¿Quién guiará a las naciones a la paz?
1, 2. ¿Cómo se cumple hoy día la profecía de Isaías 2:2-4?
EL CAPÍTULO 2 de Isaías es mucho más que una profecía del retorno del pueblo judío a Jerusalén tras 70 años de cautiverio en Babilonia. En realidad se refiere a que acudiría gente de todas las naciones a la adoración pura del único Dios verdadero, Jehová. Da a entender que se formaría una hermandad internacional para rendir servicio sagrado acepto a Dios.
2 Una transformación de tal magnitud, que afectaría a personas de todo el mundo, no solo sería sensacional, sino visible, como si sucediera en una montaña a la vista de todos. Es precisamente lo que ocurre hoy entre los testigos de Jehová de todo el mundo. Millones de personas que pertenecían a las religiones de la cristiandad han aprendido que Dios es uno y han dejado de adorar a la Trinidad. En la India, miles de hindúes han abandonado su panteón de dioses y las miríadas de ídolos para dar culto al único Dios verdadero. Otro tanto sucede en África, en las islas remotas y en el Oriente Medio. Los que han ascendido a la santa montaña de Jehová —su adoración pura— han dejado atrás odios raciales, tribales y políticos y de manera literal ‘no aprenden más la guerra’. (Isaías 2:2-4.)
La controvertida identidad del Mesías
3. Según Isaías 11:10, ¿qué efecto tendría el Mesías en las naciones?
3 Esta hermandad internacional está relacionada, asimismo, con el cumplimiento del propósito divino para el hombre: que gente de todas las naciones se bendiga mediante la “simiente” o “prole” prometida, un descendiente de Abrahán, a fin de adorar a Dios en verdad y unidad. (Génesis 3:15, Ed; Gé 22:18, DK.) Profecías ulteriores indicaron que esta “simiente” sería también el ‘profeta como Moisés’, el mediador de un nuevo pacto que serviría de fundamento legal para que gente sincera de todas las naciones adorara a Dios en unidad. (Deuteronomio 18:15, 18, 19; Jeremías 31:30-33 [Jer 31:31-34, NM].) Además, sería el Mesías, el gobernante del linaje davídico cuyo trono Dios establecería eternamente. (1 Crónicas 17:11, 12.) Según el profeta Isaías, el Mesías sería la figura central que uniría a gente de todas las naciones (hebreo: Goh·yím). Isaías 11:10 dice: “Y ocurrirá en aquel día, que (el renuevo) de la raíz de Isaí [Jesé, NM] será como bandera [“señal enhiesta”, NM] de los pueblos. A él acudirán las naciones, y será glorioso su lugar de descanso”.
4. ¿Qué dijo un rabí sobre el efecto de Jesús en la raza humana?
4 La identidad del Mesías se ha debatido por siglos. Como indican Isaías 11:10 y otros textos, sería judío, descendería del rey David (hijo de Jesé) y gente de todas las naciones lo aceptaría como el legítimo Mesías enviado por Dios. Refiriéndose a Jesús, maestro del siglo I,: el rabí H. G. Enelow escribió, “A ningún judío sensato le puede ser indiferente el que un judío haya desempeñado un papel tan importante en la educación y guía religiosas de la humanidad”.10 ¿A qué otro judío aceptaron como el Mesías tantos gentiles? ¿Pudiera tener más aceptación otro judío? A algunos, sin embargo, les parece muy perturbadora la idea de que Jesús sea el Mesías. Sus razones merecen ser examinadas.
La apostasía de la cristiandad
5-7. ¿Por qué ofenden a muchas personas los nombres Jesús y cristianismo?
5 La cristiandad, cuyos adherentes afirman seguir las doctrinas de Cristo, es, en opinión de la mayoría de los no cristianos, la culpable de que se tenga aversión al nombre mismo de Jesús. En su nombre, muchas naciones han sufrido a manos de la cristiandad, si bien es cierto que el pueblo que más ha padecido ha sido el judío.
