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Los océanos, ¿quién puede salvarlos?¡Despertad! 1989 | 22 de julio
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Su mandato de ‘sojuzgar la Tierra’ no daba permiso al hombre para destruirla, sino que le confería un puesto de mayordomía, una responsabilidad de cuidarla y cultivarla. Al fin y al cabo, si al mandar a la humanidad que ‘sojuzgara la Tierra’ Dios se hubiese referido a que debíamos transformarla en el nido de suciedad y contaminación que casi es hoy, ¿por qué dio a Adán y Eva el paradisiaco jardín de Edén para que lo utilizasen de modelo? ¿Y por qué dijo Dios al hombre que “lo cultivara y lo cuidara” y con el tiempo extendiera sus límites, sojuzgando los “espinos y cardos” que crecían fuera de este modelo? (Génesis 2:15; 3:18.)
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Los océanos, ¿quién puede salvarlos?¡Despertad! 1989 | 22 de julio
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La mayordomía instituida en Edén hace unos seis mil años no es obsoleta. Cualquier persona de hoy día que respete al Creador puede manifestar dicha mayordomía si cuida Sus obras y no ensucia despreocupadamente el medio ambiente. Todos podemos ayudar a mantener limpios los océanos (véase el recuadro). No obstante, lo lamentable es que este sistema mundial está organizado de forma que si alguien no quisiera contribuir en absoluto a la contaminación de la Tierra y los mares tendría que hacerse ermitaño, vivir aislado en alguna zona deshabitada. Los que desean imitar a Jesús no tienen esa opción, ya que su ministerio no se lo permite. (Mateo 28:19, 20.)
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