Interés y preocupación por el “rebaño de Dios”
“Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.”—Hech. 20:28.
1. ¿Cómo mostró Jesús gran interés y preocupación por aquellos a quienes asemejó a ovejas?
NADIE que haya estado en la Tierra ha mostrado jamás mayor interés y preocupación por los miembros de la familia humana que Jesucristo, el Gran Dechado. Él se refirió a los que escuchaban su voz como “ovejas” suyas. Y, en calidad de Pastor Excelente, entregó su alma o dio su vida a favor de ellos. (Juan 10:11, 27) Después de su resurrección de entre los muertos, Jesús grabó en la mente de su apóstol Simón Pedro la necesidad de dar atención especial a estas “ovejas.” ¿Cómo hizo esto Jesús? De una manera que verdaderamente puso motivación en Pedro para todo el resto de su vida terrestre.
2. (a) Según Juan 21:15–17, ¿cuál fue la reacción de Pedro a las preguntas que le hizo su Amo? (b) ¿Qué recalcó Jesús en este caso? ¿Cómo?
2 Tres veces le dirigió Jesús una pregunta similar a Pedro. Dos veces le preguntó: ‘Simón, ¿me amas?’ Finalmente, Jesús inquirió: “Simón hijo de Juan, ¿me tienes cariño?” Después de habérsele hecho esencialmente la misma pregunta por tercera vez, Pedro se apenó y enfáticamente aseguró a su Señor: “Tú sabes todas las cosas; tú bien sabes que te tengo cariño.” Sí, Jesús estaba plenamente al tanto del amor y cariño que Pedro le tenía. Pero el punto era que el apóstol tendría que dar prueba de esto durante un largo espacio de tiempo. ¿Cómo? Por medio de manifestar interés y preocupación por las “ovejas.” En cada caso, después que Pedro había dado una respuesta afirmativa a la pregunta dirigida a él, Jesús intensificó el punto, al decir: (1)“Apacienta mis corderos”; (2) “Pastorea mis ovejitas”; (3) “Apacienta mis ovejitas.” (Juan 21:15-17) Así, Jesús no solo enfatizó muy eficazmente su propia preocupación personal por las “ovejas,” sino la pesada responsabilidad futura de Pedro de cuidar de ellas, tal como su Señor había señalado tan enfáticamente.
3. (a) ¿Cómo dio prueba Pedro de su amor al “pastor excelente”? (b) ¿Qué muestra que Pedro no fue el único que se preocupó por “el rebaño”?
3 Para Pedro aquélla fue una experiencia inolvidable. Sin lugar a duda Jesús había llegado a lo más recóndito del corazón del apóstol. En prueba de su amor al Pastor Excelente, Jesucristo, Pedro jamás descuidaría el apacentar las “ovejas.” Amorosa y concienzudamente se esforzaría por pastorear “el rebaño.” Unos 30 años después, Pedro escribió “a los residentes temporales esparcidos,” es decir, a los que habían llegado a ser discípulos de Jesucristo. Como parte del “rebaño de Dios” se les recordó una liberación de su anterior forma de conducta infructuosa. ¿Cómo se había logrado esta liberación? No por una compra basada en cosas ordinarias como la plata o el oro, sino “con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo.” (1 Ped. 1:1, 18, 19) Pedro reconoció con aprecio que lo que se había pagado era un precio grande. Le había costado a Jehová Dios el sacrificio de su Hijo unigénito, a quien había enviado a esta Tierra para proveer un rescate para muchos. (Mat. 20:28; Juan 3:16) Para cuando Pedro escribió su primera carta, los miembros comprados del “rebaño” habían ascendido a muchos miles. De modo que entonces había más “ovejas” de las que Pedro pudiera cuidar por su propia cuenta. Sin embargo, junto con Pedro se había levantado a otros hombres capacitados que manifestaban interés y preocupación por “el rebaño” por medio de apacentarlo, guiarlo y por protegerlo. Ellos, también, comprendían que “el rebaño” pertenecía a Jehová. Y en nuestro día reconocen cabalmente esto las decenas de miles de subpastores espirituales a quienes él les ha dado la responsabilidad de pastorear el “rebaño de Dios” bajo su custodia.
