Los jóvenes preguntan...
“Honra a tu padre y a tu madre”; pero ¿por qué?
“ERES tan testaruda que no puedo hacer carrera de ti —dijo, exasperado, el padre de Veda—. No me respetas. Estás jugando con fuego.” Veda estaba saliendo con un muchacho que usaba drogas y bebía en exceso. Frecuentaba las discotecas hasta la madrugada. Aunque su padre la había advertido firmemente, no hacía caso.
“Yo pensaba que él era demasiado estricto —dijo Veda—. En aquel entonces, tenía dieciocho años y, como me creía mayor, pensaba que lo sabía todo. Creía que mi padre era cruel y que no quería que me divirtiera; por eso salía y hacía lo que me parecía bien.”
Otra joven, llamada Gina, escribió: “Mi padre bebía mucho, y a causa de las frecuentes discusiones a gritos de mis padres, no podía dormir. Me metía en la cama a llorar. No podía decirles lo que pensaba sobre aquella situación porque, probablemente, mi madre me hubiese pegado. La Biblia dice ‘honra a tu padre’, pero yo no puedo”.
Tal vez, como en el caso de Veda y de Gina, a ti también se te haga difícil honrar a tus padres. Puede que ellos te exijan cosas que te parezcan irrazonables, o que su comportamiento sea un mal ejemplo para ti. Sin embargo, el mandato bíblico dice claramente: “Honra a tu padre y a tu madre”. (Efesios 6:2.) ¿Qué implica este consejo exactamente? ¿Hay razones válidas para cumplir este mandato aun cuando los padres hagan que sea difícil honrarlos?
¿Qué significa “honrar”?
“Honrar” implica reconocer a una autoridad debidamente constituida. Por ejemplo: a los cristianos se les ordena: “Den honra al rey”. (1 Pedro 2:17.) Puede que uno no esté de acuerdo con las decisiones de un determinado gobernante, pero aun así, se ha de respetar el puesto que ocupa. En el núcleo familiar, Dios ha investido a los padres con un grado de autoridad como representantes suyos. Por lo tanto, los hijos creyentes deben honrar dicha autoridad. Pero de los hijos se espera más que solo un respeto formal.
El verbo griego original del que se traduce el término “honra” en la Biblia significa, básicamente, atribuir a una persona un gran valor. En consecuencia, debes ver a tus padres como personas de gran valor, tenerles en alta estima y han de ser entrañables para ti. Esto requiere que tengas por ellos sentimientos tiernos y de agradecimiento. “¿Pero cómo puedo tener esos sentimientos cuando mis padres me hacen la vida tan difícil?”, tal vez preguntes.
¿Por qué debes honrar a tus padres?
En primer lugar, por lo que se dice en Proverbios 23:22: “Escucha a tu padre, que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre”. Ten presente que, según cálculos, anualmente se practican cincuenta y cinco millones de abortos por todo el mundo. El mero hecho de que tus padres te hayan permitido nacer es una razón suficiente para honrarlos. Gregory, un joven que por algún tiempo fue muy irrespetuoso, reconoció: “Comencé a darme cuenta de todo lo que mi madre había hecho por mí. Le agradezco a Jehová Dios el que ella no abortara o me arrojara al cubo de la basura cuando yo aún era un bebé. Tuvo que criar sola a seis hijos. Sé que esto fue duro para ella”.
Además, criar hijos no solo es “duro”, sino también, caro. Según un informe canadiense, el costo que supone para un matrimonio criar a un solo hijo hasta la edad de dieciocho años asciende a, por lo menos, 66.400 dólares. Piensa en el espíritu de abnegación que tus padres han demostrado a fin de proporcionarte comida y ropa. Gregory comentó: “En una ocasión, lo único que teníamos para comer era una lata de maíz en conserva y un poco de sémola. Mi madre nos lo preparó, pero ella no comió. Me fui a la cama con el estómago satisfecho, pero me preguntaba por qué mamá no había comido nada. Ahora que tengo mi propia familia, puedo darme cuenta de que ella se sacrificó por nosotros. Me pregunto si yo sería capaz de hacer lo mismo. Me admiro de que ella fuese capaz de hacerlo”.
No hay duda de que tus padres también han pasado muchas noches sin dormir, cuidándote mientras estabas enfermo. Te han cambiado de pañales centenares de veces y te han lavado toneladas de ropa sucia. No obstante, a unos doscientos mil norteamericanos se les preguntó cuántos hijos tendrían si tuviesen que criar de nuevo una familia. Un 54% contestó: “Volveríamos a tener el mismo número de hijos”. Solo un 6% dijo: “Ninguno”.
De modo que tus padres te han dado la vida y te han cuidado. Ciertamente merecen tu respeto y honra.
