¿Por qué se escribió así?
“Hazme entender, para que observe tu ley y para que la guarde con todo el corazón.”—Sal. 119:34.
1. ¿Es la necesidad de estímulo un problema común, y dónde puede hallarse a menudo el estímulo?
¿NO HA hallado usted a menudo que cuando necesita estímulo, las verdades del almacén de Dios, la Santa Biblia, le han dado la fuerza para enfrentarse a pruebas y problemas personales? Parece que a todos nos ha sucedido esto en nuestra vida como cristianos.
2. ¿Qué desaliento han afrontado muchos testigos de Jehová a través de los años, y cómo han podido permanecer firmes ante ello?
2 Por ejemplo, muchos hoy día han pasado por períodos de desaliento cuando los opositores han hablado despreciativamente del pueblo de Dios y hasta han recurrido a la violencia contra ellos por ser testigos cristianos de Jehová que han defendido la verdad. Muchos que han estado asociados con el cristianismo verdadero por cincuenta o sesenta años recuerdan bien los comentarios y acciones desprovistos de bondad de vecinos y otros durante la I Guerra Mundial, y después de ella, contra los testigos de Jehová. ¡Cuántas veces empleaban términos escarnecedores llamando a muchos russelistas y auroristas milenarios! Algunos fueron golpeados, alquitranados y emplumados, encarcelados, llamados insultativamente, azotados y escupidos. A través de todo ello, los testigos cristianos de Jehová han continuado efectuando la obra que les mandó hacer su Dios, Jehová. ¿Cómo han podido hacerlo? En parte debido al entendimiento, estímulo y fuerza que han recibido de la Palabra de Dios y de las publicaciones impresas por el “esclavo fiel y discreto” en estos días de iniquidad.
3. ¿Qué debemos tener presente cuando leemos la Biblia?
3 Y, realmente, ése es el propósito de la Palabra de Dios, edificar a los siervos de Jehová. Por esa razón cuando uno lee los diferentes libros de la Biblia debe tener presente información de fondo acerca del libro y su escritor. El lector de las Santas Escrituras haría bien en preguntarse: ‘¿Por qué se escribió así?’
4. ¿En qué libro bíblico en particular vamos a concentrar nuestra atención ahora?
4 Consideremos un libro de la Biblia y pasemos algo de tiempo determinando las razones por las cuales se escribió en el estilo y con los argumentos que se usan. Nuestra consideración se concentrará en la carta del apóstol Pablo a los cristianos en Jerusalén; comúnmente se llama la carta a los Hebreos, en las Escrituras Griegas Cristianas. (Heb. 13:22) El considerar las circunstancias que existieron hace mil novecientos años cuando Pablo escribió su carta nos ayudará a entender y apreciar por qué escribió lo que escribió para fortalecer y consolar al pueblo de Dios.
LO QUE OPINABAN DEL CRISTIANISMO EN EL PRIMER SIGLO
5. ¿Cuál es la situación religiosa que predomina en Jerusalén alrededor del año 61 E.C.?
5 Remontémonos en las alas del tiempo hasta aproximadamente el año 61 E.C., a la ciudad de Jerusalén. Han pasado unos veintiocho años desde la muerte de Jesús en un madero de tormento precisamente fuera de los muros de Jerusalén. Jerusalén es una ciudad santa para los judíos. Juzgando por todas las apariencias exteriores, Jerusalén capeó los días del despreciado Jesús de Nazaret. Se alega que la religión de los judíos es la religión de la antigüedad, extendiéndose al pasado hasta su antecesor Abrahán. La gente tiene en alta estima a los líderes espirituales de los judíos, los rabinos. Se les otorga prestigio y honra. Se han sentado en la cátedra de Moisés y tienen el lugar más prominente en las cenas y los asientos delanteros en las sinagogas, y reciben los saludos en las plazas de mercado, y los hombres los llaman “Rabí.” Verdaderamente forman parte de la estructura del poder religioso del día.—Mat. 23:6, 7.