4. ¿Qué consejo apropiado dio Pedro acerca de pastorear cuando escribió a los ancianos de la congregación cristiana?
4 Cuando a Pedro se le inspiró para que escribiera su primera carta, sin duda podría recordar lo que Jesús había grabado en su mente y corazón respecto a pastorear las “ovejas.” Esto se ve patentemente por las palabras de exhortación del apóstol dirigidas no solo a aquellos subpastores del primer siglo sino también a los ancianos en sentido espiritual entre el actual pueblo de Dios. Pedro escribió: “Por lo tanto, a los ancianos entre ustedes doy esta exhortación, porque yo también soy anciano con ellos y testigo de los sufrimientos del Cristo, hasta partícipe de la gloria que ha de ser revelada: Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena voluntad; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con verdaderas ganas; tampoco como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño. Y cuando el pastor principal haya sido manifestado, ustedes recibirán la inmarcesible corona de la gloria.”—1 Ped. 5:1-4.
Cuidando amorosamente del “rebaño de Dios”
5. (a) Para que haya buen resultado, ¿qué actitud debe tener el superintendente cristiano a fin de cumplir su responsabilidad para con el “rebaño”? (b) ¿Por qué puede el superintendente de hoy día ver los asuntos como Pedro los vio?
5 Como testigo presencial de los sufrimientos del Cristo, Pedro se sintió impulsado a recalcar la importancia de mostrar preocupación por el “rebaño de Dios.” Tal como el Pastor Principal, Jesucristo, demostró esta preocupación e interés, así debe ser con todos los que pastorean “el rebaño.” Pero ciertamente no podría hacer eso el superintendente cristiano a quien le pareciera que estuviera sirviendo como obligado. Ningún anciano nombrado de hoy día debería creer que tiene que servir debido a que se le pone bajo presión. Aunque se requiere mucho trabajo en llevar esta responsabilidad que es un privilegio, el subpastor amoroso manifestará el deseo de ayudar y rendir servicio. Pero solo desplegará ese espíritu si tiene la misma actitud mental que posee Cristo Jesús, quien desplegó humildad y se mostró dispuesto a aguantar sufrimiento. (Fili. 2:5-8; 1 Ped. 4:1) Si el anciano se reconoce como parte del “rebaño” bajo la custodia del Gran Pastor, Jehová Dios, y reconoce que tiene que rendir cuentas a Él y al Pastor Excelente, Jesucristo, y no a algún ser humano, entonces sirve con verdaderas ganas, sin quejarse. (1 Ped. 2:25) Aunque los superintendentes de hoy día no han sido testigos presenciales de los sufrimientos de Jesús como lo fue Pedro, se les ha favorecido con los detallados relatos bíblicos de la vida y el ministerio de Cristo. Por eso pueden considerar los asuntos como los consideró Pedro y así tener el mismo espíritu que tuvo el apóstol en lo que tiene que ver con pastorear “el rebaño.”
6. ¿Qué deben tener presente los superintendentes al tratar con “el rebaño”?
6 Para ser ejemplo correcto, el subpastor cristiano no puede estar interesado en ganancia egoísta o falta de honradez, ni en lograr prominencia indebida. Cualquier ‘grandeza’ envuelta en los asuntos proviene de ponerse a la disposición de sus hermanos, de ser abordable, de servir en el interés espiritual de ellos. Puesto que saben que “el rebaño” pertenece a Jehová, quien lo compró con la sangre de su Hijo, los ancianos ejemplares no ‘se enseñorean de los que son la herencia de Dios.’ Más bien, estos subpastores tratan al “rebaño” tierna y protectoramente, y así siguen el consejo y el modelo que suministró el Pastor Excelente.—Mat. 20:25-27; Tito 1:7; contraste con Ezequiel 34:2-4; Judas 16.
7. ¿De qué maneras muestran los superintendentes verdadero interés en “el rebaño”?
