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Los cristianos fructíferos manifiestan contentamiento piadosoLa Atalaya 1967 | 1 de julio
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de primera necesidad de la vida si ponían en primer lugar el servicio de Dios. En un caso, un precursor regresó a su asignación de territorio después de una asamblea cristiana, con muy poco dinero y sin alojamiento. Al decidir cómo emplear su primer día de regreso, recordó las palabras de Jesús de Mateo 6:33. Todo el día trabajó en el ministerio del campo, y al hacerlo mencionó a los amos de casa que estaba buscando un cuarto que alquilar, pero nadie le ofreció uno. Ya entrada la tarde, después de darle el testimonio a una mujer de disposición favorable, otra vez mencionó su necesidad de alojamiento. Un pensionista que había estado escuchando desde el cuarto contiguo llamó a la señora de la casa y le dijo: “Encárguese de que este hombre tenga un lugar donde dormir, e invítelo a comer con nosotros. Si no puede pagar, yo pagaré. Él está haciendo la obra de Dios.” La experiencia no es insólita; es común entre los que han dejado casas y posesiones, para poder dedicar toda su vida al servicio de Dios.—Hech. 16:14, 15; Mar. 10:29, 30.
17. (a) ¿Qué actitud de parte del apóstol Pablo lo habilitó a ser productivo bajo circunstancias difíciles? (b) ¿Qué confianza de parte nuestra nos habilitará a continuar produciendo fruto piadoso aun en tiempos de dificultad económica?
17 Esto no significa que aquel que ‘busca continuamente el reino’ siempre tendrá una abundancia de provisiones, sino que hallará contentamiento. Concerniente a sus experiencias el apóstol Pablo, que entonces estaba en prisión en Roma, escribió a la congregación de Filipos en Macedonia: “He aprendido, en cualesquier circunstancias que esté, a bastarme con lo que tengo [a estar contento]. Realmente sé vivir con escasez, realmente sé tener abundancia. . . . Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.” (Fili. 4:11-13) Pablo no era de aquellos que renuncian cuando se ponen difíciles las cosas. Aun allí en la prisión siguió buscando los intereses del reino de Dios. Predicó a los guardias, y a otros para quienes pudo hacer arreglos para que lo visitaran. (Hech. 28:16, 30, 31; Fili. 1:13) Durante el tiempo que estuvo en prisión escribió seis cartas de maravilloso consejo espiritual que han llegado a ser parte de la Biblia. Sí, aun bajo condiciones adversas, sea debido a persecución o dificultades económicas, uno puede continuar produciendo fruto piadoso. Como dice Jeremías 17:7, 8: “Bendito es el hombre físicamente capacitado que cifra su fiada expectativa en Jehová, y cuya confianza Jehová ha llegado a ser. Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado junto a las aguas, que envía sus raíces al mismísimo lado de la corriente de agua; y no verá cuando venga calor, sino que su follaje realmente resultará frondoso. Y en el año de sequía no se inquietará, ni dejará de producir fruto.” Teniendo plena confianza en Jehová, continúa poniendo en primer lugar los intereses espirituales.—Heb. 13:5, 6.
ESFORZÁNDOSE POR ALGO MEJOR
18. ¿Cómo podemos mostrar hoy en día que tenemos fe como la de Abrahán, Isaac y Jacob, y por qué deberíamos desear hacerlo?
18 Cuando los testigos cristianos de Jehová del día moderno siguen tal derrotero prueban que tienen fe como la de aquellos hombres de tiempos antiguos que se mencionan con aprobación en la Palabra de Dios. Abrahán se mudó de la ciudad materialmente próspera de Ur en la antigua Caldea por mandato de Dios y llegó a ser un residente temporal en la tierra de Canaán. “Por fe residió como forastero en la tierra de la promesa como en tierra extranjera, y moró en tiendas con Isaac y Jacob, herederos con él de la mismísima promesa. Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y creador es Dios.” En aquel entonces, en el siglo veinte a. de la E.C., estuvieron anuentes a privarse de muchas de las comodidades que ofrecía el mundo, porque su corazón estaba cifrado en una ciudad permanente que Dios edificaría, un gobierno celestial bajo el cual podrían vivir. Si hubieran seguido pensando en cuanto al lugar que habían dejado, pudieran haber regresado a él. Pero no lo hicieron. “Por lo tanto Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como Dios de ellos.” (Heb. 11:8-16) ¿Se complace igualmente Dios con el derrotero de vida que usted ha emprendido?
19. (a) ¿Por qué es nuestro tiempo uno de gran urgencia? (b) ¿Qué puede hacer que algunos que saben estas cosas pierdan las bendiciones del nuevo sistema de cosas de Dios, y qué advertencia oportuna da Jesús?
19 Hoy en día vivimos en tiempos críticos. Estos son los “últimos días” de este inicuo sistema de cosas. Ya han pasado más de cincuenta y dos años desde que se estableció el Reino en el cielo en 1914. El fin de seis mil años de historia humana está muy cerca. Los hechos físicos que marcan nuestro tiempo como la “conclusión del sistema de cosas” son inequívocos. (Mat. 24:3) Es un tiempo de gran urgencia. ¿Lo creemos? El hecho es que algunos que profesan creerlo quizás pierdan las bendiciones del nuevo sistema de cosas de Dios debido a que no están manteniendo su mente y corazón cifrados en la esperanza futura. En vez de hallar contentamiento con el “sustento y con qué cubrirnos” junto con devoción piadosa, están siendo absorbidos en el remolino materialista del mundo. Su búsqueda de los placeres del mundo es más ardiente que su servicio a Dios. Es por eso que Jesús advierte: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.”—Luc. 21:34-36.
20. ¿De qué manera podremos continuar probando que somos cristianos fructíferos?
20 Si abunda nuestro amor para con Dios, y tenemos conocimiento exacto de su Palabra, no permitiremos que se nos desvíe hacia las búsquedas mundanas, sino que mantendremos nuestra vida orientada en torno de “las cosas más importantes.” Así resultaremos ser cristianos fructíferos, “llenos de fruto justo, que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.”—Fili. 1:9-11.
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Siervos de Dios de tiempo cabalLa Atalaya 1967 | 1 de julio
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Siervos de Dios de tiempo cabal
1. (a) ¿Cuántos testigos de Jehová son ministros de tiempo cabal? (b) ¿Cuál es la voluntad de Dios para los cristianos verdaderos según la mostró Jesús, y cómo respondieron a ella los cristianos primitivos?
TODOS los testigos de Jehová, que son cristianos bautizados, son ministros de tiempo cabal. Han dedicado su vida a Dios para hacer Su voluntad, y, habiendo estudiado la Biblia, saben lo que es esa voluntad. Jesucristo, como Testigo Principal de Jehová, les puso el ejemplo. (Rev. 3:14) Fue predicador de las buenas nuevas del reino de Dios, y llevó ese mensaje a la gente dondequiera que estuviera. (Mar. 1:14, 15; Luc. 8:1; 4:15, 16; 5:27) Entrenó a sus discípulos a participar en esa obra. Antes de dejarlos los comisionó para que fueran testigos de él “hasta la parte más lejana de la tierra.” (Hech. 1:8) No concluyeron que solo unos cuantos escogidos habrían de hacer esta obra, mientras que los otros serían espectadores. Aun historiadores seglares que se mofaban del cristianismo dan testimonio de que los cristianos primitivos que se proveían el sostén como “obreros, zapateros, agricultores” eran, no obstante, predicadores celosos
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