6 El antisemitismo de la cristiandad culminó en nuestro siglo en el Holocausto nazi. De los muchos factores implicados, el odio religioso fue sin duda uno de los más importantes. Y, aunque algunos miembros de la cristiandad lo niegen, hay que reconocer que hubo “cristianos”, católicos y protestantes por igual, que participaron en la matanza o la toleraron. Elie Wiesel resume la opinión judía en su libro A Jew Today (Un judío de hoy): “¿Cómo puede explicarse que la Iglesia jamás excomulgara ni a Hitler ni a Himmler, que Pío XII nunca viera necesario —por no decir indispensable— condenar Auschwitz y Treblinka, que un elevado número de miembros de las S.S. fuesen creyentes y fieles a sus lazos cristianos hasta el fin, que hubiese asesinos que se confesaran entre una masacre y otra y que todos ellos procediesen de familias cristianas y hubieran recibido una educación cristiana?”.11 Por lo tanto, ¿cuánta fe cabe esperar que pongan los judíos en un nombre que ha sido vinculado por siglos a todas las vejaciones y golpes que han recibido?
7 Aparte de la persecución directa, ¿qué ejemplo moral han dado al resto del mundo los países “cristianos”? Poco más que guerras, cruzadas y “santas” inquisiciones. Hasta las dos guerras mundiales comenzaron en países “cristianos”. ¿Se podría decir que ha sido ejemplar la moralidad “cristiana”? El sida, por ejemplo cunde en países cuya población profesa mayoritariamente ser cristiana. Los escándalos de clérigos de la cristiandad son notorios. Los televangelistas inmorales, que acumulan millones de dólares y viven como reyes, al igual que los clérigos homosexuales, a algunos de los cuales hasta se les ha demandado por abuso de menores, figuran entre los muchos rasgos que atribuyen al cristianismo los no cristianos, un fruto que difama el nombre de Jesús, a quien dicen seguir los “cristianos”.
8-10. a) ¿Por qué no se ajusta a la realidad la alegación de la cristiandad de representar a Jesús y al cristianismo verdadero? b) ¿Qué advertencia dieron las Escrituras de que se apostataría de las verdaderas enseñanzas de Jesús?
8 Además, al judaísmo y al islam les repele, con razón, la idolatría prevaleciente en la cristiandad. Estas religiones también objetan a muchas de sus doctrinas antibíblicas, como la veneración de María como “Madre de Dios”. Los judíos desprecian la doctrina de la Trinidad, porque contradice de forma manifiesta particularmente la esencia del judaísmo, el concepto monoteísta resumido en las palabras: “Oye, Israel: el Eterno, nuestro Dios, el Eterno es uno”. (Deuteronomio 6:4, HM, Za.)
9 Las persecuciones, guerras, inmoralidad, hipocresía y doctrinas blasfemas de la cristiandad son imperdonables, no solo a la vista de los no cristianos, sino también a la vista del Dios Todopoderoso. Por esta razón, aunque los testigos de Jehová siguen a Cristo, no son parte de la cristiandad. Y esta organización, a su vez, no es parte del cristianismo verdadero. El uso del nombre de Jesús es prácticamente el único parecido que existe entre los primeros cristianos y la cristiandad. Ahora bien, si las enseñanzas de Jesús eran tan sobresalientes y prácticas, ¿cómo se produjo esta apostasía?
10 Tanto el propio Jesús como los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas —mal llamadas Nuevo Testamento— profetizaron que surgirían falsos cristianos y que se apostataría de las enseñanzas verdaderas de Jesús. (Hechos 20:29, 30; 2 Tesalonicenses 2:1-12; 1 Timoteo 4:1-3; 2 Pedro 2:1, 2.) Según Mateo 7:21-23, el Mesías mismo juzgaría a estos apóstatas por lo que son y les diría: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (NM; compárese con Mateo 13:24-30, 37-43).
¿Por qué se necesitaban más Escrituras?
