Confíe en sus hermanos probados y fieles
“Sean obedientes a aquellos que los están gobernando y sean sumisos”—Heb. 13:17
1. ¿Por qué es que el amor a la organización de Jehová no nos asegura contra la posibilidad de mostrar falta de respeto?
LA EDUCACIÓN doméstica que se le da al niño se da a ver por su comportamiento. Por lo tanto, el registro favorable que ha establecido la sociedad del nuevo mundo recomienda bien la excelente instrucción que ha recibido de la gran organización madre que está arriba. La oposición abierta dentro de la sociedad del nuevo mundo casi no se conoce. Pero eso no es causa para satisfacción serena. La mayor parte de los hijos realmente ama a sus padres, ¿no es verdad? Pero ¿quiere decir eso que nunca son irrespetuosos? Aun los hijos mejor educados o con los mejores modales ofenden de maneras pequeñas de vez en cuando, y los hijos que desobedecen a mamá tienen que ser disciplinados. ¿Puede usted oír todavía a mamá decir: “¡Qué muchachito éste! ¡Espera a que tu padre llegue a casa!”? Pues, recuerde nuestro proverbio: “Las reprensiones de la disciplina son el camino de la vida.” Por eso cuando nuestro Padre celestial por medio de su organización semejante a esposa nos disciplina es para instruirnos y para ayudarnos a crecer y llegar a ser cristianos verdaderamente maduros que demos el debido honor a nuestro Padre y a nuestra madre. Nuestro Padre considera a nuestra madre responsable por nuestra educación y entrenamiento y por eso Pablo escribió: “Sean obedientes a aquellos que los están gobernando y sean sumisos, porque ellos están vigilando por sus almas como los que han de dar cuenta, para que hagan esto con gozo y no con suspiros, por cuanto esto sería perjudicial para ustedes.”—Heb. 13:17.
2. ¿Qué efecto tiene sobre la organización nuestro comportamiento afuera?
2 Por esta razón Pablo amonestó a Tito, quien tenía la superintendencia de ciertas congregaciones: “Continúa recordándoles que estén en sujeción y sean obedientes a los gobiernos y a las autoridades como gobernantes, que estén listos para toda buena obra, que no hablen perjudicialmente de nadie, que no sean pendencieros, que sean razonables, desplegando toda mansedumbre para con todo hombre.” (Tito 3:1, 2) Ciertamente el estar “listos para toda buena obra” incluiría el comportarnos fuera de la organización de tal manera que no le ocasionáramos oprobio al buen nombre de nuestro Padre y de nuestra madre. Ya no vivimos nuestra propia vida. Nuestra vida es de Dios, quien nos compró con la sangre de Jesucristo. Por lo tanto, estamos sujetos a Dios por medio de Cristo, el principal de la organización de Dios, organización que le es como esposa a Dios y es nuestra madre. Por consiguiente, así como se conoce a los padres por sus hijos, el ocasionarle oprobio a la sociedad visible del nuevo mundo es ocasionarle oprobio a Jehová Dios y a Cristo Jesús y a nuestra madre.
3. ¿Cómo trae oprobio a la organización el chismear?
3 Luego Pablo dice que “no hablen perjudicialmente de nadie.” El chismear trae desdoro a nuestra madre. ¿Por qué? Porque nuestro hermano es parte de la sociedad del nuevo mundo, y el hablar de él perjudicialmente equivale a hablar contra Cristo, el principal miembro de la organización madre. Supongamos que nuestro hermano verdaderamente ha hecho algo malo. El que usted descubriera su desnudez y vergüenza a otros, ¿serviría para aumentar el respeto que se le debe a nuestra madre? ¿Propia de cuál de las dos clases descritas por Jesús en Mateo veinticinco piensa usted que sería esta acción—de las “ovejas” o de las “cabras,” de los que lo alimentaron y lo vistieron, o de los que lo dejaron sufriendo necesidad? El chismear es aun peor que sólo pasar por alto la necesidad espiritual, porque a esa necesidad se añade el oprobio y la vergüenza. Si usted cree que uno de los hijos de la madre necesita una zurra, no trate de darle ésta a sus espaldas por medio de hablar de él. Hágaselo saber a nuestro Padre de la manera correcta mediante su organización y deje que él administre la corrección que sea necesaria. Esa es la manera respetuosa. Además, si usted no lo hace así, ¡puede que hasta se halle usted mismo obrando como la clase de las “cabras”!
