La verdadera esperanza para los niños
“Ya no habrá niños de unos cuantos días de vida [...]. Ya no se cansarán en vano, ya no echarán niños al mundo para ser desdichados; porque serán raza bendecida del Señor.” (Isaías 65:20, 23, Sagrada Biblia, Agustín Magaña.)
A PESAR de los loables esfuerzos del hombre por mejorar la situación, millones de recién nacidos siguen condenados a “ser desdichados”. Pero no siempre será así. La profecía de Isaías no solo nos asegura que llegará el día en que todos los niños tendrán garantizado su futuro, sino que también explica cómo se alcanzará ese objetivo.
En Isaías 65:17, Dios dice: “Voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón”. A fin de atender adecuadamente a los niños del mundo, se necesitan tanto unos “nuevos cielos” como una “nueva tierra”.
Esta “nueva tierra” es una nueva sociedad de personas que se adhieren a los principios que Jesucristo enseñó, como el que se desprende de estas palabras suyas: “Cualquiera que reciba a uno de tales niñitos sobre la base de mi nombre, a mí me recibe”. (Marcos 9:37.) Desde luego, una sociedad que tratara a todos los niños como si fuesen el propio Cristo sería “una nueva tierra”. Ya hay millones de personas que están procurando obrar precisamente así, y han conseguido dar esperanza a algunos de los niños del mundo.
Niños que ya tienen esperanza
Tshepo vivía junto con sus cuatro hermanos mayores en un suburbio de África del Sur. Con solo un año de edad, ya tenía el característico vientre hinchado de un niño desnutrido. Sus padres despilfarraban en cerveza una buena parte de sus exiguos ingresos, tratando en vano de ahogar sus penas. Tshepo raras veces tomaba una comida caliente, y se le dejaba jugar entre las basuras y las latas de cerveza vacías que había desparramadas por toda la casa.
Parecía que a Tshepo le esperaba un futuro sombrío; pero sucedió algo que cambió la manera de pensar de sus padres. Un vecino llamado George les impartió un curso gratuito de educación bíblica. Los resultados fueron impresionantes: su adicción a la bebida desapareció, limpiaron la casa, la familia tomaba a diario una comida caliente y a Tshepo y a sus hermanos se les empezó a ver limpios, vestidos adecuadamente y felices.
George ayudó a la familia de Tshepo porque, como testigo de Jehová, siente una responsabilidad para con todas las personas, incluidas las menos afortunadas. Por supuesto, requirió mucho tiempo y paciencia ayudar a los miembros de esta familia a cambiar su estilo de vida y enseñarles nuevos valores basados en la Palabra de Dios. Pero George opina que el esfuerzo mereció la pena, especialmente cuando ve la diferencia que dicha educación ha supuesto para los niños.
En el municipio mexicano de San Salvador Atenco vivía un campesino llamado José, padre de nueve hijos. Era un bebedor empedernido, y sus hijos le temían porque se volvía violento cuando se emborrachaba. La casa siempre estaba sucia, y el patio servía de corral para los burros y los cerdos, aunque también se paseaban por la casa cuando les apetecía. A causa de la suciedad, los niños sufrían de infecciones gastrointestinales y a veces tenían el cuerpo cubierto de úlceras supurantes.
Pero cuando José empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, la situación cambió. Dejó de beber en exceso y llegó a ser un verdadero padre para sus hijos. “Ahora hasta podemos jugar con mi papá”, exclama con orgullo uno de los hijos menores. Su casa ya no es una de las más sucias del lugar, sino de las más limpias. Los cerdos y los burros están en una parcela, y la familia ha adoptado la costumbre de siempre hervir el agua que beben. Como sus hábitos de higiene son mejores, los hijos están mucho más sanos y son mucho más felices.
Estos dos ejemplos indican que muchas veces la clave para ayudar a los hijos está en ayudar a los padres. La Cumbre Mundial en favor de la Infancia reconoció que “la responsabilidad principal de proveer amor, cuidados y protección a los niños la tiene la familia”. El que las familias amen, cuiden y protejan a sus hijos depende tanto de la educación como de los ingresos.
La transformación de un niño de la calle
Domingos, un niño brasileño, solo tenía 9 años cuando su padre falleció. Su madre volvió a casarse, y a él lo enviaron sin más a un orfanato. Debido al trato severo que recibió allí, decidió unirse a un grupo que planeaba escapar. Cuando su madre se enteró, lo sacó y se lo llevó a casa; pero las palizas que le daba su padrastro lo convencieron de que debía marcharse de allí. Se convirtió en uno de los miles de niños de la calle que viven en São Paulo y trabajan de limpiabotas, venden dulces o hasta reparten droga para sobrevivir.
