Fortaleza impartida mediante estímulo
“Nosotros . . . [tenemos] fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”—Heb. 6:18
1. ¿Qué efecto tiene el estímulo en el que lo recibe, y cómo indicó el apóstol Pablo que apreciaba su importancia?
¡CUÁN importante es el estímulo en tiempo de dificultad! Cuando nuestras propias debilidades nos hacen estar desalentados, ¡cuánto apreciamos una palabra de aprecio o una expresión que dé esperanza! Refresca. Disminuye la carga del trabajo y nos capacita a hacer frente a nuestros problemas con mayor confianza. Nos imparte la fortaleza que necesitamos para enfrentarnos al futuro. Nos infunde valor para mantenernos firmes bajo presión severa. La Palabra de Dios pone énfasis particularmente en el provecho del estímulo. Por lo tanto, cuando el apóstol Pablo escribió a los creyentes que había en Roma, dijo: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que sean hechos firmes; o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía.” (Rom. 1:11, 12) Sabía que sus hermanos cristianos de Roma, afligidos por sus propias debilidades y rodeados como estaban por un mundo lleno de toda clase de injusticia, necesitaban estímulo, y él estaba deseoso de impartírselo a ellos personalmente. También apreciaba que los beneficios no serían unilaterales, porque el impartir estímulo resulta en edificación mutua; sí, hay un “intercambio de estímulo.”
2. ¿Cuál es la diferencia entre estímulo y adulación, y cuál es la mejor fuente de estímulo?
2 La clase de edificación que Pablo deseaba para los creyentes que vivían en Roma no resulta de la adulación, cosa que el viejo mundo sin conciencia a menudo confunde con el estímulo. La adulación es alabanza falsa, hipócrita o excesiva. La falsedad y la falta de sinceridad no imparten fortaleza; no edifican. Más a menudo simplemente resultan en menosprecio para aquel que lisonjea. Como Pablo había escrito antes a los tesalonicenses: “En ninguna ocasión nos hemos presentado ya sea con habla lisonjera, (así como ustedes lo saben) ni con una apariencia fingida para la codicia.” (1 Tes. 2:5) La confianza que se edifica sobre la falsedad es decepción, y la esperanza que no está fundada en la verdad solo resulta en desilusión. Por eso, cuando los caudillos de las naciones mienten a sus pueblos para retener su apoyo en tiempos de crisis nacionales, no hay verdadera edificación ni se imparte fortaleza. Igualmente, cuando los clérigos religiosos mienten acerca de la condición de los muertos a los que han sido afligidos por alguna muerte, la confortación que se da es somera e ineficaz. No hay allí verdadero estímulo. Para proporcionar estímulo que imparta fortaleza se tiene que hablar la verdad. (Sal. 146:4; Ecl. 9:5; Juan 5:28, 29) El hablar la Palabra de Dios a los que están afligidos por los fracasos de este mundo corrompido así como por sus propias faltas es por mucho la mejor manera de inspirar valor a otros y darles una esperanza sustentadora.
DIOS PROVEE EL MODELO
3. ¿De qué manera ha tomado Dios la delantera en dar estímulo, y cómo nos afecta esto?
3 Jehová Dios mismo ha tomado la delantera en dar estímulo. Inmediatamente después que Adán había arrojado a la humanidad al pecado, Dios anunció que levantaría un libertador, y al obrar así proveyó una base para que la prole de Adán, no nacida entonces, tuviera esperanza. No olvidó esa promesa, sino que la recalcó y la amplificó en declaraciones formales a sus siervos en las generaciones que siguieron. Concerniente a su promesa hecha a Abrahán se declara: “De esta manera Dios, cuando se propuso demostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, intervino con un juramento, a fin de que, por medio de dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos nosotros, los que hemos huido al refugio, fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. Esta esperanza la tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme.” (Heb. 6:17-19) Sí, al proveer una base firme para la esperanza Dios estimula a sus siervos, edifica su confianza, hace posible que ellos se enfrenten al futuro sin temor. Sus promesas infalibles registradas en la Biblia son una fuente limitada de fortaleza para nosotros los que vivimos ahora mismo en este siglo veinte. “Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”—Rom. 15:4.
4. ¿Qué responsabilidad descansa sobre los que aceptan la esperanza que Dios da, pero por qué no es pesado esto?
