Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo controlar el genio?
“Tengo muy mal genio. Me encolerizo, y acto seguido digo cosas horribles a las personas a quienes quiero de veras. Trato de no hacer caso de resentimientos pequeños, y no obstante, se acrecientan. Después de haber estallado, me siento culpable”.— Muchacha adolescente.
NO HAY ninguna duda; controlar el genio puede ser una verdadera lucha. Por ello, no sorprende que algunas personas que trabajan en psiquiatría hayan afirmado que es bueno que uno dé rienda suelta a su mal genio de vez en cuando. Esto supuestamente ‘aumenta la estimación propia’ y ‘aclara malentendidos’ en lo que respecta a tus relaciones con otras personas. Incluso algunos dicen que reprimir la cólera es malo para la salud.
Sin embargo, la Biblia dice: “Que se quiten toda amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa”. (Efesios 4:31.) Entonces, ¿qué consejo es mejor? ¿Es realmente posible que uno controle su genio aun cuando se halle bajo fuerte provocación?
¿Es tu genio un instinto primitivo?
Detrás de muchas teorías acerca de la cólera está la creencia en la teoría de la evolución. Algunos creen que la cólera es un vestigio heredado de nuestros antepasados primitivos, un instinto incontrolable. Carol Tavris dice en su libro Anger: The Misunderstood Emotion: “Las teorías de Darwin representan un punto de viraje crucial en el pensamiento occidental, pues cuando la creencia de que se puede controlar la cólera —o hasta que se tiene que controlar— dio lugar a la creencia de que no se puede controlar, solo medió un paso para llegar a la convicción actual de que no se debe controlar”.
Por ello algunas personas aconsejan: “¡Exterioriza tu cólera!”, “¡Desahógate!”. Pero, ¿ha resultado ser útil este consejo? Por una parte se sigue acumulando la evidencia contra la teoría de la evolución. Y por otra parte la señora Tavris y otros investigadores expresan dudas acerca del punto de vista de que hay que ‘sacar todo lo que uno tiene dentro’. Carol Tavris hace la siguiente observación: “Me doy cuenta de que las personas que están más inclinadas a dar rienda suelta a su ira se ponen más furiosas, no menos. Observo que hay una gran cantidad de sentimientos heridos entre las personas que son objeto de la ira.”
El libro Behind Closed Doors: Violence in the American Family se expresa en términos similares, basándose en un estudio efectuado en más de mil matrimonios. Los autores descubrieron que el dar rienda suelta a la cólera distaba mucho de ser algo que tranquilizase. Por el contrario, la agresión verbal llevaba a menudo a la agresión física. ¿Por qué? Porque la cólera engendra más cólera. Así pues, esa investigación confirma lo que el escritor bíblico dijo hace siglos: “Un hombre enfurecido suscita contienda, pero el que es tardo para la cólera apacigua la riña”. (Proverbios 15:18; compárese con Pr 29:22.)
“Estén airados, y, no obstante, no pequen”
De modo que la cólera no es una especie de instinto animal incontrolable. Se puede y se debe controlar. Sin embargo, ¿significa esto que de alguna manera podemos ser inmunes a la provocación, es decir, estar desprovistos de sentimientos o emociones? No, puesto que en Efesios 4:26 la Biblia reconoce que a veces nos sentiremos justificadamente encolerizados: “Estén airados, y, no obstante, no pequen”.
Pero, fíjate que lo que la Biblia condena no es la cólera, sino el permitir que la cólera controle nuestras acciones. Proverbios 29:22 dice: “Cualquiera dispuesto a la furia tiene muchas transgresiones”. Por ello, más que alimentar la cólera, ‘logra el dominio sobre ella’. (Compárese con Génesis 4:7.) Por ejemplo, imagínate a ti mismo en una situación que te hace hervir la sangre. ¿Cómo puedes ‘mantenerte calmado hasta lo último’? (Proverbios 29:11.) Al principio podrías probar el antiguo consejo de ‘contar hasta diez’... o hasta donde te sea necesario contar para tranquilizarte.
En un artículo de la revista ’Teen se recomienda además: “Gasta parte de esa energía colérica dando un largo paseo [...]. Haz lo que más te relaje: sea escuchar música, darte un baño caliente o ver una película”. Mejor aún, acude a Jehová Dios en oración pidiéndole ayuda para permanecer calmado. “Y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales”. (Filipenses 4:7.) Además, puedes leer la Biblia o publicaciones basadas en ella, como esta revista y su compañera La Atalaya.
