“Tiempo de reír”
LOS animales no pueden reír. El goce de la risa está reservado exclusivamente para las criaturas humanas. Por siglos han proseguido las investigaciones para averiguar por qué ríe la gente, pero realmente todavía es un misterio.
¿Disfruta usted de una buena carcajada? ¿Es provechoso reírse?
Hay diferentes opiniones acerca del humor. Algunas personas enfatizan el lado negativo, considerando el humor como “agresivo,” que tiende a menospreciar a otras personas. Por otra parte, algunos han dicho que la risa es “un requisito previo para una personalidad agradable,” “una droga milagrosa para la depresión.”
Pero hace falta el equilibrio en relación con el humor, porque a menudo se ha abusado de él. La Biblia sabiamente declara que hay un “tiempo de reír” y, consecuentemente, un tiempo para contener la risa.—Ecl. 3:4.
Los muchos beneficios del humor
El humor es provechoso cuando hay que hacer frente a situaciones difíciles. La Encyclopædia Britannica dice concerniente a la risa: “Uno podría llamarla un reflejo de lujo. Su única función parece ser proveer alivio de la tensión. . . . Las exhalaciones explosivas de la risa parecen estar diseñadas para ‘dejar escapar’ la tensión excesiva en una especie de gimnasia respiratoria.”
La risa puede desempeñar un papel importante en promover una vida de familia pacífica. Ilustra esto la experiencia de un padre que se irritó con su joven hijo por haber dejado una bicicleta nueva afuera en la lluvia toda la noche.
“Ponla en el camino de entrada y déjame pasarle por encima,” dijo el padre amargamente. “Acabemos con ella de una vez.” Mientras ardía en ira, el padre tomó la bicicleta y la hizo rodar hasta la entrada para autos.
Entonces la hermana menor y la madre del joven hicieron algunos comentarios para provocar la risa en el padre airado. ¿Qué sucedió? El hombre explica: “Después de un instante sonreí. Luego me reí. Al momento que reí, pude sentir que la tensión se retiraba. En su lugar me sobrevino un sentimiento de alivio. Había vuelto la cordura. Todos juntos nos reímos.” Reflexionando acerca de los beneficios del humor en las situaciones tensas, este hombre declaró lo siguiente:
“Estoy cada vez más convencido de que el humor es un sexto sentido, tan importante para nuestro disfrute de la vida —hasta para nuestra supervivencia— como cualquier otro de los cinco sentidos físicos. Y si hay algún lugar donde conviene tenerlo es en el hogar. Por lo menos, en el nuestro.”
El humor puede alegrar hasta una situación aparentemente desesperada. El Reader’s Digest de mayo de 1973 relata una experiencia del psiquíatra Viktor E. Frankl, quien fue un prisionero en un campo de concentración alemán durante la II Guerra Mundial:
“Encima de la desnutrición, el agotamiento y la enfermedad, la desesperación suicida era el gran asesino en estas ciudadelas de la degradación.
“Como psiquíatra, Frankl sabía que el humor era una de las mejores armas del alma para sobrevivir, puesto que puede crear, aunque solo sea por minutos, un aislamiento del horror. Por lo tanto, Frankl formuló la regla de que una vez al día él y su amigo tenían que inventar y contar una anécdota divertida, específicamente acerca de algo que podría suceder después de su liberación.”
El hacer esto ayudó a hacer más soportable la tortuosa experiencia de vivir en un campo de concentración. El artículo concluyó: “Si el humor puede ser provechoso en una situación tan difícil como esa, ¿qué no podremos hacer con él usted y yo en la vida diaria?”
¿Requiere su ocupación que usted persuada a otros acerca del valor de algún producto, o de la necesidad de adoptar cierto derrotero en particular, o de lo razonables que son ciertos argumentos? ¿Cómo puede convencer a sus oyentes para que obren de acuerdo con lo que usted dice? William J. McGuire, del Departamento de Psicología de la Universidad de Yale, escribe esto acerca de la persuasión: “El uso del humor en el mensaje puede acrecentar el consentimiento; parece que pone al receptor en una condición más apacible, más agradable.”
Pero la risa también puede ser una señal de advertencia. La Biblia, en Proverbios 14:13, declara: “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor.” Concerniente a los niños, un psicólogo señaló: “Un padre sensible puede aprender mucho al observar cuándo y por qué ríe su hijo tal como nosotros aprendemos por la observación en nuestro trabajo clínico. . . . La risa tranquila es saludable, pero una risa exagerada, forzada, puede ser el disfraz de sentimientos perturbados.”
Ayuda para una mente y cuerpo sanos
Un artículo intitulado “El sentido del humor” señala que algunos psicólogos y psiquíatras “han comenzado a explorar las posibilidades de usar el humor terapéuticamente. Están tratando de estimular el sentido del ridículo en sus pacientes como un antídoto de la angustia emocional.”
Por otra parte, las personas que no tienen un sentido del humor a menudo muestran síntomas de perturbaciones emocionales. La Dra. Margaret Prouty, una pedíatra retirada, hizo un comentario interesante acerca de los niños que desarrollaban úlceras debido a la tensión:
“Años de observación me han convencido de que uno de sus principales defectos de personalidad es que carecen casi por completo de un sentido del humor. La vida ciertamente es real y seria, y no tienen la capacidad para reírse de sí mismos ni de otros.”
