Manteniendo gobernada la lengua
“No hablen ustedes muy altivamente tanto, no salga nada desenfrenado de su boca, porque Dios de conocimiento es Jehová, y por él los hechos son correctamente avaluados.”—1 Sam. 2:3.
1. ¿Cuán valiosa es la lengua?
LA LENGUA es uno de los instrumentos más útiles que posee el hombre y un don verdaderamente grande de Jehová Dios. ¿No debería ser la expresión más alta del hombre, entonces, en honrar a Jehová y en atribuirle grandeza? La Biblia rebosa de casos en que los siervos fieles de Dios usaron su lengua así, y tales relatos se conservaron para que podamos leerlos y luego usar nuestra lengua para repetir esas expresiones de reconocimiento agradecido de la benignidad de Dios.
2. (a) ¿Cómo muestra Jehová que le agradan las palabras dirigidas a él y acerca de él? (b) ¿Qué le agrada especialmente?
2 ¿Ha habido un sonido más gozoso que las primeras palabras de un bebé? Y luego, al crecer en juicio gradualmente el bebé, los padres se emocionan cuando habla claramente las palabras. ¡Cuánto más razonable es asumir que al Padre celestial le agrada oír a sus hijos terrestres expresar con palabras su aprecio del don de la vida de parte de él! Las oraciones que le dirigen sus hijos son melodiosas a sus oídos, porque son los medios de comunicarle los deseos y anhelos de nuestro corazón. Aun el hablar nosotros con otros concerniente a él produce remuneración: “En aquel tiempo los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compañero, y Jehová siguió prestando atención y escuchando. Y un libro de recuerdo empezó a ser escrito delante de él para los que estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre.” (Mal. 3:16) Póngase a considerar: ¡para los que piensan en su nombre Jehová hace un registro indeleble! Pero el uso de la lengua para engrandecer ese nombre, especialmente ahora cuando se desconoce extensamente, es un honor precioso. El exaltar ese nombre al declararlo públicamente nos trae protección como portadores del nombre. El no hacerlo puede ser desastroso. “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo y se le da protección.”—Pro. 18:10.
3. ¿Cuál debería ser el deseo más fervoroso de toda persona? ¿Se realizará esto algún día?
3 ¡Cómo debería querer toda persona que vive dejar que su Dios sepa cuánto aprecia el don de la vida, la felicidad, el amor de Jehová y el consejo precioso de Jehová que se halla en la Biblia! Con el tiempo todos los que merezcan la vida eterna honrarán al Supremo del universo y a Jesús, su Hijo glorioso. “Y a toda criatura que está en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, les oí decir: ‘Al que está sentado en el trono y al Cordero sea la bendición y la honra y la gloria y la potencia para siempre jamás.’” “Pueblos todos, batan las manos. Griten en triunfo a Dios con el son de un clamor gozoso.”—Rev. 5:13; Sal. 47:1.
4. (a) ¿De qué manera está bendecida especialmente la generación presente? (b) ¿Por qué es de valor particular la Biblia hoy día?
4 Hoy día el hombre está en una posición singular. La Biblia completa, la Palabra escrita de Dios, ha sido preservada para uso y edificación del hombre. Esa Palabra está disponible prácticamente para todo hombre moderno en su propio idioma. Pablo, el más prolífico escritor de la Biblia de nuestra era común, dice por qué: “Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4) ¿Por qué son de valor particular en la actualidad? El mismo escritor bíblico dice que son “para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.” Aunque es verdad que Pablo escribió a las congregaciones primitivas en Roma y Corinto, también escribió para el día de hoy, como indica el traductor bíblico Dr. Ricardo Weymouth, que registra las palabras de Pablo como sigue: “Fue registrado a modo de exhortación para nosotros quienes vivimos en los últimos días del mundo.” También, The Emphatic Diaglott por Benjamín Wilson, con una traducción inglesa interlineal de palabra por palabra, dice: “Estas cosas les acontecieron típicamente, y se escribieron para nuestra Exhortación, sobre quienes han llegado los fines de las edades.”—1 Cor. 10:11.
