“Regocíjate con la esposa de tu juventud”
“Regocíjate con la esposa de tu juventud [...]. ¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña[?]” (PROVERBIOS 5:18, 20.)
1, 2. ¿Por qué puede decirse que el amor romántico entre marido y mujer es bendito?
EN LA Biblia, las relaciones sexuales no son un tema tabú. Por ejemplo, en Proverbios 5:18, 19 leemos: “Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud, una amable cierva y una encantadora cabra montesa. Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente”.
2 En este pasaje, la expresión “fuente de aguas” se refiere a la fuente de placer sexual. Se dice que es bendita debido a que el sentimiento de amor romántico y éxtasis que disfruta la pareja casada es un regalo de Dios. Sin embargo, este grado de intimidad debe reservarse exclusivamente al ámbito del matrimonio. De ahí que Salomón, rey del antiguo Israel y uno de los escritores del libro de Proverbios, hiciera esta pregunta retórica: “¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar el seno de una extranjera?” (Proverbios 5:20).
3. a) ¿Cuál es la triste realidad de muchos matrimonios? b) ¿Cómo ve Dios el adulterio?
3 El día de su boda, un hombre y una mujer se comprometen solemnemente a amarse y ser fieles el uno al otro. Pero la triste realidad es que el adulterio acaba destrozando muchos matrimonios. De hecho, tras analizar veinticinco estudios sobre el tema, una investigadora concluyó que “el 25% de las mujeres y el 44% de los hombres han tenido aventuras extramaritales”. El apóstol Pablo advirtió: “No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres [...] heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9, 10). No hay duda alguna: el adulterio es un pecado grave a los ojos de Jehová. Por eso, los siervos de Dios deben evitar a toda costa la infidelidad marital. ¿Qué nos ayudará a mantener ‘el matrimonio honorable, y el lecho conyugal sin contaminación’? (Hebreos 13:4.)
Cuidado: el corazón es traicionero
4. ¿De qué maneras podría un cristiano casado envolverse en una relación extramatrimonial sin darse cuenta?
4 En el degradado ambiente moral de hoy día, muchas personas “tienen ojos llenos de adulterio, y no pueden desistir del pecado” (2 Pedro 2:14). Por ello, buscan deliberadamente tener relaciones románticas fuera del matrimonio. En algunos países ha aumentado la presencia femenina en el mundo laboral, y el hecho de que personas de ambos sexos trabajen juntas ha abonado el terreno para los llamados “romances de oficina”. Además, gracias a Internet, hasta los más tímidos pueden entablar amistades íntimas en las salas de charla. El caso es que muchos casados caen en estas trampas sin darse cuenta.
5, 6. ¿Cómo llegó a encontrarse una cristiana en una situación peligrosa, y qué nos enseña su experiencia?
5 Veamos cómo una cristiana a la que llamaremos María se vio en una situación que casi la hizo caer en la inmoralidad sexual. Su cónyuge, que no es testigo de Jehová, mostraba muy poco afecto a su familia. María recuerda que hace unos años conoció a un compañero de trabajo de su esposo, un hombre muy atento que, posteriormente, hasta expresó cierto interés en las creencias religiosas de ella. “Era tan agradable, tan distinto a mi esposo”, comenta. No pasó mucho tiempo antes de que María y el compañero de su marido comenzaran a sentir algo el uno por el otro. “No he cometido adulterio —razonaba ella—, y él tiene interés en la Biblia. Quizás yo pueda ayudarlo.”
6 Antes de que sus sentimientos la condujeran al adulterio, María abrió los ojos (Gálatas 5:19-21; Efesios 4:19). Escuchó la voz de su conciencia y corrigió la situación. Su experiencia nos enseña que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado” (Jeremías 17:9). La Biblia exhorta: “Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón” (Proverbios 4:23). ¿Cómo podemos hacer eso?
