“Reconcíliense con Dios”
“Pero todas las cosas vienen de Dios, el cual nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos dió el ministerio de la reconciliación.”—2 Cor. 5:18, NM.
1. A pesar de las condiciones actuales, ¿por qué tienen confianza en Jehová los hombres de fe?
JEHOVÁ Dios declara: “Yo, Jehová, no cambio.” El conocer esto proporciona gran consuelo a los hombres de buena voluntad en todas partes del mundo hoy día a medida que consideran los maravillosos propósitos de Dios, que fueron prefigurados tan remotamente en la historia humana como en el jardín del Edén. Allá Adán estuvo en una posición favorecida ante su Creador, con la perspectiva de una vida feliz sobre la tierra delante de él. Seguramente el mundo de la humanidad hoy día está lejos de esa posición original bajo el favor de Dios, y la mayor parte de las personas piensan que sólo es un sueño vano el que la humanidad alguna vez tenga de nuevo la perspectiva de una vida de paz y gozo extendiéndose delante de ella como sucedió con Adán. Ni con el transcurso de los siglos ha vuelto a acercarse la mayor parte de la familia humana a Dios. Las condiciones mundiales muestran que las naciones sólo le adoran con los labios y no con el corazón. Los pueblos generalmente no reflejan tener amor a Dios ni a su prójimo; en vez de eso, los crímenes y la delincuencia continuamente aumenta y la amenaza de guerra jamás disminuye.
2. ¿Qué gran necesidad existe hoy, y qué actitud es esencial?
2 Por lo tanto las palabras que Pablo escribió a los corintios ahora resuenan con aun más claridad y mayor urgencia que al tiempo que fueron escritas: “Reconcíliense con Dios.” No obstante es un hecho sorprendente el que muchas personas no ven la necesidad de una reconciliación con Dios. Creen que ya están salvas y que no pueden hacer mal a la vista de él. Pero ellas pasan por alto la exhortación que Jesús dió a los que piadosamente adoptaban esta actitud, y que al mismo tiempo dejaban que el mundo supiera cuán “buenos” eran. Habló del fariseo que entró al templo para orar, diciendo: “Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, concusionarios, injustos, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de impuestos.” Las palabras de favor de Jesús no fueron para este fariseo, sino para el humilde recaudador de impuestos. Él ni siquiera quería levantar los ojos hacia el cielo, sino que encarecidamente imploraba a Dios, diciendo: “Oh Dios, sé bondadoso conmigo un pecador.” El recaudador de impuestos mostró mediante su actitud humilde ante Dios que estaba consciente de sus necesidades espirituales y oró para que fuera reconciliado con Dios. No estaba demandando nada de Dios, sino que pidió misericordia y ayuda. Tampoco entró él al templo con la actitud presumida y complaciente del fariseo, actitud que muchas personas manifiestan hoy día. Dicen: “Tengo mi iglesia y llevo una vida buena.” Están seguras de que Dios velará por ellas y preparará el terreno para su salvación—el mismísimo punto de vista del fariseo. Él declaró que no era como la mayor parte de los hombres: él llevaba una vida buena y pagaba diezmos regularmente a la iglesia. Sin embargo carecía de mansedumbre y humildad, y estas cualidades son esenciales a toda la humanidad que ama las promesas bíblicas de que algún día será reconciliada con Dios y bendecida por él.—Luc. 18:9-14, NM.
3. ¿Qué punto de vista incorrecto tienen algunos hacia Dios? ¿Qué les hace falta?
3 Algunos que no se dan cuenta de su necesidad de reconciliación adoptan esta actitud imperiosa: “Si hay un Dios, debe hacer algo para corregir las condiciones del mundo.” A menos que vean una exhibición del poder de Dios con mejores condiciones para ellos mismos y sus familias, no harán nada a favor de Dios. Les falta fe y no hacen el esfuerzo por hallar la senda que conduce a la vida. Aunque tal vez empleen años aprendiendo a ganarse la vida, no consideran de importancia el estudiar la guía que Dios nos ha dado para la vida. Por eso en su indiferencia dicen, “Comamos, bebamos y alegrémonos, porque mañana tal vez muramos.” Ellos creen que Dios debe probarles a ellos que va a hacer algo para ellos, y hasta que ese tiempo llegue no necesitan de él.
4. ¿Qué repercusiones siguieron a la desobediencia de Adán?
4 En vista de tal extensa falta de fe y aun indiferencia hacia Dios usted bien puede preguntar: ¿Se reconciliará la humanidad con Dios alguna vez? ¿Llegará a ser realidad alguna vez la bendición de unidad entre el Creador y los creados? ¿Cómo se podrá lograr esto? ¿Serán reconciliados con Dios todos los hombres? Las Escrituras definitivamente establecen que Jehová Dios ha suministrado un medio por el cual la humanidad será restaurada al favor divino. Es verdad que desde el tiempo de la desobediencia y rebelión de Adán en el Edén los hombres han estado bajo la condenación de Dios y su sentencia de muerte. Pablo explicó esto a los romanos diciendo: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Rom. 5:12, NM) La desobediencia de Adán produjo un rompimiento en la armoniosa relación entre los hombres y Dios. Ya no se le permitió a Adán permanecer en su hermoso hogar paradisíaco. Ya no tuvo la perspectiva de vida eterna delante de él, ni pudo pasarla a sus hijos. Más bien, entonces fué sentenciado a afanarse en trabajo arduo semana tras semana a fin de hacer provisión para las necesidades de él mismo y su familia creciente.
5. Describa la manera en que los hombres han procedido a través de los siglos.
5 Puesto que la imperfección y condenación de muerte fueron transmitidas por Adán a todos sus hijos, yerma pareció la perspectiva de que los hombres alguna vez pudieran ser restaurados al favor de Dios. Siglos después de la rebelión el salmista David escribió: “¡No hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno!” (Sal. 14:3) De seguro que el hombre no se hallaba en posición de restaurarse al favor y la vida; en realidad, gráficamente, de levantarse tirando de los cordones de sus zapatos. En vez de eso, durante los siglos de la historia, mientras el hombre ha hecho lo que era correcto a su propia vista, la manera en que ha escogido proceder ha resultado en dolor y muerte para él y saqueo y ruina para la tierra. En vez de vivir bajo la bendición de Dios y disfrutar del servicio de ensanchar los límites del hogar paradisíaco original, los hombres han seguido la vía de la desdicha y la miseria. Por lo tanto preguntamos: ¿Cómo podían ser restauradas las bendiciones de vida con el favor de Dios y una condición paradisíaca sobre la tierra? ¿Cómo podía efectuarse dicha reconciliación con Dios?