5. Muestre cómo son importantes estos “últimos días.”
5 Ahora hemos llegado al tiempo de la historia del mundo cuando “han llegado los fines de las edades.” Este es el tiempo que se representaron mentalmente los profetas de Dios. (Heb. 11:10; Juan 8:56; Dan. 12:8, 9) Es el tiempo por el cual Jesús nos mandó orar. Es el tiempo para que los antiguos “sistemas de cosas” se aparten y den paso al glorioso nuevo orden de cosas de Dios reservado para la humanidad justa. Es el tiempo para que los pueblos y las naciones reconozcan al Eterno, que dice: “Cedan y sepan que yo soy Dios. Ciertamente será ensalzado entre las naciones.” (Sal. 46:10; 2:10-12; Luc. 11:2) Es el tiempo para que sea roto el dominio mortífero que Satanás, el príncipe o gobernante del mundo, ha ejercido sobre la humanidad. ¿Cómo puede ser roto este poder profano? ¿Puede destruir el hombre la influencia demoníaca que prevalece tanto? Es la guerra de Dios contra su enemigo antiguo, el Diablo. El humillará completamente al Diablo por medio de su Hijo-Rey ejecutivo, Jesucristo.—Juan 12:31; 14:30.
6. (a) ¿Cómo podemos tener éxito al combatir las fuerzas del mal de Satanás? (b) ¿Qué ejemplo puso Jesús? (c) ¿Qué ayudas se han provisto?
6 Pero actualmente el hombre tiene el privilegio y deber de librar una guerra contra el Diablo y sus fuerzas demoníacas. Y el hombre puede hacerlo con buen éxito aprovechándose de las armas provistas para una guerra espiritual, puesto que “las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas.” (2 Cor. 10:4) El hombre Jesús nos puso el ejemplo. Pudo resistir al Diablo citando la Palabra escrita de Dios, diciendo: “Está escrito.” (Luc. 4:1-13) No usó una espada literal, no usó un arma terrestre. Usó su lengua, su lengua apropiadamente educada, apropiadamente gobernada, para hacer huir al adversario. Igualmente tenemos que hacerlo, confiando en la Palabra de Dios, “la espada del espíritu,” para hacer nuestra defensa. Pero hay otras armas o ayudas para auxiliarnos en la lucha “contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del mal que están en las alturas.” El apóstol Pablo identifica nuestro equipo como el ceñidor de la verdad, la coraza de la justicia, el calzado de las buenas nuevas de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, junto con la oración. En nuestras propias fuerzas, no somos capaces de vencer a las fuerzas invisibles del mal. Pero con las ayudas provistas divinamente podemos tener éxito.—Efe. 6:11-18, The Jerusalem Bible.
7. Explique la relación que tiene con nuestra lengua la “espada del espíritu.”
7 De modo que el equipo está disponible. La Palabra de Dios, la Biblia, “es viva y ejerce poder y es más aguda que toda espada de dos filos y penetra hasta dividir alma y espíritu, y coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón.” El que usemos esta “espada” consistentemente en la “excelente pelea de la fe” resultará en que obtengamos ‘un asimiento firme de la vida eterna’ y en que Jehová nos proteja ahora. Por eso, aprendamos a usar esta “espada,” para estar “siempre listos para hacer una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y profundo respeto.” Eso significa usar nuestra lengua, una lengua gobernada apropiadamente.—Heb. 4:12; 1 Tim. 6:12; 1 Ped. 3:15; Sal. 31:23.
8-10. (a) ¿Cómo nos puso un buen ejemplo el pastorcillo David? (b) ¿Hay alguna excusa para que uno pierda la paciencia?
8 ¡Qué gobierno de sí mismo tuvo el pastorcito David! Solo tenía cinco piedras sin asperezas y su honda en contraste con la pesada cota de malla y punta de lanza de 6,8 kilos de Goliat que medía 2,74 metros. Pero con habilidad infalible, con dominio completo, aunque estaba corriendo cuando arrojó la piedra, venció a su enemigo, dando en el blanco. Sin duda las piedras lisas eran bonitas, pero en su bolsa de pastor no valdrían nada a menos que supiera usarlas eficazmente. La Biblia sería exactamente tan inútil para nosotros si no supiéramos usarla. Más se necesita hacer con ella que el simplemente tenerla en nuestro estante para admirarla como un libro bonito, escrito en lenguaje y estilo magistrales. Las palabras y los principios justos enunciados en ella tienen que ser hechos nuestros y tienen que aplicarse. Tienen que estar firmemente grabados en nuestros corazones y mentes, listos para que los digamos cuando surja la ocasión.
