Reconozca la posición importante de Cristo
“Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra.”—Mat. 28:18.
1. ¿Qué preguntas pudiera hacerse el que afirma que es discípulo de Jesucristo? (Juan 15:8-10)
¿ES USTED discípulo del Señor Jesucristo? ¿Reconoce usted la importante posición de él en el arreglo de Dios? Si así es, ¿refleja la vida diaria suya que usted aprecia al Hijo de Dios y lo que él ha hecho a favor suyo?
El preeminente entre las criaturas inteligentes de Dios
2, 3. (a) ¿En qué sentido es Jesucristo la “imagen del Dios invisible”? (Heb. 1:3) (b) ¿Cómo usó Jehová Dios a su Hijo primogénito, y por eso, qué lugar ocupa éste entre todas las criaturas inteligentes? (Juan 1:1-3)
2 El apóstol Pablo nos ayuda a ver precisamente cuán importante es la posición de Jesucristo. En su carta a los colosenses, Pablo escribió: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles, no importa que sean tronos, o señoríos, o gobiernos, o autoridades. Todas las otras cosas han sido creadas mediante él y para él. También, él es antes de todas las otras cosas y por medio de él se hizo que todas las otras cosas existieran.”—Col. 1:15-17.
3 Según estas palabras inspiradas, el Hijo primogénito, el comienzo de la creación por Dios, es el Preeminente entre todas las criaturas inteligentes. Es la imagen de su Padre celestial por el hecho de que es una persona de espíritu que refleja perfectamente las tan admirables cualidades divinas de amor, sabiduría, justicia, misericordia, benignidad compasiva y gran paciencia. (Éxo. 34:6, 7; Sal. 33:5; Rom. 16:27; 1 Juan 4:8) Por medio de él, Jehová Dios dio existencia a millones de hijos angelicales, el vasto universo con sus miles de millones de galaxias y la Tierra con su abundante variedad de vida vegetal, animal y humana. Además, “tronos,” “señoríos,” “gobiernos” o “autoridades” llegaron a existir por medio del Hijo. ¿Qué son estas cosas?
4. ¿Por qué no pudieran ser posiciones o puestos gubernamentales del mundo los “tronos,” “señoríos,” “gobiernos” o “autoridades” creados por medio del Hijo, y por eso, qué deben abarcar?
4 No pudieran ser posiciones o puestos gubernamentales del mundo, porque a éstos se les llama en las Escrituras creaciones humanas, y no divinas. (1 Ped. 2:13, 14) Por lo tanto, los “tronos,” “señoríos,” “gobiernos” o “autoridades” deben abarcar las formas de gobernación de las cuales Jehová Dios es responsable por medio de su Hijo, entre ellas el reino de Melquisedec y el de David en Jerusalén.
5. (a) Según Colosenses 1:18, ¿qué relación tiene Jesucristo con la congregación? (b) ¿Qué efecto debería tener esta relación en los miembros de la congregación? (Mat. 23:8-10)
5 En cuanto al lugar o posición de Jesucristo con relación a la congregación, el apóstol Pablo declara: “Él es la cabeza del cuerpo, la congregación.” (Col. 1:18) Por eso, es correcto que la congregación mire o acuda a él, y no a ninguna criatura humana, como el preeminente, el cabeza.
6. (a) ¿Qué puede suceder cuando los cristianos empiezan a dar indebida importancia a hombres? (Mar. 9:33, 34) (b) ¿Cómo se ve esto por lo que se desarrolló en la congregación corintia?