4. ¿Por qué no tiene lugar una disposición pendenciera en la sociedad del nuevo mundo?
4 Pablo dice que “no sean pendencieros.” ¿Ha notado usted cómo algunos niños siempre están listos para pelear? Nada de lo que los otros niños hacen les agrada y todo lo que dicen es con un tono de voz mandón, regañón. ¿Le gustan a usted los niños de esa clase? Seguramente que no. Entonces, ¿por qué debiéramos imitar tales rasgos de adolescentes ingobernables? ¿Por qué ser nosotros belicosos, provocadores de peleas? ¿Quién verdaderamente quiere ser un delincuente juvenil en la sociedad del nuevo mundo?
SUJECIÓN DE MANERA PRÁCTICA
5, 6. (a) ¿Por qué demuestra falta de confianza el criticar a los siervos? (b) En cuanto a aplicar el consejo de la Sociedad, ¿cómo puede ser desastroso el abrigar pensamientos restringentes o de duda personal?
5 No, Pablo nos insta: “Sean razonables,” es decir, traten de entender la manera teocrática de hacer las cosas y estar en armonía con ella. Algunas cosas suceden en la organización que tal vez no entendamos. Puede que los siervos emprendan una manera de proceder que a nosotros no nos parezca correcta. Entonces la actitud irrazonable sería el criticarlos. Tal vez no conozcamos todos los hechos relacionados con el asunto (y generalmente no los conocemos); pero la persona irrazonable no considerará eso, ni por un instante. Inmediatamente llegará a la conclusión de que el proceder está enteramente incorrecto simplemente porque ella no lo entiende. Pues, pocos de nosotros entendemos los hechos de la física nuclear, ¿no es verdad? Pero la bomba de hidrógeno ciertamente prueba que las conclusiones de los que hicieron esa bomba son reales y substanciales. Por eso, ¿no sería una insensatez el que pidiéramos que se hiciera estallar una bomba de hidrógeno en el patio de nuestra casa solo porque no la entendemos? Sin embargo una actitud irrazonable e irrespetuosa dentro de la familia de Dios puede ser tan desastrosa como el hacer estallar una bomba de hidrógeno.
6 ¿Verdaderamente es tan serio el asunto? Piense por un instante. Considere lo que le sucedió a Saúl por desobedecer. Su descuido en el desempeño de su asignación teocrática para vindicar la palabra y nombre de Jehová le acarreó una sentencia justa a manos del representante de Jehová, Samuel. (1 Sam. 15:1-3, 11, 22, 23). El pasar por alto el consejo de la oficina principal o de los siervos de la congregación local es negligencia y una señal de falta de respeto a las autoridades teocráticas. Tal vez adoptemos la actitud de que algunas instrucciones no nos aplican y alberguemos algunos pensamientos restringentes o de duda personal en cuanto a la conveniencia de llevarlas a cabo, aunque reconozcamos que las sugestiones sintetizan sanos principios bíblicos. Procediendo así sólo damos apoyo parcial a la organización y a la comisión de predicar “estas buenas nuevas del reino.” Quizás asumamos que estas instrucciones sólo son cosas incidentales, y que lo importante es ‘subir el arca de Jehová a Jerusalén.’ David se enteró para tristeza suya (y para la muerte de Uza) que el cantar alabanzas a Jehová y las buenas intenciones no bastan para conseguir la plena recompensa de la bendición de Jehová. La adoración verdadera tiene que ejercerse de acuerdo con la ordenanza de Jehová, y cosas que pudieran parecer como detalles menores son importantes si éstas proceden del conducto de la organización de Dios.—1 Cró. 13:6-10; 15:11-15.