7 Verdaderamente tiene que reconocerse que, por mucho, la mayoría de los superintendentes cristianos hoy día están mostrando de varias maneras preocupación correcta por “el rebaño.” El tiempo y esfuerzo que dedican a apacentar las “ovejas,” por medio de dar atención personal a individuos, y al presidir las reuniones de la congregación suministran excelentes ejemplos para sus compañeros de creencia. (1 Tim. 5:17) Considere, también, la excelente manera en que los subpastores concienzudos llevan la delantera en la actividad del campo, mientras se esfuerzan por hallar a otras personas de disposición de oveja y hacer discípulos. (Mat. 28:19, 20; 2 Tim. 4:5) Y ¿qué hay de la preocupación que muestran por proteger al “rebaño” de los elementos mundanos y de los que quisieran hacer presa del “rebaño”? (Efe. 4:11-14; Col. 2:8; Jud. 22, 23) De estas maneras y de muchas otras el “rebaño de Dios” se beneficia de los que lo pastorean debido al interés amoroso que ellos tienen en su bienestar espiritual.
Lecciones valiosas para nosotros hoy día
8. A fin de proveer estímulo espiritual, ¿qué arreglo hizo el apóstol Pablo a favor de los ancianos de Éfeso?
8 Al leer los relatos bíblicos acerca de lo que lograron a favor del “rebaño” los superintendentes del primer siglo, nos impresiona el excelente ejemplo del apóstol Pablo. Él también dio estímulo a ancianos, como lo hizo Pedro. Cuando Pablo iba de viaje a Jerusalén, convocó una reunión de los ancianos de Éfeso. Sin duda ellos apreciaron en gran manera la oportunidad de pasar algún tiempo con Pablo, tal como los superintendentes se reúnen periódicamente hoy día para un intercambio de experiencias útiles, para edificarse mutuamente en la fe y recibir amonestación bíblica.
9. ¿Cómo muestra el relato de Hechos 20:18–21 que Pablo era un hombre de Dios con disposición al sacrificio personal?
9 Podemos aprender algunas lecciones valiosas de lo que Pablo consideró con aquellos superintendentes de Éfeso. El registro de Hechos 20:17-38 nos suministra un discernimiento más profundo de la clase de ejemplo que el apóstol había dado a sus hermanos, entre ellos aquellos ancianos de Éfeso. ¿Era Pablo un ministro interesado en ahorrarse molestias que simplemente disfrutara de viajar a las diferentes partes del distrito de Asia? De ninguna manera. Era un hombre de Dios que se sacrificaba para el bien de otros, que estaba “sirviendo como esclavo al Señor con la mayor humildad de mente y con lágrimas y con . . . pruebas” durante todo el tiempo que estuvo allí. (Hech. 20:18, 19) No se retuvo de ‘enseñar públicamente y de casa en casa,’ y eso a pesar de los peligros. Tampoco temía lo que pensaran de él algunos residentes de la comunidad, ni temía las amenazas de los contrarios. Pablo dio testimonio cabal en el territorio.—Hech. 20:20, 21; compárese con Hechos 19:1-20:1; 2 Corintios 1:8-11.
El pastoreo en tiempos de persecución
10. ¿Cómo han imitado a Pablo muchos superintendentes del día actual en sus esfuerzos por ayudar al “rebaño” a pesar de sufrimiento personal?