6. (a) ¿Cómo consideraban los líderes religiosos judíos a los cristianos de esa ciudad? (b) ¿Qué experiencia tuvo el apóstol Pablo cuando estuvo en la ciudad no muchos años antes? (c) ¿Cuál era la gran necesidad del grupito de cristianos en Jerusalén?
6 También en la ciudad de Jerusalén hay comparativamente pocas personas que pertenecen a una secta odiada que se llaman cristianos o ‘El Camino.’ (Hech. 9:2; 19:9; 22:4) Los líderes religiosos judíos y sus seguidores los consideran con desdén. Son perseguidos y menospreciados. Lo que es más, la mayoría de ellos son de nacimiento judío y por lo tanto son odiados doblemente por haber dejado la religión de los judíos para hacerse seguidores de Jesús, el “llamado” Cristo. Tan grande es el odio a los cristianos que unos años antes cuando el apóstol Pablo había estado en la ciudad su mera presencia en el templo había suscitado un motín, gritando los judíos religiosos a voz en cuello: “¡Quita de la tierra a tal hombre, porque no debió vivir!” (Hech. 22:22) Más de cuarenta judíos se comprometieron bajo una maldición a no comer ni beber hasta que hubiesen acabado con Pablo. (Hech. 23:12-15) En este ambiente de fanatismo religioso y odio a los cristianos la congregación tenía que vivir, predicar y mantenerse firme en la fe. ¡Cómo necesitaban estímulo y conocimiento y entendimiento sanos de Cristo y de la manera en que él cumplió la ley de Moisés a fin de que no retrocedieran al judaísmo y la observancia de la ley mosaica! Ciertamente Pablo sabía lo que necesitaban. Él conocía personalmente las pruebas que ellos estaban sufriendo.
7. Mencione algunos de los argumentos que los líderes judíos y sus seguidores posiblemente hayan usado contra los cristianos.
7 Piense por un momento en algunos de los argumentos y la oposición que tenían que afrontar aquellos cristianos judíos primitivos. Ante todo, lejos estaba de los líderes religiosos judíos y sus seguidores dejar que aquellos cristianos odiados pensaran que tenían el favor de Dios. ¿No eran los judíos quienes tenían la evidencia tangible de la bendición de Dios? ¿No era cierto que Dios trató con los judíos por medio de ángeles? Ciertamente, pues dice el libro de Moisés: “Se le apareció el ángel de Jehová [a Moisés] en una llama de fuego en medio de una zarza.” Más tarde Jehová dijo: “Aquí estoy enviando un ángel delante de ti para mantenerte en el camino y para introducirte en el lugar que he preparado.” (Éxo. 3:2; 23:20) Pues, los judíos quizás hasta hayan hecho alarde de que Moisés hasta habló con Dios boca a boca. Además, considere el magnífico templo, con los compartimientos Santo y Santísimo. ¡Observe su notable belleza, su fuerza, su fundamento firme! ¡Eso es lo que tenían los judíos! Y otra cosa: ¡piense en el sacerdocio judío! Pues, se remontaba hasta Aarón y sus hijos, miembros de la tribu de Leví. El sumo sacerdote era descendiente de esta línea especial. Los judíos tenían el pacto de la Ley, que Moisés recibió de Dios mismo. El reino divino era posesión de los judíos; y Jerusalén, bueno, Jerusalén era la ciudad-trono desde la cual habría de proceder la gobernación de Dios.
8, 9. (a) ¿Cómo pudieron haber menospreciado los líderes judíos al fundador del cristianismo y sus seguidores? (b) ¿Con qué posiblemente hayan contrastado a los cristianos mismos y sus humildes lugares de reunión?
