligados a hacer individualmente los apóstoles en cuanto al odio mundial contra ellos?
6 Así Jesús dio a entender a sus apóstoles que el mundo lo odiaba, y que, igualmente, el mundo los odiaría a ellos. ¿Qué tendrían que hacer ellos respecto a esto? Bueno, cuando el mundo entero odia a alguien, esa persona tiene que contender con el mundo entero y por eso esa persona tiene que obtener una victoria sobre el mundo entero. La persona a quien por todo el mundo se odia o tiene que derrotar al mundo o ser derrotada por éste. ¿De qué otra manera probaría esa persona que está en lo correcto, que es fidedigna, que es fiel?
¿POR QUÉ EL ODIO MUNDIAL?
7, 8. (A) ¿Qué se puede decir acerca de si el odio del mundo le causó sorpresa alguna a Jesús? (b) ¿Qué leemos de su conversación con sus medios hermanos poco antes de la fiesta de los tabernáculos en 32 E.C.?
7 Para entender cómo obtuvo Jesucristo una victoria sobre el mundo, tenemos que entender por qué el mundo lo odiaba. ¿Por ser qué o por hacer qué tuvo que presentar resistencia al mundo entero? Él no se sorprendió ante el odio que el mundo le manifestó. Entendía por qué éste le expresaba odio, y por eso pudo soportarlo, aguantarlo. Señaló a la causa de la actitud del mundo para con él después de unos tres años de su actividad pública en el país de Palestina. Esto sucedió en la postrera mitad del año 32 E.C., allá en la provincia romana de Galilea, donde Jesús había sido carpintero en la ciudad de Nazaret hasta que cumplió treinta años de edad. Él tenía varios medios hermanos más jóvenes que él, hijos de su madre María, y, sin que se les pidiera, estos medios hermanos le ofrecieron consejo acerca de Su carrera pública. En aquel mismo tiempo los judíos hostiles estaban esperando la oportunidad de matarlo, por el odio que le tenían. Por eso, la pregunta era: ¿Se expondría él públicamente a ellos en Jerusalén en la fiesta otoñal de los tabernáculos que se acercaba? Como judío bajo la ley de Dios por medio del profeta Moisés, Jesús estaba obligado a ir allá. En cuanto a su conversación con sus medios hermanos, leemos:
8 “Los judíos procuraban matarlo. Sin embargo, estaba cerca la fiesta de los judíos, la fiesta de los tabernáculos. Por eso le dijeron sus hermanos: ‘Sal de aquí y ve a Judea, para que tus discípulos también contemplen las obras que haces. Porque nadie hace cosa alguna en secreto mientras él mismo procura ser conocido públicamente. Si haces estas cosas, manifiéstate al mundo.’ Sus hermanos, de hecho, no ejercían fe en él. Por lo tanto Jesús les dijo: ‘Mi debido tiempo todavía no está presente, pero el debido tiempo de ustedes siempre está disponible. El mundo no tiene razón para odiarlos a ustedes, pero a mí me odia, porque doy testimonio respecto a él de que sus obras son inicuas.’”—Juan 7:1-7.
9. ¿Cómo fue que Jesús no dejó de asistir a aquella fiesta de los tabernáculos y qué victoria obtuvo allí en el templo?
9 ¿Subió Jesucristo fielmente a Jerusalén, a donde los que lo odiaban estarían acudiendo en grandes números para la fiesta de los tabernáculos? Sí, lo hizo, pero no de manera temeraria. De esto leemos: “Pero cuando sus hermanos hubieron subido a la fiesta, entonces él mismo también subió, no abiertamente, sino como en secreto.” Al tiempo apropiado, habló abiertamente a los celebradores de la fiesta allí en el templo. Las autoridades judías enviaron órdenes de arrestarlo, pero los oficiales de la policía no las ejecutaron. (Juan 7:10, 32-48) ¿No fue eso una victoria para Jesucristo?