4 Con esta esperanza dada por Dios va responsabilidad. Los que llevan el nombre de Dios tienen que ser sus testigos, dando a conocer a otros su nombre y propósitos. Tienen que poner en orden su vida en armonía con su voluntad. Pero Dios no hace del servicio de ellos una carga, haciendo que se esfuercen hasta más allá de su capacidad. Amorosamente los cuida, como un pastor cuida a sus ovejas. “Como pastor él pastoreará a su propio hato. Con su brazo juntará a los corderos; y los llevará en su seno. Conducirá con cuidado a las que están amamantando.” (Isa. 40:11) Dios no nos quita el gozo exigiendo demasiado. Ni nos rechaza solo porque quizás tropecemos. “Como el padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien cómo estamos formados, recordando que somos polvo.” (Sal. 103:13, 14) Es misericordioso, amoroso y compasivo, y su perdón nos da ánimo para proseguir.
5. El considerar los relatos de los hombres de fe registrados en las Escrituras, ¿cómo nos hace reaccionar?
5 Se requiere fe fuerte para perseverar en el servicio de Dios, pero Jehová ha hecho toda provisión para fortalecer nuestra fe. Además de sus promesas incomparables, nos ha rodeado de hombres de fe cuyo ejemplo nos infunde ánimo y vigor renovado para la carrera que está puesta delante de nosotros. Hubo personas como Abel y Sansón, que entregaron su vida en el servicio de Jehová; Noé, que mantuvo integridad aunque estuvo rodeado de un mundo impío; Moisés, que rechazó todas las riquezas de Egipto por el servicio del Dios verdadero; los israelitas que confiaron en que Jehová los libraría de las fuerzas perseguidoras militares de Faraón; y David, que intrépidamente se enfrentó al gigante filisteo Goliat en el nombre de Jehová. “Pues, entonces, porque tenemos tan grande nube de testigos que nos rodea, quitémonos nosotros también todo peso y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros, mirando atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús.”—Heb. 12:1, 2.
6. ¿Cómo nos afecta el ejemplo del Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe?
6 Cuando miramos atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, ¿qué vemos? Otra vez, ¡causa para cobrar ánimo! Pues en Jesús tenemos un modelo dado por Dios. En él tenemos un ejemplo vivo del derrotero que debemos seguir. Cada paso que damos en las pisadas de Aquél es una fuente de satisfacción y gozo; ¡es refrescante! Como Jesús mismo dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”—Mat. 11:28-30.
7. (a) ¿Por qué tienen que enfrentarse a la persecución los cristianos verdaderos, pero por qué hay razón para cobrar ánimo? (b) ¿Cómo llevó a cabo Pedro el consejo de Jesús de ‘fortalecer a sus hermanos’?
7 Es verdad que el seguir en las pisadas de Jesús acarrea persecución de parte del viejo mundo. “De hecho, todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos.” (2 Tim. 3:12) Jesús mismo advirtió en cuanto a esto, diciendo: “El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán.” Pero aun esto no hace que los testigos cristianos de Jehová se desanimen. Recuerdan las palabras de Jesús en la noche antes de su propia muerte cuando dijo: “En el mundo tendrán tribulación, pero ¡cobren ánimo! yo he vencido al mundo.” (Juan 15:20; 16:33) Los apóstoles sí cobraron ánimo. No renunciaron. Es cierto que Pedro vaciló, negando al Señor, pero se arrepintió. Como Jesús le había dicho: “Yo he hecho ruego a favor de ti para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos.” (Luc. 22:32) Pedro hizo exactamente eso. Su ministerio fiel fue una fuente de fortaleza para sus hermanos cristianos; las cosas que les dijo fueron edificantes; y escribió palabras de estímulo. “Les he escrito en pocas palabras,” dijo Pedro, “para dar estímulo y un testimonio sincero de que ésta es la verdadera bondad inmerecida de Dios; en la cual estén firmes.” (1 Ped. 5:12) Él no quería que ninguno abandonara la organización de Dios y se desviara a las enseñanzas falsas, pero sabía que constantemente se hallaban bajo presión de parte del mundo. Por eso, lo que escribió en su primera carta canónica fue para estimularlos, para fortalecer su convicción de que tenían la fe verdadera.
UNA CARTA DE ESTÍMULO
8. Al escribir su primera carta canónica, ¿qué consideró Pedro que es una fuente de gran estímulo, y cómo podemos sacar provecho de ello?