6 El no reconocer este hecho resulta en falta de unidad. Lo que sucedió en la antigua Corinto es buena ilustración de esto. El apóstol Pablo tuvo que escribir a los hermanos de allí: “Se me hizo saber acerca de ustedes, hermanos míos, por los de la casa de Cloe, que existen disensiones entre ustedes. Lo que quiero decir es esto, que cada uno de ustedes dice: ‘Yo pertenezco a Pablo,’ ‘Mas yo a Apolos,’ ‘Mas yo a Cefas,’ ‘Mas yo a Cristo.’ El Cristo existe dividido.” (1 Cor. 1:11-13) Por dar indebida atención a hombres, los miembros de la congregación corintia se dividieron en facciones. No comprendieron que los hombres que llevaban la delantera entre los cristianos eran simplemente siervos de Dios y Cristo, que obraban como esclavos a favor de sus hermanos.—1 Cor. 3:5-9.
7. (a) ¿Fueron Pablo, Apolos o Pedro responsables del punto de vista incorrecto que existía en la congregación corintia? (b) ¿Cómo pueden ser como el apóstol Pablo los ancianos, y por eso, contra qué deben vigilar?
7 Felizmente, Pablo, Apolos, y Cefas, o Pedro, no fueron responsables por la situación que se desarrolló en la congregación corintia. Ellos personalmente dieron el ejemplo con relación a mirar a Jesucristo como cabeza. Por ejemplo, el apóstol Pablo pudo decir: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” (1 Cor. 11:1) Y ciertamente el deseo de los ancianos hoy debería ser asemejarse a Pablo. Esto exige que hablen de acuerdo. (1 Cor. 1:10) Una vez que los ancianos expresen públicamente puntos de vista personales en amplia divergencia, los miembros de la congregación se inclinarán a acudir a aquellos cuyas opiniones estén en mayor armonía con su propio modo de pensar. La situación se hace especialmente seria cuando un anciano desacredita a sus ancianos compañeros, al quizás dar a entender que él es más celoso y más fiel que ellos o probablemente más discernidor, comprensivo y compasivo. (Compare con 2 Samuel 15:2-6.) El resultado de esto puede ser que algunos de la congregación se pongan a seguirlo y que él socave los esfuerzos del cuerpo de ancianos por atender los intereses espirituales del rebaño.
8. ¿Qué beneficio recibe la congregación cuando los ancianos dan el ejemplo de someterse a la jefatura de Cristo como cabeza? (Efe. 4:11-16)
8 Por otra parte, cuando los ancianos se esfuerzan por hablar y obrar en unidad, dejando que las Escrituras los guíen completamente en sus decisiones, hay unidad en la congregación. Entonces se estimula a la congregación entera a mirar, o dirigir su atención, no a individuos, sino a Jesucristo como cabeza de la congregación.
9. Además de que Jesús sea cabeza de la congregación, ¿qué otra razón da Colosenses 1:18 para la preeminencia del Hijo de Dios, y qué debe significar esto para nosotros?
9 Al continuar su consideración del lugar importante que ocupa Jesucristo, el apóstol Pablo presenta otra razón para la preeminencia del Hijo de Dios. Leemos: “Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que llegase a ser el que es primero en todas las cosas.” (Col. 1:18) Nadie antes de Jesucristo fue levantado a la vida inmortal en los cielos. Debido a que él fue el primero que experimentó una resurrección a perfección de vida, es “el primogénito de entre los muertos.” Él preparó el camino para que sus coherederos participen con él en una herencia celestial por medio de ser levantados a la vida inmortal como él lo fue. (Heb. 6:19, 20; Rev. 20:6) Para que alguien participe en esa resurrección, tiene que reconocer la jefatura o posición de cabeza de Cristo sobre la congregación. De hecho, todo el que haya de recibir bendiciones divinas tiene que hacer eso.—Fili. 2:9-11.
‘Toda la plenitud mora en él’
10. ¿Cómo es que ‘Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en el Hijo’?
10 Sin embargo, el reconocimiento de la jefatura de Cristo como cabeza no es solo asunto de reconocer su posición de mayor prominencia en la congregación. Note que el apóstol Pablo continúa sus expresiones así: “Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él.” (Col. 1:19) Según el beneplácito de Dios, Jesucristo ocupa el lugar de mayor prominencia en la congregación, no solo respecto a preeminencia y autoridad, sino también por tener la “plenitud” de cuanto los cristianos necesitan. El Hijo de Dios es la personificación de las cualidades divinas, entre ellas la sabiduría. Por eso, él, y no algún ser humano en la Tierra, es aquel, singularmente, a quien miran los verdaderos cristianos como su dechado y la fuente designada de guía e instrucción.