10. (a) ¿Qué les dijo Jesús a sus medios hermanos que era la causa de que el mundo lo odiara? (b) Puesto que Jesús no salió de la comunidad judía, ¿por qué se podía decir que su testimonio acerca de las obras del mundo era correcto?
10 ¿Qué razón dio él para el odio que le tenía el mundo? La razón, según la declaró a sus medios hermanos, era: “Me odia, porque doy testimonio respecto a él de que sus obras son inicuas.” (Juan 7:7) Bueno, pues, si las obras de los judíos a quienes Jesús había limitado su predicación eran “inicuas,” ¿qué se pudiera decir de las obras del mundo pagano fuera de la comunidad judía? No pueden haber sido menos inicuas que las de los judíos que le abrigaban hostilidad a Jesucristo. Por lo tanto, acerca del mundo entero de la humanidad, judío y gentil, se podía dar correctamente el testimonio de que sus obras eran “inicuas.” ¿No es eso suficiente para agitar el odio del mundo?
11. (a) ¿Por medio de qué ejemplo personal dio testimonio Jesús de que las obras del mundo eran inicuas? (b) ¿Cómo probó la acción de Jesús en el templo a principios de su carrera pública que las obras del mundo eran inicuas?
11 Pero, ¿cómo dio testimonio Jesús al mundo y mostró que las obras de éste eran “inicuas”? Tanto por expresión verbal como por acción. Él mismo tenía que estar libre de culpa de obras inicuas. ¿Quién de los días de él en la Tierra podía acusarlo con verdad de una sola obra inicua? Hasta a judíos incrédulos él los desafió con esta pregunta: “¿Quién de ustedes me prueba culpable de pecado?” (Juan 8:46) Hacia el principio de su carrera pública, cuando entró en el templo de Jerusalén y echó a los cambistas y a los mercaderes, diciendo: “¡Quiten estas cosas de aquí! ¡Dejen de hacer de la casa de mi Padre una casa de mercancías!” estuvo dando testimonio a aquellos profanadores del templo, y a las autoridades judías que permitían la profanación, de que las obras de ellos eran “inicuas.”—Juan 2:13-17.
12. ¿Cómo causó Jesús un testimonio contra obras inicuas por medio de curaciones en el sábado, por la expulsión de demonios, por no dar una señal del cielo, por no hacerse parte del mundo?
12 En el Día de Descanso legal judío, cuando se presentaron ocasiones en que él podía efectuar buenas obras de curación y efectuó aquellas curaciones a pesar de que sabía que sería criticado y condenado por ellas, dio testimonio de que los actos de sus críticos eran ‘inicuos.’ (Mat. 12:9-16) Cuando echó demonios de personas bajo obsesión y fue acusado de estar en liga con Beelzebub el gobernante de los demonios por haber hecho aquello, Jesús puso de manifiesto que las obras de sus opositores eran inicuas. (Mat. 12:22-37) Cuando los judíos no creyentes le pidieron una señal del cielo como prueba de que él era el Mesías y él rehusó disipar la incredulidad de ellos por medio de señales indebidas, dio testimonio de que las obras inicuas de ellos eran las de una “generación inicua y adúltera.” (Mat. 16:1-4; 12:38-45) El que Jesús rehusara imitar a este mundo y hacerse como él o parte de él fue un testimonio en sí mismo de que las obras del mundo eran “inicuas.”
13, 14. (a) ¿De qué dos maneras generales dio testimonio Jesús de que las obras del mundo eran inicuas? (b) ¿Cómo armonizó la predicación de Jesús con lo que dijo en Juan 3:17?
13 No obstante, no fue solo dejando que su vida hablara por sí misma que Jesús dio testimonio contra este mundo, despertando su odio. Lo hizo también directamente por expresión verbal. ¿Qué quiere decir esto?
