La Palabra de Dios, la guía segura
EL SOL que calienta nuestra tierra es sólo uno de los cien mil millones de soles de nuestra Vía Láctea. Nuestra Vía Láctea es sólo una del billón de vías lácteas o galaxias del universo conocido. Todos estos millones y billones y trillones de estrellas se están lanzando a través del espacio, cada una manteniéndose en su órbita asignada, cada una siguiendo un itinerario que se mide al segundo tan exacta y perfectamente que ponemos nuestros relojes más precisos de acuerdo con sus movimientos. ¿Puede el hombre guiarlas? No. Y Jehová llamó esto a la atención de Job, diciendo: “¿Puedes enviar a Mazzaroth a su tiempo, y guiar a la Osa con sus satélites? ¿Conoces las leyes de los cielos?”—Job 38:32, 33, UTA.
Las aves emigran por cientos y miles de millas, sin mapa o brújula, sin nunca antes haber hecho el viaje. ¿Puede el hombre guiar las aves en su vuelo hacia el sur? Dios le preguntó a Job: “¿Es por tu entendimiento que el halcón se remonta, y extiende las alas hacia el sur?” (Job 39:26, UTA) A los apóstatas y rebeldes israelitas Jehová les dijo: “Aun la cigüeña sabe su tiempo para reunirse y emigrar, y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida, pero mi pueblo no sabe los decretos del Inmortal [Jehová].”—Jer. 8:7, Fenton.
Dios guía las estrellas mediante sus leyes de movimiento y gravitación. El hombre no puede guiarlas. Dios guía las aves migratorias mediante sus leyes de instinto. El hombre no puede guiarlas. El hombre ni siquiera puede guiarse él mismo. Jeremías 10:23 declara: “Ya sé, oh Jehová, que no es del hombre su camino; no es del hombre que anda dirigir sus mismos pasos.” Las estrellas observan las leyes de Dios, las aves obedecen las leyes migratorias, pero los hombres se rebelan en contra de las leyes de Dios para ellos. Pero si Dios puede guiar las estrellas mediante ley natural, guiar las aves mediante instinto, ¿no podrá entonces guiar al hombre mediante la Biblia? “Tu palabra es una lámpara a mis pies, y una luz en mi senda.”—Sal. 119:105, UTA.
Considere unos cuantos de los campos en los que la Palabra de Dios da guía segura. Es una guía en asuntos de matrimonio. Cuando Israel entró a Canaán se le dijo concerniente a los paganos: “No deben de casarse con ellos, ni dar sus hijas en matrimonio a sus hijos, ni recibir sus hijas para sus hijos; porque ellas apartarían a sus hijos de seguirme para servir a dioses extraños.” (Deu. 7:3, 4, UTA) La misma prohibición fué transmitida a los cristianos cuando se les dijo que se casaran ‘sólo en el Señor’. (1 Cor. 7:39, NM) Por supuesto, siempre existen algunos testarudos que se resienten de cualquier intervención en sus asuntos personales, aun por parte de la Palabra de Dios. Salomón fué uno de los tales. Se casó con mujeres que no estaban en la verdad, probablemente razonando que eran muchachas buenas, y que podía hacerlas entrar a la verdad después del matrimonio. En vez de eso, ellas lo sacaron de la verdad. La Palabra guiadora de Dios tuvo razón, y el rechazamiento de ella por Salomón fué tan incorrecto que le costó la vida eterna. (1 Rey. 11:1-11) Todavía sucede lo mismo hoy.
Después del matrimonio cuando los niños vienen, la Palabra de Dios guía en su educación. El Deuteronomio 6:6, 7 (UTA) declara: “Estas instrucciones que te estoy dando hoy deben estar fijas en tu mente; debes impresionarlas en tus hijos, y hablar acerca de ellas cuando estás sentado en la casa, y cuando sales de viaje, cuando te acuestas y te levantas.” Los padres cristianos son instruídos a educar sus hijos “en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová”. (Efe. 6:4, NM) Esto no dice que hay que esperar hasta que el niño sea bastante grande para decidir por sí mismo, para democráticamente dar su voto sobre si desea ser criado “en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová”, asistiendo al Salón del Reino, etc. Esto no sería orden teocrático en el círculo familiar. Dios instruye al padre en cuanto a cómo educar al niño, y el niño no tiene ninguna autoridad de veto sobre el mandato divino. El orden teocrático es que el padre eduque al hijo, no el hijo al padre.—Pro. 22:6.