PROVISIÓN PARA LA RECONCILIACIÓN PREVISTA
6. ¿Cómo podemos estar seguros de que Jehová todavía bendecirá a sus siervos?
6 El arreglo para la reconciliación ha sido conocido por Dios desde el comienzo y ha sido registrado en las páginas de la Biblia para el consuelo y esperanza de los hombres de fe. En Isaías 45:21, 22 Jehová nos vuelve a asegurar que sus propósitos jamás fracasarán: “¿Quién ha hecho saber esto desde la antigüedad? ¿quién desde remotos tiempos lo ha declarado? ¿Acaso no fuí yo, Jehová? y fuera de mí no hay Dios alguno. Dios justo y Salvador, no hay ninguno sino yo solo. ¡Mirad hacia mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay otro alguno!” Desde el comienzo de la historia humana Jehová ha ofrecido la seguridad de que los que le sirven no le servirán en vano. Sus propósitos se efectuarán y la tierra será restaurada como un hogar feliz para sus siervos.—Isa. 45:18.
7. ¿Con qué compara a los hombres Isaías 45:9-13? y ¿qué relación tiene este texto con la reconciliación?
7 Mediante su profeta Isaías Jehová manifestó lo inútil que son todos los esfuerzos de los hombres por hacer la obra que Dios se ha asignado a sí mismo. El género humano es comparado al barro en las manos de un artífice magistral, un alfarero, y Jehová manifiesta que el barro no puede pelear contra el que lo moldea o cambiar de manera alguna el modelo o arreglos de su moldeador. “‘Ay del que contiende con su Hacedor—¡una vasija con el Alfarero! ¿Le pregunta el barro al alfarero: “¿Qué haces?” o le dirá la obra de un hombre a él: “¡Tú no tienes manos!”?’ . . . Así dice el SEÑOR [Jehová], el Santo de Israel, quien lo formó: ‘¿Me interrogarás tú a mí concerniente a mis hijos, o me darás órdenes en cuanto a la obra de mis manos? Yo hice la tierra, y creé al hombre sobre ella; mis manos extendieron los cielos, y a todo el ejército de ellos lo ordené y dirigí; yo he levantado a uno en justicia, y nivelaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y libertará a mis desterrados, no por precio ni recompensa,’ dice el SEÑOR de los Ejércitos.” (Isa. 45:9-13, UTA) Jehová aquí señaló hacia adelante a aquel a quien designaría en justicia para reconciliar a los que tienen el amor a Dios en sus corazones. Una vez más se recalca claramente el punto de que sólo es mediante el arreglo de Dios que la reconciliación para el género humano y las bendiciones del favor con vida de Dios pueden disfrutarse.
8. ¿Desde cuándo ha extendido Jehová la esperanza de redención?
8 Desde el mismísimo comienzo Jehová señaló hacia adelante al sacrificio por parte de Jesús de su vida humana como el punto decisivo que restauraría la relación favorable entre Dios y los hombres. “Él fué preconocido antes de la fundación del mundo, pero fué hecho manifiesto al fin de los tiempos a causa de ustedes quienes por él son creyentes en Dios, aquel que lo levantó de entre los muertos y le dió gloria, para que la fe y esperanza de ustedes sean en Dios.” (1 Ped. 1:20, 21, NM) Después de su desobediencia en el jardín del Edén Jehová vistió a Adán y Eva con pieles de animales. Después de eso el registro bíblico nos dice que el sacrificio animal de Abel fué aceptado por Dios, porque tal sacrificio prefiguró adecuadamente el arreglo de Jehová de que sin el derramamiento de sangre no podía haber ninguna remisión de pecados.—Heb. 9:22.
9. ¿De que fué sombra el sacrificio de la pascua?
9 El cordero pascual que fué sacrificado por cada familia de israelitas justamente antes de su huída de Egipto también tipificó y prefiguró el sacrificio que Jesús iba a hacer. En el antiguo Egipto bajo el arreglo pascual la sangre del cordero fué salpicada en el dintel y los postes de la puerta de cada casa, y los que mostraron fe en las instrucciones de Jehová en este respecto tuvieron su bendición con vida para sus primogénitos. De esa manera el sacrificio del cordero pascual arrojó luz sobre el arreglo de Dios que había de efectuarse cientos de años después, abriendo el camino para la reconciliación y la vida eterna. (Éxo. 12:21) Por esa razón Pablo escribió: “Porque, en verdad, Cristo nuestra pascua ha sido sacrificado.” (1 Cor. 5:7; 1 Ped. 1:19, NM) Juan el Bautista también dió testimonio de esto cuando Jesús apareció delante de él en el desierto. Mientras Jesús se acercaba, Juan dijo: “¡Vean, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”—Juan 1:29, NM.
10. ¿Qué precio se requería para la expiación de los pecados? ¿Cómo se suministró éste?
10 El pacto de la ley que Jehová hizo con la nación de Israel también ofreció una vista previa de la reconciliación que se efectuaría mediante el sacrificio de Cristo. Era la ley, como se registra en Deuteronomio 19:21, la que disponía que debería exigirse vida por vida. Esto era una declaración precisa del requisito justo de Jehová. Así como Adán mediante la desobediencia había perdido todo derecho que pudiera tener a la vida humana perfecta y eterna, así era sólo Cristo Jesús como su igual humano ante Dios quien podía equilibrar la balanza de la justicia a la vista de Dios: La inhabilidad del hombre pecador para llenar los requisitos de Dios se manifiesta claramente en el Salmo 49:7-9 (UTA): “Pero ningún hombre puede de manera alguna rescatarse él mismo, o dar un precio por él mismo a Dios; dado que el rescate de su persona por siempre jamás es demasiado costoso, para que continuase viviendo para siempre, sin ver el Hoyo.” Dado que la vida que Jesús recibió como hijo humano de Jehová fué perfecta, él pudo estar al lado de Adán como su igual, y es aptamente descrito como el segundo Adán, o “el postrer Adán.” Sólo el sacrificio de su vida humana perfecta podía expiar para siempre la pérdida que Adán le había causado al género humano.
