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La norma justa del Dios que no cambiaLa Atalaya 1968 | 15 de junio
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de “disfrutar temporalmente del pecado,” o tener la satisfacción de complacerse ellos mismos. (Heb. 11:25) Ya pronto aquellos fieles recibirán esa rica remuneración.
29. ¿Cuáles son algunas de las conclusiones a que deben llegar personas temerosas de Dios hoy día?
29 Hoy es prudente discernir en estos registros selectos de la historia humana que se manifiestan en la Biblia el consejo y la dirección que tan urgentemente se necesitan en este día de crisis global. ¡Qué prudente es reconocer que ningún individuo apropiadamente puede reclamar el derecho de dirigir su propia vida como le agrade, sin considerar el interés y el bienestar de sus semejantes y sin respetar la correcta norma de conducta decretada por el Creador! Los individuos o naciones que se toman la libertad de obrar independientemente del arreglo de Dios, que violan la norma moral que él ha establecido para guiar a sus criaturas, van camino al desastre.
30. ¿De qué podemos estar seguros en cuanto a los tratos de Dios con gente del pasado?
30 Los tratos de Dios con los que en el pasado han honrado o han despreciado su justa norma de conducta son de vital trascendencia para nosotros los que vivimos hoy en día. ¿Por qué? Pablo, un apóstol de Jesucristo, contesta: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4) En el ínterin podemos estar seguros de que la norma de Dios sobre la conducta humana no cambia, porque se describe correctamente a Jehová como el “Padre de las luces celestes, y con él no hay la variación del giro de la sombra.” (Sant. 1:17) Es, verdaderamente, el Dios eterno, que no cambia.
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Moralidad cristianaLa Atalaya 1968 | 15 de junio
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Moralidad cristiana
“El tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz.”—Rom. 8:6.
1. Al enviar a su propio Hijo amado a la Tierra, ¿qué gran cambio instituyó Jehová, y por qué?
DEBIDO a que los descendientes naturales de Abrahán continuamente apostataban de la norma justa que Jehová estableció para gobernar la conducta de ellos, él los desechó de ser su posesión especial, y procedió a reunir a los que formarían una nueva nación para su alabanza. No reunió a la nueva nación de adoradores suyos por medio de un siervo humano ordinario como Moisés, sino que esta vez envió a su propio Hijo del cielo “en semejanza de carne pecaminosa.” (Rom. 8:3) Por medio de Jesús suministró el medio para rescatar a los hombres del poder del pecado y de la muerte, y un modelo perfecto en cuyos pasos siguieran otros hombres.—1 Ped. 2:21.
2. ¿Qué quiso decir el que Jesús fuera “en semejanza de carne pecaminosa,” y por qué fue apropiado esto para el propósito de Dios?
2 El que su Hijo fuera “en semejanza de carne pecaminosa” no significa que “los dos principios absolutamente contrarios de la ignorancia y la imperfección humanas, y la omnisciencia y la perfección divinas,” se reunieron en Cristo Jesús, como afirmó el católico romano Tomás de Aquino. No, porque Jesús no fue Dios-hombre. “Se despojó a sí mismo y tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres,” pero como tal, se nos asegura, fue “sin engaño, incontaminado, separado
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