11. Puesto que toda la “plenitud” mora en Cristo, ¿qué se puede decir en cuanto a que se necesiten las filosofías y tradiciones humanas?
11 El ejemplo perfecto y las enseñanzas de Jesucristo no tienen que ser complementados con filosofías y tradiciones humanas. En su carta a los colosenses, el apóstol Pablo elaboró más en este aspecto cuando escribió: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya por medio de la filosofía y del engaño vano según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo; porque es en él que mora corporalmente toda la plenitud de la cualidad divina De modo que ustedes están poseídos de una plenitud por medio de él, que es la cabeza de todo gobierno y autoridad.”—Col. 2:8-10.
12. (a) ¿Qué son las “cosas elementales del mundo”? (b) ¿Por qué podía Pablo llamar “engaño vano” a los razonamientos y enseñanzas que destruyen la fe?
12 Allá en el primer siglo, los cristianos estaban en peligro de ser extraviados por las “cosas elementales del mundo,” es decir, los principios primarios o fundamentales del mundo alejado de Dios. Entre estas cosas elementales están los conceptos antibíblicos de los griegos y otros pueblos no judíos así como las enseñanzas judías tradicionales no bíblicas. Superficialmente, algunas de las filosofías y enseñanzas pueden haber parecido muy plausibles. Quizás hayan estado acompañadas de razonamiento y argumento que tuvieran cierto atractivo para el pensamiento humano. Pero carecían de fundamento sólido. Estas enseñanzas desprovistas de base —fuera que tuvieran que ver con doctrina, con conducta humana, o con la manera en que se deberían hacer las cosas en la congregación— eran realmente “engaño vano.” Por eso, había buena razón para que los cristianos estuvieran alerta para no llegar a ser presa de algún maestro falso y ser apartados del camino de la verdad.—Compare con 1 Juan 2:26, 27.
13. Según Colosenses 2:16-19, ¿qué falsas instrucciones estaban promoviendo algunos, y por qué eran peligrosas estas enseñanzas?
13 Considerando otros puntos de vista incorrectos que también eran comunes, Pablo dice además: “Que nadie los juzgue en el comer y beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de un sábado; porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, mas la realidad pertenece al Cristo. Que no los prive del premio nadie que se deleite en una humildad ficticia y en una forma de adoración de los ángeles, ‘plantándose en’ las cosas que ha visto, hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal, puesto que no está firmemente adherido a la cabeza, a aquel de quien todo el cuerpo, suministrado y armoniosamente unido por medio de sus coyunturas y ligamentos, sigue creciendo con el crecimiento que Dios da.”—Col. 2:16-19.
14. (a) ¿Cómo pudiera ser que un cristiano, incorrectamente, se dejara juzgar respecto al comer y beber y la observancia de ciertos días? (b) ¿Por qué cometían error los que estaban juzgando así?
14 Así se estaba instando a los cristianos de Colosas a no permitir que otros fueran como jueces de su fe y justicia y alegaran que ellos no podían obtener la salvación a menos que se circuncidaran y empezaran a seguir la ley de Moisés. Los individuos que juzgaban de esta manera estaban regresando a las “cosas elementales,” las nociones fundamentales de la adoración verdadera, y pasando por alto el desenvolvimiento adicional que Dios había dado a los asuntos y negando que “toda la plenitud” ahora mora en Cristo. Por eso, esas personas no estaban adhiriéndose firmemente al que es Cabeza, Cristo, y estaban extraviando a ciertos individuos de la doctrina sana que les era esencial para crecer espiritualmente.