11. ¿Por qué no fué restaurado el derecho a la vida mediante la ley mosaica?
11 Aunque la ley dada mediante Moisés en sí misma era buena, siendo una provisión de Jehová, jamás podría restaurar el derecho a la vida eterna para el género humano, porque mientras los hombres continuaran pecadores e imperfectos permanecerían incapaces de guardar la ley con justicia. Fué por esta razón que el sacrificio voluntario de Jesús se requirió, como se nos dice en Hechos 13:38, 39 (NM): “Por lo tanto sea conocido de ustedes, hermanos, que mediante Éste un perdón de pecados está siendo publicado a ustedes; y que de todas las cosas de las cuales no podían ustedes ser declarados sin culpa por medio de la ley de Moisés, todo el que cree es declarado sin culpa por medio de Éste.”
12. ¿Cuál fué él propósito de la ley?
12 Conforme a las estipulaciones de la ley que Dios dió a Israel, se ofrecían sacrificios regulares de toros y cabras, pero el derramamiento continuo de la sangre de estos animales jamás podría quitar el pecado. (Heb. 10:4) En Gálatas 3:19-25 (NM) Pablo hizo la pregunta: “¿Por qué, pues, la Ley?” La respuesta se da: “Fué añadida para hacer manifiestas las transgresiones, hasta que llegara la simiente a quien fué hecha la promesa, . . . ¿Está la Ley, por lo tanto, contra las promesas de Dios? ¡Jamás eso! Porque si se hubiera dado una ley capaz de dar vida, la justicia realmente habría sido por medio de ley. Pero la Escritura entregó todas las cosas juntas a la custodia del pecado, para que la promesa resultante de la fe hacia Jesucristo se diera a los que ejercen fe. . . . En consecuencia, la Ley ha llegado a ser nuestro maestro para guiarnos a Cristo, para que seamos declarados justos por causa de la fe. Pero ahora que ha llegado esta fe, ya no estamos bajo un maestro.” Quizás aun más categóricamente, en Romanos 10:4 (NM), Jehová nos explica: “Porque Cristo es el fin consumado de la Ley, de modo que todo aquel que ejerce fe podrá tener justicia.” Todos los diversos mandamientos de la ley vez tras vez llamaban la atención de los israelitas a su inhabilidad para guardar perfectamente los requisitos de Dios y así conseguir la vida. Pero a los que fueron sinceros y humildes de corazón y mente la ley les enseñó una lección: la necesidad de un redentor para reconciliarlos con Dios.
13. ¿Cómo se prefiguró la muerte de Jesús?
13 Una ilustración profética final puede mencionarse para mostrar que Jehová sabía desde tiempo antiguo la provisión que haría para la reconciliación a la vida para el género humano. Esto se mostró bellamente en el capítulo veintidós del Génesis cuando Dios dirigió a Abrahán a ofrecer en sacrificio a su hijo afectuosamente amado, Isaac. La tremenda fe que Abrahán tenía en Jehová y sus propósitos le permitió seguir con el arreglo hasta el punto de ofrecer la vida de Isaac. Isaac, a su vez, ayudó a su padre anciano en los preparativos y mostró su anuencia sumisa a la instrucción de su Dios Jehová y su padre Abrahán. Como resultado Jehová extendió su bendición a Abrahán con la promesa de que mediante el linaje de Isaac todas las naciones de la tierra serían bendecidas. A causa de su gran fe en Dios, Abrahán disfrutó de una posición favorecida, y se describe como el “amigo . . . para siempre” de Jehová. (2 Cró. 20:7) En esta ilustración Abrahán bien representó a Jehová, quien ofreció en sacrificio a su Hijo unigénito, Jesús, e Isaac representó a Jesús en su sumisión anuente a la voluntad de su Padre.
14. (a) Explique Juan 3:16. (b) ¿Cómo siguió Jesús la voluntad de su Padre?
14 El arreglo para la reconciliación es el don amoroso de Jehová para el género humano. Como dice el texto: “Porque Dios amó tanto al mundo que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruído sino tenga vida eterna.” (Juan 3:16, NM) Sabemos que Jehová no ama a este viejo mundo de injusticia y maldad, sino que su amor abunda para el nuevo mundo de justicia que él establecerá bajo Cristo como Rey. Es por este mundo y a favor de los hombres de buena voluntad de todas las generaciones que Jehová suministró este sacrificio de su Hijo afectuosamente amado. Sabiendo que era la voluntad de Dios que él muriera para suministrar el rescate, Jesús oró a su Padre celestial poco antes del tiempo de ser traicionado: “Padre, si quieres, aparta esta copa de mí. No obstante, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya.” (Luc. 22:42, NM.) Pablo nos recuerda la bondad inmerecida por parte de Jehová en este respecto diciendo: “Porque, en realidad, Cristo, cuando todavía éramos débiles, murió por hombres impíos al tiempo señalado. Porque difícilmente morirá alguien por un hombre justo; en realidad, por el hombre bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir. Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en esto, que siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom. 5:6-8, NM) Después de su muerte y resurrección subsecuente al cielo mismo, Jesús hizo presentación del valor de su sacrificio ante su Padre y al hacer eso quitó el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.—Heb. 9:23-28.
15. ¿Cuál es la única manera de proceder mediante la cual podemos reconciliarnos con Dios?
15 Para entrar al favor de Dios ahora y mantener firme la perspectiva de bendición continua procedente de Jehová, es esencial aceptar con fe esta provisión para la reconciliación humana. Esto debemos hacerlo con gran gozo y con el deseo de servir a Jehová al grado más completo que permitan nuestras habilidades. Como Pablo lo expresó: “Porque si, cuando éramos enemigos, llegamos a estar reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo, mucho más, ahora que hemos llegado a estar reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo eso, sino que también estamos regocijándonos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien ahora hemos recibido la reconciliación.” (Rom. 5:10, 11, NM) Por medio de Cristo los hombres de fe pueden otra vez estar en la posición favorecida que Adán disfrutó en un tiempo en el jardín del Edén. En realidad, ningún otro nombre ha sido dado bajo el cielo por medio del cual los hombres puedan ser salvos. Jesús mismo testificó: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.”—Juan 14:6, NM.