7. (a) ¿Cómo puede mostrarse que no está mal depositada la confianza que se pone en la junta administrativa de la organización visible de Dios? (b) ¿Cómo demuestran esta confianza todos los publicadores del Reino?
7 El tenerle respeto a la organización de Jehová significa confiar en nuestros hermanos probados y fieles. Estos son aquellos que por medio de muchas dificultades y experiencia han demostrado que el espíritu de Dios está con ellos. La rica bendición que se ha derramado sobre la organización visible es evidencia de que la junta administrativa y los que la representan merecen nuestro pleno apoyo y confianza. Esto lo podemos demostrar únicamente si aceptamos toda provisión como provisión que viene del Señor por medio del “esclavo fiel y discreto.” Significa que los que son escogidos como siervos de la congregación deben aceptar con mucho gusto su nombramiento como representantes del Señor por medio de la junta administrativa y que fielmente deben desempeñar las obligaciones de su nombramiento como si la misma junta administrativa estuviera actuando. Significa que todos los de la congregación deben desempeñar todos sus trabajos reconociendo el consejo teocrático que emana del conducto verdadero. Significa participar en el trabajo de casa en casa, hacer revisitas y conducir estudios bíblicos de casa, y, particularmente ahora, dar nuestro apoyo pleno a la obra de revistas. Significa prepararnos cabalmente para participar en cada campaña especial de literatura que la Sociedad arregle. Significa que los que puedan por sus circunstancias hacerlo se matriculen como precursores y que los que ya están matriculados consideren seriamente el trabajo de precursor especial si se presenta la oportunidad. Significa también sostener a la Sociedad con nuestras contribuciones materiales. Significa ayudarse unos a otros con un verdadero espíritu de amor fraternal, estando constantemente alerta para aprovechar la oportunidad de mostrar nuestro aprecio a Jehová y a la organización madre por su benignidad para con nosotros. ¿Cómo puede demostrarse esto de mejor manera que mostrando nuestro afecto genuino a Sus hijos, nuestros hermanos?
8 ¿Cómo puede mostrarse falta de respeto al consejo que se da mediante La Atalaya, y a qué equivale el hacerlo, en realidad?
8 Todos sabemos que siempre tenemos que tratar de progresar en educación y comportamiento teocráticos. Constantemente recibimos consejo de la organización de Dios por medio de las columnas de La Atalaya diciéndonos cómo debemos comportarnos en el modo de vivir teocrático. Ahora, si inmediatamente olvidamos estas cosas y rehusamos aplicarlas en nuestra vida diaria—ni siquiera haciendo el esfuerzo—¡cuán irrespetuosos nos mostramos en lo que toca a la enseñanza o ley de nuestra madre! Eso no es traer el diezmo completo al granero de Jehová, y ¡qué ricas bendiciones perdemos al proceder así! (Mal. 3:10, Mod) En realidad estamos despreciando la mesa de Jehová, pasando por alto el consejo, ‘abandonando la enseñanza de nuestra madre.’ Y aunque nuestro proceder tal vez no baste para que la organización visible actúe o quizás siquiera se fije en ello, no obstante, nuestro Padre celestial no es corto de vista y cualquier acción que él toma es cierta y segura.
EDIFICANDO EL ESPÍRITU DE COMUNIDAD
9. ¿Qué parte significativa para ayudar en el progreso de la obra puede desempeñar cada uno en la organización?