8 Ahora considere a los cristianos en Jerusalén. ¿Qué tenían? Según el modo de ver las cosas los líderes judíos, los cristianos no tenían nada en comparación. Su caudillo Jesús estaba muerto, y había muerto como un criminal cualquiera. ¿Quién fue él? No tenía prominencia alguna en la opinión de los líderes judíos. Solo era hijo de un carpintero de condición humilde, y, además de eso, de Nazaret. En cuanto a educación, no tenía nada del entrenamiento formal de las escuelas rabínicas avanzadas. ¡Cómo carecía de conocimiento y educación desde el punto de vista de los judíos cuando se le comparaba a lo que sus maestros e instructores sabían y se les había enseñado! Y además de eso, entre sus seguidores había muy pocos eruditos. En su mayor parte sus seguidores se componían de pescadores, recaudadores de impuestos, y hasta gentiles, y aquellos gentiles ciertamente no eran de la descendencia natural de Abrahán a los ojos de los líderes judíos. ¿Cómo podrían pensar los cristianos por un instante que tenían el favor de Dios y que Dios estaba tratando con ellos? A los judíos les parecía que ellos eran los escogidos por Dios, porque ellos eran la prole de Abrahán. Agregado a eso, los cristianos se reunían en aposentos de arriba u otros lugares apartados, mientras que los judíos tenían su hermoso templo en el cual reunirse.
9 Sin duda, se usaron argumentos como éstos, y muchos otros, contra los cristianos judíos. ¡Cómo necesitaban estímulo y entendimiento de la situación! ¡Si solo supiera alguien de su necesidad y les enviara consuelo y ayuda!
CONTRAARGUMENTO FAVORECE A CRISTO SOBRE MOISÉS
10. ¿Quién sabía de estos problemas que afrontaban los cristianos, y por eso quién fue inspirado a escribir para edificarlos?
10 Por supuesto, Jehová Dios en el cielo sabía de su situación. Por inspiración hizo que el apóstol Pablo se interesara en las circunstancias que afrontaban. Y por eso Pablo escribió a esos fieles en Jerusalén, y el libro de Hebreos contiene su respuesta a las muchas acusaciones que sin duda hicieron contra el cristianismo del primer siglo los que eran sus enemigos.
11, 12. (a) ¿Qué línea de argumento emprendió ahora Pablo, por qué fue apropiada ésta? (b) ¿Cómo mostró Pablo la superioridad de Jesús al compararlo con los ángeles? (c) ¿Con Moisés?
11 Considerando las mismísimas alegaciones de los judíos, Pablo muestra la superioridad del sistema cristiano y su sacerdocio cuando se compara con el judaísmo. Era importante que él hiciera esto. Sin duda la mayoría de esos cristianos en Jerusalén eran de nacimiento judío. Conocían bien la ley de Moisés y los argumentos de los líderes judíos. Por esa razón Pablo tuvo la obligación de mostrarles los contraargumentos, la verdad de los asuntos y exponer la falsedad de las acusaciones que los líderes religiosos judíos les imputaban. Por ejemplo, era cierto que la ley de Moisés había sido transmitida por medio de ángeles. Pero, ¿cómo se comparan los ángeles con el Señor Jesús? Esto es lo que Pablo escribió en Hebreos 1:4-6: “De modo que [Jesús] ha llegado a ser mejor que los ángeles, a tal grado que ha heredado un nombre más admirable que el de ellos. Por ejemplo, ¿a cuál de los ángeles dijo él alguna vez: ‘Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre’? Y otra vez: ¿‘Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo’? Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios le rindan homenaje.’” Realmente, pues, señala Pablo, los ángeles son siervos, pero Jesús es el Hijo de Dios.
12 Pero ¿qué hay del hecho de que Dios habló boca a boca con Moisés? No puede haber duda de que ésta fue una cosa significativa. Pero, concerniente a Jesucristo, Pablo escribe: “Porque a éste [es decir, Jesús] se le considera digno de más gloria que a Moisés, puesto que tiene más honra que la casa el que la construye. . . . Y Moisés como servidor fue fiel en toda la casa de Aquél . . . pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Aquél.” Aquí, de hecho, Pablo estaba diciendo: ‘Hermanos, ¿quién es mayor en una casa... un servidor, como lo fue Moisés, o el Hijo del Dueño de la casa, como es Jesucristo?’ ¡Qué fortalecedor les debe haber sido a los cristianos judíos que vivían allí en Jerusalén tener este entendimiento de los asuntos!—Heb. 3:3-6.