Padres problemáticos
Pero, ¿y si tus padres no dan un buen ejemplo debido a que, tal vez, tengan mal genio, sean dados a la bebida o inmorales? Como es de esperar, esto te ocasionará sufrimientos. ¿Cómo puedes honrar a padres así?a
Puede que tus padres, como personas imperfectas, tengan problemas o defectos de personalidad serios. (Eclesiastés 7:20.) Sin embargo, a pesar de sus defectos, Dios les ha conferido un determinado grado de control sobre tu vida. Él requiere que honres su autoridad. Recuerda: Él ha dicho que se ha de conceder honra aun a los gobernantes. (Romanos 13:7.) Esto requiere que mires más allá de su conducta y prestes atención al puesto o responsabilidad que desempeñan. Por lo tanto, si crees que uno de tus padres está haciendo un uso indebido de su autoridad, en lugar de tratarlo irrespetuosamente, intenta permanecer calmado. (Véase Eclesiastés 10:4.) Deja esa situación en las manos de Dios, porque “ciertamente el que haga injusticia recibirá de vuelta lo que haya hecho injustamente, y no hay parcialidad”. (Colosenses 3:25.)
Debes aceptar el hecho de que mientras tu padre se encargue de tu sustento, él es el responsable de la familia. En Eclesiastés 8:3, 4 se dice: “Todo aquello que él [quien tiene la autoridad] se deleita en hacer lo hace, porque la palabra del rey es el poder de control”. Si te rebelas contra ese principio, tienes las de perder.
¿Cómo puedes evitar, entonces, que se desarrolle el resentimiento? Trata de entender por qué tus padres actúan de una determinada manera. Además, piensa en los beneficios que ellos te proporcionan. Por ejemplo: Dody, una joven cuya madre era una mujer insensible y cuyo padrastro era alcohólico, escribió: “Tal vez nuestra madre nunca nos mostró amor debido a que en su infancia sufrió muchos maltratos y nunca le enseñaron a amar. Mi padrastro se interesaba en lo que hacíamos cuando estaba sobrio, pero eso era muy infrecuente. Sin embargo, aun así, mi hermana y yo siempre tuvimos un techo bajo el cual vivir y una despensa llena”. Por lo tanto, Dody tiene una conciencia tranquila al saber que hizo cuanto pudo por honrar a sus padres.
Mostrar respeto a una persona no significa, necesariamente, que uno concuerde con ella. Eclesiastés 8:2 dice: “Guarda la misma orden del rey [o los padres], y eso por consideración al juramento de Dios”. Mientras esa orden no implique una violación de la ley divina, demuestra que amas a Dios por medio de cumplirla. “Sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor.” (Colosenses 3:20.)
Además, aunque el ejemplo de uno de tus padres sea malo, no concluyas que todo lo que te dice es malo. En el tiempo de Jesucristo, los líderes religiosos que tenían la autoridad de enseñar la Palabra de Dios habían llegado a estar muy corrompidos. No obstante, Jesús dijo a la gente: “Todas las cosas que les digan, háganlas y obsérvenlas, pero no hagan conforme a los hechos de ellos”. (Mateo 23:1-3, 25, 26.) Al respetar el consejo que se les daba, basado en la Palabra de Dios, serían bendecidos por Él. Esto también puede ser cierto en tu caso si respetas el consejo piadoso de tus padres.
‘Mi padre tenía razón’
Con el transcurso del tiempo, Veda cambió de actitud hacia sus padres. Pero tuvo que aprender de la peor manera. Yendo en automóvil con su novio, quien había fumado marihuana y bebido mucha cerveza, perdieron el control del vehículo. Colisionaron contra un poste de la luz a una velocidad de casi 100 kilómetros por hora: el coche quedó destrozado y Veda sufrió una profunda herida en la frente. Su novio huyó del lugar del accidente y ni siquiera se presentó en el hospital para verla.
“Cuando mi padre llegó con mi madre al hospital —reconoció Veda—, le dije que había tenido razón en todo cuanto me había dicho y que debí haberle hecho caso mucho antes.” A partir de ese momento, Veda se resolvió a honrar a sus padres. “No fue nada fácil —admitió—, porque aún deseaba ir a las discotecas y se me hacía aburrido permanecer en casa. Pero quería agradar a Dios. Había cometido un gran error y casi me había costado la vida, de modo que oré a Jehová para que me ayudara a cambiar de actitud.”
Veda aprendió una lección vital: respetar la autoridad debidamente conferida. El no aprender esta lección ha ocasionado que muchos no hayan tenido éxito en la escuela, en conservar un empleo o en disfrutar de un matrimonio feliz. Veda, que ahora disfruta de una vida matrimonial dichosa, dijo: “El aprender a respetar a mi padre, aun cuando no era fácil, ha sido una ayuda determinante para sujetarme a mi esposo”. En efecto, tanto el disfrutar de una relación agradable con otras personas como el tener una buena conciencia ante Dios son recompensas que resultan de aprender a honrar a tus padres.
[Nota a pie de página]
a Este artículo no se refiere a situaciones del todo intolerables, en las que un joven se halle sometido a maltrato físico o a abusos deshonestos. En tales circunstancias, puede que el niño necesite buscar ayuda especializada fuera de casa. Véase el artículo “El incesto... el delito oculto”, publicado en el número del 22 de junio de 1981.
[Fotografía en la página 23]
El reflexionar en lo que tus padres han hecho por ti a través de los años debería impulsarte a honrarlos