Prestaron atención al Fundador de la familia
AUNQUE la felicidad en la familia es algo que muchas personas desean, los problemas familiares están aumentando en todas partes. Sin embargo, el Creador del hombre, el fundador de la familia, ha provisto la dirección necesaria para lograr felicidad en la vida familiar. Al seguir esta guía, muchas personas han encontrado satisfacción en la vida. Un ama de casa del Japón relata su experiencia de cómo recobró verdadera unidad con su esposo:
“Los testigos de Jehová hacían visitas hasta en el lugar distante donde yo vivo. Me hablaron acerca de la crianza de los hijos y les permití comenzar un estudio con mi hijo. Pensé que el estudio de la Biblia ayudaría a mi hijo a comportarse mejor. El conductor del estudio venía con regularidad a nuestro aislado y distante hogar. Entre el conductor y mi hijo surgió una estrecha amistad, y todas las semanas mi hijo estaba a la expectativa de su estudio bíblico.
“Fue durante uno de estos estudios que el Testigo abrió el libro ‘Buenas nuevas... que le harán feliz,’ y dijo: ‘El secreto de llegar a ser una buena esposa está escrito aquí.’ Aquellas palabras: ‘buena esposa,’ me llamaron la atención. La semana siguiente, yo también, me senté para el estudio bíblico y comencé a participar en él. En el primer estudio escuché las palabras bíblicas de Proverbios 27:15: ‘Un techo con goteras que ahuyenta a uno en día de lluvia constante y una esposa contenciosa son comparables.’ Cuando escuché lo que la Biblia decía acerca de la jefatura, me di cuenta de que yo sostenía mi jefatura más bien que la de mi esposo. Por eso, me dolió el corazón.
“Para este tiempo mi esposo y yo nos estábamos distanciando. La causa del problema era yo. Unos cuantos años antes tuve la idea de reparar nuestra tienda, pero mi esposo se había opuesto a aquella idea. Yo seguí adelante con mis planes y logré que se hicieran las reparaciones. De entonces en adelante seguí haciendo lo que quería sin consultar con él. Mi esposo, al ver esto, dijo: ‘Tú no me necesitas; puedes arreglártelas por tu cuenta. Lo mejor es que sigamos cada uno su propio camino. Ya no puedo aguantar más.’ Repentinamente, las relaciones entre nosotros se enfriaron. Mi esposo recurrió al juego y a la bebida. Porque nuestro hijo era joven, no obtuvimos el divorcio, pero éramos un matrimonio de nombre solamente.
“Esta era nuestra situación cuando aprendí, de la Biblia, lo tonta que había sido. En lo íntimo de mi corazón le pedí disculpas a mi esposo y durante el estudio comencé a llorar. Entonces el texto de 1 Pedro 3:1, 2 me dio esperanza. ‘Ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.’ Apoyando mi corazón en este pasaje, pensé que aún no era demasiado tarde. Ahora aprendí una promesa bíblica diferente; a saber: la provisión de vida eterna. Después de haberme convencido de la existencia de Jehová, podía dirigirme a él en oración. Todos los días oraba para que mi esposo pudiera aprender la verdad junto a mí, si era la voluntad de Dios.”
¿Cómo respondió el esposo a los esfuerzos de su esposa? Él mismo relata:
“Al principio, cuando mi esposa comenzó a estudiar, pensé que sucedería lo usual: que ella dejaría de estudiar poco tiempo después. Antes, cuando mi esposa comenzaba a aprender algo, lo más que le concedía al asunto era tres meses; entonces lo dejaba. Pero esta vez no había indicación de que hubiera de dejarlo; más bien, ella fue adquiriendo más celo a medida que pasaron los días. Después de 10 meses de estudio noté que su actitud para conmigo había cambiado. Se había hecho sumisa y había dejado de replicar con insolencia. Vi el esfuerzo que estaba haciendo y me asombré de que la Biblia pudiera tener tal poder; por eso, yo también comencé a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Cuando aprendí lo que era la voluntad de Dios para nosotros, decidí vivir de acuerdo con su voluntad. El resultado fue que nuestro hogar dividido llegó a estar unido. Aun antes de la llegada del paraíso, nuestra familia ha saboreado verdaderamente lo que es la felicidad.”
Estos cónyuges estudiaron la Biblia, aplicaron las cosas que aprendieron de ella y pudieron mejorar su vida familiar. Sí, el seguir al fundador de la familia, Jehová, quien es el “Dios feliz,” produce una vida feliz.—1 Tim. 1:11.