15. ¿Qué podían perder los cristianos de Colosas al aceptar los argumentos de los falsos maestros?
15 El que cristianos de Colosas cedieran a las declaraciones persuasivas de un promovedor de doctrina falsa pudiera resultar en que se les privara del “premio” que se les ofrecía. ¿Qué era este premio? Era la recompensa gloriosa de vida inmortal en los cielos.—1 Cor. 9:24-27; Fili. 3:14; 2 Tim. 4:7, 8; Rev. 2:7.
16. Según las palabras de Pablo en Colosenses 2:18, ¿qué clase de apariencia pudiera presentar uno que enseñara el error?
16 Como señaló el apóstol Pablo, el hombre que privara a un cristiano del glorioso premio de la vida pudiera parecer muy inocente con relación a haber cometido algún mal. El apóstol lo describió como persona ‘que se deleita en una humildad ficticia.’ (Col. 2:18) Por eso, presentaba toda la apariencia de ser un hombre de gran condescendencia. Sin embargo, esta condescendencia, o humildad, era solo una fachada falsa.
17. (a) ¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando describió al maestro falso como uno que ‘se había plantado en las cosas que había visto’? (b) ¿Cómo estaba aquel maestro falso “hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal”?
17 Lo que en realidad él era se manifiesta por el hecho de que Pablo dice que ese individuo está “‘plantándose en’ las cosas que ha visto, hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal.” (Col. 2:18) ¿Qué quiso decir el apóstol al decir esto acerca de un maestro de falsedad? La expresión “plantándose en” era una frase que se usaba en la antigüedad con relación a los ritos de iniciación relacionados con misterios paganos. Este individuo, no satisfecho con la verdad completa y sencilla revelada por medio de Jesucristo, se enorgullecía en la creencia de que había logrado sabiduría y santidad superiores a las que sus hermanos cristianos compartían en general. Al tratar de complementar la verdad cristiana con razonamiento falso, especulativo, en realidad se desviaba de la fe. En su estima, el Hijo de Dios no era el depositario único del conocimiento y la sabiduría. Esta persona no creía las palabras inspiradas que dicen: “Cuidadosamente ocultados en él [Cristo] están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Col. 2:3) Insistía en que había depositarios de conocimiento y sabiduría además del Hijo de Dios a los cuales podía acudir la congregación en busca de dirección.
La posición del cristiano hoy
18. En lo que se refiere a puntos de vista y filosofías personales no bíblicos, ¿de qué deben cuidarse todos los cristianos, especialmente los ancianos?
18 Hoy los siervos de Dios no afrontan precisamente las mismas situaciones que eran comunes en el primer siglo. No obstante, de lo que Pablo escribió a los colosenses podemos derivar lecciones vitales. Por ejemplo, todos los cristianos, especialmente los ancianos, deben ejercer cuidado para no meterse en los asuntos particulares de otras personas y no poner puntos de vista personales y filosofías no bíblicos en el mismo nivel de autoridad de la verdad revelada en las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo.—Compare con 1 Timoteo 1:3, 4; 2 Timoteo 4:1, 2.
19. (a) ¿En qué debe estar basado siempre el consejo espiritual, y por qué? (b) ¿Qué estaría negando el cristiano si no se apegara a las Escrituras, y abogara por filosofías personales como guía para otros?
19 Sea cual sea el consejo espiritual que un cristiano dé a otro, ese consejo se debe fundar, no en preferencia personal, prejuicio o principios mundanos, sino en el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo. Puesto que todo lo que el Hijo de Dios enseñó armonizaba plenamente con las Escrituras inspiradas, correctamente se puede y debe usar la Biblia completa para dar ayuda espiritual. (2 Tim. 3:16, 17) El que alguien no se apegara a las Escrituras constituiría no prestar atención al Cabeza de la congregación. (Compare con Mateo 7:24-27; 15:3-9; Juan 17:17.) Eso también daría a entender que no toda la “plenitud” mora en el Cristo, sino que lo que “falta” en el Cristo tiene que ser complementado por opinión personal y filosofía humana.