9 ¡Qué inspiración tenemos para con los individuos responsables de la casa de Dios según lo expresa el salmo de David: “Jehová, he amado la Casa donde tú habitas, y el lugar de la morada de tu gloria”! (Sal. 26:8, Mod) Y cuando Jesús limpió el templo de cambistas “sus discípulos recordaron que está escrito: ‘Celo por tu casa me consumirá.’” (Juan 2:17) Quizás algunos crean que tienen un lugar insignificante en la casa de adoración de Jehová; sin embargo ellos pueden sentir con confianza que desempeñan un papel importante si mantienen una disposición hacia la oración. Las palabras de Pablo demuestran esto: “Ustedes también pueden coadyuvar mediante su súplica por nosotros, a fin de que por muchos se den gracias a favor nuestro por lo que bondadosamente se nos da debido a muchas caras vueltas hacia arriba.” (2 Cor. 1:11) La confianza que depositamos en nuestros hermanos probados y fieles no está mal puesta, ya que ellos repiten la ardiente petición de Pablo: “Oren por nosotros, porque confiamos tener una conciencia honrada, pues deseamos comportarnos honradamente en todo.”—Heb. 13:18.
10. ¿Cómo manifiesta falta de respeto y falta de confianza el ser demasiado sentido o el ofenderse fácilmente?
10 Por otra parte, también, Pablo dice que seamos razonables “desplegando toda mansedumbre para con todo hombre,” o, como lo expresa en su carta a los efesios (4:2), “soportándose los unos a los otros en amor.” Esto incluye el no ser quisquilloso, el no quedar sumamente sentido por cualquier cosa ni ofenderse fácilmente. Pero ¿cómo mostrarían falta de respeto a la organización estas reacciones? El Salmo 119:165 (Mod) dice: “Grande es la paz de los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.” Recuerde, cuando usted tenga tendencia a dejar que lo que haga un hermano lo turbe: él tal vez esté enteramente equivocado en lo que ha hecho, pero dos males no hacen un bien. Si nos ofendemos o dejamos que lo que él ha hecho nos haga tropezar, llegamos a ser participantes del mal por mostrar falta de respeto a la ley de Dios. Por otra parte, podemos mostrar respeto a la Palabra de Dios por medio de aceptar el proceder bíblico, dirigiéndonos al hermano personalmente y arreglando el asunto. Si eso no tiene buen éxito, entonces podemos mostrar confianza en la organización consiguiendo la ayuda de hermanos maduros o aun de los siervos de congregación, si es necesario, para arreglar el asunto.
11. ¿Cómo se mantiene la salud y el espíritu de la congregación como comunidad por medio de la sujeción apropiada?
11 Habiendo salido del viejo mundo con sus disputas y el interés de cada persona en lo suyo nada más, es posible que a veces tendamos a olvidar que ahora vivimos como sociedad del nuevo mundo. Eso significa que somos una comunidad entre nosotros mismos. No necesitamos los tribunales y juntas de arbitraje de este mundo corrupto y moribundo. Tenemos el espíritu de Dios y su amor y esto lo mantendremos sólo si continuamos sosteniendo los arreglos que Él hace para nosotros. Debemos tomar un interés activo en todos los asuntos de la Sociedad, haciendo lo más que podamos para sostener la comunidad de la congregación por medio de participar con anhelo en cada rasgo de su estimulante programa de actividad teocrática. Estamos profundamente conscientes de todos los factores que contribuyen a la salud de la comunidad o que conducen a un enfriamiento del espíritu de comunidad, y todos debemos esforzarnos diligentemente para mantener la unidad de la congregación con los vínculos de la paz. Es este mismo espíritu de interés unido del cual Pablo habló cuando escribió acerca de la armonía del resto ungido: “Si un miembro sufre, todos los otros miembros sufren con él; o si un miembro es glorificado, todos los otros miembros se regocijan con él.” (1 Cor. 12:26) “¡Mirad cuán bueno y cuán apacible es que habiten los hermanos juntos en armonía!,” fué el canto de David. (Sal. 133:1, Mod) Fué para mantener este espíritu que Pablo escribió además a los efesios (5:21): “Estén en sujeción los unos a los otros en temor de Cristo.” ¡Cuánto mejor es confiar en nuestros hermanos que mostrar falta de respeto a la organización despreciando su ayuda y permitiendo que se arraiguen semillas de discordia!