Gobernantes de hombres y naciones podrían hallar una buena guía en la Biblia, así como los reyes de Israel fueron mandados a encontrarla: “Luego que haya tomado su asiento en el trono real, debe escribir para sí mismo en un libro una copia de este código como se haya aprobado por los sacerdotes levitas; debe guardarla consigo, y leerla con cuidado todos los días de su vida, para que aprenda a estar con temor reverente ante el SEÑOR su Dios, teniendo cuidado de observar todas las estipulaciones de este código y estos estatutos, para que no se considere más exento que sus paisanos.”—Deu. 17:18-20, UTA.
Ningún privilegio especial para el gobernante o miembros de partido de una máquina política. Ningún soborno tampoco, porque el Salmo 26:10 condena aquellos cuya “diestra está llena de cohechos”. Esta palabra “cohecho” es ofensiva y hace a ciertos políticos nerviosos e inquietos. Para escaparse de esta sensación incómoda, hoy llaman los sobornos regalos. Eso no lo hace correcto porque Deuteronomio 16:19 dice a los oficiales: “No torcerás el derecho, no harás acepción de personas, ni admitirás los regalos; que el regalo ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.” En estos días cuando la aceptación de regalos por favores políticos es tan común que el presidente de los Estados Unidos sugiere que los oficiales públicos alisten todos los regalos que han recibido de sus conexiones oficiales, sería bueno seguir esta regla bíblica.
Hay muchos otros campos en los que la Biblia prescribe buena guía. Guía en el comer, no tanto en lo que comemos sino en cuánto, prohibiendo la glotonería. Guía en el beber, no tanto en lo que bebemos sino en cuánto, prohibiendo la borrachera. Nos conduciría afuera del desplome moral presente, prohibiendo la mentira y la fornicación y el adulterio. Reduciría la guerra de palabras y las disputas, aconsejando que respuestas suaves apartan la ira. Prohibe a ese perturbador de las relaciones humanas, el chismoso, y también al soplón. Detendría mucho mal en su principio, diciéndonos que no devolvamos el mal con el mal a ningún hombre. Silenciaría las armas de fuego y bombas bélicas, prohibiendo el matar. Eliminaría el prejuicio racial, recordándonos que todos los hombres provienen de un solo hombre, Adán, y que todos pueden ser hechos uno en o bajo Cristo. Todas las distinciones de clases y las normas falsas instituídas por humanos vanos se desvanecerían bajo la guía de la Biblia. Este viejo mundo sería cambiado más allá de ser reconocido si sólo se observaran unos cuantos de los principios guiadores de la Biblia.
Lo más importante de todo: la Biblia guía en la adoración verdadera del Creador. Explica sus propósitos hacia la tierra y nosotros, nos instruye acerca del reino de Cristo, nos manda predicar este reino. (Mat. 24:14; 2 Tim. 4:2) Sus profecías nos muestran la señal que anuncia la proximidad del Armagedón, la guerra divina que barrerá la iniquidad de sobre la tierra para dar paso al limpio nuevo mundo de justicia. En símbolo se hace referencia a esta guerra como un invierno, y debemos ver la señal de la proximidad de este invierno simbólico. (Mat. 24:20; Apo. 16:14, 16) El instinto dado por Dios guía los animales y aves a reaccionar a la señal del acercamiento del invierno literal y a hacer las preparaciones necesarias para pasarlo vivos; la inteligencia dada por Dios debería hacer que la humanidad reaccionara a la Palabra de Dios y a la señal que ésta da del acercamiento del Armagedón y que nos preparáramos para sobrevivirlo.
GUÍAS FALSOS
Los que están amoldados a este sistema de cosas desechan la Palabra de Dios. Ellos tienen guías nuevos, dioses nuevos. Muchos se toman a sí mismos como guías, pensando que si actúan como mejor piensan todo saldrá bien. La Biblia no está de acuerdo: “Lo que el hombre cree que es un curso correcto, puede terminar en el camino a la muerte.” “Los caminos del hombre siempre son correctos a sus propios ojos, pero con el Eterno está el veredicto respecto a su vida.”—Pro. 14:12; 21:2, Mo.