10 Ahora el apóstol iba hacia Jerusalén, impávido aunque le esperaban allí “cadenas y tribulaciones.” Estaba dispuesto a dar la vida, si fuera necesario, a fin de terminar su carrera en fidelidad y cumplir con el ministerio que había recibido del Señor Jesús. (Hech. 20:22-24) ¡Qué excelente ejemplo era ése para aquellos superintendentes efesios! Pablo no solo mostraba interés y preocupación por los que necesitaban oír las “buenas nuevas,” sino también por las personas que llevaban la responsabilidad de esparcir el mensaje a otros. ¿No es en esto mismo que deben interesarse todos los que han sido nombrados ancianos cristianos hoy día? Felizmente, sí tenemos hombres que están imitando a Pablo en el sentido de que están dispuestos a arriesgar la vida misma por las “buenas nuevas” y por proteger a sus hermanos. En realidad, en países donde los cristianos sufren persecución intensa muchos subpastores fieles se han quedado lealmente donde está “el rebaño,” a pesar de que a estos hombres responsables se les haya abierto el camino para ir a países donde aparentemente pudiese haber sido posible evitar estos sufrimientos. Vea una ilustración: Recientemente un anciano que ya ha sufrido años de encarcelamiento y crueles golpes visitó a los Estados Unidos para recibir entrenamiento provisto por la Sociedad Watch Tower para el personal de las sucursales. Se le dio la oportunidad de ir a un país donde actualmente no hay persecución. Pero él optó por volver a la tierra en la cual había estado sirviendo aunque parecía seguro que lo que le esperaría allí sería encarcelamiento y persecución severa. Al igual que tantos otros subpastores cristianos, él considera que el cuidar del “rebaño” es un privilegio más precioso que su propia libertad personal. Verdaderamente, superintendentes de esta clase merecen encomio. ¡Qué excelente el que ellos continúen suministrando cuidado a las ‘ovejas que están afligidas’!—Compare con Isaías 32:1, 2.
11. (a) En vista de Hechos 20:25–27, ¿cuál fue la posición de Pablo respecto a culpa por vidas perdidas, y cómo pueden los superintendentes de hoy día mantener una posición similar? (b) Como fácilmente se puede comprender, ¿qué sentimientos abrigan los superintendentes para con personas a quienes ellos hayan ayudado originalmente a llegar a ser discípulos?
11 Había sido entre aquellos que ahora eran superintendentes en Éfeso entre quienes Pablo había ido “predicando el reino.” Ellos mismos habían oído el mensaje de los labios de Pablo. Con todo el corazón él había declarado a ellos y otros “todo el consejo de Dios,” no sus propias ideas. Por eso tenía la conciencia limpia. No podría cargársele a su cuenta culpa por vidas que se hubieran perdido por no haberse dado el testimonio. (Hech. 20:25-27) Así debe suceder en el caso de los superintendentes en este tiempo en que se experimentan pruebas, dificultades y penalidad respecto a terminar la obra de dar un extenso testimonio acerca del Reino. Hoy día los superintendentes saben que mucho depende de su ejemplo celoso al llevar la delantera en la obra. Por eso, se esfuerzan por participar al mayor grado posible en declarar las “buenas nuevas.” Así, ellos, también, se mantienen limpios y libres de toda culpa por vidas perdidas. Otros de la congregación observan que estos ancianos llevan la delantera en dar la advertencia a los inicuos y buscar a los de corazón honrado. Por consiguiente, estos compañeros de creencia se sienten estimulados a seguir el excelente ejemplo de ellos. Como sucedió en el caso de aquellos a quienes Pablo ayudó, muchos de los que hoy componen “el rebaño” son personas que originalmente oyeron la verdad de boca de superintendentes que estuvieron testificando en su territorio. Ahora que esas personas están en la congregación, los superintendentes muestran más interés aún en el bien de ellas.—1 Tes. 1:5, 6; 2:7, 8.
12. ¿Cómo hemos de entender la declaración de Pablo en Hechos 20:28?
12 Las siguientes palabras de Pablo indican su gran preocupación por aquellos ancianos de Éfeso, así como también por “el rebaño” bajo la custodia de ellos: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hech. 20:28) En vista de la seria responsabilidad envuelta en pastorear “el rebaño,” cada uno de aquellos hombres indudablemente sentía la necesidad de examinarse. Además, era preciso que aquellos superintendentes aplicaran a sí mismos el consejo de Pablo como cuerpo o grupo de ancianos. Tenían que cooperar y trabajar juntos al cuidar “el rebaño.” El obtener los mejores resultados exigía unidad de pensamiento y acción por parte de ellos. Esto, en sí mismo, mostraría que se preocupaban profundamente por “el rebaño.”
13. ¿Qué se puede decir acerca de la aplicación de Hechos 20:28 hoy día?