NO TODOS LOS HOMBRES RECONCILIADOS
16. ¿Quiénes recibirán la salvación?
16 Jehová por medio de su bondad inmerecida ha extendido la oportunidad para la reconciliación de todos los hombres en todas partes. Dado que su provisión es para los de toda raza, lengua o posición en la vida, ¿significa eso que todos conseguirán sus beneficios? Para conseguir el favor de Dios, las Escrituras muestran que algo se espera del individuo. (Mat. 21:28-30) Dios no hace la salvación y reconciliación obligatorias o automáticas. Pedro comenta sobre esto diciendo: “Y si el hombre justo está salvándose con dificultad, ¿dónde aparecerán el hombre impío y el pecador?” (1 Ped. 4:18, NM) Obviamente de la experiencia de su ministerio y de su conocimiento de la Palabra de Dios, Pedro ni siquiera esperaba que todo cristiano permaneciera fiel y consiguiera la salvación.
17. ¿Cómo respondió la nación judía al ministerio de Jesús?
17 Un caso a propósito es la nación judía. Jesús había limitado los pocos años de su ministerio terrestre a predicar a los judíos, en armonía con la promesa que Jehová les había hecho de que si eran fieles y obedientes a su instrucción serían una nación santa, un pueblo para su nombre. Los hechos muestran, sin embargo, que no aceptaron la maravillosa oportunidad puesta delante de ellos como nación. No continuaron en servicio obediente a los mandamientos de Jehová y rehusaron aceptar al Mesías cuando apareció. Con razón Jesús los condenó por su falta de fe y hasta oposición al servicio de Dios. “Jerusalén, Jerusalén, la asesina de los profetas y apedreadora de los que son enviados a ella,—¡cuántas veces quise recoger a tus hijos, de la manera que la gallina recoge a sus polluelos bajo sus alas! Pero ustedes no lo quisieron. ¡Miren! su casa se les deja a ustedes.”—Mat. 23:37, 38, NM.
18. ¿Qué oportunidad abrió para la gente de las naciones la falta de fe de los judíos?
18 Más tarde cuando el apóstol Pablo escribió a los romanos él mostró que la nación judía había perdido su oportunidad. Ya no iba a ser exclusivamente suya la perspectiva de que se escogiera de entre ella el reino de sacerdotes, los escogidos de Jehová, para gobernar con Cristo en el reino de los cielos. Más bien, en 36 (d. de J.C.) el mensaje del Reino empezó a ser predicado a la gente de todas las naciones. Pablo explicó que el desechar a la nación israelita de su posición de favor le abrió al mundo el camino de la reconciliación. Luego, para que los cristianos romanos no cayeran en el mismo lazo en que habían caído los judíos antes que ellos, él escribió: “Por su falta de fe fueron desgajadas, pero tú estás subsistiendo por fe. Deja de estar teniendo ideas elevadas, más bien ten temor. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará a ti. Ve, por lo tanto, la bondad y severidad de Dios. Para con los que cayeron hay severidad, pero para contigo hay bondad de Dios, con tal que permanezcas en su bondad; de otra manera, tú también serás podado. Ellos también, si no permanecen en su falta de fe, serán injertados; porque Dios puede injertarlos de nuevo.” (Rom. 11:20-23, NM) De modo que sucedió que el mismo pueblo que en una ocasión rechazó a Jesús con las palabras, “Simiente de Abrahán somos,” se encontró desechado por no mostrar la fe de Abrahán.
19. ¿Serán reconciliados con Dios todos los hombres finalmente? Explique.
19 En el capítulo dieciséis de Lucas, Jesús otra vez recalcó el hecho de que no todos los hombres serán reconciliados con Dios, ni siquiera todos los que pretenden ser sus siervos devotos. A los fariseos amantes del dinero que se mofaron de él les amonestó: “Ustedes son aquellos que se declaran a sí mismos justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que es eminente entre los hombres es cosa repugnante a la vista de Dios.” Continuó hablando y relató la ilustración del hombre rico y Lázaro. El hombre rico con el tiempo murió y fué enterrado, y mientras continuaba en angustia vió a Abrahán muy distante, y a Lázaro reclinado en la posición favorecida con él. Pero la única respuesta que el hombre rico recibió de Abrahán en contestación a su súplica por misericordia fué: “Una gran sima se ha fijado entre nosotros y ustedes, de manera que aquellos que desean ir de aquí a ustedes no pueden hacerlo, tampoco puede cruzar gente de allá a nosotros.” Seguramente no podemos decir que todos los hombres ricos están condenados a la vista de Dios, porque ése no es el significado de la parábola. Pero Jesús indicó que los fariseos amantes del dinero que se declaraban ellos mismos justos delante de los hombres no podían engañar a Dios. Aunque eran ricos con la posesión de Su Palabra y con oportunidades para honrarle, ni siquiera querían suministrar alimento espiritual, el alimento a su tiempo debido, a los que anhelaban unas cuantas migajas de él como Lázaro las había anhelado. Por esa razón Jesús pronunció una acusación llena de hechos contra el clero infiel de su día, como se registra en el capítulo veintitrés de Mateo.
20. ¿Qué amonestación dió Dios mediante Ezequiel y Jeremías a la clase del hombre rico?
20 En tenor similar, Jehová inspiró a Ezequiel a escribir: “Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y diles a estos pastores: Así dice Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿acaso no deben los pastores apacentar las ovejas?” (Eze. 34:2) El infeliz fin final de los tales que, conociendo la Palabra y provisiones de Dios, sólo se engordan con ellas, creyendo que las Escrituras son un medio provechoso de ganancia personal, está registrado en Jeremías 25:34-36: “¡Aullad, oh pastores, y clamad; y revolcaos en ceniza, oh mayorales del rebaño! porque cumplidos son los días determinados para vuestro degüello; y os dispersaré, y caeréis como un vaso precioso. Y los pastores no tendrán a donde huír, ni los mayorales del rebaño a donde escapar. ¡Escuchad la voz del clamor de los pastores, y el aullido de los mayorales del rebaño; porque Jehová ha asolado su dehesa!”