Algunos se adhieren a las religiones ortodoxas como una guía segura. Sin embargo, Jesús dijo que los del clero eran guías ciegos y que aquellos que los siguieran caerían en el hoyo con ellos. (Mat. 15:14) ¿Por qué eran sus religiones falsas? Jesús les dijo por qué. Escuche: “¿Por qué es que ustedes también traspasan el mandamiento de Dios a causa de su tradición? . . . han hecho la palabra de Dios inválida a causa de su tradición. Ustedes hipócritas, Isaías profetizó aptamente acerca de ustedes, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, sin embargo su corazón está alejado de mí. Es en vano que continúen guardándome respeto, porque enseñan mandamientos de hombres como doctrinas.’” (Mat. 15:3-9, NM) Lo mismo sucede hoy. La tradición y el credo no dejan lugar para la Palabra de Dios en las religiones fundamentalistas.
El clero modernista desecha del todo la Palabra de Dios, diciendo que el Dios del Viejo Testamento es un dios tribal de los judíos, un dios sanguinario. O, como un clérigo prominente llamó a Jehová, “¡un matasiete bajo!” Se dirigen a la ciencia y filosofía, defendiendo la psicología y psiquiatría. (Col. 2:8) Pero note lo que el Dr. S. T. Físher, un psiquiatra sobresaliente, dijo en su libro A Few Buttons Missing: The Case Book of a Psychiatrist: “Si usted fuera a sumar todos los artículos autoritativos que se han escrito por los más competentes psicólogos y psiquiatras sobre el tema de higiene mental—si usted los combinara y los refinara y quitara la verbosidad excedente—si tomara toda la carne y nada del perejil, y si hiciera que todas estas pizcas inadulteradas de conocimiento puro fueran concisamente expresadas por el más competente de los poetas vivientes, sacaría usted un resumen torpe e incompleto del Sermón del Monte.” Es como Antonio Standen dice en su libro Science Is a Sacred Cow, página 151: “El científico social prefiere la expresión más prolija cada vez, porque da una enteramente espuria impresión de que es científico lo que él está haciendo.”
Para muchos, los gobernantes políticos son sus guías. Los egipcios deificaron a los Faraones; los romanos deificaron a los Césares; los comunistas deifican a Stalin, el parlamento albanés llamándole “la Deidad” y “el Glorioso Salvador”. Los japoneses siempre consideraron a sus emperadores dioses pero hace poco eso fué oficialmente abolido.
Tratando ahora de los Estados Unidos, nadie puede acusar a la gente de pensar que el presidente Truman o sus asociados políticos son dioses. Así que en vez de eso Truman y sus camaradas políticos siempre hablan de orar por la ayuda de Dios, para que Él esté de parte de ellos. Pero ¿cómo podría tener buen éxito esto? Dios dice que su reino no es parte de este mundo, que Satanás es el dios de este mundo, que todo el mundo está en las garras de este inicuo, y que el amigo del mundo es enemigo de Dios. ¿Hará la oración que Dios llegue a ser amigo del mundo y su propio enemigo? (Juan 18:36; 2 Cor. 4:4; Sant. 4:3, 4; 1 Juan 5:19, NM) De modo que, ¿cómo pueden Truman y sus asociados atraer a Dios a entrar en su política?
De Dios la Biblia dice: “Él da la nieve como lana, y derrama la escarcha como ceniza. Él arroja su granizo como migajas: ¿quién puede subsistir delante de su frío?” (Sal. 147:16, 17) Jehová tiene a su disposición y bajo su voz de mando todo el frío del universo; así que ¿cómo pueden ellos sonsacar a Dios? ¡Él no necesita que le regalen una congeladora! De nuevo la Biblia dice de Dios: “Mía es toda fiera del bosque, y los ganados que pacen sobre mil colinas.” Eso se dice por los visones en mil colinas también, por eso, ¡no hay propósito en ofrecerle a Dios un abrigo de visón! Él puede hacer cualesquier abrigos necesarios. (Gén. 3:21) De nuevo leemos: “De Jehová es la tierra y cuanto ella contiene; el mundo y los que en él habitan.” (Sal. 24:1) Todo ya es suyo, sí ciento por ciento suyo. ¡Es inútil tratar de comprar su influencia con un cinco por ciento! De cualquier modo, Dios está en contra de los sobornos o regalos, ya sea para introducirlo en el gobierno o sacar almas inexistentes de un purgatorio mítico. Los fracasos políticos y las promesas de campañas de elección incumplidas manifiestan que en los asuntos de gobierno los hombres son guías malos, indignos de confianza, inseguros, desesperanzados, hipócritas.—Pro. 29:2.