‘Sagaz es el que procede a ocultarse’
7. Al ayudar a alguien que atraviesa dificultades en su matrimonio, ¿qué consejos bíblicos nos servirán de protección?
7 “El que piensa que está en pie, cuídese de no caer”, escribió el apóstol Pablo (1 Corintios 10:12). Y Proverbios 22:3 declara: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse”. En vez de confiarse y pensar: “A mí no me va a pasar”, lo más prudente es prever las situaciones que pudieran causar problemas. Por ejemplo, no se convierta en el único confidente de alguien del sexo opuesto que esté atravesando dificultades en su matrimonio (Proverbios 11:14). Dígale a la persona que es mejor que hable de esos problemas con su cónyuge, con un cristiano maduro de su mismo sexo que desee que su unión perdure o con los ancianos (Tito 2:3, 4). A este respecto, los ancianos de las congregaciones de los testigos de Jehová ponen el ejemplo: si uno de ellos debe hablar en privado con una hermana cristiana, lo hace en un lugar público, como en el Salón del Reino.
8. ¿Qué precauciones es necesario tomar en el lugar de empleo?
8 Tanto en su lugar de empleo como en cualquier otro lugar, tenga cuidado con situaciones que puedan propiciar relaciones demasiado estrechas. Por ejemplo, trabajar horas extras en compañía de alguien del otro sexo puede dar pie a que se presenten tentaciones. Como persona casada, usted debe dejar bien claro con sus palabras y conducta que no le interesa en lo más mínimo ningún tipo de aventura amorosa. Puesto que usted sigue tras la devoción piadosa, no tratará de atraer la atención coqueteando ni vistiéndose o arreglándose de manera poco modesta (1 Timoteo 4:8; 6:11; 1 Pedro 3:3, 4). Tener a la vista en su área de trabajo fotografías de su cónyuge y sus hijos les recordará a usted y a los demás cuáles son sus prioridades. Resuélvase a no alentar jamás —o siquiera tolerar— ninguna insinuación romántica (Job 31:1).
“Ve la vida con la esposa que amas”
9. ¿Qué cadena de sucesos puede hacer que una nueva relación romántica resulte atrayente?
9 Para salvaguardar el corazón, sin embargo, no basta con evitar las situaciones peligrosas. Una atracción romántica hacia alguien que no es el cónyuge podría ser indicación de que uno de los miembros de la pareja no está atento a las necesidades del otro. Quizá él nunca le preste atención a su esposa, o puede que ella esté siempre criticando a su marido. De repente, otra persona —ya sea en el trabajo o hasta en la congregación cristiana— parece poseer precisamente las cualidades que le faltan al cónyuge. Los sentimientos románticos no tardan en surgir, y la nueva relación se vuelve tan atrayente que resulta casi irresistible. Esta sutil cadena de sucesos confirma la veracidad de la siguiente declaración bíblica: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo” (Santiago 1:14).
10. ¿Cómo pueden los cónyuges fortalecer su matrimonio?
10 En vez de buscar fuera del matrimonio la forma de satisfacer sus deseos —ya sean de cariño, amistad o apoyo en tiempos difíciles—, uno debe esforzarse por fortalecer los lazos de amor con su cónyuge. Por lo tanto, haga todo lo posible por pasar tiempo con su pareja y así estrechar la relación. Reflexione en por qué se enamoró de esa persona. Trate de revivir el cariño que una vez sintió por quien ahora es su cónyuge. Piense en los buenos momentos que pasaron juntos. Ore a Dios al respecto. Haga como el rey David, quien en uno de sus salmos imploró a Jehová: “Crea en mí hasta un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante” (Salmo 51:10). Determínese a seguir esta exhortación bíblica: “Ve la vida con la esposa [o el esposo] que amas, todos los días de tu vida [...] que [Dios] te ha dado bajo el sol” (Eclesiastés 9:9).
11. ¿Por qué son importantes para fortalecer el matrimonio el conocimiento, la sabiduría y el discernimiento?