21. ¿Por qué no cruzarán algunos la sima mencionada por Jesús?
21 Así como Abrahán representó a Jehová Dios en el acontecimiento profético en el que casi se sacrificó a Isaac, así en la ilustración que Jesús dió del hombre rico y Lázaro, Abrahán otra vez representó a Jehová. Se mostró que existía una gran sima entre aquellos que hipócritamente servían a Dios por intereses personales y aquellos que, como Lázaro, hallaron el favor de Dios debido a su búsqueda sincera por la verdad y la oración fervorosa por misericordia. Como Jesús claramente mostró, los que voluntariamente continúan cumpliendo la ilustración de la clase del hombre rico, mientras persisten en descuidar el consuelo y alimentación espiritual de la gente humilde del mundo, jamás serán reconciliados con Dios.
CONSIGUIENDO EL FAVOR DE DIOS
22. ¿Por qué no se conseguirá el favor de Dios con sólo confesar? ¿Qué se requiere?
22 Tampoco puede el hombre del término medio, prescindiendo de cuán sincero sea, hacer una confesión semanal y así conseguir una posición correcta con Dios. En vez de servicio de labios fuera, se requiere una manera de proceder cambiada, positiva, y ésta tiene que estar basada en conocimiento. (1 Ped. 1:14, 15) Es imposible ganar el favor de Dios siguiendo un proceder de conducta en zigzag, perdiendo la cabeza durante la semana y luego en un día de la semana súbitamente asumiendo un semblante de piedad y adoración devota. Jehová contempla el corazón y conoce la mente del hombre; y por eso el que uno simplemente profese ser justo no es suficiente para conseguir una bendición de parte de Dios. El hombre que le tiene amor perdurable a la justicia la practicará. Acudirá a Dios y a su Palabra por guía, jamás pensando que con sólo confesarse a otro humano imperfecto y pecador se pueden corregir agravios repetidos y deliberados. El pensar que si uno cuenta sus pecados y faltas a otra persona eso de alguna manera milagrosa lo absolverá ante Dios es demostrar una reverencia indebida y supersticiosa para dicha persona. Esto de seguro no está de acuerdo con las Escrituras ni con el arreglo de Dios de que Jesús sirva de mediador nuestro. El apóstol Pablo protestó enérgicamente contra los hombres de su tiempo que deseaban honrarle como una deidad. Cuando la gente de Listra intentó hacer actos de adoración a Pablo y Bernabé, ellos clamaron diciendo: “Hombres, ¿por qué hacen ustedes estas cosas? Nosotros también somos criaturas humanas teniendo las mismas flaquezas que ustedes, y les estamos declarando las buenas nuevas, para que ustedes se conviertan de estas cosas vanas al Dios viviente.”—Hech. 14:15, NM.
23. (a) ¿Cómo consideró Pablo su servicio a Jehová? (b) ¿Pasará por alto Dios la práctica voluntariosa del pecado?
23 Aunque Pablo constantemente estuvo activo en el servicio de Jehová, jamás adoptó la actitud de que había hecho suficiente de modo que ahora pudiera descansar y aflojar el paso o retirarse. Él no abogó por una simple confesión como la manera para reconciliarse con Dios. Más bien él se representó prosiguiendo y extendiéndose hacia adelante hacia la meta que Dios establece en Cristo Jesús. (Fili. 3:13, 14) Él conocía sus imperfecciones y faltas y sabía que era sólo mediante la misericordia de Jehová que tenía el maravilloso privilegio de conocer la verdad y dar testimonio de los propósitos de Dios. Él dijo: “Porque yo no estoy consciente de cosa alguna en mi contra. Sin embargo por esto no quedo vindicado, sino que el que me examina es Jehová.” (1 Cor. 4:4, NM) Aunque a veces podemos estimular y fortalecer a nuestros hermanos escuchando sus problemas y dándoles consejo bíblico, jamás debemos pensar que una confesión va a cambiar su posición ante Dios. Es la manera en que la persona procede lo que cuenta, no simples palabras. Ya no puede ser guiada por las normas del viejo mundo, sino que tiene que rehacer su mente conforme a la Palabra de verdad de Dios. Esto se muestra claramente en Hebreos 10:26-29 (NM): “Porque si practicamos el pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento acertado de la verdad, ya no queda ningún sacrificio por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectación de juicio y hay un celo ardiente que va a consumir a los que se oponen. Cualquier hombre que ha despreciado la ley de Moisés muere sin compasión, sobre el testimonio de dos o tres. ¿De cuánto más severo castigo, piensan ustedes, será considerado digno el hombre que ha pisoteado al Hijo de Dios y que ha estimado como de valor ordinario la sangre del pacto por la cual fué santificado, y que ha ultrajado con desprecio al espíritu de bondad inmerecida?”
24. ¿Qué oportunidad de escoger está ante toda persona?
24 Con desesperación algunos piensan que se han hundido tan profundamente en el fango de las dificultades humanas que no tienen esperanza. Esto no necesariamente es así. En vez de eso, la oportunidad de escoger está ante todo individuo. Queda con él decidir si desea o no escuchar la llamada para dejar de amoldarse al sistema del viejo mundo y reconciliarse con Dios. A éstos Jehová escribe: “¡Aunque vuestros pecados fuesen como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque fuesen rojos como el carmesí, como lana quedarán! Si fuereis bien dispuestos y obedientes, de lo mejor de la tierra comeréis; pero si rehusáis y os rebeláis, seréis devorados a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.”—Isa. 1:18-20.
25, 26. ¿Qué ejemplos muestran que todos tienen una oportunidad de disfrutar del favor de Dios?
25 Jesús mismo declaró que los publicanos y las rameras entrarían al Reino antes de los rebeldes y farisaicos jefes de los sacerdotes y ancianos de gente. Esto no quiere decir que dichos publicanos y rameras continuarían en su mala manera de proceder; más bien, como Jesús explicó, ellos creyeron y manifestaron fe. Debido a esta fe su pasada manera de proceder iba a ser lavada mediante la sangre del Cordero. Jesús manifestó además que nadie es demasiado insignificante o de demasiado humilde condición para recibir la provisión amorosa de Dios para el rescate y la reconciliación. Usando la ilustración de un pastor, él preguntó: “¿Qué les parece? Si cierto hombre llega a tener cien ovejas y una de ellas se extravía, ¿no dejará él las noventa y nueve sobre las montañas y emprenderá una búsqueda por la que anda extraviada? Y si sucede que la encuentra, de seguro les digo, se regocija más por ella que por las noventa y nueve que no se han extraviado. Asimismo no es cosa deseable a mi Padre que está en el cielo que uno de estos pequeños perezca.”—Mat. 18:12-14, NM.