Pero Jehová Dios es un Dios que conoce de gobierno, y él llena los requisitos como guía en asuntos de gobierno. Cuando Asiria era la segunda potencia mundial, Dios por medio de su profeta Nahum predijo su caída. (Nah. 1:8; 2:6, 8) Isaías predijo la caída de Babilonia, la tercera potencia mundial, a manos de Ciro el persa, mientras Asiria todavía permanecía como la segunda potencia y Babilonia ni siquiera había venido a ser potencia mundial. (Isa. 44:28; 45:1) Daniel, cuando Babilonia fué la tercera potencia, predijo la caída de la cuarta y la quinta potencias que vendrían y la subida de la sexta. (Dan. 8:20-25) Y cuando Roma fué la sexta potencia, Juan predijo la subida y caída de la séptima y la octava entrando, la cual sería una combinación internacional de potencias gobernantes que caería, regresaría, luego iría a la perdición. (Apo. 17:8-14) Esta combinación internacional se levantó como la Sociedad de Naciones, cayó, y regresó como las Naciones Unidas. Su caída final vendrá en el Armagedón, y no más tarde. Dios conoce el gobierno humano al derecho y al revés. Juzgando por los resultados, los gobernantes humanos lo conocen sólo al revés.
Jehová está a favor del gobierno limpio, a favor del gobierno de Cristo, el cual es un gobierno teocrático. Dios no se identificará con un gobierno donde jugadores tiran de las cuerdas y los políticos hacen el papel de títeres y bailan en respuesta. Hoy parece que la resolución de altura del discurso de Géttysburg de que “el gobierno de la gente, por la gente, para la gente no perecerá de la tierra” ha sido reemplazada por la resolución de los defensores de los títeres políticos de jugadores, resolución nueva que parece ser que “el gobierno de corrupción, por los corrompidos, para los corruptores no perecerá de la tierra”. Mas perecerá. Esperamos que sí, pensamos que sí, sabemos que sí, porque Dios dice que sí: “En los días de aquellos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que nunca jamás será destruído, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y acabará con todos aquellos reinos, en tanto que él mismo permanecerá para todos los siglos.”—Dan. 2:44.
Ese será un gobierno de Dios, por Dios, para los adoradores de Dios; y no perecerá de la tierra, sino que continuará mientras brille el sol y proporcionará una abundancia de paz mientras dure la luna. El Rey, Cristo Jesús, juzgará entre muchos pueblos y reprenderá naciones fuertes, y las espadas serán forjadas en rejas de arado, y las lanzas en hoces, nación no levantará espada contra nación, ni aprenderán más la guerra. Su reino es un reino eterno, y su dominio dura a través de todas las generaciones. Mediante él Dios abre su mano y satisface el deseo de toda cosa viviente, porque entonces todo lo que tiene vida y aliento estará alabando a Jehová. Él introducirá salud y curación para la gente, y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni la tristeza ni el clamor ni el dolor. Nada dañará ni destruirá en todo ese nuevo mundo bendito, porque las cosas anteriores de este viejo mundo habrán pasado y habrán sido olvidadas después que Jehová haga nuevas todas las cosas.—Sals. 72:7, 8; 145:13, 16; 150:6; Isa. 11:6-9; Jer. 33:6; Miq. 4:1-4; Apo. 21:1-5.
Por lo tanto, debemos evitar las guías falsas de hombres y sus religiones falsas, psicólogos balbuceantes, psiquiatras verbosos y políticos contaminados, todos los cuales han ganado tremenda fama como fracasos colosales. Considere los revoltijos que han hecho, conózcalos por sus frutos podridos, rechácelos por sus frutos. Conozca a Dios como guía por sus frutos, y acéptelo debido a esos frutos. ¿Le gustaría a usted ser guiado al nuevo mundo tan seguramente como las estrellas son guiadas en sus órbitas? Entonces haga del Guía de ellas el Guía de usted. ¿Le gustaría ser guiado tan seguramente como las aves son guiadas en sus migraciones? Entonces haga del Guía de ellas el Guía de usted. ¿Le gustaría ser guiado en sus preparaciones para pasar a través del invierno simbólico del Armagedón tan seguramente como las aves y animales e insectos son guiados en sus preparaciones para pasar a través de inviernos literales? Entonces haga del Guía de ellos el Guía de usted.