USANDO EL CONOCIMIENTO
9 El gobierno de la lengua significa más que tener conocimiento; tiene que usarse apropiadamente el conocimiento, como se notó antes en 1 Pedro 3:15, “haciéndolo junto con un genio apacible.” La Biblia muestra que los siervos de Dios han sido dirigidos a hablar por él, a veces palabras de denunciación. Hay casos raros en los cuales perdieron la paciencia, y, cuando lo hicieron, sufrieron por ello. Los miembros de la congregación en Filipos tuvieron dificultad en enfrentarse a las condiciones que prevalecían allí. Considere la instrucción que recibieron en cuanto al uso apropiado de sus lenguas: “Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones y argumentos, para que lleguen a ser intachables e inocentes, hijos de Dios sin mácula en medio de una generación perversa y torcida, entre quienes ustedes resplandecen como iluminadores en el mundo, teniendo la palabra de vida asida con fuerza.”—Fili. 2:14-16.
10 Jesús también, fue uno que tuvo ocasión de usar palabras duras cuando habló a aquella “generación perversa y torcida,” al pueblo de dura cerviz y rebelde de su día. No obstante se dijo de él: “Jamás ha hablado otro hombre así.” (Juan 7:46) Es probable que esta declaración no podría aplicarle a uno que hablara descuidada, irreflexiva y vagamente. Aplicaría a uno que tuviera gobernada su lengua, a uno que escogiera sus palabras, a uno que tuviera algo que valiera la pena decirse y supiera cómo decirlo. ¿Motivan las palabras de usted comentarios semejantes de parte de otros? ¿Piensa usted antes de hablar? Hay un refrán que dice: “Primero, pensar, y después, hablar.”
11. (a) ¿Qué motivó la declaración: “Jamás ha hablado otro hombre así”? (b) ¿Qué hizo que Jesús hablara con denuedo?
11 ¿Quiénes describieron así las palabras de Jesús? ¿Sus parientes carnales o sus vecinos? Fueron hombres enviados a detenerlo. Fueron oficiales enviados por los sacerdotes judíos que estaban fastidiados porque Jesús pasaba por alto sus amenazas y continuaba declarando denodadamente la palabra de su Padre. Fue cuando regresaron con las manos vacías y se les preguntó: “¿Por qué es que no lo trajeron?” que ellos contestaron: “Jamás ha hablado otro hombre así.” Estuvieron tan impresionados con su manera de enseñar, gracia o atractivo manifestados por su modo de hablar, que se olvidaron de la misión que llevaban. Estuvieron tan impresionados con la calidad de su mensaje, con su completo dominio de la lengua, que sus patrones religiosos los acusaron de haber sido desviados, y les recordaron que “ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él.” (Juan 7:45-48) Jesús no era un orador de nota, pues no había cursado las escuelas rabínicas. Pero Mateo informa que, después de haber dado su sermón del monte, “las muchedumbres estuvieron atónitas por su enseñanza; porque les enseñaba como una autoridad, no como sus propios escribas.”—Mat. 7:28, 29, Mof.
12, 13. (a) ¿Por qué era tan eficaz el habla de Jesús? (b) ¿Por qué era resuelto?
12 Los fariseos oyeron con incomodidad cuando Jesús usaba su lengua como su Padre se propuso, pero sus discípulos oyeron con oídos felices y fueron bendecidos ricamente. Jesús nunca perdió el gobierno de la lengua. Mantuvo gobierno de sí mismo aun cuando encolerizadamente reconvino a los caudillos religiosos falsos. Nunca fue vulgar, obsceno ni inmodesto en su habla. Jamás procedió un dicho corrompido de su boca.—Mat. 13:15, 16; Juan 8:43-45; Mateo 23; Efe. 4:26, 29.
13 Jesús no habló para conseguir popularidad con los caudillos. Habló la verdad con denuedo y así puso un ejemplo apropiado para sus discípulos. Tuvo control supremo de la lengua y una convicción firme de que su Padre lo apoyaría al usar apropiadamente la lengua, como confesó: “No hago nada de mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me enseñó. Y el que me envió está conmigo; no me dejó solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan.”—Juan 8:28, 29; Hech. 4:31.
14-16. (a) ¿Es la imperfección algún obstáculo para mantener gobernada la lengua? (b) ¿Realmente tenemos alguna excusa para no gobernar la lengua?