26 Lo mismo se ve en la bienvenida alegre que se le dió al hijo pródigo en la parábola de Lucas 15. El hijo viajó a un país lejano, donde vivió desenfrenadamente hasta que el tormento del hambre lo obligó a apacentar puercos. Finalmente volvió en sí y regresó a la casa de su padre, donde fué recibido con felicidad. El padre anunció: “Este mi hijo estaba muerto pero ha vuelto a vivir, se había perdido pero ha sido hallado.” De la misma manera, aunque una persona haya tomado un camino que le haya conducido lejos de la casa de su Padre celestial, Jehová Dios, y haya pasado su tiempo y vida en vivir como un insensato, si vuelve en sí y se da cuenta de sus faltas, quizás la misericordia y perdón de Jehová sean extendidos a ella. Se nos dice: “Es paciente con ustedes porque no desea que ninguno sea destruído sino que desea que todos vengan al arrepentimiento.” (2 Ped. 3:9, NM) Aunque la gran provisión de Jehová para la reconciliación y bendición es para hombres de toda clase, de toda ocupación y posición en la vida, no obstante la recibirán únicamente los que se dedican a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerza.—1 Tim. 2:3, 4.
27. ¿Por qué tenemos que estudiar para agradar a Dios?
27 Para conseguir el favor de Dios y reconciliarse con él, el estudio es esencial. (Juan 17:3) Toda persona necesita continuar creciendo en su conocimiento de la Palabra de Dios. Nadie puede decir que lo sabe todo, porque la luz de entendimiento está brillando más y más hasta el día perfecto. ¿Está usted impedido por una falta de educación, lo cual hace difícil el que usted entienda las cosas profundas de las Escrituras? No se desanime, sino que recuerde el consejo de Santiago: “Si alguno de ustedes carece de sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reproche, y se le dará.” (Sant. 1:5, NM) Así como es Jehová quien ha hecho todas las provisiones para reconciliación con él mismo mediante Cristo, así es Jehová quien nos ha dado la guía que seguir en su Palabra y quien nos ayuda a seguirla. Con el fin de agradar a Dios en el servicio que rendimos nos es preciso poder entender cabalmente la profundidad de las Escrituras y estar arraigados y establecidos en un sólido fundamento de verdad. Lo que otra persona sepa acerca de la Biblia no le es de ningún valor a usted, sino que es el entendimiento que usted tiene personalmente de la verdad el que le servirá a usted a todo tiempo como un fundamento para la fe.
28. ¿Es suficiente para los cristianos el creer en Dios?
28 Si su condición de corazón hacia Dios es correcta, tal conocimiento acertado de la Biblia, libre de tradiciones y credos supersticiosos, producirá fe fuerte. Pero el conocimiento en sí mismo no es suficiente para que uno agrade a Dios; la fe en sí misma no es suficiente; las obras celosas no son suficientes. Sino que es la combinación de conocimiento, fe y servicio lo que halla la aprobación de Jehová. El conocimiento acertado de la verdad que conseguimos proporciona un fundamento firme para nuestra fe, y la convicción inmovible que disfrutamos mediante la fe nos impele a acción, a demostrar nuestra fe mediante nuestras obras.
29. ¿Cómo mostró Jesús que Dios exige más que una buena vida?
29 En todos estos respectos Jesús es la guía que debemos seguir hacia la reconciliación. Él se dedicó de todo corazón al servicio de su Padre, “dejándoles un modelo para que siguieran cuidadosamente sus pisadas.” Él no estuvo satisfecho con sólo llevar una buena vida como carpintero, sino que llegó a ser activo en el ministerio como un buen pastor, recogiendo en un solo rebaño a todos los de la nación de Israel que estaban dispuestos hacia la justicia. Él dedicó su vida a buscar principalmente a las ovejas perdidas de esa nación, y luego organizó a sus discípulos para que llevaran a cabo la obra después de su muerte. Él instruyó que estas buenas nuevas del Reino deberían proclamarse hasta el mismísimo fin de este sistema de cosas; porque él supo que el propósito de Dios era con el tiempo recoger a hombres y mujeres fieles de todas las naciones, y él abrió el camino para esto.—Efe. 2:15-18.
DECLARACIÓN PÚBLICA A TODOS LOS HOMBRES
30. ¿Qué acontecimiento durante el ministerio de Jesús mostró que iba a estar abierto el camino para que gente de todas las naciones oyera la verdad?
30 Preconociendo que Dios abriría el camino a la reconciliación a la gente de otras naciones, él habló libremente en una ocasión a una mujer samaritana al lado del pozo cerca de la ciudad de Sicar. Allí él le dijo a ella: “La hora viene, y ahora es, cuando los adoradores genuinos adorarán al Padre con espíritu y verdad, porque, en verdad, el Padre está buscando que tal clase le adore. Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y verdad.” (Juan 4:23, 24, NM) Ya no sería limitada la adoración de Dios a un pueblo o concentrada en un solo lugar, ya fuera en Jerusalén o cualquier otra “ciudad santa.” En vez de eso, se estaba abriendo el camino para que hombres de toda clase dondequiera que estuvieran siguieran la dirección del espíritu de Dios y fueran vivificados por las aguas de la verdad. Durante los últimos tres años y medio de su vida humana Jesús se dedicó al ministerio de reconciliación, sirviendo de portavoz y embajador de su Padre, Jehová. El mensaje que Jesús trajo a la gente llevaba la esperanza de vida eterna, porque Jesús bien sabía los propósitos de Dios desde la creación del hombre en el Edén hasta la actualidad. Él informó a la mujer samaritana: “Cualquiera que beba del agua que yo le daré de ninguna manera tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré llegará a ser en él una fuente de agua burbujeando para impartir vida eterna.”—Juan 4:14, NM.