11 Algo que también debe tenerse en cuenta a fin de fortalecer el vínculo conyugal es el valor del conocimiento, la sabiduría y el discernimiento. Proverbios 24:3, 4 dice: “Con sabiduría se edifica la casa, y con discernimiento resulta firmemente establecida. Y con conocimiento los cuartos interiores se llenan de todas las cosas preciosas y agradables de valor”. Entre las cosas valiosas que llenan un hogar feliz figuran el amor, la lealtad, el temor piadoso y la fe. Y para adquirir estas cualidades, es preciso tener conocimiento de Dios. Por consiguiente, ambos cónyuges deben ser buenos estudiantes de la Biblia. ¿Y qué hay de la sabiduría y el discernimiento? ¿Son importantes también? Claro que sí, pues para enfrentarse con éxito a los problemas cotidianos se necesita sabiduría, es decir, la capacidad de aplicar el conocimiento de las Escrituras. Además, si la persona tiene discernimiento, será capaz de comprender lo que piensa y siente su cónyuge (Proverbios 20:5). Mediante Salomón, Jehová nos exhorta: “Hijo mío, oh de veras presta atención a mi sabiduría. A mi discernimiento inclina tus oídos” (Proverbios 5:1).
Cuando hay “tribulación”
12. ¿Por qué no sorprende que las parejas casadas tengan problemas?
12 Ningún matrimonio es perfecto. La Biblia incluso indica que las personas casadas tendrán “tribulación en la carne” (1 Corintios 7:28). Así es: factores como las inquietudes, las enfermedades y la oposición someten a tensión a la pareja. Ahora bien, ¿qué hay que hacer cuando surgen problemas? Es necesario buscar las soluciones juntos, como esposos leales que procuran agradar a Jehová.
13. ¿En qué campos pueden analizarse los cónyuges?
13 Pero ¿y si la tensión en el matrimonio se debe a la manera en que ambos se tratan? En ese caso, solucionar el problema va a requerir esfuerzo. Por ejemplo, puede ser que la rudeza al hablar se haya infiltrado en su matrimonio y ahora sea algo habitual (Proverbios 12:18). Como vimos en el artículo anterior, esta costumbre tiene consecuencias desastrosas. Un proverbio bíblico dice: “Mejor es morar en tierra desértica que con una esposa contenciosa junto con irritación” (Proverbios 21:19). Si usted es una mujer casada y siente que su matrimonio tiene ese problema, hace bien en preguntarse: “¿Me comporto de tal forma que a mi esposo le resulta difícil estar conmigo?”. Por otro lado, la Biblia exhorta a los esposos: “Sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas” (Colosenses 3:19). Usted, como esposo, podría preguntarse: “¿Trato a mi esposa con frialdad, de modo que se vea tentada a buscar consuelo en otra parte?”. Por supuesto, la inmoralidad sexual no tiene ninguna justificación. Pero la posibilidad de que ese hecho tan lamentable ocurra es una buena razón para hablar de los problemas con franqueza.
14, 15. ¿Por qué buscar consuelo fuera del matrimonio no es la salida a los problemas de la pareja?
14 Buscar consuelo en una relación extramatrimonial no es la salida a los problemas maritales. ¿A dónde podría llevar tal relación? ¿A otro matrimonio mejor? Quizá algunos así lo crean. “Al fin y al cabo —puede que argumenten—, esta persona tiene las cualidades que yo espero de un cónyuge.” No obstante, este razonamiento es engañoso, pues cualquiera que esté dispuesto a abandonar a la persona con la que se casó —o le anime a usted a hacerlo— demuestra una grave falta de respeto por la santidad del matrimonio. Por lo tanto, es poco realista creer que de esa relación surgirá un matrimonio mejor.
15 María, mencionada antes, reflexionó seriamente en las graves consecuencias de sus actos, como el que ella o alguien más perdiera el favor de Dios (Gálatas 6:7). “Cuando me puse a pensar en lo que sentía por el compañero de trabajo de mi esposo —recuerda María—, comprendí que yo estaba echando por tierra cualquier posibilidad de que aquel hombre llegara a conocer la verdad. El pecado tendría terribles consecuencias para todos los implicados y sería motivo de tropiezo para otras personas.” (2 Corintios 6:3.)