8 Exactamente, ¿qué dijo Pedro a modo de estímulo a sus compañeros cristianos, poniéndonos así un ejemplo en cuanto a estimularnos unos a otros? Estaba bien consciente del hecho de que la fuente de la mayor fortaleza para él era su esperanza dada por Dios; por eso escribió acerca de esa esperanza, sabiendo que haría el mejor bien para sus hermanos cristianos si podía despertar mayor aprecio a ella de parte de ellos. El recalcó que la esperanza de ellos era una “esperanza viva,” algo confiable, una expectativa que no resultaría en desilusión. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque según su gran misericordia nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes, que están resguardados por el poder de Dios mediante la fe para una salvación lista para ser revelada en el último período de tiempo.” Esta esperanza fue causa de gran regocijo y gozo inefable entre ellos. Fue algo acerca de lo cual el espíritu de Dios había impulsado a los profetas a hablar; fue un asunto en el cual aun los ángeles deseaban atisbar. Pero Dios la había dado a hombres y mujeres cristianos. ¡Cuán agradecidos debían estar! ¡Cómo debía fortalecerlos y sostenerlos ésta! (1 Ped. 1:3-5, 8-12) Aun hasta este día es cierto que, sea que uno haya sido llamado a la vida celestial como uno de los 144,000 miembros del “rebaño pequeño” de Cristo o espere estar entre los ‘rectos que morarán en la tierra,’ encuentra el mayor estímulo en fijar su mente en las promesas de Dios, estudiándolas en la Biblia, meditando en ellas, considerándolas con sus hermanos cristianos y abogando por ellas ante otros.—Luc. 12:32; Pro. 2:21.
9. ¿Cómo afecta la esperanza cristiana a la habilidad de uno para enfrentarse a la persecución?
9 Tan grande es la fortaleza impartida por esta esperanza confiable que el cristiano puede regocijarse y permanecer firme ante las aflicciones severas que someten a prueba su fe. Por eso, Pedro pasó a decir: “En este hecho ustedes están regocijándose en gran manera, aunque ahora por un poco de tiempo, si es menester, han sido contristados por diversas pruebas, a fin de que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.” (1 Ped. 1:6, 7) Pablo, también, unió la esperanza que está delante con el asunto de aguante cuando dijo: “Regocíjense en la esperanza que está delante. Perseveren bajo tribulación.” Y en el caso de Jesús hallamos ejemplificada la notable fortaleza que imparte la esperanza que Dios da, como leemos: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.” Los que consideran atentamente el ejemplo de Cristo no se cansan ni desfallecen; no renuncian.—Rom. 12:12; Heb. 12:2, 3; 1 Ped. 4:13, 14.
10. ¿Para qué actividad amonestó Pedro a los cristianos a fortalecer su mente, y en conexión con esto, qué debemos hacer unos para otros?
10 Hay trabajo vital para hacerlo para cada cristiano. Por eso, por la primera carta de Pedro se nos estimula, sí, se nos insta a ‘fortalecer nuestra mente para actividad,’ y estamos bajo obligación de ofrecernos estímulo semejante unos a otros. La obra de los miembros ungidos del cuerpo de Cristo se asemeja a la de los sacerdotes que servían en el templo de Jerusalén, porque ellos mismos “están siendo edificados en casa espiritual para el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios por medio de Jesucristo.” No ofrecen sacrificios de animales, sino sacrificios espirituales, un “sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.” (1 Ped. 1:13; 2:4-9; Heb. 13:15) Proclaman los propósitos amorosos de Jehová Dios, que los ha llamado de las tinieblas espirituales del mundo a la luz maravillosa de su verdad. Para tal servicio es vital la fortaleza espiritual.
11. Con la Palabra de Dios para guiarnos, ¿cómo consideramos las causas de temor del mundo, y por eso, qué se nos pide que hagamos?