Sin duda todos conocemos a personas que se toman a sí mismas muy en serio, que caminan con un ‘aire desafiador,’ por decirlo así. ¿Son felices esas personas? ¿Contribuyen a la felicidad de otros? Puede que la solución no sea más complicada que el aprender a reírse de sí mismos. El psiquíatra Smiley Blanton declaró: “Rara vez se me ha llamado para ayudar a una persona que tuviera un sentido del ridículo, y jamás he tenido que tratar a nadie que realmente pudiera reírse de sí mismo.” ¿Puede ver usted el lado humorístico de su vida?
La Biblia dice algo interesante acerca de la salud mental, en Romanos 12:3: “Digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano.” Sí, un “juicio sano” va lado a lado con una opinión modesta de uno mismo. Se le hace más fácil a uno desarrollar esa opinión si aprende a reírse de sí mismo.
¿Qué hay del efecto del humor sobre la salud física? El Dr. James J. Walsh, en su libro Laughter and Health, explicó que el movimiento ascendente y descendente del diafragma en la risa afecta los órganos internos de una manera similar al ejercicio.
La risa le suministra un masaje suave al corazón, mejorando la circulación. Un efecto parecido sobre el hígado y los intestinos ayuda a la digestión y a la eliminación de los desperdicios. El Dr. Walsh señala que las personas con problemas de presión sanguínea harían bien en “continuar riendo.” Los resultados de ciertos experimentos en los Estados Unidos revelaron que las personas con presión sanguínea de 180 ó más experimentaron —por medio de la risa— una caída de 10 puntos o más; los que tenían baja presión sanguínea (menos de 120) mostraron un aumento de 10 puntos o más.
Pero hay ocasiones en que la risa está fuera de lugar.
Ocasiones en las cuales NO reír
La Biblia hace una declaración interesante acerca de la risa en Eclesiastés 7:2, 3: “Mejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete . . . Mejor es la vejación que la risa, porque por el mal humor del rostro se mejora el corazón.” ¿Significa esto que Dios desaprueba el reírse o el divertirse? No, porque las Escrituras estimulan al regocijo en ocasiones apropiadas. (Fili. 4:4) Pero también hay un tiempo para estar serios, para reflexionar sobre lo rápido que puede terminar la vida y lo importante que es usar sabiamente nuestra vida para asegurarnos de un buen “nombre,” o reputación, con el Creador. (Ecl. 7:1) “El apoyarse exclusivamente en el humor,” señala el reciente libro Family Communication, “es una reacción defensiva a la ansiedad insoportable.”
Un ejemplo de cuando no reírse es si un amigo o conocido está desconsolado debido a algún revés en la vida. En tal caso las Escrituras recomiendan: “Lloren con los que lloran.”—Rom. 12:15.
¿Qué debería hacer una persona cuando alguien le cuenta un “chiste verde” de ese interminable flujo de bromas que hacen resaltar la inmoralidad sexual? Este, también, es un tiempo para contenerse de reír, porque la Palabra de Dios manda: “Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, . . . tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas.”—Efe. 5:3, 4.
Las Escrituras, en Proverbios 26:18, 19, advierten acerca de otra clase de humor impropio: “Tal como alguien demente que anda disparando proyectiles ardientes, flechas y muerte, así es el hombre que ha embaucado a su semejante y ha dicho: ‘¿No lo hice por broma?’” Esto excluiría para los que creen en la Biblia las “bromas pesadas” que podrían perjudicar a otros. Un ejemplo de la insensatez de tal clase de humor mal dirigido es el caso de un adolescente que falsificó una llamada telefónica a su casa diciendo que había sido secuestrado. El padre del joven sufrió un colapso y más tarde murió de un ataque cardíaco. La madre y la tía tuvieron que recibir atención médica.
La revista Science Digest señala: “Igual que una moneda, parece que el humor tiene dos caras. . . . A veces se usa el ingenio consciente o inconscientemente como un arma. Hay un refrán que dice: ‘La risa mata.’” Esto es particularmente cierto con respecto a los niños pequeños. Nunca debe hacerse de un niño la víctima del “humor” burlón. Tampoco debe permitirse que los niños usen eso como un “arma” contra otros jóvenes. Esta es una señal de inseguridad y los padres deben obrar rápidamente para corregir lo que esté mal. Para evitar herir a otra persona esté seguro de reírse con ella, no de ella.
Un principio excelente que nos conviene recordar con respecto al humor se halla en la Biblia en Mateo 7:12: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” El atenerse a esta “regla áurea” de la conducta cristiana excluye el usar el humor cáustico o el sarcasmo.
Ciertamente, hay un tiempo en que es correcto reír. El reírse con ganas, en un estado de ánimo relajado, puede beneficiar a uno mental, física y emocionalmente. Pero cuídese de no participar en la risa en un momento inoportuno, y de no usar su sentido del humor para herir a otros.