TIESTO
Tejuela. Casco o trozo de vasija rota; fragmento de vasija de barro. Aunque la palabra hebrea jé·res a veces aplica a una vasija o frasco de barro que no está roto (Nú 5:17; Jer 19:1), posiblemente está relacionada con una palabra árabe que significa “raspar” o “rayar”, y por lo tanto puede denotar algo áspero, como un tiesto. Cuando Satanás hirió a Job con “un divieso maligno” desde la coronilla de la cabeza hasta la planta del pie, Job “procedió a tomar para sí un fragmento de vasija de barro con el cual rasparse” (Job 2:7, 8); y se dice concerniente a Leviatán: “Como fragmentos puntiagudos de vasijas de barro son sus partes inferiores”. (Job 41:1, 30.)
Los griegos aplicaron el término ó·stra·kon (que aparece en la Septuaginta en Job 2:8) a tejuelas en las que escribían los votos.
Descubrimientos arqueológicos. Los tiestos o fragmentos de vasijas de barro componen la mayor cantidad de objetos que han hallado los arqueólogos durante las excavaciones de los lugares antiguos. En el pasado, podía usarse un trozo de vasija rota a modo de rastrillo para recoger cenizas, o a modo de cucharón para sacar agua. (Isa 30:14.) Pero antiguamente, tanto en Egipto como en Mesopotamia y otras partes del Oriente Medio, las tejuelas se empleaban especialmente como materiales económicos sobre los que escribir. Por ejemplo, se usaron fragmentos de vasijas de barro para las famosas Cartas de Lakís, en las que figura repetidas veces el nombre divino Jehová en la forma del Tetragrámaton (YHWH). Los arqueólogos han encontrado en Egipto numerosos fragmentos de piedra caliza y alfarería en los que aparecen dibujos e inscripciones realizados con tinta (generalmente, en escritura jeroglífica cursiva), muchos de ellos de los siglos XVI a XI a. E.C., de modo que algunos posiblemente datan del tiempo de Moisés y la esclavitud de Israel en Egipto. Las inscripciones consisten en historias, poemas, himnos, etc., algunas de las cuales probablemente se hicieron como lecciones escolares. Al parecer, la gente utilizaba los fragmentos de alfarería como material para escribir, igual que actualmente se usa el bloc de notas u otros trozos de papel, y en ellos registraban cuentas, transacciones, contratos matrimoniales, casos legales y muchos otros asuntos.
Más de 60 ostraca inscritos con tinta en escritura paleohebraica fueron descubiertos en las ruinas del palacio real de Samaria. Al parecer son registros de la producción vinícola, muchos de los cuales posiblemente datan del tiempo de Jeroboán II. En ellos aparecen nombres de lugares y personas, y entre estos últimos se cuentan algunas formas compuestas de los nombres Baal, El y Jehová.
Los ostraca griegos hallados en Egipto incluyen varias clases de documentos, pero principalmente ingresos recibidos por impuestos. Dan una cierta idea de cómo era la lengua griega que hablaba el pueblo común de esa tierra durante las épocas tolemaica, romana y bizantina, y también han servido de ayuda en el estudio de la koiné que emplearon los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas. Veinte ostraca griegos hallados en el Alto Egipto tenían inscritas porciones de los cuatro evangelios que probablemente datan del siglo VII E.C.
Usados en ilustraciones. Los tiestos también se usaban de manera figurada en las Escrituras. David, angustiado y rodeado de enemigos, dijo en un salmo profético referente a los sufrimientos del Mesías: “Mi poder se ha secado como un fragmento de vasija de barro”. (Sl 22:11-15.) Los artículos de arcilla se endurecían por el proceso de cocción y quedaban muy secos y quebradizos.
Los métodos de vidriado debían ser comunes en los días del rey Salomón, puesto que en Proverbios 26:23 se dice: “Como vidriado de plata que recubre un fragmento de vasija de barro son los labios fervientes junto con un corazón malo”. Igual que un “vidriado de plata” ocultaba la vasija de barro que recubría, los “labios fervientes” podían ocultar “un corazón malo” cuando la amistad solo era fingida.
Jehová advirtió a Oholibá (Jerusalén) que se la llenaría de borrachera y desconsuelo al beber la copa que su hermana Oholá (Samaria) había bebido. Judá apuraría esta copa figurativa, pues el juicio de Dios iba a ejecutarse completamente sobre ella. Por eso Dios dijo mediante Ezequiel: “Y la tendrás que beber y escurrir, y roerás sus fragmentos de vasija de barro”. (Eze 23:4, 32-34.)
Las siguientes palabras muestran la estulticia de que el hombre se queje de Dios y halle defectos en el modo divino de hacer las cosas: “¡Ay del que ha contendido con su Formador, como un fragmento de vasija de barro con los otros fragmentos de vasija de barro del suelo! ¿Debe el barro decir a su formador: ‘¿Qué haces?’? ¿Y tu logro decir: ‘No tiene manos’?” (Isa 45:9, 13.)