11, 12. a) ¿Qué son las Escrituras Griegas Cristianas? b) ¿Quiénes las escribieron? c) ¿Por qué fue necesario que Dios inspirara estos escritos?
11 En un principio todos los seguidores de Jesús eran judíos. De hecho, miles de judíos del siglo I, entre ellos “una gran muchedumbre de sacerdotes”, aceptaron a Jesús como el ‘profeta como Moisés’: el Mesías. (Hechos 2:5, 37, 41; 4:4; 6:7; Deuteronomio 18:18.) Aquellos judíos constituyeron el fundamento de un nuevo grupo internacional de adoradores de Jehová Dios, establecido legalmente sobre “un nuevo pacto” mediado por el profeta semejante a Moisés. (Jeremías 31:30-33 [Jer 31:31-34, NM].)
12 Con el nuevo pacto surgió la necesidad de más libros inspirados que añadieran la información necesaria para los que iban a servir en el marco del nuevo pacto. Estos libros fueron las Escrituras Griegas Cristianas, escritas en su totalidad por judíos. Relatan la vida y las enseñanzas de Jesús, dan detalles acerca de muchas profecías de las Escrituras Hebreas y aclaran aspectos del Mesías y de la función que este cumple en el propósito divino. Incluyen, además, cartas de consejo y estímulo para el nuevo grupo internacional de adoradores.a
¿Fue Jesús el Mesías prometido?
13-16. ¿Qué convenció a muchos judíos del siglo I de que Jesús era el Mesías?
13 Pero ¿no rechazaron a Jesús los guías religiosos de su tiempo? Sí, e influyeron en las masas. Ahora bien, ¿no hicieran lo mismo también los líderes religiosos con Jeremías y otros profetas de su época? (Jeremías 7:25, 26; 20:1-6; 2 Crónicas 36:15, 16.) A los contemporáneos de Jesús que le creyeron y que examinaron directamente su enseñanza, sus obras y las profecías que hablaban de él, no les disuadió la oposición de los guías que veían amenazado su monopolio religioso. Lo que habían presenciado aquellos judíos sinceros les convenció de que en Jesús se cumplían las profecías mesiánicas. ¿Qué pruebas contundentes persuadieron a estos judíos del siglo I a afrontarlo todo, hasta la muerte, por confesar que Jesús era el Mesías prometido? (Juan 9:22; 16:2.)
14 Primero, el tiempo era el indicado. La profecía del capítulo 9 de Daniel sobre el Mesías indicaba que aparecería antes de la destrucción del segundo templo.b (Daniel 9:24-27.)
15 Segundo, el hombre era el indicado. Jesús era de la tribu de Judá y descendía del rey David. (Génesis 49:10; 1 Crónicas 17:11-14; compárese con Mateo 1:1-16; Lucas 3:23-31.) Además, había nacido en Belén, que, como entendían los judíos del siglo I, sería la cuna del Mesías.c (Miqueas 5:1 [Miq 5:2, NM]; compárese con Mateo 2:4-6; Lucas 2:1-7; Juan 7:42.) Todas estas eran importantes credenciales que los judíos de tiempos de Jesús esperaban ver en el Mesías para identificarlo.
16 Además, la enseñanza de este hombre era la indicada. No era política ni legalista, sino espiritual y ética.d En resumen, él iba al fondo de las cuestiones. Asimismo, se atrevió a apelar a las Escrituras como única autoridad final, en vez de recurrir a los dichos de guías religiosos anteriores, como era costumbre. Este proceder dejó atónitas a las muchedumbres, pues “les enseñaba como persona que tiene autoridad, y no como sus escribas”. (Mateo 7:29, NM.) Tan enérgica es la personalidad y tan clara la enseñanza que revelan las biografías de Jesús, que los historiadores se han visto impulsados a asegurar que no fue un personaje mítico.e
17-20. a) ¿Qué profecías de las Escrituras Hebreas hablaron del tiempo de la venida del Mesías y de su muerte en sacrificio? b) ¿Por qué era necesario que muriera el Mesías?