SUPERIORIDAD DE CRISTO COMO SUMO SACERDOTE
13. (a) ¿Qué podría ser mejor que el templo material en Jerusalén, y dónde estaba Cristo Jesús? (b) ¿Cómo mostró Pablo la superioridad del sacerdocio de Cristo comparado con el de Aarón?
13 Pablo procede ahora a otro argumento, el del hermoso templo material en Jerusalén. Y de veras que era hermoso y costoso. Pero, ¿de qué significado sería un templo material cuando se comparara con estar en la mismísima presencia de Dios? Fue el rey Salomón quien construyó el primer templo hermoso en el monte Moría en Jerusalén allá en el siglo undécimo antes de nuestra era común, y al tiempo de dedicarlo dijo que Jehová no moraría verdaderamente en ese edificio hecho por los hombres. Más bien, dijo que ¡el cielo de los cielos no podía contener al Todopoderoso Dios Jehová, mucho menos el templo que había construido! (1 Rey. 8:27) Por eso, el estar en la mismísima presencia de Jehová en el cielo sería mucho más, sí, muchísimo más grandioso que el servir en cualquier templo terrestre. Por lo tanto Pablo escribe de Cristo Jesús que él “ha pasado a través de los cielos” a la presencia de su Padre, Jehová. (Heb. 4:14) Y en cuanto al sacerdocio aarónico, que en aquellos días estaba sirviendo en el templo de Jerusalén, Pablo lo compara con el sacerdocio de Cristo y muestra que este último es muy superior, porque es a la manera de Melquisedec. Las palabras de Pablo en Hebreos 5:5, 6 fueron: “Cristo no se glorificó a sí mismo llegando a ser sumo sacerdote, sino que fue glorificado por el que habló respecto de él: ‘Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre.’ . . . ‘Tú eres sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec.’” Sí, un sacerdote para siempre, y era algo que no dependía de alguna herencia de la carne pecaminosa, sino de un juramento de parte de Dios. Las palabras de Pablo sobre este asunto se registran en Hebreos 7:19-22: “Porque la Ley no llevó nada a la perfección, pero el introducir además una esperanza mejor sí, por medio de la cual estamos acercándonos a Dios. También, hasta el grado de que no fue sin juramento jurado, . . . hasta ese grado también Jesús ha venido a ser el que es dado en fianza de un pacto mejor.” Y en cuanto a proseguir sin la necesidad de un sucesor, Pablo dice en seguida: “Además, muchos tuvieron que llegar a ser sacerdotes por sucesión [bajo la Ley judía] porque la muerte les impedía continuar como tales, pero él [Jesús] por cuanto continúa vivo para siempre tiene su sacerdocio sin sucesores. Por consiguiente él también puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios por medio de él, porque siempre está vivo para abogar por ellos.”—Heb. 7:23-25.
14. Muestre cómo la superioridad del sacrificio de Cristo debe haber dado aliento a los cristianos que leían su carta.
14 Ciertamente éstos fueron argumentos fuertes de parte de su amado apóstol Pablo para fortalecer la posición de los cristianos y para ayudarlos a permanecer firmes en la fe. Pero eso no fue todo. Pablo continúa mostrando la superioridad de Jesús como sumo sacerdote en el templo celestial de Jehová. Da en el mismísimo corazón de la situación al suministrar argumentos adicionales a los cristianos. Compara el sacrificio del Señor Jesús con los sacrificios ofrecidos por el sacerdocio aarónico en el cual se gloriaban tanto los líderes judíos. En los Heb. cap. 7 versículos 26 al 28 del capítulo siete Pablo escribe: “Porque tal sumo sacerdote nos era apropiado: leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores, y llegado a ser más alto que los cielos. Él no necesita diariamente, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo: (porque esto lo hizo una vez para siempre cuando se ofreció a sí mismo;) porque la Ley nombra sumos sacerdotes a hombres que tienen debilidades, pero la palabra del juramento jurado que vino después de la Ley nombra a un Hijo, que es perfeccionado para siempre.” Piense en el aliento que les dieron esas palabras a los fieles en Jerusalén. Sí, Cristo un sumo sacerdote que ofreció su propia vida perfecta para la humanidad es ahora por el juramento jurado de Dios un sacerdote para siempre sin sucesores.