La razón más poderosa
16. ¿Cuáles son algunas repercusiones de la impureza moral?
16 La Biblia advierte: “Como panal de miel los labios de una mujer extraña siguen goteando, y su paladar es más suave que el aceite. Pero el efecto que después viene de ella es tan amargo como el ajenjo; es tan agudo como una espada de dos filos” (Proverbios 5:3, 4). Así es, las repercusiones de la impureza moral son dolorosas, y hasta pueden ser mortíferas. Entre ellas figuran una conciencia atormentada y las enfermedades de transmisión sexual, por no hablar del grave daño emocional que la persona infiel causa a su cónyuge. Sin lugar a dudas, estas son buenas razones para ni siquiera empezar a caminar en una senda que puede conducir a la infidelidad marital.
17. ¿Cuál es la razón más poderosa para mantenerse fiel al cónyuge?
17 Sin embargo, la razón fundamental por la que no se debe ser infiel es que Jehová lo condena, y él es quien ha fundado el matrimonio y ha otorgado las facultades sexuales a los seres humanos. Por medio del profeta Malaquías, Jehová asegura: “Me acercaré a ustedes para el juicio, y ciertamente llegaré a ser testigo veloz [...] contra los adúlteros” (Malaquías 3:5). Por otra parte, Proverbios 5:21 declara: “Los caminos del hombre están enfrente de los ojos de Jehová, y él está contemplando todos sus senderos trillados”. En efecto, Jehová lo ve todo, pues “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Por lo tanto, la razón más poderosa para mantenerse fiel al cónyuge es que cualquier acto de inmundicia sexual perjudica nuestra relación con Jehová, sin importar lo bien que guardemos el secreto o lo poco que parezca afectarnos en sentido físico o en el ámbito social.
18, 19. ¿Qué aprendemos de la experiencia de José y la esposa de Potifar?
18 El deseo de no perder nuestra relación pacífica con Dios es un incentivo muy poderoso. Así lo demuestra el ejemplo de José, uno de los hijos del patriarca Jacob. Él se ganó el favor de Potifar, oficial de la corte del faraón de Egipto, y llegó a tener un puesto privilegiado en su casa. Recordemos que era un joven “de hermosa figura y de hermosa apariencia”, un hecho que no le pasó inadvertido a la esposa de Potifar. Día tras día ella intentaba seducirlo, pero no logró nada. ¿Qué motivó a José a rechazar sus proposiciones inmorales? La Biblia relata: “Él rehusaba, y decía a la esposa de su amo: ‘Mira que mi amo [...] no ha retenido de mí cosa alguna salvo a ti, porque eres su esposa. Así es que, ¿cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?’” (Génesis 39:1-12).
19 José, quien no estaba casado, es un ejemplo de castidad, pues se negó a tener relaciones con la esposa de otro hombre. A este respecto, Proverbios 5:15 dice a los esposos: “Bebe agua de tu propia cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo”. Los dos cónyuges deben tener cuidado de no desarrollar —quizá sin darse cuenta— sentimientos románticos hacia otra persona. Esfuércense por fortalecer los lazos de amor en su matrimonio, y pongan todo su empeño en resolver sus dificultades conyugales. Por encima de todo, sigan la exhortación bíblica: “Regocíjate con la esposa [o el esposo] de tu juventud” (Proverbios 5:18).
¿Qué ha aprendido?
• ¿De qué maneras podría un cristiano envolverse en una relación extramatrimonial sin apenas darse cuenta?
• ¿Qué precauciones son esenciales para no desarrollar sentimientos románticos por alguien que no sea el cónyuge?
• ¿Qué deben hacer las parejas casadas para resolver sus problemas?
• ¿Cuál es la razón más poderosa para serle fiel al cónyuge?
[Ilustración de la página 26]
El lugar de empleo puede convertirse en un terreno fértil para los romances de oficina
[Ilustración de la página 28]
‘Con conocimiento los cuartos interiores se llenan de cosas agradables’