14 ¡Qué ejemplo para que lo sigamos nosotros! Hacemos bien en seguir cuidadosamente sus pasos para asegurarnos de la aprobación de Jehová. Pero, ¿presenta usted el argumento de que es exigir demasiado de nosotros que dominemos nuestra lengua como lo hizo Jesús, un hombre perfecto, cuando la Biblia dice: “Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre,” y que Dios no esperaría que el hombre pecaminoso tuviera tal dominio perfecto? Es verdad, quizás no tengamos el dominio perfecto ahora, pero no debemos prestar atención a las sugestiones sutiles del Diablo de que será mejor que nos rindamos sin probar. Él sabe que somos imperfectos, y usará todo medio para hacernos pecar con la boca. El saber que Jesús era perfecto no le impidió tentar a Jesús. Habiendo descendido a la Tierra desde su posición celestial expresamente para zanjar de una vez por todas el desafío del Diablo, Jesús pudo haber estado inclinado a ‘explotar’ y ‘cantárselas claras’ al Diablo. ¿Lo hizo? Calmada y desapasionadamente usó la Biblia para contestar diciendo: “Está escrito,” y así sofocó el esfuerzo del Diablo por vencerlo.—Sal. 51:5; Luc. 4:1-13; Deu. 8:3; 6:13, 16; 1 Ped. 2:21.
15 O quizás uno piense que está demasiado viejo para cambiar. Cuando uno comprende que las prácticas retenidas por largo tiempo son incorrectas, sería arriesgado el descartar la responsabilidad que pueda acarrear la nueva información esclarecedora diciendo: “Estoy demasiado viejo para cambiar.” Uno nunca está demasiado viejo para cambiar sus caminos. Si continúa yendo tras un derrotero que está en pugna con la Palabra de Dios, la Biblia, estaría desagradando a Dios. Por eso, cuando se ve que la manera de hablar de uno es repugnante para su Creador, uno tiene que hacer una decisión. ¿Se enfrentará uno a los hechos aunque quizás esto envuelva un cambio radical? Se requiere iniciativa, ánimo y humildad para poner la vida de uno en armonía con los principios justos de la Biblia, pero es remunerador, ya que hará que Dios lo considere favorablemente a uno. Y es vitalmente importante efectuar tal cambio si uno espera vivir en el nuevo sistema de cosas de Dios.
16 El no ser perfectos es tanto más razón por la que tenemos que aplicarnos diligentemente a la tarea de sujetar la lengua para que no siga las insinuaciones del Diablo sino traiga honra a Dios y a nosotros mismos. Y no tenemos que ser ‘expertos en el habla’ para proveer ese baluarte contra el ataque del Diablo. Pablo es un excelente ejemplo de una persona que contendió con éxito contra las tendencias que la ‘carne caída’ tiene a causa de la influencia del viejo sistema de cosas: “Por lo tanto, la manera en que estoy corriendo no es incierta; la manera en que estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire; antes trato mi cuerpo severamente y lo conduzco como a esclavo.” Y no se preocupó de lo que pensaran sus vecinos de su manera de proceder recta y determinada: “Así como hemos sido probados y reconocidos por Dios como aptos para tener encomendadas a nosotros las buenas nuevas, así hablamos, como agradando, no a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.”—2 Cor. 11:6; 1 Cor. 9:26, 27; 1 Tes. 2:4.
17. ¿Qué determina el tipo de habla que expresaremos, según las palabras de Jesús?
17 Se ve fácilmente que la lengua, para ser siervo obediente de la mente entrenada, tiene que ser capturada y esclavizada. La lengua refleja la mente y el corazón. Jesús sabía eso, como le dijo a los fariseos: “¡Raza de víboras! ¿Cómo podéis vosotros hablar de cosas buenas, siendo malvados?, porque de lo que rebosa el corazón habla la boca. El hombre bueno saca buenas cosas del buen tesoro; y el hombre malo saca cosas malas del mal tesoro. Y yo os digo que de toda palabra ociosa que digan los hombres, darán cuenta el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”—Mat. 12:34-37, Ediciones Paulinas.
RESISTENCIA A LAS INFLUENCIAS DEL AMBIENTE
18, 19. En vista de los “tiempos críticos” en que vivimos y la manera descuidada del habla, ¿qué se requiere de los padres y de los hijos por igual?