11 Teniendo la verdad de la Palabra de Dios para iluminar su senda y fortalecerlos, no comparten los temores del mundo; no sufren de agitación a causa de sus crisis. Ponen atención al mandato: “No teman lo que para ellos es objeto de temor, ni vayan a agitarse. Antes santifiquen al Cristo como Señor en su corazón, siempre listos para hacer una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y profundo respeto.” (1 Ped. 3:14, 15) Debido al punto de vista que adoptan, constantemente se les pide que expliquen por qué no comparten la preocupación del mundo y por qué no se dedican a la perpetuación de las instituciones del mundo, como otros lo hacen. Tienen que explicar por qué ellos no son parte del mundo. A los ojos de los hombres mundanos tal vez su posición parezca estar moralmente equivocada, y por eso ellos tienen que hacer una defensa, no irritados, sino con genio apacible y respeto profundo. Aclaran que ellos cifran su esperanza en Dios y su Hijo, y que ellos tienen que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. Como personas dedicadas a Dios, indican, sería incorrecto el que ellos buscaran la amistad con el mundo, porque esto los haría enemigos de Dios. Se requiere ánimo para mantener tal posición en medio de un mundo hostil.—1 Ped. 1:20, 21; Juan 15:19; Sant. 4:4.
12. (a) ¿Quiénes se han unido al resto ungido en su obra de predicar y enseñar, y con qué efecto? (b) ¿Cómo muestra Pedro que los cristianos pueden fortalecerse los unos a los otros al participar en el ministerio?
12 Ahora estos testigos ungidos han unido a ellos una grande muchedumbre de otros, personas dedicadas que sirven en asociación con la clase del templo, que son una fuente de gran estímulo para ellos y que participan con ellos en cumplir el mandato de Jesús: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20; Apo. 7:9, 10) Esta es una tarea grande, urgente, y requiere esfuerzo unido. Con este fin Pedro insta a los cristianos a tener “amor intenso los unos para los otros” y a edificarse unos a otros por medio de “servirse los unos a los otros.” Tienen que trabajar juntos. Aun Jesús dice: “¡Miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” ¡Qué maravilloso estímulo!—1 Pedro 4:8-11.
13. ¿Qué otra clase de estímulo incluyó el apóstol Pedro en su carta, qué dijo, y cómo nos fortalece eso?
13 En vista de la condición corrompida del mundo, Pedro también halló necesario el dar estímulo en otros respectos. No fue estímulo que adquiriera la forma de encomio; ni habló de asuntos que estuvieran diseñados para llenarlos de esperanza. Más bien, este estímulo adquirió la forma de exhortación para evitar la conducta incorrecta. “Amados, les exhorto como forasteros y residentes temporales a que sigan absteniéndose de los deseos carnales, los cuales son los mismísimos que llevan a cabo un conflicto en contra del alma.” “Porque basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales.” Consejo como ése es bueno para todos nosotros. En vista del hecho de que constantemente nos asociamos con un mundo degradado, este consejo nos ayuda a mantener presente claramente lo que es correcto y lo que es incorrecto. Nos protege de adoptar el modo de pensar torcido del mundo y fortalece nuestro odio justo a las prácticas impías. Nos ayuda a mantener presente claramente lo que son estos “deseos carnales”—no cosas que han de buscarse, sino enemigos que llevan a cabo un conflicto en contra del alma, y que, si las dejamos, se introducirán en nuestra vida y resultarán en la destrucción de nuestra vida, nuestra alma. Necesitamos estímulo como ése, y Jehová lo provee para sus adoradores del día moderno así como lo hizo para los cristianos primitivos por medio de los apóstoles.—1 Ped. 2:11, 12, 16; 4:3-5.
14. ¿Qué comentarios fortalecedores se ofrecieron para provecho de los que servían empleados por amos opresivos, y cómo puede beneficiar este consejo a muchos aun en este día?
14 En su carta de estímulo Pedro también dio consideración a algunos de los desalentadores problemas domésticos y problemas de empleo a los que se enfrentaban los hermanos y que afectaban su adoración. Por ejemplo, algunos de ellos estaban sufriendo a causa de amos severos, y mucho del abuso aparentemente se debía a que ciertos individuos que eran esclavos, propiedad de amos, deseaban hacer la voluntad de Dios. Estaban sufriendo a causa de su “conciencia para con Dios,” así como hoy día hay mucha discriminación contra muchos de parte de sus patrones seglares a causa de su fe cristiana. ¿Cómo deberían considerar su situación? “Si, cuando ustedes están haciendo lo bueno y sufren, lo aguantan, esto es algo que agrada a Dios,” escribió Pedro. Y prosiguió a comparar la situación de ellos con la de Cristo mismo, diciendo: “De hecho, ustedes fueron llamados a este derrotero, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. El no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.” ¡Cuán estimulador es el tener un modelo como ése para seguirlo!—1 Ped. 2:18-23.