17 La pasión y muerte de Jesús cumplieron varias profecías de las Escrituras Hebreas cuyo carácter mesiánico se reconocía desde mucho tiempo atrás. Tales profecías enlazan la muerte del Mesías con la remisión de los pecados. En las Escrituras Griegas Cristianas se llama ‘sacrificio de rescate’ a la expiación efectuada por su muerte. (Mateo 20:28; Romanos 3:24.) ¿Cuáles fueron algunas de estas profecías?
18 Observe las palabras de la profecía de Daniel 9:24, 25 (DK): “Setenta semanas están determinadas en cuanto a tu pueblo, y en cuanto a tu santa ciudad, para acabar con la transgresión, y para poner fin a los pecados, y para hacer expiación de la iniquidad y para traer la justicia eterna [...] hasta el ungido [“Mesías”, hebreo: Ma·schí·aj] príncipe”. No se puede pasar por alto la conexión que establece el texto entre el “Mesías” (el Ungido) y el “acabar con la transgresión” y “poner fin a los pecados”. El Da 9 versículo 26 (DK) pasa a decir que “después de las sesenta y dos semanas será tajado [“cortado”, MK] el ungido”, es decir, será muerto. (Véase el recuadro de la página 26.)
19 Otro pasaje relacionado con el que se ‘cortara’ (es decir, matara) al Mesías como sacrificio expiatorio se halla en Isaías 52:13 a 53:12. (Véase el recuadro de la página 28.) Los rabíes del siglo I, al igual que Rambam (Maimónides) y otros doctos medievales, aplicaron este pasaje al Mesías. El texto deja bien claro que el perdón está vinculado al Mesías y a su muerte.
20 Por estas razones, muchos judíos entendieron sin dificultad la enseñanza de que la muerte del Mesías posibilitaría el perdón pleno del pecado ante Dios. Sabían que las Escrituras hablaban de la imperfección inherente al hombre. (Eclesiastés 7:20.) Percibían a diario la necesidad de un sacrificio expiatorio, que iba implícito en la estructura y en el carácter del pacto de la Ley. Los sucesos que narran las biografías de Jesús lo presentan como un hombre perfecto cuya muerte podía expiar el pecado de la humanidad.f (Mateo 20:28; Lucas 1:26-38.) Cuando las Escrituras Griegas Cristianas señalaron que los diversos sacrificios de la Ley prefiguraron este único sacrificio definitivo y pleno, cobraron más sentido la estructura de la Ley y otras porciones bíblicas.g (Hebreos 10:1-10.)
Al igual que Moisés, un profeta confiable
21, 22. a) ¿Qué datos históricos acerca de la destrucción de Jerusalén prueban que Jesús fue un profeta verdadero? b) ¿Cómo corroboran este hecho los sucesos históricos contemporáneos?
21 Además de explicar que la muerte de Jesús era un sacrificio de rescate, las Escrituras Griegas Cristianas hacen resaltar su función de ‘profeta como Moisés’. (Deuteronomio 18:18; véase la página 14, párrafos 17 al 19.) Como tal, profetizó la destrucción de Jerusalén y dio instrucciones a sus discípulos de abandonar la ciudad cuando la vieran sitiada. (Mateo 23:37–24:2; Lucas 21:20, 21.) Pero ¿cómo podrían huir de una población cercada? El historiador judío Yosef ben Mattatiyahu (Josefo), testigo ocular de los sucesos, da la respuesta: “Cestio [el comandante romano, 66 E.C.] retiró repentinamente sus tropas, renunció a sus esperanzas de tomar la plaza, aunque no hubiese sufrido ningún fracaso, y sin razones valederas abandonó la ciudad”.13 Su retirada dio a los cristianos la oportunidad de huir de Jerusalén. Cuatro años más tarde, en 70 E.C., las tropas romanas, comandadas esta vez por el General Tito, volvieron a asediarla. Jesús había profetizado con respecto a la ciudad que el enemigo edificaría ‘una fortificación de estacas puntiagudas y la rodearían y afligirían de todos lados’. (Lucas 19:43, NM.) Josefo confirma que Tito levantó tal fortificación, de casi ocho kilómetros de largo, lo que dejó el campo sin un árbol en dieciséis kilómetros a la redonda. La veracidad de las profecías de Jesús, en las que se daban instrucciones claras para no perecer a manos de los romanos, quedó probada al salvarse todos los que las siguieron. (Lucas 21:20-24.)