12. ¿Cómo se edifica el espíritu de comunidad por medio de hábitos apropiados de limpieza, y cómo pueden participar todos en esto?
12 Los testigos de Jehová tienen fama de ser limpios y ordenados. Ha sido una fuente de asombro continuo para los extraños ver la manera ordenada y limpia en que se mantienen los lugares de las asambleas. No sólo hay cuadrillas organizadas para limpiar el sitio, sino que todos los asistentes hacen un esfuerzo especial para ayudar por medio de no arrojar papel de desecho y otra basura alrededor del lugar. Cada uno asume una responsabilidad definida en la reputación de la organización y se deleita en tener un medio ambiente limpio y sano en el cual celebrar las reuniones de alabanza a Jehová, reconociendo que Jehová mismo está presente de manera representativa. Esto es cierto tocante a los Salones del Reino locales también. Sin embargo, a veces, el que algunos sean descuidados en su congregación local puede ser una señal de falta de respeto a la organización. ¿De qué manera? Por no participar en limpiar el salón regular y sistemáticamente, o por dejar que los niños llenen los pasillos de papeles. Aunque tales casos son raros, se ha visto a niños garabatear en las paredes o en los cancioneros que pertenecen a la congregación sin que sus padres intervengan, y se sabe que algunos miembros mayores de la congregación han escrito en los mapas de territorio. Toda propiedad de la congregación es propiedad del Reino y se le debe tratar con el respeto que se les debe mostrar a todos los intereses del Reino. Con pocas excepciones los miembros de la sociedad del nuevo mundo están tan interesados en mantener limpio y nítido el Salón del Reino como lo están en mantener limpias y nítidas sus propias casas, que siempre son una representación de personas de mente limpia, del modo de vivir del nuevo mundo. Los siervos de la congregación siempre están ministrando a favor nuestro; por eso cuando nos ofrecen la oportunidad de ayudar a la congregación en una de estas otras maneras debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para cooperar con ellos. Como Pablo lo expresó: “También ustedes sigan sometiéndose a personas de esa clase y a todo el que coopera y trabaja. Porque ellos han refrescado mi espíritu y el de ustedes. Por lo tanto reconozcan a hombres de esa clase.”—1 Cor. 16:16, 18.
13. ¿Por qué es el hábito de llegar tarde a las reuniones o el de no prestar atención asunto de descuido irrespetuoso?
13 Luego, también, ¿ha considerado usted alguna vez seriamente el hábito que algunos tienen de llegar tarde a las reuniones o de no prestar atención durante las sesiones? Considere nuestro ejemplo del niño otra vez. Suponga, esta vez, que el pequeño se formara el hábito de siempre llegar a la mesa después que la comida empezara y después que se hubiera dado gracias por la comida. Suponga que nunca se tomara la molestia de lavarse las manos o peinarse—nunca estuviera verdaderamente preparado para la comida—y luego se sentara a la mesa y sólo moviera la comida de un lado del plato al otro, comida que a usted le costó duro trabajo preparar, y hasta se negara él a pasar cosa alguna a los otros. Suponga que usted tuviese un invitado a cenar esa noche; ¿se sentiría usted orgullosa del pequeño? ¿No estaría usted, más bien, mortificada por su actitud inconsiderada, irrespetuosa? Y no obstante, tenemos un invitado, sí, más que un invitado, en todos los banquetes espirituales de nuestra congregación. No sólo al extraño o persona de buena voluntad recién interesada que asiste, sino a nuestro Señor Jesucristo, quien dijo: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Ningún testigo de Jehová insultaría deliberadamente a nuestro Padre celestial o a su organización maternal, ¿no es verdad? Entonces ¿por qué deberíamos hacerlo por nuestra falta de consideración o nuestro descuido? Nuestros hermanos han trabajado duro y han pasado muchas horas ocupados preparando los banquetes espirituales que nuestro Padre celestial ha provisto para nosotros. Y continúan haciéndolo gozosamente, también, porque con mucho la mayoría de la sociedad del nuevo mundo está prestando atención al consejo que Pablo dió a los tesalonicenses: “Ahora les pedimos, hermanos, que estimen a los que trabajan duro entre ustedes y presiden sobre ustedes en el Señor y les dan amonestación, y muestren aun más que consideración extraordinaria para con ellos en amor por causa de su trabajo.”—Mat. 18:20; 1 Tes. 5:12, 13.
