El hambre actual... su causa fundamental y solución duradera
¿NO PARECE increíble que, con tantos adelantos aparentemente favorables, el progreso del hombre para alimentar a la población de la Tierra haya sido prácticamente anulado? Como hemos visto, muchos factores han contribuido a esto. Pero, ¿por qué está ocurriendo ahora? Para contestar eso tenemos que retroceder a la I Guerra Mundial, que comenzó en 1914. Pero, ¿por qué retroceder casi sesenta años?
Porque ese año señaló lo que un periódico norteamericano llamó “el comienzo de la mayoría de nuestras actuales dificultades internacionales.” ¿Cómo es eso? Porque el espíritu divisivo del nacionalismo se apoderó de la humanidad hasta un grado sin precedentes. Esto produjo peores calamidades. Los historiadores dicen —y muchas personas que todavía viven lo pueden corroborar— que la I Guerra Mundial dejó en su rastro una de las más terribles hambres de la historia, la cual abarcó la mayoría de Europa y Rusia. La guerra arruinó los campos en vastas zonas. Desbarató los sistemas de transporte. Los horribles efectos del hambre resultante contribuyeron, a su vez, a otro holocausto devastador... la II Guerra Mundial.
Declara el libro 1918: “Debemos recordar que el camino para los dictadores [europeos de la II Guerra Mundial] fue despejado en su mayor parte por lo que la gente de esos países sufrió durante el terrible invierno después [de la I Guerra Mundial].”
La segunda guerra repitió el ciclo... solo que en escala mayor. Un anterior jefe de sanidad militar de los Estados Unidos nos dice: “Después de la II Guerra Mundial, sucedió la más grande escasez de alimentos en escala mundial de la historia.” Y desde ese entonces, sí, hasta este mismo momento, ha habido innumerables guerras y revoluciones más pequeñas que han sido iniciadas por el nacionalismo y que han producido más inanición. Tampoco es simplemente por medio de desbaratar la agricultura y el embarque que las guerras desde 1914 han producido hambre.
Estas han intensificado el espíritu de nacionalismo. Se han abierto brechas entre las naciones de los hombres, separándolas y antagonizándolas. Como resultado, cuando una nación tiene cosechas abundantes, ¿está dispuesta a compartirlas con las naciones más pobres? Si parece ser políticamente ventajoso, sí. Pero la nación más rica también puede pagar a sus agricultores para que no cultiven alimentos, ¡aunque se sepa que miles de personas que viven en otros países sufren de desnutrición!
Sí, por estas razones —todas las cuales son el fruto del nacionalismo— los progresos técnicos del hombre en métodos agrícolas han sido prácticamente anulados.
Cómo predijo la Biblia el hambre actual
Es muy significativo el hecho de que la situación de hambre que vemos ahora se predijo en la profecía bíblica para este mismísimo período de tiempo que comenzó en 1914. Considere lo que la visión del profeta describe en Revelación 6:4-8:
“Y salió, . . . un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se mataran atrozmente los unos a los otros; y le fue dada una gran espada. . . .
“Y vi, y, ¡miren! un caballo negro; y el que iba sentado sobre él tenía en su mano una balanza. Y oí una voz . . . decir: ‘Un litro de trigo por el salario de un día, y tres litros de cebada por el salario de un día; y no dañes el aceite de oliva ni el vino.’ . . .
“Y vi, y, ¡miren! un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenía el nombre Muerte. Y el Hades [el sepulcro] venía siguiéndolo de cerca. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con una espada larga y con escasez de alimento y con plaga mortífera y por las bestias salvajes de la tierra.”—“New World Translation,” ed. de 1950.
¿No es esto un cuadro exacto de la manera que la guerra, seguida por el hambre y la plaga han marchado a través de la Tierra desde 1914? Pero, se pudiera preguntar, ¿no ha existido siempre este ciclo de guerra seguida por plaga y hambre? El molde o patrón básico no es nuevo. Pero la escala de las condiciones que aquí se describen son extraordinarias. La frase simbólica “la cuarta parte de la tierra” muestra que la Biblia se refiere a una fracción grande de toda la Tierra. Eso ciertamente se ha realizado, como nunca antes, desde 1914. Pero, ¿podemos saber con seguridad que esas palabras en Revelación aplican definitivamente desde esa fecha?
Para hacer eso sería útil identificar al primer jinete, con respecto a quien Revelación dice:
“Y vi, y, ¡miren! un caballo blanco; y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria.”—Rev. 6:2.
Otros textos, entre éstos algunos de Revelación (19:11-13), identifican al que está sentado sobre el “caballo blanco” como Jesucristo. Puesto que se le ‘dio una corona,’ este relato debe referirse al tiempo cuando Jesús comenzaría a gobernar como rey sobre la Tierra. Entonces él, por decirlo así, comenzaría a ‘conquistar’ a sus enemigos. ¿A quién daría atención primero?
A sus enemigos más cercanos, el invisible Satanás y sus ángeles demoníacos. Estos fueron echados del cielo a la Tierra. Los resultados fueron: “Ay de la tierra . . . porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.” (Rev. 12:12) ¿Qué forma de expresión adoptaría este “ay”?