22 Jesús profetizó también que Dios eliminará la maldad y a sus causantes. En Lucas 21:24 (NM) habló de “los tiempos señalados de las naciones”, lo que indica que la tolerancia divina de la gobernación humana acabaría tras un plazo de tiempo.h Jesús también predijo que a los últimos días de la dominación del hombre los caracterizarían guerras, hambres, terremotos, pestes, delitos y violencia, y que antes de que se pusiera fin a esta dominación, habría una campaña educativa mundial para informar en todas las naciones que el gobierno divino estaría rigiendo desde el cielo. (Véase Mateo 24:3-14; Lucas 21:10, 11.) Los testigos de Jehová creen que esta gran señal compuesta ha sido patente desde 1914, cuando concluyeron “los tiempos señalados de las naciones”. Desde mucho antes, los Testigos habían anunciado que 1914 sería un año señalado de la historia humana. Cuando estalló la I Guerra Mundial en agosto de aquel año, vieron confirmadas sus expectativas. No es que algún Testigo hubiera tenido visiones divinas; llegaron a esta conclusión gracias al estudio diligente de las Santas Escrituras.
Educación de las naciones en los caminos de la paz
23. ¿Qué hizo posible que Jesús fuera el Rey nombrado del Reino de Dios?
23 No obstante, el hecho de que el Mesías ofreciera un sacrificio de rescate y fuera un profeta semejante a Moisés tendría un valor limitado si no cumplía el aspecto final de su papel en el propósito divino: ser el rey nombrado del Reino de Dios. (Isaías 9:5, 6 [Isa 9:6, 7, NM].) Pero ¿cómo podría Jesús ocupar ese puesto si moría? En conformidad con las profecías mesiánicas, Dios lo resucitó al tercer día después de su muerte. (Salmo 16:8-11; Isaías 53:10, 12; compárese con Mateo 28:1-7; Lucas 24:44-46; Hechos 2:24-32; 1 Corintios 15:3-8.) Le devolvió la vida, pero no como hombre, pues ya había sacrificado su vida humana perfecta, sino como espíritu poderoso, que esperaría a la diestra de Dios hasta que recibiera más instrucciones. (Salmo 110:1; Hechos 2:33-35; Hebreos 10:12, 13.)
24-26. ¿De qué manera cumplen los testigos de Jehová la profecía de Isaías?
24 El rey David escribió que ‘el pueblo de Dios se ofrecería voluntariamente’ cuando el Mesías iniciara su reinado. (Salmo 110:3.) Aunque la situación mundial ha ido empeorando desde el año señalado de 1914, también se ha cumplido la parte positiva de la profecía: el pueblo de Dios ha dedicado voluntariamente su tiempo a predicar ‘las buenas nuevas del reino en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones’. (Mateo 24:14, NM.) Por ejemplo: todos los años los Testigos pasan cientos de millones de horas hablando a la gente acerca del Reino de Dios y conduciendo estudios bíblicos gratuitos con los que tienen interés en examinar los hechos.
25 Todo ese tiempo se ofrece gratuitamente. Los que participan en la obra son de todos los antecedentes, de todas las edades y de casi toda profesión imaginable. Los describe Isaías 2:3: “Vendrán muchos pueblos que dirán: ‘Venid, y subamos a la montaña del Eterno [Hebreo: יהוה, Jehová]’”. Esta no es una mera campaña para “ganar almas”. Es un programa de educación internacional que tiene dos objetivos: 1) informar a gente de todas las naciones de que el Reino de Dios domina y explicarle qué hará en el futuro próximo, y 2) educar de manera gratuita a los que deseen examinar los hechos y servir al Dios vivo como él desea. El éxito de la obra y el cumplimiento de la profecía están garantizados. ¿Por qué? Porque el propio Jehová Dios lo respalda. (Zacarías 4:6.)