La primera vez que Domingos entró en un Salón del Reino de los Testigos de Jehová se mostró desconfiado y sin modales, lo cual no sorprende en vista de su pasado. Sin embargo, varios Testigos adultos se ganaron su confianza, y mediante un estudio personal de la Biblia, le ayudaron a adquirir un nuevo conjunto de valores. Con el tiempo aprendió que podía confiar en Dios y en otras personas. Los Testigos le ayudaron a conseguir un empleo, primero de ayudante de albañil y luego de mensajero. Ahora, después de varios años, es un ministro cristiano de tiempo completo.
Estos ejemplos indican que una sociedad que se interesa por los demás puede aliviar parte del sufrimiento de los niños del mundo. Por supuesto, los testigos de Jehová se dan cuenta de que los esfuerzos humanos nunca podrán erradicar por completo las desdichas. La solución definitiva a los problemas de los niños del mundo requeriría una capacidad sobrehumana, recursos ilimitados y una autoridad mundial.
“Nuevos cielos” para un mundo mejor
Solo Dios puede suministrar una solución completa. Por esta razón, la profecía de Isaías explica que la “nueva tierra” estará acompañada de unos “nuevos cielos”. En la Biblia aparece varias veces la promesa del establecimiento de “un nuevo cielo” o “nuevos cielos”. (Isaías 65:17; 2 Pedro 3:13; Revelación 21:1.) En todos los casos la instauración de estos “nuevos cielos” se presenta como un paso fundamental para eliminar el sufrimiento y hacer que en la Tierra reine la justicia. ¿Qué son exactamente estos “nuevos cielos”?
La Biblia utiliza muchas veces la palabra “cielos” como sinónimo de gobernación, sea de Dios o del hombre. (Compárese con Daniel 4:25, 26.) Este nuevo gobierno es un Reino celestial, el Reino de Dios, aquel por el que Jesús enseñó a sus seguidores a orar. (Mateo 6:10.) El Reino de Dios tendrá el poder de eliminar toda desdicha que pueda amenazar a los niños del mundo, y estará firmemente resuelto a hacerlo.
¿Por qué podemos estar tan seguros de ello? Porque los gobiernos reflejan la personalidad de sus gobernantes. Por consiguiente, el Reino de Dios gobernará en armonía con las normas de Dios y de su Hijo Jesucristo, el rey que él ha nombrado. Ambos han manifestado interés amoroso en el bienestar de los niños. (Salmo 10:14; 68:5; Marcos 10:14.)
Mientras esperamos con anhelo este Reino prometido, es decir, los “nuevos cielos”, podemos contribuir a mejorar las circunstancias de los niños de nuestro vecindario. Como bien se dijo al concluir la Cumbre Mundial en favor de la Infancia, “no puede haber tarea más noble que la de dar a todos los niños un futuro mejor”.
[Fotografías en la página 10]
La solución definitiva a los problemas de los niños del mundo requeriría una capacidad sobrehumana. Tal solución solo la puede suministrar Dios
[Recuadro en la página 11]
Un programa práctico para ayudar a los niños
La obra educativa de los testigos de Jehová ofrece ayuda práctica y duradera a los niños. A continuación pueden verse algunos aspectos de este programa:
Educación para adultos. Abarca un curso de alfabetización para padres que no saben leer ni escribir, junto con una amplia instrucción bíblica destinada a inculcar valores esenciales para el cuidado apropiado de los hijos.
Consejos para la familia. La Biblia exhorta a los padres —hasta a los que son sumamente pobres— a cuidar de todos sus hijos, en lugar de enviarlos a vivir con otros parientes. El libro Cómo lograr felicidad en su vida familiar ha sido de gran utilidad para familias con problemas especiales.a
Se fomenta la participación de los niños y se les orienta. Cuando los propios niños participan en la educación, la atención de la salud y las medidas de saneamiento, se obtienen resultados mucho mejores. Los Testigos estudian la Biblia con muchos niños valiéndose de publicaciones concebidas especialmente para ellos —como Mi libro de historias bíblicas y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas—, con el fin de ayudarlos a tratar diferentes problemas en casa y a mejorar su higiene personal.b
Instrucción en cuestiones de higiene y salud. Los testigos de Jehová publican la revista ¡Despertad! en 74 idiomas, y en ella aparecen regularmente artículos sobre el cuidado de la salud.
Labores de socorro. En situaciones de emergencia, los testigos de Jehová organizan rápidas operaciones de socorro para dar ayuda directamente en la zona afectada.
[Notas a pie de página]
a Publicados por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
b Publicados por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.