Esto se revela en las respuestas que Jesús dio a sus discípulos. Debido a que estaban interesados en el futuro gobierno de él, le preguntaron: “¿Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” Jesús entonces predijo las evidencias visibles que acontecerían sobre la Tierra para dar a entender que él estaba ‘presente,’ verdaderamente gobernando desde los cielos. Él predijo que, dentro del tiempo de ‘una generación,’ ocurrirían muchas cosas antes que él destruyera completamente este sistema de cosas. Note que lo que Jesús dijo que estaba incluido en la evidencia que se debería buscar:
“Se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Todas estas cosas son principio de dolores de aflicción.”—Mat. 24:3, 7, 8, 34.
Jesús dijo que cuando él comenzara a gobernar habría guerra. El libro de Revelación indica que ésta sería guerra mundial, porque dice que el segundo jinete con su “gran espada” ‘quita la paz [no solamente de unas pocas naciones, sino] de la tierra.’ La primera guerra mundial comenzó en 1914. Después de eso vendría escasez de alimento mundial y altos precios de los comestibles. Revelación muestra que, no solamente los pobres, sino hasta los acaudalados sentirían los efectos de los limitados abastecimientos de alimentos. La profecía les advierte que no confíen demasiado en sus provisiones de ‘aceite de oliva y vino.’ (Rev. 6:5, 6) Todo esto es parte del “ay de la tierra” que marca claramente nuestro período desde 1914 como el “tiempo del fin” para este actual corrupto sistema de cosas.—Rev. 12:12.
Actitud apropiada cuando se sufre de hambre
Los que en la actualidad viven en zonas donde los alimentos están escasos particularmente pueden ver la realidad de las palabras de Jesús. Desafortunadamente, muchas de esas personas han llegado a amargarse debido a estas condiciones y se han apartado de Dios. ¡Cuánto más perspicaz, sin embargo, es la persona que ve en estos acontecimientos el cumplimiento de la Palabra de Dios!
Los verdaderos siervos de Dios saben por experiencia que él cuida de todos los que ‘buscan primero Su reino.’ (Mat. 6:33) Esto no significa que Dios nunca permitirá que su propio pueblo experimente temporariamente el sufrimiento, hasta hambre. Hasta el fiel apóstol cristiano Pablo dijo que en su intenso ministerio él experimentó “hambre y sed.” No obstante confiaba en que nada, ni siquiera el hambre, podría separarlo del amor de Dios en Cristo. (2 Cor. 11:27; Rom. 8:35-39; Fili. 4:11-13) El apóstol también estaba seguro de que aun si Dios permitía que él muriera, tenía la promesa de una resurrección.—Hech. 24:15.
Así es que, en nuestro tiempo, en vez de rendirse porque el hambre azota, haga como aconsejó Jesús: “Levántense erguidos.” ¿Por qué? “Porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28) Esté seguro de que, puesto que la porción de la Palabra de Dios que predijo escaseces de alimentos para nuestro tiempo se está cumpliendo, el resto de sus promesas también se realizarán.
Esto significa que el nuevo orden de Dios está cerca. Después que el Rey Jesucristo complete su ‘victoria’ del actual sistema inicuo de cosas, la justicia prevalecerá en todas partes. Ya no habrá nacionalismo divisivo, política corrupta y los egoístas elementos comerciales que oprimen a la gente. Bajo el reino de Dios, esta Tierra será convertida en un deleitable lugar en el cual vivir. Dios promete que él “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor.” La escasez de alimento y la desnutrición serán cosas del pasado que jamás se repetirán. El hombre no está en posición de cumplir eso, pero Dios sí lo está, y ha dado su palabra segura de promesa de que así lo hará.—Rev. 21:3-5; 16:14, 16.
Evitando los excesos
No es solamente la gente empobrecida la que necesita mantener una visión clara del nuevo orden de Dios. Como se registra en Lucas 21:34, 35, Jesús advirtió a los que no estaban en extrema pobreza: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra.”
Por lo tanto, los que están en las ‘naciones ricas’ que, por ahora, todavía tienen más alimentos que lo necesario, deben tener cuidado en no centrar sus afectos en la prosperidad material. El hacer eso significaría no reconocer el significado de nuestros tiempos. Más bien, cada persona que desea vivir en el nuevo orden de Dios tiene que aprender ahora cómo poner en primer lugar en su vida la adoración de Jehová.
Piense en ello: un maravilloso nuevo orden está a la mano. Dios mismo, el Creador del cielo y de la Tierra, ha prometido que pronto todo lo bueno de la Tierra, incluso el alimento abundante que ésta puede proveer, se usará para el provecho de todos los hombres justos y para la gloria de Dios. La actual sociedad egoísta del mundo, que favorece a una minoría de gente bien alimentada y que descuida las necesidades de la mayoría de los pobres, de los hambrientos, se habrá ido para siempre. En su lugar Jehová “ciertamente hará para todos los pueblos . . . un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de vino mantenido sobre las heces, de platos con mucho aceite llenos de médula, de vino mantenido sobre las heces, filtrado.”—Isa. 25:6.
¿Le atrae una vida bajo esas condiciones, en un mundo donde gobierne la justicia? Si es así, ahora es el tiempo para que se informe acerca de las perspectivas y para aprender lo que se requiere para poder obtenerlo. Los testigos de Jehová se complacerán en ayudarlo, completamente gratis. Invítelos a que lo visiten, a una hora que le sea conveniente, para considerar estas perspectivas.