EL NUEVO PACTO HACE ANTICUADO AL VIEJO PACTO
15. ¿Cuál es la fuerza del argumento de Pablo en Hebreos 8:7-13 acerca de un pacto mejor, y cuál es la conclusión lógica acerca del viejo pacto?
15 Pablo entonces pasa a otro argumento que también beneficiará a los cristianos, y que tiene que ver con el pacto de la Ley mediado por Moisés en comparación con el pacto mejor mediado por Cristo entre Dios y sus fieles sobre esta Tierra. Note el argumento de Pablo en Hebreos 8:7-13: “Porque si aquel primer pacto hubiese sido sin defecto, no se habría buscado lugar para uno segundo.” ¿Había sido sin defecto el primer pacto? No, pues fue Jehová mismo quien dijo: “Concluiré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto; no según el pacto que hice con sus antepasados en el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque no continuaron en mi pacto.” “Porque éste es el pacto que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días,” dice Jehová. “Pondré mis leyes en su mente, y en su corazón las escribiré. Y yo llegaré a ser su Dios, y ellos mismos llegarán a ser mi pueblo.” “Al decir él ‘un nuevo pacto,’” Pablo razona, Dios “ha hecho anticuado al anterior. Ahora bien, lo que se hace anticuado y envejece está próximo a desvanecerse.”—Compare con Jeremías 31:31-33.
16. ¿Quiénes entonces tenían razón para estar animados? ¿Quiénes tenían razón para estar desanimados? ¿Por qué?
16 Piense en lo animadoras que deben haber sido estas palabras: “Ahora bien, lo que se hace anticuado y envejece está próximo a desvanecerse.” ¿Quiénes eran los que podían sentirse felices entonces y no estar tristes y apesadumbrados? Pues, los cristianos, porque se estaban adhiriendo a un pacto que estaba reemplazando al anticuado, el pacto de la Ley. Los tristes y apesadumbrados resultarían ser los jactanciosos religiosos que estaban peleando contra el cristianismo. Aquello de lo que dependían ya no era el modo de Dios de tratar con su pueblo. Su Hijo, el Señor Jesucristo, resucitado a la gloria celestial, había mediado un nuevo y mejor pacto fundado sobre promesas mejores y más duraderas, y validado por un sacrificio más precioso, su propia sangre derramada.
EL REINO ESTABLECIDO SOBRE EL MONTE SION CELESTIAL
17. (a) En contraste con el hecho de que Moisés se acercó al monte Sinaí para el pacto de la Ley, ¿a qué se estaban acercando esos cristianos? (b) ¿Qué comparación hay entre la Jerusalén celestial y la Jerusalén terrestre?