26 ¿No es lógico concluir que la obra de los testigos de Jehová cumple la profecía de Isaías 2:3? ¿Conoce usted a otro grupo que realice esta obra? ¿O cree que es pura coincidencia que millones de personas emplean parte de su tiempo en hablar de un mensaje profetizado hace unos 2.000 años, un mensaje que se proclamaría en un tiempo de conmoción sin precedente? Sí, en estos últimos días los testigos de Jehová han llegado a ser “luz de las naciones”. (Isaías 42:6; 49:6.) Forman la única hermandad internacional que sirve a Jehová Dios en unidad y paz bajo la dirección del Mesías, “la raíz de Jesé”, de quien proclaman que es la “señal enhiesta” para las naciones. (Isaías 11:10, NM.)
[Notas a pie de página]
a Algunas personas afirman que estos escritos se contradicen o están en desacuerdo con las Escrituras Hebreas. Pero un examen de las supuestas contradicciones muestra que esta afirmación no es cierta. De hecho, les aplica el mismo principio que a las “contradicciones” de las Escrituras Hebreas. (Véanse las páginas 6 y 8, párrafos 9-12.) Dado que los primeros cristianos —entre ellos los que escribieron los libros de las Escrituras Griegas— eran judíos, no fomentaron el antisemitismo más que los profetas judíos que los precedieron, quienes habían denunciado a los guías religiosos de su tiempo.
b Los judíos del siglo I entendían por lo general que esta profecía se cumpliría durante su tiempo. (Lucas 3:15.) En la obra De Termino Vitae (Sobre el fin de la vida), Menasseh ben Israel, rabí del siglo XVII, escribió: “Hay quienes toman las 70 semanas de modo que digan que tras su fin vendría el Mesías, quien los constituiría en señores de todo el mundo. Sin duda, todos los que en aquel tiempo tomaron las armas contra los romanos sostenían esa opinión”.
c El Tárgum, antigua paráfrasis judía en arameo, dice en Miqueas 5:1: “De ti [Belén] saldrá el Mesías delante de mí”.
d El historiador judío Joseph Klausner escribió: “Un hombre como Jesús, para quien el ideal ético lo era todo, había sido hasta entonces desconocido en el judaísmo de la época. [...] Así, su doctrina ética aparentemente va más allá del Pirké Avot y de otra literatura talmúdica y midráshica. No se pierde en un mar de prescripciones legales y puntos de información secular”.12
e Si se desea examinar un relato completo de la vida y el ministerio de Jesús, véase el libro El hombre más grande de todos los tiempos, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
f El apóstol Pablo llamó a Jesús el ‘segundo Adán’, cuya muerte expiaría el pecado que hemos heredado de Adán. (1 Corintios 15:45-47; Romanos 5:12, 15-19.) Si se desea más información sobre por qué era esencial esta provisión, véase la página 14, párrafos 15 y 16, y la nota.
g A la luz de lo explicado, la historia de Abrahán cobra nuevo significado. Dios no le pidió que matara a su hijo solo para probar su fe, sino para que fuera un drama simbólico que enseñara a los hombres que Él sacrificaría a una persona muy querida para beneficiarlos eternamente. Ofrecería a la propia Simiente de Abrahán, mediante la cual prometió que “se bendecirán [...] todas las naciones de la tierra”. (Génesis 22:10-12, 16-18, DK; compárese con Juan 3:16.) La similitud y el concepto son tan claros y específicos que no pueden atribuirse a la coincidencia ni a la invención humana.
h Al mencionar “los tiempos señalados de las naciones”, Jesús se refería evidentemente a la profecía de Daniel 4:10-34 (Da 4:10-37, NM). Esta se explica con detalle en Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, págs. 1117-1121, y “Venga tu Reino”, capítulo 14 y apéndice, obras editadas por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Recuadro en la página 26]
¿QUIÉN ERA EL ‘UNGIDO’? ¿CUÁNDO VENDRÍA?
