Preguntas de los lectores
◼ ¿Tuvo relaciones inmorales la joven judía Ester con el rey persa para ganar su favor y así obtener ventajas?
Puede que algunos hayan llegado a esa conclusión debido a ciertos informes seglares, pero el registro confiable de la Biblia contradice tal suposición.
El historiador judío Flavio Josefo da un informe seglar de que Vasti, la reina persa, rehusó comparecer ante su esposo, Asuero. Por consiguiente, el rey, evidentemente Jerjes I, del siglo V a.E.C., rechazó airadamente a Vasti y concordó en que se buscara una nueva reina por todo el imperio. Se reunió a hermosas vírgenes jóvenes que recibieron un largo tratamiento de belleza.
“Cuando [el eunuco del rey] consideró que las vírgenes ya estaban suficientemente preparadas, y que ya merecían pasar a la cama del rey, todos los días enviaba una de ellas para que se acostara con el rey. Este, después de haber estado con ella, la devolvía al eunuco. Cuando llegó el turno a Ester, se enamoró de la joven y la tomó como esposa legítima y celebró su matrimonio con ella” (Antigüedades de los judíos, tomo II, página 242, Libros CLIE).
Por este relato seglar uno pudiera creer que las vírgenes tuvieron relaciones inmorales con el rey y que la única diferencia en el caso de Ester fue que su inmoralidad llevó a que se casara y llegara a ser la reina. Sin embargo, la Biblia nos da información más exacta y satisfactoria.
Después de describir los tratamientos de belleza, la Biblia dice: “Entonces, cumplidas estas condiciones, [cada] joven misma entraba a donde el rey. [...] Al atardecer ella misma entraba, y por la mañana ella misma regresaba a la segunda casa de las mujeres a cargo de Saasgaz el eunuco del rey, el guardián de las concubinas. No entraba más a donde el rey a no ser que el rey se hubiera deleitado en ella y ella hubiera sido llamada por nombre”. (Ester 2:13, 14.)
Las Escrituras dicen que Ester “fue llevada” a “la casa de las mujeres” para someterse al largo régimen de belleza que se había ordenado: “Entonces Ester fue llevada al rey Asuero [...] Y el rey llegó a amar a Ester más que a todas las demás mujeres, de manera que ella se granjeó más favor y bondad amorosa ante él que todas las demás vírgenes. Y él procedió a poner el adorno de realeza sobre la cabeza de ella y a hacerla reina en lugar de Vasti”. (Ester 2:8, 9, 16, 17.)
¿Notó usted, según el relato bíblico, adónde fueron llevadas las mujeres después de haber pasado la noche con el rey? ‘A la segunda casa de las mujeres a cargo del guardián de las concubinas.’ De modo que habían llegado a ser concubinas. Mardoqueo, el escritor del libro bíblico de Ester, era hebreo, y entre su pueblo en aquellos días una concubina ocupaba la posición de esposa secundaria. La ley divina estipulaba que un israelita podía tomar a una joven extranjera que hubiera sido capturada durante una guerra y hacerla su concubina, o esposa secundaria, con derechos y protección legal. (Deuteronomio 21:10-17; compárese con Éxodo 21:7-11.) Los hijos de aquella concubina legal eran legítimos y podían recibir herencia. Los 12 hijos de Jacob, antepasados de las 12 tribus de Israel, fueron la prole de las esposas y las concubinas legales de Jacob. (Génesis 30:3-13.)
El procedimiento era que después que las vírgenes estuvieran con el rey persa iban a la casa de las concubinas. Esto indica que llegaban a ser sus esposas secundarias.
¿Qué hay de Ester? La Biblia no dice que ella durmiera con el rey y así se hubiera conseguido su favor. No dice que fue llevada a la casa de las concubinas, sino que dice sencillamente: “Entonces Ester fue llevada al rey Asuero, en su casa real [...] Y el rey llegó a amar a Ester más que a todas las demás mujeres”. Recuerde que anteriormente, sin haber transigido ni perdido su virtud y virginidad mediante cometer inmoralidad sexual, ella se había ganado la “bondad amorosa” de “Hegai el guardián de las mujeres”. Además: “Durante todo aquel tiempo Ester continuamente se granjeaba favor a los ojos de todos los que la veían”. (Ester 2:8, 9, 15-17.) De modo que es patente que Ester impresionó al rey y se ganó el respeto de él tal como se había ganado el respeto de otras personas.
¡Cuán agradecidos podemos estar de tener los hechos y detalles que la Biblia nos provee! Aunque estas cosas sucedieron hace miles de años, tenemos razón para confiar en que Ester obró con verdadera virtud y en conformidad con los principios piadosos.