20. Como se manifiesta por lo que dice Hebreos 5:14, ¿por qué es peligroso dejar que las opiniones personales de otros obren como guía nuestra?
20 ¿Qué hay de los cristianos que aceptan las filosofías y opiniones personales de otros individuos como guía para determinar si es correcto un proceder particular? Muy bien pudieran causar daño a su conciencia y poner estorbo a su crecimiento espiritual. ¿Por qué? Para empezar, la Biblia muestra que ‘las facultades perceptivas tienen que ser entrenadas por medio del uso.’ Por eso, cuando otras personas influyen indebidamente en las decisiones de un individuo, o hasta las controlan, este individuo no va a desarrollarse espiritualmente, sino que seguirá siendo un bebé, y no podrá distinguir entre lo que es correcto y lo que es incorrecto.—Heb. 5:14.
21. ¿Cómo pueden los esfuerzos que se hacen por amoldarse a las opiniones personales no bíblicas de otras personas hacer que surjan sentimientos de culpa acerca de cosas que en sí mismas son propias?
21 Además, por tratar de amoldarse a cosas que son meramente opiniones personales no bíblicas de otro cristiano, algunas personas pudieran, innecesariamente, adquirir sentimientos de culpa con relación a atender asuntos personales, participar en entretenimiento sano, esparcimiento, y así por el estilo. Por ejemplo, un miembro respetado de la congregación pudiera expresar abiertamente el punto de vista de que los “últimos días” no son de ninguna manera un tiempo en el cual los siervos de Dios deban estar pensando en hacer grandes mejoras en su casa. Aunque muchos quizás reconozcan que esto es una opinión privada y no sean afectados por ella, algunos pudieran empezar a sentirse culpables por sus planes. Los que permiten que la opinión personal de otra persona ejerza indebida influencia en ellos pudieran después experimentar problemas e inconveniencias que podrían haberse evitado si ellos hubieran seguido adelante con sus planes razonables. De manera similar, en otros aspectos de la vida, en todo caso en que la Palabra de Dios es reemplazada por los puntos de vista de hombres imperfectos como fuente de guía, el resultado puede ser serios problemas. Pero siempre estamos seguros de estar dentro de lo correcto cuando tomamos decisiones que están basadas en el ejemplo y las enseñanzas del Hijo perfecto de Dios.
Sométase a Cristo como cabeza
22. (a) En vista de la posición ensalzada de Jesús, ¿cómo debemos ver sus mandatos? (b) ¿Qué preguntas pudiéramos hacernos con relación a los mandatos de Jesús que se encuentran en Mateo 28:19, 20; Lucas 21:34-36; 22:19, 20 y Juan 13:34, 35?
22 En vista de la posición ensalzada de Jesucristo, sus mandatos ciertamente deben tomarse en serio y obedecerse de toda alma. ¿Está usted esforzándose por participar plenamente en dar testimonio y hacer discípulos? (Mat. 28:19, 20) ¿Está usted manteniéndose despierto en sentido espiritual, no permitiendo que las inquietudes cotidianas de la vida ni la participación excesiva en comer y beber hagan que llegue a estar cargado? (Luc. 21:34-36) ¿Muestran sus tratos con otros que usted realmente desea desplegar el amor abnegado que identifica a los verdaderos discípulos de Jesucristo? (Juan 13:34, 35) Cuando usted obedientemente se reúne con compañeros de creencia para conmemorar la Cena del Señor, ¿piensa usted seriamente en los beneficios que le han venido por medio del sacrificio de Jesús? (Luc. 22:19, 20; 1 Cor. 11:23-32) ¿Se siente usted impulsado a observar cuidadosamente su conducta para poder mantener la posición de limpieza que fue el resultado de que usted aceptara, con fe, los beneficios expiatorios provenientes de la sangre derramada de Jesús?—1 Ped. 1:14-19.