CONFIANDO EN EL PODER DIRECTIVO DE JEHOVÁ
14. ¿Por qué se puede confiar con seguridad en nuestros hermanos probados y fieles, y cuál debe ser nuestra actitud si creemos que algo no marcha bien?
14 El mostrar respeto a la organización de Jehová realmente se reduce a lo que es nuestra actitud para con el conducto visible de Dios y a la confianza que ponemos en nuestros hermanos probados y fieles. Si hemos llegado a estar cabalmente convencidos de que ésta es la organización de Jehová, de que él está guiando y dirigiendo a su pueblo, entonces no nos perturbará cosa alguna que suceda. Si surge algo que no entendemos, con paciencia esperaremos hasta que esta cosa se nos haga cabalmente clara. Si nos sentimos seguros de que algo no marcha bien, ‘guardaremos el mandamiento’ de nuestro Padre y daremos cualesquier pasos teocráticos que se nos permitan dar y entonces esperaremos que Jehová entre en acción. No ‘abandonaremos la enseñanza de nuestra madre’ por medio de inmediatamente comenzar a criticar y desaprobar. Nos daremos cuenta de que Jehová sabe lo que pasa en su organización, y si él está dispuesto a permitirlo, ¿quiénes somos nosotros para insistir en que sea diferente? Si realmente tenemos fe, sabremos que si tal cosa está mal él la arreglará con el tiempo, y nosotros estamos mucho más seguros dentro de su organización aun con estas dificultades menores que lo que estaríamos fuera de ella, donde sólo el caos y la destrucción nos aguardan.
15, 16. ¿Qué razones nos ha dado Jehová para alabarlo a él y a nuestra organización maternal?
15 Cuando consideramos el cuidado tierno de nuestro Padre celestial como se manifiesta por medio de su amorosa organización maternal, ¿cómo puede nuestro corazón menos que ser refrescado y alentado con aprecio rebosante? Cuando probamos el rico y espléndido alimento que él provee y observamos la cuidadosa atención a detalles con la cual nos lo ha servido nuestra madre, ¿cómo podemos decir algo que no sea alabanza para tales padres dignos? Y cuando verdaderamente vemos a la gran organización maternal de Dios ataviada con la luz celestial de la verdad y la justicia, andando en la senda de la luz divina, con luz relacionada con organización perfecta abrillantando y adornando su mente, cuán felizmente podemos exclamar: ‘Esta mujer es la esposa del Rey universal de quien está escrito: “Dios es luz,” y en su puesto celestial puede dar a luz dignamente su creación real celestial.’ ¡Qué privilegio es ser hijos de ella y participar del nombre hermoso que ella tiene: “Jehová, justicia nuestra”! (Jer. 33:16, Mod) ¡Y qué gozo es nuestro cuando reflejamos en alto la luz divina que está fulgurando sobre nosotros desde su persona real a medida que damos la bienvenida a todas las personas de corazón humilde que salen de los rincones oscuros del mundo y entran en la brillantez del placer de Jehová y se asolean en el calor de amistad de su sonrisa de aprobación!
16 Con corazón agradecido reconocemos la misericordia de Dios y con gratitud y anuencia mostramos nuestro respeto a la organización de Jehová, porque ella es nuestra madre y es la esposa amada de nuestro Padre celestial, Jehová Dios.