14 Bueno, Jesús mismo le dijo al gobernante judío Nicodemo: “Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo,” es decir, para juzgarlo adversamente o condenarlo, sentenciando a la raza humana a la destrucción. (Juan 3:17) Precisamente así, Jesús no fue por el país condenando todo lo que veía, haciendo eso siempre, proclamando solo el “día de la venganza de parte de nuestro Dios.” No, más bien tuvo un mensaje positivo que llevaba a adquirir libertad de la condenación. Este era el mensaje del Reino.—Isa. 61:1, 2; Luc. 4:16-41.
15, 16. (a) ¿Cómo dieron testimonio de que las obras del mundo eran inicuas las palabras con que Jesús presentó el mensaje del Reino? (b) ¿Cómo dio también tal testimonio el contenido mismo del mensaje del Reino?
15 Pero, ¿dio este mensaje positivo testimonio acerca del mundo en el sentido de que sus obras eran inicuas? ¡Sí! Y esto se muestra por la manera en que el mensaje real fue presentado. El relato de Mateo nos narra cómo Juan el Bautista presentó el mensaje del Reino y entonces cómo Jesucristo mismo lo hizo. Después que Juan el Bautista fue aprisionado, Jesucristo siguió dando el mensaje de Juan y lo amplió. Acerca de esto, Mateo 4:17 nos informa esto: “Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.’”
16 Aquella misma palabra introductoria del mensaje: “Arrepiéntanse,” indicaba que las obras de los que oían el mensaje del Reino eran inicuas. Era necesario que se arrepintieran de aquellas obras inicuas y se volvieran y se prepararan para la venida del Reino. ¿Por qué? Porque aquel gobierno divino no iba a dejar que sus súbditos practicaran obras inicuas. De hecho, no se admitiría a puestos gubernamentales en aquel reino a los que practicaran obras inicuas. (1 Cor. 6:9, 10) Aquel reino sería un gobierno justo, y el hecho de que el Dios de los cielos considerara necesario establecer tal reino condenaba como inicuos a todos los reinos de este mundo. Daba testimonio de que aquellos sistemas mundanos de gobernación eran inicuos y cierto día, al tiempo señalado de Dios, tendrían que ser destruidos. Por esa razón los que proclamaban el “reino de los cielos” y abogaban por él no podían, consecuentemente, participar en la política del mundo, no podían ocupar puesto político en ningún gobierno de hechura humana ni participar en ningún conflicto armado para sostener a aquellas gobernaciones mundanas. Como embajadores y enviados del reino de Dios se abstienen de la inmunda política humana.
17. ¿Por qué odiaron a Jesús por predicar el mensaje del Reino los gobernantes mundanos y sus apoyadores?
17 ¿Odió el mundo a Jesús por predicar las buenas nuevas del “reino de los cielos”? La evidencia muestra que el mundo lo odió por eso. Los gobernantes mundanos y sus apoyadores tenían sus propias ideas y planes en cuanto a la manera de gobernar la Tierra y sus pueblos. Odiaban un mensaje que presentaba la idea de que Jehová Dios pensaba destruir los reinos y gobernaciones de ellos a Su debido tiempo. Preferían un mensaje que presentara a Dios tras los gobiernos de hechura humana, aprobándolos y proponiéndose mejorarlos y mantenerlos en el poder. Por consiguiente, un mensaje que anunciaba un reino que no cooperaría con los sistemas de gobernación de ellos ni verdaderamente trabajaría por medio de ellos no era nada que les agradara a los elementos políticos de este mundo. Odiaron tanto al mensaje como a sus proclamadores. Odiaron al Ungido a quien Dios se proponía poner en el poder en el “reino de los cielos.”
VENCIENDO EL ODIO MUNDIAL
18, 19. (a) ¿Qué fue lo que indujo al mundo a odiar a Jesús por predicar el mensaje del Reino? (b) ¿Cómo dijo Jesús a sus apóstoles que el odio del mundo no tenía razón válida?