23. ¿Cómo llegamos a estar reconciliados con Dios, y por eso, qué debemos continuar haciendo?
23 Nunca debemos olvidar que mientras no había expiación por nuestros pecados estábamos apartados de Dios. Pero, por medio de la sangre derramada de Jesús sobre un madero de ejecución, hemos sido reconciliados con el Altísimo y estamos ahora en paz con él. (Col. 1:20) Sin embargo, después de habernos limpiado inicialmente del pecado como resultado de que aceptamos el sacrificio de Jesucristo a favor de nosotros, tenemos que continuar esforzándonos por permanecer en una condición sin tacha delante de Jehová Dios. En su carta a los colosenses, por ejemplo, el apóstol Pablo muestra claramente lo que se requiere del cristiano en cuanto a comportamiento.
Controle los malos deseos
24. (a) Antes de llegar a ser discípulo bautizado de Jesucristo, ¿cómo pudiera haber usado uno sus miembros corporales y su facultad del habla? (b) ¿Qué debe hacer uno ahora?
24 “Amortigüen,” escribe Pablo, “los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría.” (Col. 3:5) Es posible que antes de que uno llegara a ser discípulo bautizado de Jesucristo hubiera usado los miembros de su cuerpo de una manera que estuviera en oposición al propósito de Dios. El apóstol hasta dice: “En esas mismísimas cosas ustedes, también, anduvieron en un tiempo cuando vivían en ellas. Mas ahora realmente deséchenlas todas de ustedes, ira, cólera, maldad, habla injuriosa y habla obscena de su boca. No estén mintiéndose los unos a los otros.” (Col. 3:7-9) Sí, el mal uso de los miembros del cuerpo y de la facultad del habla no conviene al que tiene una posición de limpieza delante de Dios. Él debe amortiguar los malos deseos carnales y no permitir que éstos hagan que sus miembros corporales pequen. Debe imitar el ejemplo del apóstol Pablo, quien dijo de sí mismo: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo.”—1 Cor. 9:27.
25. (a) ¿Por qué es idolatría la codicia? (b) ¿Cómo puede ayudarnos a dominar los malos deseos carnales el reconocimiento de este hecho?
25 Una cosa que nos puede ayudar a dominar los malos deseos carnales es reconocer lo grave que es la codicia... un deseo inmoderado de algo a lo cual uno no tiene derecho. Como declaró Pablo, la codicia es idolatría. Esto se debe a que el objeto del mal deseo intenso de uno empieza a adquirir demasiada importancia en su vida. Llega a ser un ídolo para uno, y por eso interfiere con el que uno dé a Jehová Dios devoción exclusiva. También impide que uno ame a Dios con todo el corazón, puesto que su deseo egoísta lo impulsa a no prestar atención a la ley divina. La Biblia muestra que una de las maneras en las cuales desplegamos nuestro amor a Jehová es por medio de obedecer lealmente sus mandatos. (1 Juan 5:2, 3) Por lo tanto, cuando un cristiano se da cuenta de que dentro de él se va edificando el deseo incorrecto, hace bien en recordar lo preciosa que es su relación con Dios, y lo insensato que sería perder esto por convertirse en un idólatra.
Acción positiva para con compañeros de creencia
26. ¿Es solo asunto de refrenarnos de mala conducta el que permanezcamos en condición sin tacha delante de Jehová Dios? ¿Cómo se muestra esto en Colosenses 3:12, 13?
26 Sin embargo, el que continuemos en condición sin tacha delante de Jehová Dios envuelve más que refrenarnos de conducta incorrecta y habla malsana. También se necesita acción positiva. Por eso el apóstol Pablo pasó a instar de este modo a sus hermanos colosenses: “Vístanse de los tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó sin reserva a ustedes, así también háganlo ustedes.”—Col. 3:12, 13.