13 ¡Qué apropiado es el que utilicemos la amonestación de Pablo para el beneficio de los ancianos cristianos de hoy día! Muchas veces, como cuando superintendentes viajantes se reúnen con ancianos de congregación, esas palabras registradas en Hechos 20:28 han servido de base para consejo sano. Nótese que lo que se dice allí no quiere decir prestar atención solo a uno mismo. Más bien, el entero cuerpo de ancianos de cada congregación tiene la responsabilidad de cuidar de las necesidades específicas del “rebaño.” Esto es cierto aunque cada anciano tenga una asignación definitiva que contribuya al logro de este objetivo general. Los superintendentes tienen que cumplir su responsabilidad de pastoreo concienzudamente y con interés amoroso a la vez que reconocen que “el rebaño” le es precioso a Jehová en vista del precio que se pagó por su compra.—Efe. 1:7.
Protección contra “lobos” apóstatas
14. (a) ¿Qué advertencia se da en Hechos 20:29, 30? (b) ¿Por qué fue oportuna la advertencia que Pablo dio a los superintendentes efesios?
14 Puesto que sabía lo que se desarrollaría después de su muerte y la de los otros apóstoles, Pablo emitió esta advertencia: “Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí.” (Hech. 20:29, 30) Más tarde, el apóstol Pedro advirtió que habría oportunistas y promotores de sectas que harían presa de los incautos, los faltos de instrucción y los inestables. (2 Ped. 2:1-3; 3:15, 16) Mientras los apóstoles estuvieron presentes, sirvieron para restringir las tendencias en esa dirección. Pero las Escrituras predijeron claramente una apostasía importante, y ésta, de hecho, aconteció. Todavía sigue en la forma de la cristiandad.—2 Tes. 2:6-10.
15. (a) ¿Por qué deben ser vigilantes los que actualmente pastorean al “rebaño”? (b) ¿Por qué es necesario que a veces los ancianos obren en armonía con la dirección que se da en Romanos 16:17–19?
15 En este “tiempo del fin” a los testigos cristianos de Jehová se les advierte significativamente contra el apostatar o apartarse de la verdad. (Dan. 12:4; Mat. 24:9-13) Por eso, los fieles subpastores cristianos tienen que mostrar interés y preocupación por “el rebaño” por medio de ser vigilantes. Deben estar alerta a fin de proteger a los miembros del “rebaño” de empezar a tener malas asociaciones. (1 Cor. 15:33) Cuando se consideran las presiones constantes que el mundo en inmundicia impone, se ve que no es fácil mantener un punto de vista y una actitud espiritualmente sanos. Por eso cada persona de la congregación debe obedecer esta amonestación: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.” (Heb. 13:7) A veces puede ser que a los ancianos se les haga necesario dar consejo bíblico o advertir a compañeros de creencia en contra de dejar que en ellos influyan personas que buscan sus propios intereses egoístas y su propio placer en vez del bien espiritual del “rebaño” en conjunto. En tales casos se debe aplicar la firme dirección que Pablo da en Romanos 16:17-19. Él declaró: “Ahora les exhorto, hermanos, a que vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y que los eviten. Porque hombres de esa clase no son esclavos de nuestro Señor Cristo, sino de su propio vientre; y con palabras melosas y habla lisonjera seducen los corazones de los cándidos. Pues la obediencia de ustedes ha llegado a noticia de todos. Por lo tanto me regocijo a causa de ustedes. Mas deseo que sean sabios en cuanto a lo que es bueno, pero inocentes en cuanto a lo que es malo.”
Laborando a favor del “rebaño”
16. (a) ¿Qué indica el hecho de que a veces Pablo diera amonestación con lágrimas? (b) Al mostrar interés y preocupación por “el rebaño,” ¿qué se esfuerzan diligentemente por hacer para éste los superintendentes hoy día?