15. (a) ¿A qué se dirigió la atención de las esposas cristianas como fuente de estímulo? (b) ¿Qué consejo se les dio a los esposos en cuanto a darles estímulo? (c) ¿En qué deben fijar su mente tanto el esposo como la esposa si han de fortalecerse y ayudarse mutuamente?
15 Este mismo ejemplo excelente de sujeción fue recomendado para las esposas cristianas, aun para aquellas que estaban casadas con esposos incrédulos, porque al principiar a dar su consejo a las esposas, Pedro usa la expresión “de igual manera,” dirigiendo así su atención a las declaraciones anteriores en cuanto a sujeción. Ellas también tienen un modelo en Cristo, y él es exactamente tal modelo para ellas ahora como lo fue en el primer siglo. Estimulándolas en cuanto al resultado de su aguante paciente, Pedro aconseja: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.” Los esposos, también, tienen sus problemas y necesitan estímulo. Por eso Pedro, él mismo un hombre casado e impulsado por el espíritu de Jehová, consideró aquello a que se enfrentaban e instó a los hombres a tratar de ser comprensivos al tratar con sus esposas, a reconocer que la esposa es “un vaso más débil, el femenino,” y por eso no deberían esperar que ella reaccionara emocionalmente como un hombre o hiciera su trabajo de la misma manera que lo haría un hombre. La cosa verdaderamente importante en la cual tanto el esposo como la esposa necesitan mantener fija su mente es su relación con Dios, y jamás deben permitir que los problemas domésticos oscurezcan su deseo fervoroso de ayudarse mutuamente para echar mano del premio de la vida eterna. ¡Qué estímulo práctico! ¡Cuán provechoso fue para todos el que se consideraran sus problemas difíciles, que se les indicaran los principios cristianos que debían guiarlos, y ver puesto de relieve el bien que se estaba efectuando por su fidelidad en medio de circunstancias difíciles! Esta misma carta inspirada es una fuente de fortaleza para nosotros en estos días llenos de pruebas.—1 Ped. 3:1-9.
16. En Primera de Pedro, capítulo 5, ¿qué asuntos se consideraron con los superintendentes, y por qué?
16 A los superintendentes no se les pasó por alto en la carta de Pedro, como si ellos no necesitaran estímulo. Al contrario, él consideró con ellos asuntos que ellos apreciarían particularmente: el punto de vista apropiado de su ministerio, su relación con Dios y con los hermanos, el manejar problemas difíciles, y la persecución. “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, . . . los que son la herencia de Dios,” dijo él. ¿Cuál superintendente, aun ahora, no se conmueve profundamente cuando se detiene para recordarse a él mismo que los que están en la congregación de la cual él tiene la superintendencia son personas que pertenecen a Dios? Considerando el asunto de esta manera, el superintendente no ‘se enseñorea del rebaño’ ni se hace orgulloso, sino que pone atención al consejo: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.” Verdaderamente, es una fuente de estímulo para el superintendente humilde comprender que no tiene que llevar la entera carga él mismo. Se le insta a que acuda a Dios por guía para manejar los problemas, arrojando todas sus ansiedades sobre Dios, examinando Su Palabra por guía y buscándolo en oración. Tampoco se encuentra solo cuando se enfrenta a la persecución de parte del mundo de Satanás; como Pedro dijo: “Las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.” (1 Ped. 5:1-10) Los superintendentes tienen buena razón para cobrar ánimo.
17. Por eso, ¿quién verdaderamente es el gran Dador de fortaleza, y por qué lo es?
17 Sin duda, Jehová mismo es el Dador de fortaleza a su pueblo. Él es El que inspiró la escritura de estas palabras de estímulo que hemos considerado. Las promesas que contiene su propia Palabra, la Biblia, son las que nos llenan de esperanza. Nos ha instruido para que podamos hacer frente a los problemas de la vida con buen éxito. Con él para respaldarnos, podemos permanecer firmes aun ante la oposición del mundo. Por eso, con David decimos: “Jehová es mi fuerza y mi escudo. En él ha confiado mi corazón, y he sido ayudado, de modo que mi corazón se alboroza, y con mi canción lo alabaré. Jehová es una fortaleza para su pueblo.”—Sal. 28:7, 8.
[Ilustración de la página 711]
‘Por medio de Silvano les he escrito para dar estímulo.’