27. ¿Por qué debemos tratar a nuestros compañeros cristianos de manera fraternal y manifestar el espíritu del que está dispuesto a perdonar?
27 Considere lo que Pablo dice aquí. Como cristianos, hemos sido limpiados por la sangre de Jesucristo y somos hermanos y hermanas espirituales. Por lo tanto, debemos tratarnos unos a otros de manera fraternal. Puesto que somos imperfectos, todos repetidamente fracasamos en cuanto a reflejar plenamente las excelentes cualidades de nuestro Padre celestial y de su Hijo. Correctamente, pues, no deberíamos ser extremadamente severos con nuestros compañeros de creencia y tratarlos con dureza. Sería incorrecto el que un cristiano se erigiera en juez de sus hermanos e hiciera valer los derechos que alega tener de castigarlos por sus fracasos. No, él debe estar dispuesto a soportar sus faltas y no retraerse de mostrar compasión, bondad, humildad, apacibilidad y gran paciencia. Es verdad que alguien pudiera tener una queja válida contra un hermano. Pero esa persona haría bien en preguntarse: ¿Es en realidad tan grave la falta de mi hermano que yo no pueda perdonarlo? Entonces, cuando el que tiene la queja vea sus propias faltas, estará más inclinado a desplegar la disposición de perdonar, tal como Jehová ha desplegado la disposición de perdonar para con él.—Mat. 18:21-35.
28. (a) ¿Qué es “la paz del Cristo”? (b) ¿Cómo afecta nuestra relación con los compañeros de creencia el que nuestro corazón sea controlado por esa paz?
28 Pero ¿qué hay si las faltas de otros nos agitan el corazón? ¿Cómo podemos calmarlo? El apóstol Pablo suministra este consejo inspirado: “Que la paz del Cristo gobierne en sus corazones.” (Col. 3:15) Esta “paz” es la tranquilidad, la calma, que adquirimos al llegar a ser discípulos del Hijo de Dios. Es el resultado de saber que Jehová Dios y su Hijo nos aman y aprueban. Cuando esta paz es la fuerza que controla en nuestro corazón, hacemos el máximo esfuerzo por hablar y obrar de la manera que la conserve. Salvaguardaremos nuestra preciosa relación con Jehová Dios y Jesucristo por medio de tratar con nuestros compañeros de creencia de manera bondadosa, amorosa. Esto llevará al adelanto de la paz en la congregación y evitará que nos agitemos hasta el punto de pecar contra nuestros hermanos.—Efe. 4:26, 27.
29. ¿En qué bien resultará el escuchar el consejo inspirado de ‘mostrarnos agradecidos’?
29 Después, Pablo recomienda: “Muéstrense agradecidos.” (Col. 3:15) Sí, un espíritu de gratitud contribuye mucho a la conservación de la paz de la cual disfrutamos como cristianos. Las personas que reconocen genuinamente la bondad inmerecida de Dios para con ellas y sus compañeros de creencia se sienten felices y están contentas. Porque aprecian profundamente lo que Jehová Dios y Jesucristo han hecho para hacerles posible el estar limpias del pecado con vida eterna en mira, no se ofenden rápidamente cuando otros cometen faltas de alguna manera, sino que los perdonan generosamente, desde el corazón. ¡Qué diferente es lo que sucede en el caso de las personas que no son agradecidas! Éstas a menudo se quejan audiblemente, nunca están satisfechas y son muy infelices. Su actitud egoísta y desamorada desanima a los que se asocian con ellos y da origen a riñas y contienda. Por eso, hacemos bien en cultivar un espíritu de gratitud.
30. ¿Qué significa ‘dejar que la palabra del Cristo resida en nosotros ricamente en toda sabiduría’?