18 Con solo escuchar uno a su compañero de trabajo o compañero de taller o condiscípulo, o leer los diarios o revistas, o escuchar el radio, uno es bombardeado con ‘palabras descuidadas,’ palabras de ‘ninguna importancia.’ El lenguaje obsceno y oprobioso se habla en todas partes adonde va uno y llena las páginas de libros populares. Sí, en este tiempo del ‘encuentro de las edades’ hay un esfuerzo persistente para glorificar el habla relajada y la mala lengua. Es tan común que la gente es insensible a ello y escucha sin irritarse. Como indicó Salomón: “El malhechor está prestando atención al labio de la nocividad. Un falsificador está prestando oído a la lengua que causa adversidades.”—Pro. 17:4.
19 Pero tenga presente que esto, también, es algo en contra de lo cual tiene que luchar la persona justa. Tiene que rehusar el llegar a ser partícipe de esta campaña sucia. Tiene que seguir reteniendo el modelo de las palabras sanas. Este es el tiempo que el apóstol Pablo llama “tiempos críticos, difíciles de manejar,” cuando es tan urgente usar nuestra lengua para alabar a Dios. (2 Tim. 3:1) Hoy en día el hogar se ha contaminado con habla oprobiosa. El padre la copia en el trabajo, la madre mientras va de compras o en el club, los niños cuando juegan. Sin pensar todo miembro de la familia se habitúa y adopta esta manera de conversar. Los niños no nacen con habla vulgar, pero sin entrenamiento en el hogar pronto adoptan ‘vulgarismos de los más bajos’ como parte de su vocabulario cotidiano. Padres, por su propia causa, así como por causa de sus hijos, determínense a despojar su mente de cosas que no son edificantes y a ocupar su mente con cosas provechosas y edificantes. Entonces la lengua de sus hijos hablará pensamientos que valen la pena, sacándolos de mentes educadas.
20. (a) ¿Adónde podemos dirigirnos por consejo sobre la protección de la mente y el habla? (b) ¿Con qué puede alimentarse la mente?
20 No hay mejor lugar al cual dirigirse para instrucción que la Biblia. Considere, por ejemplo, este consejo de Filipenses 4:8: “Cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación [agradables al decirse], cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas.” Basada en esto y en la regla que Jesús manifestó (que de la abundancia del corazón habla la boca), la lengua es puesta en armonía con los principios justos cuando la mente está ocupada apropiadamente con pensamientos justos. Solo por medio de resguardar la mente pueden los padres y los hijos ser protegidos del habla contaminadora que se origina en la mente. Los pensamientos limpios producen habla limpia; los pensamientos sucios, habla sucia. Para que el habla sea limpia, la mente debe guardarse de todas las intrusiones impuras.
21, 22. (a) ¿Cómo puede llegar a ser posesión nuestra el consejo de la Biblia? (b) ¿Puede el perezoso esperar llegar a estar iluminado?
21 La Biblia contiene un almacén de cosas verdaderas, serias, justas, castas, amables, virtuosas y dignas de alabanza. Pero hay que buscarlas. Sin embargo, contrario a lo que quizás algunas personas bien intencionadas digan, estas cosas no se pueden localizar cerrando los ojos, luego abriendo la Biblia al azar y poniendo el dedo en la respuesta. El espíritu santo no dirige así a la gente. ¿Quién se sienta y espera que su ‘pan de cada día’ aparezca milagrosamente, o quién opta por alimentarse intravenosamente tres veces al día? La mayoría de las personas dice que ‘se vive para comer.’ De modo que hay que trabajar para proveer el alimento y luego sentarse a la mesa y comérselo. El alimento espiritual, que Jesús dijo que era más importante que el “pan solamente,” igualmente hay que buscarlo diligentemente, hay que trabajar para conseguirlo y luego masticarlo y digerirlo. Para probar esto, considere las palabras de Salomón en Proverbios 2:1-5: “Hijo mío, si recibes mis dichos y atesoras contigo mis propios mandamientos, de modo que con tu oído prestes atención a la sabiduría, para que inclines tu corazón al discernimiento; si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios.”
22 Realmente, la persona que nunca trabaja para su subsistencia, sino que está contenta con ‘vivir de gorra,’ no aprecia verdaderamente lo que recibe. Pablo recordó a la congregación en Tesalónica que él no acudió a ellos para alimento gratis, sino que laboró y se afanó para “no imponerle una carga costosa a ninguno de ustedes. . . . De hecho, también, cuando estábamos con ustedes, les dábamos esta orden: ‘Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.’” Por lo tanto, es un gozo y no es el camino del perezoso, el que uno proceda como los de Berea “de disposición . . . noble,” que examinaban cuidadosamente las Escrituras diariamente.—2 Tes. 3:8-10; Hech. 17:11.