18 ¿Merecía Jesús el odio del mundo por predicar el reino mesiánico de Dios? ¿Estaba predicando así algo que hubiera de resultar en daño para toda la humanidad? No, sino algo que sería para el bien eterno de ésta. El orgullo personal y el egoísmo fueron las cosas que indujeron al mundo a odiar a Jesús por proclamar el mensaje del Reino que era realmente buenas noticias, Buenas Nuevas, el Evangelio. Jesús les dijo claramente a sus apóstoles fieles que el odio que el mundo le tenía a él realmente no tenía razón válida, cuando dijo:
19 “Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado a ellos, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado. El que a mí me odia, odia también a mi Padre. Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro hizo, no tendrían pecado; pero ahora han visto y también han odiado tanto a mí como a mi Padre. Mas es para que se cumpla la palabra escrita en la Ley de ellos: ‘Me odiaron sin causa.’”—Juan 15:22-25; Sal. 35:19; 69:4.
20. ¿Cómo mostraron los judíos, al estar delante del gobernador Pilato, que se odiaba a Jesús por predicar el mensaje del Reino?
20 Algo que muestra que el mundo odió a Jesús por predicar el justo reino de su Padre celestial es que los enemigos de Jesús recurrieron a una treta política para hacer que los romanos, que no estaban entonces interesados en cuestiones religiosas, lo ejecutaran. Usaron el hecho de que Jesús predicaba un gobierno perfecto para la humanidad como instrumento para acusarlo de un crimen político contra el Imperio Romano, la potencia mundial de aquel tiempo. Cuando Poncio Pilato, el gobernador romano de Judea, quiso que los acusadores de Jesús consideraran el asunto como una cuestión puramente religiosa que tenía que ver con la ley religiosa de ellos y les dijo: “Tómenlo ustedes mismos y júzguenlo según su ley,” ellos respondieron: “A nosotros no nos es lícito [bajo la ley de César] matar a nadie.” (Juan 18:31) Para darle un sesgo político a lo que Jesús predicaba, sus acusadores le dijeron a Pilato: “A este hombre lo hallamos subvirtiendo a nuestra nación y prohibiendo pagar impuestos a César y diciendo que él mismo es Cristo, un rey. . . . Alborota al pueblo enseñando por toda Judea, sí, comenzando desde Galilea hasta aquí.”—Luc. 23:1-5.
21. ¿Cómo hicieron los acusadores de Jesús que Pilato se sintiera envuelto personalmente en aquella situación?
21 Entonces, finalmente, para hacer que el gobernador Pilato se sintiera personalmente envuelto en la situación, los acusadores de Jesús dijeron: “Si pones en libertad a éste, no eres amigo de César. Todo el que se hace rey habla contra César. . . . No tenemos más rey que César.”—Juan 19:12-15.
22, 23. (a) ¿Cómo fue hecho Jesús entonces directamente un objeto de odio por “el mundo”? (b) ¿Cómo señalaron este hecho más tarde en oración los discípulos de Jesús?
22 Al obligar así a los romanos paganos a tomar parte en matar a este Predicador del “reino de los cielos,” los acusadores judíos obligaron al Imperio Romano a cometer un acto de odio contra Jesús. Antes que los soldados romanos se lo llevaran al lugar de ejecución en Calvario fuera de Jerusalén, lo trataron escandalosamente como a un sedicioso criminal. Los propios discípulos de Jesús señalaron más tarde que de esta manera Jesús fue hecho directamente objeto de odio mundial, cuando, orando a Dios, dijeron:
23 “Soberano Señor, tú eres El que hiciste el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas que hay en ellos, y que por espíritu santo dijiste por boca de nuestro antepasado David, tu siervo: ‘¿Por qué se pusieron tumultuosas las naciones y los pueblos meditaron cosas vacías? Los reyes de la tierra tomaron su posición y los gobernantes se juntaron en masa como uno solo contra Jehová y contra su ungido.’ De veras, pues, tanto Herodes como Poncio Pilato con los hombres de las naciones y los pueblos de Israel realmente fueron reunidos en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, a fin de hacer cuantas cosas tu mano y consejo habían predeterminado que sucediesen.”—Hech. 4:24-28.