30 Después de estimular a los cristianos a ser agradecidos, Pablo escribe: “Que la palabra del Cristo resida en ustedes ricamente en toda sabiduría.” (Col. 3:16) ¿Qué significa esto? “La palabra del Cristo,” o el mensaje procedente de Cristo, el depósito entero de la enseñanza cristiana, debe llegar a ser parte de nosotros. (Versión Popular, Versión Moderna) Debería ser como si el cuerpo entero de enseñanza que dio Cristo estuviera residiendo dentro de nosotros. Para que así sea, tenemos que estar plenamente absortos en el mensaje de la verdad cristiana, meditar en él. Cuando la “palabra del Cristo” es realmente parte de nosotros en toda su plenitud o riqueza, nos sirve de guía, nos ayuda a tener éxito en nuestro camino. Esa palabra nos moverá a obrar sabiamente. Cuando estamos llenos de la “palabra del Cristo,” somos animadores y edificadores para con nuestros hermanos.
Nuestra vida entera está envuelta
31. Según Colosenses 3:17, ¿qué debemos hacer respecto a todo aspecto de nuestra vida?
31 Los factores que pueden contribuir a la conservación de la paz con los compañeros de creencia también son esenciales para hallar gozo y contentamiento en todos los demás aspectos de la vida. Nunca debemos perder de vista el hecho de que somos discípulos de Jesucristo cada día, sí, cada hora del día. El apóstol Pablo escribió: “Cualquier cosa que hagan en palabra o en obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.” (Col. 3:17) Así, en todos los asuntos de la vida, debemos hablar y actuar en el nombre del Hijo de Dios, es decir, como representándolo, y debemos estar agradecidos a Jehová Dios por habernos capacitado para hablar y trabajar.
32. (a) ¿A qué consejo prestarán atención esposas, esposos, padres e hijos si consideran debidamente a Jesucristo? (b) ¿De qué manera deben efectuar su trabajo los empleados cristianos, y por qué? (c) ¿Cómo deben tratar a sus empleados los patronos cristianos, y por qué?
32 En realidad, pues, es la consideración a Jesucristo como Señor lo que debería hacer que los cristianos fueran esposos y padres excelentes, esposas y madres buenas, hijos e hijas obedientes y trabajadores y patronos ejemplares. El hecho de que nuestra vida de familia y nuestro empleo seglar deben dar evidencia de que somos cristianos lo manifiesta este consejo de Pablo: “Esposas, estén en sujeción a sus esposos, como es decoroso en el Señor. Esposos, sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas. Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor. Padres, no estén exasperando a sus hijos para que ellos no se descorazonen. Esclavos, [hoy: empleados], sean obedientes en todo a los que son sus amos [hoy: patronos] en un sentido carnal, no con actos de servir al ojo, como quienes procuran agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, con temor de Jehová. Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová que recibirán el debido galardón de la herencia. Sirvan como esclavos al Amo, Cristo. Ciertamente el que está haciendo injusticia recibirá de vuelta lo que hizo injustamente, y no hay parcialidad. Amos [hoy: patronos], sigan haciendo lo que es justo y lo que es equitativo en el trato de sus esclavos [hoy: empleados], sabiendo que también ustedes tienen un Amo en el cielo.”—Col. 3:18-4:1.
33. (a) En la vida de los cristianos debe manifestarse reconocimiento del papel que desempeña ¿quién? ¿y cómo se manifiesta este reconocimiento? (b) ¿En qué podemos confiar si observamos los mandamientos de Jesucristo?
33 Por eso, si afirmamos que somos discípulos de Cristo, nuestra vida debe demostrar un reconocimiento del papel importante que él desempeña en el arreglo de Dios. Esto significa que debemos obedecer sus mandatos y acudir por guía a sus enseñanzas y su ejemplo. Si hacemos eso, podemos estar seguros de que tendremos su amor y el amor de su Padre. Jesús mismo dijo: “Si observan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he observado los mandamientos del Padre y permanezco en su amor.” (Juan 15:10) Como personas que disfrutamos del amor y la aprobación de Jehová Dios y Jesucristo, podemos confiar en que tendremos la recompensa de vida eterna.—1 Juan 2:25.