17 Pero, ¿qué hay acerca de cualquiera alegación de que el derecho del Reino pertenecía a los judíos y que Jerusalén era la ciudad de Dios desde la cual saldría la gobernación divina? ¿Cómo le hizo frente Pablo a este argumento en su carta a los hebreos? Es muy interesante el modo en que comienza su argumento, que se halla en el Heb. capítulo doce, versículos 18-27, pues dice: “Porque ustedes no se han acercado a lo que puede palparse y que se ha puesto a arder con fuego, y a una nube oscura y a densa oscuridad y a una borrasca.” Es cierto que los cristianos no se habían acercado al monte Sinaí de la antigüedad, donde se dio el pacto de la Ley para la nación de Israel. No se habían acercado a algo que podían palpar y de lo cual podían ver lanzarse la llama de fuego. No, pero comenzando con el Heb. cap 12 versículo 22, las palabras de Pablo son: “Ustedes se han acercado a un monte Sion y a una ciudad del Dios vivo, a Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, en asamblea general, y a la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, . . . y a Jesús el mediador de un nuevo pacto.” Sí, eso es a lo que se habían acercado, al verdadero asiento de poder y gobierno, no a la Jerusalén terrestre, sino a la celestial, con Dios, miríadas de ángeles, la congregación de los primogénitos y Jesús el mediador del nuevo pacto. En comparación la Jerusalén terrestre, también el monte Sinaí, así como el templo y sacerdocio de los judíos, se hacían insignificantes.
18. (a) ¿Cuánto habrá de durar la Jerusalén celestial? (b) ¿Qué le había sucedido ya a la Jerusalén terrestre y le sucedería por segunda vez?
18 ¿Y cuán sólidos, duraderos y firmemente fundados son ese monte Sion y la Jerusalén celestial? No se nos deja en duda, pues Pablo agrega: “Por eso, siendo que hemos de recibir un reino que no puede ser sacudido, continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual rindamos a Dios de manera acepta servicio sagrado, con temor piadoso y reverencia.” (Heb. 12:28) Ese reino no sería sacudido como fue sacudida severamente Jerusalén terrestre durante setenta años, de 607 a 537 a. de la E.C., y volvería a ser sacudida en el futuro no muy lejano por los ejércitos romanos bajo Tito.
19, 20. ¿Qué habrían de hacer entonces esos cristianos judíos, y a qué había hecho llamamiento Pablo en sus argumentos?
19 ¡Qué consoladoras e inspiradoras deben haber sido las palabras de Pablo a aquellos cristianos judíos primitivos! Diecinueve siglos después, las palabras todavía están vivas y llenas de significado para nosotros los cristianos de este siglo veinte.
20 Por eso, en un tiempo cuando los opositores judíos confiaban en la antigüedad, la riqueza material, el poder, el esplendor de los ritos, las ceremonias y la sabiduría de este mundo, los cristianos habrían de aumentar en fe, en la expectativa segura de cosas esperadas, en la evidente demostración de realidades, aunque no se contemplaban. ¡Cuánto debe haber animado esa carta a los fieles de Dios alrededor del año 61 E.C.! De veras que ‘El Camino’ a la vida con bendiciones eternas fue claramente puesto delante de ellos. Y Pablo escribió su carta de tal modo que hiciera llamamiento a su razonamiento y lógica como judíos naturales por nacimiento y resultara en edificarlos en la fe. Las palabras de Pablo en el libro de Hebreos igualmente son consoladoras para los cristianos del día actual.
21. Conforme se ha ilustrado en nuestra lección, ¿cómo podemos aumentar todos nuestro aprecio a la Palabra de Dios y con qué motivo?
21 Para beneficiarnos plenamente de las Escrituras, tenemos que comprender por qué se escribieron así. Con la ayuda de libros como Aid to Bible Understanding, así como “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” y muchas otras publicaciones, realmente tenemos un almacén de conocimiento para ayudarnos a saber cómo y por qué cada libro de la Biblia se escribió así. Con ese punto de vista ensanchado ciertamente podemos llegar a estar equipados para toda buena obra que Dios nos dé para desempeñar. Tal como hemos hecho con el libro bíblico de Hebreos podemos proceder con los otros sesenta y cinco libros que comprenden la Palabra de Dios, la Santa Biblia. ¡Qué apropiadas son las palabras que se hallan en el capítulo de conclusión de la carta a los Hebreos para todos los cristianos hoy día: “Que el Dios de paz . . . los equipe con toda cosa buena para hacer su voluntad, efectuando en nosotros, por medio de Jesucristo, lo que es muy agradable a su vista”!—Heb. 13:20, 21.