31. ¿Cómo fallan muchos en cuanto a rendir servicio verdadero a Jehová?
31 Habiendo recibido estas aguas de verdad dadoras de vida para usted mismo, ¿es usted una persona que gozosamente invita a otras a compartirlas con usted? Hoy día hay millones de personas que se llaman cristianos pero que realmente no siguen a Cristo dedicando su vida al servicio ministerial. Millones tienen un conocimiento fundamental de la Biblia y declaran que tienen fe en Jesús y beben de las aguas de la vida. Dan gracias a Dios de que no son como otros hombres, señalando con desdén a las naciones que ellos llaman paganas; pero, diferentes a las ovejas verdaderas, no siguen la dirección del pastor. Los que verdaderamente son testigos de Jehová para la reconciliación se alegran de ser de servicio a Dios y sus semejantes. Dicen como se registra en Hebreos 13:15 (NM): “Por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública a su nombre.”
32. ¿Qué gran servicio se nos ha encomendado?
32 El apóstol Pablo fué útil en llevar las buenas nuevas por primera vez a los pueblos de las naciones, y habló enérgicamente de la gran obra que Dios ha concedido a los que hoy día entienden sus propósitos. Él dijo: “Pero todas las cosas vienen de Dios, el cual nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos dió el ministerio de la reconciliación, a saber, que Dios estaba por medio de Cristo reconciliando un mundo consigo mismo, no contando contra ellos sus transgresiones, y él encargó el mensaje de la reconciliación a nosotros.” (2 Cor. 5:18, 19, NM) A menudo gran énfasis se da a la obra de salvar almas para Cristo. Sin embargo, no es con Cristo que tenemos que reconciliarnos, sino más bien con Jehová, nuestro Padre celestial, mediante su Hijo, Jesucristo. Cristo mismo sirve como Mediador y ministro principal de la reconciliación, y al continuar nosotros en este trabajo que él instituyó, en realidad somos socios de Cristo en reconciliar a hombres con Dios.
33. ¿Cómo demostró Pablo mismo que era un fiel siervo ministerial?
33 ¿Qué ha hecho usted personalmente con este mensaje de reconciliación? ¿Está usted participando en este ministerio? Nada debe debilitar su fe o disuadirlo de avanzar en el servicio de Dios. Usted recordará que Pablo lo consideró tan importante que aunque fué encarcelado, atacado por chusmas, golpeado, o sufrió peligros por parte de sus propios compatriotas a causa de las verdades que predicó, todavía él declaró: “Sin embargo, no hago mi alma de valor alguno como preciada para mí, siempre que pueda terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios. Les he exhibido en todo que por medio de trabajar así ustedes deben ayudar a los que son débiles y deben tener presente las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.’” (Hech. 20:24, 35, NM) Aunque Pablo fué puesto en cadenas, no permitió que esto detuviera su ministerio de reconciliación, sino que él oró para que pudiera tener la habilidad de hablar con toda libertad de palabra para dar a conocer las buenas nuevas para las cuales servía como embajador.—Efe. 6:19, 20.
MOSTRÁNDONOS APTOS PARA EL MINISTERIO DE RECONCILIACIÓN
34. ¿Quiénes llenan los requisitos para este ministerio? ¿Cómo?
34 Algunos levantan la objeción de que no podrían participar en esta obra ministerial porque no están capacitados para ello. Sin embargo, Jehová nunca ha escogido al que se cree sabio y a los intelectuales del mundo, sino que más bien usa para efectuar su servicio a los que son humildes y mansos. Con el fin de que el joven ministro Timoteo se mostrara competente para el trabajo que estaba delante de él, Pablo lo alentó: “Continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza. . . . Reflexiona acerca de estas cosas, absórbete en ellas, para que tu progreso sea manifiesto a toda persona. Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.” (1 Tim. 4:13-16, NM) Nosotros podemos hacer lo mismo hoy en día.
35. ¿Cómo capacita Jehová a sus testigos para el ministerio de reconciliación?
35 Si nos dedicamos a conseguir un entendimiento de la Palabra de Dios y luego hablamos a otros acerca de ella osada y libremente, podremos contestar la pregunta: “¿Y quién está adecuadamente capacitado para estas cosas?,” de la misma manera que Pablo la contestó: “Nosotros; porque no somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios como muchos hombres, sino debido a la sinceridad, sí, como enviados de Dios, a la vista de Dios, en compañía con Cristo, estamos hablando.” (2 Cor. 2:16, 17, NM) Podemos decir esto porque Jehová mismo es nuestro maestro mediante su Palabra. Él envía su espíritu para guía y fortalecimiento nuestro, y hoy en día mediante su organización él instruye y prepara a sus ministros para su servicio. Los que participan en el ministerio de reconciliación explican que su capacidad para ello viene de Dios: “No que de nosotros mismos estemos adecuadamente capacitados para estimar algo como proveniente de nosotros mismos, sino que el estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios, quien de hecho nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros de un pacto nuevo.”—2 Cor. 3:5, 6, NM.
36. ¿Cuál es nuestro motivo para servir a Dios? ¿Cómo podemos hacerlo?
36 ¿Mostramos mediante servicio maduro que estamos capacitados adecuadamente para el trabajo que tenemos que hacer? ¿Podemos decir que el conocimiento de Cristo es perceptible por medio de nosotros debido a nuestro activo ministerio? ¿Dejamos que nuestra luz de verdad brille, reflejando como espejos la gloria de Jehová y usando gran libertad de palabra? Si somos sinceros al decir que apreciamos el gran amor que Jehová ha demostrado suministrando el camino a la reconciliación, entonces debemos estar anuentes a demostrar nuestro amor participando en el servicio que él dirige. Debemos nuestra esperanza de vida a su provisión por medio de Cristo. Sabiendo esto, debemos estar ansiosos de extender las aguas vivas de la verdad a otros, así como Jesús las extendió a la mujer samaritana. Podemos hablar con la gente al visitarla de puerta en puerta; podemos emplear unos cuantos minutos hablando de la verdad con nuestros vecinos; podemos tomar una hora para conducir un estudio bíblico con una persona de buena voluntad. Todo esto está en armonía con la instrucción de Jesús de que estas buenas nuevas del Reino que ahora está establecido serían predicadas en toda la tierra habitada. De esta manera hombres de toda clase, de la nacionalidad o color que sean, pueden encontrar y seguir la senda a una posición favorable ante Dios.