24. ¿Qué objeto que había detrás del odio del mundo contra Jesús tenía que ser vencido victoriosamente?
24 Nadie puede poner en tela de juicio el hecho de que Jesucristo se encaró a odio mundial. Pero la pregunta vital es: ¿Dejó el que el odio mundial resultara victorioso sobre él? ¿Se doblegó finalmente en derrota ante aquel odio? Bueno, ¿qué estaba tratando de obligar a Jesucristo a hacer aquel odio mundial? Satanás el Diablo lo agitaba para poner en él temor que lo llevara a someterse. El propósito del odio era inducirlo a dejar de ejecutar sus poderosas obras milagrosas que testificaban del hecho de que él era el Mesías prometido enviado por Jehová Dios. Tenía el objeto de disuadirlo de predicar por más tiempo las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios, silenciarlo como Maestro y Predicador. Tenía la intención de convertirlo en rebelde contra Jehová Dios, que lo había ungido y comisionado como el Mesías. Sí, este odio mundial fue suscitado contra Jesucristo para llevarlo a desquitarse de la gente y odiarla y a apartarse de su proceder abnegado de entregar su vida humana perfecta para que la gente obtuviera vida eterna bajo el prometido reino mesiánico de Dios. El odio mundial tenía como objeto destruirlo haciendo que él se esforzara por salvar su vida humana terrestre, lo que solo resultaría en que perdiera su alma, su esperanza de ser resucitado para vida eterna.
25. ¿Por qué no detuvo el odio mundano a Jesús haciendo que cesara de ejecutar milagrosas obras poderosas hasta a pocas horas de ser ejecutado?
25 ¿Logró el odio mundial todas estas cosas con relación a Jesucristo? ¿Se dio él por derrotado y cesó de ejecutar milagros y buenas obras para las cuales el Mesías prometido había sido comisionado? ¡No! Hasta pocas horas antes que fuera sentenciado a muerte, ejecutó un milagro, en muestra de que estaba contra conflicto armado alguno. Cuando él estaba siendo traicionado en el Jardín de Getsemaní cerca de Jerusalén, su apóstol Pedro sacó una espada y le cortó la oreja a un hombre del bando armado que salió a arrestarlo bajo el manto de la oscuridad. Pero Jesús se expresó en desaprobación del uso de la espada y entonces le sanó la oreja al hombre, dando así un testimonio al sumo sacerdote de los judíos, porque este hombre sanado, Malco, era siervo del sumo sacerdote.—Mat. 26:48-54; Luc. 22:47-51; Juan 18:10, 11.
26. ¿Qué se puede decir en cuanto a si Jesús dejó que el odio mundial evitara que él diera expansión a la predicación del Reino hasta el postrer medio año de su ministerio público?
26 Pues bien, ¿logró el embate del odio mundial continuo que Jesucristo se sometiera y lo obligó a mantener la boca cerrada y no predicar más las buenas nuevas del Reino? El testimonio de testigos oculares responde: ¡No! Comenzando solo en la proclamación de lo cercano del Reino después del aprisionamiento de Juan el Bautista, Jesús recogió discípulos a sí y seleccionó a doce que estarían con él siempre y a quienes designó apóstoles. A medida que se acercó la tercera celebración de la Pascua durante su ministerio público, envió a estos doce apóstoles en pares, a predicar el mismo mensaje que él había continuado predicando, porque les dijo: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’” (Mat. 10:1-7) Después de la tercera celebración de la fiesta judía de los tabernáculos durante su ministerio público, Jesús envió otros setenta discípulos como evangelizadores, también en pares, y a ellos dijo: “Dondequiera que entren en una ciudad y los reciban, coman las cosas que pongan delante de ustedes, y curen a los enfermos en ella, y sigan diciéndoles: ‘El reino de Dios se ha acercado a ustedes.’” (Luc. 10:1-9) Esto fue durante el postrer medio año de su vida humana.