16 Puesto que Pablo viajaba extensamente, tenía amplia visión de lo que estaba aconteciendo en las congregaciones de su día. Sabía que había diversos problemas y peligros. Por eso se entiende el que él instara a los ancianos de Éfeso a mantenerse despiertos espiritualmente. Por un período de tres años Pablo les había demostrado su amor e interés y preocupación por medio de amonestarlos de continuo, aun con lágrimas. (Hech. 20:31) Evidentemente tal pastoreo encerraba alguna tensión emocional. El dar aquella atención vigilante y amorosa imponía algún agotamiento a Pablo. Por lo tanto, no es sorprendente el que a veces los superintendentes pasen por la misma experiencia hoy día, especialmente cuando tienen que manejar problemas graves. (Compare con 2 Corintios 2:4.) En tales situaciones lo que más les preocupa es “el rebaño.” Laboran diligentemente por mantenerlo espiritualmente limpio y sano, libre de levadura.—1 Cor. 5:6; Gál. 5:7-10; Tito 2:1.
17. (a) ¿Qué punto de importancia debemos aprender de las palabras de Pablo en Hechos 20:32? (b) El poner a las personas y sus intereses en encomienda a Jehová permite que haya ¿qué resultado?
17 Pablo, al poner a los superintendentes efesios en encomienda “a Dios y a la palabra de su bondad inmerecida,” podía confiar en que estaban en las mejores manos. (Hech. 20:32) Igualmente hoy día, después que los superintendentes hayan hecho cuanto hayan podido en cuanto a dar consejo y ayuda, o en tomar cualquier otra acción disciplinaria que haya sido aconsejable según las Escrituras, pueden dejar los asuntos en las manos de Dios. En situaciones en las cuales nuestros amados hermanos y hermanas en la fe están acosados por problemas graves, siempre es un consuelo saber que cuando se ora a Jehová y se pone a estos hermanos y hermanas y sus intereses en encomienda a él y se deja que Su Palabra, espíritu y organización provean la dirección que se necesita, el resultado estará en conformidad con la voluntad de él. En esas circunstancias, cualquier cosa que suceda será por permiso de Dios. (Compare con 1 Pedro 2:23.) De nuevo, el proceder así muestra interés y preocupación por “el rebaño,” porque dirige la atención a Aquel que puede lograr el mayor bien en toda situación.
18. (a) ¿Cuál era el punto de vista de Pablo acerca de sus provisiones materiales? (b) Al imitar el ejemplo de Pablo en cuanto a esto, ¿cómo muestran los superintendentes su interés y preocupación por “el rebaño”?
18 Con conciencia limpia, Pablo pudo señalar a la evidencia que probaba que él no había tratado de enriquecerse a expensas de sus hermanos. Había trabajado con sus propias manos y así había tenido la satisfacción de atender a sus propias necesidades. (Hech. 20:33, 34) Es cierto que cuando estuvo necesitado sí aceptó algo de los cristianos filipenses. No buscaba aquellas dádivas, sino, más bien, el fruto que se asocia con ese dar (Fili. 4:14-17) Tal como Pablo fue industrioso y no sirvió a fin de conseguir ganancia falta de honradez, así los superintendentes de nuestro día pueden dar un ejemplo excelente por medio de mostrar que no son perezosos, o que no buscan la manera de evitar el trabajo duro. Su interés en “el rebaño” impide que ellos se hagan una carga para la congregación.—2 Tes. 3:6-10.
19. ¿Qué efecto tiene en los superintendentes y en la congregación en conjunto el que se obre en armonía con el principio declarado en Hechos 20:35?
19 Puesto que habían notado lo que Pablo había exhibido en su propia vida y servicio, aquellos superintendentes efesios tenían algo por lo cual guiarse a medida que se esforzaban por ayudar a los débiles y dar de sí en la edificación de la congregación. Obrando en armonía con el principio de que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir,” los superintendentes cristianos de la actualidad dan a otros un ejemplo excelente. (Hech. 20:35) De hecho, no solo dan mucho, sino que dan sin atenerse a límites. El hecho de que continúen haciendo esto contribuye a la felicidad de toda persona en la congregación de los testigos de Jehová.
“Inquietud por todas las congregaciones”
20. ¿Hasta qué punto se preocupaban por “el rebaño” Pedro y Pablo?
20 Es obvio que los excelentes ejemplos que proveyeron fieles apóstoles como Pedro y Pablo fueron sobresalientes. Ellos se gastaron a favor de sus compañeros cristianos y mostraron profundo interés no solo en una congregación, sino en la entera asociación de sus hermanos. (1 Ped. 2:17) A pesar de muchas inconveniencias, problemas y pruebas, lo que predominaba en la mente de los apóstoles era el bienestar espiritual del “rebaño.”