37. Dé razón de por qué el mensaje es urgente hoy en día.
37 Existe una urgencia en este mensaje, porque Dios ha designado un límite al ministerio de reconciliación. “Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal ignorancia, empero ahora le está diciendo a la humanidad que todos ellos por todas partes deben arrepentirse. Porque él ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada en justicia por un hombre a quien él ha designado, y él ha proporcionado una garantía a todos los hombres con haberlo resucitado de entre los muertos.”—Hech. 17:30, 31, NM.
38. ¿Qué esperan los cristianos? ¿Cómo reaccionan?
38 Hoy en día nuestro ministerio no señala a los vanos sueños de hombres que esperan remendar el mundo con esparadrapo político o religioso, ni están de acuerdo tales planes con el mensaje que Jesús enseñó. Él dijo a los discípulos que deberían orar por el establecimiento del reino de Dios, bajo el cual la voluntad de su Padre celestial se haría sobre la tierra como se hace en el cielo. Él declaró además que su reino no era del sistema de este viejo mundo, sino que un cambio a una justa soberanía teocrática tenía que venir. (Juan 18:36) Esto se efectuará en la batalla del Armagedón cuando Cristo sirva de ejecutor en nombre de su Padre, Jehová, contra los que se alejan de Dios y se oponen al ministerio de reconciliación. Sabemos que la destrucción de los que no tienen fe en Dios no se duerme, porque Jehová no es lento respecto a su promesa. Por lo tanto no cerremos los ojos a las señales de los tiempos en que vivimos o detengamos las manos de la obra que se nos ha dado para hacer. No adopte la actitud de los que dicen: “Si hay un Dios, ¿por qué no hace algo?” ¡Tenga la seguridad de que él ha hecho algo! Él ha suministrado a su Hijo para la redención de los hombres de fe y dentro de poco completará la realización de sus propósitos respecto a la tierra aniquilando al viejo sistema de cosas en el Armagedón para abrir paso a los nuevos cielos y nueva tierra donde la justicia reside.
39. (a) ¿Cómo son manifiestas ahora las bendiciones de la reconciliación? (b) ¿Cómo serán realizadas cabalmente?
39 Entonces de nuevo, como en el Edén, los hombres tendrán ante ellos la perspectiva de vida eterna con felicidad sobre la tierra. Algunos vivirán a través de ese tiempo de dificultad, así como Noé y su familia vivieron a través del diluvio, y continuarán su existencia bajo el perfecto dominio de Cristo el Rey. A medida que las provisiones de Dios para la bendición de los hombres entren en plena operación, la enfermedad y finalmente la muerte ya no tendrán dominio sobre los cuerpos de los hombres sino que desaparecerán. Para el fin del reinado de mil años de Cristo los hombres se hallarán restaurados completamente a la posición justa y favorecida a la vista de Dios, posición que ha estado perdida desde el tiempo de la desviación de Adán en el Edén. Aun en este tiempo para los que son escogidos por Dios para estar en la “manada pequeña” celestial, hay la seguridad de que la justicia ha sido imputada a ellos y que ellos han sido reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo. (Rom. 5:10, 11; 2 Cor. 5:18-21) Pero para todos los que esperan vida sobre la tierra purificada la reconciliación con Dios llegará a realizarse plenamente al terminarse el reinado de mil años de Cristo. El conocimiento del arreglo de la reconciliación y la tranquilidad de ánimo que éste trae ahora al pueblo de Dios por medio de la fe, se disfrutarán cabalmente en ese tiempo. Durante ese gobierno justo las bellezas del paraíso como fué en el Edén se extenderán hasta envolver la tierra entera a medida que cientos de miles de los sobrevivientes del Armagedón trabajen juntos para hermosear su hogar terrestre, y los propósitos de Dios se efectuarán a medida que el hombre sirva bajo Su dirección.
40. ¿Cuál es la manera prudente de proceder ahora a pesar de todos los obstáculos?
40 En vista de estos hechos, aunque tengamos dificultad y persecución por el momento a causa de mantener firmemente asida la palabra de verdad, jamás debemos desmayar o cansarnos en las buenas obras. Se nos dice que el lloro puede durar durante una noche, pero el gozo viene por la mañana; y eso seguramente será cierto respecto a todos los que tengan el privilegio de entrar al nuevo mundo bajo el gobierno durable de Cristo. Este es el período obscuro de la historia humana bajo el dominio de Satanás, pero aun ahora la obscuridad está desapareciendo para dar paso a la aurora del nuevo mundo de justicia. ¿Tendrá usted el privilegio de ver y disfrutar de estos cambios tremendos en la historia humana? Si usted tiene esta esperanza, entonces participe en el ministerio global de reconciliación que los testigos de Jehová están efectuando hoy en día. Es como si Dios estuviera haciendo súplica mediante ellos, diciendo: “Como substitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’”—2 Cor. 5:20, NM.
41. ¿Qué perspectiva está ahora delante de los hombres que aman y sirven a Jehová?
41 Obrando así usted tendrá la felicidad verdadera que viene únicamente mediante la paz con Dios. Usted verá llegar el tiempo cuando Dios hará con todos los súbditos del reino de Cristo como ahora hace con los cristianos en el nuevo pacto: escribir su ley en los corazones de todos los hombres. Entonces ya no habrá necesidad de que todo hombre enseñe a su prójimo y su hermano, diciendo: ‘Conozca usted a Jehová; porque todos le conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande. Jehová perdonará su iniquidad y ya no recordará su pecado.’ (Jer. 31:33, 34; Eze. 11:19, 20) ¡Imagínese usted el vivir con sus prójimos y trabajar juntos bajo dichas condiciones felices! Delante de usted se extenderán mil años dedicados a la reconciliación del género humano con Dios, y más allá de ellos habrá una eternidad en el servicio de Jehová. Las provisiones amorosas de Jehová para el género humano también serán reflejadas en su bendición sobre toda la creación. Para disfrutar de la vida entonces, participe ahora en el ministerio de reconciliación.