27, 28. (a) ¿Cómo dio Jesús una magnífica culminación con toque dramático a su predicación del Reino por toda la nación? (b) Cuando se instó a Jesús a detener los gritos acerca del Reino en aquella ocasión, ¿por qué no hizo aquello Jesús?
27 Ahora se acercaba la cuarta y última Pascua de su ministerio público. Llegó un día de excitación que sacudió en lo religioso a la ciudad de Jerusalén. Este fue el domingo 9 de Nisán del año 33 E.C., cinco días antes de la espantosa muerte de Jesús. Aquel día, con toque dramático Jesús dio una magnífica culminación a su predicación nacional del reino de Dios. Sobre el monte de los Olivos al este de Jerusalén, se sentó sobre un pollino de asna y cabalgó como el Rey Mesiánico hacia la ciudad real, no acompañado de un cuerpo imponente de soldados de caballería armados con lanzas, no con el traqueteo de un escuadrón de carros de guerra o con un batallón de soldados de infantería en toda su armadura, no, no con una gran fuerza militar que hubiera hecho que los soldados romanos irrumpieran como la corriente de un río de los cuarteles de soldados en el Castillo de Antonia en la esquina noroeste de la zona del templo, para resistir la invasión de Jerusalén. No; más bien, en cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9, montó en pacífica procesión triunfal acompañado por una jubilosa muchedumbre de hombres, mujeres y niños sin armas, a quienes dejó que proclamaran el Reino por él.
28 Entre los clamores que con vigor brotaban de la muchedumbre en marcha estaban éstos: “¡Bendito es el reino venidero de nuestro padre David!” “¡Bendito es El que viene como el Rey en el nombre de Jehová!” “¡Salva, te rogamos! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová, sí, el rey de Israel!” Cuando los enemigos llenos de odio se opusieron a estos gritos mesiánicos de la gente, Jesús insistió en que la profecía tenía que cumplirse, diciendo: “Les digo: Si éstos permanecieran callados, las piedras clamarían.”—Mat. 21:6-16; Mar. 11:4-11; Luc. 19:32-40; Juan 12:12-16.
29. ¿Cómo cumplió profecías así Jesús, y de qué hizo un cuadro?
29 Así, no en vano había declarado lo siguiente la profecía de Zacarías 9:9 quinientos años antes: “¡Exulta sin mesura, hija de Sión, lanza gritos de gozo, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna.” (Biblia de Jerusalén) “He aquí que viene a ti tu rey, justo y victorioso, humilde, y cabalgando sobre un asno, es decir, sobre un pollino, hijo de asna.” (Versión Moderna) No como presentando meramente un espectáculo, sino en obediencia a la profecía inquebrantable de Dios, Jesús animosamente se encaró al odio del mundo y dramáticamente testificó del reino mesiánico de Dios. De este modo representó proféticamente que después del fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 E.C., y después de terminada la guerra que acontecería en el cielo, montaría triunfalmente y se presentaría a la organización teocrática de Jehová como su Rey legítimo.—Luc. 21:24; Rev. 12:5-10.
DERECHO JUSTO DE DECLARARSE VICTORIOSO SOBRE EL MUNDO
30. (a) ¿Por qué se puede decir que Jesús no dejó que el odio mundial afectara su disposición y actitud personal? (b) ¿Cómo denunció la hipocresía religiosa con relación al Reino?
30 El odio mundial no detuvo a Jesús ni en la ejecución de milagros en prueba de que era el Mesías ni en su predicación de las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios. Tampoco hizo aquel odio mundial que él embebiera el espíritu de éste y se llenara de odio malicioso a la raza humana que había venido a rescatar, ni logró su presión que él se hiciera rebelde contra Dios y la voluntad divina. En el templo, Jesús, en expresión de su compasión por la gente engañada y oprimida, públicamente denunció la hipocresía religiosa y dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque cierran el reino de los cielos delante de los hombres; pues ustedes mismos no entran, ni permiten entrar a los que están entrando.” (Mat. 23:1-13) Tres días más tarde, sin espíritu alguno de rebelión contra Dios, Jesús celebró en Jerusalén, con sus apóstoles, la Pascua judía. Inmediatamente después dio comienzo a una observación nueva, una nueva cena, como memorial o conmemoración de su muerte como sacrificio humano.