Daniel 9:24: “Setenta semanas fueron decretadas sobre tu pueblo”.
◆ ¿Qué propósito tiene este período?
“Para que fenezca el pecado y pueda perdonarse la iniquidad, y para traer justicia eterna, y sellar visión y profecía”. Tan solo por estas palabras, cabría esperar que esta fuera una de las profecías más importantes de las Escrituras.
Da-niyye-l (Daniel) 9:26 (DK): “Después de las sesenta y dos semanas será tajado [cortado, MK] el ungido [“Mesías”; hebreo: Ma·schí·aj], y no vivirá”. Observe que se cortaría (mataría) al Mesías antes de la destrucción del segundo templo, en 70 E.C., tal como pasa a decir el versículo: “Y el pueblo de otro príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario”.
◆ ¿Cómo entienden los comentaristas judíos esta profecía?
No hay una interpretación oficial que cuente con la aceptación unánime de los comentaristas judíos. Algunos tratan de relacionar ciertas porciones con el regreso del exilio en Babilonia (537 a.E.C.); otros, con el período de la rebelión macabea contra las fuerzas helenizantes (168-165 a.E.C.); hay quienes la relacionan con la destrucción del segundo templo por los romanos en 70 E.C., y otros, con una venida futura del Mesías.
En general, se podría decir que las interpretaciones judías actuales son deficientes en dos aspectos fundamentales:
1. Suelen restar importancia a esta profecía y pasar por alto el propósito que se declara: acabar con el pecado y la iniquidad y traer justicia eterna.
2. Mientras que a Daniel se le dio esta profecía de forma que se pudiera calcular en qué tiempo se cumpliría, ninguna de estas explicaciones habituales se ajusta con exactitud a un cálculo cronológico razonable. (Compárese con Daniel 9:2.)
◆ ¿Hay alguna explicación de esta profecía que armonice con el propósito que se declara y con los hechos históricos?
Note la siguiente:
Setenta semanas: Los comentaristas judíos entienden, casi universalmente, que son semanas de años, es decir, 490 años. Este significado se conforma al cálculo profético de las Escrituras: “Un año por cada día”. (Números 14:34; Levítico 25:8; Ezequiel 4:6.)
◆ “Desde que salga la orden para restaurar y reedificar a Jerusalén.” (Daniel 9:25.): Nehemías indica que en el año vigésimo del rey Artajerjes recibió la comisión de restaurar y reedificar Jerusalén. Este año fue 455 a.E.C. (Nehemías 2:1-8; véase Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, páginas 652-654, 1015, 1016, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.)
Siete semanas: Estas siete semanas (de años, o sea, 49 años) se refieren al período que se empleó en restaurar la ciudad, Jerusalén.
Sesenta y dos semanas: Las sesenta y dos semanas (de años, o sea, 434 años) se refieren al período transcurrido entre la finalización de la ciudad y la llegada del Mesías.i
Con la suma de los dos períodos, obtenemos 69 semanas de años, es decir, 483 años. Si contamos desde 455 a.E.C., el fin de la semana 69 cae en 29 E.C.
29 E.C.: Un judío llamado Jesús (Hebreo: Yeshua), nacido en Belén y criado en Nazaret, del linaje de David, emprende su predicación por toda la tierra de Israel. (Lucas 3:1-3, 21, 22.)
◆ “Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado”. (Daniel 9:26, NM.): En el año 33 E.C., tras predicar durante tres años y medio Jesús fue muerto. Este suceso corresponde a lo que dice Daniel 9:27.
◆ “Hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Daniel 9:27, NM.): Jesús dijo que moriría en sacrificio. (Mateo 20:28.) A la vista de Dios, su muerte puso fin a los sacrificios que se ofrecían bajo el pacto de la Ley. (Hebreos 8:1-13.) La muerte en sacrificio de Jesús sentó la base de todo lo que se menciona en Daniel 9:24.
