La reunión de Pittsburgo subraya la urgencia de los tiempos
ANTES de rayar el alba del primer día de octubre, algunas personas empezaban a reunirse alrededor de la Civic Arena de Pittsburgo, Pensilvania. El acontecimiento que las atraía era la reunión anual de corporación de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania combinada con la graduación de la clase cincuenta y tres de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower.
El programa empezó a las 8:30 de la mañana y, después de oración y una consideración del texto bíblico para el día, los concurrentes oyeron informes y experiencias animadores relatados por representantes de las sucursales de la Sociedad que habían venido de Alemania, Suiza, Canadá, Jamaica y México. Entonces el director M. G. Henschel leyó saludos que los hermanos de muchos países —Laos, Hawai y Micronesia, y muchas partes del África, América del Sur y Europa— le habían enviado a la clase de graduandos.
Enseguida el vicepresidente de la Sociedad, F. W. Franz, pronunció un discurso en que dio fuerte exhortación contra el dejar que la apatía se desarrolle entre el pueblo de Dios hoy día. ¿Tendemos algunos de nosotros a pensar que todavía falta mucho antes del tiempo de Dios para ejecutar su juicio y que podemos deslizarnos a la vida despreocupada que caracteriza a este mundo? En tal caso, tenemos que corregir nuestra actitud, hacer que armonice con el inspirado consejo que se nos da en 2 Pedro 3:12. Según la Versión Moderna (y la lectura marginal de la King James Version), en ese texto se insta a los cristianos a estar “esperando y apresurando el advenimiento del día de Dios.” ¿Podemos nosotros realmente apresurar el tiempo que Dios tiene designado en su horario para la venida de su día de ejecutar juicio? No, pero sí podemos seguir “teniendo muy presente” ese día, como vierte este texto con más exactitud la Traducción del Nuevo Mundo. Pedro y otros cristianos de su día no tenían manera de saber exactamente cuándo vendría ese “día,” pero sabían que era una cosa absolutamente segura, que con toda certeza vendría, ¡y con eso bastaba! Hoy tenemos abundante evidencia de que una generación ya envejecida realmente tendrá la experiencia de ver la predicha “tribulación grande” que despejará el camino para la entrada del nuevo orden de Dios. Ciertamente debemos vivir cada día con pleno conocimiento de su inminencia, no postergándolo en nuestra mente o corazón.
Durante la reunión anual de la corporación que empezó a las 10 de la mañana, el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, reveló que, aunque el informe para el año de servicio de 1972 todavía no estaba completo, ya muestra el excelente total de más de 162.000 personas bautizadas durante el año. Esto quiere decir que durante los pasados cinco años más de 680.000 personas se han bautizado por todo el mundo, y éstas representan el 41 por ciento de los testigos de Jehová hoy día.
Entonces el instructor U. V. Glass dirigió algunos comentarios finales a la clase que se graduaba. Después de mencionar que los de la clase tenían como promedio veintinueve años de edad, señaló que hace veintinueve años que ‘nació’ la Escuela de Galaad. Basando su consejo en Hebreos 12:1-3, exhortó a los estudiantes a nunca caer en el pecado de falta de fe. Los corredores no aflojan el paso al acercarse a la meta. Puesto que el Nuevo Orden está tan cerca, los graduandos deben dedicar toda partícula de fuerza a la carrera. El registrador de Galaad, E. A. Dunlap, entonces enfatizó que el dar de Dios es caluroso y generoso, e instó a los estudiantes a nunca hacer que Dios se sienta ‘herido en el corazón’ obrando con falta de aprecio en cuanto a sus dones.
Luego vino el discurso final, pronunciado por el presidente de la Sociedad sobre el tema “El nombre en que todas las naciones están escogiendo andar,” basado en los capítulos 3 y 4 de Miqueas. Aunque está dividida por religión y otros factores, la gente idolatriza el ideal de su nación política en particular, haciendo de éste un dios nacional. Pero sus ‘dioses’ nacionales no están salvando a la humanidad de un derrotero desastroso. En esta “parte final de los días,” centenares de miles de personas en todas partes de la Tierra están despertando y reconociendo la realidad y están acudiendo a Jehová como el único Dios verdadero en quien confiar. ‘Andan en su nombre’ por medio de seguir la “ley” y la “palabra” de Jehová procedentes de Sion y Jerusalén celestiales, la sede del ya reinante reino del Mesías.
Después de la distribución de los diplomas y un intermedio que permitió tomar almuerzo, vino la sesión de la tarde en que los cuarenta y ocho estudiantes graduados presentaron un programa musical lleno de vida y colorido en once idiomas. El programa llegó a su punto culminante con la presentación de un drama bíblico, escrutador del corazón, que trataba del pecado que el rey David cometió con Bat-seba. Hizo resaltar el excelente equilibrio de la justicia de Dios y su misericordia. Con buena razón, al terminar el día, los 7.614 concurrentes se sintieron abundantemente recompensados.