21. (a) Según 2 Corintios 11:23–28, ¿cuáles fueron algunas de “esas cosas de carácter externo” que Pablo experimentó? (b) ¿Cómo mostró Pablo su profundo interés y preocupación por otros?
21 Al escribir a compañeros de creencia radicados en Corinto, Pablo mencionó azotes, encarcelamientos, experiencias penosas y varios peligros que él había experimentado al servir de ministro. Entonces el apóstol añadió: “Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima de día en día, la inquietud por todas las congregaciones.” (2 Cor. 11:23-28) Solo podemos imaginarnos las presiones que Pablo tenía y cuánto se preocupaba por “todas las congregaciones,” pues se mantenía en comunicación con varios asociados cristianos. (2 Tim. 4:9-13) Viajó extensamente durante sus giras misionales e hizo varias revisitas a las congregaciones. (Hech. 15:36) Sus actividades a favor de otros ciertamente exigieron mucho de él. Pronunciaba discursos por períodos extensos y testificaba con regularidad en las sinagogas, los lugares públicos y de casa en casa. (Hech. 17:2; 19:9, 10; 20:20) Para encargarse de sus necesidades materiales y evitar convertirse en una carga para las congregaciones, fue necesario que Pablo se ocupara en trabajo seglar. (Hech. 18:1-3; 2 Tes. 3:8, 9) Es evidente que el apóstol también dedicó considerable tiempo a estudiar la Palabra de Dios, y sin duda el conocimiento que adquirió así le sirvió bien cuando recibió inspiración divina para escribir unos 14 de los 27 libros que componen las Escrituras Griegas Cristianas. Verdaderamente, Pablo fue un hombre muy ocupado, pero siguió adelante, siempre desplegando gran interés en “el rebaño.”
22, 23. (a) En nuestro tiempo, ¿cuáles son algunas de las maneras en las cuales se atiende a las necesidades del “rebaño de Dios”? (b) ¿De qué suministran prueba estas provisiones, y cómo debe afectarnos esto?
22 Hoy día se está efectuando una vasta cantidad de trabajo a favor del “rebaño de Dios.” Dado que hay más de 42.000 congregaciones del pueblo de Jehová, piense en la atención que hay que dar a sus necesidades. El “esclavo fiel y discreto” está proveyendo un fluir constante de alimento espiritual. (Mat. 24:45-47) Con regularidad se preparan programas para reuniones de congregación, asambleas de circuito y asambleas de distrito a fin de que los cristianos puedan reunirse para estudio, adoración y asociación que los edifiquen espiritualmente. (Heb. 10:23-25) Se envían superintendentes viajantes para atender las necesidades especiales de todas las congregaciones. (Compare con Hechos 16:4, 5.) Comunicaciones que contienen consejo y estímulo se envían a las congregaciones y a los cuerpos de ancianos. (Compare con Filipenses 1:1; 1 Pedro 5:12; Judas 3.) También se hacen otros arreglos, tan numerosos que no se pueden mencionar, para beneficiar al “rebaño de Dios” espiritualmente y de otros modos.
23 Este trabajo requiere una tremenda cantidad de tiempo, esfuerzo y gastos. Pero, ¿de qué es prueba esto? Muestra que Jehová se interesa en su pueblo. Por medio de su Hijo, el Pastor Excelente, Dios demuestra magnífica capacidad para pastorear. (Isa. 40:10, 11) Decenas de miles de subpastores han sido nombrados por espíritu santo y ellos están participando en pastorear el “rebaño de Dios.” Todo esto muestra interés y preocupación amorosos por “el rebaño” en conjunto y por los individuos que componen “el rebaño.” Despleguemos nosotros personalmente aprecio sincero por el amor que han mostrado el Gran Pastor, Jehová Dios, y su Hijo, Jesucristo, en todo su tierno interés en nosotros.
[Ilustración en la página 14]
“Apacienta mis ovejitas”