Traería perdón de los pecados.
Confirmó las promesas y profecías divinas.
Sentó la base legal, en conformidad con las normas de Dios, para que hubiera justicia eterna en el futuro.
Tal como indicaba la profecía, todo ocurrió antes de la destrucción del segundo templo.
En vista del propósito que se declaró, ¿no sería deficiente toda otra explicación?
El apuntar a un cumplimiento futuro de la profecía la alejaría mucho del período indicado de 70 semanas de años, y tal cumplimiento no ocurriría antes de la destrucción del segundo templo de Jerusalén.
[Nota a pie de página]
i La puntuación del texto hebreo actual (el hebreo original no tenía puntos vocálicos ni puntuación), que da lugar a entender de manera diferente el modo de dividir el tiempo, no es original, sino una adición de los escribas medievales, que al parecer reaccionaron contra la interpretación de que el texto se cumplía en Jesús.
[Recuadro en la página 28]
¿QUIÉN ES “MI SIERVO”?
“He aquí [...] Mi siervo [...]. Despreciado y desechado de los hombres [...], y no hicimos aprecio de él. Ciertamente él ha llevado nuestros padecimientos, y con nuestros dolores él se cargó [...]. Pero fue traspasado por causa de nuestras transgresiones, quebrantado por causa de nuestras iniquidades [...]. Nosotros todos, como ovejas, nos hemos extraviado; [...] y el Señor cargó sobre Él [“había hecho recaer en él”, MK] la iniquidad de todos nosotros [...], aunque no hizo violencia, ni hubo engaño en su boca. [...] Mi justo siervo [...] justificará a muchos; pues que él mismo cargará con las iniquidades de ellos [...]; por cuanto derramó su alma hasta la muerte, y con los transgresores fue contado: y él mismo llevó [...] el pecado de muchos, y por los transgresores oraba.” (Isaías 52:13–53:12, DK.)
En este pasaje, Isaías presenta el cuadro de una persona plenamente pura e inocente cuyo sufrimiento y muerte expiaría los pecados de su propia nación, que no lo tendría en la debida estima.
Sin embargo, la mayoría de los comentaristas judíos actuales aceptan como indiscutible el hecho de que el pasaje se refiere a la nación de Israel en su totalidad o a un grupo justo de ella.
La pregunta que surge es: ¿Ha encajado alguna vez en esa descripción la nación de Israel, o siquiera parte de ella, o aplica lo dicho a una persona?
No hay constancia de que durante los más de 800 años que transcurrieron desde que Isaías escribió esta profecía (c. 732 a.E.C.), algún judío o rabí enseñara que el “siervo” fuera una colectividad. En aquel tiempo se entendía universalmente que la profecía aplicaba a una persona, que, según la creencia general, era el Mesías.
Observe además esta cita del prólogo del libro The Fifty-Third Chapter of Isaiah According to the Jewish Interpreters (El capítulo 53 de Isaías según los intérpretes judíos): “La exégesis que se conserva del período que concluye a finales de la época de los amoraítas [hasta el siglo VI E.C.] indica que entonces era frecuente, y quizás hasta general, suponer sin cuestionarlo que aludía a la persona del Mesías, interpretación que, por supuesto, recoge algún tiempo después el Tárgum”. (Edición de H. M. Orlinsky, 1969, pág. 17.)
¿Qué motivo habría para rechazar el entendimiento más natural —que se refiere a una persona, al Mesías— y reinterpretar el texto? ¿No sería simplemente para que no se relacionara esta profecía con Jesús, el judío del siglo I que encajaba en todo detalle con la descripción?
[Recuadro/Fotografía en la página 25]
Los testigos de Jehová, como los de esta fotografía, tomada a orillas del mar de Galilea (Israel), también están activos en todo el mundo invitando a gente de todas las naciones a aprender más de los propósitos y requisitos de Dios.