‘Retarda la cólera’
En Proverbios 19:11 leemos: “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera”. (Compárese con Proverbios 14:29.) La perspicacia es la facultad de examinar una situación, e implica estar en posesión de todos los hechos de un asunto antes de actuar. Si eres perspicaz quizá te des cuenta de que en realidad hay pocos motivos para que te sientas ofendido.
Por ejemplo, imagínate que tus amigos se retrasan en pasar a recogerte para ir a ver una película. Entonces comienzas a pensar en todas las otras ocasiones en que esto te ha sucedido, y cuanto más piensas en ello más irritado te sientes. Cuando por fin ellos llegan, ¿qué haces? ¿Les dices cuatro verdades... o averiguas por qué llegaron tan tarde? Probablemente habrá una buena razón. Por lo tanto, el tener perspicacia puede evitar un estallido de mal genio.
La perspicacia también podría incluir tomar tiempo para sopesar las consecuencias de montar en cólera. Considera el relato bíblico referente al rey David. Cuando un hombre llamado Nabal despreció la bondad de David, este planeó de manera impulsiva desquitarse por medio de asesinarlo. No obstante, Abigail, la esposa de Nabal, le imploró a David que considerase las consecuencias de derramar sangre inocente. David desistió de sus planes y le dijo a Abigail: “Bendita sea tu sensatez, y bendita seas tú que me has restringido este día de entrar en culpa de sangre”. (1 Samuel 25:2-33.)
El considerar las consecuencias de un estallido de cólera también podría protegerte a ti de agravar innecesariamente un desacuerdo con alguien que ocupe un puesto de autoridad, como un maestro o un patrono. Salomón dijo: “Si el espíritu de un gobernante se levantara contra ti, no dejes tu propio lugar, porque la calma misma templa grandes pecados”. (Eclesiastés 10:4.) E incluso cuando consideres el desquitarte de alguien que sea tu igual, recuerda lo que dice la Biblia: “No digas: ‘Tal como me hizo, así voy a hacerle a él’”. (Proverbios 24:29.)
Otra manera de retardar la cólera es vigilar con qué alimentas la mente. Muchos programas de televisión están cargados de violencia. Es cierto que muchas personas creen que la violencia representada en la televisión y en las películas solamente afecta a quienes ya tienen esta tendencia. Sin embargo, un equipo investigador afirma que “tiende a afectar a todos los espectadores”. (How to Live With —And Without—Anger, de Albert Ellis.)
Asimismo, la Biblia aconseja en Proverbios 22:24, 25: “No tengas compañerismo con nadie dado a la cólera; y con el hombre que tiene arrebatos de furia no debes entrar, para que no te familiarices con sus sendas y ciertamente tomes un lazo para tu alma”. ¿Disfrutas de la compañía de las personas ‘dadas a la cólera’? Entonces no te sorprendas si tienes dificultades para controlar el genio. El libro How to Live With —And Without—Anger, recomienda que busques “buenos ejemplos en tu entorno [...] personas que estén resueltas a superar los aspectos desagradables de la vida y que se afanen por conseguirlo. Habla con esas personas. Trata de aprender de ellas cómo consiguen mantenerse razonablemente calmadas frente a las irritaciones de la vida”.
Cólera procedente de nuestro interior
No obstante, el que uno sencillamente se calme a sí mismo puede que no consiga mantener restringida la cólera por mucho tiempo. El profesor de psicología Richard Lazarus, escribiendo acerca de esto dijo: “No es necesario que una emoción surja por algo procedente del mundo exterior. Puede ser producto de los propios pensamientos de la persona”. Por ejemplo, una joven reconoce que su cólera se debe a menudo a que da muchas vueltas a las cosas que le molestan de cierta persona. “Repaso cada detalle, y noto que voy sintiéndome cada vez más enojada. Me pongo nerviosa y tensa interiormente. Me estropea todo el día, y me siento deprimida”.
El considerar posteriormente con un amigo algo que nos ha irritado puede tener el mismo resultado, haciendo que la cólera resurja. A veces lo mejor que se puede hacer es ir a la misma fuente de irritación y tratar de corregir el asunto. ¿Te ha ofendido alguien? Si no puedes olvidar el problema, habla con esa persona y trata de resolverlo. (Compárese con Mateo 5:23-26.) A menudo resulta que solo ha sido cuestión de un malentendido.
Puede que sufras muchas provocaciones. No obstante, con perspicacia puedes mantener esos asuntos en su perspectiva debida. Puedes aprender a convertir los sentimientos destructivos en acciones productivas. Sí, ¡tú puedes controlar el genio!
[Fotografía en la página 23]
¿Evitas la compañía de los que son dados a la cólera?