31. ¿Por qué las palabras de Jesús acerca de la copa de vino y relacionadas con el Reino no refutan la alegación que hizo después acerca de que había obtenido victoria sobre el mundo?
31 Al explicar el significado de la copa de vino que se bebería en esta cena conmemorativa, Jesús dijo a sus fieles apóstoles: “Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi ‘sangre del pacto,’ que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados.” (Mat. 26:26-28) No hubo manifestación de odio a la raza humana en esas palabras, ni rebelión alguna contra la voluntad de Dios para él que envolvía una muerte de sacrificio. Entonces, en el transcurso de la conversación que hubo después, Jesús dijo a los apóstoles: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30) Más tarde, al fin de su conversación y antes de hacer una oración final a Dios, Jesús les dijo: “En el mundo tendréis dificultad. ¡Pero cobrad ánimo! La victoria es mía; yo he vencido al mundo.”—Juan 16:33, The New English Bible.
32. (a) ¿Por qué tenía Jesús el derecho de declararse victorioso sobre el mundo en aquella hora de la noche? (b) ¿Cómo apoyó su alegación el testimonio que dio delante de Pilato?
32 En aquella hora de la noche del 14 de Nisán, ¿tenía Jesús el derecho de declararse victorioso sobre el mundo entero? En vista de su fiel y amoroso proceder en la vida hasta entonces, podemos contestar: ¡Sí! Jesús no estaba allí expresando una vana jactancia de autoglorificación. Su firme proceder de obediencia a Dios en las horas siguientes probó eso. Al estar delante del más encumbrado representante local de César del Imperio Romano, Jesús rehusó negar que era el Rey ungido de Dios; más bien, le dijo al gobernador Poncio Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente. . . . Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” Aunque su condición de rey mesiánico fue cosa presentada en acusación contra él por los que lo odiaban como base legal para que los romanos lo ejecutaran, Jesús no repudió el reino de Dios.—Juan 18:36, 37.
33. (a) En el madero de tormento, ¿cómo se completó la victoria de Jesús, y cómo se probó esto menos de tres días después? (b) ¿Qué victoria con relación a este mundo todavía le espera a Jesús glorificado?
33 Poco después de eso, mientras Jesús pendía clavado del madero de tormento en Calvario, cuando los que lo odiaban pasaron por aquel lugar y lo injuriaron, él no se hizo como ellos pagándoles con la misma moneda. Alrededor de las tres de la tarde, cuando Jesús dijo: “¡Se ha realizado!” e inclinó la cabeza y exhaló su último aliento, ciertamente había obtenido la victoria sobre el mundo, y eso sin conflicto armado. (Juan 19:30; 1 Ped. 2:22-24) El mundo lo había matado como hombre, pero él murió invicto. El mundo lleno de odio no obtuvo satisfacción de su muerte. No podía evitar, y no evitó, que él obtuviera la gloriosa recompensa de su victoria mundial. No pasaron completamente tres días antes que el Dios Todopoderoso lo levantara de entre los muertos en una estupenda victoria sobre la muerte y entonces lo exaltara a la diestra del trono de su Padre celestial, mucho más allá del alcance del mundo lleno de odio allá abajo en la Tierra, el simple escabel de Dios. (Fili. 2:5-11; 1 Ped. 3:22) Otra clase de victoria le espera, y ésta con sus santos ángeles guerreros en la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón.—Rev. 16:14, 16; 19:11-21.
[Ilustración de la página 269]
Jesús no dejó que el odio mundial resultara victorioso sobre él haciendo que cesara de ejecutar sus milagros y buenas obras. No, sino que a pocas horas de ser sentenciado a muerte sanó milagrosamente la oreja de un hombre después que Pedro la había cortado